MADRES, ESPOSAS E HIJAS PARTE 3

RichardVelard

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Ene 9, 2022
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MADRES, ESPOSAS E HIJAS

PARTE 3

“Así fue como me eligió —dijo Susana—; selecciona a las mujeres que más le excitan, sin importar si son madres, esposas o hijas”.

Susana Elizabeth y su novio Alejandro fueron dos de las primeras personas, en quienes Pablo probó y ensayó sus recién adquiridos poderes mentales; y la elección a la larga no pudo ser mejor, ambos tenían diecinueve años, los dos estudiaban en la universidad sólo que en diferentes carreras y campus; y todos sus amigos y familiares sabían que inexorablemente iban a acabar en el altar; sólo que la fecha de la boda aún no estaba asegurada. Muy probablemente lo harían al acabar la carrera, pero en cualquier caso eso era lo de menos, además ya él la había desvirgado desde hacía tiempo, con gran beneplácito de ella. Como sea la unión, aunque a futuro era algo inminente, y nadie ponía en duda que acabarían convertidos en marido y mujer, para vivir toda una vida juntos igual que los padres de ambos.

Cualquiera que los conociera de tiempo, sabía que aquellos dos no sólo hacían una bonita pareja, realmente se adoraban el uno al otro, se habían enamoraron casi desde que se conocieron, y desde entonces se habían profesado un amor sincero que superaba toda prueba; y de eso habían pasado ya cinco años. De manera que no parecía que nada fuese capaz de romper aquella relación, tan bonita y tan estable, tan duradera.

Sí, definitivamente Susana y Alejandro eran el uno para el otro. Y la cereza del pastel en aquella relación venía siendo, que aquellos dos jóvenes, estudiosos y de carácter agradable, además de siempre alegres; no conocían problema o dificultad de pareja que, en su caso no tuviera solución, o a la que no pudieran afrontar juntos y salir adelante.

A pesar de todo lo anterior, hubo algo que estuvo a punto de resquebrajar aquella profunda relación; y que pudo haber dejado a todos con un palmo de narices; al cancelarse la tan esperada unión nupcial. Sin embargo ambos chicos lograron salir fortalecidos como pareja, de aquella eventualidad tan inesperada como singular. Esto tuvo que ver directa e indirectamente con Pablo y sus poderes mentales; pero después de aquel evento, la pareja de jóvenes salió aún más fortalecidas. Y en esto tuvo mucho que ver la influencia del mismo Pablo.

Naturalmente de entre sus amigos y conocidos o familiares, casi nadie supo que hubo un problema relacionado con ciertas fotos, que hubiera estado a punto de separar a la pareja. Y todavía menos personas estuvieron presentes cuando aquellos dos, dieron por terminado el asunto, haciendo las paces entre ellos mediante un largo y prolongado beso.

Brisia la amiga de Susana, fue una de los dos testigos de aquel momento tan íntimo. Aquel fue un beso de larga duración, en que ambas bocas y lenguas se tomaron su tiempo, fue tan romántico y dulce como sensual y caliente. Al grado que ambos suspiraron con beneplácito, mientras sus bocas se mantenían unidas.

Y a ninguno de los dos pareció disgustarle para nada, que tanto el hermoso y redondo rostro de Susana, así como sus perfectos dientes, sus labios y hasta el interior de su boquita; estuvieran rebosantes de semen caliente, recién eyaculado a borbotones contra ella.

Sí, aquella descarga seminal había sido intensa y poderosa, enorme; la universitaria y futura dentista se la había ganado a pulso por ser tan linda; y es que nadie podía negar al verla, que aquella estudiante era una verdadera delicia. Susana era realmente baja de estatura, pero eso de algún modo la hacía todavía más excitante; y esto era así porque tenía un físico compacto pero muy bien definido, que en su pequeñez acentuaba su femineidad; Susana tenía unas tetas y un culo juveniles, redondos y maravillosos, tan bien delineados para la proporción de su cuerpo como sus caderas.

Precisamente por todo lo anterior, la novia de Alejandro había logrado producir toda aquella cantidad de esperma, en unos cojones peludos que no eran los de su novio; y luego más tarde y sin ningún resquemor o renuencia, la chica había acabado recibiendo sobre ella, los calientes lechazos uno tras otro que ella misma había provocado. Y mientras esto sucedía Susana mostraba una sonrisa de oreja a oreja, mientras mantenía bien cerrados los ojos. Y por su parte, Pablo y de manera muy ruda, la tenía bien sujeta por el cabello a la altura de la nuca; cosa que no era realmente necesaria, pues Susana estaba en la mejor disposición de ser bañada en leche. Claro que la joven no reclamaba para nada por aquel trato; de manera que cuando aquella mano sujetó aún más fuerte y tiró un poco hacia atrás la cabeza de la joven, mientras el hombre le exigía abrir la boca, Susana de inmediato obedeció.

Y Alejandro pudo ver con gran satisfacción, como algunos de los disparos de hirviente leche, ingresaron en aquella boca, en la que a él le constaba fielmente, que antes ningún otro pene más que el suyo, había podido escupir su esperma.

De manera que Susana había acabado con semen hasta en la frente, e incluso sobre su cabeza, en su sedoso y ondulado cabello castaño. Pero también había unos cuantos restos sobre su cuerpo; y es que los últimos lechazos de lava espesa y blanca, ya menos enérgicos, habían tenido la fortuna de caer allí, como amoroso homenaje final de parte de aquel pene durísimo, para con aquella pequeña hermosura, que yacía alegremente de rodillas y completamente desnuda.

Y todo aquello mientras su novio, que ahora la amaba todavía más, estaba allí a su lado, acompañándola y dando su anuencia. Apoyando como siempre había hecho a su adorada novia, en todo lo que ella emprendiera, y ahora no era para menos. Mientras Susana disfrutaba de ser parte de aquel ritual sexual, Alejandro se veía igual de alegre que ella, e incluso por momentos la había conminado, a seguir prontamente y al pie de la letra las indicaciones, que aquel otro macho le daba a ella.

Y pensar que para que aquel hermoso final se diera, todo había comenzado de hecho, de muy mala manera…

***​

El asunto había iniciado unas semanas después, de que Susana, a instancias de su amiga Brisia, comenzó a trabajar en una tienda de regalos muy bien puesta y bien surtida, ubicada a unos tres kilómetros de donde ella y Alejandro vivían.

Susana era muy inteligente al igual que su novio, pero ambos eran integrantes de familias que sin ser pobres vivían al día. Alejandro había conseguido una beca, pero a Susana por cuestiones administrativas le estaban dando largas. Así fue como en una plática con su amiga Brisia, quien había dejado sus estudios para ingresar de lleno al medio laboral, se enteró que en el mismo local donde ella se empleaba, estaban solicitando una encargada de medio tiempo.

Lo de medio tiempo era realmente algo ideal; pero Susana abrió los ojos como platos cuando se enteró del sueldo que pagaban, de manera que hizo todo lo que pudo y lo más rápido posible para conseguir el empleo, y con apoyo de Brisia lo consiguió casi de inmediato. Y por fortuna logró adecuar sus tiempos, de manera que trabajaba y estudiaba los mismos días, es decir de lunes a viernes, sin que lo uno afectara a lo otro. Pero su novio tenía dudas acerca de sí aquellas largas jornadas entre estudios y labor, no serían algo demasiado para Susana, que aunque joven y con muchos bríos, ahora tendría que poner más energía a su hacer semanal.

A las dos semanas y media de que su novia entró a trabajar a aquel local, el cual estaba ubicado en una enorme plaza comercial, fue que Alejandro creyó que había tenido razón en sus preocupaciones; a Susana la veía cansada y de mal humor casi todo el tiempo; de manera que su novio habló con ella al respecto. Le dijo que si no podía con la carga que implicaba estudiar y trabajar lo mejor era dejarlo; ella por su parte se negó, aunque se notaba bastante estresada, incómoda por alguna razón.

Y al joven le costó varios días más de investigar y hablar con más gente, incluidos familiares de la chica, para finalmente darse cuenta de que ella se mostraba amable con todos ellos, alegre como siempre había sido, sólo era con él con quien se mostraba distante, seria o poco comunicativa. De manera que era un hecho que algo sucedía en su relación, algo estaba pasando y ese algo era peligroso.

En cuanto se dio cuenta de aquello, Alejandro se preocupó sobre manera, llegó al punto en que se dio cuenta, que Susana y él ya casi no se veían, no salían, no pasaban tiempo juntos. El pretexto entre semana era la falta de tiempo; pero los fines de semana no eran distintos; a Susana no le faltaban cosas que hacer para evitarlo, cosas en la casa, cuestiones de la universidad, o incluso horas extras en su nuevo empleo. Aquello era el acabose.

Cuando habló con los padres de ella, ellos le prometieron tratar de averiguar qué estaba pasando, pero en menos de una semana, la madre de Susana se comunicó con él, para decirle que nada pasaba con su hija, que todo estaba bien. Aquella llamada resultó un tanto intrigante, por lo último que su suegra en potencia le preguntó antes de que se despidieran.

—Escucha Alex tú, ¿no le has sido infiel a mi hija verdad, ni siquiera de manera ocasional?

Aquella pregunta hizo que Alejandro se pusiera en guardia, le aseguró que no, y al contrario mencionó que sospechaba, que tal vez era Susana la que estaba interesada en alguien más, y además dijo bastante molesto, que de ser así ella debería hablar claro y dejarse de rodeos. Y después de decir lo anterior simplemente colgó el teléfono.

Después de aquello fue que decidió averiguar por su cuenta qué demonios pasaba; así tuviera que faltar a la universidad toda una semana.

***​

En el equivalente de cuatro días hábiles, durante los que siguió muy de cerca a Susana sin que ella se diera cuenta, llegó a la conclusión de que si algo extraño pasaba, esto tenía que ver con el nuevo trabajo de su aún novia. Pues por eliminación todos los otros sitios quedaban descartados; y en cambio notó varias cosas raras que su novia hacía en horas de trabajo. Una de ellas por ejemplo, fue ver a Susana desde lejos, vestida con su antiguo uniforme de preparatoria, cierto que la chica estaba muy lejos, dentro del local de regalos, y que sólo la vio por unos segundos antes de que ella se perdiera de vista, desapareciendo tras una puerta que había al fondo del local, y no volviendo a dejarse ver, después de un promedio de cuatro horas, con una expresión de alegría y una sonrisa enorme iluminándole el rostro.

Y además dato curioso, cuando lo anterior sucedió Susana portaba ya, las ropas con las que su novio le había visto llegar al local aquel día.

Todo esto Alejandro lo había visto desde una gran distancia, pero él no tuvo duda de lo que había presenciado, el joven tenía muy buena vista, y además para vigilar usaba unos binoculares. Para no ser descubierto se hallaba casi del otro lado del estacionamiento, sobre la banqueta que daba al estacionamiento de la plaza comercial, aparentando esperar por un bus que nunca llegaba; dando la espalda al local la mayor parte del tiempo sí, pero de vez en vez mirando con los binoculares para seguir lo que pasaba en el mismo; y por ello y a pesar de la distancia, y también a pesar de los cristales del negocio así como de los estantes y aparadores con cosas, aún así pudo dar un seguimiento como aquel, durante toda aquella espera.

De modo que decidió que al siguiente día entraría en acción. Y usaría la fuerza de ser necesario, para aclarar todo aquel enfadoso misterio, que amenazaba su relación de muchos años con Susana Elizabeth.

***​

A la tarde siguiente, teniendo la completa seguridad de que su novia estaba en el local y había desaparecido por aquella puerta, Alejandro se presentó de improviso en allí.

En cuanto Brisia lo vio se sorprendió mucho, de inmediato noto él que la amiga de Susana no esperaba verle en el lugar, la expresión de Brisia fue sumamente reveladora. Él preguntó por su novia, Brisia con actitud nerviosa le dijo que Susana había salido y que tardaría en volver. Alejandro no discutió con ella, simplemente pasó al otro lado del mostrador que había al fondo, levantando la tapa que había cerca del área de la caja registradora, y sin hacer caso de los reclamos de Brisia de que no podía estar allí; de inmediato llegó hasta donde estaba la puerta e intento abrirla. Pero entonces se dio cuenta que aquella puerta estaba bien cerrada con llave; lo cual le enfureció y a su vez le confirmo que estaba cerca de descubrir la verdad, acerca de lo que estaba sucediendo.

Después de no lograr abrirla amenazó con derribarla si Brisia no la abría, y no se dejó intimidar por las amenazas de la amiga de Susana, de que si no se iba hablaría a la policía.

—¡Adelante llama a la policía, como sea yo no me moveré de aquí!

—Está bien, cálmate, voy a abrir la puerta. Pero antes de hacerlo quiero que veas algo —dijo Brisia en un tono más conciliatorio.

Y después de ello, abrió una puertita de un pequeño mueble que había empotrado en la pared de fondo, y de allí extrajo un sobre amarillo tamaño carta, y luego de abrirlo y extraer su contenido se lo mostró a Alejandro quien quedó pasmado.

—Ella lo sabe, la has decepcionado —dijo Brisia sin añadir nada más.

A Alejandro le quedó claro todo de golpe.

Aquella era una buena cantidad de fotos en tamaño grande, todas de muy buena calidad; y en ellas se le veía a él disfrutando de la vida de soltero, de un modo en el que Susana no esperaba que lo hiciera, unas habían sido tomadas por el mismo, otras por sus amigos, en ella se le veía bebido y acompañado de mujeres de la vida galante; prostitutas para decirlo claro; algunas eran fotos bastante atrevidas, si bien ninguna mostraba sexo explícito. Alejandro no entendía cómo aquellas fotos tomadas por la cámaras de dos o más celulares, habían acabado siendo impresas en gran tamaño y tampoco se explicaba quién se las había hecho llegar a su novia.

—Y esa es la razón por la que no quiere hablar contigo, además de que tiene sus propios problemas que resolver aquí en el trabajo, y créeme lo mejor es que no subas allá las escaleras que hay detrás de esta puerta; para que no mal interpretes las cosas que están pasando allá arriba; ella te ama perdidamente Alex. Y lo que está haciendo allá arriba es en contra de su voluntad.

Resulta que ni ella ni yo contábamos, con que el tipo para el que trabajamos, desarrolló o consiguió por accidente, capacidades mentales fuera de lo común, y está usando esas capacidades para pasarla de lo lindo; así como tu la estabas pasando de lo lindo con esas chicas de las fotos.

—¡Qué! —dijo Alejandro completamente desesperado y confundido— no entiendo lo que dices, ¡abre la puerta ya!

***​

Una vez que Brisia usó las llaves, el novio de Susana subió corriendo como loco al segundo piso del lugar, y debido a que no había puerta en el umbral, sólo cruzó este último y luego simplemente se quedó pasmado.

Ya desde que iba subiendo a toda prisa escuchaba claramente los inconfundibles gemidos de su novia; pero no eran para nada gemidos de dolor, aquellos no era lamentos de su novia, por el hecho de haber visto las fotos que Brisia acababa de mostrarle a él. Aquellos eran definitiva e indudablemente gemidos de placer.

Después del shock inicial que le produjo ver aquella escena en la planta alta, y que le dejó inmóvil durante unos pocos segundos, Alejandro intentó reaccionar, seguir avanzando hasta donde estaba Susana, pero para gran sorpresa y asombro se dio cuenta que no podía hacerlo; se sintió como si estuviera atrapado en una red invisible, que lo inmovilizaba por completo de pies a cabeza, mientras su novia estaba allí, a cuando mucho un metro y medio de distancia de él. Susana se hallaba al lado de un amplio escritorio. Estaba subida a un mueble de madera parecido a un reclinatorio, uno con partes acolchonadas y mullidas, pero mandado a hacer de tal manera, que quien se subiera en él quedara cómodamente en cuatro patas, descansando cuerpo y extremidades flexionadas sobre partes acolchonadas.

Y después a la izquierda de donde estaba su novia y cerca de la pared, había un objeto inusual en cualquier oficina, se trataba de una cama de tamaño un poco más grande que la individual promedio; con todo y base incluida; no había cobijas en ella, sólo unos grandes y bonitos almohadones, y la sábana limpia que servía de forro. El lugar era reducido, pero todo estaba muy bien dispuesto, con miras a facilitar lo que ya se estaba haciendo.

Su novio siguió intentando moverse hacia atrás o adelante pero no pudo cambiar un ápice de lugar, entonces comenzó a gritar con fuerza el nombre de su novia, Alejandro no tuvo duda de que su voz debió escucharse más allá de aquella oficina, y sin embargo Susana siguió gimiendo y en la misma posición en la que ya estaba, sin inmutarse por los gritos de su novio; era como si ella no pudiera oírle.

Susana no estaba desnuda, de hecho sólo le faltaban los zapatos, los cuales se alcanzaban a ver tirados cerca de ella sobre la alfombra de la oficina de su jefe.

Para mayor azoro de su novio, Susana, universitaria de diecinueve años; estaba usando su antiguo uniforme de colegiala de preparatoria, con excepción del suéter lo tenía puesto todo; las calcetas blancas, la blusa del mismo color, y también el chaleco rojo, así como la misma falda gris que de largo le llegaba siempre hasta media rodilla.

Ahora en cambio y sin importar el largo usual de dicha prenda, Susana la tenía completamente levantada; una parte de su falda estaba enrollada a medias sobre su cintura del lado posterior, y la otra caía sobre su espalda baja. Su novia tenía los ojos completamente cerrados, mientras gemía gustosamente de placer, y todo porque mientras ella estaba en cuatro patas sobre aquel curioso mueble, un hombre detrás de ella, desnudo, alto y barbado, la estaba penetrando. Alejandro pudo escuchar perfectamente, cómo sonaban los embates de aquel tipo contra las nalgas de su novia.

Los bombeos dentro del apretado coño de su novia según pudo darse cuenta Alejandro, eran rítmicos y sostenidos; el golpeteo contra el par de hermosas nalgas de Susana era enérgico, pero sin llegar a ser desbocado ni mucho menos brutal. Aquella penetración de la vagina de Susana, era un asunto de constancia y eficacia, y a juzgar por las muecas y los quejidos de la chica, ella lo estaba disfrutando a tope.

Otra cosa de la que también se percató aquel joven después de un rato, fue que ninguno de los dos parecía haber notado su presencia, y esto a pesar de los gritos de Alejandro, pues no sólo ella sino que también aquel hombre, estaban con los ojos completamente cerrados, ambos parecían estar en algún tipo de trance profundo, mientras disfrutaban el coito. Sólo que en comparación Susana era mucho más expresiva, no sólo por sus quejidos sino también por su expresiones faciales; mientras que el hombre en cambio y a pesar de que también estaba disfrutando aquello, mantenía un talante totalmente serio; como si su nivel de concentración fuera mucho mayor que el de Susana. Alejandro creyó entender que para el asunto, esto último era absolutamente necesario.

El novio de Susana había optado por dejar de gritar y de tratar de moverse, y ahora mientras veía aquella escena sexual, seguía tratando de entender qué era aquello invisible que le tenía inmivilizado, el tipo barbado por su parte continuaba taladrando metódicamente a su novia, quien incluso se arqueaba y levantaba el culito para facilitar la penetración. Lo cierto es que al ser él alguien alto y ella muy bajita, los dos en coito proyectaban una imagen muy especial; Susana parecía una especie de marioneta debajo de él, mientras el tipo la tenía bien sujeta con ambas manos por la cintura. Ella era como una muñequita sexual de carne y hueso, y además totalmente manejable.

—¡Susana! —exclamó su novio cuando finalmente vio entreabrirse aquellos hermosos ojos negros.

¡Alex qué haces aquí, no debiste haber venido amor! —dijo Susana, totalmente asombrada de ver allí a su novio. ¡No quería que me vieras así! ¡Escucha este señor se llama Pablo, es el dueño de este negocio, él tiene enormes poderes mentales!

—¡Sí lo sé! ¡Brisia me lo advirtió, pero no le creí! —respondió Alejandro— Y ahora no puedo moverme, supongo que son sus poderes.

—¡Sí, son tremendos! Pero aún no aprende a usarlos, e… está en el proceso de hacerlo, y creo que eso puede sernos útil. Para tomar a Brisia no le costó mucho trabajo, pero en cambió conmigo tuvo que usar casi todo su nivel de concentración; creo que tiene que ver con que yo te soy fiel a ti, es decir soy completamente monógama y eso le dificultó montarme. Sólo cayendo en una especie de estado mental profundo, y empleando el máximo de sus poderes es que… pudo finalmente… ¡AAAAHHHHHHHH!

—¡Amor qué te sucede! —casi sollozó Alejandro, pensando que algo malo le sucedía a su novia.

Sólo hasta que la vio sacudirse espasmódicamente y esconder su rostro al dejar caer su cabeza. Fue que entendió que Susana simplemente había tenido un orgasmo brutal, tan intenso y delicioso como avasallador. De hecho si no cayó al suelo fue porque estaba sobre aquel mueble, y además bien sujeta por Pablo.

Durante casi un minuto, ninguno de los dos dijo nada hasta que ella evidentemente ruborizada, volvió a hablar.

—No ha sido nada, no te preocupes —dijo ella después de levantar de nuevo el rostro, pero sin atreverse a mirar a los ojos a su novio—.

—Susy lo de las fotos… —intentó explicar Alejandro, pero su novia lo interrumpió volviendo a mirarle.

—Olvídalo amor, escucha tenemos que actuar con inteligencia; como te dije este señor tiene poderes tremendos… lo de las fotos no es importante, debe ser algo que quede en el pasado y que no debe afectarnos; lo mismo que esto que me está haciendo ahora, cuando todo esto termine lo dejaremos atrás, será agua pasada, nos casaremos y seremos felices… mmmmmmmm…

—Pero, ¿cuándo terminará amor?

—Escucha —dijo Susana tratando de no gemir de placer mientras hablaba— aaahhhh… este señor; fue él fue quien consiguió esas fotos, después hizo ciertos trucos para engañarme, me hipnotizó por completo, y cuando me di cuenta ya estaba montándome, y me fue imposible resistirme por completo. Él logra excitar el cuerpo de una, aunque una no lo quiera; eso le facilita mucho las cosas; aunque yo de hecho estuve a punto de poder rechazarlo. Pero fue cuando usó todo su poder sobre mí, y fue cuando logró encontrar la forma de poseerme, usando sus poderes en fases o niveles, y le funcionó. Eso… eso mmmmmmm… es precisamente lo que está haciendo justo ahora. Y llegará el punto en que yo misma… aaaaaahhhggg ya no pondré ninguna resistencia; sino que seré totalmente sumisa y cooperativa con él. Te lo aviso para que no te sorprenda amor, y sobre todo para que no me malinterpretes.

Así pasa siempre durante nuestras sesiones, lo de empleo de medio tiempo fue sólo un pretexto para atraerme, el me vio en una foto, de la colección de Brisia, así fue como me eligió; selecciona a las mujeres que más le excitan, sin importar si son madres, esposas o hijas; y luego como es adinerado, crea los medios para que todo suceda sin que nadie desde afuera sepa lo que pasa, y a los involucrados como tú o como yo, les impone una orden mental de no revelar esto a nadie, eso le da total seguridad.

Si te platico todo esto, es porque estás aquí y no podrás irte hasta que él y yo terminemos de… de hacer esto que estamos haciendo… ufffffff.

Sólo quiero que sepas que te amo, y lo que veas a partir de aquí no cambia en nada que mi corazón es tuyo Alex. ¿Me crees verdad?

—¡Sí claro amor! —respondió de inmediato y con desesperación Alejandro.

Susana se interrumpió nuevamente, un nuevo orgasmo estaba llegando en oleadas tremendas y riquísimas, ella simplemente no podía gozar tanto y a la vez seguir hablando. De manera que Alejandro tuvo que volver a esperar que su novia se recuperara, después de que su vulva ya encharcada de por sí, volviera a expulsar sus jugos otra vez.

—Pero hay que reconocer una cosa, este señor está haciendo justo lo que todos los hombres harían… lo que harían si consiguieran un poder como éste. En cierta forma es lo mismo que tu apareces haciendo en las fotos; sólo que con sus poderes él evita tener riesgos o problemas, y puede tener acceso a todo tipo de mujeres, que no son prostitutas, y que no se dejarían tomar bajo los medios habituales.

Pero así como eso es cierto, también es un hecho que a pesar de todo es un tipo leal, por ejemplo además de Brisia ya culeó también a su hermana Kiara, la culeo mientras estaba embarazada, y también hubiera culeado a su mamá, a la que conoció un día que vino de visita a este local. Pero Brisia logró convencerlo de que no, y como le hizo prometérselo y es un tipo de palabra, a ella no la montó, y no va a intentar montarla, salvo que sea la misma Brisia la que por su propia voluntad lo pida, cosa que obvio no va a suceder. Y eso que le gustó bastante desde que la vio, incluso ya le había levantado el vestido y comenzado a manosearla mientras la señora sólo se reía y trataba de hacer como que no quería, pero en realidad no hubiera podido impedirlo, Pablo ya estaba excitadísimo, sólo Brisia fue capaz de salvarla. Supo exactamente qué hacer y cómo pedirle las cosas. Y es que cuando está completamente excitado, es fácil pedirle cosas, pero debe hacerse en el momento justo y de cierta manera.

—Entonces —dijo Alejandro sin animarse a completar la frase.

La respuesta no tardó en llegar, pero antes de volver a hablar, Susana extendió sus manos hacia atrás y manteniendo la tensión aferró el dorso de las palmas de las manos de su jefe, que a su vez la tenía aferrada a ella. En señal de entrega total y para que él la penetrara todavía más profundo, si es que tal cosa era posible.

—Detalles como este los valora mucho —dijo ella, y justo con esa acción Susana consiguió una reacción inmediata. Y es que los embates aumentaron de inmediato en su intensidad. Haciendo temblar a la hembra y sacando de su boca un gritito de aparente dolor.

—¿Lo ves dijo ella? —con el rostro descompuesto por el placer, y entonces Alejandro creyó ver, que los ojos de su novia estaban vidriosos como si se hubiera puesto sentimental—. Si lo complazco y me entrego lo suficiente, es muy posible que no me quede de planta. Que me deje… que nos deje ir a ambos sin intentar retenerme.

—¿Sería capaz de retenerte?

—Sí es capaz, créeme yo conozco sus poderes.

—Iremos a la policía.

—Recuerda lo que ya te dije. No es tan fácil como parece, una vez que nos hallamos ido hoy de aquí, intenta llamar a la policía, verás que aunque lo quieras no puedes hacerlo, del mismo modo que no podrás comentarlo con nadie.

—¡Demonios! —exclamó con desesperanza Alejandro.

—Por eso es importante complacerl… ¡AAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHH!

Aunque lo intentó Susana ya no pudo completar la frase.

Los bombeos ahora eran verdaderamente brutales, ella estaba siendo penetrada de una manera como Alejandro nunca se hubiera atrevido a hacérselo a Susana, por lo menos no sin pedirle permiso antes.

Una expresión de total abandono al violento placer que estaba sintiendo, apareció de pronto en el rostro de la casi exhausta Susana, y con ella una sonrisa de completa alegría sexual. Susana había terminado de momento y sin avisar, con aquella conversación que sostenía con su novio.

Sí Susana estaba sonriendo, no paraba de hacerlo, había vuelto a cerrar completamente los ojos, y de uno de ellos descendía una lágrima sobre su mejilla; ahora disfrutaba de aquello a un nivel aún mayor, la cópula ahora era brutal, Susana ya no sólo gritaba y gemía a todo pulmón, sino que además exigía:

—¡Sí sí sí hasta el fondo pápi! ¡Rómpeme la pepa! ¡Perfórame el útero! ¡Viólame! ¡Así, así, más fuerte! ¡Soy tuya! ¡Ayyyyyyyyy!

Pablo se estremeció ante aquello, su novia gritaba, chillaba y se quejaba de placer, a ratos reía y sonreía, mientras le salían de sus ojos lagrimones de placer; el tipo literalmente la estaba violando, y ella pedía que la violara aún más fuerte. Susana tenía ahora las mejillas sonrojadas, pero no de vergüenza sino de gozo indecente. Su novio tuvo que reconocer que con sus poderes, el tal Pablo tenía convertida a su novia en esos momentos, en algo que nunca creyó él posible.

Susana chica universitaria seria e hija de familia aún más seria, era en esos momentos nada más que una AUTÉNTICA PUTA. Una perra sexual que pedía que un pene que no era el de el amor de su vida la taladrara hasta romperle la pepa, el mismo útero de ser necesario. Y todo por el rico y delicioso placer lujurioso que estaba experimentado.

Y para colmo, el novio de la penetrada Susana no tardó mucho en darse cuenta, que su propio pene estaba erecto, luchando por salir de los pantalones y la ropa interior que lo sujetaban.

Y justo en esos momento fue que se dio cuenta que Brisia estaba detrás de él, no sabía cuánto tiempo llevaba allí, y lo único que delató su presencia, fue que con ambas manos y desde detrás de Alejandro, a cuya espalda pegó su cuerpo, Brisia con movimientos rápidos liberó el pene del joven, luego de ello y de manera aún más rápida, la chica atravesó sin dificultad la barrera que aún tenía prisionero a Alejandro, se colocó delante de él, se puso de rodillas y comenzó a mamarlo.

Brisia tenía dieciocho años recién cumplidos, era de ojos cafés y estatura media, muy delgada y con carita de ángel; pero en esos momentos tenía la expresión de una diablilla traviesa y sexual, era de tez morena clara. Su belleza era distinta a la de Susana, y de ningún modo se quedaba atrás en comparación con la de su novia. Lo cual le demostró a Alejandro que el tal Pablo estaba eligiendo muy bien a cada una de las hembras de su harem.

En cuanto Brisia engulló su miembro, Alejandro supo que a pesar de su juventud, aquella era una mamadora experta; pues la chica se lo metió casi hasta la garganta de un solo movimiento. Él simplemente cerró los ojos y se dejó llevar, mientras escuchaba aún los gritos de su novia siendo embestida por Pablo.

Después de un rato y mientras la deliciosa mamada que Brisia le estaba dando continuaba. Alejandro finalmente escucho gemir al silencioso Pablo, y después quejarse placenteramente, mientras parecía lanzar los últimos y furiosos embates contra la vulva de Susana, rebotando brutalmente contra sus nalgas.

Cuando abrió los ojos alcanzó a ver como los tremendos bombeos del violador de su novia se detenían, y él simplemente mantenía la unión desde detrás de Susana; presionando con todo su cuerpo hacia delante contra la hembra; por supuesto sin dejar de tenerla fijamente sujetada. Susana por su parte había dejado de gemir, pero seguía con la misma cara de violada y encantada.

Alejandro dio por hecho que el hombre finalmente se estaba viniendo; no parecía haber duda de ello.

—Lo siento —dijo ella divertida—, puedo sentir como palpita rapidísimo. Parece un vibrador.

Como única respuesta el hombre que la montaba, simplemente le dio una nalgada, mientras ahora lanzaba una especie de gruñidos de placer, y gradualmente comenzaba a relajarse, o por lo menos eso parecía.

Y luego de ello simplemente se quedó allí de pie, quieto detrás de Susana y dentro de ella, sin intentar salir y sin que ella intentara desensartarse. Completamente inmóvil, mientras que la pequeña joven universitaria, lanzaba un prolongado suspiro de satisfacción.

No pasó mucho tiempo para que Brisia lograra hacer venir a Alejandro, este trató de no hacer ningún ruido mientras eyaculaba, pero le fue imposible, aunque los sonidos de los besos y las chupadas que Brisia le estaba dando, eran de hecho perfectamente audibles desde que los otros dos habían terminado con lo suyo.

Justo cuando estaba aún lanzando los últimos chorros de esperma en la boca de Brisia, quien por cierto no dejó escapar ni una gota de leche, Alejandro se dio cuenta que Susana ya tenía los ojos abiertos y le observaba directamente. Su mirada no era hostil, todo lo contrario era gentil y amable. Susana no daba muestras en sus facciones de estar celosa o sentirse defrauda por su novio, más bien se mostraba comprensiva.

—No te preocupes amor, recuerda que no podemos resistirnos, lo mejor es hacer como ya te dije, y recordar que nos amamos y saldremos adelante —dijo ella, con el mismo dulce tono de voz que solía usar con su novio cuando estaban en la intimidad.

Lo que le dijo Susana resultó bastante reconfortante para él, y así dejó que Brisia terminara de exprimirle el miembro, disfrutando y dejándose llevar sin sentimiento de culpa. Ahora Alejandro se sentía tranquilo y liberado, todo esto a pesar de la situación en la que él y su novia estaban metidos.

Después de que Brisia se retiró discretamente y sin decir una palabra. Susana, quien seguía en cuatro paras sobre aquel mueble, le dijo a su novio que de hecho ya podía moverse. Y después de que se dio cuenta de que ya podía hacerlo, Alejandro de inmediato se subió los calzoncillos y los pantalones; y tras subir el cierre y ajustar el cinturón, fue de prisa hasta donde estaba su novia.

Se inclinó un poco para estar cara a cara con ella, y tomando tiernamente sus manos, con las cuales entrelazó las suyas, en voz baja y respetuosa preguntó:

—¿Estás bien Susy?

—Claro amor, no te preocupes —dijo ella con expresión tierna y entrecerrando los ojos.

Después de aquello los dos jóvenes novios se besaron dulcemente, en un beso romántico al cien por cien, en el que por lo mismo no había ningún componente erótico o sexual. A la enamorada pareja no pareció importarle, que hubiera allí un tercero. Ambos se sentían contentos y embelesados el uno con el otro. Ambos se sonreían, se sentían como en total intimidad; y eso que el pene que había estado entrando y saliendo de Susana, de hecho seguía metido en su vulva.

—¿Podemos irnos ya? —preguntó el novio.

—¿Qué? No bobito claro que no, mi turno aún no termina, debo completarlo. Tengo un contrato sabes. —respondió Susana de inmediato.

—Bueno te ayudo a levantarte, ¿o puedes hacerlo sola?

Susana volvió a sonreír y lanzó una mirada y expresión condescendientes al hombre de su vida, mientras tiernamente le tomaba y acariciaba la barbilla.

—Ay amor, creo que malinterpretaste lo que pasó, Pablo aún no ha eyaculado; con sus poderes puede retrasar la eyaculación, incluso es capaz de venirse sin eyacular, su pito sólo emite pulsaciones fuertes y rápidas; pero no expulsa el semen. De ese modo puede seguir erecto, aunque necesita unos cinco a diez minutos para recuperarse, pero al no eyacular no se baja su erección.

—¿Qué? ¿Entonces él sigue duro a pesar de la culeada que te dio? —dijo Alejandro con total incredulidad.

—Precisamente por eso sigue dentro de mí, es importante que el no pierda la concentración, pero también es importante que su pene siga estimulado, puede ser por mi boca o por mis manos, o en este caso por el interior de mi coño.

Alejandro no pudo evitar que la curiosidad lo hiciera levantarse, e ir hasta detrás de aquellos dos, luego se inclinó lo necesario.

Era cierto. El pene de aquel hombre con poderes mentales fuera de lo común, seguía completamente duro y erecto, dentro de la vagina univesitaria de Susana.

Y justo en ese momento y con un solo movimiento Pablo desensartó a Susana, echando su pelvis hacia atrás, y produjo con ello un curioso y morboso plop.

—Asómate, dime si ves su semen en mi coñito —dijo Susana sin ningún pudor al hablar.

Por más que miró y miró, y que además se tomó su tiempo para hacerlo detenidamente, e incluso acercándose hasta casi tocar la vagina de Susana con su rostro. Aún así su novio no pudo ver rastros de semen en aquella vulva. Cierto que estaba completamente encharcada en jugos, los mismos jugos de lubricación y de orgasmos de Susy, así como muy probablemente, el llamado líquido preseminal del pene de Pablo. Pero la caliente sustancia blanca en enormes cantidades, que Alejandro creyó que aquel pene debía haber escupido en los ovarios de su novia, esa no se veía por ningún lado; el novio también puso atención en aquel pene, que era un poco más grande que el suyo y mucho más grueso, evidente lucia brillante y pegajoso. Después de que Susana lo hubiera bañado con sus jugos amorosos. Pero tampoco en él se veían rastros de semen.

En un último intento Alejandro abrió con sus manos la hermosa flor de su novia, y la mantuvo así y esperó. Pero nada de semen brotó de sus deliciosas profundidades. Sólo hasta entonces reconoció que de verdad, el pene que tenía cerca de su rostro, aún no había inundado el interior de Susana.

Y mientras estaba asombrado por el hecho, y aún sostenía abiertos los labios no bucales de su novia, el pene de manera intempestiva, volvió a entrar de un golpe dentro de su novia.

Alejandro por lo inesperado de la situación dio un brinco y casi se cae al suelo, pero logró mantener el equilibrio.

Susana lanzó una risita y luego dijo animadamente.

—Te demoraste demasiado en revisar, recuerda que él necesita mantener la erección, si no entra como lo hizo, hubiera tenido que comenzar a frotarse contra mis nalgas o mis muslos para mantenerse, el caso es que es vital para él no dejar de estar erecto. Su leche sigue en sus bolas… ¡Oh, ya a comenzar de nuevo amor mira! —dijo Susana con alegría.

Desde su ángulo de visión detrás de la pareja, Alejandro pudo comprobar como los bombeos se reanudaron, constantes, sostenidos, mucho más comedidos que los de menor nivel en la sesión anterior, pero aún así el tipo estaba bombeando de nuevo a su adorada novia.

—¿Oh Susy, pero no ha sido demasiado para tu cuquita? ¿No crees que pueda lastimarte?

—¡Para nada amor! —dijo ella con total seguridad— Lleva ya más de una semana haciéndomelo a este ritmo, además no ocuparemos todo el tiempo que nos queda en que me folle la vagina; también voy a mamarlo por una media hora, a masturbarlo y a ponerlo contra mis tetas. Mientras no eyacule podemos seguir hasta las nueve sin problemas. Y por si fuera poco está mi otro agujero.

En cuanto Susana mencionó lo del otro agujero, la respuesta de su penetrador no espero para dejarse sentir; el pene bañado en jugos vaginales salió de inmediato de aquel coño, y las manos que la sujetaban por la cintura pasaron a abrir sus níveas y lozanas nalgas de jovencita.

Alejandro pudo ver muy de cerca, como de un solo golpe el glande de aquel pene, se enterraba en el estrecho culito de su novia, sin que ella se resistiera o se negara. Aquel ano de Susana, su novio lo había besado y lengüeteado; pero ella no le había permitido nunca dedearlo, ni mucho menos meter aunque fuese media cabeza del pene.

En cambio ahora y sin más lubricante que los jugos de la vagina de Susana, en los cuales estaba bañado, el pene estaba entrando entre las nalgas de su novia, taladrando aquel reducto estrechísimo y maravilloso, que Susana más de una vez le había dicho que no era para eso; así como también le había dicho, que hacerlo por ahí era algo sucio, además de seguramente doloroso para ella.

—¡Es mi entrada trasera amor! ¡Está entrando por allí para dejar descansar la delantera! —dijo la joven, con alegría impúdica.

Su novio infirió de inmediato, que el trasero de Susana ya no podía seguir siendo virgen, sobre todo tomando en cuenta a un hombre con poderes como Pablo. Pero también era obvio que aquel culito seguía siendo una cosita muy estrecha profunda y apretada, que por esas mismas características seguía presentando resistencia a ser invadido. Así lo demostró la deliciosa lucha que se dio entre aquel ariete, y la hermosa entrada en forma de asterisco de Susana.

No fue fácil, pero el ariete siguió empujando y resbalando, logró meterse dentro hasta la mitad, mientras Susana se quejaba a veces de dolor y otras de placer pero sin intentar escapar. La escena tuvo que reconocerlo en su fuero interno el novio, era simplemente maravillosa. Lo ideal pensó hubiera sido que fuese su propio pene, pero esa tonta de Susana se había negado, y ahora finalmente… gracias a los poderes de Pablo, ella misma facilitaba las cosas.

Llegó el momento en que el duro miembro estaba completamente dentro del culito, finalmente Susana había sido completamente enculada; Pablo no había comenzado aún a bombear, era como si él y su pene estuviera disfrutando la victoria obtenida entre las nalgas de Susana. Como si se regodearan de estar hasta las bolas, y es que en el interior, aquellos anillitos anales debían de seguir intentando expulsar al invasor; pero en vez de ello y para su mala suerte, sólo lograban darle mayor placer, poniéndolo todavía más duro. No había duda el culito de Susana había sido finalmente tomado por asalto.

Alejandro se levantó y fue a encarar a su novia pero no para reclamarle, ella en esos momentos tenía el rostro congestionado, era obvio que aunque disfrutaba el anal aún no se había habituado a realizarlo.

—¿Qué amor? —dijo la novia con cierta extrañeza.

—Sólo quería decirte que te ves hermosa allá atrás, con el culito totalmente…

—¡Calla bobo! —dijo ella y de inmediato le dio un beso corto y dulce. Que lo único que logró fue acabar de excitar a Alejandro.

Como buen joven que era, su pene había comenzado a endurecerse otra vez.

—¡Escúchame bien putita! ¡A partir de ahora yo también voy a poseerte así! ¡Del mismo modo que lo ha hecho él! ¡Y también por el culo! —dijo mientras la sujetaba fuertemente por el cabello.

—¡Sí claro que sí! —alcanzó a decir ella, antes de que su novio la besara violenta y lascivamente.

Y después de eso, Alejandro se puso de pie, se sacó el pene del pantalón y lo puso frente a su rostro, y Susana de inmediato comenzó a mamar con avidez cerrando los ojos; mientras detrás de ella los bombeos, suaves y pausados, ahora dentro de su culito, comenzaron.

Susana volvió a gemir de puro y total placer. Se sentía complacida y orgullosa de ser la primera de su familia, en gozar con dos machos a la vez. Y al pensar en los planes a futuro, que Pablo le había confesado que tenía para con ella, comenzó a venirse de nuevo.

(CONTINUARÁ)

 

RichardVelard

Virgen
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Muchas gracias, espero pronto tener lista la parte siguiente de esta saga; lo que pasa es que sólo escribo en mis ratos libres, y ultimamente no tengo muchos, aparte de que a veces no me gusta como queda lo que escribo, y por lo mismo tuve que cancelar la subida de un par de textos tan largos como los que ya publiqué, porque a última hora ninguno de los dos me convenció; y es que no se trata de publicar por publicar, busco publicar relatos de mi autoría pero que valgan la pena ser leídos. Espero subir algo en poco tiempo, pero como siempre digo no prometo nada. SALUDOS.
 
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