Las Vacaciones I

BromoPesa2

Virgen
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Dic 26, 2020
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Las vacaciones I

Como pasó hace mas de 40 años.

Este día me encontraba algo cansada, después del ajetreo del viaje y el calor del verano. Habíamos ido a pasar todos juntos 15 días a la casa de mis tíos en la playa. Ya había colocado las cosas en la habitación, la de los pequeños, donde mi primo y yo éramos los reyes; somos de la misma quinta, mas menos dos meses, y todos los años desde que me conozco la compartíamos, ésta y la casa del pueblo.

Yo con mi primo no tenía problemas, ni él tampoco conmigo. Sus padres, por culpa de su madre, tenían una casa en Cádiz y nosotros la teníamos en el pueblo. Yo pasaba un mes en la playa con los tíos y el pasaba otro mes y el resto, en el pueblo con sus tíos, pero siempre juntos. Entre tanto, los padres nos atendían primero a uno y luego al otro, por turnos, aunque nos estuviéramos viendo casi todos los fines de semana en el pueblo y muchas veces entre semana, ya que siempre íbamos a todos los lados juntos.

Además tenía la regla, que me había empezado hacía tres meses. El día de antes y los tres días siguientes a que empieza, estoy hecha polvo y, dice mi madre, que me cambia el humor y además estoy supercansada y estos días con el calor que hace aquí, más y peor.

Todos los días nos íbamos a playa por la mañana. Los padres hacían la compra y la comida, mientras mi primo y yo hacíamos las tareas y estudiábamos un poco. Después sobre las 10 salíamos para la playa, a bañarnos, coger olas, hacer hoyos, jugar con la arena y pasear y a las dos o dos y media nos volvíamos a comer y descansar, nos duchábamos en el patio o en el cuarto de baño, a conveniencia, todos lo hacíamos desnudos, mayores y pequeños, sin vergüenzas, lo habíamos hecho así de siempre. Después comíamos y luego de recoger, los mayores tomaban café y dormíamos la siesta, cada quien en su habitación, sin meter ruido.

Yo ese año estaba distinta. Me estaban creciendo las tetitas. Habían empezado a salir el año anterior y éste ya eran dos montecitos y, este día además me dolían un poco y a mi me parecía que estaban más hinchadas y mas gordas. Al ducharme, mi tía fue a secarme y me las hizo doler. Como me quejé, me dio dos besos en cada pezón. El primero me sorprendió, pero los otros me hicieron estremecer. No se si fueron besos o chuponcitos, pero me gusto lo que me hizo.

Del viaje tenía escocidos los labios por culpa de la compresa y aunque mi mamá me había puesto ese día un tampón para que me pudiera bañar y disfrutara de la playa, aún perduraba la irritación y para evitar los roces y que me diera el aire y sanara más rápido, después de la ducha, no me había puesto las braguitas ni nada. Solo tenía la camisola, que era una camiseta XXL de mi padre.

Después de comer yo estaba rota. Me quede traspuesta, a decir de mi madre, en la dormilona del salón, una especie de silla con brazos y con un reposapiés. No se ni cuando ni como, pero me desperté con una extraña sensación. Cuando me miré, tenía entre las piernas a Goliat, el pequines de mi tía, que me estaba lamiendo la totona, la pipa y el pocito, y me hacia cosquillas con su nariz y en los muslos con sus pelillos. Lo dejé que siguiera, porque me estaba gustando. Después del sobresalto, me fui despertando muy suave y muy agustito. Estaba como consciente y ansiosa, me gustaba y respiraba muy fuerte y se me metía el vientre para dentro e hinchaba el pecho y me sujetaba al sillón y de repente me puse muy malita de lo que me estaba gustando y me dieron unos tirones dentro de la tripa y en el chochete y sentía que se me salía la regla de golpe. Menos mal que durante la siesta me había ido escurriendo en el sillón, pensaba, ya que tenía la sensación de estar manchando.

Goliat no dejaba de lamer suavecito. Me repuse y lo asusté. Lo primero que hice fue mirar para el suelo y el sillón buscando trazas de la regla. No había ninguna mancha. Me miré la parte de atrás de la camiseta y tampoco. No había ni rastro. Mi chochete estaba humedecido, muy mojado, de la saliva de Goliat, ¡que asco!, pero no había rastro ni de regla ni de pis. Fui al cuarto de baño y encontré a mi madre sentada en el bidet, lavándose. Estaba esperando a que se levantara, cuando me preguntó que, qué quería.

También quiero lavarme, porque estoy sucia, le contesté.

Pues tienes el tampón ¿no?.

¡No!, me lo quité al volver, después de la ducha, casi estaba limpio y como tengo la totona irritada de la compresa y estoy acabando, no me he puesto nada.

Ella se levanto y me dejó el sitio y se secó con una toalla pequeña. Yo empecé a darme un poco de agua. Ella estaba desnuda delante mía, apoyada en la ventana mientras hablábamos.

Te están saliendo mocos del chocho. Le dije

¡Huy mi niña!. ¡Que cosa!.

Flexionó más las piernas, se abrió el chocho como cuando me explicó cómo ponerme el tampón. Lo tenía rojo y más grande que entonces. Tomo un trozo de papel higiénico y se limpió abriendo las piernas y el chocho y recogió el moco que le estaba saliendo. Tiro el papel al vater y me dijo: A ver qué te mire. Después de una rápida inspección precisó: No tienes nada, Será del calor y que aún te dura la irritación de la compresa. ¿Que sientes?.

Que está un poco pegajoso porque me ha estado lamiendo Goliat mientras estaba dormida y me he despertado y me ha dado un nervio y me he quedado pasmada, respirando fuerte y me palpitaba, eso que a veces me duele, el útero, y también el chocho y me parecía que me había salido un coagulo de esos de la regla y cuando me he levantado, ni coagulo, ni pis. Se lo ha comido todo el guarro de Goliat.

Huy mi niña. Nada de eso. Y bajando la voz me dijo. A ti lo que te ha pasado es que has tenido un orgasmo, ¡te has corrido!. No te acuerdas de lo que hablamos cuando te empezó la regla, de lo que te dije que iba a cambiar en tu cuerpo. De lo que ponía el libro sobre las caricias en las zonas erógenas y la excitación y que yo te decía que lo irías entendiendo y descubriendo poco a poco, a medida que fueras creciendo. De lo que leímos sobre la masturbación y los orgasmos.

Pues eso, reina, que Goliat te ha acariciado con la lengua es una de tus zonas y después de las caricias, normalmente nace el deseo y una se pone tontita y te viene el orgasmo. Pero tampoco es que te salga nada. Sale como el moco que me has visto. Es más la sensación. ¡Vaya con Goliat!, … ¡que espabilao!.

¿Y tu?. A ti que te ha pasado.

Mira, así de confianza en confianza. Papá y yo nos hemos estado besando y acariciando y nos hemos tocado y luego nos ha venido el deseo y hemos hecho el amor y también hemos tenido los orgasmos y eso que has visto que me sale es el semen de papá.

¿Qué os habéis tocado?.

Acariciarnos las zonas erógenas, para sentir deseo y tener gustito al final tocándose la parte más sensible del cuerpo. La gente dice correrse. Papá me acaricia, me toca las tetas y me las besa y luego, cuando me entra el deseo, me acaricia el vientre y el pubis y el clítoris, te acuerdas del clítoris.

¿La pipa?. Abriéndome se la mostré.

¡Si, la pipa!. Que es donde más gusto te da y te corres. Donde Goliat te ha lamido y ha hecho que te corras. Seguro, aunque por estar medio dormida no te diste cuenta hasta que te corriste. Porque el gustito te va subiendo poco a poco.

¿Y luego?.

Pues luego te viene el gusto y el cuerpo se pone para gozar, esperando el gusto y te dan contracciones y te gusta que sigan las caricias y los besos y chupones en los labios, las tetas y cualquier parte del cuerpo, y estás muy agustito.

Hizo una pausa y a continuación dijo. Pero esto no tiene porque hacértelo un hombre o un perro. Te lo puedes hacer también tu sola. Algunas veces nos viene bien, nos acariciamos nosotras mismas y nos damos gusto y eso nos relaja. A eso se le dice "hacerse una paja".

¡Anda vamos, que se nos pasa la tarde!. Dijo.

Nos fuimos cada una a nuestra habitación. En la mía Luis mi primo ya se había puesto el bañador y estaba listo para salir. Me había recogido también el mío de la cuerda.

Cogí un tampón y empecé a ponérmelo, por si las moscas

¿Qué haces prima?.

Me voy a poner un tampón porque tengo la menstruación.

¿Para qué?

Para no manchar. Cuando ya se tiene, nos sale sangre del útero y se manchan las bragas y no parece agradable. Yo me asusté mucho cuando sangré la primera vez.

¡Ah!. ¿Puedo mirar?.

Ya me has visto el chochete un montón de veces.

Pero no he visto eso.

Me tumbé en la cama, abrí las piernas y el chocho, para que lo viera, y empecé a ponerme el tampón.

¡Vaya!. Tienes un hoyo. ¿Eso es la vagina?.

¡Si!. Pues no es como ponen los libros. Es más bonito. Espera que lo veo. Ábretelo como antes. Tienes dos. Uno pequeño dentro del mas grande.

El pequeño es la uretra y el grande es la vagina.

¡Ya!. Se ve bien.

Y tu. ¿Qué te pasa ahí abajo?.

Desde hace poco, algunas veces se me pone duro y grande el pito y a ratos es molesto.

¡Enséñame!. Antes siempre era pequeño.

No siempre, dice Antonio, que esto es una erección, que se lo ha visto a su hermano. Que además para que se le baje lo aprieta así y se la casca y luego se le baja.

¿Y a ti?. Lo he intentado, lo aprieto pero no pasa nada. A veces tengo como picor y no se pasa pero me calma y me gusta al apretar, se sube el pellejo este que se llama prepucio y se vuelve a bajar. Cierro la mano y muevo el culo hacia adelante y hacia atrás. Me gusta hacerme eso. Y lo hago un rato y me salen gotitas de pis suave, lo hago de vez en cuando y me quedo dormido.

¡Será el semen!. ¿Eso qué haces es la masturbación?.

¡No!. La masturbación es parecida. Antonio nos ha enseñado como lo hace su hermano. Se coge el pito y sube y baja así, pero muy rápido. Eso se hace cuando uno es más mayor y lo tiene más grande. Y le dice su hermano, ¡muñeco, el día que le cojas el gusto no vas a parar!, pero creo que no es tan sencillo.

Acabe de ponerme el tampón y el bañador y Luis sacó la DS y me enseñó el juego que le había pasado Antonio. Al poco se le había bajado el pito y ni se enteró y nos llamaron y yo le toque y lo tenía pequeñito otra vez. Salimos para la sesión de playa de la tarde, hasta la puesta de sol, volvimos a ducharnos para quitarnos la sal y salir a cenar.
 
M

Miembro eliminado 191735

Guest
Me ha gustado, bien escrito, bien editado, un placer leerlo. Felicidades al autor, me gustaría leer la continuación
 
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