Las Fantasías de un Hijo con su Madre - Capítulo 02

heranlu

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-Las Fantasías de un Hijo con su Madre - Capítulo 02-

Al día siguiente como todos los días, Raquel se levantó a preparar el desayuno. Como siempre, el segundo en levantarse fue Manuel, quién se encontró con su madre en la cocina. Raquel siempre había notado el comportamiento de su hijo, siempre la espiaba antes de entrar en la habitación para cambiarse de ropa o si iba cómoda por casa y se recreaba mirándola, cosa que notaba luego en sus erecciones, aún que su hijo intentara taparse, siempre sin éxito. Ella no le daba importancia, pues según ella era un comportamiento normal en adolescentes ponerse cachondos con cualquier mujer que llevara poca ropa, incluyendo su propia madre, y se sentía halagada de provocar eso en un adolescente como su hijo. Ella vestía un camisón, sin sujetador y escotado.

Raquel: Buenos días, cariño - dijo despreocupadamente mientras preparaba huevos con beicon.

Manuel: Buenos días, mamá - dijo nervioso y excitado mientras intentaba esconder su erección sin éxito alguno.

Raquel: ¿Cómo dormiste hoy? – dijo sacando el tema.

Manuel: Bien mamá, ¿y tú? – dijo nervioso.

Raquel: Yo dormí muy bien y relajada – dijo con toda la intención, sonrojando a su hijo - ¿Hoy que tienes que hacer?

Manuel: Entregar un trabajo de biología y el examen de física – dijo rápido.

Raquel: ¿Qué tal los llevas? – dijo sirviéndole su desayuno.

Manuel: El trabajo terminado y el examen bien mamá, como siempre – dijo con su mirada en el amplio escote de su madre.

Raquel: Me alegro cariño - dijo mientras le daba un beso en la cabeza y notando como su hijo se ponía más cachondo al notar sus tetas en su brazo - ¿Estás seguro de que dormiste bien cariño?

Manuel: Sí mamá, ¿por qué? - dijo nervioso.

Raquel: No, por saber si estás durmiendo bien cielo, a parte de los estudios tienes que descansar - dijo dándole un último beso en la cabeza mientras se iba a despertar a su marido y que su hijo bajara su erección.

Raquel salía por la puerta cuando de reojo vio cómo su hijo le comía con la mirada y se tocaba la verga. Lo dejó pasar, aun que le preocupó su actitud. Raquel llegó a su habitación y vio a su marido acostado, espatarrado y con la verga en erección llamándola a gritos. Se relamió, le encantaba la verga de su marido. Después de unos segundos, Raquel, ya desnuda de nuevo, se colocó entre las piernas de Roberto y le rozaba con los pechos su verga. Comenzó a chuparla con pasión, a lamerla con fruición y deseo, cuando estuvo bien lubricada se la metió entre las tetas y empezó con la cubana mientras le lamía la punta de la verga. Roberto gemía y cuando a los pocos minutos despertó, le encantó la visión de tener a su mujer con su verga entre sus pechos.

Roberto: ¡Oh sí, nena, que buen despertar! – gimió agarrando sus pezones.

Raquel poco a poco aumentaba el ritmo y la presión que ejercía en la verga de Roberto.

Raquel: ¿Te gusta mi amor? Ahora verás mi vida -dijo con picardía y travesura.

Raquel comenzó a comerle lo que sobresalía de la polla de Roberto mientras lo masturbaba con sus tetas llevando a Roberto al cielo, tanto que a los pocos segundos se corrió en la boca de Raquel, que se tragó el semen de Roberto con gula, pasión y deseo. Cuando Roberto se corrió se tumbaron en la cama abrazaditos y desnudos, y Raquel aprovechó para hablar con su marido.

Raquel: Mi amor, tengo que hablar contigo de Manuel – dijo seria.

Roberto: ¿Qué hizo ahora? - dijo divertido.

Raquel: Me mira mucho – dijo preocupada - Sé que es normal a su edad, pero no es normal que me mire tanto mientras se toca.

Roberto: ¡Vaya! – se sorprendió - Aunque lo entiendo, por qué estás buenísima mi amor - dijo tocándole el culo a su mujer – pero es normal amor, es un adolescente que se fija en lo primero que tiene a mano y esa eres tú, no le des más importancia de la que tiene amor, tranquila.

Raquel hizo caso a su marido y dejó el tema. Unos días después, algo la hizo cambiar de opinión con su decisión de dejar el tema tranquilo. Un día pilló a su hijo espiándola cuando ella se cambiaba de ropa mientras él creía que no le veía mientras se masturbaba viéndola.

Raquel: ¡Manuel! ¿Qué haces? - dijo sorprendida, pero sin taparse.

Manuel: Nada mamá - dijo asustado, perdiendo la erección.

Salió asustado hacía su habitación y se encerró allí. Dejó que se tranquilizara para encararlo y salir de dudas de una vez por todas.

Raquel: Manuel cariño, ¿puedo pasar? Tenemos que hablar – dijo seria.

Manuel: Adelante mamá – dijo nervioso y temeroso.

Entró a su habitación y se sentó a su lado en la cama, mirándolo seria, pero cogiendo sus manos tiernamente para tranquilizarlo.

Raquel: Veras cariño, antes te he pillado espiándome, cosa normal a tu edad, eres un adolescente con las hormonas por las nubes y entiendo tu estado de curiosidad hacía el sexo femenino – empezó seria - sé que solo me tienes a mí cerca para curiosear, pero no puedes seguir haciéndolo. No sé cuánto tiempo llevas haciéndolo, pero no vuelvas a hacerlo - dijo acariciando su cabeza tiernamente - y empieza a salir con chicas. Y deja de mirarme las tetas por favor – dijo en tono algo más duro.

Manuel: Lo intento mamá, pero es imposible, me encantan tus tetas - dijo sincero y avergonzado.

Raquel: Bueno es normal, eres hombre y te gustan las tetas, me extrañaría si no fuera así - dijo más tranquila – Pero no es normal que mires así a tu madre.

Manuel: Lo intento mamá, pero es más que eso, me encantan tus tetas y todo tu cuerpo -dijo avergonzado – te deseo muchísimo, eres la única mujer que me excita y la única con la que quiero estar – dijo sincero.

Raquel: Pero tú eres joven y te tienes que buscar una chica de tu edad – dijo intentando que entendiera su punto - respóndeme a una pregunta, ¿te masturbas pensando en mí?

Manuel: Sí mamá – dije avergonzado- Todas mis pajas son o espiándote o pensando en ti - dijo derrumbado.

Raquel: Bueno es normal, estás en una edad complicada cielo - dijo más tranquila - pero si es por eso de tu bajón, ¿hacemos un trato?

Manuel: ¿Cuál? – dijo receloso.

Raquel: Mira, yo hago la vista gorda cada vez que te pille espiándome y tú vas al psicólogo – dijo preocupada – No es sano lo que haces, cariño, y no quiero que repercuta en tu futuro.

Manuel: Está bien mamá, como tú quieras - dijo después de unos segundos en silencio.

Ese mismo día, después de cenar, ya en la habitación con su marido le contó lo sucedido.

Raquel: Mi amor, tengo que hablar contigo de Manuel – dijo seria.

Roberto: ¿Qué hizo ahora? - dijo divertido.

Raquel: Hoy le he pillado haciéndose una paja mientras me espiaba. He tratado de hablar con él y me ha dicho que me desea, que solo siente atracción sexual hacía mí – dijo seria y algo morbosa.

Roberto: ¡Vaya! Aun que lo entiendo por qué, cómo te tengo dicho, estás buenísima mi amor, pero eso de que te deseé no es tan normal – dijo preocupado - A lo mejor por eso cambió tanto – dijo recordando cuando su hijo se divertía como un adolescente normal.

Raquel: Si por eso le he pedido como favor que vayamos al psicólogo y él ha accedido – dijo omitiendo el trato con su hijo - Lo está pasando muy mal el pobre – dijo quedándose en bragas para dormir.

Roberto: Si, me lo imagino. Bueno pues iremos al psicólogo – dijo desnudándose para meterse en la cama.

Raquel, no pudo evitarlo y, como siempre que estaba a solas con su marido empezó a comerle la verga, con gula, con ansia, con deseo, con amor, con lujuria. El saber que ponía sexualmente a su hijo la había puesto un poco cachonda y morbosa. Roberto estaba cachondo. Su mujer le comía la verga con ansia y devoción. Raquel notó que su marido estaba a punto de correrse y se sacó su verga de la boca.

Raquel: Tienes una rica polla mi vida – dijo besándolo con lujuria - Pero hoy quiero tu leche enterita en mi útero.

Roberto: Como tú quieras perrita - dijo cogiendo a su mujer y tumbándola en la cama bien abierta de piernas

Raquel: ¿Qué le vas a hacer a tu puta, amor? - dijo cachonda.

Roberto: Castigarla - dijo metiéndola mano y viendo lo encharcado que tenía el coño – esto no va a quedar así perra - dijo con deseo mientras le enseñaba como tenía la verga.

Roberto la empezó a tocar los pechos mientras la besaba apasionadamente. Raquel se dejaba hacer encantada. Roberto la tocaba todo el cuerpo con ansia, la besaba el cuello y bajaba a sus pechos, los comía, mordía, lamía, estrujaba, pellizcaba, le hacía de todo mientras con la otra mano la tocaba el coño. Raquel estaba cachonda, deseosa de más, de sentir como le metía la verga y la abría como tanto amaba. Roberto seguía a lo suyo sin dejar de comerle los pechos, empezaba a bajar poco a poco hasta su coño. Cuando llegó a su coño comenzó a lamerlo de arriba abajo hasta el culo disfrutando de los gemidos de su mujer, que gemía como una puta con la intención de que su hijo la escuchara y darle un buen espectáculo auditivo. Raquel gemía de placer, estaba muy caliente. Roberto, ajeno a las intenciones de su mujer, le comía el coño con gula, con ímpetu, llevando a su mujer al límite una y otra vez. Raquel se corría sin parar disfrutando de la comida de coño que le daba su macho. Roberto se tragaba la corrida de Raquel con gusto. Luego de unos minutos, Roberto se colocó encima de ella y la penetró de una estocada violenta, incrustándole la verga entera dentro del coño de su mujer, chocando con su pared vaginal.

Raquel: ¡Oh sí, mi amor, fóllame, folla a tu puta, sí, no pares, dame caña, sí, me encanta, sí, no pares, más, quiero más, sí! – berreaba.

Roberto se la follaba cada vez más rápido, a un ritmo salvaje, duro, sin descanso y sin dejar de comerla los pechos. Raquel no aguantaba más y colocó a Roberto debajo suyo con habilidad y sin sacar su verga de su coño comenzó a cabalgarlo a una velocidad endiablada. Roberto seguía comiéndole las tetas y tocándole el culo, azotándola. Roberto, luego de unos minutos, la colocó a cuatro patas sobre la cama y se puso a jugar con su verga en su culo. Cuando empezó a meterle la verga por el culo Raquel suplicaba más. Fue en ese momento cuando sucedió. Raquel durante un instante miró hacía la puerta y vio a su hijo mirándola mientras se pajeaba sin pudor. Antes no se había fijado en el tamaño de su verga, pero era gorda y grande. Su coño se mojó más al imaginarse que era su verga y no la de su marido la que le abría el culo. Poco después le vio susurrar.

Manuel: ¡Va por ti, mamá! – susurró gimoteante para correrse abundantemente ensuciando la puerta de la habitación para luego irse corriendo.

Ajeno a esto, Roberto complacía a Raquel mientras la follaba el culo, prácticamente la taladraba el culo con su polla. Después de unos minutos así, empezó a follarla el culo y el coño sin descanso. Raquel estaba muy cachonda luego de lo acontecido con su retoño.

Roberto: ¡Toma polla, putita mía! – gemía - ¡Qué culazo tienes, perra! ¡Te voy a llenar el coño de leche, perra!

Raquel: ¡Oh sí, mi amor, sí, rómpeme, rómpeme toda, sí! ¡Cómo me abres mis agujeros, así, te amo, te amo, sí, dame más, dame más, sí, me encanta! – berreaba - ¡Vamos, mi amor, dame tu rica leche, llena el coño de tu puta con tu leche recién exprimida, sí, me corro!

Roberto: ¡Oh sí, putita, toma leche, sí, me corro, sí, sí! – gimió.

Roberto le dejó la verga enterrada en el fondo de su coño mientras se corría como un animal en celo, llevándola a su mujer a un potente orgasmo pensando que era su retoño quién la llenaba de semen. Tras la corrida, copiosa y abundante de él, y la corrida simultanea de ella, ambos se tumbaron en la cama abrazados.

Raquel: Ha sido fantástico, mi amor – dijo besándolo, algo culpable por sus pensamientos.

Roberto: Si que lo ha sido, pero todo puede mejorar ¿no? - dijo sonriendo pícaro.

Raquel: Mi amor, me tienes agotada, mejor descansamos para mañana, ¿vale? - dijo amorosa y contenta mientras le besaba.

Roberto: Vale - dijo mirándola con deseo - pero mañana prepárate - dijo con lujuria mientras le daba un azote.

Raquel: Estaré preparada para ti, mi amor, úsame cuando quieras, como quieras y por dónde quieras mi vida - dijo sumisamente y deseosa de que lo hiciera.

Raquel se quedó abrazada a su marido pensando en lo que acababa de hacer su hijo, le halagaba que se calentara con ella, pero su comportamiento rayaba con la enfermedad. Decidió comentárselo a su marido.

Raquel: Mi amor, tengo que decirte algo - dijo seria.

Roberto: ¿Qué pasa amor? - dijo preocupado al verla tan seria.

Raquel: Hace poco, tu hijo, estaba espiándonos mientras follábamos y se ha corrido en la puerta mientras me decía que eso iba por mí...

Roberto, raudo, fue a comprobarlo y efectivamente había una gran mancha de semen, producto de la gran corrida que se había pegado su hijo.

Roberto: Es verdad hay una gran mancha de semen - dijo cuando volvió a la cama – es demasiada corrida para un solo hombre, pero no te preocupes que mañana mismo vamos al psicólogo.

Raquel se tranquilizó abrazada a su marido. Al día siguiente se levantó junto a su marido, por lo que Manuel no pudo estar a solas con su madre.

Raquel: Manuel, cariño, hoy no irás al instituto, vamos a ir al psicólogo - anunció.

Manuel miró asustado a su padre.

Roberto: No te preocupes campeón, mamá me lo ha contado todo, incluido tu diversión de anoche mientras nos mirabas, y te vamos a ayudar, tranquilo - dijo abrazando a su hijo, tranquilizándolo.

Ese mismo día, a media mañana, Raquel y Roberto llevaban a su hijo Manuel al psicólogo.

Ayudante: Buenos días, ustedes deben de ser los señores Benítez – dijo profesional, estrechando sus manos.

Roberto: Sí, somos nosotros - aclaró.

Ayudante: Pasen, el doctor Gandía los está esperando.

Raquel: Gracias, vamos hijo – dijo cogiendo su mano, para transmitirle tranquilidad.

Al pasar la secretaria del doctor lo miró a Manuel con simpatía. Manuel estaba nervioso y cohibido. Al entrar en la consulta se sentaron Raquel y Manuel mientras que Roberto se quedó de pie.

Doctor: Bueno, díganme, en que puedo ayudarles – dijo serio.

Raquel: Vera doctor, mi hijo Manuel - dijo señalándolo mientras él bajaba su cabeza por vergüenza – está obsesionado sexualmente conmigo y no se relaciona con nadie, queremos que nos ayude doctor.

Doctor: ¡Vaya! Bueno no sé de qué me sorprendo, si en la mayoría de los casos los hijos se fijan en sus madres como icono sexual e incluso buscan que sus parejas se parezcan a sus madres, sino en el físico en la forma de ser – dijo quitándole importancia a ese hecho - Lo que me sorprende es que el padre esté aquí.

Roberto: Bueno doctor, no se sorprenda tanto, somos una familia unida y no hay secretos entre nosotros. Yo soy el primero que quiere la felicidad para mi hijo y soy el primer interesado en que mi hijo Manuel vuelva a ser el chico de antes – dijo mientras le pasaba el brazo por los hombros en señal de apoyo.

Doctor: Esta bien ¿Quieren que empecemos ahora? – dijo serio.

Raquel: Si, doctor - dijo mientras su marido aceptaba con la cabeza.

Doctor: Bien pues déjennos solos a Manuel y a mí, por favor, así él estará más tranquilo y relajado y podremos hablar mejor – dijo indicándoles la salida.

Raquel le dio un beso en la cabeza a su hijo mientras Roberto le acariciaba el hombro. Ambos salieron y dejaron que el doctor hiciera su trabajo. Después de varias sesiones, el doctor les llamó para hablar con ellos. Llegaron puntuales a la cita.

Doctor: Señores Benítez, siéntense por favor – dijo serio.

Raquel: Díganos doctor, ¿ya sabe que le pasa a Manuel? – dijo preocupada.

Doctor: Si, y no se preocupe que tiene cura – dijo muy serio.

Raquel: Que alegría doctor - dijo sintiendo que se quitaba un peso de encima - ¿Qué le pasa a nuestro hijo?

Doctor: Su hijo sufre una obsesión por usted – dijo serio.

Roberto: ¿Qué quiere decir eso doctor? – dijo sorprendido.

Doctor: Eso quiere decir que su hijo sufre un deseo sexual muy intenso hacía su madre – explicó serio.

Roberto: ¿Quiere decir que sufre Complejo de Edipo? – dijo asombrado.

Doctor: No señor, el Complejo de Edipo y la obsesión sexual son muy diferentes. Por ejemplo, para que sea Complejo de Edipo su hijo debe estar enamorado de su madre y no lo está, el creé que lo está, pero no es así. Por lo que tras consultarlo con varios colegas hemos llegado a la conclusión de que solo siente deseo, y mucho, hacia su madre, por lo que lo que padece es una obsesión sexual - explicó.

Raquel: Y, ¿Cómo se cura? – dijo nerviosa por la respuesta.

Doctor: Para curarlo completamente puede haber dos soluciones, o bien el remedio es que usted acceda a ser suya o dejar que las cosas se solucionen a largo plazo - dijo sorprendiendo a Raquel.

Raquel: ¿Qué? – dijo sorprendida y algo morbosa.

Doctor: Mire la única manera de que su hijo se cure es que usted sea su mujer. Debe consentirlo en todo, ser su mujer y satisfacerlo totalmente para que así, poco a poco deje esa obsesión sexual por usted – dijo serio - Esto puede suponer dos cosas, la primera es que todo se solucione satisfactoriamente y deje la obsesión sexual por usted, la segunda es que la cosa vaya a más y desee ocupar el puesto de su marido siempre. Pero si no accede a intentar el remedio puede suponer dos cosas: o se cura paulatinamente, lo cual le va a llevar muchísimo más tiempo que si usted accede a curarle su obsesión, o su hijo nunca se curará y nunca tendrá una vida normal, familia, hijos - explicó.

Raquel: Bueno doctor, gracias por todo – dijo levantándose, mareada - Nosotros nos lo vamos a pensar. ¡Adiós!

Doctor: ¡Ah! Y una cosa más, respecto a lo que me contó su hijo de que eyacula mucho semen, hablé con un colega sexólogo y me ha dicho después de observar una muestra de semen que le pedimos a su hijo, que su hijo sufre hiperspermia, o lo que es lo mismo, su hijo produce en la eyaculación una cantidad de semen muy superior a lo normal. También a eso se debe su alto deseo sexual - explicó.

Roberto: Gracias doctor, lo tendremos en cuenta – dijo a modo de despedida.

El matrimonio salió de la consulta. Su hijo estaba en clase. Se fueron a su casa para poder hablar mejor.

Raquel: Cariño, no sé qué hacer. Nunca me he planteado tener sexo con otro hombre y menos con mi propio hijo. Para mí solo existes tú mi amor - dijo besando a su marido.

Roberto: Lo sé amor, lo sé. No te preocupes, que, aunque no me gusta la idea de que otro se folle a mi mujer, Manuel es mi hijo y ante todo está su felicidad. Así que si decides hacerlo yo te apoyo y te ayudaré en lo que me pidas – dijo entre la espada y la pared.

Raquel: Gracias mi amor - dijo indecisa y enamorada mientras lo besaba.

Unos minutos después y luego de pensarlo bien, Raquel decidió entregarse a su hijo.

Raquel: Cariño, he decidido que sí, que me voy a dejar usar sexualmente por Manuel – dijo decidida y nerviosa.

Roberto: Bueno mi amor, si tú lo quieres hacer es tu decisión, aunque no me guste – dijo después de un rato pensando – pero te apoyo y te ayudaré, ya lo sabes. Eso sí – dijo serio – espero que no me desatiendas, tu marido siempre necesita que su puta lo relaje.

Raquel: Nunca voy a descuidar a mi marido, a mi amo, a mi amor – dijo besándolo enamorada – No te preocupes, te amo, te deseo, y siempre tengo hambre y sed de ti.


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