marianita y su hermana 4 ( amor filial)

pelusaalt

Virgen
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(sigue de "Sexo con Marianita 3"
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La mañana siguiente me levanté tipo 9, y cagado de hambre. Me escapé a la cocina. Mariana y la hermana no tenÃ*an un pomo en la heladera. Sólo agua saborizada. AsÃ* que agarré las llaves de Mariana (que seguÃ*a durmiendo) y fui a buscar una panaderÃ*a para comprar facturas o algo.

Cuando volvÃ* entré en silencio para no despertar a nadie, y me mandé para la cocina para poner a calentar agua para el té. AhÃ* estaba Caro, la hermana de Mariana, recién levantada. TenÃ*a puesto sólo una remerita rosa, una tanga negra y pantuflas.

El culo era redondito (el de Mariana es muy parecido pero más paradito, este es más hacia los costados). Cuando me escuchó se dio vuelta.

-Ayy, pensé que te habÃ*as ido.
Se le veÃ*an los pezones parados a través de la remera que usaba sin corpiño. Pero hice como si no hubiese visto nada.

-Fui a comprar facturas para desayunar. No hice ruido para no despertarlas. Pensaba darles la sorpresa. Sorry.
-No, gracias. Igual te escuché salir, me voy a vestir y la despierto a Mariana y desayunamos.
-Te perece? Dejála dormir un cacho si querés. Le guardamos alguna factura.
Se rió.
-Bueno.

Volvió al rato. Con un pantalón de pijama y una camperita de algodón encima de la remera.
-Le avisé a Mariana. Pero me parece que no me dio bola. A ésta le cuesta levantarse.
-Estaba cansada…
-No es para menos,-tiró ella provocadora.

No contesté. A veces mejor hacerse el boludo. Yo ya habÃ*a preparado el té. Al rato apareció Mariana. Desayunamos.
-Gracias Gor por el desayuno. Sos lo más sabés?
Y me dio un beso.

-No cuenten monedas delante de los pobres,- metió la hermana.
-Qué hablas, vos tenés novio
-SÃ*, pero ya no me da bola. Y de hacer el desayuno olvidáte.
-Pero a Maxi no te lo prestó… olvidáte.
Caro se rió.

-Que egoÃ*sta nena. Yo te doy todo.
-No se peleen. Tampoco valgo tanto,-intervine.
-No te hagas el humilde, en el laburo están todas locas con vos,- metió Mariana.
-Quién?
-Mejor no te digo. A ver si les empezás a dar bola.
-Para qué. Ya tengo a la que quiero.
Mariana me abrazó y comió la boca. Recalentona.

-Me voy. Se me hace tarde.
Saludé a la hermana.
-Nos vemos el sábado?,- dijo Caro.
-Vos venÃ*s?
-SÃ*, voy con MartÃ*n y Ximena…..una amiga que tenemos en común, aclaró.
-Bueno nos vemos.
-Chau lindo,- me besó Mariana otra vez y me apretó el culo.
Me fui con el ego infladÃ*simo, como si hubiese dormido con las dos.

A la tarde no aguanté y le conté a dos pibes del laburo que son amigos lo de la noche anterior (Nacho y El Colo). Me quemaron la cabeza con que me comiera a la hermana (como si fuese fácil…). Y se engancharon para el sábado.

Aparecimos por el boliche tipo 3. Antes habÃ*amos ido a comer al depto de Nacho en Palermo. Mariana me habÃ*a cagado a mensajes de texto. “No me falles que mis amigas te quieren conocerâ€�. La tÃ*pica.

Entramos. Ellas estaban sentadas en la parte de arriba en un livingcito. Mariana y tres amigas. La hermana y el novio.
Le presenté a los chicos. Y ella a sus amigas.

Ximena tenÃ*a la misma edad de Caro, 24. Era rubia castaña. Alta, 1,70m, flaca. Más bien palito. Con las gomas hechas. El culo no estaba mal, pero a mi me gustan más culonas. Eso sÃ*, cara de me gustan todas y voy al frente.
Tenia puestos unos jeans chupines, y una remerita.

Flavia (20), amiga de Mariana, era un poco más alta que ella. Un avión. Gomas, culo. Ojos marrones, pelo castaño oscuro. Pantalón ajustado blanco (con ese ojete!).

La tercera era más gordita. Chechu (18), le dicen, pero se llama Carolina. Tetona, corchito. PÃ*cara de cara. Era la más encordelada de las tres. No soltaba el vaso.

-No mintió, sos un bombón,- tiró cuando me saludó.
Se rieron las tres.
-Boluda calláte,- le dijo Mariana. Y mirándome a mi: -no les des bola, ya va por el tercer trago.
-No estoy en pedo…, quieren (les ofreció a Nacho y el Colo para tomar).

Nacho aceptó. El Colo no le sacaba los ojos a Flavia.
-Aflojá (le dije al oÃ*do).
-Sorry. La mina es una máquina. Terrible perra. En realidad están todas buenas. La rubia también. Mariana está de 10. Te felicito.
-Vos también estás borracho?
-Naa.

Nacho se sentó entre Chechu y Ximena y se puso a charlar con las dos. Nostros nos sentamos al lado de Caro y MartÃ*n. El Colo seguÃ*a embobado. Al rato Caro fue al baño con Flavio y Mariana.

-Lo que están las pendejas,- intervino MartÃ*n que habÃ*a escuchado evidentemente los comentarios del Colo.
-Seee. Tenemos que armar una fiestita con éstas minas,- largó el Colo (yo casi lo mato por el exceso de sinceridad). Pero me reÃ*.

-A todas éstas les encanta la pija,- contestó MartÃ*n. Y la verdad es que me hizo sentir medio incómodo.
-La que más va al frente es Ximena, tu amigo eligió bien,- me dijo MartÃ*n a mi. Nacho charlaba con las dos, pero a Ximena le daba más bola, era obvio. La mina parecÃ*a interesada.

Mariana, Caro y Flavio volvieron del baño.
Caro se sentó arriba de MartÃ*n y al rato se lo empezó a transar. Yo me acerqué a Mariana y Flavia con el Colo, que le tiró un par de centros a ésta. Pero la mina no le dio bola.
-Está SofÃ*a (me dijo el Colo en un momento al oÃ*do).

Era una pendeja que me habÃ*a comido. Rubia, flaquita, sin mucha teta. Me habÃ*a regalado su virginidad anal. Pero no garchaba bien. Era más que nada un culito apretado. Pero ella estaba loquita conmigo. Me llamaba todo el tiempo. QuerÃ*a ser mi novia… O sea: no la llamé más.

-Andá a saludarla, por ahÃ* te la comés vos y me la saco definitivamente de encima,- le contesté.
-Acompañame y presentame, que está con la amigas.
-Estás en pedo. Estoy con Mariana.
-Dale, no seas puto.

Nos escapamos un rato con cualquier excusa y fui a saludarla. La pendeja estaba más linda. Pasas siempre con las minas a las que no les das más bola y te las volvés a encontrar. Se lo dije y se puso recontenta.
-Me hice las lolas hace un mes.
-Veo. Ya las estrenaste.
-No. Estaba pensando en llamarte. AsÃ* las estrenamos juntos.

ServidÃ*sima. Me hubiese ido con Sofi (asÃ* la llaman las amigas) a casa, pero era el fin con Marianita. Y la preferÃ*a a Marian. AsÃ* que le dije que me llamara en la semana, que estaba con unos amigos, que la invitaba a comer a casa. Y volvÃ* a la mesa. El Colo no me siguió, hablaba con una amiga de SofÃ*a. Pero sin mucha suerte tampoco.

-Quien era esa mina?, preguntó Mariana celosa.
-Una pendeja con la que salÃ*. El Colo me rompió las bolas para que le presente a las amigas.
-No te hagas el boludo.
-No me interesa, si te tengo a vos.

Nos besamos un rato. En el sillón de enfrente la hermana estaba subida al novio con las piernas abiertas a los costados. ParecÃ*a que en cualquier momento se iban a garchar ahÃ* mismo.

Los miré, Ximena vió mi mirada y se rió. “Están como locos�.�Mejor los dejamos solos�, metió Chechu. Fuimos todos a la barra. Pero el rato Nacho se giró para hablar sólo con Ximena. Yo me quedé con Chechu y Marian.

La pendejita borracha era un cago de risa. “Te gustan mis tetasâ€�, me preguntó en un momento que le miré el escote. “Están buenÃ*simasâ€�, le contesté. “No se la sigas que está borrachaâ€�, intervino Mariana. “Un piquito y me calmoâ€�, pidió Chechu.

La miré a Mariana. “Uno�, largó. Pensé que iba decir que no pero también estaba tomada y le pareció gracioso. Le di un pico. La pendeja trató de meterme la lengua. “Listo�, gritó Marian, pero no estaba enojada.

Seguimos cagándonos de risa un cacho. El Colo vino al rato. No habÃ*a tenido éxito. Llegó la hora de irnos. “te vas con ellosâ€�, preguntó Mariana. “SÃ*, mañana hablamosâ€�. Pero cuando volvimos a buscar las cosas, Caro y el novio se habÃ*an ido. Ximena y Nacho cuidaban las cosas.

Mariana lo puteó al cuñado. No me quedó otra que ofrecerme a llevarlas. Ximena tenÃ*a auto. Pero me dio cosa. Y la llevé a Flavia (de pasada) y a Mariana a la casa (Ximena y Chechu vivÃ*an cerca).

Cuando llegamos a los de Marian me dijó “subÃ*, hoy no de diste bolaâ€�. “Vamos a casaâ€�, le dije. “No dale, subÃ* un ratitoâ€�. SubÃ*, obvio. Apenas abrimos la puerta, escuchamos los gemido que venÃ*an del cuarto.

“Mejor me voyâ€�, dije. “Noo, peor, si me dejás con los gemidos de estos me voy a tener que tocar solitaâ€�. Me quedé ahÃ* parado. Escuchaba los gemidos de Caro. “Vamos al cuartoâ€�. Apenas entramos al cuarto Mariana se arrodilló en el piso, me desabrochó el jean como una desesperada y me empezó a chupar la pija, que estaba dura desde que escuché a la hermana gemir.

Era como estar en un telo pero con el morbo de a la que le están dando al lado es a tu cuñada. Mariana chupaba la pija como los dioses. La tenÃ*a súper ensalivada, iba y venÃ*a rápido. Se la comÃ*a, me pajeaba. Acabé en su boca y se la tragó. Después subió y me dio un beso.

Prefiero no dar besos a bocas recién enlechadas pero después de ese pete… La tiré en la cama, le abrÃ* las piernas y el vestidito mini (una remera ajustada larga en realidad) que tenÃ*a se le subió. TenÃ*a la tanga blanca empapada. Se la corrÃ* y le empecé a chupar la concha. Se mordÃ*a los labios para no gritar. Igual dudo que los de al lado nos hubiesen escuchado.

De pronto se escuchó a la hermana decir “No, por ahÃ* noâ€�. Dale puta, dame el ortoâ€�. Era la voz de MartÃ*n. El pibe era más alto que yo y medio musculoso. Caro era bajita. Me dio ganas de gritarle “rompéle el orto por la fuerza!!â€�. Pero no hizo falta. “Ayyy!!!! Despaciooooâ€�. El pibe me habÃ*a leÃ*do el pensamiento.

Caliente le metÃ* un dedo a Marianita por el culo y después dos, mientras la seguÃ*a chupando. De al lado llegaban los “Ayyy, no, nooooâ€� de la hermana.

Saqué la pija, me le subÃ*a a Mariana que tenÃ*a las patas abiertas y la bombacha corrida y se la clavé en la concha. Me dio un beso de lengua. “Gracias, ya no querÃ*a que me chupases más, querÃ*a esa pijaâ€�. Me la garché despacio. Estaba concentrado en lo de al lado.

“Acabá, dale acabáâ€�, gritaba Caro. “Dale que no puedo más, me duele muchoâ€�. Pensé que el pibe con lo que habÃ*a tomado no iba a acabar más, que le iba a seguir rompiendo el orto media hora más. Me dio pena por la mina pero el morbo en esos momentos puede más y me puso a mil. Saqué la pija de la concha y se la enfilé al orto Marianita.

-Ayy, me la pusiste por la cola,- largó apenas le clavé la punta. TenÃ*a una cara de vicio y los ojos se le iban a blanco. Se la enterré toda.

-Seeeeeee,-largó Mariana rompiendo el silencio.
Me quedé quieto, en realidad esperando la reacción de los de al lado que seguramente nos habÃ*an escuchado.
Un segundo y después se reanudaron los gritos de Caro.
El pibe debe haber escuchado, y a mil, le habÃ*a empezado a reventar el culo, porque la hermana de Marian empezo a gritar como loca. Era casi como si llorara.

Yo me empecé a culiar a Mariana. Y sentÃ* que se venÃ*a la acabada. Le tiré un par de chorros de lechota en ese culo hermoso. Mariana se empezó a pajear a lo loca. “Ayy, un poquito más, estaba ahÃ*â€�. Al lado los gritos habÃ*an cesado. O con la pija entumecida pero todavÃ*a dura le di al culito de Mariana hasta que acabó.

-Ayy, quiero que sigas!!!!, me dijo Mariana. -Quedé re caliente.
-Estás re pilas!
-SÃ*, y vos ya acabaste dos veces. Me voy a quedar con las ganas.
-Aguantáme un ratito,-supliqué.
-No, lindo, me encantó. Sos lo más.
Se rió.
-Los gritos de esta puta me pusieron a mil,- dijo riéndose.
-A mi también-, sonreÃ*.
-SÃ* ya se.
Me dio un beso que casi me hace revivir la pija que seguÃ*a clavada en su culo.
-Se te para de nuevo?
Con la calentura que tenÃ*a yo era posible.
-Puede ser…
Ella apretó el culo.
-Ayy guacha.

Mientras nosotros estábamos acaramelados (perdón por la cursilerÃ*a pero es la palabra que mejor describe la situación), empezaron las putiadas en el cuarto de al lado. Nos quedamos callados escuchando. Caro lo puteaba a MartÃ*n. La siguieron en el ******.

-Andate pelotudo, andate, gritó Caro
La miré a Mariana.
-SalÃ* que voy a ver qué pasa.
En el ******, se escuchó el portazo de la puerta de calle y Mariana se metió en el baño, que estaba al lado del cuarto de Mariana.
Mariana se acomomodó la ropa un cacho. TodavÃ*a tenÃ*a el vestidito y la bombacha puetas, pero sin zapatos. Y salÃ* del cuarto. Yo busqué con qué limpiarme la pija. Agarré de la mesita de luz unas toallitas húmedas que Mariana tenÃ*a.
Después me tiré en la cama, esperando que Mariana volviese. Cuando vi que tardaba me empecé a vestir.

Mariana entró cuando me estaba atando las zapatillas.
-No querés bañarte?, me preguntó.
-No, estoy bien. Me baño en casa. Todo bien?
-SÃ*, ya está. Una boludez.
-Seguro?
-SÃ*.

Me acompaño hasta la puerta. “Me gustarÃ*a haber seguido. Llamame mañanaâ€�.

La llamé al dÃ*a siguiente. Pero no fui. HabÃ*a quedado con los pibes. Además después de la escenita del dÃ*a anterior preferÃ* evitar más quilombos y que la cosa se calmara.
Mariana me contó el motivo de la pelea de los otros dos.

Yo me imaginaba que habÃ*a sido porque MartÃ*n le hizo el culo a la fuerza, o porque se calentó cuando escuchó que nosotros garchábamos al lado. Y fue un poco eso más que al final los dos la manejaron mal.

Ella le dio que era un bestia y lo putió. El le dijo “aprendé de tu hermana, a ella le gusta que le hagan el orto�. Y Caro se la devolvió al orgullo: “eso porque Maxi se la sabe culiar y no es un pelotudo como vos�.

Cuando los pibes llegaron a casa les contamos a los dos que no habÃ*an ido, Juan y Gaby, la noche anterior. Entonces me enteré que Nacho le habÃ*a sacado el teléfono a Ximena, en realidad ella se lo habÃ*a dado. La mina se lo habÃ*a transado apenas estuvieron solos, y le habÃ*a manoteado la pija.

-A éstas minas nos las tenemos que enfiestar. No saben lo que están las amigas de Mariana,- le dijo a los otros.
E hizo la descripción de las tres.
-La hermana también esta buena. Además tiene onda con vos, me dijo a mi.

Entonces les conté lo que habÃ*a pasado. Dijeron lo que esperaba: “te las tenés que comer a las dosâ€�. Pero yo les dije que si no salÃ*a de Mariana era una boludez tirarme yo a la pileta. Igual sabÃ*a que tenÃ*a que sacar el tema en algún momento. Si me comÃ*a a la hermana no me importaba si no las veÃ*a más a Mariana después.
 
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