Los albañiles - 3

Jugodevida

Estrella Porno
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LOS ALBAÑILES#3🔥💦

Al escuchar un ruido volteé por encima de mi hombro y apenas en ese momento me di cuenta de que teníamos público. Parados apenas cruzando la puerta estaban los otros dos albañiles, con la boca abierta, presenciando todo el espectáculo que su compañero y yo les dimos.

Por un momento me quedé tan sorprendida como ellos, pero pronto recuperé la compostura… y las ganas de coger; así que me senté en la cama y sonriendo traviesamente les dije: “¿les gustó lo que vieron?”. Ellos primero se vieron entre sé y luego movieron la cabeza afirmativamente sin decir palabra alguna. “¿Entonces que esperan?” les dije tendiéndome sobre la cama boca arriba con las piernas abiertas, dejándolos ver todo mi sexo a su antojo.

El tipo alto y fornido no esperó más, se acercó a la cama casi corriendo y se fue desvistiendo en el camino hasta quedar totalmente desnudo; pensé que se lanzaría sobre mí a metérmelo de inmediato, pero me sorprendió que lo que hizo fue colocar su boca en mi vagina abierta y meter la lengua hasta el fondo de ella, lo cual me excitó de una manera espectacular; su barba me hacía cosquillas en los muslos, pero de una manera especial, se sentía como si me acariciaran con terciopelo. Puso sus fuertes brazos debajo de mis piernas y me hizo levantarlas, con lo cual mi panocha quedó elevada y la penetración de su lengua fue más profunda.

El chico nos miraba como aturdido, se había acercado a la cama, pero aún seguía vestido. Vi el bulto debajo de su pantalón que parecía que iba a reventar. Entre suspiros le dije: “ven, déjame chupártelo”; el otro albañil le dijo: “anda hijo, aprovecha que viejas de estas no es fácil conseguir”. El chico tímidamente se quitó el pantalón y entonces vi su enorme falo, era muy largo y delgado; le hice señas para que se acercara; él lo hizo y colocó su largo pene frente a mi boca, la cual abrí para meterlo; llegó hasta mi garganta y aun así no cupo todo, pero empecé a mamarlo hasta donde daba mi boca y con la mano lo rodeé para abarcar todo el largo miembro del muchacho. El colocó sus manos en la cintura y empezó a moverse al mismo ritmo que yo le marcaba. El otro señor, con el que ya había cogido, no se quedó solo mirando, se inclinó y empezó a lamerme los senos.

Allí estaba yo, mamándole el miembro a un chico albañil, mientras otro me lamía las tetas y otro se regocijaba lamiéndome la panocha y el clítoris. De solo pensar que en ese momento me hubieran visto mi Mamá o mi Papá o cualquiera de mis amigos, no me la acabaría, con los primeros con sus regaños y castigos y con los segundos con sus burlas de mí.


Pero en ese momento no me acordaba de nada ni de nadie, solo sentía un inmenso placer con las dos lenguas de los albañiles y con el miembro del muchacho en mi boca. La lengua del barbón era tan hábil que de repente me provocó otro orgasmo; me hizo retorcerme de placer sin dejar de chupar el miembro del chico, al contrario, lo mamé con mayor ímpetu.

Después de un buen rato haciendo lo mismo, el tipo de la barba se acomodó para meterme su miembro en la panocha, con sus fuertes brazos me levantó las piernas hasta colocarlas sobre sus hombros, me sujetó de las nalgas y me metió su pene con fuerza hasta el fondo, haciéndome aullar de placer. Él comenzó un movimiento de mete-saca que yo seguí moviéndome al mismo ritmo, sin dejar de mamar el pene del muchacho y de su Papá, que hábilmente se había colocado del otro lado de mi cara con su pene flácido que ya comenzaba a levantarse de nuevo; los turnaba, un rato en mi boca uno y con la mano el otro y viceversa.

Los empujones del barbón me hacían sentir como que me iba a partir en dos, pero al mismo tiempo me provocaban un placer inmenso y más cuando él bajó una mano y comenzó a meter y sacar un dedo de mi ano, haciéndome sentir un placer indescriptible.

Un buen rato estuvimos haciéndolo en esa posición, hasta que el barbudo sacó su pene y soltó mis piernas, luego se tendió en la cama boca arriba, atravesado con las piernas dobladas en la orilla y con su pene erecto apuntando al techo me dijo: “súbete”. Entendí lo que quería, dejé de mamar a los otros dos y me monté en el miembro parado del tipo, recargando mis manos en su pecho, como había hecho con el primer albañil y comencé a saltar sobre su pene y a moverme hacia adelante y hacia atrás para que mi clítoris también rozara con su abdomen. Él me tomó de la cadera y me marcó el ritmo del movimiento.

El chico y su Papá se habían quedado viendo solamente, masturbándose, entonces me incliné hacia adelante, pegando mis tetas al cuerpo el barbón y señalándole mi culo al muchacho le guiñé un ojo y le dije: “ven, mételo aquí”. El chico se quedó como estupefacto, no se movió de su lugar; yo seguía moviéndome haciendo gozar al barbón, entre suspiros le pregunté al chico: “¿no quieres?” a lo que su Papá dijo: “¡Anda muchacho, aprovecha, que de esto no hay todos los días; si no vas tu, voy yo!”; el chico se acercó despacio y tímidamente se colocó detrás de mí; el ver su timidez, tomé con una mano su pene y me lo coloqué en la entrada de mi ano y le dije: “mételo”; entonces él reaccionó y empezó a meter despacio su miembro en mi culo abierto por los dedos de su Papá y del barbón, que después supe que era su tío.

El chico terminó de meter su miembro hasta el fondo de mi culo, lo cual me causó una gran sensación de placer, me moví para satisfacer a los dos albañiles que me cogían en ese momento. Hacía mucho calor y los tres sudábamos, mi sudor escurría por mi piel, dejando unas gotitas como perlas en mi cuerpo; el chico se había agarrado de mi cadera y el barbón acariciaba mis senos con ambas manos; el placer era indescriptible, el sentir dos miembros dentro de mí me hacía sentir en las nubes; era tanto mi placer que empecé a gemir y a pedirles que me la metieran toda: “¡Así, así, más, métemela más, métemela toda hasta el fondo, párteme papacito, destrózame, todo, todo, así, así, ah, ah, aaaahhhh!”.

Fue tanto el placer que sentí que unos minutos después, la cogida y las caricias de ambos me hicieron tener otro fenomenal orgasmo que me hizo estremecer todo el cuerpo. Sentí como vibraba todo mi ser desde la cabeza hasta los pies y empecé a apretar más la vagina y el ano

Creo que ellos lo sintieron también porque ambos me apretaron con sus manos con más fuerza y sus penes entraron en lo más profundo de mí. El barbón me dijo: “¡ah que rico muerdes mamacita!” refiriéndose a los apretones que mi vagina le daba a su miembro; de igual manera mi ano apretaba y soltaba el pene del muchacho y lo escuchaba como solo gemía: “¡Ah, ah, ah!”.

Seguí moviéndome, brincando en el pene del barbón y moviéndome hacia adelante y hacia atrás para satisfacer a los dos albañiles que me cogían; su fuerza, su forma de agarrarme sin delicadeza, su olor a sudor y sus movimientos toscos y sus caras de disfrutar el sexo sin tapujos me hacían gozar de la cogida y querer complacerlos sin ningún recato.

El barbudo no tardó mucho en venirse; me agarró con fuerza de los muslos y abriendo tremendamente los ojos y la boca gritó: “¡AAAAAHHHHH, ME VENGOOOOO, ME VENGOOOO, YAAAAAA, AAAAAHHHHH!” y sin más ni más soltó grandes chorros de semen dentro de mí; sentí como si su pene fuera un volcán, que soltaba chorros y chorros de su leche.

Nos movimos para que el barbón se levantara y entonces me coloqué boca arriba en la cama, para que el chico pudiera cogerme por la vagina y eso hizo, se subió a la cama y sin miramientos metió su largo pene hasta el fondo de mi panocha mojada; empezamos a movernos con fuerza y entonces el Papá se subió también a la cama, colocándose junto a mi cara y poniendo su pene en mi boca, de inmediato la abrí y comencé a mamárselo, tomándolo con una mano, mientras mi otra mano bajó hasta el clítoris para masajeármelo mientras el chico me seguía cogiendo.

El muchacho levantó mis piernas sobre sus hombros y alcanzó mayor profundidad en mi vagina, su pene era tan largo que me llegaba al fondo y me causaba un poco de dolor, pero sin lastimarme, seguía gozando.


En eso sonó mi celular; me saqué de la boca el pene del señor, tomé el teléfono de mi buró y vi que era mi Papá el que llamaba, contesté sin dejar de coger con el chico y masturbando con una mano al señor.

- Bueno hija, dijo mi papá

- Si bueno, contesté, tratando de evitar los suspiros por el placer que sentía

- Oye, ¿aún estás en la casa?

- Sí, sí, ¿por qué?

- Ah, oye, te pido por favor que les eches un ojito a los albañiles que están trabajando en la cocina, no sea que están de flojos

- Ah, ah, ah sí Papá, no te pre-o-cu-pes, yo, yo… los veo para que… ay, para que no dejen de, de, de… trabajar

- Sí, te lo encargo por favor; ¿qué te pasa, estás bien?

- Sí, sí, es-toy bien, es que como que, que quiero, quiero, estornudar…

- Bueno, ya te dejo porque tengo mucho trabajo, nos vemos en la tarde princesa, pórtate bien.

- Sí, sí, sí, papá, no te… pero-cu-pes, nos vemos, adiós.

Colgué el celular, lo aventé lejos y solté un tremendo grito de placer que no podía aguantar más porque en ese momento me llegó otro orgasmo que me recorrió de nuevo todo el cuerpo, estremeciéndome de placer.

¡¡¡AAAAAAAAAAHHHHHHH SSSSSIIIIIIII!!! Grité de placer, viniéndome con todo.

El señor también se vino en ese momento, soltando grandes chorros de leche en mi cara, mi pelo, mis pechos y mi vientre; escurriendo también por la mano con la cual lo había masturbado. El muchacho siguió moviéndose adentro y afuera de mí mientras me venía cuando terminé él sacó su miembro y me dijo: “ponte en cuatro”; ya del muchachito tímido no quedaba nada, el sexo lo había convertido en hombre; lo obedecí y quedé en la posición “de perrito”; entonces él me metió su pene desde atrás en la vagina.

Así estuvimos un buen rato, de repente, el chico sacó su pene de mi vagina y me lo metió por el ano, lo cual me gustó muchísimo, creo que más que por la vagina; en esa posición empezó a meter y sacar su pene hasta el fondo de mi culo mientras el barbón se subía a la cama y me ponía sus pene flácido frente a la boca; lo tomé con una mano y lo masturbé un poco, luego, aunque aún no alcanzaba una erección total, lo metí en mi boca y empecé a mamarlo, mientras el barbudo puso sus manos en mi cabeza, marcando el ritmo de la chupada.

El chico empezó a alternar su pene, lo metía un rato en el ano, luego lo sacaba y lo metía a la vagina, lo metía y sacaba un buen rato de ahí y luego lo volvía a meter al culo.

Mientras, el barbón ya tenía el pene bien parado y lo metía hasta el fondo de mi garganta; yo lo chupaba como si fuera un dulce y así estuve un buen rato hasta que él se vino, pero no sacó su pene, por lo que me tragué mucho de su semen y otra parte escurrió por las comisuras de mi boca.

Los dos albañiles, al ver que el chico seguía y seguía cogiéndome sin parar, empezaron a vestirse y le dijeron: “Vamos a trabajar allá abajo, cuando acabes nos alcanzas”. Él no les hizo mucho caso, solo levantó una mano en gesto de aprobación.

Luego él me volteó boca arriba y de nuevo me penetró por la vagina, mientras su boca empezó a lamer mis senos erectos, alternándolos.

A lo lejos se escuchaba que los otros dos albañiles ya trabajaban mientras el muchacho y yo seguíamos cogiendo delicioso; él entraba y salía de mí mientras yo le agarraba las nalgas y me seguía chupando las tetas. Ambos nos movíamos con un ritmo salvaje, con fuerza metía y sacaba su miembro de mi vagina.

Continuara...
 
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