Los Cuidados del Hijo - Capítulos 01 al 03

heranlu

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Los Cuidados del Hijo - Capítulo 01


Miré hacia la voz y divisé a un hombre vestido de blanco a traves de la neblina que cubría mis ojos. Murmuré algo ininteligible mientras asentía levemente con la cabeza.

- La operación ha sido un éxito Elena. Pronto podrás irte a casa, pero ya te explicaré los cuidados que precisarás cuando estés recuperada. Tu hijo está fuera, voy a decirle que entre y os dejaré a solas.

Cuando los efectos de la anestesia fueron desapareciendo el día que me operaron empecé a recordarlo todo. El incendio que se había provocado en la oficina. Un incendio violento y repentino que cogió a varios compañeros por sorpresa. Recordé como corrí hacia la salida tropezando con todo el caos a mi alrededor. El pelo y la manga de la camisa de mi compañera Victoria en llamas. Cómo rodaba por el suelo mientras yo intentaba apagarla a base de manotazos. El olor a pelo quemado, jamás podría olvidar aquel olor. El dolor en mis manos despellejadas. El calor... y la oscuridad que lo invadió todo.

Me miré las manos y las encontré vendadas casi hasta el codo. Las lágrimas resbalaban por mis mejillas. Mi hijo pequeño entró y me besó, dedicándome unas palabras de consuelo que no alcancé a escuchar.

Unos días después salíamos del hospital. El médico nos explicó que debía llevar las vendas durante una semana, que había zonas donde tuvo que injertarme piel que había retirado del interior de mis muslos y que con cuidados mis manos tendría el aspecto de antes. Al estar divorciado y vivir sola con uno de mis hijos, el doctor le explicó que durante aquella semana no podría usar las manos para absolutamente nada. Mi hijo debía ocuparse de la casa, darme de comer, ayudarme con mis necesidades y bañarme.

Ya en la recepción, mi hijo consiguió unos justificantes para aquella semana y poder faltar a clase.

Mi exmarido y yo nos enamoramos muy jóvenes, en nuestro primer año de instituto. En el verano previo a mi primer año de universidad me quedé embarazada de mi primer hijo, Rubén. Dos años después nacía David. Vivíamos todos felizmente hasta que yo cometí un error. Empecé a engañar a mi marido con varios hombres durante nuestros últimos años de matrimonio. No tengo excusa, él era un buen marido y un buen padre pero al pasar los años cada vez me gustaba más el sexo y empecé a detestar la monogamia. Si digo la verdad, al final follaba compulsivamente con cualquiera que me resultara minimamente atractivo, hacía shows eróticos en una web en casa de uno de mis "novios" y me pasaba las horas en casa chateando con desconocidos. Finalmente mi marido me descubrió y me pidió el divorcio. En parte yo estaba aliviada por poder ser libre sexualmente. Por otra parte, aunque suene extraño, quería a mi marido y le sigo queriendo. Lo peor fue cuando pidió la custodia de mis hijos. Por suerte, no se descubrieron más deslices por mi parte y dejaron a los chicos decidir con quien querían vivir. Me llevé un duro golpe cuando Rubén eligió a su padre sin dudar un instante. Por suerte, David, mi niño precioso, mi ojito derecho, se quedó conmigo. David y yo siempre habíamos estado muy unidos, él me adoraba y yo lo adoraba a él. Está feo por parte de una madre tener un hijo favorito pero así era.

De todo esto hace ya dos años. Desde el divorcio he disfrutado mucho más del sexo aunque sigo sin llevar hombres a mi casa, no quiero que David los conozca ya que no son ni serán nada serio para mi. Además la mayoría son chicos jóvenes. A pesar de tener 36 años conservo una buena figura, siempre la he tenido y con el paso de los años he ido manteniéndola a base de dietas y ejercicio. Soy morena y con ojos negros profundos como buena malagueña. Tengo una talla 100 de pecho, no tan firmes y elevados como los tenía hace 10 años pero siguen siendo un buen reclamo. Mi culito es mi parte preferida, redondito, durito y bien puesto y tonificado por el ejercicio. Siendo sincera, soy la madura ideal para cualquier veinteañero consumidor de pornografía.

Cuando llegamos a casa me senté en el sofá del salón y David me puso la televisión. Él se fue a colocar las medicinas que me habían recetado y a preparar el almuerzo. Yo me quedé sola y triste. No me sentía nada sexy. Triste, ojerosa, cansada y encerrada en casa durante una semana sin poder hacer prácticamente nada. David me trajo un refresco en un vaso con pajita y me lo dejó en la mesa.

Al rato empezaron a entrarme ganas de orinar. Mientras intentaba aguantar pensé si no sería mejor contratar a una enfermera durante aquella semana aunque sólo fuera durante el día. Me daba mucha vergüenza lo que iba a pasar de un momento a otro. Pero David me había convencido diciéndome que quería cuidarme él, que me quería y que no le suponía ningún problema.

- David...- Le llamé.

- Dime mamá.- Me dijo cuando llegó al salón.

- David...yo...tengo que hacer pis.

- Ah vale. Espera que te ayudo a levantarme.

Me cogió del brazo y me ayudó a incorporarme. Fuimos al baño y me quedé allí de pie. David me desabrochó el botón de los pantalones vaqueros y empezó a bajármelos mientras yo me ruborizaba. Sin embargo él lo hacía con total naturalidad.

"Mi hijo es más maduro que yo"

Luego colocó sus manos en el borde de mis braguitas y empezó a bajármelas dejando a la vista mi coñito cubierto por un incipiente vello. Normalmente lo llevo depilado pero ya había pasado un tiempo desde la última vez. David me cogió de las axilas y me ayudó a sentarme.

El sonido de mi orina cayendo en el retrete no ayudó a disipar mi vergüenza.

- Ya he terminado cariño.

- Vale, apóyate en mi y levántate un poco para que te limpie.

Hice lo que me dijo y le vi coger un trozo de papel higiénico. Vi su mano desaparecer y noté un escalofrío cuando restregó su mano cubierta de papel por mi coñito con delicadeza. Volvió a pasar la mano dos veces más mientras yo me ruborizaba por motivos muy distintos a los de cinco minutos antes. Habían pasado cuatro días desde mi último polvo y os aseguro que eso para mi es mucho tiempo. Tanto tiempo que mi cuerpo reaccionaba sin importar que fuera la mano de mi hijo la que me estimulaba sin él proponérselo.

David dejó caer el papel en el retrete y me sujetó mientras se incorporaba. Vi como sus ojos se quedaron fijos durante unos segundos en mi pecho. Bajé la mirada y vi mis dos pezones marcados en la camiseta.

- Mamá, mejor te pongo un pantalón corto de tela que los vaqueros son muy engorrosos.

- Como digas David.

Me subió los vaqueros sin abrocharlos. Al colocármelos noté su mano acariciar mi culo. Imaginaciones. Tenía que relajarme. Me quedaba una larga semana de convalecencia.

Seguí a mi hijo hasta mi habitación y me ayudó a tumbarme en la cama. Empezó a revolver en los cajones de mi tocador y sacó un pantalón corto rojo de andar por casa. Me sacó los vaqueros y me lo puso. Volvimos al salón y estuve mirando el televisor a solas. Digo mirando el televisor porque mi mente iba una y otra vez al cuarto de baño.

Al rato almorzamos juntos y David me llevó a mi habitación a dormir la siesta.

David pasó la tarde conmigo. Nos quedamos charlando en el salón, siempre habíamos tenido facilidad para comunicarnos lo cual no me pasaba con Rubén. Hasta me hizo reir y olvidarme de mi estado durante un buen rato. Después de cenar le dije que quería acostarme, estaba muy cansada.

- Vale, vamos primero a la ducha. Espera aquí mientras preparo tu ropa.- Me dijo sin darme tiempo a réplica.

Me llevó a la ducha y empezó a desnudarme. Me sacó la camiseta con cuidado de no rozar mucho las mangas por mis manos vendadas. Después se puso detrás de mi y empezó a desabrocharme el sujetador. Sonreí al notar su torpeza con el cierre y pensé si alguna vez abría desabrochado alguno. Nosotros hablábamos de todo. Aunque no trajera hombres a casa él sabía que yo me veía con ellos. Él, sin embargo , nunca me había hablado de ninguna novia o de alguna cita.

Finalmente mis tetas quedaron libres. David me agarró el pantalón y empezó a bajarmelo junto a las braguitas y me imaginé a mi hijo observando mi cuidado culito. Me dio la vuelta, me colocó unas bolsas para proteger los vendajes y me ayudó a entrar en la ducha. Mientras entraba le vi dejar su mirada fija en mis tetas desnudas. No le di importancia, era normal en un chico de su edad y más si no tenía mucha experiencia con chicas, si es que había tenido alguna.

David abrió el grifo mientras yo me mantenía alejada del agua mientras él regulaba la temperatura. Cuando estuvo satisfecho colocó la ducha sobre mi y el agua empezó a mojar mi cuerpo. David dejó la ducha en su soporte y empezó a echarse una buena cantidad de gel en la mano. Iba a decirle que tenía la esponja ahí mismo cuando echó parte del gel en su mano vacía y las colocó en mi pecho, entre mis tetas. Me quedé muda de asombro mientras él miraba mi cuerpo desnudo y empezaba a pasar sus manos por mis hombros, mi abdomen y, sobre todo, por mis tetas.

Las sensaciones que empecé a sufrir eran muy confusas. Por un lado, la vergüenza de que mi hijo me acariciara mis zonas erógenas. Por otro lado, la excitación de volver a tener de nuevo a un hombre tocándome íntimamente después de tanto tiempo. La segunda sensación empezó a ganar terreno. Mis pezones empezaron a endurecerse y mi boca se entreabría mientras yo intentaba que no se escapara ningún gemido cada vez que David pasaba sus dedos sobre mis pezones.

Poco después (a mi me pareció una eternidad) se colocó de rodillas en el suelo para enjabonar mi culo y mis piernas. Él estaba fuera de la ducha en manga corta, pero el agua corría por sus brazos y se estaba llenando el suelo de agua.

Volvió a coger el gel mientras yo me miraba mis tetas enjabonadas. Si mis manos hubieran estado libres sin duda me hubiera empezado a tocar. Di un respingo cuando David colocó sus manos llenas de gel en mi culo.

- Tranquila mamá jajaja.

- Perdona David, es que esta situación me pone un poco incómoda.

- No tienes porqué mamá.

Empezó a restregar sus manos por mi culo, quizás se recreaba demasiado, y después bajó por mis piernas. Al volver a subir por mis muslos, la mano que pasaba por mi interior llegó a rozarme el coñito con su lateral. Al notar el contacto, incoscientemente y por puro acto reflejo de mi vida sexual, moví mi pierna derecha hacia fuera abriéndome un poco. David volvió a subir las manos mientras me enjabonaba y volvió a rozarme una y otra vez mi coño con el lateral de su mano. Yo ya no aguantaba más, sabía que mi coño se estaba humedeciendo sin que yo pudiera hacer nada a pesar de ser mi hijo pequeño el que lo provocaba. Cerré los ojos para pensar en otra cosa cuando noté los dedos de mi hijo acariciando mis labios vaginales.

- David...que...

- No pasa nada mamá.- Me respondió.

- Pero David...no está bien...

- Mamá yo se que lo necesitas. Yo haría cualquier cosa por ti, confía en mi por favor.

Era cierto que lo necesitaba. Mi hijo me conocía muy bien. Y también era cierto que la sorpresa y el tabú cultural no habían aplacado mi grado de excitación. Cerré los ojos y me dejé hacer. Noté los dedos de David volver a entrar en contacto con mi coño. Aunque me gustaba era un poco torpe y se notaba que no conocía muy bien el sexo femenino. Pensé en fingir para no hacerle sentir mal, pero quería llegar al orgasmo y de paso darle una valiosa lección a mi amado hijo.

- Un poco más arriba David...eso es un poco más... ahí pasa el dedo por ahí...¿notas ese bultito? Es el clítoris, estimúlalo. Así...ahh...así...Ahora mete el dedo pulgar por mi rajita...

Mi hijo me obedecía obediente mientras yo gemía despacio y pensaba en pellizcarme los pezones. Había pillado pronto la lección y me estaba poniendo cachondísima.

- Vaya mamá, que húmeda estás...

- Si cariño, lo estás haciendo muy bien. Ahora saca el pulgar y méteme dos dedos, ya estoy lista...mmm eso es...mételos y sácalos con delicadeza cielo...mmm asi que bueno...ahora más rápido amor...

David empezó a follarme con sus dedos mientras yo me derretía. Mis piernas temblaban mientras yo gemía ya sin disimulo mientras miraba mis tetas brillantes por el jabón contornearse por la masturbación.

- Ya casi estoy David...mmm que bien lo haces mi vida...deja los dedos quietos dentro de mi...

Mi hijo siguió mis órdenes y cuando dejó los dedos quietos me incliné ligeramente y empecé a flexionar las rodillas follándome los dedos de mi hijo como si fuera una polla de uno de mis amantes.

- Ohh joder que bueno... Mueve los dedos sin mover la mano David... asii, asii...Oohh me voy a correr cielo...me corro, me corrooo...

Tuve un orgasmo brutal. Las piernas me temblaban tanto que mi hijo se asustó y se levantó para sujetarme. Le sonreí y le dije que estaba bien, que no iba a caerme. Ya más tranquilo cogió la ducha y empezó a enjabonarme. Miré hacia su entrepierna y vi un buen bulto en su pantalón mientras él me sobaba las tetas con descaro mientras me aclaraba. No hice el más mínimo gesto. Se lo había ganado.

Cuando terminó me ayudó a salir de la ducha. Me secaba mientras sonreíamos cada vez que nuestras miradas se cruzaban. Luego me ayudó a vestirme de nuevo y me acompañó a mi habitación y me ayudó a acostarme.

- Buenas noches mamá.- Me dijo después de darme un torpe beso en los labios.

Me quedé un poco extrañada por aquel geste pero no le di más importancia. Le dije que no cerrara la puerta por si necesitaba algo, apagó la luz y se fue a su habitación.

Sonreí en la noche al escuchar los sonidos del colchón y el somier de su cama. Llevaba escuchándolos bastante tiempo como es normal, pero aquella, noche sabiendo que se estaba masturbando reviviendo en su mente mi cuerpo y la sensación de sus dedos acariciando y entrando en mi coño, disfruté de esos sonidos.

Me quedé dormida con un pensamiento inquietante en mi cabeza. Cómo había insistido mi hijo en cuidarme él mismo cuando el médico nos sugirió una enfermera de día, cómo había pasado más veces de la cuenta su mano por mi coño al limpiarme después de orinar, cómo había empezado a estimularme el coño la primera vez que había tenido que ducharme, la forma de sobarme las tetas al aclararme




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Los Cuidados del Hijo - Capítulo 02

A la mañana siguiente me desperté angustiada. Entre el calor que hacía en Málaga en esa época y el calor que me daban los vendajes estaba empapada en sudor. Llamé a David para que me ayudara a cambiarme de camiseta.

Mi pequeño apareció al instante. Me dijo que llevaba despierto un rato y había estado limpiando un poco el salón. Le dije que me ayudara a cambiarme la camiseta que la tenía mojada de sudor. Me fue enseñando camisetas del armario y le pedí una blanca de tirantes. David me sacó la camiseta y noté como lo hacía de tal forma que sus manos rozaran toda la carne que pudieran. Había estado pensando en ello la noche anterior. Primero me parecía fatal lo que habíamos hecho pero poco a poco me convencí de que en mi estado iba a aprovechar el hecho de que mi hijo menor fantaseara conmigo y quisiera descrubir cosas con su amorosa madre. También pensé en no protestar por lo que me hiciera, ya estaba casi convencida de que me había hecho rechazar a la enfermera para tenerme en sus manos aquella semana entera asi que yo entraría en su juego dejando siempre que él diera el primer paso. También supe de que debía hablar con él, que yo no podría ser pareja suya, que cuando me recuperara volvería con mis amantes, pero eso lo dejaríamos para más tarde.

Cuando me sacó la camiseta y mis tetas cubiertas por mi sujetador quedaron a la vista, David se quedó embobado mirándolas. Yo hice como que me fijaba en otra cosa para dejarlo a su aire.

- Cuanto sudor mamá. Voy a ir a por algo para secarte.

Me miré cuando salía de la habitación y era verdad. Tenía las tetas y, sobre todo, el canalillo entre ellas lleno de gotitas de sudor.

Al rato, mi hijo volvió con una toalla pequeñita que usaba para el gimnasio. Se puso delante de mi mientras yo permanecía sentada y comenzó a secarme el sudor de mi cuerpo. No me pasó inadvertido el hecho de que pasaba la toalla sujetándola de tal forma que las palmas de sus manos acariaban mi cuerpo por dande pasaba la tela. Evidentemente por la zona de mis tetas dio varias pasadas. Cuando fue a subirse a la cama para colocarse detrás de mi y secarme la espalda noté su erección en mi brazo, aunque creo que eso si fue más fortuito. Cuando terminó de secarme me acompañó al salón, me encendió el televisor y me trajo un café con una pajita, me dio de comer una tostada y luego me dijo que tenía que ir a comprar al supermercado.

Cuando le vi vestido y a punto de salir, le llamé.

- David, ¿Puedes traerme mi teléfono?

- ¿Me dices el código de desbloqueo y te marco algún número?- Me dijo al volver.

- Si, por favor. Busca en la agenda "Pedidos", tengo que comprobar algo que debía de confirmarse del trabajo y colócame el móvil en el hombro que lo pueda sujetar.

Por supuesto "Pedidos" era el contacto de unos de mis chicos. David le dio al botón de llamada, me colocó el móvil y empezó a irse.

- "Hola preciosa, te echaba de menos"

- Si, hola buenas. Mire, soy Elena de "Sigma Asesores".- Contesté esperando a que David saliera de casa.

- "¿Qué pasa?¿Hay moros en la costa? Y yo que esperaba que me dijeras guarradas".

- Hola guapo. Estaba esperando a que mi hijo saliera.- Respondí cuando David había salido.

- "¿Y dónde has estado zorrita?Te he llamado varias veces estos días".

- Pues por eso te llamo, tuvimos un accidente en la oficina, un incendio.

- "Oye, ¿pero estás bien cariño?"

- Bueno, me quemé las manos y tuvieron que operarme. Las llevo vendadas y sin poder usarlas pero mi hijo me ayuda con el día a día.

- "Cuanto lo siento nena. ¿Y puedo hacer algo por ti?"

- Eres un cielo. No te preocupes. Estaré así sólo una semana. Cuando me quiten las vendas te volveré a llamar.

- "Uff una semana sin tenerte se me va a hacer eterna, ya te echo de menos."

- ¿Si?¿Y qué es lo que más echas de menos?

- "¿Lo que más? Jejeje. Tú ya sabes como adoro tu culo. Adoro sobarlo, azotarlo...y sobre todo adoro chuparlo, lamerlo y follármelo."

Joder, que mal. ¿Para qué empiezo esto? Me estaba poniendo cachonda y no podía aliviarme de ninguna manera.

- Bueno, bueno, jajaja. Esto es mala idea, que me estás poniendo a mil y no tengo forma de quitarme el calentón. Ya te llamaré guapo.

- "Vale, Elena. Un besazo y que te recuperes guapa. Hasta pronto."

- Adios.

Dejé caer el móvil al sofá y me puse a ver la televisión. Tenía los pezones marcando en la camiseta de tirantes y notaba la humedad en la entrepierna. Carlos, el chico al que había llamado, era un chaval de 25 años que conocí en un pub. De los hombres con los que solía verme era de lejos el que más me gustaba. Era un chico moreno muy guapo, con un cuerpo bastante delgado, con poco músculo. La primera vez que fuimos a su piso y se quitó la camiseta pensé que iba a ser un polvo de una noche...hasta que se quitó los pantalones y vi el tremendo pollón que tenía. Y aparte sabía usarlo y lo mejor de todo era lo complaciente que era. Le encanta comerme el coño y el culo y siempre tengo dos o tres orgasmos cuando nos acostamos. Por eso había decidido llamarlo a él. Podría decirse que era mi relación más "seria"

Cuando David volvió de la compra, ya estaba más tranquila. Él siguió con sus tareas limpiando la cocina y preparando de comer y yo seguí viendo las chorradas que ponían en la televisión. Comimos juntos y disfruté viendo como me miraba el escote cada vez que me inclinaba un poco para que me metiera la cuchara en la boca. Después no fuimos al sofá y estuvimos un rato hablando de nuestras cosas. Me hacía mucha gracia como hacía como que ni hubiera pasado nada entre nosotros en la ducha de la noche anterior. Al rato puso una película de su disco duro y nos pusimos a verla. David pasó su brazo por detrás de mi cabeza y yo, casi riéndome de tan cásico gesto de seducción, apoyé mi cabeza en su brazo.

No se cuando me quedé dormida, tantas pastillas me hacían adormecerme, pero si se que me desperté al notar el manoseo en una de mis tetas. Mantuve los ojos cerrados e intenté mantener el ritmo de mi respiración. Noté que al dormirme había dejado la cabeza apoyada en el hombro de mi hijo. No se cuanto tiempo había pasado hasta que David no pudo resistir empezar a meterme mano ni cuanto tiempo llevaba haciéndolo. Pasaba su mano por encima de la tela de la camiseta, cogiéndome la teta y acariciándomela por encima del sujetador. Entreabrí un poco los ojos y pude ver el bulto de su pantalón. Sonriendo volví a cerrar los ojos y dejarme hacer.

Al rato, David ya debería estar tan cachondo que empezó a meter su mano bajo la tela de la camiseta y tocarme directamente sobre el sujetador, y poco después empecé a notar sus dedos intentando meterse bajo él. Decidí ser mala y dejarle con las ganas. Moví un poco la cabeza y bostecé y noté como mi hijo daba un respingo y ponía rápidamente la mano en mi hombro.

- Vaya, me he quedado dormida. Joder con las pastillas.

- No pasa nada mamá. Pero voy a ir al baño que llevo un rato aguantándome.

Se levantó como un resorte y aproveché para mirarle el empalme que llevaba. Al baño claro. Allí iba la segunda paja que mi hijo iba a hacerse después de tocarme. Yo estaba encantada de que lo hiciera. Desde hace tiempo me ponía mucho ser la fantasía de hombres más jóvenes que yo y que fuera mi hijo, de quien jamás hubiera pensado que me miraba de esa manera, le da un toque muy morboso.

Volvió a los diez minutos bastante relajado y volvimos a hablar mientras veíamos la tele. Un momento complicado fue cuando tuve que hacer aguas mayores. había vuelto a hacer pis con la ayuda de mi hijo varias veces pero aquella fue la primera vez y me moría de vergüenza. Sólo contaros que mi hijo fue muy profesional, pasamos el trago y seguimos a los nuestro.

Después de cenar y seguir con nuestras cosas llegó el momento en que me empezó a entrar sueño. Empecé a bostezar y se me caían los ojos.

- ¿Tienes sueño mamá?

- Si cariño. Ya es tarde.

- ¿Quieres ducharte?- Me dijo mirándome expectante.

- Si que me vendría bien una ducha.- Joder, llevaba deseándolo desde que lo vi irse al baño a pajearse.

Como la noche anterior fue a preparar mis cosas antes. Cuando llegué al baño, vi sobre un mueble un tanga negro y una camiseta de tirantes negra. Sonreí al ver como quería vestirme mi querido hijo. Me desnudó con cuidado y volvió a ponerme las bolsas en las manos. Luego me ayudó a entrar en la ducha y empezó a mojarme. Aún no me había empezado a tocar y yo ya tenía los pezones duros como piedras y deseando que volviera a masturbarme y no se echara atrás.

- Mamá, ayer todo se llenó de agua y jabón y me fui a dormir sin recogerlo y esta mañana he estado un buen rato para dejarlo todo limpio. ¿Te importa si entro contigo para no dejarlo todo igual?

Me puse colorada de excitación sólo de pensar en ver a mi hijo desnudo y empalmado en la ducha conmigo. Carraspeé un poco.

- Claro cielo. Como tu creas que es mejor. Estoy en tus manos.

Esperaba que pillara el mensaje de aquella frase.

Observaba a mi hijo mientras se desnudaba. Tenía un cuerpo parecido al de Carlos, delgado y con poco músculo. Algo que ya sabía porque mi hijo David no era muy deportista que se diga. Se podría definir más como "friki". De piel blanca y debilucho de las horas pegado a la consola y el ordenador. Pero a mi me ponen muy cachonda los hombres tan delgados. Cuando se bajó los pantalones y los calzoncillos por fin pude ver su polla después de tantos años. Y ya empalmada. No era como la de Carlos, pero es que era difícil encontrar otra polla como la de Carlos. Mi hijo tenía unos aceptables 17 o 18 centrímetros asi a ojo. Me sorprendió que la llevara depilada, porque un hombre sin actividad sexual no suele tener esa zona muy cuidada. Fantaseé con que lo hubiera hecho ese mismo día mientras planeaba meterse en la ducha conmigo.

David entró en la ducha y se colocó detrás de mi. Ese día iba a empezar por detrás. Noté sus manos sobre mi espalda y empezó a enjabonarme, siguió bajando y se recreó con mi culo. Recordé las palabras de Carlos durante la breve llamada y noté como empezaba a mojarme. Luego David se agachó y me enjabonó las piernas. Al subir se pegó más a mi y noté unos golpecitos de su polla en una de mis nalgas mientras se pegaba a mi y me pasaba las manos por los hombros.

Luego me hizo dar la vuelta y quedamos frente a frente. David volvió a llenarse las manos de gel y empezó a frotarlas por mis tetas. Joder, ya no disimulaba. Me las magreaba a placer e incluso me dio un par de pellizcos en los pezones que me hicieron morderme un labio para no gemirle en la cara. Luego me enjabonó la barriga y se agachó delante de mi.

Empezó a frotar mis gemelos y poco después pasó a mis muslos. Yo ya no podía más. No quería decirle nada, quería que aquella semana él tomara las decisiones sobre qué hacer conmigo. Pero no pude evitarlo, estaba muy cachonda. Empecé abrir las piernas con cuidado de no resbalar al no poder sujetarme. Inmediatamente noté la mano de David acariciar mi coño. Solté un gemido bastante audible que no quise reprimir. Empezó a acariciarme como yo le había enseñado el día anterior. Desde luego era un alumno muy aplicado. No llevaba ni dos minutos tocándome cuando yo ya notaba que estaba chorreando. Él también lo notó y empezó a meterme dos dedos con habilidad.

- Ohh...si David, eso es.. que bien lo haces mi amor...sigue, sigue.

Aquello iba camino a convertirse en el orgasmo más rápido que nunca nadie me había proporcionado. Cerré los ojos y eché la cabeza hacia atrás. De repente noté la mano libre de mi hijo agarrándome una teta. Me la estaba estrujando, la apretaba y la soltaba, me apretaba el pezón y volvía a apretarme la teta. Grité cuando me llegó el orgasmo y empecé a temblar. David seguía metiéndome los dedos sin parar y yo seguía gritando y corriéndome hasta que empecé a relajarme después de un buen rato y mi querido hijo sacó los dedos del coño de mamá.

Mi hijo se puso de pie y me dio de nuevo un beso en la boca. Otro beso inocente y torpe. Le sonreí. Después cogió la ducha, me aclaró el cuerpo sin olvidarse de sobar todo lo que quiso y salimos para secarnos. Luego me ayudó a ponerme el tanga. Después me puso la camiseta de tirantes y fue cuando me di cuenta de que no había cogido un sujetador. Por supuesto no hice ningún comentario cuando me la puso. Luego cogió el pantalón corto.

- Mamá, ¿prefieres que no te ponga pantalón esta noche? Como esta mañana te has despertado sudando...

- Claro cielo. Que suerte tengo de que sepas ocuparte tan bien de mis necesidades. Me siento bien estando en tus manos.

Joder, no podía evitar lanzarle indirectas.

Me llevó a la cama y me ayudó a tumbarme. Luego se fue a su habitación. Permanecí atenta hasta que empecé a escuchar los sonidos de su cama. Me mosqueé un poco con aquello. ¿Acaso no se daba cuenta de que me dejaba hacer? Quizás pensaba que con lo de mis manos no estaba en condiciones para más. O quizás sabía tan poco de sexo que no sabía que podría ayudarlo de otra manera. Decidí romper mi regla de dejarle tomar la iniciativa por una sola vez y le llamé.

Apareció en mi habitación con la polla colocada hacia el lado debajo del pantalón para intentar que se notara menos.

- Dime mamá, ¿qué pasa?

- Ven David, ponte a este lado de la cama.

Vino hacia mi mirándome en tanga tumbada en la cama.

- ¿Qué pasa?.- Repitió ya cuando estaba donde le había indicado.

- Mira cariño, te estoy oyendo e intuyo lo que estabas haciendo. No, no te pongas nervioso- le dije al ver que se agitaba- Es normal que lo hagas, pero ya que tú me lo has hecho a mi me gustaría poder ayudarte.

- Pero mama...- Se fijó en mis manos- Tus manos...¿cómo?...

- Quítate la ropa.

Mientras se desnudaba al borde de mi cama yo empecé a moverme con esfuerzo con las manos en alto. Me quedé tumbada en perpendicular frente a él.

- Cielo, ¿te importa ponerme la almohada bajo la cabeza?- Le dije mientras pensaba en lo poco sexy que podía resultar estar tan limitada.

David hizo lo que le pedí y volvió a su posición. Me quedé mirando su polla totalmente erecta, levanté un pie y empecé a pasarle los dedos por el tronco de su rabo. Mi hijo dio un respingo por la torpeza y se quedó mirándome.

- ¿Ves cariño? Mamá puede ayudarte de muchas formas.- Cada vez exageraba más mi manera de hablarle, pero no quería que la semana se redujera a pajas en la ducha y tocamientos que él pensaba que eran disimulados.

Seguí acariciándole la polla con mi pie, dejé su tronco y empecé a pasar los dedos por su cipote circuncidado. Moví mi pie libre y empecé a apretar ligeramente sus huevos con mis dedos. Mi hijo ya empezaba a gemir de placer con los pies de mamá. Poco después junté los pies y empecé a pasar su polla entre ellos arriba y abajo con suavidad. Seguí masturbándole mientras él seguía en silencio. Parecía imposible pero su polla se puso más dura por lo que supe que estaba disfrutando. De repente, David cogió mis pies y me los bajó, pensé que no le daba tanto placer como el que necesitaba usando mis pies, pero lo que hizo fue inclinarse sobre mi y sacarme las tetas por encima del escote de la camiseta de tirantes y volver a su posición.

Le sonreí y volví a pajearlo. Poco después, agarró mis pies haciéndome que los mantuviera fijos y empezó a menar las caderas. Joder, me estaba follando los pies. Yo por supuesto me dejé, era lo que quería, lo que deseaba, que mi hijo me usara para darse placer. Empecé a agitar mi cuerpo para que mis tetas se mecieran ya que veía que David no les quitaba los ojos de encima.

- Ohh mamá...que bien mamá...me voy a correr...

- Si cariño. Córrete en los pies de mami. Eres un niño muy atento y bueno con mamá. Vamos córrete.

- Dios mamá que gusto...ohhh sii.... dime que vamos a hacerlo otro día...dímelo mamá...

- Claro que si mi amor. Haremos lo que tu quieras. Vamos córrete.

Soltó un gran gemido y empecé a notar mis pies y parte de mis piernas llenarse del semen caliente de mi hijo. El seguía follándome los pies con ganas mientras los chorros de leche me llenaban. Cuando terminó, me dejó con delicadeza los pies en la cama y fue a buscar unas toallitas para limpiarme. Luego me ayudó a colocarme bien en la cama para dejarme dormir, me dio las buenas noches y me dio otro beso en los labios.

- David.- Le dije antes de que se fuera.

- ¿Si mamá?

- ¿Alguna vez has besado a una chica?

A pesar de la oscuridad de la noche, vi como se ruborizaba.

- No mamá.

- ¿Quieres besarme?

No me respondió. Vino hacia mi y me dio otro torpe beso en los labios. Le sujete de la nuca antes de que se fuera.

- Abre un poco la boca.- Le dije casi susurrando.

Junté mi boca entreabierta con la suya y metí mi lengua en su boca. David no tardó en captar la mecánica y empezó a mover su lengua alrededor de la mia y seguir mi lengua dentro de mi boca cuando la fui retirando. Seguimos un rato más hasta que me separé de él poco a poco.

- Te quiero mamá.

- Yo también te quiero cielo.

Se fue a su habitación y yo cerré los ojos para dormir. No había sido un buen beso pero ya iría mejorando. Empecé a frotar un pie con el otro excitándome por la paja que le había hecho a mi tierno niño y me dormí fantaseando con la posibilidad de que por fin entendiera que quería que me usara como mujer.

Continuará
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Los Cuidados del Hijo - Capítulo 03

Por la mañana me desperté ya cachonda. Había estado soñando con Carlos y su inmensa polla follando mi culo. Me desperté muy frustrada. Cualquier otro día me habría masturbado como una loca con ese calentón pero allí estaba, impedida con aquellas jodidas vendas.

Llamé a David para que me ayudara a levantarme. Por supuesto podía levantarme sola con un poco de esfuerzo, pero deseaba el contacto de un hombre y además seguía en tanga y necesitaba unos pantalones. David apareció por la puerta y me ayudo a levantar. Le dije el pantalón que quería que me pusiera.

- Prefiero que te quedes asi mamá. Además hoy va a hacer calor y seguro que estás más cómoda.

Me puso una mano en la nuca y empezó a besarme como la noche anterior. Cuando el beso terminó, me dijo que iba a prepararme el desayuno. Joder, mi hijo no sabía lo que acababa de hacer. Yo sólo pensaba en llamarlo y tumbarme en la cama con las piernas abiertas y pedirle que me follara. Pero me gustaba el morbo que me producía el que él fuera llevando el mando de la situación. Antes de seguirle pensé que podría hacer algo de trampa sobre mi propia norma.

Llegué a la cocina y estaba de pie en la encimera untando mantequilla en el pan tostado. Me acerqué por detrás y pegué mis tetas en su espalda y apoyé mi barbilla en su hombro fingiendo un interés exagerado en lo que hacía. Miré hacia abajo pero no aprecié que estuviera empalmado. Me di la vuelta y vi una revista en la mesa de la cocina. Fui y me apoyé con cuidado con los codos echando el cuerpo hacia adelante y dejando mi culo en tanga bien levantado y moviéndolo de lado a lado. Ni un minuto después noté la mano de David sobre él.

- ¿Que haces David?- Le dije sensualemnte mientras sonreía por mi futuro orgasmo.

- Tienes un culo genial con este tanga mamá.

Por fin un piropo. No recordaba haber recibido ninguno en los dos días anteriores. Me emocioné al pensar que mi hijo se iba soltando.

- ¿Si, te gusta?

- Me gusta mucho.- Me respondía mientras seguía manoseándome.- Mamá me apetece mucho repetir lo de anoche.

- ¿Ah si?¿El qué?- Quería que me lo dijera, que se excitara muchísimo.

- Ya sabes...

- No lo sé, no me acuerdo...

- Quiero que me masturbes con los pies.

Sonreí satisfecha. Aunque quería correrme yo.

- ¿Pero aquí como lo hacemos si no puedo tumbarme? A lo mejor podemos hacer otra cosa sin tener que perder tiempo en ir a la habitación.- Le dije con mi mejor voz de puta esperando que me bajara el tanga y me follara allí mismo.

- Bueno, ven siéntate en la silla.

Metió las manos bajo mi cuerpo y me cogió las tetas pegando su dura polla a mi culo. Me ayudó a incorporarme, retiró una silla y me senté intrigada. Se puso delante de mi y se bajó los pantalones dejando su polla a la vista. Metió una mano por mi escote y me sacó las tetas fuera una a una. Yo estaba ya empapada esperando lo que fuera a pasar. Me puso una mano en la nuca y con la otra se sujetó la polla y empezó a dirigirla a mi boca.

"Coño, que mal me ha salido la jugada" Pensé mientras abría la boca y empezaba a hacerle mi primera mamada a mi hijo pequeño y él a disfrutar de su primera mamada en su vida.

Notaba el coño vibrar de pura excitación mientras saboreaba la polla de David. Empecé a mamársela despacio, jugueteando con mi lengua en su cipote. Poco después empecé a clavármela hasta el fondo acompañada por la mano de mi hijo en mi nuca. Él enseguida soltó su polla y agarró mi teta. Al rato dejé de mover mi cabeza esperando su reacción y muy complacida empezó a mover sus caderas haciendo que su polla casi saliera del todo y volver a metérmela hasta la garganta.

Desde luego se estaba estrenando con una mamadora de primera. Siempre me ha gustado hacer mamadas desde que tuve mi primer novio y me consideraba una buena mamadora. Hasta que conocí a Carlos. Cuando me enfrenté a esa polla tan grande y gorda me sentí muy torpe. Con él aprendí a relajar la garganta y a dejarme follar la boca. Ni de coña con Carlos podía hacer como con David, dejar que me la metiera hasta que sus huevos chocaban con mi barbilla. Pero tratándose de Carlos ya era un logro meterme todo lo que me metía.

Al rato, David ya me follaba la boca mucho más rápido. Yo miraba hacia arriba para ver su expresión. Mi amado hijo estaba extasiado con la esperiencia. Siguió follándome la boca hasta que me anunció que se iba a correr. Yo quise sacarla para preguntarle dónde quería correrse, pero mi hijo me había puesto las dos manos en la cabeza y empezó a embestirme demasiado fuerte. Cerré los ojos y aguanté la follada que me estaba dando hasta que la sacó hasta casi dejarla en la entrada de mi boca y empezó a correrse dentro. He de decir que no me agrada mucho tragar semen y mi hijo me estaba llenando la boca. Notaba como se me escurría un reguero de lefa caliente por la comisura de los labios. Cuando terminó de descargar sacó la polla de mi boca y yo aproveché para escupir en el suelo una buena cantidad y tragarme los restos que habían quedado en mi boca.

- Oh, perdón mamá.- Me dijo cuando vio que escupía el semen.

- No te preocupes cielo. Me ha gustado que te corras en mi boca pero no me gusta tragármelo.

- Voy a por una toallita para limpiarme y recojo todo esto.

Quise decirle que no. Que ahora me tocaba a mi. Pero me gustaba demasiado este juego de ver que pasaba. Este juego de ver los pasos que iba dando el inexperto de mi hijo.

Estaba con una excitación mortal, viendo a mi hijo limpiar su corrida del suelo y deseé más que nunca tener sanas las manos para masturbarme delante suya. Cerré los ojos y empecé a frotar mis muslos mientras recordaba el sabor de la polla de David esperando sentir algo de placer, pero nada. Cuando dejé de hacerlo y los abrí, mi hijo estaba mirándome fijamente. Se acercó a mi y me cogió para levantarme de la silla. Se agachó delante de mi y me bajó el tanga. Joder, ya estaba de nuevo cachonda deseando ver que quería hacerme. Se puso de pie y me apoyó el culo en la mesa. Entonces empezó a meterme la lengua en la boca, notando el sabor de su polla de mi lengua, mientras empezaba a acariciarme el coño. Joder, yo quería que diera el paso y me follara pero él no debía atreverse a llegar tan lejos conmigo por ser su madre.

Mi coño estaba empapado y yo me ponía más caliente de escuchar los chapoteos que producían los dedos de mi hijo follándome con rapidez. Dejó de besarme y agarró una de mis tetas con la mano libre y empezó a chupármela con ansia. Joder, que ganas tenía de acariciarle el pelo mientras me lo hacía. Eché la cabeza hacia atrás y empecé a notar como me llegaba el orgasmo. Mi hijo siguió follándome duro con sus dedos y mamando de mis tetas cuando empecé a correrme mientras gritaba y mis muslos temblaban de puro placer. Me llevé una buena sorpresa al ver como David sacaba sus dos dedos de mi coño empapados en mi corrida y me los acercaba a la boca. Imagino que era algo que habría visto en algún video porno. Abrí la boca mirándole a los ojos y empecé a lamer y a mamar sus dedos como si fuera una polla sin apartar mi mirada de la suya. Después me senté de nuevo en la silla, él me sirvio un café algo frío con una pajita y se fue de la cocina.

Al volver me volvió a meter las tetas en la camiseta y se sentó conmigo para darme la tostada. Desnuda de cintura para abajo iba dando bocados del pan que mi hijo me ofrecía.

- Mamá.- Me dijo de repente.- Creo que quiero hablar de esto que hacemos. No se si está bien y además siento como que me aprovecho de la situación.

Empecé a tragarme la tostada lo más rápido que podía para que no siguiera.

- Ya hablaremos si quieres cuando me quiten las vendas. No pienses que hacemos nada malo. Ya somos mayores y sabemos perfectamente lo que hacemos. Y que ni se te pase por la cabeza pensar que te aprovechas de mi, no hacemos nada que yo no disfrute hacer.

- Vale mamá, como digas.- Me respondió algo más animado.

Pasamos un día un poco raro. Mi hijo no hizo amago de volver a ponerme el tanga y yo no dije nada. Me pasé el día con el coño al aire disfrutando abriéndome de piernas cuando pasaba por delante de mi mientras estaba en el sofá del salón. De pronto me pregunté que pasaría si viniera alguiena verme, algún amigo/a o compañero/a de trabajo. Entonces me acordé del móvil. Al no poder usar las manos, desde el primer día casi ni me acordaba del teléfono. Llamé a David y le dije que buscara entre los cojines del sofá que la última vez que lo usé lo dejé caer y se me olvidó por completo. David buscó en el sofá hasta que lo sacó. No se porqué estaba un poco nervioso. Sería de tenerme allí medio desnuda.

- Marca el código y mira si tengo llamadas perdidas o mensajes de wassap.

- Tienes un montón de conversaciones de wassap y muchas llamadas perdidas. Diez llamadas perdidas de Verónica mamá.

- Madre mia, Verónica- Verónica era mi mejor amiga desde hacía muchos años.- Anda, marca y acércame el móvil.

David le dio a llamar y me sujetaba el móvil en mi oido. Mientras escuchaba el tono pensé que iba a hablar con mi amiga con una camiseta sin sujetador, sin pantalones y sin bragas, con el coñito a la vista, mientras mi hijo estaba a mi lado sujetándome el teléfono. No pude evitar que se me endurecieran los pezones.

-"Hola Elena"

- Hola Vero. Perdóname, me he sentido súper mal cuando he visto las llamadas. Estos putos analgésicos me tienen atontada.

- "Estaba muy preocupada cariño. Me contaron lo de Victoria y que a tí también te tuvieron que operar. Y nadie contestaba al teléfono..y, pues eso, me asusté..."

- No, tranquila. Ya te digo los análgesicos. Además lo que me pasó es que me quemé las manos intentando apagar a Victoria, pero ya estoy mucho mejor.

- "¿Pero cómo es que te tuvieron que operar?¿Tan grave fue?"

- Bueno, algunas zonas si quedaron más dañadas y me tuvieron que mmmm...

- "¿Que te pasa?"

Miré a mi hijo con la boca entreabierta en un gesto de placer. David me había metido un dedo en el coño de golpe. Me había hecho un poco de daño al no estar preparada, pero joder como me gustaba que me sorprendiera.

- "¿Elena?"

- No, nada Vero. Es que a veces me duelen las manos cuando se va pasando el efecto de las medicinas.- Respondí mientras me reclinaba y David seguía jugando con sus dedos en mi coño.

- "Me estabas diciendo lo que te hicieron en la operación"

- Ah eso, pues que en algunas zonas tenía mas daños y me tuvieron que hacer unos injertos de piel. Ahora voy con vendas en las manos durante una semana, pero me han dicho que apenas se notarán.

- "¿Y cómo me estás llamando?"

- Está aquí mi hijo David sujetándome el móvil. Se está portando muy bien, siempre que puede me echa una mano.- Dije mirando a mi hijo a los ojos con una sonrisa en los labios y después retiraba la cara del móvil para soltar un pequeño gemido cuando David metió sus dos dedos hasta el fondo debido a mis palabras.

- "Que bueno es tu hijo"

- Si que lo es. Oye Vero, te tengo que dejar. ¿Podrías avisar a las demás de lo que ha pasado? No tengo ganas de hablar con todas las que me llaman.

- "Claro no te preocupes. Cuidate nena. Un beso"

Le hice un gesto a David con la cabeza y pulsó en botón de fin de llamada.

- Joder David. Como me ha puesto esta situación.

Mi hijo sacó los dedos de mi coño y volvió a metérmelos en la boca. Se notaba que era un fetiche que le ponía mucho. Ver como saboreaba mis flujos. Después me dio un apretón en la teta, se levantó y me ayudó a levantar.

- Vamos a la habitación.- Me dijo escuétamente.

Le seguí por el pasillo pensando que por fin iba a follarme.

Me terminó de desnudar y me ayudó a tumbarme en la cama. Luego me quedé allí mirando totalmente cachonda cómo se desnudaba él.

- ¿Tienes preservativos?- Me preguntó timidamente.

- No los necesitas.

Mi hijo se emocionó al escucharme. Fue subiendo por la cama sobre mi cuerpo. Se detuvo un poco para acariciarme mi húmedo y coño y luego se entretuvo lamiendo y mamando de mis tetas. Terminó de echarse sobre mi comiéndome la boca y restregando su dura polla por mi entrepierna. Se incorporó un poco y se agarró la polla con la mano. Yo me abrí de piernas y miré entre nuestros cuerpos viendo como David pasaba su polla sobre mi. Parecía que no sabía como debía de metérmela y yo no disponía de manos para guiarle. Me ponía muy cachonda ser la profesora sexual de alguien por primera vez en mi vida. Y me volvía loca que fuera con mi amado hijo.

- Déjala ahí pero no la sueltes. Eso es. Ahora ve bajando poco a poco. Ahí, justo ahí. ¿Notas lo caliente y mojado que está? Ahora empuja un poco. ¿Lo notas?

- Aaaahh, si mamá. Joder que placer.

- Muy bien mi amor. Ya puede soltarla. Ve empujando poco a poco hasta que entre entera.

David se fue dejando caer sobre mi hasta que enterró su polla dentro del todo. Empezó a besarme mientras movía tímidamente las caderas.

- Eso es cielo, muy bien. Ahora apóyate con las manos y empieza a sacarla y meterla.

Mi hijo siguió mis instrucciones. Me encantaba ver su cara cada vez que su polla volvía a meterse entera en mi coño.

- Mmmm asi David. Más rápido ahora cariño, fóllame más fuerte.

Empezó a follarme más rápido. Mi hijo gemía una barbaridad y cada vez me embestía con más fuerza. Me moría por agarrar su culo canijo y clavarle las uñas mientras me follaba. Fueron como diez embestidas a ese nivel cuando empezó a jadear con fuerza y noté como se me llenaba el coño del semen caliente de mi pequeño. David se echó a un lado jadeando pasando su polla por mi muslo.

- Joder mamá, que bueno.- Me dijo abrazado a mi tumbado de costado con una mano en mi teta.

-¿Te ha gustado cielo?¿Has gozado?

- Mucho mamá. ha sido el mejor momento de mi vida.

Sonreí al escucharlo.

- ¿Y tú mamá?¿Te has corrido?

- No cielo, ha sido muy rápido para mi. Pero no te preocupes, es normal en las primeras veces de un chico.

- Vaya lo siento.

- No pasa nada. Acariciáme ahí abajo y vuelve a follarme cuando estés listo.

Mi hijo empezó a meterme los dedos en el coño y a masajearse la polla. De repnte sacó los dedos y los sostuvo en alto mirándolos. Tenía restos de su semen en ellos.

- Jajaja, claro cariño, ha debido de ser una corrida muy abundante por lo que he sentido. ¿Qué pasa, te da asco?

- No, que va. De hecho me pone.- Me dijo un tanto avergonzado.

Miré hacia su polla y la vi tiesa y dura como si no me hubiera follado aún. David me acercó los dedos a la boca esta vez más timidamente y tuve que acercar la cabeza para chupárselos. Mi hijo se masturbaba rápidamente mientras me veía hacerlo.

- Tranquilo David. Deja de masturbarte un rato. Esta vez quiero que me dures.

Me hizo caso y soltó su polla mientras volvía a meterme los dedos. Solté un gruñido porque mi hijo me metía los dedos lo más profundo que podía esperando encontrar más semen.

- Vamos, fóllame de nuevo. Estoy a punto. Quiero correrme con tu polla dentro.

David tardó un segundo en volver a subir encima de mi. Esta vez se agarró la polla y me la metió de un empujón a la primera. Joder que rápido aprendía este niño. Empezó a follarme muy fuerte esta vez desde el principio. Yo ya estaba muy cachonda por la situación, la follada de antes y la paja que me había estado haciendo.

- Eso es joder...sigue así...fóllame cielo, fóllame... agárrame de las tetas.

Empecé a mover mis caderas con su polla dentro para darme más placer y pronto empecé a notar como llegaba el orgasmo.

- Ohh joder, si David...Voy a correrme!...vamos fóllame más fuerte...vas a hacer que mami se corra amor...vas a hacerlo... me corro. me corroooo...

Y empecé a gritar como una perra mientras la polla de mi hijo me machacaba el coño, mis piernas temblaban y mi coñito empezaba a expulsar flujos por la corrida.

Seguí abierta de piernas y jadeando con mi hijo encima mientras seguía follándome.

- Vamos cielo, córrete de nuevo...joder que bueno ha sido...como me has dejado...vamos córrete...

- Ooh mamá...voy a correrme ya...voy a correrme...quiero correrme encima de ti...

- Córrete donde tú quieras mi amor...haz lo que quieras conmigo...

Me dio un par de embestidas más, ssacó su polla y se quedó de rodillas frente a mi. Se sacudió la polla varias veces mientras jadeaba y empezó a correrse sobre mi coño abierto y mi abdomen. Era su tercera corrida del día y no salió mucho. Seguro que la próxima vez se corría sobre mi en la primera para ver como me llenaba. Se sacudió hasta la última gota y se desplomó a mi lado.

- Mmmm, cariño ahora has estado muy bien, mi amor, mi pequeño.

- Mamá ¿Por qué dejas que te haga todo esto?- me preguntó sin mirarme.

- David mírame.

Subió la mirada con miedo hasta encontrarse con la mia.

- Yo se que nunca te he hablado de mi vida sexual. Tú sabes lo que pasó con tu padre y porqué nos divorciamos. Me gusta el sexo cariño, es asi. No creo que sea ninfómana. Incluso fui a ver a un piscólogo y me dijo que mi comportamiento no era extraordinario. En cuanto a porque estoy dejando que pase lo que está pasando. Pues el primer día dejé que me masturbaras en la ducha porque llevaba un tiempo sin poder hacerlo y con las manos asi decidí aprovechar. Además eras tú el que estuviste durante el día recreándote con mi cuerpo y el que en la ducha empezó a pasar el lateral de su mano por mi coño.- David se movió inquieto.- No, no es un reproche. Yo te quiero muchísimo y la verdad es que me gusta tu cuerpo. Estoy disfrutando mucho estos días. Pensaba esperar a que me quitaran las vendas para hablar contigo pero ya que hemos empezado...¿Tú te sientes mal después de hacer estas cosas con tu madre?

David tragó saliva.

- La primera noche después de meterte en la cama, me masturbé pensando en como te había masturbado y en tu cuerpo desnudo. Luego me sentí muy mal por haberle hecho eso a mi madre y además por haberme masturbado pensando en ti. Luego al día siguiente estaba convencido de parar, pero sólo pensaba en volver a tenerte desnuda en la ducha. Pero ya con lo que pasó anoche con la paja y lo que hemos hecho hoy... Es que no se, es como si no pudiera pensar ni contenerme y luego me siento fatal.

- Pero David no te sientas mal. Yo también me sorpendí al principio y le di vueltas a lo que había pasado contigo. Pero no pasa nada. A mi me gusta esto que tenemos, me encanta sentir como me deseas. El problema lo tiene la moralidad de la sociedad no nosotros. Y nadie se va a enterar nunca de esto ¿verdad?

- No, claro que no mamá- dijo David muy nervioso.- Ni se me ocurriría.

- Eso está bien. Pues a mi me gustaría seguir con esto que tenemos. Me ha encantado que me hicieras el amor. Vete a dormir y piensa en todo esto y ya mañana me dices si quieres seguir siendo mi amante. Yo no quiero presionarte para nada.

Me empezó a besar en la boca y se levantó de la cama con una sonrisa en los labios.

- Oye David.- Le dije cuando estaba a punto de salir por la puerta.

- ¿Si?

- ¿Insististe tanto en no tener enfermera para poder tenerme a tu merced?

Se puso un poco colorado.

- Si mamá. Ya hace tiempo que te deseaba.

- Te quiero hijo.- sonreí satisfecha.- Ponte el despertador que mañana tenemos que ir al hospital para cambiarme las vendas y curarme los injertos.

- Si mamá, ya lo tenía puesto. Yo también te quiero. Buenas noches.

Cerré los ojos para dormir cuando caí en la cuenta de que nos habíamos olvidado completamente de que estaba desnuda. Al menos yo me había olvidado, ya no estaba segura de lo que pasaba por la mente de mi hijo pequeño.

A la mañana siguiente David vino a despertarme. Había dormido muy agusto esa noche. Me ayudó a levantarme diciéndome que tenía que ducharme antes de irnos. Me agarró mi culo desnudo con las dos manos y empezó a comerme la boca mientras notaba su polla erecta dentro de su pantalón chocando con mi coño desnudo. Parece que mi hijo había decidido que no tenía nada de malo seguir siendo mi amante.

Luego nos fuimos a la ducha y se desnudó para ducharse conmigo. Fue una ducha rápida, con algunos sobeteos de mi hijo por mi cuerpo desnudo y poco más. Luego me llevó a la habitación a vestirme.

Yo ya no le decía nada. Él me tocaba cuando quería, me besaba cuando quería y me vestía como quería. Me reí al ver lo que me había preparado. Una camiseta de tirantes con un buen escote y una falda muy ligera a juego. Luego llamó a un taxi y nos fuimos al hospital. Cuando llegó mi turno, David me dijo que entrara sola que él tenía que hacer una cosa.

La consulta fue bastante bien. Me asusté un poco cuando retiraron las vendas pero me cirujano me dijo que no pasaba nada, que estaba curando muy bien. Luego un enfermero bastante mono me aplicó una crema por las manos mientras veía sus ojos desviarse hacia mi escote. Volvieron a vendarme y me dijeron que en tres días ya podrían quitarme las vendas.

Al salir me encontré a David esperándome en el pasillo. Me preguntó cómo había ido y que me habían dicho y yo se lo conté todo con una gran sonrisa en mi cara, estaba más feliz que en mucho tiempo. David me puso una mano en la espalda y empezamos a andar mientras seguía hablándole. Cuando me quise dar cuenta no sabía donde estábamos, no habíamos entrado por allí.

- ¿David?

- He estado investigando un poco el hospital. Tú ven conmigo.

Seguimos por otro pasillo y cogimos un ascensor. Pulsó el botón más bajo y salimos a un aparcamiento subterráneo. Avanzamos un poco más y abrió otra puerta. Estábamos en las escaleras que daban al subterráneo.

David cerró la puerta y sin decir nada empezó a comerme la boca mientras me bajaba los tirantes y me sacaba las tetas con cuidado de no rozarme las manos. Me daba un poco de miedo y de morbo hacer eso allí con él, pero me dejé hacer como siempre. Magreó mis tetas un instante y me hizo dar la vuelta. Me ayudó a apoyar los brazos en la barandilla de las escaleras y noté como me bajaba las bragas hasta las rodillas. Luego me subió la falda y solté un gemido al notar su cipote restregarse contra mi coño.

- Mmmm David, ¿aquí?

- Si, aquí.

Empecé a mojarme muy rápidamente. Mi hijo pequeño empezó a meterme la polla despacio hasta que la tuvo toda entera dentro de mi. Me agarró las tetas desde atrás y empezó a follarme a un ritmo medio para no hacer demasiado ruido.

- Oh, joder David, que bueno...- Le susurraba yo.

- Me tienes loco mamá. Estás buenísima.

Siguió follándome mientras me magreaba las tetas. Yo gemía lo más bajo que podía pero ya me estaba llegando el orgasmo por el morbo de la situación.

- Cariño, voy a correrme ya mismo...sigue asi...no pares...

- Mamá el otro día cuando volví de la compra y te llevé al baño vi tu móvil...y lo cogí mamá. Esa noche estuve mirando tus correos...

Joder, ya entendía la cara de nerviosismo cuando me dio el móvil ayer. Debió de volver a materlo en el sillón a la mañana siguiente.

- ¿Qué dices David? Ohhh...sigue mi amor...- Estaba muerta de miedo por lo que habría descubierto mi hijo y lo que pensaría de mi. Pero había aprovechado que estaba al borde del orgasmo para contármelo.

- Vamos, córrete mamá...luego hablamos en casa...de la colección de pollas y correos guarros que tienes...

De pronto empezó a embestirme con fuerza y no pude eviatr gemir más alto. Empecé a correrme a lo bestia mientras mi hijo me reventaba contra aquella barandilla y poco después noté como se corría dentro de mi coño y un reguero de semen resbalaba por el interior de mi muslo.

- Venga ponme bien la ropa que hemos hecho mucho ruido.

Me vistió con cuidado y volvimos al ascensor. Me miré en el espejo y tenía la cara encendida. Salimos y fuimos hacia la salida.

- Oye David, lo del móvil...

- No pasa nada mamá, ahora hablamos al llegar a casa.

Me quedé mirando al frente mientras avanzábamos por el hospital pensando en qué acababa de pasar. La noche anterior mi hijo estaba arrepentido de haberme follado y ahora acabábamos de hacerlo en un sitio público y me había dicho lo que había descubierto de mi vida sexual mientras me follaba por detrás para ponerme cachonda. Empezaba a pensar que no conocía a mi hijo tan bien como creía. A saber en su frustrada juventud de pajillero sin sexo con chicas lo que había visto por internet. Yo también veía porno de vez en cuando y la verdad es que el porno actual no es buen consejero para los jóvenes.

Volvimos en un taxi casi sin hablar y entramos en casa. David me cogió del culo y me llevó a la habitación. Empezó a besarme de nuevo y a desnudarme. Sabía que esta vez tenía que pararlo, que debíamos hablar de la "otra vida" de su madre. Pero me dejé. Era superior a mi el seguir con aquel juego de ser usada por él. Me tumbó en la cama con cuidado y se desnudó, fue a mi bolso y cogió mi móvil y se tumbó en la cama a mi lado.

- Oye, David...- Empecé mientras lo miraba trastear con mi móvil.

- Mamá yo ya me imaginaba que te veías con alguien. Siempre las horas a las que solías volver ciertos días y la forma en que te arreglabas. ¡Pero no pensaba que te veías con más de uno! Pero a mi me da igual. Esto es como lo nuestro, mientras lo disfrutes nadie tiene por qué juzgarte.

¡Pero bueno! Y ahora usaba mis argumentos contra mi. La verdad es que me sentí aliviada por aquello. Basta con que una mujer tenga varios encuentros sexuales con alguien que no sea su pareja oficial para que se convierte en la puta del barrio.

- Mamá, háblame de Carlos.

- ¿Cómo?¿Que quieres que te cuente?

- Cuéntame cómo os conocistéis.

Joder, precisamente con Carlos, que iba a ser un polvo de una noche...

- Pues salí de fiesta con Vero, las dos solas. Fuimos a una disco con un ambiente más juvenil de lo que me gusta a mi pero Vero me convenció. Estábamos bailando las dos juntas y bebiendo, entonces...

Noté los dedos de mi hijo posarse en mi coñito, acariciándome por fuera

- ¿Y te miraban muchos los jovencitos mamá? Yo te hubiera mirado desde luego, dime.

¿Pero qué estaba pasando?

- Pues si que me miraban. La verdad es que esa noche íbamos mostrando bastante.

- ¿Y te gustaba que te miraran mamá?- Me preguntó empezando a meter la punta de su dedo en mi coño repetidamente.

- Mmm si que me gustaba. Estar allí en aquella disco, lleno de chicas jóvenes y que allos chicos nos miraran a mi y a Vero me gustaba mucho.

- Sigue con lo de Carlos.

- Pues llegaron Carlos y un par de amigos cuando dejamos de bailar un momento y fuimos a la barra a pedir unas copas. Ellos se presentaron y nos dieron dos besos. Desde el primer momento me fijé en él. Me gusta mucho el cuerpo de los hombres tan delgados, sin señales de ser los típicos tios de gimansio y empezamos a hablar.

- ¿Y aprovechaba para tocarte mientras se acercaba a ti para hablarte mamá? Con la música tan alta deberíais estar muy cerca.

Notaba una palpitación en el coño cada vez que me llamaba mamá mientras me masturbaba y me preguntaba por otro hombre.

- Bueno, al principio me ponía la mano en la cintura. Yo estaba bastante contenta por las copas y lo guapo que era así que me dejaba hacer. Al final estaba acariciándome el culo mientras me susurraba al oido.

Mi hijo me metió el dedo hasta lo más profundo de mi coño mientras yo dejaba escapar un gemido. Empezó a masturbarme despacio.

- ¿Y qué te decía mamá?

- Aaah...Me decía que le gustaba mucho. Que vivía con un compañero de la universidad pero que ahora estaba de fiesta. Que si quería podíamos ir a su piso a tomarnos la última copa.

- ¿Y te fuiste con él?

- Le dije que estaba con Vero, que no podía dejarla sola. Pero él fue a hablar con uno de los que estaban con Vero y le convenció de que la acompañara a casa. Los vi a los dos hablando con Vero y luego ella vino y me dijo que no tenía problema, que no quería cortarme el rollo pero que se iba en taxi porque yo me había quedado con el mejor. Nos dimos dos veces y la vi despedirse de los otros que por los gestos le suplicaban que se quedara. Luego Carlos vino de nuevo conmigo y me dijo que si nos íbamos.

- ¿Y qué le contestaste?

- Le dije que si y le di un suave apretón en la polla por encima del pantalón.

- ¿Cómo? Repítemelo.- Me dijo David masturbándome más rápido.

- Le di un suave apretón en la polla por encima del pantalón.

- Muy bien, sigue.

"Muy bien, sigue" Esa frase sólo indicaba que aquellos días habían surtido el efecto que quería. Que mi hijo tomara las riendas sabiendo que yo no pensaba decirle que no a nada.

- Nos enrollamos un rato en una de las calles. Besa muy bien. Luego subimos a su piso y fuimos a su habitación. Nos besábamos allí de pie mientras nos desnudábamos el uno al otro hastq ue no hubo nada de ropa en nuestros cuerpos.

- ¿Y cuándo viste esto?

David me estaba enseñando en mi móvil uno de los muchos correos con la foto de la gigantesca polla de Carlos. Por encima de la pantalla del Móvil vi que mi hijo tenía la polla como una piedra sin tan siquiera tocársela. Empecé a mojarme de una manera bestial.

- Pues me quedé asombrada de encontrarme semejante polla en un cuerpo tan delgado. Sin pensarlo alargué las dos manos ye mepecé a acariciarle la polla y los huevos y al rato ya estaba haciéndole una paja a dos manos mientras nos besábamos. Luego me preguntó si me gustaba su polla y le dije que me encantaba. Entonces me preguntó si quería chupársela. Me senté en la cama y empecé a mamar su grueso cipote, casi no me entraba en la boca. Lamía todo su tronco y lo ensalivaba bien pero no podía meterme en la boca mucho de aquella polla. Él sin embargo estaba disfrutando de mi mamada asi que seguí chupándosela.

Miré hacia mi hijo y le vi con los ojos cerrados y masturbándose con su mano libre a la vez que me pajeaba a mi. Yo soy muy abierta en el sexo pero me estaba resultando muy extraño ver a mi hijo tan excitado mientras le narraba como su madre le mamaba la polla a un joven que acababa de conocer.

- ¿Y qué pasó después mamá?- Preguntó interrumpiendo mis pensamientos.

- Me tumbé en la cama cachonda perdida con las piernas abiertas y Carlos se subió encima de mi, me pasó su cipote por mi coñito húmedo y empezó a follarme.

En ese momento David se colocó encima de mi, me metió la polla en el coño con una fuerte embestida y empezó a follarme.

- ¿Asi mamá? ¿Así te follaba?

Yo empecé a gemir mientras le miraba a los ojos, estaba totalemnte fuera de si

- David, ¿pero que...?

- Dímelo mamá, dime si te follaba asi...

No pude evitar someterme a su deseo.

- Si, mi amor. Me follaba justo asi. Como tu estás ahora y metiendome la polla con fuerza.

Mi hijo empezó a follarme muy rápido.

- ¿Y te gustaba como te follaba? Dímelo zorrita, ¿te gustaba como te follaba?

Me acaba de llamar zorrita. Noté mi coño encharcarse y empezar a palpitar. Iba a correrme de un momento a otro.

- Sii joder, me gustaba como me follaba. Me estaba follando como un campeón. Oh Dios, David, voy a correrme!!

- Vamos córrete zorrita, yo también voy a correrme ya mismo pero quiero ver como te corres, me pone mucho.

Empezamos a corrernos casi al unísono. Había sido una follada bestial. Mi hijo me había puesto cachondísima.

- Oye cariño.- Le dije cuando estábamos los dos tumbados y con la respiración acelerada.- ¿Y esto que acaba de pasar?

- Pues te voy a contar mi secreto. Yo suelo ver porno en el ordenador. pero lo que más me gusta son las páginas de relatos porno. Empecé hace unos años a leer de todo, pero los que más me gustan son los que narran como un marido hace que su mujer se folle a otro y luego se lo cuente porque se le pone dura saber que es un cornudo consentido. Y a mi también me pone. Cuando vi los correos de tu móvil pensé que ojalá me atreviera a hacer esa fantasía contigo. Y ayer por la noche cuando me dijiste que lo que hacemos está bien y me dejaste caer que yo tenía las riendas...pues quise experimentarlo.

Me quedé allí tumbada con el semen de mi hijo chorreando de mi coño atónita a lo que oía. Le pone que la mujer con la que se acuesta se folle a otros tipos y luego se lo cuente mientras se la folla él. Siempre había pensado que eso eran fantasías de tíos con la polla pequeña o que no aguantaban follando ni dos minutos.

- Voy a llevarte al salón y a cambiarte las sábanas antes de cenar.

Volvimos a besarnos, me vistió dejándome otra vez en tanga y sin sujetador y me acompañó al salón para ponerme la televisión. Me quedé allí procesando lo que acababa de pasar. Quizás esto se estaba yendo de las manos, pero joder menudo polvo me acababa de echar. Así que me relajé en el sofá y decidí seguir dejándome hacer por las fantasías de mi hijo pequeño.

Continuará
-
 

draco22

Pajillero
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muy bueno y caliente ojala y tenga continuacion se espera mas felicitaciones
 
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