BromoPesa2
Virgen
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Las vacaciones V
Este día no hacía bueno. Estaba nublado y hacía bochorno, un aire muy caliente que nos atontaba, era el Levante. Los hombres se fueron a las once a seguir viendo aires acondicionados y las mujeres nos quedamos en casa.
Mi madre se fue a la compra y yo me quede en el estudio leyendo mientras la tía Ruth hacía las cosas de la casa. Después de un rato no se oía nada y baje a beber un poco de agua, en la habitación de la tía se la oía respirar fuerte, me asomé y estaba con Goliat. Ya lo tenía subido y la estaba culeando.
¡Huy mi niña, que susto me has dado!. Espera un momento que ahora salgo.
Yo sabía lo que estaba haciendo, estaba copulando con Goliat., pero aún así le pregunté: ¿Que te hace?.
Nada, estaba queriendo un poco a Goliat, que nadie le hace caso al pobre y lo estaba dejando que me olisqueara, es lo que más le gusta. Pero tu ya sabes como olisquea Goliat, que me ha contado tu madre que te olisqueó el otro día y que te gustó.
Bueno si, dije yo, mientras me acercaba, pero tu ahora lo tienes subido encima, ¿ya te ha olisqueado?.
Yo ya estaba encima de ella, solo veía sus piernas y sus muslos completos y el culazo de Ruth que estaba de mi lado, encima de un toallón que había colocado sobre la cama y como Goliat apretaba y soltaba el culito entre las piernas de la tía muy deprisa.
¿Cómo te empuja?. No te molesta que empuje tanto, ¡que pesado!.
En esto estábamos, cuando Goliat se paró y se hecho hacia atrás, a un lado, tumbándose, con el pito tieso y largo, levantó la pata trasera y se puso a chupárselo delante nuestro.
La tía se llevó rápidamente la mano al chochete tapándolo y yo metí mis narices al lado.
¿Te estaba picando con el pito?. ¡Qué largo se le ha puesto!.
No había acabado de hacer la pregunta, cuando entró mi madre.
¡Qué bien, ya te pilló!. No te podías aguantar. Ahora a inventar un cuento.
¿Qué le voy a contar mujer?, dijo mi tía.
Eso: ¡qué le vas a contar!, dijo mi madre y cogiéndome de la mano me sacó de la habitación.
Anda vamos a colocar la compra y a tomar un café.
Mientras preparaba la cafetera me dice: ¿que crees que hacía la tía?.
Pues ella me dijo que estaba queriendo un poco a Goliat y Goliat se debió de poner tontito y la empujaba con el pito. Je je. Parecía un muñeco de cuerda del piojo, de esos que cuando los pones se agitan de mala manera y van saltando.
¡Seguro!. Dijo mi madre.
Seguro, seguro.
Y porque tenía el pito así Goliat.
¡Vale!. La tía copulaba con Goliat como la perra de Fermi con el Negro.
Eso .., ya nos vamos entendiendo. Es una forma de tener sexo sin complicaciones, pero no es lo normal.
Y acercándose a mí y bajando la voz me dijo: Ruth es una calentona. Le pica mucho el chocho y tiene que acariciarse a menudo y cuando eres mayor y lo has probado, te gusta copular y tener el pocito lleno y tener orgasmos.
Y siseando también, le replique. Si, el pito de Goliat es como mi tampón pero un poco más largo.
Y ahí se quedó todo. Nos arreglamos y nos fuimos de compras las tres.
Este día no hacía bueno. Estaba nublado y hacía bochorno, un aire muy caliente que nos atontaba, era el Levante. Los hombres se fueron a las once a seguir viendo aires acondicionados y las mujeres nos quedamos en casa.
Mi madre se fue a la compra y yo me quede en el estudio leyendo mientras la tía Ruth hacía las cosas de la casa. Después de un rato no se oía nada y baje a beber un poco de agua, en la habitación de la tía se la oía respirar fuerte, me asomé y estaba con Goliat. Ya lo tenía subido y la estaba culeando.
¡Huy mi niña, que susto me has dado!. Espera un momento que ahora salgo.
Yo sabía lo que estaba haciendo, estaba copulando con Goliat., pero aún así le pregunté: ¿Que te hace?.
Nada, estaba queriendo un poco a Goliat, que nadie le hace caso al pobre y lo estaba dejando que me olisqueara, es lo que más le gusta. Pero tu ya sabes como olisquea Goliat, que me ha contado tu madre que te olisqueó el otro día y que te gustó.
Bueno si, dije yo, mientras me acercaba, pero tu ahora lo tienes subido encima, ¿ya te ha olisqueado?.
Yo ya estaba encima de ella, solo veía sus piernas y sus muslos completos y el culazo de Ruth que estaba de mi lado, encima de un toallón que había colocado sobre la cama y como Goliat apretaba y soltaba el culito entre las piernas de la tía muy deprisa.
¿Cómo te empuja?. No te molesta que empuje tanto, ¡que pesado!.
En esto estábamos, cuando Goliat se paró y se hecho hacia atrás, a un lado, tumbándose, con el pito tieso y largo, levantó la pata trasera y se puso a chupárselo delante nuestro.
La tía se llevó rápidamente la mano al chochete tapándolo y yo metí mis narices al lado.
¿Te estaba picando con el pito?. ¡Qué largo se le ha puesto!.
No había acabado de hacer la pregunta, cuando entró mi madre.
¡Qué bien, ya te pilló!. No te podías aguantar. Ahora a inventar un cuento.
¿Qué le voy a contar mujer?, dijo mi tía.
Eso: ¡qué le vas a contar!, dijo mi madre y cogiéndome de la mano me sacó de la habitación.
Anda vamos a colocar la compra y a tomar un café.
Mientras preparaba la cafetera me dice: ¿que crees que hacía la tía?.
Pues ella me dijo que estaba queriendo un poco a Goliat y Goliat se debió de poner tontito y la empujaba con el pito. Je je. Parecía un muñeco de cuerda del piojo, de esos que cuando los pones se agitan de mala manera y van saltando.
¡Seguro!. Dijo mi madre.
Seguro, seguro.
Y porque tenía el pito así Goliat.
¡Vale!. La tía copulaba con Goliat como la perra de Fermi con el Negro.
Eso .., ya nos vamos entendiendo. Es una forma de tener sexo sin complicaciones, pero no es lo normal.
Y acercándose a mí y bajando la voz me dijo: Ruth es una calentona. Le pica mucho el chocho y tiene que acariciarse a menudo y cuando eres mayor y lo has probado, te gusta copular y tener el pocito lleno y tener orgasmos.
Y siseando también, le replique. Si, el pito de Goliat es como mi tampón pero un poco más largo.
Y ahí se quedó todo. Nos arreglamos y nos fuimos de compras las tres.