Manuela hace Honor a su Nombre - Capitulos 001 al 002

heranlu

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Manuela hace Honor a su Nombre - Capitulo 001

he de decir que vivo sola con él en nuestro piso, tengo 46 años y trabajo como médico en un centro de salud. Mi trabajo consiste sobre todo en hacer revisiones médicas laborales. Las empresas o fabricas hacen pasar a sus empleados revisiones médicas anuales y yo me ocupo de hacerlas en el gabinete.

Una mañana mi hijo me llamó desde su cama: —¡Mama!!! ¡¿Puedes venir?!

—¿Qué pasa hijo?

—Mamá me duele mucho ahí abajo y creo que está hinchado, —dijo mi hijo señalándose su entrepierna.

—Déjame ver, —dije yo apartando las sábanas.

Sus testículos estaban muy hinchados, él ya los tiene grandes de por sí, pero esta vez bastante más de lo normal, se veían rojos.

—Pues sí que están hinchados, ¿desde cuando te duelen?

—No sé, llevo ya unos días aguantando el dolor.

—¿Y por qué no lo has dicho antes?

—No sé, no quería asustarte.

—Bueno pues, después de desayunar te vienes conmigo al hospital y pasas por la consulta de mi amiga Marta que es uróloga y sabe de esto mucho más que yo.

—Vale.

Después de desayunar fuimos a mi trabajo, al hospital y lo llevé a la uróloga del hospital, Marta. Marta tiene 57 años y bastante experiencia en el tema por lo que estaba segura de que ella lo podría solucionar.

—Hola Marta

—Hola guapa ¿qué tal?

—Bien, veras mi hijo dice que le duelen mucho los testículos y se los he visto y los tiene muy hinchados.

—Vale, bueno pues si quieres déjamelo y le haré unas pruebas y cuando acabe lo llevaré a tu cabina.

—No hace falta, él ya sabe el camino. Muchas gracias y por favor cuando acabes avísame y dime que es lo que tiene vale

—De acuerdo.

Me fui a mi puesto de trabajo y le hice el chequeo médico a toda una fabrica.

Cuando acabé entró mi hijo.

—¿Y bien? ¿te sientes mejor?

—Un poco mejor, dice la doctora Marta que la vayas a ver.

Fui a la seccion de urología y entré en el despacho de Marta.

—¿Ya sabes lo que tiene mi hijo?

—Si, lo primero es que tiene un pene descomunal.

—Si eso ya lo sé, al principio tuvo problemas con eso, pero ahora ya está todo solucionado. ¿Cuál es el problema?

—Tu hijo tiene hyperspermia. Sus testículos producen unas grandes cantidades de semen y si no se evacuan producen que los testículos se hinchen hasta el punto de doler. Es como si llenas demasiado un globo, al mínimo golpe puede explotar. Tranquilízate porque los testículos de tu hijo no van a explotar, pero sí que necesitan ser evacuados de ese semen. Lo único que puedo darle a tu hijo son unos calmantes para que el dolor de los testículos disminuya, pero el semen se tiene que evacuar manualmente. Lo puede hacer él, pero lo más seguro es que con tanto dolor no tenga muchas ganas ni fuerzas. Si consigue hacerlo él solo, cosa poco probable por culpa del dolor, perfecto y si no lo consigue hacer solo puedes traerlo aquí y yo se lo evacuaré sin problemas.

—Vaya… ¿Pero la hyperspermia es hereditaria o algo? Además, antes no la tenía.

—Es normal, es algo que puede pasar a una cierta edad. Tiene que evacuar el semen cada vez que sienta el más mínimo dolor así ataca el problema desde la base, si mantiene el tratamiento durante 3 o 4 semanas aproximadamente se le irá definitivamente. No es hereditaria, son cosas que pasan y no es nada grave pues se irá en unas semanas.

—Menos mal, estoy mucho más tranquila ahora que me has explicado todo, gracias Marta eres la mejor.

—De nada guapa, bueno, como ya te he dicho, si no consigue hacerlo solo lo puedo hacer yo sin problemas.

—¿Y no podría hacerlo él solo?

—Poder puede, pero querer es diferente, como tendrá el dolor no creo que tenga muchas ganas de tocarse ahí, es normal.

—¿Y si le quiero ayudar yo tendría que hacerlo de alguna forma especial o seguir algunas pautas?

—Para nada, solo lo tienes que hacer normal, como si masturbaras a cualquier persona solo que no hagas movimientos muy fuertes o bruscos porque le pueden lastimar. Si ves que te da corte o algo ya sabes que puedes contar conmigo.

—Lo intentaré y si no funciona te lo traigo.

—Perfecto.

—Muchas gracias Marta hasta mañana.

—Hasta mañana Manuela.

Sali de su cabina mucho más tranquila sabiendo que mi hijo pronto irá bien y que tenemos suficiente confianza como para hablar de este tema sin problemas. Cuando llegué a mi cabina mi hijo estaba estudiando y a mí me quedaban solo 15 pacientes por revisar ese día y habré acabado mi jornada y podré irme a casa. Le dije a mi hijo que se fuera al despacho de al lado así podía hacer mis chequeos sin que estuviera presente y él podría estudiar más tranquilo.

Cuando acabé fui a buscar a mi hijo, pasé por el despacho de Marta para recoger los medicamentos que tenía que tomar mi hijo y nos fuimos a casa. Al llegar a casa le expliqué a mi hijo todo lo que Marta me había explicado horas antes.

—Así que para que ya no te duela tendrás que masturbarte cada vez que te duela y en unas semanas ya no habrá ningún dolor. También tienes que tomarte estas pastillas para que te duela menos. Cuando quieras puedes empezar y si ves que no puedes o te duele mucho o algo me llamas y tú decides si te ayudo yo o te ayuda Marta si quieres.

—Vale si me duele te lo diré.

Sali de la habitación de mi hijo, me quité la ropa y me dispuse a ir a la ducha. Estaba duchándome cuando oí a mi hijo hablar por la puerta.

—¡Mamá! me duele mucho y no consigo hacerlo.

—Ven hijo entra ¡entra!

Entró mi hijo a la ducha le dije de quitarse la ropa y de meterse a la ducha conmigo. El agua caliente le ayudó a calmar el dolor entonces fue cuando cogí la gran polla de mi hijo que media unos 21 cm en ese momento y empecé a masajearla poco a poco, cuando la sentí bien dura me arrodillé y le masturbé lentamente, aun no recuerdo como, pero me metí la polla de mi hijo en la boca, bueno hasta donde me entraba pues además de larga es bastante gruesa y empecé una mamada lenta y sabrosa, mi hijo cerraba los ojos y disfrutaba de aquel placer exquisito.

Sentí a mi hijo muy cercano al clímax así que la saqué de mi boca y con unos meneos rápidos empecé a sentir como se arqueaba y empezó a soltar semen sin parar, nunca había visto algo así, con tanta fuerza ni tanta cantidad, me llenó la cara entera y parte de mis operados pechos. Cuando acabó me ayudó a limpiarme y acabamos la ducha entre risas.

—¿Te sientes mejor?

—¡Mucho mejor! Creo incluso que se me ha curado completamente.

—Jajaja no seas iluso cielo es solamente ahora, desgraciadamente más tarde te dolerá también y tendrás que volver a hacerlo y así unas semanas como ya te dije antes.

—Bueno pues cuando me duela lo volveré a intentar y si no lo consigo te aviso.

—Vale muy bien. El problema es que tengo un viaje la semana que viene y tendré que estar fuera de casa 2 días así que estoy pensando en cómo vamos a hacer para ayudarte si no estoy. Me gustaría quedarme para estar tranquila, pero este viaje es muy muy importante.

—No te preocupes mamá ya encontraremos alguna solución.

Como ya les dije a mi hijo le detectaron hyperspermia, su cuerpo produce cantidades enormes de semen y tiene que evacuar todo eso, en el caso contrario le produce dolor y una inflamación en la zona genital, vamos que se le hinchan los testículos. Como ya les expliqué en el relato anterior, ayudé a mi hijo el primer día de tratamiento, pero la doctora, amiga mía del hospital donde yo trabajo me dijo que la situación puede durar unas semanas. El problema es que en 3 días tenía que irme de viaje.

―Pero profesor mi hijo está enfermo y no puedo dejarlo solo mucho tiempo.

―Lo siento mucho Manuela, pero la conferencia va a durar más de lo previsto, serán 6 días más el viaje un total de 7 días. ¿No puedes llamar a ningún familiar o amiga para que se ocupe de tu hijo? El viaje es realmente importante y como yo no podré ir necesito que vayas tu y consigas la mayor información posible.

―Está bien profesor, iré.

―No sabes cuanto te lo agradezco Manuela.

Tenía un problema por delante, el viaje que en teoría iba a durar 2 días finalmente durara 7. Es mucho tiempo, no sabía a quién dejarle mi hijo sabiendo que tendrá que masturbarle cada día pues el solo no puede. Tenía 4 opciones por delante:

Mi madre, la abuela de mi hijo. Ella es viuda pues mi padre falleció hace 9 años y desde entonces no me ha vuelto a hablar de ningún otro hombre, dice que con su edad ya no necesita a nadie más y que nadie podrá sustituir a mi padre. La relación de mi madre con mi hijo es muy buena puesto que es el único nieto que tiene, las demás son nietas, las dos hijas de mi hermana, y por lo tanto siempre le ha tenido un afecto especial.

Mi propia hermana. El único problema con mi hermana son sus hijas, mis dos sobrinas. Son muy buenas chicas y se llevan muy bien con mi hijo pues siendo jóvenes pasaron mucho tiempo juntos, pero visto que mi hermana tendría que masturbar a mi hijo no sé muy bien como se lo tomarían mis sobrinas y no quería causarles ningún tipo de trauma. Bien es verdad que en nuestra familia no hay tabús como en otras, somos una familia más abierta, pero aun así esa opción me tenía un poco asustada.

Mi vecina Carmen. Con Carmen tengo muchísima confianza, ya me ha pedido favores muy grandes y yo a ella y siempre hemos estado ahí la una para la otra así que sé que nunca me diría que no sea la situación que sea. Carmen tiene 50 años, siempre ha sido una hermana mayor para mí, nos llevamos solo 4 años de diferencia. Vive en frente de mi casa por lo que si necesitara cualquier cosa de casa ella lo podría coger sin problemas.

Mi compañera de trabajo Marta, la doctora que diagnosticó a mi hijo. Es una mujer divorciada y sin hijos por lo que estaría sola en casa con mi hijo y no habría ningún problema. Además, confío mucho en ella por eso le dejé examinar a mi hijo y como es uróloga sabría perfectamente como resolver cualquier empeoramiento de la enfermedad y sabría muy bien qué medidas tomar exactamente.

Por eso finalmente decidí que Marta se ocuparía de mi hijo el fin de semana y mi madre el resto de la semana visto que Marta tiene que ir a trabajar al hospital.

―No te preocupes querida tu hijo estará en buenas manos, sabes que lo cuidaría también el resto de la semana, pero tengo que estar en el hospital así que sería difícil, lo siento.

―No tienes por qué sentirlo, es normal que tengas que ir a trabajar y lo entiendo perfectamente por eso solo necesito que le cuides el fin de semana y mi madre hará el resto.

―¿Tu madre? ¿Sabrá lo que tiene que hacer?

―Supongo que sí, le explicaré todo y si no es capaz de hacerlo también están mi hermana y mi vecina así que no hay ningún problema.

―Bueno pues ya sabes que en cualquier caso de emergencia pueden llamarme.

―Gracias, te debo una.

―No digas eso, es un placer poder ayudar, y más si es algo así que me puede ayudar a mi también a liberar tensiones y cambiarme las ideas.

―Jaja ya sé que hace mucho que no… Así que supongo que te vendría ver algo así de vez en cuando.

―Bueno pues el sábado por la mañana lo puedes traer a mi casa antes de irte de viaje.

―Gracias guapa, hasta luego.

Luego llamé a mi madre para explicarle lo que le ocurre a mi hijo y preguntarle si podría ayudarme:

―Ay hija ¿y desde cuando tiene eso? ¿Le duele mucho?

―Pues desde hace unos días mamá y le duele bastante porque no puede masturbarse solo y le tengo que ayudar yo. Por eso te quería preguntar si te molesta cuidarlo a ti porque lo más importante es eso, masturbarle, ya es mayor y cuida de sí mismo el solo, pero no puede masturbarse solo y la doctora dijo que si no se masturba le creará muchos más dolores.

―Claro que no me molesta hija, además ya he visto a tu hijo desnudo desde que era un crío.

―Ya mamá, pero te lo advierto, ya no es un «crío», ha crecido y mucho, sobre todo allí abajo.

―Bueno no creo que sea nada grave, ya he visto algún que otro pene en mi vida no te preocupes.

―Yo solo te aviso de que es bastante más grande que lo normal así no te llevas ninguna sorpresa. El lunes por la mañana la doctora Marta lo dejará en casa y te dejará también su número de teléfono, en caso de cualquier problema llámame primero a mí que soy su madre y luego directamente a la doctora y te dirá que hacer ¿vale?

―Jaja ¿hija me vas a enseñar a cuidar de un chico? Si te he tenido que cuidar a ti y a tu hermana toda la vida hija no es nada nuevo para mí.

―Ya lo sé mamá, pero es que no me voy tranquila sabiendo que mi hijo está enfermo.

―No te preocupes que soy su abuela y le ayudaré en todo.

―Gracias mamá te quiero mucho, un beso y recuerda que el lunes cuando vayas a casa me llamas para saber cómo esta ¿vale?

―Vale hija un beso.

No estaba del todo tranquila, pero dejaba a mi hijo en manos de una uróloga y de su abuela así que me sentía un poquito más aliviada.

Llegó el viernes por la noche y después de masturbarle le dije:

―Bueno hijo ¿cómo te sientes?

―Pues mejor cada vez que me ayudas, pero a veces durante el día me duele bastante y los siento muy hinchados, intento hacerlo yo solo, pero no puedo.

―Como ya sabes tengo que irme de viaje una semana y te cuidaran la doctora Marta y la abuela ¿vale?

―Vale

―Si tienes cualquier tipo de dolor o lo que sea se lo puedes decir porque son las personas en las que más confío para cuidarte mientras no esté así que no tengas miedo ni vergüenza hijo. La doctora Marta ya te vio cuando te examinó y la abuela ya te ha visto desnudo cuando eras pequeño así que no tiene que asustarte ni nada.

―Vale mamá.

―Por último, no te olvides de avisar a tu abuela de que cuando te corres tu semen va lejos, como tienes tanto acumulado sale muy fuerte y va lejos, se me olvidó decírselo por teléfono así que encárgate de decírselo tu.

―Vale

―Bueno hijo pues duerme y mañana por la mañana después del desayuno te llevo a casa de Marta y me voy de viaje a la conferencia. Buenas noches y si tienes algún problema por la noche avísame.

―Vale mamá buenas noches y gracias.

Me fui a dormir tremendamente excitada por muchas cosas. Primero acababa de masturbar a mi hijo una vez más y por muchas veces que lo haga no consigo acostumbrarme al tamaño de su aparato, es muy grande y alucinante. Segundo porque sabía que iba a dejar a mi hijo con Marta todo el fin de semana y que hacía mucho que ella no tenía un pene en casa y mucho menos de ese tamaño. Y por último me fui a dormir intrigada por saber cuál sería la reacción de mi madre al ver el pene de mi hijo. No lo ve desnudo desde que mi hijo tenía 6 años y ha crecido mucho ahí abajo así que me gustaría ver cómo reacciona mi madre y si esa situación provoca que mi hijo se excite.
 

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Manuela hace Honor a su Nombre - Capitulo 002


legado el día de marcharme mi maleta ya estaba lista con todo lo necesario para el viaje. Mi hijo también tenía un pequeño bolso de deportes con sus cosas listas, unas camisetas, un pantalón de chándal y unos calzoncillos de recambio. Terminamos de desayunar y en el coche de camino a casa de Marta hablamos.

―Te lo vuelvo a repetir hijo, ella es uróloga, trabaja en el mismo hospital que yo así que sabe lo que hace, además tiene bastante experiencia; así que si necesitas algo no dudes en decírselo que te ayudara.

―Está bien mamá no te preocupes que ya me has dicho esto 4 veces.

―Ya lo sé hijo, pero es que no me voy muy tranquila sabiendo que estas enfermo y que necesitas ayuda. ¿Todavía no eres capaz de masturbarte solo?

―No. Lo intenté esta mañana y conseguí hacerlo durante unos minutos, pero a medida que me acercaba al momento final me dolía más y más.

―¿Y cuando te lo hago yo no te duele?

―No porque tú lo haces con suavidad y cuando utilizas la boca no siento ningún dolor.

―Vaya. No te preocupes en cuanto acabe la conferencia vengo aquí directamente y te ayudo yo, así ya no necesitas a nadie más, pero de momento estarás con Marta y con la abuela una semana así que pórtate bien, no les causes muchos problemas y sobre todo…

―Si necesito cualquier cosa se lo digo a Marta o a la abuela ya lo sé mamá.

―Bien.

Llegamos a casa de Marta y tras saludar estuvimos hablando unos minutos nada más porque yo me tenía que ir ya de viaje:

―Bueno Dani puedes ir a dejar tus cosas en la habitación si quieres y luego hacer lo que quieras, dijo Marta.

―Vale gracias.

―Bueno Marta pues me tengo que ir, pero antes te dejo el número de mi madre para que estéis en contacto cuando queráis y así os poneis de acuerdo en donde ira Dani y eso ¿vale?

―Vale ahora lo apunto. No te preocupes por tu hijo, yo estaré con el todo el fin de semana, ya sabes que no tengo hijos y que la casa esta vacía siempre así que me vendrá bien tener a alguien para no sentirme tan sola.

―Me alegro que la presencia de Dani te ayude. Te aviso de un par de cosas. Bueno el tamaño de su miembro ya lo conoces visto que ya lo has visto pero te aviso que cuando llega al orgasmo sus chorros de semen son bastante fuertes así que igual puede mancharte o manchar el suelo.

―Es normal que salgan así, están comprimidos porque se producen en cantidades grandes así que cuando sale, sale con más presión de lo normal no te preocupes tendré cuidado.

―Bueno pues me voy, cuídamelo bien y cualquier cosa me llamas.

―Vale guapa que tengas un buen viaje y puedes estar segura de que lo cuidaré bien.

―Te debo una Marta. ¡Adiós hijo! —Dije gritando desde la puerta.

―¡Adiós mama! —Respondió mi hijo

Sali de la casa de Marta con una sensación de satisfacción porque sabría que iba a estar bien pero también de tristeza por no poder ayudar a mi hijo en estos momentos difíciles para él.

Arranqué y puse rumbo a la autopista donde me esperaba un largo viaje.

―Bueno Dani vamos a ver, te voy a hacer unas preguntas para ver como estas desde la última vez ¿vale? —Preguntó Marta.

―Vale, —respondió mi hijo.

―¿Cuando fue la última vez que liberaste semen?

―Ayer

―¿Lo hiciste solo?

―No, me ayudó mi madre.

―¿Aun no eres capaz de hacerlo solo?

―No, me duele mucho y no siento ningún placer.

―¿Cuando fue la última vez que lo hiciste solo?

―Hace varias semanas ya.

―Ahora si no te importa vamos a ver como están tus testículos y vemos si siguen hinchados ¿vale?

―Vale, —dijo mi hijo poniéndose en pie.

―¿Te puedes quitar la ropa?

―¿Todo? —Pregunto mi hijo

―Hombre pues te voy a ver los testículos así que mínimo los pantalones y los calzoncillos.

―Vale entonces me lo quito todo ya que estamos.

―Yo lo que quiero es que te sientas cómodo, puedes estar tranquilo y tu madre y yo nos conocemos mucho y tenemos mucha confianza así que puedes considerarme como si fuera tu tía. Siéntete libre de hacer lo que quieras y de pedirme lo que quieras.

―Vale gracias, —dijo mi hijo mientras se quitaba la ropa.

―Aun no consigo acostumbrarme a tu tamaño. Ya he visto muchos penes en mi vida por mi trabajo, pero el tuyo impresiona.

―Eh… gracias creo.

―Jaja de nada. Bueno vamos a ver, —dijo Marta observando los testículos de mi hijo y palpándolos con la mano.

―¿Y bien?

―Están un poco hinchados sí que es verdad, pero menos que la última vez, eso quiere decir que vas mejorando poco a poco. Sin embargo, creo que los calzoncillos que llevas te aprietan mucho y no es bueno.

―Es que solo tengo de este tipo, no tengo más holgados ni nada.

―Pues no pasa nada, te lo quitas y te pones solo el pantalón si quieres con nada debajo.

―Ah vale.

―¿Sientes la necesidad de masturbarte ahora mismo?

―No, ahora estoy bien, pero creo que más tarde tendré ganas y…

―No te preocupes vamos a hacer lo siguiente: cuando quieras hacerlo te dejaré solo un momento y lo intentaras y si te duele o no lo consigues me avisas y te ayudo.

―Vale.

―Bueno pues si quieres ahora puedes ver la tele o hacer lo que quieras mientras yo preparo poco a poco la comida ¿te parece?

―Vale, si necesitas ayuda dímelo.

―Gracias eres un cielo.

Marta se fue a la cocina a preparar la comida, pero se fue muy caliente por la vista del pene semi erecto de Dani y por lo cerca que estaba. Hacía mucho tiempo que no había tenido un pene en casa, aunque aún dudaba de sus intenciones, no sabía si solo debía ayudar al joven Dani o si por el contrario debería intentar algo más y satisfacer sus ganas de sexo. Finalmente prefirió ayudar de momento y ver cómo evoluciona la situación poco a poco.

Mientras tanto Dani no se sentía a gusto con el pantalón vaquero que llevaba pues no llevaba calzoncillos visto que la doctora Marta se los desaconsejo. Entonces decidido cambiarse de pantalón y ponerse el único pantalón de chándal que tenía en su bolso por lo que debería aguantar todo el fin de semana con ese pantalón. Llego la hora de la comida y Dani fue a la cocina para ayudar a Marta a preparar la mesa. Después de comer fueron al salón a ver la tele tranquilamente, pero Dani empezaba a sentir como poco a poco las ganas de masturbarse le llegaban. Unas horas más tarde y con una erección ya bastante notable fue Marta la que le pregunto si todo iba bien.

―Creo que ya tengo que liberar… eso… ya sabes.

―Jaja tranquilo, no dijimos que tenemos confianza, puedes hablar utilizando las palabras que quieras. ¿Te quieres masturbar verdad?

―Si.

―Bueno pues si quieres yo me voy a mi habitación y te dejo aquí intentándolo y cuando acabes me llamas.

―Vale lo intentaré.

Marta se fue a su habitación muy caliente sabiendo que Dani iba a jugar con su amigo de 26 cm a unos metros y que si no lo consigue tendrá que ayudarle ella misma. Se sorprendió al sentirse mojada de la excitación y no tuvo más remedio que tocarse un poco esperando a que Dani acabe de hacer lo mismo. Al cabo de unos minutos en los que Marta sentía placer y Dani dolor Dani llamo a la doctora.

―Dime cielo.

―Es que… veras… no lo consigo, me duele mucho. Siempre que me acerco me duele.

―Bueno tranquilo que yo te ayudo, —dijo Marta mientras poco a poco se acercaba al miembro erecto de Dani y lo cogía con las manos.

―Tus manos están calientes.

―Eh… si es que estaba doblando la ropa en la habitación, —dijo Marta ruborizada.

Su mano empezó suavemente a subir y bajar del miembro imponente de Dani y sin darse cuenta ya lo tenía metido en la boca. Empezó a lamer suavemente y con ritmo y se metió de golpe hasta donde pudo, cubría con su boca más de la mitad del miembro de Dani, algo que ella misma costaba de creer mientras su lengua jugaba. Mientras con la mano lo masturbaba suavemente. Dani gemía suavemente a cada lamida de Marta.

―¿Te duele? —Preguntó Marta

―No no para nada, cambia mucho cuando lo haces tú, yo me lastimo mientras que cuando lo haces tú me da mucho placer. Por cierto, dice mi madre que te avise cuando esté cerca así que te aviso ya, ya que no estoy muy lejos de correrme.

―Vale, cuando quieras.

Marta seguía metiéndose en la boca ese pene casi hasta la garganta y cuando sintió que Dani se arqueaba y estaba cerca de explotar saco el miembro de su boca y después de unas sacudidas se corrió abundantemente sobre la cara, los pechos y la mano de la doctora.

―Vaya, tu madre sí que tenía razón, te corres mucho y fuerte.

―Lo siento, te he manchado entera

―No te preocupes, un poco de agua y se va, además el semen es bueno para la piel —dijo Marta en tono bromista.

Se fue al aseo y lo primero que hizo fue cerrar la puerta con pestillo, quitarse toda la ropa y meterse bajo la ducha. Aun con rastros de semen en la cara de la doctora Marta empezó a tocarse ya que estaba demasiado caliente tras lo sucedido con Dani. No tardó mucho en llegar al clímax, luego se limpió todo el semen que aún tenía en la cara y se relajó unos minutos bajo el agua caliente.

Al acabar se secó y salió a cambiarse a su habitación. Al acabar se puso una camiseta holgada blanca que dejaba a la vista sus curvas por primera vez. La mujer de 52 años conservaba aún muy bien sus pechos y sus curvas. No estaba rellenita ni había tenido hijos por lo que tenía un cuerpo mucho más joven que su edad.

Le tocaba a Dani entrar a la ducha y relajarse un poco. Acababa de vaciar una gran cantidad de semen y se sentía mucho más tranquilo. Después de unos minutos salió y se puso otra vez el mismo pantalón de chándal, no le quedaba otra visto que ya no tenía ningún otro pantalón que no le doliera sin calzoncillos.

―¿Te has puesto el mismo pantalón?

―Si es que no tengo otro pantalón de chándal, pensaba estar durante el día con los vaqueros y dormir con el de chándal, pero como me has dicho que no es bueno para mi llevar calzoncillos pues no puedo ponerme vaqueros porque me rozan y me duele.

―Claro es normal, el problema es que mañana es domingo y las tiendas estarán cerradas. Bueno pues no pasa nada, aguanta con este pantalón esta noche y mañana ya veremos lo que hacemos.

―Vale.

―Yo me voy a dormir ya que estoy algo cansada, pero si necesitas la mínima cosa o si te duele o algo no dudes en despertarme, —dijo Marta.

―Vale te avisaré si pasa algo. Por cierto, te quería preguntar, he traído conmigo la play y ahora mismo no voy a dormir, te importa que juegue un poco.

―Para nada, estas de vacaciones así que disfruta, además mi habitación está lejos así que no te tienes que preocupar por el ruido ni nada, juega y pásatelo bien, como si estuvieras en tu casa.

―Gracias —dijo Dani dándole un beso de buenas noches

Marta recordaba todas las cosas sucedidas durante el día y se sentía aun caliente pero decidido no tocarse y dormir pues realmente estaba cansada.

El día siguiente empezó como acabo el anterior, mi hijo jugando a la consola mientras desayunaba y Marta completando unos informes del hospital. Hacia calor y mi hijo decidió ir a ducharse mientras yo llamé a Marta por teléfono:

―Hola Manuela ¿que tal el viaje?

―Bastante cansada, pero he llegado bien y estoy en el hotel descansando, mañana empieza la primera parte de la conferencia así que hoy voy a aprovechar y descansar. ¿Qué tal estas tu? ¿Y cómo esta Dani?

―Bien gracias, los dos estamos bien, de momento sin problemas. Ayer no pudo hacerlo solo así que le ayudé, pero sin embargo hay algo que me gustaría decirte. Los calzoncillos de tu hijo le aprietan dada la enfermedad que tiene.

―Ya, pero son los calzoncillos que a él le gustan, se siente cómodo así.

―Lo entiendo, pero tiene los testículos hinchados así que cuanta menos presión sienta en esa zona mejor será.

―Entiendo, menos mal que estas aquí para decirme estas cosas, tengo mucha suerte de tenerte como amiga.

―No digas eso estoy segura que harías lo mismo por mí. La cosa es que tu hijo solo ha traído un pantalón de chándal, los demás le rozan cuando no lleva ropa interior y por eso no se los pone, ayer estuvo con ellos casi todo el día, durmió con ellos y ahora se acaba de ir a la ducha y al salir creo que se los volverá a poner. No sé muy bien que hacer porque sabes que los domingos las tiendas están cerradas y no puedo comprarle ningún pantalón ni calzoncillos holgados.

―Ya veo… Bueno pues si no te molesta dile que esté desnudo. En casa hay días que esta desnudo todo el día así que no será nuevo para él. A menos que te moleste.

―Que va mujer para nada, es su casa.

―Gracias. Bueno pues dale un beso de mi parte y cuídate, te llamara mi madre esta noche para concretar los detalles de mañana.

―Vale perfecto, un beso cuídate.

Marta fue a la ducha y desde la puerta pregunto si podía entrar a lo que Dani dijo que sí. Le explico que su madre había llamado y que le había dicho de quedarse desnudo como hace en casa a lo que Dani dijo que si a ella no le molestaba a él tampoco.

Al salir Dani se sentó en el sofá desnudo y con su pene flácido, pero con una talla más que envidiable. Dani dijo que no era justo, que se sentía mal estando desnudo el solo:

―Es que en casa estamos desnudos los dos, mi madre y yo, y ahora me siento solo estándolo solo yo —dijo Dani en tono de broma.

―Bueno pues entonces nos ponemos en igualdad de condiciones para que te sientas mejor, —dijo Marta quitándose la ropa ella también revelando unos pechos de una buena talla, aunque un poquito caídos y unas curvas más que apetecedoras.

―Jajaja ya pero ahora voy a tener un problema más grande

―Jajaja mucho más grande por lo que veo, —dijo Marta refiriéndose a la erección de Dani.

Estuvieron viendo la TV un rato y después de comer se repitió lo mismo del día anterior solo que esta vez la doctora Marta prefirió empezar ella misma sin tener que irse a su habitación. Así pues, empezó a masajear suavemente el miembro de mi hijo que por entonces ya estaba completamente erecto. Se lo metió suavemente en la boca, mordió su cabeza y jugo con la lengua provocando los gemidos de Dani. Cuando tenía el pene ya bien mojado con la saliva de Marta, esta lo puso entre sus pechos y empezó a subir y bajar a un buen ritmo.

―Es la primera vez que me hacen esto, —dijo Dani.

―Entonces disfruta. ¿Te gustan mis tetas?

―Mucho

―Entonces imagina que las estas follando —dijo la doctora bastante caliente.

―Mmmm son suaves.

―A ellas también les gustas —dijo Marta tocándose suavemente el clítoris

―¿Quieres que te ayude yo a ti como tú a mí?

―Con mucho gusto —dijo Marta abriéndose de piernas para facilitar la entrada de los dedos de Dani.

Marta llevaba muchísimo tiempo sin tener sexo así que llego rápidamente al clímax. Dani aun no había acabado así que mientras la doctora seguía masturbándolo Dani decidió que era hora de hacer un 69 y comerle todo a Marta. Mientras mi hijo saboreaba su manjar Marta volvía a llegar al clímax.

―¡¡Siii!! ¡¡Que bien lo haces!! ¡¡Mete tu lengua más profunda!! ¡¡Me corro!!

―Yo también estoy cerca.

―Vamos, dame toda la leche que tienes dentro, sácala toda, ¡¡lléname de leche con tu pollón!!

―¡¡Toma!! —dijo mi hijo llegando al orgasmo

Marta se sorprendió cuando sintió un chorro de semen golpear su garganta, mi hijo se había corrido tanto que le salió un poco de semen por la boca y fue a parar a sus pechos. Nunca había tragado tanto semen en sus 52 años de vida. También era la primera vez que llegaba tan fuerte solo con la lengua.

―¡Madre mía, me has llenado! ¿Nos duchamos?

―Vale —dijo Dani mucho más relajado.

En la ducha, los dos cuerpos pegados y el agua caliente hicieron que a mi hijo se le volviera a poner dura.

―Que buenos sois los jóvenes, siempre dispuestos a ayudar jaja —dijo Marta bromeando

Se inclino un poco hacia adelante y poco a poco empezó a meterse el miembro de mi hijo en su cueva. Cuando entro todo soltó un grito tremendo.

―¡Aaaaghh!

―¿Te he lastimado? —Pregunto Dani

―¡Ni se te ocurra parar, ahora dame! ¡Dame con tu polla hasta lo más profundo de mí! ¡Rómpeme si hace falta, pero no pares de follarme fuerte!

Empezó un mete saca a un ritmo frenético y demoledor que estaba volviendo loca a Marta. Cambiaron de posición varias veces y tras unos 30 minutos y 2 orgasmos de Marta se acercó el de Dani.

Marta con una voz ya agotadísima pero llena de placer dijo:

―Córrete en mi boca que me lo quiero volver a tragar, me ha encantado así que antes de acabar mete tu tremenda polla en mi boca y suéltalo todo.

―Ahí va, abre la boca que vengo.

―Dame leche… dame leche.

Dani se corrió en la boca de Marta, esta vez menos semen que hacia 30-40 minutos, pero aun así era suficiente para que Marta jugara un poco con el antes de tragarlo. Terminaron de ducharse y se secaron juntos.

―Tengo que prepararme algún día para que me la metas por detrás pero hoy no porque necesitaré más tiempo para prepararme. Tengo que estar bien dilatada porque debe doler.

―Cuando quieras me avisas.

―Tranquilo que te avisaré jaja.

Así acabo el fin de semana con Marta, llamo mi madre, la abuela de Dani y Marta le dijo que mañana antes de ir al hospital lo llevaría a casa de la abuela por lo que la abuela le dio su dirección. En la noche estaban los dos agotados de tanto sexo y se fueron a dormir pronto.

Cuando Dani se despertó, Marta ya estaba en la cocina con el desayuno listo ya que tenía que desayunar, llevar a mi hijo a casa de mi madre y luego marcharse al hospital. Dani se puso el pantalón vaquero, aunque le rozaba pues era lo único que tenía.

―Buenos días Marta.

―Buenos días campeón, ¿que tal has dormido?

―Muy bien gracias. ¿Por cierto, antes de llevarme a casa de la abuela podrías llevarme a casa para que coja más pantalones de chándal? Porque este ya está sucio y los demás pantalones me duelen.

―Claro, podemos ir a tu casa en un momento y coger lo necesario y luego te llevo a casa de tu abuela.

―Gracias

Así pues, desayunaron, pasaron por mi casa para coger un poco de ropa para Dani y rápidamente se marcharon a casa de la abuela que no está muy lejos de mi casa, pero esta más bien a las afueras del pueblo donde vivimos.

Ahí va una descripción de mi madre: Mi madre se llama Carmen, tiene 64 años ya que me tuvo a mí con 18 años, mide 1.65 más o menos ya que hace mucho que no se mide. No es una mujer muy gorda, tiene el peso normal para su edad, tiene un culo bastante relleno y unos pechos muy grandes, más grandes que los míos, pero un poco más caídos, aunque no mucho. Por lo demás es una mujer de mente abierta también, pero creo que no tanto como yo ya que ella vivió en otra época bastante más estricta que la de hoy en día. Vive sola pues mi padre falleció hace unos años y ella no quiere estar con nadie más.

Llegaron Marta y mi hijo a casa de mi madre sobre las 9 de la mañana. Después de unas palabras entre la doctora y mi madre en las cuales le decía que Dani no tenía que llevar calzoncillos pues eso le apretaba y tenía que vestir pantalones holgados que había traído en el bolso de deportes y que si estos se agotaban era mejor que estuviese desnudo pues no es bueno que mi hijo tuviera la zona genital apretada.

―¿Vaya, tan grave es? Mi hija me dijo que no era muy grave, pero supongo que dijo eso para no asustarme.

―Bueno, tampoco es tan grave, pero hay cosas que tiene que hacer y ropa que tiene que evitar para que se mejore y ya se le cure.

―Y no hay nada que yo le pueda cocinar y que él se tome para que se cure.

―No, lo siento, pero lo que tiene que hacer es vaciar el semen que su cuerpo produce y así poco a poco se le quitara. Calculo que en unos 10 días o así podrá volver a mi consulta y podré decir exactamente si se le paso completamente o no.

―Vale, has sido muy amable al cuidar de mi nieto este fin de semana, ¿estas segura que no quieres que te prepare algo de comer para que te lo lleves?

―No señora se lo agradezco, pero ya comeré en el hospital, de hecho, me tengo que ir porque se me hace tarde.

―Está bien, cuídate y gracias una vez más.

―De nada, y no lo dude, si pasa algo o tiene alguna pregunta no dude en llamarme al número que ya le di. Dani también lo tiene por si lo pierde o algo. Adiós y salude a su nieto de mi parte.

La doctora se marchó a su trabajo y Carmen se fue a hablar con Dani.

―A ver cuéntame, ¿qué tengo que hacer y cómo y cuándo?

―¡Como! ¿Pero no te lo ha explicado mamá?

―Si, algo me ha dicho, pero bueno no lo recuerdo muy bien, más o menos si, pero prefiero que me lo recuerdes tu así estoy segura de no cometer ningún error.

―Es que me da vergüenza decírtelo…

―Eres mi nieto, cuando tu madre se iba a trabajar te cuidaba yo, te duchaba cuando eras pequeño, te daba de comer, te vestía, hacía de todo y ahora dices que te da vergüenza, soy tu abuela hijo.

―Ya, ya pero bueno… A ver cómo te explico esto. Pues tengo un problema en mis testículos, dice la doctora que tengo mucho más semen de lo normal y eso me duele y por eso tengo que vaciarlo. Se vacía haciendo…

―Ya lo sé, masturbando, que soy vieja pero no tonta.

―Eso, masturbando. El problema es que cuando lo hago yo, me concentro en lo mío y me duele, por eso nunca consigo vaciarlo porque no consigo acabar. Antes me ayudaba mamá, me masturbaba y vaciaba todo y me sentía mucho más a gusto. Mama sabe que yo solo no puedo porque me duele, por eso no me he quedado en casa solo, este fin de semana lo he vuelto a intentar solo, pero no lo he conseguido y me ha ayudado la doctora Marta. Y esta semana me tienes que ayudar tu. Te prometo que intentaré hacerlo solo, pero no te garantizo resultados porque me duele bastante.

―No hace falta que me prometas nada, ¿cómo voy a dejarte hacer una cosa que te duele? Para eso estoy aquí, para ayudarte y cuidarte, como cuando eras pequeño, además, he estado casada durante más de 40 años así que no me voy a asustar por ver tu pajarito o tener que jugar con él.

―Mamá me ha dicho también que te diga que tienes que tener cuidado porque mis chorros de semen son fuertes y van bastante lejos por lo que puedo ensuciar algo.

―Vale tranquilo, venga bájate el pantalón y empezamos.

―¡¿Que?! ¡¿Ahora?! Veras abuela eso no funciona así, tiene que ser cuando me entren las ganas y me duela, sino no se me para y no se puede hacer nada.

―Ah vale vale, bueno pues entonces cuando tengas ganas o dolor me lo dices.

―¿No quieres que lo intente yo solo primero así no tienes que molestarte?

―¿Pero como me va a molestar ayudar a mi único nieto?

―Lo intentaré solo y si no lo consigo te aviso. Ahora voy al aseo a cambiarme de pantalón porque no puedo llevar calzoncillos y estos pantalones me molestan.

―Puedes cambiarte donde quieras. Por cierto, vas a tener que dormir conmigo porque como nunca recibo visitas desde hace mucho tiempo, la habitación de los invitados no está preparada.

―Puedo dormir en el sofá no pasa nada.

―De eso nada que estas enfermo y tienes que dormir bien. Así que, en mi cama, como cuando eras pequeño.

―Vale.

Así pues, mi hijo Dani se fue al aseo a cambiarse de pantalones y ponerse unos más cómodos. Cuando salió de la habitación llegó a la cocina y encontró a su abuela hablando con su madre así que le paso el teléfono y se marchó al salón a hablar con su madre por teléfono.

―Hola hijo ¿qué tal va todo?

―Bien ¿y tu mamá?

―Bien, estoy bien, la conferencia es bastante interesante y trata de una enfermedad poco común, pero no te voy a aburrir con detalles. Cuéntame tu, ¿cómo vas con lo tuyo?

―Bien, bueno como siempre, cuando alguien me ayuda y acabo estoy bien, relajado, pero sigo sin poder hacerlo solo, —dijo Dani en tono triste.

―Bueno no te preocupes hijo estamos aquí para ayudarte, cuando vuelva te ayudaré yo, pero mientras tanto puedes confiar en tu abuela que te ayudara en todo lo que necesites.

―Por cierto, mamá hay un problema, no puedo llevar calzoncillos por lo que tengo que llevar pantalones de chándal y no me quedan muchos, solo dos para toda una semana, además aquí donde vive la abuela no hay tiendas de ropa.

―No te preocupes hijo, es tu abuela no una desconocida, puedes estar desnudo o pedirle a tu abuela que te lave uno mientras llevas el otro o lo que quieras no te preocupes.

―Está bien.

―Bueno hijo me tengo que ir, cuídate y ayuda a tu abuela cuando necesite algo. Un beso muy fuerte.

Dejo el teléfono y se puso a jugar a la consola ya que no tenía nada más que hacer y la abuela estaba en la cocina. Después de comer se fueron a ver la televisión y estuvieron así sentados un buen rato.

―Bueno hijo voy a ir a fregar los platos y a limpiar un poco la casa.

―¿Quieres que te ayude?

―No hace falta, quédate aquí que estas enfermo.

―Ya lo sé que estoy enfermo, pero eso no me impide levantarme y hacer cosas.

―No importa, quédate aquí jugando a tus juegos esos que yo voy a limpiar tranquilamente, de hecho, voy a cambiarme, voy a ponerme una camiseta vieja que luego ensucio mi ropa para nada.

―Vale pues estaré aquí jugando por si me necesitas.

La abuela se fue a cambiarse de ropa para no ensuciar la ropa buena. Se puso un pantalón de pijama normal, se quitó el sujetador y la camisa que llevaba y se puso una camiseta vieja de color blanco. Después de fregar los platos se fue a limpiar el salón, el agua había mojado su camiseta y está ya dejaba ver parte de sus pechos y se le notaban los pezones por el contacto con el agua.

Como ya os dije antes, mi madre tiene pechos bastante grandes y la camiseta mojada poco podía ocultar. Mi hijo lo había notado y poco a poco empezó a excitarse con la vista de esos preciosos y generosos pechos. Al acabar la abuela fue a limpiar la habitación y el aseo, pero mi hijo seguía con la imagen de los pechos de su abuela presente. Al limpiar el aseo, limpio la ducha también y bueno, eso implica utilizar el agua de la ducha, lo cual mojo aún más la camiseta de mi madre y la dejo casi transparente pues era blanca y se pegaba a su piel.

Volvió al salón con la intención de descansar un poco y mi hijo pudo ver claramente como eran los pechos de su abuela. Él ya sabía que los tenía grandes, pero llevaba muchos años sin verlos y eran más grandes que los de sus recuerdos. Eso provoco la erección de mi hijo y con ello el dolor en sus partes. Mi hijo soltó un leve gemido de dolor, pero la abuela se dio cuenta.

―¿Te pasa algo?

―No abuela es que me duele un poco ahí abajo.

―Ah entonces toca vaciar ¿no?

―Si, voy al aseo a intentarlo.

―Ya te he dicho que no tienes por qué intentarlo si te va a doler. No me voy a asustar por ver tu pajarito.

―Como quieras —dijo mi hijo girándose hacia su abuela.

―Espero que no te molesten mis manos que están un poquito mojadas todavía por el agua. —Dijo mi madre acercándose a mi hijo.

―No, no pasa nada, —dijo mi hijo bajándose los pantalones.

―¡Ay dios mío! —Gritó mi madre al ver el miembro de Dani—. ¡¿Pero cómo puedes tener todo eso?! ¡Si no es un pájaro es una águila! Pues sí que tiene suerte mi hija al tener esto en casa. ¿Con todo lo que tienes quien no te ayudaría? Bueno vamos a empezar, si te duele me avisas.

―Vale

Mi madre empezó a subir y bajar la mano lentamente sobre el miembro de mi hijo, con miedo a causarle dolor y con asombro al ver lo dura y gruesa que estaba. Empezó a utilizar las dos manos para abarcar más terreno. Sin embargo, sus manos estaban todavía un poco mojadas y frías por el contacto con el agua al estar limpiando, y eso le causaba escalofríos a Dani.

―¿Estas bien, te estoy lastimando?

―No, es que tus manos están frías por el agua.

―¡Claro! Disculpa hijo se me había olvidado, es que hacía mucho tiempo que no hacia esto… Ahora lo arreglo, —dijo mi madre introduciéndose el miembro de Dani en la boca pues sabía que ahí estaría más caliente.

Empezó a lamer y a chupar el pene duro de mi hijo mientras a su vez ella se sentía más y más excitada, por el tiempo que llevaba sin hacer algo así y porque nunca lo había hecho con semejante tamaño. Al cabo de unos minutos mi madre se encontraba ya totalmente mojada por arriba y por abajo y Dani también estaba cercano al clímax.

―Abuela no me queda mucho para acabar, no sé dónde quieres que acabe, si en un trapo o en el suelo o algo…

―Puedes acabar donde quieras —dijo mi madre sacándose el pene de su boca—. Puedes acabar en mi camiseta si quieres ya que de todas formas la tengo que lavar —dijo a la vez que utilizaba las manos para hacerle acabar.

La espalda de Dani se arqueó y empezó a descargar todo el semen que tenía dentro, era un momento muy placentero para él ya que no solo llegaba al orgasmo, sino que también se liberaba del dolor que tenía durante gran parte del día. El primer disparo sorprendió a mi madre que no estaba preparada y fue a acabar en su cara, cerca de los ojos, el segundo impacto justo encima de la camiseta que llevaba y bajaba poco a poco a sus pechos por dentro, el tercero y cuarto sí que dieron en la camiseta mojándola aún más.

Mi hijo aun soltaba pequeños chorros ya mucho más suaves pero su abuela cerro los ojos para que el semen que tenía cerca no se le metiera en los ojos así que no pudo controlar el resto. Cuando finalmente mi hijo acabo de soltar todo:

―Madre mía hijo como me has dejado, —dijo mi madre en tono gracioso.

―Lo siento abuela de verdad no quería mancharte, ya te avisé de que me salen fuertes y no los controlo, —dijo Dani disculpándose.

―Tranquilo, no has hecho nada malo, ha estado muy bien, solo tengo que limpiarme los ojos para poder abrirlos, ¿me ayudas a limpiarme los ojos? —Pregunto mi madre quitándose la camiseta y dándosela a mi hijo para que este le ayude a limpiar el semen que estaba sobre sus ojos. Dejando así sus hermosos pechos a la vista de mi hijo.

―Eh… Claro yo te ayudo.

―Uy mira, si me has manchado aquí también —dijo mi madre señalando su pecho derecho limpiando la mancha de semen con su dedo y llevándoselo a la boca—. Mmm que bueno, esta calentito. ¿Estas mejor ahora?

―Si, mucho mejor. Gracias abuela.

―De nada, un placer ayudar a mi querido nieto y de paso llevarme una buena alegría jajaja.

―Mira abuela se ha manchado mi pantalón de chándal también.

―Ah, sí es verdad, es que al final tuve que cerrar los ojos y no pude controlar donde dirigía tu manguera. No te preocupes lo lavaré. ¿No tienes otros?

―Si si que tengo, pero son los últimos así que por favor cuando estén secos avísame.

―De acuerdo hijo. Bueno tu abuela se va a la ducha a limpiarse.

―Vale cuando acabes a lo mejor entro yo.

―Si quieres puedes entrar conmigo ahora.

―No, voy a jugar un poco ahora a la Play mientras te duchas y luego entraré yo.

―Como quieras, —concluyo mi madre.

Ya en la ducha y bajo el agua caliente mi madre pudo liberar toda la calentura que llevaba al ver semejante pene y tenerlo en su boca. Empezó a meterse un dedo hasta que poco a poco se metió 3 pensando en el miembro de Dani y llego al orgasmo en poco tiempo pues llevaba mucho tiempo sin masturbarse ni tener sexo.

Eran las 11 de la noche, Dani ya se había duchado, la abuela también y estaban los dos sentados viendo la televisión en el sofá.

―Dani hijo yo creo que me voy a ir a dormir, también hay una tele en la habitación así que haz lo que quieras puedes verla aquí o en la habitación.

―Están haciendo los anuncios así que mejor vamos a la habitación, acabo la película y me duermo.

―Vale venga vamos.

Fueron a la habitación de la abuela, la habitación donde iban a dormir los dos juntos después de tanto tiempo, desde la infancia de Dani. Se tumbaron, vieron el final de la película, apagaron la televisión y se durmieron.

El sol entraba suavemente por la ventana cuando mi madre sentía algo duro en su espalda, tuvo el reflejo de cogerlo con la mano para ver lo que era y se trataba del miembro de Dani. Se giro y vio la forma de sus 26 cm bajo el pantalón de chándal pues la tela de ese tipo de pantalones es elástica. Le quito el pantalón pues pensó que le apretaría y no le viene bien dada la enfermedad. Unos minutos después despertó Dani, con una erección matutina como es costumbre en los hombres y no encontraba el pantalón así que decidió llamar a su abuela.

―Esta en el armario, es que la doctora me dijo que no tenías que llevar ropa que te apriete y al ver que el pantalón te apretaba esta mañana decidí quitártelo para que no te moleste. ¿He hecho mal?

―No que va abuela para nada, solo que no sabía dónde estaba nada más.

―¿Y no te duele ahora? —Dijo la abuela refiriéndose a la erección que su nieto mostraba.

―Pues la verdad es que si, cada vez que estoy así me duele un poco pero cuando se me baja ya no hay dolor.

―Entonces te ayudo así bajara antes, —dijo mi madre acercándose a la erección de Dani—. Madre mía aun no me acostumbro a tanta carne jaja.

Mi madre empezó directamente con la boca, ya no se ayudó de las manos. Se metió la cabeza, la succiono, lamo el resto del tronco y la metió hasta donde le entraba, sorprendentemente le entro bastante más de la mitad, le faltaba poco para que entrara toda, algo a lo que Dani no estaba acostumbrado. Eso ya le puso a mil y moviéndose suavemente empezó a follar la boca de su abuela mientras esta solo abría la boca y recibía pollazos en la garganta.

―¡Argh! Venga hijo así argh así más fuerte argh. Mira que bien lo haces ya ni me muevo.

―Tu boca está bien caliente.

―¡Si! ¡está esperando que le des la leche calentita!

―Ya estoy cerca abuela ¿donde acabo?

―Acaba en mi boca que quiero probar más leche de la tuya.

―¡Ahhh ahí voy!

Dani empezó a llenar la boca de su abuela con chorros fuertes de semen, a cabo de cinco chorros la abuela ya tenía la boca llena y no podía recibir más dentro así que la saco y la sacudió y le salió un poco mas que fue a parar a su cara.

―Lo siento abuela no quería mancharte.

―No te preocupes he visto en un documental que es buena para las arrugas, —dijo la abuela después de tragar todo el semen que tenía en la boca.

―Jajaja si tan buena es pasaré de vez en cuando a darte un poco —dijo Dani bromeando.

―Eso mismo te iba a decir, pero ya de verdad, cuando vuelvas a tu casa tendrás que visitar de vez en cuando a tu abuela y darle un poco de lo tuyo.

―Vaya, yo bromeaba, pero bueno si es lo que quieres no te puedo decir que no, tú me ayudas a mi así que yo también te ayudaré a ti.

La abuela se fue a limpiarse la cara, Dani se fue a limpiarse el pene, se vistió y fueron a la cocina a desayunar.

―Bueno ¿qué quieres hacer hoy? —Pregunto mi madre

―Lo que quieras.

―Bueno si me ayudas a limpiar la piscina podríamos pasar el día ahí ya que hace buen día caluroso.

―Vale, tu quédate aquí dentro viendo tus programas y tus cosas y yo limpiaré la piscina y cuando acabe te llamo.

Al cabo de unas horas Dani ya había limpiado la piscina, llenado con agua limpia de la depuradora y estaba todo listo para pasar una buena tarde bajo el sol.

―Abuela ya está todo listo lo que pasa es que no tengo bañador.

―¿Y qué? Si ya te he visto todo, eres mi nieto no veo el problema.

―Vale pues después de comer nos metemos un poco al agua que hoy hace calor.

Así pues, se metieron al agua después de comer y estuvieron pasando una muy buena tarde. Se ducharon por separado y salieron al salón a cenar.

―Hijo si quieres mañana nos podemos ir a dar una vuelta por el monte que hace tiempo que no salgo.

―¿Y no quieres salir a la ciudad o al cine o algo?

―No, prefiero estar aquí cerca de casa y aprovechando del buen tiempo.

―Por mi perfecto, sabes que estoy de vacaciones y puedo hacer lo que quieras.

―Bueno pues mañana vamos al monte.

Después de cenar y ver un poco la televisión decidieron ir a la habitación a dormir. Al llegar a la habitación: ―Hijo hace mucho calor esta noche, yo voy a dormir desnuda, —dijo la abuela quitándose toda la ropa.

Eso provocó una vez más la erección de mi hijo pues era la primera vez que le veía su vagina. Le asombro pues estaba completamente depilada y no se lo esperaba.

―Tu también harías bien en dormir desnudo hace calor y si sudas esta noche mancharas el único pantalón que te queda. Por cierto, mañana por la tarde estará el otro seco que ya lo lavé.

―Vale pues me lo quito entonces, —dijo mi hijo desnudándose también y mostrando su erección.

―Vaya, pero sí parece que te duele. ¿Por qué no lo has dicho antes?

―Eh… esto… No me di cuenta.

―Que despistado eres, ven aquí que te voy a volver a ayudar.

Una vez más mi madre empezó a masturbar suavemente a Dani y poco a poco mojándose pues por muchas veces que lo hiciera el pene de mi hijo la seguía poniendo a mil. Se lo metió en la boca y empezó a mamarlo suavemente. Mi madre sentía la excitación subir más y más y decidió dar un paso más.

―A ver si esto te ayuda también, —dijo mi madre mientras se disponía a introducir el pene de mi hijo en su vagina.

Entro la cabeza y poco a poco entraba el resto, costaba un poco pues hacía tiempo que nadie había entrado ahí.

―Ahhh duele, pero da placer al mismo tiempo, —gemía la abuela.

―Esta caliente ahí dentro y no pensé que iba a estar tan cerrado

―Es que tu abuelo no la tenía tan grande y gruesa como la tuya y llevaba mucho tiempo sin hacerlo

―Mmmm se siente bien abuela.

―Eso es hijo, ahora te voy a cabalgar.

Mi madre empezó a cabalgar a mi hijo durante unos minutos hasta que llego al orgasmo.

―¡Aarrgggh Dani!

―¡Toma abuela toma!

―Ya me he corrido, ¡pero creo que se acerca un segundo!

―Yo aun puedo darte hasta que te canses

―¡Pues dame! ¡Dame y no pares! ¡¡Dame!!

Cambiaron de posición, mi hijo la puso a 4 patas y le dio bien duro hasta que su abuela se volvió a correr. Cambiaron de posición varias veces más y la abuela ya se había corrido 4 veces y estaba exhausta cuando Dani se acercó al clímax.

―Argh ya estoy cerca abuela ¿dónde acabo?

―Ven que te voy a hacer acabar con mis tetas

―¡Siii hazme acabar con tus grandes tetas!

Dani se subió encima de su abuela y metió su manguera entre sus pechos, la abuela empezó un movimiento con sus pechos hasta que Dani se corrió, llenándole las tetas, la cara y parte de la boca de semen. Después de limpiarse la abuela se tumbó exhausta en la cama.

―Madre mía hijo eres increíble… Me has matado, nunca había follado así.

―Yo también me lo he pasado bien. Tienes unos pechos muy grandes y fabulosos.

―No sabía que te gustaran tanto.

Durmieron los dos muy felices y muy cansados por el sexo salvaje que venían de tener.

Al amanecer la abuela se fue a preparar el desayuno y algo de comer para la salida al monte. Dani apareció minutos más tarde ya con la erección calmada y se sentó a desayunar. Después la abuela se vistió con la ropa de deporte, se puso una camiseta sin sujetador por debajo y una falda deportiva que le regalo mi hermana para supuestamente jugar al tenis con amigas pero que nunca utilizo. Dani se puso la camiseta de su equipo de baloncesto y el pantalón de chándal y salieron a recorrer el monte pues el día era precioso. Llamé para saber cómo estaban los dos y mi madre me dijo que estaban perfectamente bien y que salieron a dar una vuelta por el monte por lo que decidí no molestarles.

Estaban paseando cuando encontraron un lugar donde parar a comer, había una mesa y unas sillas ambas de madera. Pararon a comer y Dani le dijo a su abuela que verle el culo todo el camino más el calor le habían provocado una erección de campeonato así que viendo que no había nadie ahí y que ese monte no era muy visitado generalmente, la abuela se quitó toda la ropa, bajo el pantalón de Dani y se la chupo hasta dejarla bien mojada.

―Ahora te toca a ti chuparme a mi —dijo la abuela subiéndose a la mesa y ofreciéndole el conejo a su nieto.

Mi hijo se la comió hasta que su abuela llego al orgasmo y le rogo que se la metiese.

―¡Por favor acaba ya con mi sufrimiento y clávamela!

―¡¿Aquí al aire libre?!

―¡Claro! No hay nadie y si viene alguien solo podrá tener envidia de ver como una polla como la tuya se folla a un chocho como el mío. ¡Vamos métemela ya!

No se hizo esperar más y le metió su miembro entero con fuerza, lo que provocó un grito de dolor y placer en mi madre. Después de haber cambiado de posición 3 veces y haber tenido mi madre 2 orgasmos sin contar el que tuvo con la lamida de concha mi hijo se acercó al orgasmo.

―¿Dónde lo quieres abuela?

―¡Dámelo en mis tetas así no me puedo poner la camiseta y bajo del monte a casa con los pechos al aire y llenos de semen!

―¡Que caliente eres! ¡ahí va! ¡toma todo! —grito mi hijo corriéndose en los pechos de su abuela.

Por el camino mi madre solo se encontró con una amiga suya vecina que iba al monte a coger caracoles.

―Pero Carmen ¡¿Qué haces así vestida?! ¡¿Es semen eso que llevas ahí?!

―¡No! solo me mordió un insecto y me puse un poco de pomada para que se me pase por eso no me puedo poner la camiseta.

―¡¿Ay, pero mujer es algo grave?! ¡¿Quieres que te lleve al hospital?!

―No mujer no te preocupes que ahora voy a casa me pongo un poco de agua fría y se me pasa.

―Bueno pues que te mejores y ya pasaré a verte a ver como estas.

―Cuando quieras querida.

La vecina de mi madre se creyó todo lo que le dijo y eso les hizo gracia a los dos. Llegados a casa se metieron en la piscina juntos, los dos desnudos y pasaron el resto del día ahí hasta la cena.

Por la noche repitieron lo mismo de la noche anterior, cena película y sexo salvaje. A la mañana siguiente igual, la erección matutina de mi hijo les dio placer juntos, luego lo hicieron en la piscina, en la ducha, en el salón e incluso en la cocina durante el resto de la semana. Tuvieron una semana de sexo salvaje. Mi hijo se corrió en las tetas de su abuela, su cara, su culo, su vagina, su boca, en todos los sitios imaginables. Así llego el final de la semana.

―Te prometo que la próxima vez que vengas tendrás mi culo listo para recibirte, siempre he querido hacer anal con tu abuelo, pero él nunca quería, decía que era algo nuevo y que prefería lo tradicional. Esta vez lo tendré preparado y dilatado para que puedas meter lo tuyo ahí dentro y me llenes con tu manguera.

―Vale, pasaré en unos días después de clase para darte la leche que querías para que te la apliques por la cara que dices que necesitas.

―Vale, no hace falta ni que llames, no salgo mucho, si salgo a comprar verduras y vuelvo a casa así que ven cuando quieras.

―Vale te prometo que no tardaré en venir.

Unos minutos más tarde llegué yo y encontré a mi madre y a mi hijo desnudos en la piscina.

―¡Hija! ¡Por fin llegaste! Quítate la ropa y ven a meterte con nosotros que hace calor y el agua esta perfecta.

―No llevo bañador mama.

―Nosotros tampoco.

―Vale ahí voy, —dije desnudándome y metiéndome con mi hijo y mi madre en la piscina.

―Te he echado de menos mamá.

―Yo también hijo yo también —dije abrazándolo—. ¿Como llevas la enfermedad, te duele o algo?

―No, la abuela me ayuda mucho y ahora estoy bien, pero sigo sin poder hacerlo solo.

―Bueno no te preocupes, al volver a casa te ayudaré yo y en unos días iremos al hospital a ver a Marta así te dice si te has curado completamente o no.

―Ay hija cuando lo lleves al hospital me llamas para decirme como esta ¿vale?

―Vale mamá.

Pasamos el resto de la tarde en la piscina y por la noche nos fuimos a casa. Estuve ayudando a mi hijo masturbándolo y follando durante casi una semana hasta que lo llevé conmigo al hospital para que vea a Marta y nos dijo que todo estaba bien y que se había curado, pero aun así entre Marta, mi madre y yo no creo que haya tenido mucho tiempo desde entonces para masturbarse él solo.
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