La masajista perfecta

roman74

Pajillero
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Hola a tod@s, este es mi primer relato, asÃ* que me deberéis perdonar si no es una maravilla literaria. Antes de nada me gustarÃ*a presentarme, me llamo Jorge, tengo 38 años y soy un apasionado de las mujeres maduras de los 40 a los 60, vivo en Madrid que es donde ocurrió lo que voy a contaros.
Trabajo en un estudio de arquitectura, dibujando planos como loco, con mucho estrés y presión por parte de los jefes lo cual me genera mucha tensión en los músculos del cuello y espalda, además de unas obras en casa que me traÃ*an por la calle de la amargura asÃ* que tenÃ*a pensado buscar un o una masajista que me los aliviara, pero por falta de tiempo unas veces y por dejadez otras al final no lo busqué como debÃ*a, gracias a lo cual me pasó lo que os estoy relatando.
Estaba chateando en una sala de + de 40 cuando vi que entró alguien con un nick (MasajistaMadrid) que me venÃ*a al pelo y me hizo recordar lo que llevaba tiempo necesitando. Le abrÃ* un privado y dio la casualidad (¡¡maravillosa casualidad!!) que era una mujer de 52 años, Eva, masajista semiprofesional que daba masajes para redondear el sueldo que llevaba a casa (no supe nunca cual era su otro trabajo, tampoco es que pusiera mucho empeño en saberlo, la verdad). Le conté mi problema, mis contracturas cÃ*clicas en el cuello y los hombros y me dijo que esa era su especialidad, el masaje relajante anti-estrés. Después acordar el precio quedamos en mi casa para el dÃ*a siguiente por la tarde/noche, que era cuando a ella le venÃ*a mejor. Seguimos hablando y la noté (aparte de simpatiquÃ*sima y muy amable) muy interesada en mi gusto por las mujeres maduras (cosa que supo por mi nick) y por mi experiencia en ese tema, que tampoco es mucha, pero algo tengo para contar. De vez en cuando volvÃ*a al tema de los masajes, insistiendo en que me iba a masajear muy bien, por todo el cuerpo y que iba a quedar muy contento y relajado, hasta el punto de recomendarme estar desnudo cuando me diera el masaje, ya que a ella le daba más libertad de movimientos. Yo, siguiendo con el tono de la conversación le dije que no habÃ*a problema, que aunque no tengo un cuerpo danone (de hecho estoy bastante gordito) no tengo vergüenza en estar desnudo, pero que temÃ*a que al sentir sus manos en mi cuerpo, me excitara más de lo debido. Ella se rió con el comentario y me dijo que eso no le molestaba, más bien al contrario, que se sentirÃ*a halagada de excitar a un joven como yo. Para no aburriros mucho, a pesar que estuvimos mucho tiempo chateando de muchas cosas asÃ* quedó el tema, en una cita para el dÃ*a siguiente.
Después de otra intensa jornada laboral llegué a casa y lo preparé todo para que estuviera a punto para cuando llegara Eva, me di una ducha a fondo, limpié la habitación, quemé un par de barritas de incienso, y me puse a esperar su llamada. Después de indicarle mis señas para que llegara con su coche me dispuse a esperarla, más nervioso de lo que deberÃ*a estar ya que el tono de la conversación del dÃ*a anterior fue bastante más caliente de lo que deberÃ*a haber sido una simple transacción comercial.
Llamó al portero automático y le abrÃ* la puerta, esperándola en el quicio con una sonrisa que se me cayó al suelo cuando la vi en persona. Y es que esta mujer era una delicia. Más incluso de lo que me habÃ*a imaginado, y la habÃ*a imaginado mucho y en diferentes situaciones la noche anterior. No muy alta pero muy bien proporcionada, alrededor de 1.55 ó 1.60, rubita teñida, con el pelo largo, ojos color café, regordita con muchas curvas, pero sin llegar a ser obesa, con unos pechos grandes pero no exagerados, piernas fuertes de tobillo fino y un culo precioso (que más tarde me quitarÃ*a el sentido). VenÃ*a vestida con una especie de traje chaqueta azulón, americana cortita y falda por encima de las rodillas, un top con escote “palabra de honorâ€� azul más claro, medias negras y zapatos planos negros también.
- Hola, tú debes de ser Jorge… ¿te pasa algo? ¿Te encuentras bien?? –dijo con una media sonrisa en la cara al ver la expresión de la mÃ*a.
- Nnno, perdona, es que no me esperaba que viniera Afrodita en persona a darme un masaje. –dije lo primero que se me ocurrió, intentando no parecer tan tonto como me sentÃ*a.
- Jajajajaaa, venga, venga, no seas zalamero. –replicó ampliando la sonrisa, con una picardÃ*a al ver mi reacción al conocerla.
- …Perdona, que maleducado soy, pasa, pasa.
Nos dimos dos besos a la vez que ponÃ*a su mano en mi cara en un gesto muy cariñoso que a mi me dio pie a poner la mÃ*a en su cintura. ¡Esto iba bien! La dejé pasar al hall aprovechando para ver su fantástico culo que me pareció contoneaba con más sensualidad de la normal.
Pasamos al salón, ella delante de mÃ*, y yo sin poder quitar la vista de ese trasero que tanto me habÃ*a gustado, imaginándome como serÃ*a la ropa interior que lo cubrÃ*a y claro, excitándome ante tal pensamiento.
- ¿Quieres tomar algo, Eva? Con el calor que hace, lo mismo te apetece una cerveza o un refresco fresquito.
- Pues si, una cervecita me vendrÃ*a genial, gracias, que este calor de Madrid en agosto es terrible. –dijo mientras hacÃ*a el gesto de abanicarse con la mano.
- Siéntate que te la traigo… y yo me tomo otra, que la verdad es que a estas horas apetece. –le dije mientras me dirigÃ*a a la cocina para pillar dos cervezas heladas.
- Toma, aquÃ* tienes, ten cuidado que está muy frÃ*a.
Le di la botella y ella se tomó un buen trago, dando un suspiro de satisfacción según separaba la botella de sus labios.
- Uy, perdona, no te he ofrecido un vaso, yo me la suelo beber “a morroâ€�, que me gusta más asÃ*. –le dije
- No te preocupes, a mi también me gusta mucho más beber “a morroâ€�, asÃ* se sienten las cosas mucho mejor –dijo con una sonrisa más que pÃ*cara, a la vez que cerraba los ojos y pasaba la frÃ*a botella por su cuello y la parte del pecho que dejaba a la vista su top-. Bueno, ¿me dices dónde está el cuarto de baño? Necesito usarlo, jejejeje.
- Por supuesto, por aquÃ*, pasa –le dije indicándole el camino-. Está recién reformado, y ha sido una de las causas del estrés que arrastro, pero al final ha quedado bastante bien.
- ¡¡Ummmm, que bonito!! …y con una columna de ducha con masaje incluido, ay, estás cosas me van a dejar sin trabajo, jajajjjaa.
- Jajajjaaja, no creo que estos aparatos lo hagan mejor que unas manos femeninas –le dije poniendo también una sonrisa pÃ*cara-. Si quieres puedes usarla –dije en tono de broma, pero que ella se tomó en serio, o quizá, aprovechó la ocasión que le estaba dando.
- Pues mira, si no te importa, la verdad es que me encantarÃ*a darme una buena ducha, que llevo todo el dÃ*a de aquÃ* para allá y me vendrÃ*a genial. Ummmm, y por lo que veo, has puesto una mampara casi transparente, eh pillÃ*n, jajjajaa.
- Jaajjajaja, pues sÃ*, para que negar la evidencia, que con las pocas chicas que pasan por casa, hay que aprovechar.
- Venga, no seas llorón, que más de una habrá probado esta duchita… -dijo mirándome directamente a los ojos.
- Pues no –le respondÃ* mirándola también a los ojos-, vas a ser la primera persona aparte de mÃ* que se meta en mi ducha, te lo aseguro. Toma una toalla para cuando salgas, y si quieres puedes usar mi albornoz, que está limpio.
La dejé disfrutando la ducha y esperé en el salón tomando otra cerveza, imaginando lo que podrÃ*a hacer con ella en el caso de que el masaje fuera por donde yo querÃ*a que fuera. Pensé en ir a espiarla mientras se duchaba, pero mi inseguridad y un atisbo de educación me impidieron hacerlo. Después de unos minutos salió de la ducha con mi albornoz puesto, cosa que me gustó mucho, ya que esa tela que tocaba su cuerpo que yo imaginaba desnudo serÃ*a la misma que más tarde acariciarÃ*a el mÃ*o… morboso que es uno.
- Uauuu, ¡qué bien me ha sentado esa duchita! –dijo ella mientras se secaba el pelo con una toalla- …y que albornoz más suave tienes, como te descuides me lo llevo, jajajajaja.
- Bueno, si te portas bien te lo cambio por algo tuyo, jajajajaa –respondÃ* yo mientras le daba otra cerveza recién abierta-. Toma, otra cervecita, ya verás que bien sienta después de la ducha.
- Ummmm gracias, eres un sol, Jorge –dijo poniendo esa sonrisa que me volvÃ*a loco y me daba para imaginar locuras- y gracias también por dejarme usar tu ducha, te lo voy a recompensar con un masaje que te va a dejar relajado como no lo has estado nunca.
- Uff, pues nada, vamos a ello, que ya tengo ganas, jajajaja. No tengo camilla ni nada parecido, ¿dónde lo harás mejor? -Imagino que en una cama porque en el sofá, el respaldo no te va a dar libertad de movimientos.
- SÃ*, mejor en una cama, supongo que tendrás alguna, ¿no?
- Por supuesto, vamos a mi habitación.
Me tumbé en la cama boca abajo mientras ella preparaba el aceite de masajes y se ataba el pelo con una cinta en una coleta cuando me dijo:
- Bueno, ¿te desnudas o qué? Ya lo hablamos ayer y me dijiste que no te darÃ*a vergüenza.
- Si, si, tienes razón, ya mismo me despeloto, jejejeje. Es curioso, es la primera vez que una mujer me exige que me desnude, jajajaja.
- Jajajaja, venga, venga, menos cachondeo que no se cómo va acabar esto.
Me desnudé no sin cierto reparo, mientras ella me miraba sin quitarme la vista de encima, a la vez que se mordÃ*a el labio disimuladamente. Debido al tono de la charla que estábamos teniendo, mi polla se encontraba en un estado de semiexcitación, lo que aquÃ* se conoce como “morcillonaâ€�. Me tumbé boca abajo y ella empezó a masajearme lentamente, echándome el aceite de masaje encima. Los hombros, la espalda, los glúteos, las piernas, etc. Verdaderamente, el masaje, aparte de connotaciones sexuales era genial y me estaba sentando de muerte, asÃ* que mis gemidos eran bastante audibles mientras trabajaba mis músculos. Me dijo que abriera más las piernas y asÃ* lo hice, y al punto noté como sus manos se entretenÃ*an en los cachetes de mi culo, abriéndolos para llegar a mi entrepierna, rozando levemente mis huevos, lo que supuso un gemido más alto de lo normal en mÃ*, a lo que ella me dijo:
- Parece que te gusta, ¿eh?
- Uff, no tienes ni idea de lo bien que lo haces, Eva, ¿dónde has estado toda mi vida? –respondÃ* mientras giraba un poco la cabeza para mirarla.
Al girarme para mirarla, vi que el albornoz que ella llevaba estaba aflojándose poco a poco y pude intuir sus pechos moviéndose al ritmo de sus masajes, cosa que hizo que me excitara ya totalmente. Me movÃ* un poco para acomodar mi polla y que no me molestara, cosa que ella notó y dándome un cachete en el culo me dijo que no me moviera tanto. Se puso en horcajadas encima de mis piernas, sentándose casi en mis pies, lo que me dejó adivinar que no llevaba bragas, ya que sentÃ* su pubis acariciando mis tobillos, que notaron la humedad que salÃ*a de aquella zona, acabando de empalmarme del todo.
Ella seguÃ*a con los masajes en mis muslos, desde la parte trasera de las rodillas a los huevos, que ya tocaba casi con descaro. Cuando ella pasaba por mi entrepierna, decidÃ* calentar más intensamente su pubis, a lo cual, movÃ*a mis pies ligeramente para acariciar su coño que ya notaba mojadito y muy caliente. Ella lo notaba (no podÃ*a ser de otra manera) y gemÃ*a audiblemente a la vez que dejaba de masajear otras partes, centrándose en mis huevos.
Ya decidido a entrar en materia metÃ* mi mano para colocarme la polla mirando al ombligo, en un gesto ostensible para que ella dijera algo. Y lo dijo, vaya que si lo dijo:
- Deja de moverte, que asÃ* no hay quien se concentre.
- …Es que me molesta.
- ¿Qué te molesta? ¿no te gusta el masaje?
- SÃ*, sÃ* que me gusta, lo que me molesta es… la polla.
- …Se te ha puesto dura, ¿verdad?
- Si, y me la tengo que colocar para que no me incomode.
- …Pues me lo dices y te la coloco yo.
Dicho y hecho, me pasó la mano por debajo y me la cogió agarrándola y apretándola fuerte a la vez que exclamó:
- Ummmmm, que pollón tienes Jorge, que dura está -supongo que serÃ*a cosa de la situación, porque yo no tengo un pene tan grande como pueda parecer por el comentario.
- Es que verte con ese albornoz sin nada debajo, y tocándome los huevos como lo haces me has puesto muy burro, cielo.
- Date la vuelta.
Me giré y se tiró encima de mÃ* a besarme, mientras nos peleábamos con nuestras lenguas mis manos quitaban como podÃ*an el albornoz que llevaba, querÃ*a acariciar su cuerpo ya sin nada por medio. Ella a horcajadas encima de mÃ* y yo abrazándola, tocando su culo, acariciando sus pechos que me llevé a la boca. Saqué la lengua y la pasé por sus tetas, dibujando una espiral de fuera adentro con el centro en sus pezones, que ya estaban en su máxima expresión, gordos, grandes, duros, guardados en una aureola pequeña y deseosos de las caricias de mi boca. Los gemidos que ella daba eran muy excitantes para mi, a la vez que agarraba sus tetas para pasar los pezones por mi boca.
Volvimos a besarnos y aproveché para incorporarme y tumbarla en la cama y decirle:
- Quiero comértelo, déjame que te lo coma, estoy loco desde que entraste por la puerta por probar el sabor de tu rajita…
- …siiiiiiiii, cómemelo, lo estoy deseando, mira lo mojado que lo tengo, ¿te crees que no me daba cuenta de cómo me lo sobabas con los pies? Me lo has puesto a tono y tienes que arreglar eso.
La tumbé boca arriba y la besé en la boca, sacando la lengua y bajando hacia abajo, por su cuello, su pecho, sus pezones, su ombligo hasta su pubis. De ahÃ* pasé al interior de sus muslos, saltando su coño que rezumaba de jugos.
- No seas malo, cómemelo yaaaaaa, me tienes muy caliente, quiero sentir tu lengua en mi rajitaaaa –decÃ*a ella con una calentura máxima.
No me hice de rogar más y pasé lentamente la lengua por toda su entrepierna, como si me comiera un helado, de arriba abajo, desde el pubis hasta casi el culito, entreteniéndome en el clÃ*toris, ya que cuando pasaba por ese botoncito, ella gemÃ*a mucho más y notaba como le temblaban las piernas. SeguÃ* asÃ* un buen rato, dándole golpecitos con mi lengua en su clit, absorbiéndolo hacia el interior de mi boca y frotándolo con mi lengua dentro de ella, ayudándome con la mano que pasaba a ratos por su ano, a ratos introduciendo los dedos en su coño, que ya estaba chorreando de excitación. No sé exactamente cuánto tiempo estuve asÃ*, pero imagino que alrededor de 10 ó 15 minutos después, con gritos de calentura total, me avisó que se corrÃ*a:
- Ahhhhh, sii, me voy a correr, sigueee sigueeeeeeee, chúpamelo, cómemelo, dame mássssss–exclamaba a la vez que empujaba mi cabeza entre sus piernas con una mano y con la otra pellizcaba fuertemente sus pezones.
- Si, siiiiii, dame tus jugos, déjame que me lo beba todo –respondÃ* yo separando mi lengua de su clit por unos instantes mientras seguÃ*a pajeándola con las manos, metiéndole tres dedos en el interior de su coño a la vez que le frotaba el pulgar en el clÃ*toris y metÃ*a parte del dedo pequeño en su ano-. Córrete en mi boca, lléname la cara de tu zumooooo.
Dicho y hecho, con unas contracciones en sus muslos y unos gritos que se debieron de oÃ*r dos barrios más allá, se corrió llenándome la boca del mejor licor agridulce que he probado jamás y que sólo una mujer madura puede dar.
Dejé de frotar aquella zona que por momentos se volvió demasiado sensible y subÃ* a la altura de su cabeza ayudada por sus manos que tiraban de mÃ* hacia arriba para juntarnos en un beso interminable, al principio lento y cariñoso pero que se fue volviendo febril y cachondo a más no poder en el que le pasé los restos de sus jugos y ella bebió con gusto y mucho morbo.
- Ummmm, sabes a coño –me dijo ella sonriendo en una pausa de ese beso cojonudo-. ¿Qué habrás estado haciendo?, jajajaajaaa.
- Jajajjajaa, me has pillado Eva –le respondÃ* entre risas-, resulta que ha venido una masajista a casa y estaba tan buena, que he tenido que comerle el coño, ¿me perdonarás?
- Ummmm, no sé, no sé, lo mismo si sigues haciendo que me corra a lo largo de esta noche….
Ese y un magreo de Eva en mi polla fue el punto de inicio para otro asalto encima de mi cama, en el que ella tomó el mando de la situación poniéndose encima de mÃ* y recorriendo mi cuerpo como antes hice yo con el suyo, desde arriba, morreándome como una loca y hacia abajo, con mi polla como objetivo final y mientras no apartaba sus ojos de los mÃ*os, en los que brillaba una lujuria que nunca he vuelto a ver en nadie. Agarró mi polla que estaba durÃ*sima con una mano y acercó su boca al capullo, echándole el aliento a la vez que me masturbaba lentamente, algo que no me habÃ*an hecho nunca y que supuso otro punto más en mi excitación, poniéndomela más grande y dura de lo que nunca ha estado. Yo empujaba mi pelvis hacia arriba para que mi rabo tocara por fin su lengua y boca, pero ella en un juego que yo le habÃ*a hecho antes y que me estaba devolviendo levantaba la cabeza para evitar el contacto.
- Ummmm, no me hagas esto, chúpamela ya, que me vuelves loco –le dije yo mientras agarraba su cabeza para empujarla contra mi polla.
Ese gesto parece que le gustó porque sin yo esperarlo, bajó la cabeza de golpe, metiéndose mi polla casi hasta la garganta, comenzando una mamada que jamás en la vida me habÃ*an hecho igual, salvaje, bestial, hasta el fondo y chupando fuerte, tanto que parecÃ*a que se me iban a salir los huevos. Hice un gran esfuerzo por no correrme todavÃ*a y viendo que ella no paraba de chupar y chupar, le dije:
- Para, para, que no quiero correrme todavÃ*a, quiero follarte antes, cielo –a la vez que me la traje para arriba, colocándose ella encima de mÃ* y de una vez, se metió mi polla hasta los huevos.
Los dos dimos un grito de placer al llegar hasta el fondo de su coño, que por su corrida anterior tenÃ*a bien lubricado y empezó a botar encima de mÃ*, cabalgándome primero despacio, disfrutando del momento, echándose hacia delante para que pudiera saborear sus pezones, cosa que hice al instante, dándole chupetones al mismo ritmo que ella me cabalgaba de arriba abajo, haciendo cÃ*rculos con su culo, de atrás adelante, en fin, moviéndose de todas las formas posibles, como una batidora a máximas revoluciones. Estuvimos un buen rato follando en esa postura hasta que sus gemidos me indicaron que se iba a correr de nuevo, a lo que aproveché para meter un dedo en su ano y acelerar mis lametones en sus pezones que estaban duros como piedras. Con un espasmo y un grito de placer acabó corriéndose encima de mÃ*, con mi polla en lo más hondo de su coño.
- Fóllame, fóllame másssssssss… hasta el fondo, méteme más esa pollaaaaa… dameee en los pezooones, que me corro…. ayyyy… siiiii… siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii… aaaaaaaahhhhhhh… YAAAAAAAAAAAAAAGGGGGHHHHH
- Si, si, si, córrete cielo, córrete, ummmmmmmmmmmm -le dije yo mientas mordisqueaba con los labios más fuerte sus pezones-.
Con un suspiro se dejó caer encima de mÃ*, sin querer sacar mi polla de su interior, moviéndose muy despacio, casi imperceptiblemente a la vez que intentaba recuperar el aliento, con unos gemiditos entrecortados y unos espasmos en su coño que yo sentÃ*a apretándome la polla cada vez más despacio. Después de unos 5 minutos tumbada sobre mi pecho me empezó a besar de nuevo suavemente, dándome pequeños mordisquitos en las orejas, los pezones, en el cuello… eso hizo que mi excitación no bajara ni un milÃ*metro, cosa que ella notó y empezó a moverse un poco más rápido.
- Ummmm, tú no te has corrido Jorge, y te lo has ganado cielo, ¿quieres seguir follándome o prefieres otra cosa?
- Si tu chochito aguanta tanto meneo, cariño, me encantarÃ*a seguir follando contigo… pero cambiando de postura… ¿Me dejarÃ*as ponerte a 4 patas?
- Siiiiiiiii, me encanta que me la metan desde atrás… pero no por el culo, ¿eh? Que ya me he dado cuenta de que tienes unos dedos muy traviesos y que te gusta mi culo, pero hay que dejar algo para otros dÃ*as ¿no?- dijo mientras me guiñaba un ojo-.
-No te preocupes mi vida, sólo haré lo que tú quieras que te haga.
Se quitó de encima mÃ*o y se puso a 4 patas encima de la cama, meneando el culo de manera muy lasciva, echando el cuerpo hacia abajo y elevando ese culo de infarto, provocándome, enseñándome su rajita hinchada y jugosa a la vez que pasaba una mano entre sus piernas para abrir su coño para mÃ*.
- ¿Te gusta lo que ves? ¿te parece bonito mi chocho? Dime que te gusta, dime lo mucho que lo deseas, fóllamelo ya, dame con todo, métemela de nuevo, que me has puesto cachonda otra vez… venga cabrón, dame fuerteeeee
Ese cambio en su actitud, la vista de su coño abierto para mÃ* y su lenguaje directo y obsceno me puso más caliente todavÃ*a y sin pensarlo me lancé a comérselo de nuevo, chupando como loco ese chochito rosa y mojado, con los labios grandes y el clÃ*toris hinchado y brillante. Le daba lametones fuertes, desde el clit al culo, metiendo la puntita de la lengua en su rajita que ella seguÃ*a abriendo para mi lengua.
- Ahhhhh, siiiiiiiiiiiiii, fóllame con la lengua, soy tuyaaaaa, comételo todo, comete el coño de tu perra caliente… ummmmmmmm, como me pones, dame más, másssssssssssssss.
Le metÃ* tres dedos de golpe en su coño, buscando hueco para meter otro más, masturbándola más fuerte cada vez, más adentro, más rápido… en seguida le pude meter el cuarto dedo de lo caliente y abierto que lo tenÃ*a, mientras ella seguÃ*a diciendo obscenidades, pidiendo más, entregándose al máximo.
- Dame fuerteeeee, méteme la mano entera, rómpeme, reviéntameeeee, ahhhhhhhhhh, vas a hacer que me corra otra vezzzzz, no aguantooooo.
- Ummmm, como me pones, cachonda, eres lo mejor que me he follado nunca, te voy a dar con todo…
Viendo que iba a irse de nuevo, saqué de golpe mis dedos con un sonoro “plopâ€� y rápidamente acerqué la cabeza de mi verga a su rajita que todavÃ*a lucÃ*a abierta y sin pensarlo se la metÃ* de golpe hasta que mis huevos golpearon su culo. Sin parar un segundo empecé a bombear, muy rápido, muy fuerte, buscando mi placer y también el suyo al dar mis huevos en su clit del vaivén que tenÃ*amos. Mi lenguaje también subió de tono, con los tÃ*picos excesos de esos momentos, que a ella le gustaba tanto como a mÃ* y que hacÃ*an que un polvazo como aquel fuera el mejor de mi vida.
- ¿Te gusta cómo te la meto? ¿te gusta mi polla? DÃ*melo perra, dime cómo te pone que te folle a 4 patas como a un putita cachondaaa -dije a la vez que agarraba de su melena rubia y tiraba hacia atrás de ella para que notara mejor mis embestidas-.
- Siiiiiii, me encanta cabrón, soy tu putaaaaa, tu perraaa, pero no dejes de follarme, que me tienes cachondaaaaa, dame más… más… másssssssss, reviéntame, fóllame fuerte cabrónnnnn… vas a hacer que me corra otra vezzz… CABRÓNNNNNNN, ME CORROOOOOOOOOOOOOOGGGGGGGGHHH
En un éxtasis de lujuria y flujos ella se corrió de nuevo dando manotazos en la cama, gritando como loca, moviendo el culo como perra en celo, quedando desmadejada en la cama, dejándome a punto de correrme.
- Ummmm, me has dejado a medias, cielo, estoy a punto de correrme, quiero llenarte el coño con mi leche calentita, no me dejes asiiiiiiiiiiii.
- Ummm, espera un minuto, que me has dejado hecha polvo, y no te corras dentro por favor, yo haré algo para que termines como te has ganado, cielo.
Me salÃ* de ella y dejé que se repusiera abrazándola, arrimando mi paquete a su culito y dándole besitos en el cuello a la vez que le susurraba al oÃ*do lo buena que estaba, lo mucho que me gustaba, lo caliente que me ponÃ*a oÃ*r sus gemidos, beberme los jugos de su orgasmo. Ella me dijo que le habÃ*a encantado follar conmigo, que nunca se habÃ*a puesto tan caliente con su marido (ahÃ* descubrÃ* que estaba casada, cosa que me excitó más si cabe) ni con ninguno de los que habÃ*a follado en su vida antes de casarse. Me contó que con su marido la cosa no iba nada bien, que creÃ*a que le era infiel y por eso decidió devolverle la jugada con su primera infidelidad desde que se habÃ*a casado ya casi 25 años. Nos besamos de nuevo y entre besos, lenguas y labios me dijo que nunca habÃ*a probado la leche de un hombre y que hoy querÃ*a beber de mi polla, querÃ*a conocer el sabor de mi semen, a lo que le respondÃ* que encantado. Estábamos los dos tumbados en la cama boca arriba, ella apoyada en mi pecho, con una mano entrelazada a la mÃ*a agarramos los dos mi polla que habÃ*a perdido un poco su dureza y empezamos a masturbarme, apretándola fuerte (cosa que hace que se me ponga dura en un momento, eso me pone mucho), siguiendo el ritmo que yo marcaba durante unos minutos. Cuando aprendió como me gustaba, soltó mi mano y solo con la suya siguió pajeándome, cada vez más rápido, más fuerte, apretando de vez en cuando como si quisiera estrujarla, lo que hacÃ*a que se me pusiera a tope de gorda. Ella se dio cuenta que estaba cerca de correrme y llevó su boca hacia la punta de mi pene, ayudando la paja que me hacÃ*a dándole lametones como si fuera un chupa-chups, metiendo mi capullo en su boca y relamiéndolo mientras que con la mano subÃ*a y bajaba.
- Ahhhhh, ¡qué bueno! ¡qué bien lo haces, cielo, vas a hacer que me corra! ¡¡me tienes a mil!!
- Ummmm, siiiii, quiero que te corras en mi boca, como antes hiciste tu conmigo, quiero beberteee –respondió mientras aumentaba el ritmo de su mano, acercando más su boca, abriéndola para recibir mi leche recién ordeñada-.
En unos instantes y con un escalofrÃ*o que recorrió mi espalda noté como mi orgasmo era inminente, avisándola por si querÃ*a apartarse, pero ella metió mi polla en su boca para recibir las descargas dentro y no perder una gota. Me corrÃ* como no habÃ*a hecho antes, lo que a mÃ* me pareció litros de esperma salieron a borbotones de mi glande, notando como Eva absorbÃ*a la leche que le estaba dando, tragando lo que podÃ*a y soltando lo que no podÃ*a tragar, que resbalaba por sus labios, cayendo por su cuello, llegando hasta sus tetas.
Relamiéndose se tumbó junto a mÃ*, que estaba resoplando de la corrida que esta mujer me habÃ*a provocado. Se abrazó y me besó en la boca, notando el sabor que tenÃ*a, cosa que nunca habÃ*a hecho pero que me encantó al notar en su lengua los restos de mi corrida. Nos seguimos besando un buen rato mientras comentábamos las “mejores jugadasâ€�.
- Uf, cielo, me ha encantado cuando me has puesto a 4 patas y me has cogido del pelo –decÃ*a ella mientras me miraba a los ojos-. Nunca me habÃ*a sentido tan dominada, tan… puta, y que me lo dijeras me ha puesto más caliente aun, eres un amante excepcional
- No cielo –le respondÃ* yo-, la maestra en la cama eres tú, jamás habÃ*a estado con una mujer tan buena y tan caliente. Y lo de llamarte puta, perdóname, nunca lo habÃ*a hecho pero me ha salido de dentro, me parecÃ*a que era el momento perfecto para usar ese lenguaje, perdona si te ha molestado, la verdad es que no creo que seas un prostituta, sino una mujer caliente y fogosa… que folla como los ángeles, ¡¡si es que los ángeles follan!!
- Jajajajaja, no creo que los ángeles puedan follar, sin sexo es difÃ*cil, ¿no crees? Y no me ha molestado lo que me has llamado, al contrario, me ha puesto como una moto. Yo tampoco lo habÃ*a hecho asÃ* nunca, pero ha sido de los mejores polvos de mi vida. Y el sabor de tu semen… uf, ha sido una pasada, no es un sabor agradable para una ensalada, pero en ese momento me ha parecido lo mejor del mundo, a partir de ahora intentaré probar más veces ese sabor… ¡a ver qué piensa mi marido de eso!
Nos besamos de nuevo, cuando acabamos me miró a los ojos y me dijo que aunque no querÃ*a tenÃ*a que marcharse. Su marido no estaba en casa, pero aun asÃ* al dÃ*a siguiente tenÃ*a que madrugar para ir a trabajar. Le ofrecÃ* ducharse en casa, pero me dijo que querÃ*a dormir con mi olor en su cuerpo. Nos despedimos en la puerta, le pedÃ* su teléfono pero me dijo que ella ya tenÃ*a el mÃ*o y que me llamarÃ*a si volvÃ*a a quedarse sola. Cosa que no ha pasado… de momento.
Ni que decir tiene que al dÃ*a siguiente no tenÃ*a ningún tipo de estrés ni tensión en el cuello o espalda… ¿serÃ*a por el masaje terapéutico o por el otro tipo de masaje?
FIN
 

jgmerlin

Virgen
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¡¡ genial !!

BuenÃ*simo relato muy bien contado y muy excitante.

¡¡ Con masajistas como estas lo fisioterapeutas lo tienen jodido !!

Un saludo
 

paisa26

Virgen
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Huy simplemente perfecto, muchas gracias!!
 

an_dy

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me gustaria tener una masajista asin XD
 

kamahl

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que masajista tan genial xDD... deberiamos ir =)
 

kamahl

Virgen
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jo.. que rica la masajista.. deberiamos ir todos xD
 

elvergador

Pajillero
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un muy buen relato a mi tambien me fascinan las maduras muy bien por ti
 
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