LA FÓRMULA DE KRANTZ (PARTE II)

RichardVelard

Virgen
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Ene 9, 2022
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LA FÓRMULA DE KRANTZ

PARTE II

—Y bien Greg ¿qué es lo que vamos a hacer con respecto a esa chismosa de Itzel? —dijo Nancy, y se sorprendió de que él pasara el asunto a Katy, para que esta dijera cómo proceder.

Ambas se encontraban acostadas junto a Greg, quien estaba boca arriba, ya más tranquilo y sereno, después de la follada a tope que le había propinado a la hija. Y yacían una a la izquierda y la otra a la derecha del hombre que las había encamado a las dos, acurrucadas tiernamente contra él. Y mientras Katy hablaba, Greg aprovechaba para acariciarle a madre e hija sus respectivos culos; las tocaba lentamente, con suavidad. Sopesaba aquellas nalgas sin prisa; con la total satisfacción de saber que aquellos culos de madre e hija habían sido desvirgados por él precisamente. Y desde entonces Greg había vuelto a entrar en aquellos túneles del amor en muchas ocasiones, disfrutando de su apretado interior a lo largo de todo su miembro y culeando a Katy y a Nancy hasta los cojones. Y ahora que se había casado por lo civil con la madre, ambos pares de nalgas le pertenecían a perpetuidad. Sin importar si Katy se casaba y se iba de la casa. Cosa que, si sucedía, era algo realmente muy lejano todavía. La hija en todo caso seguiría siendo suya, tanto como lo era oficialmente la madre. Sin importar la distancia.

Greg desde luego no había desvirgado a Nancy por vía vaginal; pero tampoco a Katy, y eso lo lamentaba mucho. Mas en cambio nadie podría quitarle nunca el orgullo y la satisfacción, por el hecho de haber entrado por detrás en los culos de ambas por primera vez. Sí, la iniciación anal había sido un poquito dolorosa para madre e hija; esto a pesar de todos los cuidados y calentamientos previos en que Greg se afanó antes de montarlas por detrás a las dos. Y también a pesar de los lubricantes que usó. Pero aún así Greg no se había detenido, les había dicho que aquello era necesario, imprescindible; y que a la larga lo disfrutarían. Y, como en otras ocasiones Greg había tenido razón.

No hacía mucho rato, antes de pasar a acariciarles sus respectivos culos, Greg había terminado de venirse dentro de la vagina de la hija, y en vez de sacar de inmediato su miembro todavía duro de dentro de Katy, prefirió permanecer un poquito más. Después había dejado caer su cuerpo sobre la hija de Nancy, quien le recibió cariñosamente entre sus brazos; agradecida tanto por la penetración potente y profunda, como por todo el semen que el esposo de su madre acaba de escupirle en grandes cantidades en lo más profundo de su concha. Mientras la madre aún seguía lengüeteándole por detrás.

Después y a una orden de su marido, Nancy se había levantado de la cama y se había dirigido a una cómoda que había en la habitación; y había extraído un pequeño objeto de cristal. De lejos parecía un cenicero, pero en realidad era una especie de pequeño tazón; lo suficientemente hondo para el fin que se requería en aquella alcoba matrimonial.

Después y con una gran coordinación entre las dos hembras, Nancy volvió a subirse a la cama y pasó aquel tazón a manos de la hija; y en cuanto lo hubo hecho, esperó hincada sobre el cómodo lecho lo que seguiría después.

Entonces Greg desensartó a la hija, se puso de pie sobre el colchón y se movió de tal manera que su pene apuntara hacia la madre. Katy también se incorporó quedando en cuclillas y puso el tazón debajo suyo, para captar allí todo el semen que saliera de su vagina. Y en esa posición pudo ver como su madre, arrobada por la visión del pene que Greg le acercaba al rostro, acababa por tomarlo entre sus manos, mirando la punta del mismo con enamoramiento, con sumisión. Y vio después como Nancy cerraba los ojos abriendo sus labios con sensualidad, para conducir al interior de su boquita aquel miembro, y comenzaba a mamar dulcemente, despacio. Con entrega de mujer y para satisfacción de Greg, aquel pene que todavía estaba erecto en su mayor porcentaje. El mismo pene que acababa de salir del interior de su hija; y que por lo mismo estaba aún bañado en los jugos vaginales de Katy, combinados con semen recién expulsado.

Por la manera en la que Katy vio a su madre chupar aquel miembro, no tuvo duda de que su madre disfrutaba hacerlo, así como de que los jugos amorosos en los que estaba bañado debían saberle a gloria. La hija era consciente de que su madre estaba seguramente muy cansada del viaje; y que Greg por su parte, después de un arduo día de trabajo y de haberla follado como lo había hecho tampoco tenía mucho ánimo de montarla a ella. Pero aquel gesto de su madre para con Greg era justamente lo que aquel hombre esperaba, y Nancy por su parte estaba dispuesta a dárselo.

Después de todo y aunque agotada la fórmula de Krantz, aquellas dos hembras sabían que había que mantener contento y satisfecho a aquel hombre. Era imprescindible. Para que Greg no buscase ni putas ni amigas ocasionales. Y por lo mismo ambas se habían puesto de acuerdo sin que Greg supiera, para mantener ese pene flácido y satisfecho; después de ser ellas mismas las que sacaran toda la leche que pudiera haber en sus cojones.

Greg sólo se había permitido estar unos instantes en la boca de la madre de Katy, estaba agotado y lo único que quería hacer era dormir, pero no sin antes esparcir su propio semen, sobre las turgentes nalgas de la hija. Quien después de haber recolectado de dentro de su propia vagina toda aquella leche espesa y caliente, se había puesto en posición; para que su padrastro pudiera proceder a hacerlo. Dejando aquel hermoso trasero de Katy bañado en esperma.

Y después de aquello y ya acostados los tres, y mientras Gregorio comenzaba a quedarse dormido. Katy explicó qué era lo que se iba a proceder a hacer con respecto a la chismosa de Itzel. Nancy escuchó sorprendida aquella explicación, y se opuso a que se llevase a cabo la idea. Pero al final no le quedó más remedio que admitir; que, aunque osada y un tanto peligrosa. Aquella era la única opción a seguir para resolver el problema de raíz. Y poder seguir disfrutando los tres en la cama y sin preocupaciones, tal como ya lo estaban haciendo. Ya sin la fórmula de Krantz de por medio.
 
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