mama y amiga

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Virgen
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Ene 16, 2012
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Desperté nuevamente en la cama de mi madre, mi papa estaba de viaje, habíamos tenido una noche de amor. Lo cual ocurría desde hace varios meses, todo comenzó una tarde cuando me sorprendió en mi cuarto mientras me estaba masturbando, yo estaba a punto de eyacular pero con la sorpresa se desinflo mi pene. Ella se sonrío, y me dijo “Mi niño”, se me acerco y tomo mi pene con su mano, comenzó a acariciarlo, de inmediato recupere la erección, pronto eyacule mientras ella me acariciaba lentamente, la excitación era demasiado, parte del semen cayo en la mano de mama, no le importó, se limpio con un pañuelo, se acerco a mi oído y me dijo: “Vuelvo a la noche”. Me pene me tiro de sólo pensarlo. Cerca de las 11, volvió, seguramente papa ya estaba dormido, yo la estaba esperando sin la parte de abajo del pijama. Ella venía con camiseta y pantalones, nada sexi. Me tomo el pene y me comenzó a masturbar lentamente, yo veía sus grandes pechos colgando libremente con los pezones marcados en la camiseta, nuevamente eyacule sin control, manchando su mano, ahora tenia papel higiénico a mano para limpiarme. Se lo pase y se limpio. Pero ahora si tendría mi castigo, nuevamente me dijo al oído “niño malo” Y a continuación “de rodillas” y me puso a cuatro patas en la cama. Me agarro mis bolitas por entre las piernas y me las apretó diciéndome “para que aprendas. Eres mi perrito. Y eyacularas cuando yo te diga”. Me dio además un par de azotes en el trasero antes de irse. Ahí comenzó mi esclavitud y desde entonces soy el juguete sexual de mi madre. Venía todas las noches que podía, las noches que no se aparecía era por que era el juguete de papa, que era un caliente con fama de mujeriego, y que tenía insatisfecha a mama por que repartía su semen entre distintas damitas, mama era sólo otra más de su harem. Poco a poco fui mejorando, cada vez aguantaba más y si mama me lo hacia lentamente duraba mucho más. Una noche termino esa etapa, papa estaba de viaje, ella llego con un babydoll corto y transparente con un pequeño calzón. Mi pene respondió de inmediato a tal magnifica visión. Mi madre tenia una cintura estrecha con unos grandes pechos naturales. Ahora, ella me beso y me lamió el dorso, el estomago, los muslos hasta que llego a mi pene, que estaba a mil, y comenzó a lamerlo, de arriba del glande circuncidado hasta las bolitas, no me puede aguantar y eyacule sin control. El semen le llego a la cara, fue a mi baño a limpiarse. Eso si tendría mi castigo. Me hizo arrodillarme frente a ella, que se quito el calzón, dejando expuesta su entrepierna depilada, me atrajo hacia ella y comencé a lamerla mientras ella me sujetaba la cabeza. Poco a poco la fui abriendo, utilizando mis dedos, abriendo sus labios mayores, la lamia a uno y otro lado. Era muy inexperto pero le gustaba. Yo tenía de nuevo mi pene levantado y ella se dio cuenta. Me dijo “practicaremos un 69”, yo no sabía lo que era hasta ese momento. Se tendió en la cama y me hizo ponerme de rodillas mirando hacia sus pies encima de ella, de modo que tenía sus vulva para chupar y ella me chupaba el pene. Nuevamente, no aguante mucho y eyacule en su vientre. Ahora si me gane un golpe en las nalgas. Se salio de debajo mío y salio del cuarto, volvió al poco rato con una bolsa, me hizo ponerme en cuatro patas y me unto el ano con crema de un tubito, luego del bolso tomo un pene falso de color negro y comenzó a metérmelo en el ano. Me daba golpes en las nalgas si reclamaba, poco a poco se introdujo, yo reclame y le dije que no me gustaba, así y todo me lo metió completo. Estuvo bombeando un rato, me saco el pene y me envío al baño. Yo quede con un dolor muy desagradable en el recto. Volví y ya no estaba. A la noche siguiente, volvió nuevamente, ahora venía con medias y zapatos de tacón alto, seguramente eran para mi padre pero ahora eran para mi. Como me había portado mal la noche anterior, me hizo arrodillarme para lamer su exquisita vulva, me dijo que no me tocara el pene. La lamí hasta que tuvo un orgasmo, lo sentí por me apretó la cara contra sus labias. Yo tenía líquido seminal en mi pene, lo podía sentir. Sacó un preservativo y me lo puso diciéndome: Vamos a jugar al papa y a la mama. Se tendió en la cama con las piernas abiertas, me puse sobre ella, me tomo el pene y lo guío a la entrada de su vagina, estaba muy abierta y húmeda con sus jugos, me dijo que lo metiera y lo sacara despacio, que no me apurará y que descansará si quería, ella me iba a guiar. Estaba en la gloria, mi pene duro y joven estaba por primera vez dentro de una mujer, cosa que la mayoría de mis compañeros de colegio ni soñaba. Comencé a metérselo lentamente, lo entraba y lo sacaba, estuvimos bien hasta que ella me tocó mi trasero con sus uñas, entonces eyacule sin control, era un principiante. Le dije que lo sentí, pero a ella no le basto. Me hizo arrodillarme y poner las manos en el piso, luego me piso con sus tacos y me hizo lamerle los pies. Ya aprendería. Todos esos días dormimos juntos, lamiéndonos una y otra vez, practicando distintas posiciones sexuales de un libro que ella tenia. No siempre usaba preservativos, y la llenaba con mi semen, o hacía que eyaculara en su vientre, en cara o en sus nalgas. Poco a poco comencé a durar más y la tomaba con más fuerza demostrándole quien era el macho en la relación. Me gustaba cuando se ponía a cuatro patas y me ofrecía su trasero. La tomaba de las caderas y le daba duro. Era mi hembra. Un par de veces puse mi puntita en su ano, sabia que sería mío pero debía esperar. Ella cada vez era más golosa y era ella quien se arrodillaba para chuparmelo, recibía mi semen en su boca y se lo tragaba todo, también me cabalgaba poniéndose arriba mío, de frente y de espaldas. Yo era su máquina de orgasmos, cuando no los alcanzaba me castigaba, me debía arrodillar, mostrar mi trasero y me azotaba o peor me untaba el ano y me metía un consolador. Un día llego mi venganza, logro un orgasmo estando en cuatro patas en la cama y yo se lo metía levantado al borde de la cama, una de mis posiciones favoritas y que me permitía controlarme. Cayo rendida hacía adelante en la cama, entonces tome el tubo con lubricante y le unte el ano. Yo se quejo. Me puse un preservativo, la levante nuevamente y fui por su ano. Era mi premio. Me costo un poco, pero logre meter mi pene, se lo introduje hasta el fondo, chocando con sus nalgas, era exquisito. La tome de las caderas y la goce como nunca, me tome mi tiempo pero al final eyacule. Termine encima de ella en la cama, le aparte el pelo y la mordí en la nuca, un pequeño mordisco pero era para que recordara en los próximos días que su ano ahora me pertenecía y que iría por él nuevamente. Desde entonces, nuestra rutina incluía su ano si alcanza orgasmos y si mi pene todavía tenía una erección para penetrarla, ella me estrujaba, primero me chupaba y eyaculaba en su cara o en su boca, luego tenía que tomarla en alguna posición un par de veces así que me quedaba sin leche. Me recuperaba cuando papa no estaba de viaje, si no mis huevos estaban vacíos, ella era insaciable, venia todas las veces que podía. Cuando estaba con la regla venía a masturbarme o a chuparme el pene. Los fines de semana y si papa estaba de viaje tenía que andar desnudo todo el día y así cogiamos como conejos por toda la casa, en esas ocasiones usaba ropa especial para mi: mallas, corset, ligueros, medias de distintos colores, de todo para que yo tuviera erecciones una y otra vez. Un sábado, me dijo que me vistiera que tendríamos una visita, al anochecer llego una de sus mejores amigas, la había escogido muy bien, era una preciosura morena, alta, con un amplio busto. Venía muy elegante con medias negras. Pasamos al ****** y mama me dijo que me desnudara. Nos alumbraba sólo una luz lateral, la amiga se quito su blusa y pude ver que tenía puesto un corset negro, tuve una erección al verla y pensar en lo que venía a continuación, ella me tomo el pene y le dijo a mi madre que era una egoísta al no compartir su tesoro. Comenzó a acariciarme y finalmente me lo chupo, era una experta, me lo chupaba completo y luego se retiraba lentamente. Luego, se quito la falta y pude ver que venía con una pantys abiertas que dejaban ver su vulva, se sentó en un sofá con las piernas abierta y supe que ahora era mi turno. Me arrodille frente a su monte de Venus afeitado y comencé a lamerla, Había tenido una buena maestra, y la lamí hasta que puso sus piernas sobre mis hombros y tuvo un orgasmo. Mientras tanto mi mami me acariciaba lentamente, a veces me masturbaba pero sólo un poquito sabía que tenía que guardar. Nos fuimos los 3 al dormitorio de mis padres.
 
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