Los Tatuajes 005

heranlu

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Ago 31, 2007
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Comienzo a pasar la lengua, y siento el gusto salado de su transpiración, siento cada pliegue de su ano, chupo y chupo, no podía parar, mi madre se contorsionaba del placer, pasaron varios minutos y no podía parar, con la lengua trataba de empujar para penetrarla, pero me era imposible, era un agujero sin práctica, cerrado por la costumbre. Su gusto me volvía loco, sacaba la lengua de su culo y subía por su espalda lamiendo su transpiración, luego bajaba y seguía con la tarea. Habrá pasado una hora, hasta que se levanta despacio y se va con dirección a la casa. Yo quedé recostado y casi desmayado por la excitación.

Pasa una media hora y decido entrar a la casa, me encuentro con mi mamá.

-¿Qué te pasa?

-Esto está mal hijo. no tendría que haber pasado, es mi culpa que te haga esto.

-yo no me arrepiento, lo haría todo el día.

Entonces nos dimos un largo y apasionado beso en la boca, mientras nuestras lenguas se entrecruzaban. La pasión no podía parar la calentura era mucha, nos revolcamos en el piso y nos fuimos desnudando. Mi pene erecto la sorprendió en su cara, abrió los ojos grandes parecía encantada. No dijo nada, sólo abrió la boca muy grande para tratar de atrapar la cabeza. Con mi verga en su boca comenzó a tragar, la quería tragar entera, su cara se ponía roja, se estaba quedando sin oxígeno, pero seguía succionando hasta su garganta. Empecé con fuertes embestidas en su boca, de repente se la saca y dice.

-¡métela en el culo, rápido, rápido!

La doy vuelta y en menos de un segundo la había penetrado, le daba con mucha fuerza, estaba poseído. Mi pija entraba y salía y ella gritaba. Arqueaba su espalda y su cabeza casi tocaba el piso. Mi vista apuntaba a la entrada de la cocina, de repente veo una sombra que se acerca lentamente y aparece mi hermana, tenía una sonrisa cómplice y nos miraba. Yo no podía parar con las embestidas, seguía y ella gemía, en eso mi madre levanta la cabeza y ve a mi hermana en el marco de la puerta mirando, sólo atinó a decir unas palabras, pero no nos podíamos despegar.

-¡Perdón, perdón, perdón, hija!

-Ma, no quiero tu perdón, quiero que me la chupes

No puedo ver a mi hermana cuando se saca la ropa, lo hizo muy rápido, se pone de espaldas y se arrodilla delante de mi madre, ésta empieza a chupar el ano de mi hermana. El ruido de la succión de su boca en su agujero me excito tanto que me hizo acabar en el culo de mi madre. Saque el miembro todavía hinchado de su agujero, chorreaba leche y se lo hice chupar a mi hermana. Siguieron las dos lamiéndose y penetrándose con sus manos durante un largo tiempo, yo cuando me recuperaba las penetraba en forma intermitente.

Después del trajín quedamos extenuados en el sofá del ******, uno al lado del otro, en silencio, pero decido romperlo.

-Ma ¿sabías lo de la abuela?

-¿Qué sabes?

-Lo de las películas porno.

-No. Sólo sé que había hecho algunas películas pero nunca me mostró ninguna. ¿Qué viste alguna? ¿Te las mostró la abuela?

-No, por casualidad vi un afiche en su casa y después la encontré en internet ¿quieren verla?

-si (dijo presurosa mi hermana)

Así desnudo como estaba puse el pen drive en el Led del ****** y la vimos juntos. No aguantamos y quedamos tan excitados que tuvimos sexo nuevamente de forma más salvaje.

Después mi madre nos contó su historia.

-Yo no sabía esto de su abuela, pero cuando yo era muy chica siempre en casa a mis padres los veía desnudos, era algo normal íbamos de vacaciones a playas nudistas y ahí me di cuenta que la verga de mi papá no era normal, era muy grande en comparación de los otro hombres de la playa, pero no le daba importancia. Yo y mi mamá nos bañábamos juntas, ella siempre quería que la limpiase bien, me había enseñado a meterle la mano en su vagina y también en su ano, creo que era una excusa pero yo la hacía con gusto, era como un juego inocente que me gustaba y a ella también. Todo cambió un día cuando estaba sola en casa con mi papá, aunque era normal verlo desnudo cada vez me llamaba más la atención su pene. Él estaba escribiendo y me senté a su lado, tal vez él pensó que yo estaba jugando, le tome con mis dos manos su pija, era muy pesada, tal vez sentía el peso por su estado de flacidez. Se comenzó a poner erecta y vi como crecía en mis manos, era algo impresionante, nunca había tenido una en mis manos y menos en ese estado. Mi padre me tocaba el pelo pero se dejaba hacer. Casi por instinto me la lleve a la boca, la chupaba como a una paleta, la cabeza no me entraba en mi boca, mi padre tenía los ojos cerrados, parecía que le iba a dar un ataque. De golpe se siente un ruido y entra mi madre y comienza a los gritos, lo insulta y le tira un vaso que golpea su cabeza, a mí me reta y me manda al cuarto. Nunca más hablamos del tema, las cosas fueron cambiando de a poco, ya no andaban desnudos por la casa, empezamos a tener una vida más fría, más normal.

Estábamos los tres hechos un desastre, desnudos en el sillón del ******, todos transpirados, sabíamos que en unas horas regresaría mi padre del trabajo, así que decidimos ir al baño y ducharnos. Ya en baño no podía dejar de tocarlas y penetrarlas, y ellas hacían lo mismo con sus dedos. Pero teníamos que parar.

Nos encontramos en la cocina nuevamente, mi madre antes había limpiado todos los restos de nuestra excitación y ventilado la habitación. Cuando llegó mi padre era como si no hubiese pasado nada, sólo miradas cómplices entre los tres, decidimos mantener el secreto.

Pasaron los días y el verano se fue desvaneciendo en otoño, semanalmente continuaba mis relaciones con mi hermana y ahora también con mamá, no volvimos a estar los tres juntos pero ellas dos se bañaban juntas, yo no me quería meter en su intimidad, tampoco les preguntaba, sólo las imaginaba.

Después de varias semanas me vuelve a llamar mi abuela, me pedía nuevamente si la podía ayudar con otro mueble que tenía que bajar del cuarto. Inmediatamente le dije que la podía ayudar y quedamos en que iría al otro día a la mañana.

-Hola Abu como estás.

-Bien A, gracias por venir.

-No es nada, ¿Qué mueble es el que tengo que bajar?

-Es un armario un poco pesado, yo te voy a ayudar pero no puedo hacer mucha fuerza por mi cintura, pero si no podemos llamo a mi vecino para que te ayude.

Después de un rato de conversar fuimos a la planta alta y vimos el mueble, era un armario un poco grande pero creo que lo podíamos levantar, mi abuela lo toma de arriba mientras yo lo cargo de abajo y voy bajando las escaleras. Cuando llegamos a la base nos incorporamos y mi abuela se queja de su cintura, ella mantenía un cuerpo espectacular gracias al yoga que practicaba pero creo que el esfuerzo fue demasiado.

-te duele.

-si un poco la cintura

-quieres tomar algo

-no gracias, después me paso una crema relajante y analgésica.

-¿quieres que te la pase yo?

-gracias pero yo puedo, no te quiero molestar más.

-no es molestia Abu, recuéstate y yo te la paso.

Fuimos a su habitación, ella se acuesta en la cama, llevaba puesto un vestido, así que para descubrir su espalda, sólo le quedaba levantar el vestido o bajarlo.

-me vas a tener que ver la bombacha, no te rías

-jajaja, no Abu no pasa nada, para un tatuador es algo normal ver la ropa interior de alguien.

-me había olvidado que eres un profesional, jajaja

En eso queda en tanga, acostada sobre la cama, una tanga semitransparente, le podía ver su raya, algo que me excitaba, ya la tenía erecta.

Comienzo a pasar la crema por su cintura. Froto y froto y masajeo. Su piel blanca se pone más blanca.

-¿Abu te puedes bajar un poco la bombacha?, la voy a manchar

-si como no, perdona no me di cuenta.

En eso, así acostada como estaba, toma de sus costados y la baja del todo, tal vez sin querer, pero me muestra ese espectacular culo, que yo conocía en detalle y ella no lo sabía.

-uy perdón (dice mi abuela)

-está bien Abu es una cola hermosa y ya la conozco.

-jaja si me acuerdo cuando les mostré el tatuaje y tu hermana….

-si me acuerdo, pero lo conozco de otro lado.

-¿Cómo de otro lado?

-“El Juego de O”

En eso se levanta de golpe y me mira sorprendida.

-¿pero cómo lo sabias? ¿Desde cuándo?

-está bien Abu, no hay problema y soy grande

-qué vergüenza,….

-¿Por qué vergüenza?

-es que era joven, era un trabajo para mí y tu abuelo

-que tiene, eres una profesional también.

- sí, si lo ves de esa forma tienes razón, nos ayudó y tu abuelo gracias a eso pudo hacer sus documentales y vivir de eso hasta su muerte.

-¿Cómo aguantabas, te dolía?

-¿Qué cosa?

-el doble fisting anal.

-ha eso, era normal para mí, me fui acostumbrando, con la práctica todo sede, se dilata y no duele. Es entrenamiento

-puedo ver como tienes el ano.

-pero ¿para qué?

-Me gusta como lo tienes

-paso mucho tiempo, ya no es lo que era.

-pero todavía lo puedes hacer

-jajaja, como eres, desde que murió tu abuelo no lo hago

-dale, dale, Abu, se buena, es lo único que te pido.

-Bueno, pero me tienes que prometer que no le cuentas nada a tu madre, que sea un secreto entre nosotros, no quiero que se enoje conmigo, somos familia y ella lo vería muy mal, ella es muy vergonzosa con el sexo.

-Lo prometo.

-bueno, mira.

En eso se vuelve a dar vuelta pero esta vez en vez de acostarse me muestra el ano, yo quedo sorprendido, era hermoso, una O perfecta, hasta casi con una habilidad mágica lo movía a voluntad, lo cerraba y abría para mi espectáculo.

-te lo puedo chupar y meter la mano.

-no, pero como eres, no se puede así nomás.

-pero dale, Abu que hace falta.

-no se puede, primero me tengo que limpiar bien, y después lo tengo que dilatar un rato, sino se puede desgarrar, es un trabajo.

-pero si no lo haces no te vengo a ayudar más.

-jajajaja, me estás extorsionando, bueno si es así vamos, pero no le tienes que contar a tu mamá

-prometido.

Ella se levantó de la cama y me contó que iba al baño para hacerse un enema, que después vendría para dilatarlo. Pasaron como quince minutos y regresó con un juego de varios consoladores de distinto tamaño y un lubricante, se notaba que era una profesional y bien puta.

Sin decir nada quedó toda desnuda sobre la cama, se dio vuelta y comenzó con el consolador más chico, entraba y salía con una facilidad increíble. Lo metía todo, no dejaba nada afuera, eso era lo más sorprendente, siguió con los otros dos, entraban igual de fácil. El agujero adoptaba cada vez un diámetro mayor. Estaba brillosa y transpirada. Cuando termino me dijo.

-ya estoy preparada, ve a lavarte las manos y ven

Voy presuroso al baño, me lavo bien las manos y regreso, la encuentro sentada sobre la cama.

Sin decir nada me toma de las manos y las mira, mira mi pantalón y ve el bulto que hace mi pija.

-deja que te ayude.

Me baja el pantalón y salta mi erecto pene cerca de su cara.

-me haces acordar a tu abuelo.

Se lo mete en la boca y me doy cuenta que era una profesional en serio, era increíble como la chupaba, la succionaba con una fuerza que parecía querer arrancarla, acabe en su garganta abundante leche, que ella tragó con gusto.

-bueno estoy lista.

Toma mis manos y las llena de lubricante. Me enseña en qué posición poner los dedos y me da permiso para penetrarla. Mi mano brillosa apunta el agujero, comienzo con la presión y sin mucho esfuerzo entra mi puño, empujo hasta tener dentro medio antebrazo, luego me enteré que esto se lo suele llamar braquioprosis, nombre extraño si los hay. Comienzo a meterlo y sacarlo, cuando salía sonaba como el destape de una botella, ella pedía que lo haga rápido. El ano aunque dilatado, mantenía una presión en mi brazo que me cortaba la circulación, supongo que la práctica había entrenado esos músculo.

-¿quieres el otro puño?

-siiii, es lo que más quiero

Yo sin dudarlo comienzo a sumar la otra mano, parecía que no entraba, pero fue cediendo de a poco, cuando tengo los dos puños adentro ella gemía de forma escandalosa, fue algo hermoso, tenía a mi abuela contorsionándose para mí, tenía a una estrella porno en mis manos, por fin habíamos jugado, por fin había vivido “El juego de O”.
 
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