MADRES, ESPOSAS E HIJAS (PARTE 4)

RichardVelard

Virgen
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Ene 9, 2022
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MADRES, ESPOSAS E HIJAS

PARTE 4

“—Exactamente así fue —dijo Miriam bastante risueña y complacida—, pero con lo que no contaba esa señora es con la cantidad de mujeres y de gente en general, que ya le eran afines a Pablo en ese momento, por lo que se llevó un chasco y además aunque no de inmediato pero, Pablo logró descubrir el por qué y el cómo habían sido bloqueados por algunas personas sus poderes, y desde allí puso manos a la obra para resolver ese problema. De modo que ahora no hay ninguna hembra hermosa en este vecindario, ya sea madre, esposa o hija, que Pablo no pueda tomar y montar a gusto, la mayoría de las veces en la comodidad de sus propias casas”.



El bullicio y la algarabía se escuchaban por todos lados, tanto en las canchas y en la explanada principal como en los amplios corredores. El dispositivo que anunciaba la interrupción momentánea de las clases para dar paso al juego y la diversión, había sonado hace cosa de unos cinco minutos.

***​

—¿Pero entonces sus vidas no han cambiado para nada, de verdad? —preguntó la maestra Dora Alicia, mientras miraba con ceño escrutador directamente a Anabel, quien al igual que ella también era docente, si bien no en la misma escuela.

—No maestra —respondió con voz y talante tranquilizadores su colega—, tanto en lo laboral como en lo privado, y en cualquier otro aspecto, nuestras vidas siguen iguales, sólo cambia el hecho de que…

—De que Pablo, a quien usted ha visto en todos esos videos que le mostró Yoana hace dos noches, puede tomarnos cuando quiera, sin que nosotras podamos impedirlo pues somos afines a él, ni tampoco dejar de disfrutarlo por supuesto.

Quien había interrumpido a la profesora Anabel era Miriam, una mujer casada y madre de dos hijos.

—Sí —dijo Anabel con su voz dulce y elegante—, es tal como la señora Miriam lo menciona, y tal como usted lo puede constatar en este momento, yo sigo dando clases en esta misma escuela. Soy divorciada, madre de una excelente jovencita, y si el amor toca a mi puerta puedo darle una segunda oportunidad. Nuestras vidas siguen su curso normal, el señor Pablo no nos restringe para nada.

—Nada cambia maestra —dijo Miriam con seguridad y autoridad—, mis hijos estudian aquí en esta misma escuela, sólo que por la tarde a petición de Pablo, pero fuera de eso no hay ni va a haber ningún problema o riesgo. Es decir, usted ya vio el alcance de sus poderes. Y por si fuera poco los ha seguido desarrollando todavía más.

—No sólo nosotras estamos totalmente seguras y a salvo como parte del har… bueno del grupo que él ha formado —añadió la maestra Anabel—, también lo están todos nuestros seres queridos y conocidos, de modo que no hay ningún riesgo de que alguien salga perjudicado en ningún sentido.

—Entonces, déjenme ver si entendí bien… si, si un pariente o conocido suyo entra de repente en su casa y encuentra a una de ustedes, mientras Pablo la está…

—Si nos encuentra mientras Pablo nos está montando y ya fue expuesto a los poderes de Pablo, lo toma como algo normal; no se sorprende para nada y permite que siga la cópula, así pasa con mi marido o con mis padres que viven en casa con nosotros por ejemplo. Pablo me lo ha hecho infinidad de veces en su presencia; tengo que reconocer que al principio me parecía algo incómodo y extraño, pero después comencé a acostumbrarme y a dejarme llevar por el placer. Pero volviendo a su pregunta, también si es alguien nuevo pasa más o menos lo mismo, al acercarse al lugar donde está Pablo, la persona queda expuesta a uno u otro de sus poderes, o bien Pablo los activa como recurso y ya está.

—¿Entonces el no usa sus poderes todo el tiempo? —preguntó Dora Alicia un tanto extrañada.

—Ahora ya no es necesario —dijo Miriam—, los ha perfeccionado tanto que sus ordenes y sugestiones mentales tienen efecto permanente.

—Dora Alicia volteó a ver a la maestra Anabel, quien asintió con una sonrisa tranquila y sosegada, tal como era costumbre en ella.

—¿Y dicen que todos los videos que vi son de cámaras de su propiedad?

—La mayoría sí profesora —dijo Anabel—, pero en unos pocos casos los sistemas de grabación son de terceros—, pero como previamente Pablo ya ha realizado algún tipo de enlace mental con los propietarios de esos sistemas, no hay ningún problema, ellos no van a mostrárselos a nadie, salvo al mismo Pablo sí él se los pide.

—En cuanto se es alcanzado sin darse cuenta, por sus poderes, o se entra en su campo de fuerza, ya sea lo uno o lo otro, se es completamente afín a Pablo. Claro que la configuración varía de hombre a mujer, o de la misma configuración particular que use Pablo en un caso en específico.

—Uffff, muy inteligente de su parte —dijo Dora Alicia después de guardar silencio por unos instantes—, bueno, pero ¿Ustedes están completamente conscientes de todo lo que pasa?

—Claro que sí maestra —le respondió Anabel—, salvo que él decida dormirnos… para disfrutarnos de esa manera.

—¡Ah! —dijo su colega con sorpresa.

—¡Hombres! —exclamó Miriam—, no se contentan con una de nosotras, y si pueden como es el caso de Pablo, nos toman en todas las formas que se les ocurren.

Dora Alicia sonrió levemente, mientras la maestra Anabel también lo hacía, pero bajando la cabeza, como si aquel comentario fuera demasiado para una mujer madura y seria como ella, y por su parte Miriam sonreía plenamente y sin ambages, si bien era obvio que también ella era una señora y madre de familia.

—Entonces conoceré a este señor hasta que regrese de su viaje, y no estoy obligada a despojarme de la cadenita de oro que llevo en el cuello ¿es correcto?

—Como guste maestra, pero ya Yoana le explicó que no sirve de nada, tal y como ella misma también le dijo, el oro ya no sirve de defensa contra sus poderes, pero si gusta sígalo llevando —dijo Miriam tomándola amigablemente con una mano por el antebrazo—. Como sea él por sus razones, ha decidido no usar sus poderes con usted. Y en cambio ha preferido invitarle a nuestro club, poniendo a todas las hembras con las que cuenta a su disposición, aprovechando que usted es más lesbiana que hetero. Y si aún nadie se lo ha revelado, lo de su gusto por las mujeres lo supo hablando con su amiga Yoana, quien le mencionó lo de la aventura que tuvieron en la universidad.

Dora Alicia volvió a sentirse cohibida por lo último que había dicho Miriam, y entonces la maestra Anabel vino a salvarla, retomando lo de los poderes de Pablo y lo nulo que resultaba a esas alturas, llevar objetos de oro contra su defensa.

—¿No vio el video maestra Dora? —preguntó educadamente Anabel— Donde las somete a ambas, madre e hija, ellas están usando objetos de oro y de nada les sirvió, él acabó poseyéndolas a las dos sin ningún problema.

—¡Y de qué manera! —dijo Miriam abriendo grandes los ojos, mientras a la vez hacía el ademán de echarse aire con las manos, pero no porque realmente estuviera abochornada, sino simplemente para remarcar, lo extremadamente caliente y lascivo de aquel video.

—Sí ¡Un video tremendo! —dijo Dora Alicia por su parte, bajando la mirada y fingiendo disgusto por aquella filmación, pero en realidad aquel video fue el que la había acabado de convencer, de dar la ubicación de su anterior domicilio, o mejor dicho la ubicación del local de la estilista Raquel.

—A propósito, espero contar con ustedes en que se aseguren de que, pues de que la señora que me advirtió de no venir aquí, la que conocí en el local de Raquel, que no sufra ningún daño.

—Tal y como Yoana ya le dijo, Pablo sólo desea hablar con ella, usando sus poderes claro está, para que deje de esparcir rumores infundados entre la gente. Pero eso es todo, no se le hará ningún daño. Incluso podemos convencer a Pablo de que usted esté presente cuando él hable con ella —dijo Miriam.

—La señora sólo está repitiendo las falsedades que le dijo la señora Kira, la vidente, que por fortuna ya se fue de aquí; pero como usted ha podido ver, no hay nada de rituales macabros, ni mucho menos asesinatos, ni nada eso —dijo la dulce maestra Anabel.

—Nada excepto un club secreto en el que usted va a poder ingresar —remató Miriam—. Pero bueno, para explicarle un poco más claramente lo que pasó son esa fulana, que de vidente no tiene absolutamente nada; ella se enteró de la presencia de Pablo, cuando comenzó a perder a algunos de su clientes, resultó que algunos eran mujeres que acudían con ella para resolver sus problemas maritales, claro que ella les vendía amuletos que no servían y de ayudar las ayudaba muy poco realmente, pero a algunas de ellas las más lindas y hermosas, Pablo ya las había tomado para él con sus poderes, y fue Pablo quien las terminó ayudando de verdad.

—Sí —continuó Anabel—, solamente por eso se enteró de Pablo, porque esas mismas mujeres dejaron de acudir con ella; y cuando las cuestinó llamándolas por teléfono, sin entrar en los detalles sexuales ellas le dijeron, que alguien más las había ayudado y resuelto sus problemas de raíz. Eso hizo que la señora comenzara a investigar, encargándole a un muchachito que le hacía mandados, ver si entre ese grupo de clientes perdidos, algunas o todas se dirigían a un mismo lugar en algún momento. Claro que le advirtió al muchacho que lo hiciera sin que ellas se dieran cuenta.

—Exacto —dijo Miriam—, y como el niño es conocido en el vecindario por hacer mandados a todo mundo, y está yendo y viniendo en horas de la mañana, así fue como de lejos vio el lugar al que se dirigían por momentos las mujeres, es decir una casa en este mismo vecindario, al fondo de la unidad; que es la casa principal que Pablo tiene aquí pero no la única; y de ese modo el muchacho entregó su reporte a la tal Kira, quien atando cabos, comenzó a sospechar que algo pasaba en este lugar, y luego de allí comenzó a advertir a todos los clientes que le quedaban, hombres, mujeres o parejas contra Pablo.

—¿Y Pablo no lo sabía? —preguntó Dora Alicia.

—No, no tenía ni idea —contestó Miriam—, la señora no estaba dentro de sus objetivos, y además si acaso por circunstancias hubiera estado expuesta a los poderes de Pablo, el oro que llevaba entre sus tantos colguijes, pulseras y amuletos, la hubiera protegido; y para cuando Pablo intentó contactarla para usar sus poderes con ella, la tal Kira ya sabía que el oro bloqueaba sus poderes mentales. Bueno, lo había descubierto por casualidad.

En ese momento intervino la maestra Anabel.

—Resulta que una de las mujeres que todavía eran clientes de la señora Kira, y en respuesta a sus advertencias contra el señor Pablo, le llamó para decirle todo lo que había sucedido a media tarde en su propia calle; la clienta no entendía cómo, pero supuso que era por los amuletos contra hechicería que la vidente le había vendido hace tiempo, por lo que los poderes mentales del señor no funcionaron con ella, le dijo que había visto cosas bastante inusuales, y además estaba asustada.

—¿Entonces esa señora se enteró casi por casualidad después de interrogar a fondo a su cliente?

—Exactamente así fue —dijo Miriam bastante risueña y complacida—, pero con lo que no contaba esa señora es con la cantidad de mujeres y de gente en general, que ya le eran afines a Pablo en ese momento, por lo que se llevó un chasco y además aunque no de inmediato pero, Pablo logró descubrir el por qué y el cómo habían sido bloqueados por algunas personas su poderes, y desde allí puso manos a la obra para resolver ese problema. De modo que ahora no hay ninguna hembra hermosa en este vecindario, ya sea madre, esposa o hija, que Pablo no pueda tomar y montar a gusto, la mayoría de las veces en la comodidad de sus propia casas.

***​

La conversación privada había seguido en el mismo tono de preguntas, respuestas y aclaraciones, y había pasado de exteriores a un rincón de la cafetería de la escuela. Y para ese punto la maestra casi estaba agradecida consigo misma, por no haber hecho caso a las advertencias de aquella mujer mal informada. Que la hubieran privado de probar todas aquellas vulvas deliciosas, de mujeres de belleza natural como aquellas dos madres de familia.

Cuando retomó la palabra, Dora Alicia trató de no parecer desesperada y ansiosa pero aún así no pudo evitar preguntar.

—Pero entonces, me temó que tendré que espera varios días más para… disfrutar de los beneficios, porque dicen que este señor se encuentra de viaje ¿verdad?

—Sólo le pedimos un poco de paciencia maestra, pero si gusta la maestra Anabel puede darle un pequeño adelanto.

—¿Ah sí? —respondió ella tratando de no dar a notar ninguna emoción, si bien acababa de sentir un latigazo de placer en su vagina.

Lo cierto es que la profesora deseaba poder subirse a la cama, y disfrutar a gusto con cualquiera de aquellas dos hembras; o con las dos a la vez de ser posible.

Entonces la maestra Anabel tomó de nuevo la palabra.

—Pásese por la tarde maestra Dora, a eso de las cuatro a mi casa, ya le di la ubicación; voy a pasarle un video para que se acabe de convencer de que nuestro grupo es totalmente privado y seguro. Allí verá usted a otras mujeres, algunas las conoce o tal vez no, pero todas viven aquí en este mismo vecindario, y de acuerdo a sus avances y a sus méritos para con el señor Pablo, podrá disfrutarlas a todas. Y allí yo personalmente voy a darle el adelanto que menciona Miriam, el señor Pablo me lo autorizo si era necesario, para que no resienta tanto la espera.

La maestra sonrió discretamente, pero había gran satisfacción en su rostro.

—¿Pero entonces todas ustedes son… bisexuales?

—No necesariamente, pero es un hecho que todas las que estamos bajo los poderes de Pablo, podemos serlo, naturalmente si es él quien nos lo pide, ¿me entiende? —dijo Miriam con cierto tono de descaro, lo cual ocasionó un segundo latigazo de placer en la vagina de la maestra Dora Alicia.

***​

—No se preocupe maestra Dora, todo está listo para que usted pase un rato agradable —dijo su colega Anabel desde el asiento del conductor del auto, mientras estrechaba su hombro tiernamente y le sonreía.

Dora Alicia estaba emocionada y excitada pero todavía más nerviosa, finalmente iba a tener sexo caliente con alguna de sus vecinas, y seguramente muy hermosa, tomando en cuenta el buen gusto para elegirlas que tenía el tal Pablo. El problema es que había habido cambio de planes a último minuto, y eso era algo que ella no se lo esperaba; el poseedor de aquellos tremendos poderes mentales había vuelto a la ciudad antes de lo previsto. De manera que la maestra Anabel tenía instrucciones de esperar la llegada de Dora a su casa, para desde allí de inmediato trasladarla a la casa de Miriam, la que estaba en el mismo vecindario a apenas unas manzanas de distancia. Después de mostrarle la casa y de que ella se bajara del auto la maestra simplemente se retiraría.

—Perdone pero necesito tomar fuerzas, para no parecer tan nerviosa cuando toque a la puerta y abran —dijo la docente, y como las calles de aquel enorme vecindario de clase media, solían estar casi siempre semi vacías dado lo retirado del mismo. Dora Alicia tomó y estrujó con sus manos las pequeñas pero deliciosas tetas de su colega. Claro que por encima de la ropa.

La maestra Anabel sólo se cercioró de que nadie las estuviera viendo, lo hizo con un paneo rápido, y después de eso no tuvo ningún problema en dejarse toquetear sus delicados senos, por parte de aquella mujer mulata, madura y poseedora de un culo grande y turgente.

Previamente en la casa de Anabel, y después de que ella le informara del cambio de planes, la maestra Dora había aprovechado el momento en que pidió que Anabel le permitiera pasar a su baño, para manosearle y estrujarle con vehemencia el lindo culo, paradito y redondo que tenía su colega.

—¡Ah mire ya abrieron la puerta, vaya con confianza maestra!

—¡Oh… pero está segura que…!

—Sí vaya para allá, esa señora que abrió es la mamá de Miriam. Recuerde lo que hablamos por la mañana, no hay nada de que preocuparse, sus padres están en la casa y con los poderes de Pablo consienten todo lo que sucede. Va a ser algo muy bonito, ahora vaya usted para allá, no viene ningún auto pero igual cruce la calle con cuidado, eso es ¡Vamos!

La maestra Dora Alicia, con la vulva peluda y de labrios gruesos que tenía, y que por cierto ya había comenzado a lubricar por sí misma, es decir sin los poderes de Pablo implicados, finalmente se animó aunque lentamente a bajar del auto. Lo cierto es que no quería verse o lucir desesperada, ya que ella tenía ante la gente más bien una imagen seria, y además sabía que estaba siendo observada por la señora un poco entrada en años, que la miraba sonriendo desde la puerta de una casa al otro lado de la calle. Pero seria y todo Dora no pudo evitar dar un saltó cuando ya estaba saliendo del auto, y es que cuando dijo ¡Vamos! Su colega Anabel le dio tremenda palmada en el culo.

***​

Las cortinas de la ventana al frente de la casa estaban corridas, y Dora notó que eran además muy gruesas, y cuando ella ya estaba a un metro de distancia de llegar a la puerta, la madre de Miriam que seguía sonriendo le dio la bienvenida, pero en vez de contestarle la profesora casi corrió y se abalanzó hacia el umbral, y sólo hasta entonces saludó a la señora, a la cual casi dio un empellón, y todo por la apuración que la profesora tenía no tanto por entrar, sino más bien por cerrar la puerta completamente. Y es que desde la distancia ya mencionada, Dora Alicia madre de familia y milf, había visto con perfecta claridad lo que estaba pasando dentro, y no quería que nadie más lo viera.

—No se preocupe maestra —dijo Miriam desde el sofá de la sala—, no era necesario cerrar tan a prisa, Pablo activó un campo de fuerza que cubre hasta el otro lado de la calle, lo hizo cuando mi mamá fue a abrir, bueno cubre la calle y las casas cercanas en un radio de unos veinte metros; ya desde antes habíamos escuchado llegar a la maestra Anabel, y mi mamá confirmó que era ella cuando levantó un poco las cortinas.

—¡Oh, lo siento! No quise ser grosera —dijo la profesora disculpándose.

—No se preocupe sabemos que no fue intencional, ya se acostumbrara, ah mire los presento, la señora que acaba de abrirle la puerta es Matilda mi mamá, que como podrá darse cuenta está viendo su novela de las cuatro en la enorme pantalla que nos ha regalado Pablo, y allá en el comedor está mi padre que llegó tarde a comer y ahora está tomándose su postre, él se llama Ismael. Y este señor detrás de mí y dentro de mí, es el mismo que usted ha visto en todos los videos que le mostraron Yoana y su hija, tal vez le cueste un poco reconocerlo, ya sin disfraz de uno u otro tipo y sin barba ni bigote, pero es él, es Pablo.

—¡Buenas tardes maestra Dora Alicia! Me da muchísimo gusto conocerla —dijo con voz segura y amistosa, un tipo alto con fisonomía regular, y que si no tenía rostro de galán de cine tampoco era mal parecido.

La maestra contestó el saludo lo más educadamente que pudo, pero no hizo por moverse de su sitio; lo cierto es que además del acelerado latido de su corazón, ella sentía que le temblaban las piernas ante aquella escena, y eso que debido a aquellos calientes videos que había visto, ella creía estar preparada para todo.

Todos los presentes le habían saludado alegre y amigablemente, el padre allá en el comedor, y la madre más cerca de Dora en el espacio de la sala, la señora Matilda había vuelto a sentarse en uno de los sillones para seguir viendo la tv. Mientras que en el sofá estaba su hija pero no sentada como corresponde a una dama, Miriam era la señora de aquella casa sí, una mujer de 30 años cumplidos, madre de dos y actualmente aún casada, con la cabellera larga y ondulada cayéndole a ambos lados del rostro, al igual que sus padres ella estaba vestida; pero estaba sobre el sofá en cuatro patas y no sólo eso.

Miriam tenía la parte baja de su largo y adorable vestido completamente levantada, y sus senos también había sido liberados pero sin despojarla de la prenda; aquel era el mismo vestido con el que Dora le había visto por la mañana, y que le cubría desde los hombros y casi hasta las rodillas, pero ahora las cosas habían cambiado; sus zapatos estaban simplemente tirados en en el suelo, como si ella hubiera tenido mucha prisa por quitárselos sin colocarlos ordenadamente, sus pantys estaban descaradamente sobre la mesita de centro lo mismo que su sostén.

Aquella esposa y madre de familia dejaba ver sin ningún recato todos sus encantos, mientras mostraba un semblante seguro y orgulloso. Sí, Miriam se veía como una mujer completamente empoderada en esos momentos; en que sus piernas, su culo y también sus tetas, estaban a la vista. Y subido en el mismo sillón y detrás de ella, Pablo completamente desnudo la bombeaba con ahínco hasta lo profundo de su coño; curiosamente no con la rudeza con la que Dora Alicia le había visto embestir a otras hembras en los videos. No obstante, era obvio que aquella penetración no era dulce como tal; todo lo contrario, aquella era una penetración ardiente y obscena; muy probablemente provocada por el morbo que sentía Pablo de estar poseyendo a Miriam en la presencia de sus padres.

—Pero acérquese a saludar a Pablo, él no va a morderle… por lo menos de momento.

Ante aquello todos rieron, incluida la propia maestra, y de inmediato Dora Alicia avanzó hacia la pareja que la miraba sonriente. Aún estaba nerviosa pero ahora se sentía mucho más en confianza.

Pablo y ella se saludaron con un amistoso beso en las mejillas.

—Disculpe que no la salude pero tengo las dos manos ocupadas con esta hermosura, dijo Pablo quien tenía bien sujeta a Miriam por la cintura, mientras ella comenzaba a gemir ante aquellas embestidas; era obvio que a Miriam también le gusta sobremanera, eso de ser cogida con público de por medio.

—No se preocupe Pablo, la verdad es que me alegro de estar aquí y que finalmente nos conozcamos, sólo que como es algo nuevo para mí… espero sean pacientes conmigo.

—No se preocupe, así nos pasa a todas, o bueno a algunas, y eso que con todas nosotras Pablo ha usado sus poderes, usted es la excepción —dijo Miriam.

—¿Y el campo de que me han hablado sigue activado ahora?

—A eso respondes tú Pablo… ¡auch! —dijo Miriam mientras Pablo aumentaba los bombeos dentro de ella, y en ese inter pasaba de sujetarla por la cintura a estrujarle las tetas.

Antes de responder a la pregunta Pablo dijo:

—Siéntale el culo a esta hermosura, lo cierto es que bajo este tipo de vestidos largos, y como no son ajustados, se disimula mucho su hermosura, adelante tóqueselo. En cuanto a lo del campo, no sigue activo, lo activo sólo cuando es necesario.

La maestra dudó sólo unos instantes. Después con su mano derecha comenzó a manosear el glúteo izquierdo de aquella madre de familia; lo hizo lentamente, disfrutando tanto la forma como la textura del trasero de Miriam.

—Ahhhhh —suspiró la profesora después de disfrutar con su mano aquel delicioso culo, y comprobar que Pablo tenía razón, esto hizo que Pablo se excitara todavía más, y que empezara a rebotar contra las nalgas de Miriam, con la misa fuerza con la que Dora lo había visto embestir en los videos, a otras hembras, todas vecinas del lugar.

Miriam gimió ahora con más fuerza y se arqueó mientras cerraba los ojos, y se dejaba poseer por completo enfrente de sus padres, y por un hombre que no era su esposo.

Pablo había vuelto a aferrar por la cintura a la señora de la casa, cosa que la maestra aprovechó para, con gran avidez y por iniciativa propia, comenzar a manosearle las tetas a Miriam, quien pareció disfrutar todavía más con aquellas morbosas y obscenas caricias de la profesora.

—¿Puedo desnudarme ya? —preguntó con inocencia la maestra.

—Se está tardando maestraaaaaaaaa —dijo Miriam que en aquel momento tenía un orgasmo, y que Dora comprobó que cuando abrió los ojos, aquella hembra los tenía completamente en blanco, producto de las inmensas oleadas de placer.

Aquello fue más que suficiente, Dora Alicia Torres se desnudó lo más rápidamente que pudo, mientras de reojo se dio cuenta de que el padre de Miriam se levantaba de la mesa pues había terminado el postre, y que se dirigía a la sala, para muy seguramente ocupar uno de los sillones que quedaba libre. En efecto fue así y la maestra tuvo que reconocer que el padre de Miriam, se había movido cuidadosamente, para no molestar a los integrantes de aquella pequeña orgía en casa.

Ya completamente desnuda la maestra se inclinó, y tomó con ansia entre sus manos el rostro de la hija de Matilda e Ismael, y la besó en los labios con tremenda lujuria, a lo que Miriam sorprendentemente respondió primero con sumisión total, y después ella misma casi succionando los labios de la profesora con los suyos, quien reaccionó sorprendida pues no se esperaba eso. Y todavía más grata y deliciosa sorpresa fue, cuando Dora Alicia sintió que la lengua de Miriam entraba en su boca y buscaba la suya, para iniciar un riquísimo duelo sexual, que ella naturalmente aceptó con los ojos cerrados, dejándose caer con cuidado, de rodillas en el suelo.

Cuando abrió los ojos se dio cuenta de Pablo las miraba complacido.

Por un segundo la maestra volteó a ver al padre de Miriam, y aquella breve ojeada fue más que suficiente, para darse cuenta que el viejo se había deliberadamente ubicado en un sillón, desde el que no sólo podía ver la tv, sino que también podía ver mucho mejor cómo penetraban a su propia hija, quien además era casada y madre.

Sí, los ojos de Ismael aunque aparentemente veían la tv, lo cierto es que brillaban de excitación por ver a su hija siendo penetrada, de eso estuvo completamente segura Dora Alicia.

Pero en eso se sobresaltó y se puso de pie, pues claramente escuchó unos pasos, que venían del pasillo del fondo de la casa, ubicado del lado izquierdo. Aquellos eran unos pasos generados por calzado de mujer indudablemente.

—¿Hay alguien más en la casa? —Dijo la maestra.

—No se preocupe, es un regalo para usted y se llama Susana Elizabeth.

Dora Alicia se maravilló y se excitó todavía más.

A la altura del comedor una joven de unos veinte años venía caminando hacia ella, y salvo por los zapatos estaba completamente desnuda. Desnuda y sonriente para ser exactos.

—Hola maestra, yo soy su regalo, y voy a ser su muñeca sexual esta tarde —dijo alegremente y casi con inocencia, aquella hermosura juvenil.

La maestra casi lloraba de placer, y después de unos segundos, todos pudieron ver como sin manipulación directa de su vulva, su coño había comenzado a venirse literalmente a chorros. Que le escurrían como una cascada de placer de su vagina por sus piernas y caían al suelo. Incluso la misma Dora Alicia estaba asombrada y no podía creerlo, claro que tampoco pudo detener aquello ni mucho menos evitar disfrutarlo, mientras gemía y entrecerraba los ojos. Es más, aquello fue tan natural e inesperado, que ni siquiera tuvo tiempo para sentirse avergonzada.

—¡Squirting! Casi gritó Miriam, y todos incluyendo sus padres voltearon a mirar.

En una jugada tan rápida y veloz como inteligente, Susana se lanzó hacia la maestra y cayó de rodillas, y se le metió entre sus piernas y mientras la sujetaba firmemente por la cadera, puso su boca bien abierta contra la vulva chorreante de la profesora, cerró los ojos y comenzó a lamer y a comerse aquel coño encantada de hacerlo, como si aquella cascada de jugos le supiera a gloria; la maestra por su parte con gran esfuerzo se mantuvo de pie, y hubiera caído al suelo de no ser porque el viejo Ismael muy solicito, se levantó de su sillón y la ayudó a sostenerse.

—¡Gracias! —dijo temblando de placer la profesora, a lo que el padre de Miriam contestó que no era nada, mientas su hija gemía y Pablo por su parte no dejaba de bombearla.

Y una vez más comprobó Dora Alicia, que el viejo miraba con gran excitación y ya sin disimular, directamente a la entrada vaginal de su hija, que en esos momentos alojaba amorosamente, el duro miembro viril de Pablo.

Mientras allá abajo en su propia vulva mojada, Susana Elizabeth seguía succionando sus jugos y lengüeteando su entrada, con los ojos totalmente cerrados.

(CONTINUARÁ)
 
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RichardVelard

Virgen
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He tenido que editar un poco el texto, para corregir algunas incoherencias, y también para que no haya contradicciones entre las partes de la historia. Espero que no me vuelva a suceder.
 

Demoni2015

Virgen
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Sigue así te está quedando una muy buena historia.
De esta parte me intriga como se desarrollará el asunto del padre, si tendrá recompensa o se quedará con las ganas.
 
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