La vida incestuosa de Lupita. Cap-2

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CAPÍTULO 2: Protegiendo el secreto

Una noche, Lupita y su papá, Luis, se hallaban tomando un relajante baño juntos en la casa vacía, disfrutando de sus cuerpos uno al otro sin preocuparse por ser descubiertos. La puerta del baño estaba abierta, permitiendo que el aire fresco y húmedo circulara por el cuarto, mezclándose con el vapor caliente proveniente de la bañera. Lupita yacía en el fondo de la bañera, sus piernas alzadas y abiertas para dar paso a la poderosa y venuda verga de su padre. Los dos se besaban apasionadamente mientras Luis empujaba su verga en el ano de Lupita, invadiendo su delicioso y húmedo agujero.
—Papi, me encanta cómo me follas el culo —exclama Lupita entre jadeos.
—A mí me gustaría follarte más por el coño, pero temo embarazarte —le dice Luis a Lupita al oído.
Sus gemidos discretos, ahogados por el sonido del agua que caía en el fondo de la bañera, llenaban el aire caliente y húmedo del cuarto. Nunca se cansaban el uno del otro. A Lupita le encantaba cómo su padre sabía cómo complacerla. De repente, un golpe en la puerta desvió su atención. Ambos se miraron nerviosamente, temiendo que hubiera alguien más en la casa. La puerta se abrió lentamente y, para su asombro y horror, Héctor, hermano mayor de Luis y tío de Lupita, entró en el cuarto de baño. Héctor, un hombre alto y gordo de 69 años, les sonrió con una sonrisa perversa.
—¡Hola, sobrina y hermano!, ¿Qué cosas tan aburridas están haciendo aquí adentro? —dijo Héctor, con un guiño malicioso en sus ojos.
Lupita se tapó el pecho y la entrepierna con las manos, avergonzada de su desnudez, pero no antes de que Héctor hubiera captado la visión de su coño peludo y húmedo siendo follado por su padre. Luis, por su parte, se cubrió los genitales con sus manos, pero no lo suficientemente rápido para ocultar su erección.
—¡Héctor, ¿qué estás haciendo aquí? —reclama Luis.
—¡Eres un pervertido! —gritó Lupita, enojada y avergonzada al mismo tiempo. —¿Y tú qué haces aquí, sobrinita? Pensé que estabas en fuera estudiando —dijo Héctor, riendo burlonamente.
Luis y Lupita intercambiaron una mirada nerviosa. La situación era incómoda y peligrosa al mismo tiempo. Héctor era conocido por ser un pozo de secretos y ni siquiera sabían cómo reaccionaría al descubrir su asqueroso secreto familiar. —Esto va a ser un escándalo en la familia, padre e hija follando —dice Héctor, riendo burlonamente.
—Espera, hermano, por favor, no puedes decir nada de esto, nos destruiría —ruega Luis con miedo y vergüenza en su voz.
Un silencio sepulcral invade el baño; solo el agua que cae de la regadera rompe ese silencio, hasta que Héctor por fin habla.
—Les propongo algo para guardar el secreto —dice con voz pícara.
—Lo que sea —exclaman a la par Luis y Lupita.
—Quiero ser parte de esto —propone Hector con voz autoritaria.
Nuevamente el silencio invade el lugar, pero por pocos segundos.
—¿Cómo? ¿Quieres follarte a Lupita también? —pregunta Luis.
Los negros ojos de Lupita se abren grandes como platos.
—Así es hermano, pero manteniendo la convivencia familiar —comenta Héctor sonriendo.
—¿A qué te refieres? —pregunta Luis. Lupita sale de la bañera; su hermoso cuerpo y su peludo coño están totalmente a la vista.
—No puedes estar hablando en serio papá, ¿lo estás considerando? —grita Lupita.
Lupita guarda silencio y reflexiona.
—Pero supongo que no hay otra solución, ¿verdad, papá? —La voz de Lupita suena con resignación.
Al escuchar a Lupita, Luis baja la mirada y asiente con la cabeza.
—Está bien hermano, aceptamos. —Luis mira a Lupita con ojos de remordimiento. Inmediatamente, Hector se quita la ropa, revelando una verga enorme y gorda llena de venas.
—Genial, no tienes idea de cuánto tiempo he deseado a la putita esta —comenta Héctor con vulgaridad.
—Oye, nada de putita, lo que hacemos está mal, pero sigue siendo mi hija, así que más respeto, por favor —reclama Luis a su hermano.
—Tranquilo, papá, está bien, deja que se exprese como quiera. —dice Lupita, ya resignada mientras expone su cuerpo a su tío.
Después de unos minutos en los que tratan de ponerse de acuerdo, por fin Luis se sienta en el inodoro; Lupita se sienta a horcajadas sobre él introduciendo la verga de su padre en su peludo coño y, al estar lista, su tío Héctor empuja su enorme verga dentro del ano de su sobrina.
—OH , Dios... Papi, mi tío me está destrozando el culo —grita Lupita entre jadeos.
—Caiño, lo siento mucho, esto es mi culpa —dice Luis sin poder evitar el placer que su hija le da con el coño.
—No, papi, tranquilo, de hecho me gusta, me gusta mucho —grita Lupita jadeando de placer.
Los tres empiezan a moverse rítmicamente con un vaivén desenfrenado; el ruido del agua cayendo no es suficiente para amortiguar los gemidos y el golpeteo de los cuerpos. Pero ya no importa, Lupita comienza a gritar de placer, rogando que le den más duro.
—Eso así, denme más duro, me encanta como me follan por ambos lados. —Los gritos y jadeos de Lupita están descontrolados, solo son ahogados cuando besa apasionadamente a su papá.
Después de un rato de estar follando, los hombres comienzan a correrse dentro del cuerpo de Lupita, que al sentirse inundada llega a su propio clímax soltando gritos y gritos de placer.
—Es mucho, es mucho, no cabe tanto semen dentro de mí —dice Lupita mientras se levanta, sacándose las vergas de su padre y su tío.
El semen comienza a escurrir por las piernas de Lupita en abundancia; ella se arrodilla entre los dos varones y comienza a limpiar sus chorreantes vergas con la boca. Al terminar, se pone de pie y, abrazando a su tío, le dice:
—Gracias, tío, y bienvenido a nuestra relación incestuosa.
 
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