Locas peticiones

panzer626

Virgen
Registrado
Dic 29, 2008
Mensajes
55
Likes Recibidos
38
Puntos
18
LOCAS PETICIONES



Debo reconocer que soy una nena caliente y tengo fantasías que no van acorde a mi imagen. Cualquiera creería que soy una chiquilla bastante infantil por mi apariencia de lolita y mi escaso desarrollo físico. Mi 1,52 y mis 47 kilos de peso, sumado a mi pelo largo, claro y mi carita de niñita buena me hacen parecer de menos edad, apariencia que contrasta con mi nivel de degeneramiento.
Mi novio es algunos años mayor que yo (tengo 16), es bastante guapo y continuamente tengo que alejar a mis amigas de él, ya que si supiesen cómo es él de extremo en el sexo, no dudarían en intentar quitármelo.
Todo empezó un día en que fuimos al río con uno de sus amigos. A ese chico lo conocía de hacía tiempo y los 3 éramos bastante amigos. Quisimos meternos a nadar pero el top de mi bikini quedaba suelto, así que ambos pudieron verme las tetas en más de una ocasión. Nos reímos del asunto, incluso la vergüenza que me daba no era que se vieran mis tetas, sino el poco tamaño de estas. Para colmo, el calzón al mojarse, traslucía los pliegues de mi entrepierna, marcando la forma de mi pubis por sobre la tela. Esa tarde no dejé realmente nada a la imaginación.

Ese hecho me calentó de sobremanera y me impulsó a trabajar mi astucia, debía ir más allá, no iba a quedarme sólo con el sabor de esa situación sin explorar las posibilidades que estas nuevas situaciones me estaban presentando.
Para resumir un poco, a lo largo de los días le fui sugiriendo a mi novio algunos juegos morbosos, como que me tomase fotos desnuda en lugares públicos o abandonados, o me imaginara desnuda frente a alguna de mis amigas. Le conté que en 2 ocasiones mi mejor amiga me había visto desnuda ese mismo verano. Mi novio, a manera de juego, me pidió un trio con ella. Le dije que sí, pero que yo también quería un trio con otro chico, todo con el ánimo de que me dijese que no. Es ahí donde comienza la historia.
Le puse mis condiciones. Los límites de todo iban a estar en mis manos, además en ningún momento quería estar desnuda. Siempre había fantaseado con coger con dos chicos al mismo tiempo y ese día sería la primera vez.
Estábamos en la cama los tres charlando y bebiendo unas cervezas mientras hacíamos el ambiente. Empezaron a quitarse la ropa mientras los miraba sin perder detalle. Era la primera vez que un chico distinto a mi novio iba a tocarme y yo no aguantaba ni disimulaba la calentura.

Ese día yo estaba usando un vestido blanco de una pieza (uno que generalmente uso para andar en la casa) y una tanga pequeña y simple del mismo color. La condición era que deberían hacer a un lado la tela sobre mi vagina para penetrarme. El primero en entrar a mi cuevita fue nuestro amigo. Su miembro estaba muy duro, tenía el mismo tamaño que el de mi novio (así que no hubo problemas en ese sentido) mientras él miraba como ensartaban a su niña frente a él. Me hizo acabar en breve, la verdad jamás tuve problemas para eso, cuando antes de darme cuenta hubo un cambio de penes en el interior de mi cuerpo.
A pesar de ser del mismo tamaño, la diferencia se hizo sentir. Ellos estaban desnudos mientras que yo usaba mi vestido. Ambos recorrían mi cuerpecito bajo la tela agarrándome por las tetas y controlando así el movimiento para clavarme el pene lo más duro que dieran sus fuerzas.

De repente sentí algo duro abriéndose paso separando mi carne mientras la empuja desde atrás. Me estaban dando una doble penetración mientras mi novio me tapaba la boca.
Debo reconocer que ambos tenían buen ritmo. Después de la sorpresa y el dolor inicial dejé que ellos controlaran el movimiento. Mi escaso desarrollo físico contribuía a sentir esas estacas en mi pequeña vagina y ano como si pudieran romper la delgada pared de carne que los separa, ambos miembros se tocaban a través de mi musculatura llevándonos a un placer exquisito.
Pasado un rato me doy cuenta que mi calzón se encuentra sobre una silla frente a la cama mientras que una mano (no sé de quién) recorre mi espalda abriendo mi vestido. Yo estaba entregada a lo que fuera que quisieran hacerme y no me importaba la condición que había impuesto anteriormente para tener a estos chicos haciéndome sentir mujer.

Mis piernas están abiertas a más no poder, abriendo junto con ellas ambas entradas para que me clavaran todavía más fuerte. Di un grito corto que fue la señal para avisar que ya no daba más. Sentí primero un chorro en el ano y luego otro más potente en mi vagina.
Luego de eso nos reímos un rato. Nos dimos una ducha todos juntos y yo no quise vestirme en lo que quedó del día.
 
Arriba Pie