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CAPÍTULO (IV) Inés
Inés siempre fue retraída caprichosa y déspota, su carácter era dominante, las criadas y peones de la hacienda ya desde pequeñita le tenían sumo respeto, su vida fue anodina hasta que su hermano Junior la desvirgó ahí su libido se desató y tenía que buscar afanosamente quien la satisficiese, mientras Junior estaba en casa no había problema él siempre estaba dispuesto y pasaban largas horas haciendo el amor lo peor era cuando él tenía que marcharse.
Inés tenía un grave problema, Junior la había marcado con la dimensión de su herramienta y encontrar algo que se le pareciese casi era imposible puesto que había que combinar las dimensiones del aparato genital y que la presencia física fuese de su agrado.
Inés estudiaba en la Villa de Cruces, durante la semana pernoctaba o vivía en el palacete que su padre allí poseía, el palacete tenía unas dimensiones bastante considerables casi totalmente rodeado de un frondoso jardín. Un ala de la casa era de uso exclusivo de Don Ramón de la cual entraba y salía sin que las demás personas de la casa se enteraran de su presencia excepto una fiel y vieja criada la cual mantenía esa parte de la casa como una patena para su querido Señor, esta parte de la casa por añadidura contaba con una puerta justo en el único sitio que no había jardín y daba a una calle lateral siempre muy solitaria, Don Ramón podía entrar y salir, sobrio o borracho, solo o acompañado. Inés vivía a sus anchas sin que absolutamente nadie la molestase, se puede decir que el palacete era para ella sola pero al mismo tiempo se aburría, no le agradaba masturbarse y antes de que su Junior la desvirgase no pasaba nada pero después las cosas cambiaron, al encontrarse sola en casa y empezar aburrirse su coño le pedía guerra y no sabía como aplacarle. Una tarde mirando por una ventana hacia el jardín vio como el jardinero se acercaba a un seto y abriéndose la bragueta comenzó a sacar una especie de manguera, él debía de estar muy caliente porque de inmediato comenzó a menear aquel tremendo instrumento que a grosso modo debía de medir unos 24 centímetros de inmediato el coño de Inés comenzó a mojarse, se fijó bien en el muchacho y se dio cuenta que tendría unos veinte años, mediría 1,80, su complexión era la de un verdadero atleta, Inés tomó una decisión de inmediato, bajó al jardín como una exhalación y se acercó al chico sin que este se diese cuenta...
¿Qué haces?
El chico se llevó un susto de muerte con su tieso pollón en la mano sin saber que hacer ni que decir, Inés riéndose le cogió de la mano, le condujo al interior de la casa y le ordenó que se bañara, el chico azoradísimo no sabía que hacer, ella le miró muy seria y él se desnudo de inmediato metiéndose a continuación en la tina que ya estaba llena de agua, ella le dio jabón apoyándose a continuación sobre el marco de la puerta mirando al chico detenidamente, lo que miraba le gustaba y ni corta ni perezosa comenzó a desnudarse parsimoniosamente delante del, el chico no perdía detalle, en cuanto ella terminó de desnudarse él al ver aquellas preciosas grandes y duras tetas y aquel frondoso monte de Venus su pollón que un poco antes había quedado en estado de reposo total despertó de golpe poniéndose mas tieso que nunca, ella al ver asomar aquella maravilla de cabeza bajo el agua de la tina se acercó y suavemente la acarició con su manita, entonces ella misma cogió el jabón y se dedicó a lavar con detenimiento todo el cuerpo del joven (la verdad es que le hacia buena falta (a saber cuando había sido la última vez que se había bañado) Inés cuando dio por finalizado el baño cogió una toalla y secó al chico detenidamente dejando la maravilla que portaba entre las piernas para el final, lo cogió con sus manos y mientras la izquierda acariciaba y sopesaba los enormes testículos la derecha bajaba y subía la piel en una deliciosa paja mientras su boca trataba de tragar todo lo que podía de aquel precioso salchichón, al chico nadie jamás le había hecho uno cosa semejante, tal era el estado de excitación que tenía que en un par de minutos comenzó a lanzar un verdadero torrente de espeso y caliente semen a la boca primero y cara y pelo después debido a que Inés tubo que sacar el cipote a toda prisa de su boca so pena de ahogarse. Inés estaba más caliente que una mula en celo, se cogió con sus manos al borde de la tina y colocando el culo en pompa indicó al chico lo que tenía que hacer, a este que su pollón no se le había bajado ni un ápice lo apuntó a la entrada de la gruta de la Señorita y empujó sus caderas suavemente comenzando la introducción de aquella enorme barra, Inés tenía la sensación de que la estaban empalando pero al mismo tiempo el placer que sentía era exquisito, ella le pidió que parara y comenzó a mover sus caderas suavemente clavándose ella misma poco a poco toda la preciosa herramienta, cuando notó los testículos de él en su culo suspiró con satisfacción y le ordenó que comenzase a entrar y salir pero muy despacio, él obedeció dócilmente, sujetando con su brazo izquierdo a su ama por las caderas y cintura su mano derecha acariciaba suavemente las ricas tetas de la Señorita, mientras su émbolo entraba y salía ahora con suma facilidad en la caliente gruta donde estaba alojado, Inés gemía y suspiraba de inmenso placer, ni su hermano había conseguido darle tanto gusto, el chico comenzó a arreciar sus envites e Inés comenzó a chillar por la sucesión de pequeños orgasmos que le estaban viniendo, cuando él en una estocada suprema descargó en lo mas profundo de su útero su ardiente esperma ella lanzó un chillido y prácticamente se desmayó por el tremendo placer que sacudió su cuerpo, fue un orgasmo increíble.
Pasados unos meses donde Inés mas que estudiar lo que hacía era follar a todas horas con su jardinero su padre D. Ramón la ordenó regresar a casa, ella muy mal humorada daba vueltas a su cabeza buscando la forma de llevarse al jardinero a casa su hermano ya no la satisfacía en absoluto y su coño ansiaba ser llenado por su Jacobo (el jardinero) Un buen día al pasar por delante de la alcoba de su madre escuchó un gemido apagado y muy cuidadosamente entreabrió la puerta, su sorpresa fue enorme al ver a su hermaníto Ramón follándose a toda pastilla a su querida Mamá, ella en principio quedó muy desconcertada, luego lanzó una muy falsa sonrisa, cerró la puerta cuidadosamente y se dijo para sí... ¡Mi problema ya está solucionado! Al siguiente día...
Mamá, ayer te vi con mi hermano Ramón.
Y que ¿No me ves casi todos los días?
Sí, pero follándote no.
Doña Pilar se puso muy roja y mirando detenidamente a su hija le dijo muy bajo...
¿Qué es lo que quieres?
Inés contó a su madre lo que había hecho en la Villa de Cruces con el jardinero, se lo describió también que inmediatamente la vagina de Doña Pilar comenzó a mojarse al imaginarse el pollón del chico, de inmediato y con la excusa de arreglar los parterres que rodeaban la casa ordenó trasladasen de inmediato a Jacobo a la hacienda. En cuanto el chico llegó Doña Pilar se le quedó mirando, se fijó en el tremendo bulto que se marcaba en el frontal de su pantalón y pensó para sí... ¡Dios mío, si en reposo se ve así como será empalmado! Esto no me lo pierdo, Inés que la estaba observando lanzó una sonrisa y se le ocurrió una idea diabólica, se acercó a su madre y le cuchicheó al oído...
¿Quieres probarlo Mamá?
Doña Pilar sin pensarlo un segundo...
¡Pues claro Hija!
Pero tenemos que participar las dos.
Pero... eso... ¡Esta bien! ¿Por qué no?
Inés radiante cogió a Jacobo de la mano y... ¡Zas al baño! De allí a la habitación de su madre donde ya esta les esperaba totalmente desnuda, en cuanto vio a la Señora desnuda la polla de Jacobo se puso como un mástil, Inés la cogió con sus manos y la acarició suavemente, seguidamente se la ofreció a su madre la cual no se hizo de rogar, ella la cogió con sus manos y seguidamente se la llevó a la boca, el pollón de Jacobo apenas le entraba en la boca mas ella chupaba de él con verdadera fruición, su hija Inés mientras se acostó entre las piernas de su madre comenzando a lamerle toda su raja, Doña Pilar se moría de gusto máxime cuando su hija impregnó sus dedos en sus propios flujos y comenzó a introducírselos suavemente en su culo dilatándoselo todo lo que le era posible, Doña Pilar cuando consideró que Jacobo estaba muy a punto se puso en cuatro y le ordenó que la enculase pero muy despacio, en principio la penetración fue lenta y dolorosa, la polla de aquel tío era demasiado grande y gruesa, ella a cada rato le ordenaba que parase, cuando los testículos de Jacobo golpearon sus glúteos ella suspiró con gran satisfacción, Jacobo comenzó a desplazar su enorme barra en el caliente recto de su hermosa ama mientras la hija de esta se despatarraba delante de la cara de su madre la cual comenzó a dar lengüetazos al dulce coño de su hija, tan concentrados estaban los tres que ninguno de ellos llegó a enterarse que desde la puerta alguien les estaba mirando entre asombrado e indignado, era Junior que cerrando la puerta nuevamente salió hecho una furia. Doña Pilar movía su culo al igual que una bailarina Turca entre suspiros de tremendo placer, Inés jadeaba como una loca, su madre a pesar de ser la primera vez que comía un coño lo hacía con verdadera maestría, lamía las paredes internas suavemente introduciendo luego la punta de su lengua todo lo que podía en el conducto vaginal para terminar lamiendo y chupando tiernamente el excitado clítoris de su hija, Inés con sus manos acariciaba la cabeza de su Mamá dirigiéndola ahora arriba, ahora abajo entre grititos de placer, de pronto comenzó a tensarse mientras un terrible hormigueo recorría su cuerpo, su Mamá había introducido dos dedos en su conducto vaginal mientras chupaba afanosamente su clítoris, el terrible orgasmo la sacudió de pies a cabeza quedando desmadejada sobre la cama mientras Doña Pilar se concentraba en la barra candente que le estaba produciendo un tremendo placer, Jacobo la aferró fuertemente de las caderas y con una tremenda estocada introdujo totalmente su pollón en el recto de la señora comenzando a descargar su semen a borbotones en lo más profundo del mismo, Doña Pilar al sentir el tremendo calor de aquel líquido milagroso lanzó un estertor, el orgasmo fue terriblemente bestial, en su vida había gozado tanto, a partir de esa fecha aquel semental prometía grandes cosas.
CAPÍTULO (V) Lucia y Alejandro
Lucia y Alejandro eran de todos los hermanos los mas unidos, el hecho de que ella fuese dos años mayor que él no era inconveniente alguno al contrario eso quizás les uniese mas, él siempre estaba pendiente de ella aunque en su mente veía a su hermana como a un precioso trofeo que debía conseguir. Alejandro era fanático del campo le encantaban todas las actividades que en la hacienda se hacían, desde muy pequeño acompañaba a su padre y a su fiel Calixto aprendiendo todo lo que podía aunque el muy pícaro lo aprendía todo y las escapadas de su padre a lugares solitarios a donde previamente Calixto había mandado a alguna de las mujeres no se le había pasado inadvertido, en principio le sorprendía pero un día a los 11 años dio un rodeo y comprobó lo que su padre hacía, eso le gustó un montón y a partir de esa fecha comenzó a fijarse detenidamente en las tetas y culos de las mujeres que le rodeaban, un día a los 14 años subió a uno de los desvanes de la Casona a buscar algo, allí se encontró a una de las criadas que estaba haciendo la limpieza, ella tendría sobre 45 años, tenía unas tetas enormes, como hacía calor ella llevaba el vestido medio desabrochado y por la abertura se veían aquellos enormes globos, Alejandro se quedó embobado mirándolos, ella que se había dado cuenta siguió con su tarea como si nada pasase pero a partir de ahí comenzó a menear su enorme culo y procuró que sus tetas destacasen mas, la situación la divertía pero al mismo tiempo la mujer estaba calentona, Alejandro en principio tímidamente se acercó a ella y se la quedó mirando fijamente a las tetas.
¿Qué pasa mi niño, te gustan las tetas de la vieja Marta?
Tu no eres vieja Marta ¿Puedo tocarlas un poquito?
¡Pues claro mi niño!
Marta inmediatamente se abrió el vestido y sacó sus enormes globos al exterior, Alejandro se quedó embobado mirándolos y con sus manitas comenzó a acariciarlos suavemente, inmediatamente los enormes pezones de Marta se erizaron y Alejandro instintivamente se llevó uno de ellos a la boca chupándolo con deleite, ni que decir tiene que eso provocó que la vagina de Marta comenzase a cosechar flujos de inmediato, ella alargó su mano y acarició la entrepierna de Alejandro sobre el pantalón, su sorpresa fue enorme, Alejandro con 14 años ya tenía un pene de unos 18 centímetros, en un rincón del desván había unos viejos colchones y ella impaciente arrastró allí al niño desnudándolo de inmediato, al quitarle el pantalón la polla del chico saltó como un resorte apuntando a la cara de Marta descaradamente, ella se la quedó mirando impresionada, en su vida había visto nada semejante, solo conocía la de su marido y la de él medía poco mas de la mitad de la que tenía el chico, arrobada la cogió con sus dos manos acariciándola suavemente, como si se tratase del mejor caramelo se llevó el rojo prepucio a la boca chupándolo ardorosamente, para Alejandro que era su primera vez el placer fue inaguantable y su polla comenzó a largar verdaderas salvas de caliente y espeso semen a lo mas profundo de la garganta de Marta a la cual no le quedó mas remedio que tragárselo a toda velocidad aunque lo hizo con verdadera satisfacción, la polla del chico seguía tiesa como un palo entonces Marte se acostó sobre los viejos colchones después de levantares sus largas faldas e indicó al chico que se situase entre sus gordos muslos, él sin dudarlo un momento se colocó como le indicaba Marta y su polla de inmediato quedó alojada entre los enormes labios del gordo coño de Marta que lo tenía hinchado por la excitación, Alejandro por la inexperiencia lanzó sus caderas hacia adelante de golpe introduciendo su enorme barra de un solo golpe en el interior de la mujer, esta lanzó un bramido de dolor, la pobre no estaba acostumbrada a recibir semejante herramienta en su interior y en principio el daño fue tremendo, Alejandro por el susto se quedó quietecito permitiendo al pobre coño de Marta acostumbrarse al invasor, ella lanzó un suspiro y comenzó a mover sus caderas suavemente, entonces el chico siguiendo las instrucciones de Marta comenzó a bombear suavemente, el conducto vaginal de la mujer comenzó entonces a segregar flujos en una cantidad inaudita permitiendo que aquel adorable embolo se desplazase con suma facilidad, el calor y el placer que Alejandro sentía era tremendo y sin poder evitarlo lanzó una tremenda descarga de semen que hizo delirar de placer al mismo tiempo a la pobre Marta que hacía mucho tiempo no sabía lo que era un buen orgasmo, el chico a pesar de todo no paró en sus embestidas, era la primera vez que metía su polla en un lugar tan suave y cálido y tenía que aprovechar a tope, el ritmo de su bombeo fue creciendo paulatinamente lo cual volvió a poner a Marta en órbita los orgasmos se sucedían uno detrás de otro, aquel niño la estaba matando de placer, cuando Alejandro eyaculó por tercera vez cayó rendido sobre el inerte cuerpo de Marta que hacia ya rato había dejado de moverse debido al terrible cansancio que tanto orgasmo le había producido, después de descansar un buen rato ambos se vistieron y ambos se dedicaron a sus quehaceres...
¡Ah, mi niño! Cuando quieras mamita Marta siempre estará dispuesta para ti.
Alejandro se la quedó mirando lleno de orgullo y satisfacción alejándose rápidamente del desván, esta experiencia para él fue divina y a partir de ahí su afán por las mujeres se multiplicó por mil, en principio perseguía todo aquello que tuviese faldas y no opusiese demasiada resistencia pero después de cumplir dieciocho años se hizo mucho más selectivo, a las criadas ya se las había pasado prácticamente a todas y ahora sus metas estaban mas arriba por lo cual comenzó a fijarse en sus hermanas, empezó por hacer un seguimiento de Inés y cual no sería su sorpresa cuando descubrió asombrado que ella era la amante de su Hermanito Ramón, este hecho le produjo un morbo terrible, por lo cual se dedicó a seguir los pasos de su hermano Ramón con el fin de tratar de descubrir algo más, en efecto no se equivocó, maravillado descubrió que Junior también era el amante de su Mamá, eso en principio le desconcertó terriblemente, él en su Mamá nunca había visto a una mujer y por añadidura le tenía un respete terrible, a partir de la fecha del descubrimiento su forma de mirarla fue completamente distinta. El morbo de saber que su hermano se follaba a su hermana Inés y a su Mamá le hizo agudizar el ingenio para tratar de follarse a su hermanita Lucía, ella tenía 20 años y él estaba seguro de que todavía era virgen pues era muy mojigata y siempre andaba metida en cosas de religión y ayuda al necesitado, su obsesión aumento sobremanera un día que al pasar por delante de la habitación de su hermana esta se estaba cambiando de ropa, por despiste había dejado la puerta ligeramente abierta y Alejandro al ver el espléndido cuerpo de Lucía se puso como un toro, su determinación fue total ¡Tenía que follársela! Comenzó a idear como lo conseguiría y pensó que quizá el mejor día podía ser el de las fiestas de la hacienda. Don Ramón a mediados del mes de Agosto organizaba una gran fiesta para todo el mundo que trabajaba para él, a esta fiesta por obligado cumplimiento asistían absolutamente todos los trabajadores de la hacienda, autoridades y por supuesto toda la familia, Alejandro comenzó a maquinar su plan, a Lucía le encantaba un dulce licor casero exento de alcohol el cual preparaba con gran maestría una de las criadas, Alejandro consiguió convencer con muchas zalamerías y un buen polvazo a dicha criada para que preparase una jarra especial de dicho licor pero con una buena carga de alcohol, los días anteriores a la fiesta Alejandro fue el mas amable y solícito de los ayudantes de Lucía con lo cual se granjeó su total confianza y agradecimiento, el día de la fiesta Alejandro no se separó de su hermana para nada la ayudó en todo lo que ella necesitase para atender a los invitados y ella le estaba profundamente agradecida, por la tarde noche a la hora del baile a pesar de que ella nunca lo hacía no supo negarse a los requerimientos de su hermano por lo cual accedió a bailar con él, Alejandro muy pícaramente desde bastante antes de comenzar el baile le hizo probar el nuevo licor que había preparado la criada, a ella en principio le desagradó un poquitín pero mas tarde le cogió el gusto y ya cuando comenzaron a bailar Lucía estaba muy caliente pues el licor al mismo tiempo resultó ser un potente afrodisíaco, también ayudó el hecho de que a Don Ramón le gusta la música lenta y dulzona y esto permitía a las parejas abrazarse estrechamente y este hecho lo aprovechó a tope Alejandro, procuró alejarse prudentemente de miradas indiscretas y sus manos no paraban de acariciar a su hermanita, ella en principio le riñó dulcemente advirtiéndole que era su hermana y que ciertas cosas no se podían hacer entre hermanos, Alejandro se reía y le decía que no pasaba nada que simplemente eran caricias cariñosas sin maldad de ningún tipo, la calentura de Lucía iba en aumento y cuando su hermano se atrevió a acariciar sus pechos sobre el vestido ya no tubo voluntad en absoluto para oponerse, ella notaba una gran desazón entre sus flancos, las piernas le temblaban y notaba su cosita muy, muy caliente y como si se hubiese hecho pis pues la notaba muy mojada, nunca se había sentido así y ahora deseaba ardientemente que su Alejandrito la acariciase mas intensamente, él hacía rato que se había dado cuenta de que su hermana estaba totalmente vencida, la cogió de la mano y dando un rodeo entró en la casa por la parte trasera, llevó a Lucía directamente a su habitación, ella no supo o no quiso oponerse, los deseos que la atenazaban eran horribles y al mismo tiempo su mente estaba totalmente nublada impidiéndole cualquier pensamiento racional, Alejandro dulcemente comenzó a besar y acariciar a su hermanita y ella comenzó a responder apasionadamente a estos besos y caricias, su cuerpo ardía de deseo y su mente estaba totalmente en blanco, Alejandro comenzó a desnudarla lentamente (todavía no podía creer que esto estuviese ocurriendo realmente) en cuanto la tubo desnuda totalmente se desnudó el en un santiamén, enseguida reclinó suavemente a su hermanita sobre la cama, su boca y manos acariciaron entonces los hermosos pechos que se le ofrecían duros y desafiantes, Lucía con sus manos cogió la cabeza de su hermano y la guió del uno al otro pecho alternativamente, las lamidas y chupetones que él prodigaba a sus pezones la estaban volviendo loca de placer, Alejandro deseaba ardientemente comer el coño de su hermana por lo cual venciendo la resistencia de las manos de ella sobre su cabeza (sus manos seguían acariciando tetas y pezones) su boca se encaminó vientre a bajo en busca de su objetivo. Lucía cuando tomó conciencia de lo que su hermano hacía en su cosita creyó morirse de placer, jamás había sentido un placer semejante. Alejandro no era muy ducho comiendo coños, de hecho era la primera vez que hacía una cosa semejante pero su instinto para estas lides era formidable y cuando sus labios y lengua detectaron algo duro y protuberante en la comisura superior del coño de su hermana supuso que debía chuparlo pensando acertadamente que esto le proporcionaría mas placer a su hermanita, el resultado fue una verdadera explosión por parte de ella, las caricias de Alejandro le produjeron un tremendo orgasmo que la dejo semi inconsciente, Alejandro ahora estaba fuera de sí, su polla estaba como una barra de hierro incandescente, se situó entre los hermosos muslos de su hermana y con su mano guió su formidable herramienta a la entrada de la vagina de ella empujando ligeramente sus caderas, Lucía tenía el coño tan encharcado con sus flujos que en principio la polla de su hermano se deslizó en su interior sin ningún problema, el problema se presentó cuando este se encontró con una fuerte resistencia, Alejandro desconocía lo que era el himen en una mujer por lo cual tiró sus caderas hacia atrás y empujo de golpe, de una forma brutal su herramienta se coló hasta el fondo de la vagina de su hermana la cual lanzó un tremendo grito de dolor, Alejandro sorprendido y asustado frenó en seco, se quedó quietecito acariciando y besando a su hermana dulcemente tratando de calmarla, después de un buen rato de esta guisa ella comenzó a sentir un hormigueo muy agradable, su cosita comenzó a mojarse de nuevo y al mover ligeramente las caderas notó como el roce que producía en su interior la barra de su hermano le producía un placer exquisito, ella entonces le pidió a él que se moviese muy despacio y él obediente comenzó a desplazar su falo suavemente de adentro a fuera y viceversa, para Alejandro era inenarrable el tremendo placer que su hermana le estaba proporcionando, las paredes internas de la vagina de su hermana eran suaves como el terciopelo, ella instintivamente acompasó sus movimientos de caderas a los movimientos de él, el fruto de esta sincronización fue que simultáneamente ambos comenzaron a gemir fuertemente, ambos comenzaron a sentir fuertes espasmos y ambos subieron a la cumbre del mas intenso de los placeres, Alejandro descargó en lo mas profundo de su hermana un verdadero torrente de semen el cual se mezcló con un no menor torrente de flujos generado por el gran orgasmo que ella había tenido, ambos se quedaron abrazados mirándose intensamente, ella no entendía que es lo que había pasado, como se había producido aquella situación pero era tan placentera que ya nada importaba, besó agradecida a su hermano...
Esto que pasó hoy será un secreto entre tú y yo, a partir de hoy serás como mi marido y te juro que de no ser así te cortaré esa cosa que te cuelga entre las piernas.
La realidad fue que Alejandro a parte de su Hermana Lucía se siguió follando a toda hembra que se le pusiera a tiro, Lucía le cogió tal gustirrinín a los juegos del amor que pasado un tiempo su hermano era insuficiente para ella, por lo cual cualquier macho que estuviese apetecible irremediablemente pasaba por entre sus piernas
CAPÍTULO (VI) Magdalena
Por ser la más feúcha de la casa Magdalena digamos que estaba un poco relegada con respecto a los demás, mientras los demás hermanos obtenían lo que querían ella al ser el patito feo prácticamente nadie le hacía caso, la verdad era que Magdalena con doce años era realmente fea, su cuerpo era alto, flaco y desgarbado, su pelo pajizo y su cara era un tremendo mapa lleno de pecas, al mismo tiempo casi no tenía dientes (los segundos tardaron mucho tiempo en salir, aunque cuando salieron estos eran preciosos) por todo esto se comprende perfectamente el hecho de que fuese una niña solitaria prácticamente sin el cariño de nadie excepto en contadas ocasiones en que Don Ramón dentro de alguna de sus borracheras fuese cariñoso con ella, a pesar de todo ella estos gestos los agradecía profundamente por lo cual quería a su padre con locura, al mismo tiempo el hecho de sentirse apartada forjó su carácter haciéndola independiente, fuerte y sagaz.
Pasados los trece años Magdalena comenzó a cambiar radicalmente, aunque su cara siguió siendo pecosa y más bien fea esto lo compensaba con un carácter despreocupado y alegre, sus piernas comenzaron a llenarse y formarse convirtiéndose en dos verdaderas columnas perfectamente torneadas, sus caderas se ensancharon, su culito se hizo firme y respingón, la cintura estrecha y unos pechos impresionantes, en resumen Magdalena se estaba convirtiendo en una real hembra, con quince años Magdalena estaba casi totalmente formada y su sexualidad era desbordante, cuando en el campo veía una pareja de animales apareándose si se encontraba sola se tumbaba sobre la fresca hierva y se hacía unas pajas tremendas, en una de ellas no se había dado cuenta de que el hijo de uno de los peones de la hacienda estaba cerca, cuando ella se acostó él trató de cercarse sigilosamente para poder ver lo que hacía su amita pero pisó una rama, el ruido alertó a Magdalena que levantándose de inmediato sorprendió al chico, éste tenía sobre 20 años era mas bien alto y fuerte y su rostro muy agradable, Magdalena se le quedó mirando intensamente y él fue incapaz de moverse o articular palabra, ella estaba caliente al igual que una mula en celo y la aparición del chico para ella fue como un regalo del cielo...
¿Cómo te llamas? ¿Quién eres?
¡Señorita, discúlpeme! Mi nombre es Pedro y soy hijo de uno de los peones.
¿Qué estabas haciendo aquí?
No pretendía hacer nada malo señorita, solo que me sorprendió su presencia y...
Y querías espiarme ¿No? Bueno, ven a mi lado y siéntate, lo que ocurra aquí ¡Nunca! Se lo contarás a nadie de lo contrario te arrepentirás ¿De a cuerdo?
Pedro que de tonto no tenía un pelo se relamió el hocico imaginando el rato placentero que le esperaba, solo él pensarlo hizo que su polla se pusiera a mil levantando un bulto considerable en su pantalón, Magdalena que se fijó le ordenó se lo sacase fuera, él sin rechistar obedeció de inmediato, el aparato de Pedro no es que fuese una enormidad pero tampoco estaba nada mal, mediría unos 16 por 4 centímetros, para Magdalena que era el primer pene que miraba le pareció monstruoso...
Este aparato es demasiado grande y gordo, es imposible que pueda entrar en mi cosita.
¡No! Al contrario, yo creo que es pequeño, las veces que lo hice con alguna chica ninguna se quejó.
¡Bueno, ya veremos! De momento desnúdate.
A Magdalena ya no le importaba nada, notaba un tremendo calor en su vagina y de alguna forma tenía que calmarlo, en cuanto Pedro se desnudó ella cogió con sus manos aquella enhiesta polla y la sopesó, cada vez le gustaba mas, instintivamente inclinó su cabeza y comenzó a darle besitos aquel brillante capullo para de sopetón tragárselo de un golpe y comenzar a chupar de él como hacían los becerritos a las vacas cuando mamaban, esto a Pedro nunca nadie se lo había hecho y se sintió en la gloria pero cuando estaba a punto de correrse por lo que pudiera pasar retiró su polla de la boca de la señorita y expelió un verdadero torrente de semen que dejó boquiabierta a Magdalena, nunca había visto cosa semejante, inmediatamente ella se desnudó totalmente, ahora le tocó a Pedro quedarse con la boca abierta, la señorita estaba descomunal, ella se recostó sobre el suelo y Pedro dulcemente comenzó acariciarla y besarla, ella suspiraba y gemía quedamente, Pedro goloso se dirigió a las hermosas y rotundas tetas de la señorita y comenzó a chupar sus enormes pezones con extremado deleite para ambos, después de un buen rato de chupeteos mientras sus manos acariciaban en círculos aquellos tremendos melones su boca se desplazó lentamente vientre a bajo, cuando alcanzó el poblado y sedoso monte de Venus Pedro bajó sus manos colocándolas bajo las nalgas de la señorita, ella intuyendo lo que se acercaba elevó sus caderas lo cual facilitó el que Pedro pudiera introducir su lengua dentro de la sabrosa gruta que se le ofrecía comenzando a dar lametones a diestro y siniestro, las sensaciones que Magdalena sentía eran sublimes pero estas se multiplicaron cuando Pedro astutamente soltó una de sus manos e introdujo primero uno y poco mas tarde otro dedo en el conducto vaginal chupando afanosamente al mismo tiempo su clítoris, Magdalena estaba totalmente electrizada y sus caderas golpeaban rítmicamente los dedos y boca de Pedro hasta que lanzando un sonoro grito se corrió de una forma apoteósica, Pedro que tenía otra vez su polla como una barra de hierro al rojo se acomodó entre los hermosos muslos de Magdalena quedando esta alojada justo en la entrada de la caliente y encharcada gruta, empujó ligeramente y se deslizó sin dificultad alguna hasta que hizo tope en el himen que Magdalena todavía mantenía intacto, Pedro sabía de que iba la cosa por lo cual colocó sus manos bajo el culo de ella y comenzó a presionar suave pero constantemente, ella en principio se quejó pero en cuanto la barrera inexorablemente traspasó la barrera el dolor se convirtió en un placer inaudito, Pedro comenzó a bombear a ritmo lento y constante en principio, ella cruzó sus piernas sobre las caderas de él y acompañó sus bombeos con un dulce vaivén de sus caderas, ambos entre gritos y gemidos de puro placer arreciaron sus movimientos y ambos simultáneamente llegaron a la más alta cúspide del placer supremo entre besos, gritos y gemidos. Pedro se llevó de este encuentro con la señorita unos profundos arañazos en la espalda que ella inconscientemente le produjo cuando alcanzo su divino orgasmo.
Pasados unos días Magdalena andaba por la hacienda como una perra en celo en busca de su adorado Pedro y no le daba encontrado por ninguna parte, cuando por fin encontró al padre de Pedro le preguntó por este, el hombre le contestó que a su hijo hacía unos días le habían destinado como jardinero al Palacio de la Villa de Cruces, Magdalena cogió una rabieta tremenda, ella se había enamorado de Pedro y le necesitaba por lo cual comenzó a maquinar la forma de que su padre consintiese que ella estudiase en la Villa lo cual era muy difícil debido a que Don Ramón era enemigo acérrimo de la excesiva formación en las mujeres, el consideraba que la excesiva formación en las mujeres lo único que aportaba era una fuente de problemas añadidos, había consentido que estudiase Inés debido a que en su día se lo había prometido a su mujer pero ninguna más. Magdalena iba por el campo ensimismada en sus pensamientos cuando de improviso se topó con su padre que estaba muy concentrado contemplando el culo de una de las campesinas, ella pudo observar como en la parte delantera de su pantalón se le iba formando un gran bulto, de pronto lanzó una sonrisa feroz y se le ocurrió una malévola idea...
¡Hola papi! ¿Qué haces?
Don Ramón cogido de sorpresa pegó un brinco...
¿Qué haces tu aquí?
Estaba dando un paseo ¿Me acompañas?
Para que él no pudiese negarse Magdalena le cogió de la mano y le obligó a acompañarla, cerca había una frondosa arboleda y Magdalena encaminó sus pasos hacia ella, Don Ramón la seguía inconscientemente, iba desasosegado hacía muchos días que no se había desahogado y su hija fue a romperle el plan justo cuando estaba a punto de concretarse, el culo de aquella mujer le había puesto a mil y ahora...
Magdalena según caminaban miraba hacia abajo a la entrepierna de su padre y se dio cuenta que su polla todavía seguía semi erecta, ella se sonreía ladinamente, llegados a la arboleda y según caminaban ella rozaba insistentemente su cadera contra él o buscaba la forma de rozar sus poderosas tetas contra su brazo de modo que llegado un momento Don Ramón disimuladamente comenzó a fijarse en el tremendo cuerpo de su hija, nunca la había visto como mujer de hecho nunca jamás había puesto la vista encima a ninguna de ellas y ahora debido al estado de excitación en el cual se encontraba descubrió que su pequeña era un monumento, llegados a un clarito en medio de la arboleda, un lugar muy tranquilo y solitario...
¿Descansamos aquí un poquito papi?
Cómo quieras.
Ambos se sentaron hablando de infinidad de cosas sin importancia, bueno quien hablaba era ella Don Ramón estaba concentrado en el prominente bulto que hacían sus tetas.
Hay papi que calor hace, si estuviera sola en este sitio tan solitario me pondría mas cómoda estas ropas me dan un calor tremendo.
Don Ramón la miró sonriente y astutamente...
Bueno hijita al fin y al cabo soy tu padre y no pasará nada por el hecho de que te pongas cómoda, mira yo me quitaré la camisa y el pantalón, también para estar más cómodo, me quedaré solo con el calzoncillo.
Magdalena se hizo la inocente y hasta se sonrojó un poco, interiormente se sonreía sus planes se estaban concretando mucho mejor de lo que ella había previsto, muy modosita soltó los botones de su largo vestido y se lo sacó quedándose solo con una ligera y semi transparente camisita la cual dejaba ver en todo su esplendor los enormes y hermosos pechos y su pantaloncito que también dejaba entrever su frondoso monte de Venus, Don Ramón al ver aquella belleza sin poder evitarlo se empalmó al igual que un burro...
¡Hay papi! ¿Qué cosa es esa tan grande que te sale ahí?
¿No sabes lo que es cariño?
No papi nunca vi una cosa como esa ¿Qué es, para que sirve?
Don Ramón excitadísimo ni corto ni perezoso se quitó el calzoncillo quedándose totalmente desnudo ante el regocijo interno de la no tan inocente hijita, él de inmediato se dispuso a dar a su hija una lección de anatomía...
¡Mira Hijita! Este es el órgano sexual de los hombres, se llama Pene y aparte de servir para mear bien colocado en esa cosita que tenéis las mujeres entre las piernas por la cual hacéis pipí y se llama Vagina, también sirve para dar mucho placer a ambos.
¡Pero papi! Esa cosota tan gorda y grande no puede entrar en mi Vaginita.
No te preocupes hijita, sácate esas ropas y ya verás como entra.
Magdalena rápidamente se desnudó totalmente, Don Ramón se quedó asombrado al contemplar el cuerpo desnudo de su hija, su niña era un verdadero monumento.
Mira cielito ahora te voy acariciar para que tu vaginita se moje y en cuanto esté mojadita te pongo mi pene y ya veras como entra y nos da mucho gustito a los dos ¿Vale?
Si papi, pero... no me hagas daño.
La muy zorra con estas palabras dulcemente se dejó convencer, Don Ramón como un lobo sé hecho sobre las tetas de su hija mamando de sus pezones como un corderito, después de un buen rato de estas prácticas mamatorias siguió el recorrido vientre abajo lamiendo y besando cada centímetro de piel que se le ponía por delante, Magdalena ronroneaba como una gatita en celo, Cuando Don Ramón alcanzó el centro de placer de su hija esta le paró en seco tirándole de los pelos, Don Ramón muy sorprendido...
¿Qué pasa hijita?
Hay papi, quería pedirte una cosa.
Pídeme lo que quieras cariño, está concedido de antemano ¿Qué es lo que quieres?
Quiero estudiar en la Villa en el sitio de Inés.
Don Ramón pensó rápidamente, si ella se queda en la casa de la Villa él tendría mas oportunidades de satisfacer sus ansias sexuales con ella.
¿Te quedarás en la casa de la Villa?
¡Pues claro papi!
La muy zorra de Magdalena se dio cuenta rápidamente de las intenciones de su padre pero al mismo tiempo ella se podría aprovechar de mil formas distintas precisamente de esas intenciones. Zanjada la cuestión Don Ramón se lanzó de cabeza al dulce coño de su hija, con sus dedos abrió la apetitosa raja y su lengua comenzó a recorrerla en toda su longitud de arriba debajo de abajo arriba chupando y lamiendo el excitado clítoris de la niña, Magdalena se retorcía como un lagarto, su papi era un verdadero experto en la materia tanto que en pocos segundos Magdalena tubo una sucesión de orgasmos consecutivos que la hacían gritar de placer, Don Ramón tenía la polla como un hierro al rojo, cuando creyó que su hija estaba totalmente a punto se colocó sobre ella dirigiendo la cabeza de su polla a la deliciosa y abierta grieta de su hija, empujó suavemente sus caderas y para su gran sorpresa su polla se fue al fondo totalmente sin oposición de ningún tipo, con los ojos abiertos como platos por la sorpresa se la quedó mirando, ella le miró con una falsa y tierna sonrisa...
Papi, hace unos días estaba jugando con una zanahoria y...
Don Ramón pensó para sí ¡Esta es mas zorra que una gallina, pero que diablos, un trabajo menos! Comenzó entonces a bombear y lo que sentía era realmente delicioso, su niña a pesar de haber perdido la virginidad tenía el coño apretadito y se adaptaba a su falo como un guante de terciopelo, ella elevó sus piernas cruzándolas sobre las caderas de él rodeando con sus brazos al mismo tiempo su cuello, los movimientos de sus caderas eran rapidísimos, literalmente era ella quien dirigía el coito, Don Ramón como buen experto se adaptó rápidamente a sus vaivenes, sus manazas la cogieron de las nalgas y sus estocadas eran lentas y profundas, Don Ramón no recordaba un polvo semejante ni siquiera en los mejores años de su juventud, Magdalena lanzaba grititos entrecortados, la polla de su padre en su interior le estaba produciendo sensaciones sublimes, su cuerpo era sacudido por infinidad de descargas eléctricas que la recorrían en todas direcciones, con la mente nublada calculaba que había tenido ya tres o cuatro pequeños orgasmos encadenados y algo muy fuerte se estaba acercando, cuando de pronto escuchó al lado de su oído un sordo estertor y notó un tremendo calor en lo más profundo de su útero, esa fue la señal, lanzó un potente grito entre fortísimos espasmos quedando a continuación totalmente desmadejada, su padre se dejó caer de lado totalmente agotado. Ambos con sus pensamientos, Don Ramón pensaba que ya no estaba para estos trotes sobretodo con chicas jóvenes, Magdalena se decía para sí ¡Joder! Cómo se nota el buen hacer de un veterano experto.
Ni que decir tiene que a partir de esa fecha Magdalena obtuvo todo lo que quiso y más incluido a su Pedro del alma el cual regaba su jardín con gran dedicación prácticamente todos los días.
Continuará
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