La zecta

roman74

Pajillero
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Estas lista, cariño?", le pregunte a Natalia.

-"Si, papa..", me respondió ella con cara de nostalgia y dolor pero con la seguridad de que lo que estábamos a punto de emprender tenia un objetivo claro.

La muerte de Esteban, su adorado novio hacia seis meses, por parte de una cerrada secta religiosa que se dedicaba al abuso sexual de sus fieles, la motivaban a hacer esto. Yo, Arnulfo Gómez, como sargento de la policÃ*a local, habÃ*a jurado en frente de la tumba de Esteban, prestar mi apoyo para llevar a los culpables a la cárcel.

Los pasados 15 años de mi vida habÃ*an sido dedicados a la policÃ*a investigadora ministerial, antes llamada policÃ*a judicial en mi paÃ*s, pero nunca antes habÃ*a estado involucrado en un caso tan cercano a mi familia. Se creÃ*a que Esteban, de 20 años de edad, habÃ*a caÃ*do en las redes de esta secta y por querer denunciar sus abusos, fue vilmente asesinado. Era extraño pues el tipo desde un principio me habÃ*a inspirado confianza. Se veÃ*a un chico tÃ*mido, dedicado al estudio y caballeroso con mi hija pero ya ven como es la vida. Al parecer estos tipos de la secta supieron engatusarlo de tal forma que terminó uniéndoseles y tiempo después, cuando quiso salir de la sexta fue demasiado tarde.

La idea, con la ayuda irrestricta del teniente LuÃ*s Salazar, comandante de la policÃ*a de la ciudad y de Federico Alúcela, detective privado y uno de mis mejores y mas cercanos amigos, habÃ*a tenido el apoyo necesario. Natalia, mi hija habÃ*a decidido formar parte del peligroso plan que tenÃ*amos trazado para agarrar a los miembros de la secta y aunque no fue de mi total agrado, la enorme sed de venganza de mi hija y su corazón roto terminaron por hacerme ver que debÃ*a dejarla ser parte.

Federico, Natalia y yo nos infiltrarÃ*amos en la secta religiosa que solÃ*a llamarse "zecta" buscando descubrir los cabecillas de esa organización. Ella, a sus 19 años, seria presa fácil y harÃ*a caer a los altos mandos de la secta. Yo, a mis 40, y Federico con sus 35 años, nos presentábamos como voluntarios en sus actividades buscando identificar a "El Obispo" quien no era mas que la cabeza visible de la secta y responsable de las ilÃ*citas actividades llevadas a cabo dentro de la oscura organización.

Hacia solo mes y medio habÃ*amos empezado esta tarea y ya tenÃ*amos relativo éxito. El espectacular cuerpo de Natalia habÃ*a cautivado la atención de un grupo directivo entre los 40 y 45 años, quienes en las cuatro reuniones previas a las cuales yo habÃ*a asistido, mostraron descaradamente su ciego apetito sexual por ella.



Mi hija habÃ*a asistido a las liturgias y misas de adoración luciendo sus ajustados pantalones de lino y una vez se coloco una apretada y corta falda la cual marcaba y destacaba apetitosamente esas bellezas de nalgas. Su divino culo saltaba a simple vista y verla caminar, atraÃ*a sin lugar a dudas, la mirada hacia el cadencioso movimiento de su estrecha cadera y el alegre bailar de su delicado trasero quien se sacudÃ*a de un lado a otro armoniosamente. Sus espectaculares pechos, redondos y voluptuosos, la hacÃ*an ver muy tierna, y su encantador rostro de ojos verdes y cabello negro me hacÃ*an recordar la belleza de su madre fallecida hace 10 años.



Nos preparábamos para una reunión más de la secta y ella esta vez llevaba una misión clara. Rodolfo Ortiz, miembro directivo de la secta le habÃ*a expresado a Natalia la posibilidad de que fuera una "elevada" y pudiera predicar los mensajes de la organización. Para ello, Natalia tendrÃ*a que pasar una sesión de iniciación donde ella seria entregada a su Dios. La sesión implicaba una hora de sexo con uno de los enviados divinos, el cual seria el encargado de "elevarla".

El plan era aceptar sus perversas propuestas y al momento de la ceremonia de "elevación", como ellos la llamaban, Natalia debÃ*a oponerse a tener sexo con ellos, lo que originaria muy seguramente la violenta reacción del "enviado divino", suficiente para elevar cargos por abuso y prejuicio sexual. Todo funcionaba a la maravilla y esa noche al verla salir de la casa junto con mi amigo, el comandante Salazar, me sentÃ* un poco culpable. Arriesgaba la vida y la integridad fÃ*sica de mi hija en esta misión peligrosa. Pero yo sabia que ella lo hacia por encontrar a los culpables de la muerte de Esteban y que a ella no le importaba lo que tuviera que arriesgar.

Natalia se levanto de la cama y me dio un abrazo.

-"Gracias, papi..."

-"Sabes que la prioridad es tu seguridad... solo pronuncia la clave cuando sientas que la situación se te sale de la manos", le repetÃ* nuevamente asegurándome que Natalia comprendiera la situación.

Mientras abrazaba a Natalia antes de salir, LuÃ*s el comandante, sin disimulo miraba encantado el cuerpo y, en especial, el trasero de ella. El sensacional y apretadito vestido blanco que ella lucia en esa ocasión resaltaba inmaculadas esas dos hermosas nalgas, las cuales voluptuosas, sobresalÃ*an notoriamente como dos deliciosos duraznos dignos de ser comidos.

Saliendo de casa y viendo como Natalia era acompañada de un policÃ*a vestido de civil comprendÃ* el porque ella era tan atractiva. Federico, mi amigo, se quedo enceguecido por un momento viendo como el culo de mi hija lo hipnotizaba por un par de segundos. En su mirada se notaba el intenso deseo masculino de poseer esa belleza de trasero y en sus ojos se podÃ*a leer fácilmente como deseaba montarla y castigarla con su verga.

-"Que belleza el cuerpo de Natalia... Tienes una preciosa hija...", me comento de forma diplomática Federico, al darse cuenta con un poco de pena, de que yo habÃ*a notado como el trasero de ella habÃ*a llamado su atención.

La edificación donde la secta realizaba sus reuniones habÃ*a sido rodeada de micrófonos y la fuerza policial de asalto estaba lista para la acción tan pronto se requiriera. El operativo estaba en marcha.

Dos horas después, como a las 6 p.m., me encontraba en la sala de liturgias organizando los panfletos de canto, cuando escuche que alguien me interrumpÃ*a.

-"Arnulfo, tienes las publicaciones listas para repartir en la liturgia de las 7 p.m.?, me pregunto Rodolfo, uno de los obispos.

-"Si, están listos...", me apresure a responder.

-"Bien hecho, Arnulfo... Muchas gracias...", me dijo él denotando algo en su rostro.

Rodolfo parecÃ*a querer decirme algo pero no lucia seguro. Hasta que el finalmente se atrevió.

-"eh... Arnulfo... le puedo preguntar algo...", dijo él.

-"Si claro", agregue.

-"El otro dÃ*a te vi amigablemente charlando con Natalia... veo tu fuiste de su agrado...".

-".. Pues a quien no le va caer bien ella... con esa tierna sonrisa y ese cuerpo de reina...", le dije sonriendo en tono de burla pero con la plena convicción de que el me querÃ*a decir algo más.

-"En efecto... ella es muy agradable y con esa hermosura de culo que tiene, merece algo mas...", me dijo el susurrándome al oÃ*do su grotesco comentario y golpeándome la espalda suavemente con su mano.

Vi que era la oportunidad ideal de lograr más información. Sus palabras habÃ*an denotado que el trasero de Natalia era el objetivo de uno de los posibles miembros mayores de la secta, asÃ* que me decidÃ* y proseguÃ*.

-"... como me gustarÃ*a tener 20 años menos para disfrutarme esa mujercita... como envidio al novio de Natalia.. Debe ser una delicia tenerla a ella por una noche...", agregué con voz baja y como ocultando mis deseos.

-"sabe un cosa... lo invito especialmente a la ceremonia de Iniciación de Natalia esta noche... se que le va a encantar...", dijo Rodolfo

-"Gracias... Maestro... ", le respondÃ* con la satisfacción de que pronto todo se iba a esclarecer pero sin saber lo que me esperaba.

-Tómese este vaso de vino...- me dijo extendiéndome el vaso que tome rápidamente.- Por Natalia!-me dijo y los dos brindamos bebiéndonos de un solo trago el contenido del vaso.
Una hora más tarde la misa se llevo a cabo y allÃ* Natalia junto con los otros jóvenes de la secta cantaron y rezaron al Dios que supuestamente llevarÃ*a a la salvación de las almas. Con sorpresa note que al final de esa falsa celebración litúrgica, Natalia fue llamada por Rodolfo y Héctor y ella salió por una puerta lateral mientras que ellos detrás la seguÃ*an, mirando descaradamente su juvenil cuerpo en movimiento.

-"�guila 1 confirme...." llame por el oculto micrófono a mi comandante Salazar.

-"La fiesta va a empezar", me respondió el dándome a entender que la ceremonia de iniciación estaba por empezar.

Pensé en Natalia asÃ* como en mi esposa fallecida y recé para que todo saliera bien.

Media hora más tarde y mientras hacÃ*a aseo del salón de liturgias, la puerta lateral se abrió.

-"Arnulfo... Venga...", me llamo la voz de Rodolfo.

AcudÃ* a su llamado y pase por la puerta. Caminamos el silencio y entramos a un gran salón donde la oscuridad era el invitado principal. Al fondo del salón un grupo de personas cantaban y alababan al falso Dios de la secta. En medio del grupo un poco de luz era notoria.

-"Guarde silencio y solo mire...", me dijo Arnulfo separándose de mi y acercándose de nuevo al grupo.

Me quede allÃ* en silencio escuchando los cánticos pero en el fondo un gemido de placer era ligeramente notorio.

Me acerque al grupo de personas. Algunas de ellas estaban cubiertas de capas que les ocultaba la cara. Otras no. AllÃ* vi como una pequeña cama habÃ*a sido acomodada y la tenue luz de una lámpara irradiaba coqueta mostrando lo que allÃ* ocurrÃ*a. HabÃ*a imágenes del Dios de la secta por todo lado y los seguidores rodeando la cama no perdÃ*an detalle de lo que ocurrÃ*a mientras seguÃ*an cantando y alabando.

Me abrÃ* paso entre dos fieles y vi con dolor como el cuerpo desnudo de mi hija yacÃ*a boca arriba mientras que el pesado cuerpo de "El Obispo" se sacudÃ*a sobre ella moviendo vigorosamente su abdomen y dándonos a entender que la ceremonia de iniciación, como ellos la llamaban, habÃ*a dado inicio y la delicada vagina de Natalia acogÃ*a placenteramente la verga de Héctor.

Natalia lucÃ*a diferente. Sus delicadas piernas completamente abiertas acogÃ*an y aprisionaban el obeso cuerpo de su afortunado amante. Su rostro no ocultaba ni disimulaba el placer que le causaba tener el pito de Héctor dentro de sus entrañas.

Mire con un poco de desespero a mÃ* alrededor. AllÃ*, al otro lado de la cama estaba Federico quien con angustia me miraba. Algo habÃ*a salido mal y no habÃ*a sido posible detener este vejamen, asÃ* que me di cuenta que yo debÃ*a tomar las riendas del asunto. Pero era muy tarde. De pronto frente a nosotros Héctor levanto un poco su cuerpo y mirando a la imagen de su Dios pronuncio unas palabras que no pude descifrar pero que en un par de segundos fueron entendibles. Un grito de alivio e intenso placer salio de su boca. Me maldije, me lamente y odie estar presenciando ese momento. El rostro de Natalia expreso lo que en ese momento sentÃ*a. La verga de Héctor acababa de explotar dentro de su sexo y como un volcán en erupción, escupÃ*a toda su carga de esperma dentro de ella. Por unos segundos, Natalia abrazo fuertemente el cuerpo de "El Obispo" al llegar ella también al orgasmo. Finalmente la dolorosa escena culmino con los cuerpos de los dos amantes abrazados y estáticos después de finalizar las sacudidas propias de las contracciones del orgasmo.

Tuve deseos de vomitar. Héctor empezó a levantar su cuerpo y vi como su gruesa e inmensa verga salÃ*a lenta y pesadamente de ese inmaculado lugar. Las piernas abiertas de Natalia mostraban su enrojecido clÃ*toris y su estrecha vagina de joven estaba completamente expandida producto de la excitación del acto sexual.

-"Voltéate mi vida... quiero esa belleza de culo...", pronuncio como una orden Héctor.

Natalia, al parecer producto del dopaje de una medicina, obedeció sin lugar a dudas.

Y allÃ* en frente de todos, los ojos de Héctor brillaron más que nunca. El se acerco y delicadamente abrió un poco las nalgas de Natalia para concentrar su mirada en el estrecho pero espectacular culo de mi hija. El ano de ella era ahora su objetivo. Sin perder tiempo, Héctor aplico aceite en la entrada de su ano y se preparaba para lograr su máximo deseo.

No pude resistir al ver que ni Federico ni yo actuábamos. Como padre tenia que hacer algo.

-"Desde que entraste al grupo, cariño como desee este momento...", se dijo a si mismo Héctor pasando sus dedos por la entrada del ano de mi hija y acariciando una y otra vez las hermosas nalgas de ella. En mi cuerpo comencé a sentir un enorme calor interno que me recorrÃ*a desde la punta de los pies hasta el cabello. Miraba a mi hija que se encontraba totalmente desnuda a punto de ser penetrada por el ano y me calentaba más y más.

-"... que delicia de culo... que afortunado es usted Maestro...", le dije inexplicablemente.

Todos los fieles voltearon a mirarme con una enorme sonrisa, asÃ* como Héctor y Rodolfo.

-"Arnulfo... Quiere hacérselo a ella?", me pregunto el obispo con una enorme sonrisa en su rostro.

Sin pensarlo un segundo respondÃ*:

-"Seria todo un placer, pero...".

-"Venga Arnulfo... gócese el culito de esta diosa...", me llamo haciéndome la seña para que pasara a la cama.

Mire a todos y nerviosamente me acomode frente al trasero de Natalia. En frente mÃ*o tenia la húmeda vagina de mi hija mientras veÃ*a como el aceite aplicado en su ano escurrÃ*a por todas sus nalgas.

En ese momento salio de mi lo que un padre harÃ*a con su hija. No lo podÃ*a hacer.

-"Gracias maestro... Pero no... No puedo... no soy capaz...", le dije a Héctor

-"Y eso porque?...", me pregunto el riendo en tono de burla al escuchar que yo no querÃ*a cogerme la belleza de trasero de Natalia.

Pensé en una rápida respuesta pero no se me ocurrÃ*a nada. No sabia que hacer en ese momento.

-Será acaso porque es su hija?- me dijo el obispo ante mi enorme sorpresa.- Créame que tiene una cara como si hubiera visto al mismÃ*simo diablo. – rió a carcajadas y dijo-A quien intentaba engañar con ese tonto papel de policÃ*a. Todos lo hemos sabido desde el principio. A nadie ha engañado y cuando digo a nadie me refiero a nadie- me dijo desviando su mirada hacia donde estaba mi amigo Federico con una enorme sonrisa en el rostro.
No podÃ*a creerlo, todo habÃ*a sido una trampa en la que hasta mi mejor amigo estaba involucrado en la secta y me habÃ*a engañado. TenÃ*a ganas de llorar de la desesperación. En medio de la oscuridad, Natalia volteó a verme con una sonrisa y me dijo:

-Anda papi... no digas que no quieres. Desde hace años me he dado cuenta de como me miras...

No pude más. Hasta mi hija era parte de esa maldita secta. Todo habÃ*a sido un teatro montado para llevarme hasta esa situación pero porque?

-Hija... no entiendo... que paso con Esteban...?

-Esteban? Ese imbécil lo único que quiso siempre fue embarazarme, formar una familia conmigo, alejarme de este lugar pero eso no era posible pues yo he sido la elegida.

-La elegida?

-Si... a mÃ* me ha elegido nuestro dios para tener a su hijo... nuestra familia ha sido elegida con ese privilegio... deberÃ*as de alegrarte...

No lo podÃ*a creer. Quise salir corriendo del lugar pero ya todos habÃ*an formado una especie de muralla humana dejándonos a mi hija y a mÃ* en medio. Mi hija avanzó hacia mÃ* de rodillas y fue justo cuando estaba frente a mÃ* que me di cuenta de lo grande que estaba mi pene. Como era posible que estuviera asÃ*? Para esos momentos deberÃ*a estar flácido colgando pero todo habÃ*a sido planeado de una manera impecable.

En ese momento recordé el vino que me habÃ*an dado de beber una hora antes de la iniciación de Natalia. Ese no habÃ*a sido solo vino... Natalia comenzó a desabrochar mi pantalón mientras yo permanecÃ*a estático. Bajó mi pantalón y mis calzoncillos y una vez libre mi pene se lo metió en la boca y comenzó a chuparlo como hacÃ*a siglos no lo hacÃ*an.

-hmm- gemÃ*a ella mientras chupaba con enorme maestrÃ*a mi pene y todos alrededor miraban felices.

No pude más. Olvidándome de toda la gente, olvidándome que era mi hija, me le lancé como una bestia encima y comencé a morder y chupar sus gloriosos senos mientras buscaba la entrada de su preciosa gruta con mi pito.

-Aaaahhhhhh- gritó mi hija cuando de un solo golpe la penetré y comencé a embestirla desesperado.

Varios de los miembros sacaron sus miembros y comenzaron a masturbarse mientras veÃ*an tener relaciones a un padre con su hija. Cinco minutos más tarde no aguante más y trate de salirme para no derramar toda mi leche en su interior pero mi hija me dijo: "No papi no te salgas... aquÃ*... échamelo todo..."

Ni si quiera le discutÃ* una sola palabra. Sin esperarme más derrame toda mi leche en su interior convulsionándome con ello mientras sentÃ*a aquel inigualable placer que ya hasta habÃ*a olvidado.

Los miembros de la secta comenzaron a cantar mientras se retiraban uno a uno hasta dejarnos solos a mi hija y a mÃ*.

-Que sucede- le pregunte desconcertado a Natalia al oÃ*r como cerraban la puerta por fuera dejándonos encerrados en aquel cuarto oscuro.

-Nada papi no temas... solo quieren asegurarse de que todo salga bien y yo quede embarazada... tal y como debe ser...

-Y encerrarnos aquÃ* es la mejor solución?

-Si, debemos estar seguros de que tu semilla se plante bien en mÃ* ser papito... nos espera una noche larga...

Esa noche cogÃ* con mi hija por todo el salón oscuro. No se cuantas veces me vine dentro de ella lo que si se es que goce como nunca.

Al amanecer un fuerte golpe en la puerta me hizo despertar; era la policÃ*a investigadora ministerial.

-Esta usted detenido por la violación y privación de la libertad de su hija- me dijo un comandante de la policÃ*a una vez que me llevaron a la agencia del ministerio público en calidad de detenido.

-Esto no puede ser posible!- les dije mientras a gritos comenzaba a contarles todo lo sucedido...- si no me creen llamen a mi compañero Federico...

-No será necesario- me dijo el comandante- el fue quien nos dio aviso de lo que usted habÃ*a hecho. Él lo denunció. Él si es un policÃ*a ejemplar, no le importo denunciar a su mejor amigo; no es como usted que es una basura de humano...
 
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