Mama y mi Esposa y Yo

heranlu

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Amigos, antes que nada me voy a presentar, vivimos en Madrid, llevo once años teniendo relaciones sexuales con mi madre, estoy casado, tengo hijos y comparto a mi mujer y a mi madre en asuntos de cama. Ella tiene actualmente sesenta y siete, años, unos 75 kilos de peso, 160 de altura, grandes pechos adornados por una aureola de unos seis centímetros de diámetro, coronados con unos pezones como dedales, culo gordo y algo respingón, piernas muy torneadas, de carnes apretadas y muy morena. Desde que tengo uso de razón tan sólo la he visto usar braguitas los días de la regla.
Mis aventuras con ella comenzaron desde joven, por esa época me hacía invitar a la piscina de casa a un grupo de amigos míos, con la excusa del calor y que era bueno tomar el sol en cueros vivos, nos ponía a todos en pelotas en la piscina, y ella también en cueros nos iba dando crema solar uno por uno, con la particularidad de que se esmeraba muchísimo en los genitales y culo, hasta el punto que nos bajaba con delicadeza el prepucio dejándote al aire el capullo después de un buen masaje, mismo que las primeras veces hacía que nos corriéramos en sus manos.
Mientras nos pajeaba con una mano con la otra te amasaba los cachetes del culo con los dedos te iba masajeando el ano hasta poder meterte un dedo que movía en círculos o metiendo y sacando, aquello nos ponía a cien, entre baño y baño nos iba llamando uno a uno, y los demás deseando que les llegara el turno y así poder verla de cerca, excitada con las tetas duras como piedras y esos pezones enrojecidos que tocábamos con una especie de misterio o magia que hacía que mientras le tocabas los pezones sus piernas se abriesen dejando ver entre esa gran mata de vello púbico, que era nuestra mayor envidia, una especie de boca de fondo rosado y húmedo con un bultito arriba cubierto de piel como nuestras pollas, suave como terciopelo, que cuando lo frotabas le hacía salir líquido de su chocho y la hacíamos respirar de forma acelerada, dando gemidos y suspiros hasta que soltaba un grito y nos separaba la mano de ese botoncito mágico.
Con el paso del tiempo nos fuimos atreviendo a más, le metíamos los dedos por su culo, por el chocho mientras ella nos pajeaba, hasta que llegó el día que decidió follarnos, fue una tarde en estábamos viendo TV (mis tres amigos y yo), se acercó a nosotros con refrescos y la merienda, a decirnos cosas picantes, a tocarnos por encima de la ropa, hasta que terminamos todos desnudos en el salón. “Hijo mío hoy vamos a hacer algo que ni tú ni tus amigos habéis hecho antes”. Se puso de rodillas delante de nosotros y comenzó a mamarnos la polla, cuando nos tuvo a los cuatro con los rabos bien tiesos dijo: “vamos niño méteme la polla por el coño”. Tuve el honor de ser el primero, aquella experiencia fue maravillosa, sentía como ese húmedo coño me abrazaba el capullo y conforme metía la polla se me iba echando para atrás la piel, sentía cada pliegue del coño en mi polla que la metía muy despacio entre miedo a lo desconocido y por el placer que me daba.
Sentí los labios vaginales dar en mi pubis, al igual que el botoncito rozándome mi piel, ella se movía como culebra, por instinto le comía los pezones, sentía como sus dedos me abrían el ano y sus dedos jugaban en el, hasta que de pronto todo mi cuerpo se convulsionó como si una descarga eléctrica me hubieran dado, mi polla empezó a llenarle el chocho de leche, mi culo palpitaba con sus dedos dentro, quería seguir moviendo la polla dentro de su chocho, pero el gusto era tan intenso que no podía seguir, así que la saqué y dejé sitio a mis amigos. Viendo a estos follarse a mi madre me volví a empalmar me puse cerca de su boca y mi madre comenzó a mamarme de nuevo la polla hasta vaciarme otra vez mis cojones.
Con el tiempo mis amigos fueron desapareciendo de nuestras vidas, dando sitio a otros. Pero principalmente follaba con mi madre a solas. Un día al levantarse de la silla de un bar, se le pillaron los pelos del coño entre unas tiras de maderas que estaban sueltas, dejándose en la silla un buen manojo de pelos, esto la impulsó a depilarse por completo el chochete, labor que me encargaba a mí, y cada vez que le hago una depilación terminamos follando como verdaderos animales, usamos vibradores que tanto se lo meto yo por el culo como que me los mete ella a mí, el follártela con un buen vibra metido en el culo que te roce la próstata mientras ella tiene otro metido por su culo que roza tu polla por dentro del chumino te hace levitar al llegar al orgasmo.
La última vez que follé con ella fue hace unos días durante sesión de depilación, a ella le gusta ponerme una especie de taparrabos que básicamente es una cinta rodeando mis caderas con dos rectángulos de tela, uno me tapa los cojones y otro el culo. Ese día fui con mi mujer a su casa, nos recibió con tan sólo una camiseta playera ajustada marcando pezones y hasta el ombligo se le marcaba.
La coloqué encima de la mesa del comedor, tumbada con las piernas en V, le di un buen masaje a su abierto chumino que la puso mojadísima, mi mujer al ver el masaje de coño se puso a mil por hora, hasta el punto de masturbarse mientras observaba el masaje preliminar, cuando tenía su chocho lleno de fluidos se subió a la mesa y de rodillas sobre la cara de mi madre le hizo comerle el coño, a mi madre parecía que los fluidos de mi mujer le recorrían todo su cuerpo y le salían por su coño, yo seguía con la depilación hasta dejarla sin un pelo, antes de acabar mi mujer ya se había corrido entre gritos y gemidos.
Mi madre pidió que le metiésemos por el culo un vibrador negro de grueso calibre mientras le acaba la depilación. Cuando vio que la depilación estaba terminada empezó a pedir que la folláramos: “cabrones follarme no me dejéis con las tetas a punto de explotar y el coño hinchado”. Al verla tan cachonda no me lo pensé dos veces me la traje hasta el borde de la mesa y le metí la polla hasta los cojones, mi mujer se volvió a colocar encima de la mesa, pero esta vez como si se follase a mi madre rozando chocho con chocho para así poder comerle las tetas.
Yo alternaba el chocho de mi madre, el chocho de mi mujer y por culo le metí otro vibrador, cuando mi madre se corrió quiso dejar sitio a mi mujer y al hacer el movimiento de salir de debajo de mi mujer, se metió hasta el soporte de las baterías el vibra que tenía en el culo, se puso como poseída echó mano a otro vibra y mientras me estaba follando a mi mujer me lo metió por el culo, sentí abrírseme las entrañas y llegarme hasta los mismos cojones la punta del vibra, mi madre lo puso a plena potencia, todo mi cuerpo vibraba hasta que descargué la leche de mi polla en el interior del coño de mi mujer. Nos “desembalamos ” los tres y no dimos una ducha en común revitalizante.
 
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