La Fiscal y el Mundo del BDSM

heranlu

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Silvia no recordaba cuando había sido la última vez que había dormido tan profundamente. Sin embargo, presentía que algo no iba bien, pues no recordaba nada desde que se subió al taxi a la salida el juzgado. Era fiscal y acababa de encerrar a un poderoso narcotraficante de la zona, el mejor caso de toda su carrera. Los hombros y los brazos le dolían, se sentía cansada y respiraba con dificultad, y mientras recobraba la consciencia se percató de la situación. Se sentía completamente desnuda, sus brazos estaban inmovilizados a ambos lados de su cuerpo, y sus piernas muy separadas, igualmente inmovilizadas. Sentía una fuerte presión en sus pezones, dolorosa, y su entrepierna le ardía. Se percató también, de que no podía gritar, ni siquiera balbucear, pues algo grande le mantenía la boca abierta, haciendo que su saliva callera por ambos lados de la cara. ¿Qué demonios estaba pasando? ¿Dónde coño estaba?

*Parece que la putita de la fiscal está de vuelta, dijo una voz masculina a sus pies.

Silvia alzo un poco la cabeza, pero el cuarto, o donde fuera que estuviera, estaba en penumbras, y sus ataduras, apenas le permitían moverse.

Se encendió una luz, y cuando sus ojos se adaptaron a ella, descubrió su situación. Un enorme espejo en el techo de aquel cuarto, devolvió una imagen de Silvia, que la hizo estremecer, y darse por fin cuenta de que tenía serios problemas.

Estaba tumbada en un camastro completamente metálico, de grandes dimensiones. Atada por las extremidades en forma de X, completamente desnuda, lucía una mordaza de cuero en la boca, con una gran anilla que la abría de forma grotesca y le impedía hablar. De sus pezones prendían sendas pinzas metálicas unidas a cables que se perdían a un lado del camastro, al igual que otros que salían de su entrepierna. Al fijarse, vio su pubis enrojecido, completamente depilado, cosa que ella nunca hacía, y unas lágrimas salieron de sus ojos cuando vio que le habían tatuado muy cerca de la vagina, y de un considerable tamaño la palabra ZORRA.

Silvia tenía 40 años, se cuidaba con 1 hora de gimnasio diario y estricta dieta para mantener a raya los kilos y los años. Media 1,68, de pelo castaño, que solía recogerse en coleta, y una modesta talla 90 de pecho. Solía vestir trajes por su trabajo, que no dejaban ver, lo bien que estaba para su edad. Vivía sola, por lo que pasaría bastante tiempo antes de que alguien se preocupara por su desaparición, además era viernes previo a puente.

—Has hecho daño a la familia encerrando a Don Mateo, la voz masculina de antes, la trajo a la realidad. Cuando acabemos contigo, te arrepentirás de haberlo hecho, y harás todo lo que sea, por ponerlo en libertad.

Silvia se horrorizo al pasar en su cabeza los cientos de pruebas que había presentado contra la organización que ahora la tenía en su poder. Sabía perfectamente que le pasaba a sus enemigos, y fue consciente, de que, probablemente no saldría de allí con vida, pero que antes de morir, iba a sufrir un verdadero infierno. Absorta en sus pensamientos, una fuerte descarga eléctrica en sus pezones y vulva, la trajo a la realidad, mientras el camastro, con un ligero zumbido, empezaba a moverse, para dejarla en posición vertical frente a su captor. El peso de su esbelto cuerpo, soportado por sus muñecas y tobillos en suspensión, acrecentó un poco más su sufrimiento.

El cuarto parecía un calabozo, pues desde su posición solo veía 2 rejas con una puerta en una de ellas. Frente a ella, un hombre corpulento, de unos 35 años, de barba oscura, relleno, tirando a gordo, con un traje gris, y camisa blanca. Abierta 3 0 4 botones, que dejaban ver una gruesa cadena de oro, con un gran crucifijo. Una cicatriz cruzaba su mejilla derecha, hasta cerca del ojo.

Una nueva descarga eléctrica, volvió a sacudir su cuerpo. Ahora, la incesante saliva que salía de su boca, resbalaba sobre sus pechos, hacia los pezones, humedeciéndolos y acrecentando el paso de corriente por ellos. El dolor era intenso, y le hacía arquear todo el cuerpo con cada sacudida, incrementado el dolor de las articulaciones, por donde estaba sujeta. Su cuerpo comenzó a sudar. Las descargas no mantenían un ritmo fijo, ni la misma intensidad ni duración, por lo que cada una era distinta a la anterior, y cada vez más dolorosa, pues la humedad creciente del cuerpo, así como la sensibilidad creciente en las zonas tratadas, las hacían cada vez más insoportables.

*Vamos a descubrir dónde está tu límite, zorra. Y cuando hayamos conseguido nuestro objetivo, y nos cansemos, si tienes la mala suerte de seguir viva, te regalaremos a alguna cárcel marroquí para que los presos tengan un coño donde follar, jajaja Olvídate de tu vida, ahora me perteneces, Sentencio el hombre

—Quien coño eres? Intento decir Silvia, pero la mordaza no le permitió hacerlo

De repente, una mano la jalo por pelo, desde atrás.

Un bello rostro de una mujer, de unos 25 años, rubia, la contemplaba a escasos centímetros de su cara

—Esta mierda es la que hizo encarcelar a mi padre, Sebas? Dijo dirigiéndose al hombre

—Así es, Patricia, es la puta fiscal

—Gracias a ti, he perdido la libertad que tenía, para hacerme cargo de los negocios de mi padre. Evítate un sufrimiento innecesario, busca la forma de sacarlo y devolverme mi vida, no querrás hacerme enfadar

—vgte ag la mieggda, intento decir Silvia

Patricia le soltó la mordaza. Silvia tomo una bocanada de aire, relajo la mandíbula, y repitió:

—Vete a la mierda! Tu padre se pudrirá en la car… AAGGGH!

Una descarga de mayor intensidad y duración sacudió de nuevo todo su cuerpo, arqueado y tensado sobre sus cuatro extremidades, hasta que poco a poco fue perdiendo la consciencia y se desmayó

Un frío chorro de agua le trajo de nuevo a la realidad. Su cuerpo ahora, colgaba de sus brazos y piernas boca abajo a un metro del suelo. De sus pezones pendían dos pinzas con pesos, que los estiraban dolorosamente. Con la mordaza nuevamente puesta, sintió el frio chorro del agua, directamente en su esfínter. De repente noto como sus duras nalgas eran separadas y el chorro, era introducido directamente en su interior. Unos minutos que parecieron horas, mientras su vientre se hinchaba con la fría agua, y unos calambres tremendos en el intestino le hacían retorcer y gemir de dolor. Cuando la manguera abandono su culo, no tardo nada en liberar su vientre. Un enorme chorro de agua con restos de heces salió de dentro de ella, mientras el chorro de la manguera la limpiaba a la vez.

Después de un rato, una voz desconocida dijo tras ella: Esta limpia y consciente

Ok. Ahora vamos se sintió decir a través de lo que adivinó un walkie

—Bien, vamos a empezar contigo; sintió unos ruidos metálicos sobre su espalda, y perdió contacto de ella y su culo con el camastro. Debía de poder desmontarse por partes, pensó; y un chasquido en el aire, fue seguido de un penetrante dolor en la parte baja de la espalda. Al primer latigazo, siguieron muchos mas. Le ardía el culo, la espalda, y parecía que su cuerpo iba a descolgarse de sus muñecas y tobillos en cualquier momento. Cuando parecía que iba a desmayarse de nuevo, el chorro de la manguera, volvió a reanimarla.

Algo frio y viscoso fue untado por una mano en su dolorido trasero, y mientras otra mano separaba sus nalgas, también fue puesto en el ano, y poco a poco dilatando su esfínter, introduciendo un dedo dentro de su prieto culo. El ardor no tardó en llegar, mientras se retorcía de dolor y escuchaba carcajadas a su espalda.

—Lo que pica este ungüento eh? Jajaja

Mientras el picor desaparecía, sintió que le hurgaban de nuevo el culo, y algo duro y grande empujaba intentando entrar, hasta que lo hizo, con un gran dolor

—Pero si la muy zorra debe ser virgen por aquí!! Dijo de nuevo la voz

—Termina pronto, que yo también quiero Escucho

— Y yo!!

Silvia horrorizada estaba siendo violada por el culo, penetrado por primera vez en sus 40 años, y de manera salvaje, y al menos 2 hombres mas esperaban su turno.

Entre jadeos, el primero no tardó en correrse dentro de Silvia, abandono el culo, mientras sentía un ardiente dolor en sus entrañas, y el viscoso semen de su violador, mezclado con algo de sangre, se deslizaba por sus piernas.

El puesto fue tomado rápidamente por otro miembro, que esta vez la penetro de un solo golpe sin dificultad.

El primero hombre se arrodillo frente a su cara, y aprovechando la mordaza que le mantenía la boca completamente abierta, introdujo su aun erecto miembro dentro, hasta el fondo de la garganta, provocándole varias arcadas. Mientras el otro hombre terminaba de correrse dentro de ella, y sentía como una nueva polla invadía su culo. Después de hora que se le antojó eterna, la manguera volvió a escena, limpiándola por completo, por dentro y por fuera. Un plug anal de unos 6 centímetros de diámetro le fue enseñado. Se lo metieron en la boca para lubricarlo con su saliva, y se lo enterraron por completo en el culo.

El camastro volvió a posición vertical. Pudo ver que había varias cámaras en la sala. Todo estaba siendo visto, o peor aún, grabado por alguien. Imagino que sería Patricia.

Los pezones fueron liberados de su presión y peso. Uno de los hombres, tomo uno entre los dedos y lo pellizco con fuerza, despertándolo de su entumecimiento y devolviendo la sensibilidad a él a la vez que el dolor. En su otra mano, una aguja hipodérmica de considerable diámetro se acercó peligrosamente al sensible y dolorido pezón. Silvia negaba con la cabeza, pero el insoportable dolor le confirmó que la aguja lo había atravesado. Las lágrimas resbalaron por sus mejillas. Lo peor fue ver, que en una pequeña bandeja había por lo menos 10 agujas más. Durante mas de 2 horas, sus pezones fueron atravesados por las agujas, una y otra vez, hasta que el torturador se cansó del juego. Con 2 agujas aun puestas en ambos pechos, conecto unas pinzas a ellos, y le dio una descarga eléctrica, de tal intensidad, que volvió a desmayarse una vez mas.

Recupero el sentido, poco a poco, dándose cuenta que ya no descansaba sobre el lecho metálico. Ahora pendía del techo con las manos atadas sobre su cabeza, y de puntillas apenas alcanzaba el suelo. Sus piernas separadas al máximo por una barra de hierro, del centro del cual salía una cuerda a una polea del techo, también. Tenía la boca libre, por primera vez, y le dolía la mandíbula, pero no era comparable al dolor que sentía en el culo, y mucho menos al de sus maltrechos pezones, que volvían a estar presos por unas pinzas metálicas, esta vez, unidas entre si por una cadena. Sin tiempo a reaccionar, el primer golpe, cayo de pleno en el pecho izquierdo, dejando inmediatamente una marca rosácea a lo largo de todo el.

La sucesión de golpes, no se dejó esperar, alternando uno y otro pecho, dando de vez en cuando alguno en sus doloridos y torturados pezones. En un par de ocasiones, incluso desprendieron dolorosamente la pinza que los atenazaba. Laura gritaba y suplicaba libremente, sin obtener un atisbo de compasión en su verdugo. Mas de 20 minutos duro el castigo, dejando sus pechos muy marcados y doloridos.

—Basta, oyó decir, que no queden marcas muy permanentes. Era una voz femenina y autoritaria, que aún no había escuchado.

Alzo un poco la cabeza, para ver a una mujer baja, de mediana edad, delgada y rubia, que llevaba una camisa blanca muy escotada y ajustada, donde dos pechos de generosas dimensiones amenazaban con escapar de su encierro. Un ceñido vaquero y botas negras altas, completaban su atuendo.

—Darle un poco de comer, no queremos que desfallezca, debe tener fuerzas para seguir, dijo

Un hombre corpulento y sudado, deposito la fusta sobre una mesa, y se acercó a Silvia, le coloco de nuevo la mordaza de la anilla y le introdujo una especie de embudo, a través del cual vertió directamente en su garganta una especie de papilla dulce y tibia. El primer reflejo fue de arcada, pero el tubo le impedía vomitar y acabo tragando todo. Después un poco de agua, terminó el menú. Agradeció algo de alimento pues no sabía el tiempo que llevaba sin probar bocado.

Casi sin tiempo de tragar, la cuerda de los pies comenzó a tensarse, elevándola de suelo poco a poco e incrementado el dolor en muñecas y hombros, para terminar colgada a poco mas de un metro del suelo, completamente abierta y expuesta, indefensa del todo, lista para lo que fuese que le tuviesen preparado. Noto que una mano le tocaba el culo, y algo salía de él. Se había olvidado por completo del dildo que llevaba dentro desde hacía tiempo. Unos hábiles dedos palparon el dilatado esfínter.

—Creo que ya está lista para El Ruso, jefa, dijo el hombre

—De todos modos, lubrícala un poco, no quiero que la destroce demasiado, dijo la mujer, ese animal puede partirla en dos, jaja

Silvia tembló con las palabras, mientras atisbo a ver una enorme silueta que se acercaba desde las sombras.

Era un hombre de mas de 2 metros de altura, puro músculo, rapado, completamente desnudo y depilado. Aun en reposo, Silvia vio la polla mas grande que jamás había visto, ni siquiera en películas o revistas. Y no estaba empalmado aun!

No por favor!!! grito, no, me va a partir en dos, por favor no le dejen!

Calla zorra! Dijo la mujer, y un puñetazo del hombre en la barriga, siguió a la orden, dejando a Silvia sin aliento

El Ruso se acercó con el enorme falo en la mano, acariciándolo, mirando a su víctima. Se puso frente a su culo, y puso la polla sobre su vientre, que casi llegaba a sus tetas. Las cogió y manoseo un buen rato, mientras se frotaba sobre ella, y alcanzo una buena erección. Aquel falo era monstruoso. La mujer miraba sonriente el rostro de miedo de Silvia

El hombre tomo su polla, y acerco su glande a los labios de Silvia, lo froto un rato e introdujo brevemente la punta, varias veces.

Si me folla quizás pueda soportarlo, pensó.

La muy puta se está mojando, si en el fondo le gusta jajaja vocifero el ruso

De repente, introdujo un poco más dentro, y cuando Silvia creyó que iba a recibir una follada tremenda, la saco y taladro con su enorme y enrojecido glande, su culo. El esfínter se abrió al máximo para albergar semejante miembro. Silvia soltó un grito de dolor, acentuado por la sorpresa del repentino cambio de agujero. El hombre siguió empujando y empujando, para enterrar casi la totalidad de su polla dentro. Comenzó a sacar y meter, con bastante rudeza, sin hacer caso a los llantos y suplicas de su víctima, que ya, vencida, se dejaba hacer, suplicando para sus adentros que se corriera ya o la matara. El dolor era insoportable. Como su cabeza quedaba descolgada hacia atrás, sin darse cuenta, el gordo que la había azotado, muy excitado por la escena, le metió su sudorosa y maloliente polla en la boca, hasta la garganta, y comenzó a follarle la boca, con rudeza, provocándole arcadas y mucha saliva, que solo hacían permitir al gordo, enterrarla cada vez más dentro, gracias a los envites que el ruso propinaba desde atrás, hasta que aferrado fuertemente a sus tetas, se corrió directamente en su garganta, de manera abundante. Descanso un momento allí, para luego sacarla y limpiar sus restos en la cara y pelo.

Para su sorpresa, el gigante seguía bombeando a un ritmo alto, y no se corría, a pesar de la estrechez de su culo. Silvia se estremeció al darse cuenta, que estaba comenzando a excitarse, de tal manera, que podía llegar a tener un orgasmo. Intento reprimirse, pero la lujuria se apoderaba de ella, y casi sin darse cuenta, empezó a gemir con las embestidas que estaba recibiendo. De hecho el dolor se empezaba a tornar placer, y su culo parecía adaptarse al monstruoso falo que la invadía. Presa de la excitación, cerró los ojos y se dejó llevar, su cuerpo se tensó, arqueo la espalda y empezó a jadear con fuerza, corriéndose como jamás en su vida había hecho. Era tal la cantidad de fluidos que expulso que pensó que se había meado. El ruso viéndola tener el orgasmo, aceleró el ritmo y empezó a gritar y gruñir, hasta correrse dentro de su culo. Silvia sintió una gran cantidad de tibio y espeso semen dentro de su culo. El ruso saco la polla y fue directo a su boca. Silvia vio de cerca el monstruo que le había invadido el culo. Era enorme, apenas le cabía el glande en la boca, y no imaginaba como había podido estar dentro de pequeño trasero. Se afano tanto en chuparla, que provocó que el hombre se corriera de nuevo en su boca.

Unos destellos, le hicieron adivinar que le estaban fotografiando el culo.

—Madre mía, coge un bote de cerveza ahí dentro, jajaja escucho decir a alguien

—Por fin hemos podido probar la nueva droga, y parece que los resultados son excelentes, dijo la mujer, darle una dosis cada 12 horas, ordenó. Limpiarla cuando terminéis y recordar que su coño es intocable, con el resto, hacer lo que queráis.

Poco a poco la polea de los pies fue aflojando hasta dejarle tocar el suelo. Abundante semen caía de su culo, aun totalmente abierto, al igual que por las comisuras de los labios. Además de su coño manaba aun líquido, arrollando por sus piernas hasta el suelo. Estaba rota y exhausta.

Le aflojaron también los brazos hasta dejarla totalmente en el suelo, la desataron y la llevaron al centro de la habitación. Sobre un pequeño desagüe, la manguera volvió a limpiarla, provocando esta vez, que se hiciera pis encima, por el frio del agua, y su casi nulo poder sobre sus esfínteres.

Limpia y vaciada, la llevaron a otra habitación. Vio un potro de madera, similar a los usados en la edad media, la pusieron sobre el, posada sobre su vientre. A un lado colgaba su cabeza y sus brazos y al otro sus piernas. Estas fueron separadas y atadas a ambos lados del potro, al igual que sus brazos, por la parte delantera. Hicieron una pequeña coleta con su corto pelo y la ataron a una argolla del techo, de la cual bajaba una cuerda, haciéndole mantener la cabeza levantada frente a una pared, completamente forrada de espejo, lo que la permitía verse por completo. Además en la parte trasera había otro, por lo cual tenía perspectiva suya casi por completo. Se horrorizo al ver lo rojo y dilatado que aun lucia su culo, y a pesar de ello casi no le dolía.

Una puerta se abrió a un lado y entraron una decena de hombres, detrás del gordo del traje gris.

Veo que el ruso ya abrió camino, jajaja dijo observando y metiendo varios dedos en su culo.

Bien, entonces lo que viene ahora, igual hasta te gusta

Y mientras decía esto, vio a todos que se empezaban a desnudar.

Uno a uno fueron pasando sus pollas por la boca de Silvia, a la que agarraban por el pelo y obligaban a chupar hasta conseguir empalmarlos a todos, tras lo cual se dirigían a follarse su culo, el cual poco a poco se iba cerrando para acoger los miembros que ahora entraban en el, mucho más pequeños que la monstruosa polla que la había follado hasta la extenuación. Pensar en ella, hizo que volviera a mojarse y excitarse, y sus jadeos hacían que los hombres se excitaran aun mas, mientras vitoreaban y se reían de ella, alternando sus pollas entre boca y culo.

—Pero que zorra es la letrada

—Mira como goza la muy puta

—Pero si se va a correr! Jaja

Gritaban y se reían entre ellos. Las primeras descargas no tardaron en llegar, una en su culo, y a la vez otra en la boca, que estaba siendo follada como si fuera un coño o un culo, agarrada por el pelo y metiéndosela hasta la garganta. El gordo del traje la estaba enculando en ese momento, y se corrió dentro abundantemente, mientras lo hacía, solo tuvo que tocar un poco el clítoris de Silvia para arrancarle otro orgasmo brutal. El segundo en su cautiverio, y el segundo con squirt de toda su vida. No sabía que le estaba pasando a su cuerpo, pero estaba siendo brutalmente violada y torturada, y su cuerpo estaba disfrutando!

—Miren la zorra, como se corre! Sera puta!! Exclamo el gordo con fuertes carcajadas

Poco a poco los de mas se fueron corriendo y alguno, incluso repitió, hasta que por fin, quedo sola. En aquella postura, se quedó profundamente dormida.

Un pinchazo en el brazo, la despertó. El cuarto olía fatal, una mezcla de semen, sudor, fluidos, incluso orín, pues alguno antes de irse, recordaba que le había meado en la cara. Ella misma, se lo había vuelto a hacer encima. Los espejos devolvían una grotesca imagen de ella. La elegante y altiva fiscal, era un trozo de carne, atado a un potro, con la cara, pelo y piernas llenas de semen reseco, meada y sin fuerzas, rota por dentro y por fuera, a merced de unos barbaros que la usaban como un objeto, y encima su cuerpo se ponía a 100 con ese sufrimiento. Que habían hecho con ella? Que le había pasado? Recordó las palabras de la mujer cuando la estaba follando el ruso, “la nueva droga parece que funciona”. Eso le recordó que le acababan de pinchar el brazo.

—Que me habéis puesto? Balbuceó

—Algo que convertirá en una verdadera puta, jajaja dijo la mujer

—Adecentarla, darle de comer y subirla, ordenó

Tras darle la papilla dulzona, la lavaron con la manguera de nuevo por dentro y fuera, haciéndola vaciar de nuevo sus tripas, y recogerle de nuevo el pelo en una coleta, le pusieron una cadena al cuello, y completamente desnuda y maniatada a la espalda, la condujeron al exterior de la sala.

Varios hombres que se encontraron, se echaban mano al paquete a su paso y le decían:

—Letrada, esta noche le llevo de nuevo mi caso, jajaja

Silvia, con aquellos comentarios, notaba que empezaba a excitarse!

En la habitación que entraron, esperaba la mujer y el gordo del traje, totalmente desnudos.

La llevaron a un lado, desataron sus manos de la espalda y las ataron a una cruz de madera, de frente a ellos. La mujer se acercó y palpo sus tetas, apresando los pezones fuertemente con los dedos, haciéndoles erguirse duros. Los apresó con las conocidas pinzas, que ato a unas cuerdas y paso por una argolla del techo, tirando de sus tetas dolorosamente hacia arriba.

Acerco una mano a su vagina, y comprobó que esta empezaba a mojarse.

—El efecto es rápido, dijo sonriendo

Le acaricio el clítoris suavemente y comenzó a introducir un dedo en el cada vez, más húmedo coño de Silvia. Esta jadeaba y se contoneaba viciosamente, como respuesta a las sensaciones que desde su entrepierna llegaban a cada poro de su cuerpo. La mujer siguió masturbándola hasta hacerla correrse entre gritos de placer.

—Bien, ahora veremos si con dolor, también funciona

Y nada mas apartarse, el hombre, soltó un latigazo en las piernas de Silvia, que la hizo estremecer.

Era un látigo de 9 colas de cuero, de diversos largos y diámetros. Aplicando minuciosamente cada latigazo, alguna cola, siempre alcanzaba la vulva o los labios, y Silvia se sentía tremendamente excitada, a pesar del dolor de los golpes. La mujer trajo un consolador de tamaño considerable, que terminaba en una barra, se lo metió sin ningún esfuerzo y lo ajusto al suelo, dejando a la fiscal empalada. De nuevo sufriendo los latigazos, Silvia comenzó a moverse, haciendo que el falo de goma entrara y saliera de ella, lo que la llevo al éxtasis entre dolor y placer, con los ojos en blanco, presa de una lascivia inmensa comenzó a gritar.

—AGGH Me corro, me corro, mas fuerte, dame mas fuerte me corro!

Y se vino en un nuevo squirt ante la atenta mirada del gordo y la mujer, que complacidos observaban el espectáculo que la fiscal les brindaba

—Fantástico, dijo él. Esta droga nos va a hacer de oro

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Silvia no sabía con exactitud el tiempo que llevaba cautiva. Los días pasaban con constantes torturas y dolor, al que ya se había acostumbrado, y las noches era sodomizada por todo aquel que le apeteciera, las veces que quisiera. Lo que más le extrañaba, es que su vagina, salvo algún consolador o algún dedo, jamás la habían tocado. Las drogas que le suministraban le hacían excitarse al límite, incluso con las torturas más extremas, conseguía tener orgasmos, y eso, que físicamente, estaba agotada. Apenas dormía, y solo le daban aquella viscosa y dulce papilla, 2 veces al día, y agua. Debía haber perdido más de 5 kg. Una de las sesiones de tortura, había sido anillada en pezones y clítoris, con unas argollas fijas de generoso diámetro, que ahora usaban para fijar las pinzas de las descargas eléctricas, o para colgarle pesos. A veces pasaban días sin lavarla, y acumulaba restos de semen, sudor y orina, de varias sesiones. Estaba rota completamente, incluso se había ofrecido en varias ocasiones a hacer lo posible por desencarcelar a don Mateo, el capo, pero nadie le hacía caso.

Este día, parecía especial. La llevaron a un cuarto de baño, donde la lavaron muy bien, incluso el agua no estaba fría, le repasaron la depilación, y desenredaron el pelo. Pudo verse en un espejo, se veía delgada, moratones y marcas de latigazos por todo el cuerpo, incluso alguna cicatriz en las tetas, de haberle apagado varias veces cigarrillos en ellas. Lo peor de todo, era que el roce continuo de los aros, en los pezones y el clítoris, la tenían excitada casi permanentemente. Este último se reflejaba rojo e hinchado, palpitante, como nunca jamás lo había sentido. Le pusieron la cadena al cuello, pasaron otra más fina uniendo los tres aros, sujeta al cuello también. Un dilatador anal, que fue introducido en su ano, terminaba en una fina cola, que le hacía parecer un animal. La mordaza, esta vez, tenía un dildo que le llenaba la boca, y la dosis que le inyectaban, parecía mayor que otras veces. Al momento, se sintió nublada, como en una nube, y la excitación fue en aumento. La condujeron tirando de la cadena, por primera vez, a un ascensor que los llevo a la tercera planta.

El solo hecho de caminar, la ponía a tope, con el bamboleo de sus tetas, y el roce del anillo en el clítoris. Por su cara resbalaba ya bastante saliva, y por el interior de las piernas caía abundante flujo.

En el cuarto, vio 5 siluetas al fondo, que no alcanzo a distinguir. Al a cercarse, vio con horror que era Don Mateo, el capo, Julián, el fiscal jefe, la hija de Don Mateo, El gordo y el Ruso

Hola zorra, te alegras de verme? Dijo Don Mateo

Silvia bajo la mirada, estaba atónita

Don Mateo sonrió mientras se acercaba.

Te han tratado bien, veo que si, jaja. Te sorprende verme? Tu jefe, Julián, ha hecho todo lo posible por sacarme, al saber que tu seria parte del premio. Has de saber, que tu carrera ha terminado. Circulan varios videos y cientos de fotos de lo puta que eres, se te van a rifar todos los que has encerrado, te auguro un futuro muy “ocupado”, jajaja. Pero primero, serás mía hasta que me canse. Prepararla! Ordenó.

La llevaron al fondo de la habitación, donde el conocido potro había sido colocado.

Una vez atada a él, Julián ya desnudo se acercó a su cara, le quito la mordaza tiro de su cabeza jalando por la coleta hacia atrás, y sin mediar palabra le introdujo su polla en la boca, hasta el fondo. Estaba bastante empalmado ya y tenía un miembro bastante considerable. Empezó a follarle la boca muy despacio y profundo. Silvia reprimía las arcadas, salivando muchísimo, lo que lubricaba mas la polla que cada vez llegaba más profundo en su garganta.

Don Mario, miraba la escena mientras se desnudaba, ayudado por su hija, que también desnuda, luciendo un escultural cuerpo, se arrodillo a los pies de su padre, para chupar su polla y ponerla completamente tiesa. Se situaron tras Silvia, que sintió como alguien se abría paso en su vagina de golpe, hasta el fondo. Don Mario comenzó a follarla con dureza y rabia, sacándola casi entera para volver a metérsela de un solo golpe, pero Silvia cada vez mas excitada, gemía y movía el culo, pidiendo mas, mientras se afanaba en chupar la polla de su jefe golosamente. A don Mario no le complacía que estuviese disfrutando, por lo que saco la polla de ella y se puso un condón que unto con una crema de un bote que le alcanzo su hija. Esta a su vez, conecto unas pinzas en los aretes de los pezones, para comenzar el suplicio eléctrico una vez mas. Estas descargas dolían de veras, además patricia, mojo los pechos de Silvia con aceite para que la corriente pasase con mas facilidad. Sentía de nuevo la follada en su coño, pero una sensación de ardor empezó a invadirla desde las entrañas. La crema que se había puesto Don Mario, escocía como el mismo infierno, y unas lágrimas brotaron de sus ojos. Patricia, saco el dildo de su culo, para untarlo también de la crema y volvérselo a meter. El ardor era insoportable. La crema a base de extracto de jengibre, era súper irritante. Por primera vez en tiempo, el dolor y el ardor podían con el deseo y lujuria que le provocaba la droga.

Pónselo en los pezones también, ordeno don Mario

Patricia obedeció inmediatamente. La mezcla de corriente, con el ardor provocado, era insufrible. Las descargas aumentaban por momentos de intensidad.

Julián, comenzó a jadear, y metió la polla en la boca hasta que los testículos le impedían casi respira, derramando una abundante carga de semen en el fondo de su garganta. Siguió allí un rato, que a Silvia se le antojo interminable. Pensaba que se iba a ahogar. Cuando por fin se retiró, tomo una gran bocanada de aire, pero el puesto de Julián lo ocupo Don Mateo, ya desprovisto del condón, que también se corrió abundantemente en la boca de Silvia.

El escozor empezaba a ser soportable y nuevas sensaciones de placer inundaron el cuerpo de Silvia. Patricia saco el dildo anal y se lo metió en la vagina. En dos o tres movimientos Silvia se corrió como una loca, resoplando y jadeando.

Veo que tenías razón, Patricia, la droga es mejor de lo que pensábamos, dijo Don Mario Ponme a tono otra vez hija, que me la voy a volver a follar

Patricia obedeció de inmediato, postrándose de rodillas ante su padre, y tomando suavemente su pene con las manos, lo introdujo golosamente en la boca, comenzando a chuparlo y lamerlo con dedicación. El falo del hombre, enseguida se puso duro y venoso de nuevo. Los dos meses de prisión sin follar y la buena dosis de Viagra y coca que se habia tomado, hacían su efecto. Patricia coloco una correa de cuero en la base del pene de su padre, cuando lo tubo totalmente erecto, impidiendo que la sangre acumulada en el, volviese para atrás. Esto conseguiría tenerlo totalmente tieso, incluso después de que se volviese a correr.

Se lo introdujo con fuerza a Silvia en la boca y se la estuvo follando un rato. Cuando se sintió satisfecho, la soltó bruscamente y se dirigió a su trasero diciendo:

Quien sabe, zorra, igual te preño hoy y me das un bastardo, jaja

La sola idea de quedarse embarazada de ese monstruo, la aterró

De un súbito golpe, la polla de Don Mario irrumpió en el culo de Silvia, arrancándole un pequeño grito de dolor. El viejo estaba bien armado, y sabia usar su aparato, pensó.

La enculó con violencia un rato, para luego alternar con su coño las embestidas. Esta vez estuvo follandole mas de 20 minutos sin parar. Silvia estaba completamente empapada y excitada, jadeante, lujuriosa.

Te esta gustando eh puta? Dijo Don Mario

Silvia presa de su estado exclamo:

SIII! Follame así, duro, haz que me corra!!

Las palabras que salieron de su boca, resonaron en su cerebro. Como podía estar tan entregada a su captor?

Entre gruñidos el viejo empezó a correrse dentro del coño de Silvia, que al sentir la caliente descarga en su interior se corrió también salvajemente. Don Mario saco la polla de su coño, y volvió a follarle el culo, un buen rato, para volver a correrse de nuevo en su boca y cara, dejándosela toda impregnada de semen. Se la restregó por ella y acabo de limpiársela en el pelo. Su hija hizo el resto con la boca para dejarla completamente lista para otro ataque, y aun bastante empalmado.

El Ruso, el gordo y Julián, volvieron a escena. La polla del ruso era aun mayor de lo que recordaba, la miro con los ojos abiertos como platos. Había crecido más de 8 cm de largo, y el diámetro era considerablemente mayor. Lo que Silvia no sabía, es que le estaban inyectando desde hacia tiempo unos esteroides de diseño, que hacían crecer absolutamente todos los músculos, y muy especialmente la polla.

Se acerco para metérsela en la boca, y no le cogía. Silvia temía que le desencajara la mandíbula, y si al final entraba, corría el riesgo de ahogarse con ella. Aun así, el gigante consiguió meterle un buen trozo dentro de la boca, y empezó a moverse en ella. Julián y el gordo alternaron coño y culo para follarsela por turnos. Habían acordado que el ruso fuera el último por motivos obvios

Don Mateo arrodillo a Patricia frente a la escena del potro, y comenzó a follarla a 4 patas, muy despacio, con ternura, disfrutando cada envite, y disfrutando viendo como era corrompida la zorra que le había metido entre rejas. Julián se corrió en el culo de Silvia y el gordo lo hizo en su coño, ya a disposición de todos desde el uso de Don Mateo.

Cuando terminaron, el Ruso se dirigió a la parte trasera del potro. Empezó a meter poco a poco la polla en el coño de Silvia, abriéndolo al límite. No era capaz de meterla entera, pero aun así siguió forzando con rudeza. Silvia se sentía desgarrar por dentro. Consiguió meter un buen pedazo de carne y empezó a bombear con ritmo creciente. Silvia intentaba excitarse para lubricarse pero no lo conseguía, el Ruso la estaba destrozando.

Basta, me duele, por favor gritó entre lágrimas para deleite de los espectadores.

El ruso, la saco, para dirigirla a su culo

NO; NO; NO! Me vas a romper!! Gritó

Pero las suplicas y lágrimas de Silvia solo conseguían excitar mas al ruso, que entre los ánimos de los demás, empezó a taladrarle el culo.

Acomodo los mas de 30 cm de polla dentro del recto de Silvia, que lloraba balbuceaba, medio rota del dolor. Cuando el ruso retiró mas de la mitad de su miembro, salió cubierto de restos de semen de los anteriores visitantes y bastante sangre de Silvia. La estaba desgarrando por dentro. Escupió sobre su polla y volvió a meterla hasta el fondo, con menos esfuerzo.

Vamos, rompela, grito Don Mateo mientras se corría de nuevo, esta vez dentro de su hija

El ruso comenzó un violento vaivén en el culo de Silvia, que prácticamente yacía sin conocimiento en el potro.

Que no se desmaye, ponerle otra dosis, grito el gordo. Julián tomo una jeringa de una mesa, y se la inyecto en un brazo. Al minuto, Silvia empezó a jadear, y gritar de dolor, pero se estaba humedeciendo y excitando, aunque el dolor no se iba. El ruso termino de follarla después de 15 interminables minutos, corriéndose como un animal en el culo de Silvia. Saco la polla llena de sangre y se la metió en la boca para que se la limpiase. Silvia yacía exhausta y se dejaba manipular sin ninguna voluntad. La llevaron a un camastro y la ataron en cruz en el. Don Mateo, se acercó con un hierro al rojo, que enfrió sobre uno de los pechos de Diana, arrancándole un sonoro grito de dolor que resonó en toda la habitación. Inmediatamente, Patricia, hizo lo mismo con otro hierro en su cadera derecha.

Acabas de ser marcada con mi sello, todo aquel que te vea, sabrá que me perteneces. Mientras Don Mario decía esto, Patricia sentó su depilado sexo en la cara de Silvia, que instintivamente, abrió la boca y saco la lengua para lamer el clítoris de la rubia. Esta aferro con fuerza su cabeza, hundiendo la cara de Silvia en su coño, que se afanaba en lamer y chupar. La joven tardo poco en correrse, dejando restos del semen de su padre y sus propios fluidos en el rostro de Silvia.

Bueno putilla, esta noche satisfarás de nuevo a todo aquel de mi banda que lo desee. Si mañana sigues viva, espero que si, te dejaran en la cárcel de hombres de Poggioreale, donde tu querido Julián ha conseguido reunir a casi todos aquellos que has encerrado. Les daré suficiente droga para que te inyecten, y seas tu misma la que les pidas mas, hasta que te maten, o quizá, si tienes suerte se aburran de ti. Llevárosla, sentenció Don Mateo.

La arrastraron hasta el cuarto de abajo, donde mas de 20 hombres, esperaban su trofeo. Antes de que la mitad ya se la hubieran follado por todos sus agujeros, perdió la consciencia.

No sabe el tiempo que pasó sin sentido. Despertó muerta de frio, completamente desnuda y maniatada a la espalda. Alcanzo a ver la quemadura de su pecho, con una MD, símbolo de la Familia Maldini. El culo y el coño le dolían a horrores, y no la habían lavado después de ser usada sexualmente todo el día anterior y toda la noche. Tenía restos de lefa reseca por todas partes y su olor era nauseabundo. Una voz la trajo de vuelta a la realidad.

Benvenutta a Napoli, Puttana

Silvia levanto la cabeza, y horrorizada vio varios rostros conocidos, de delincuentes encarcelados por ella, entre mas de 40 hombres, con uniforme presidiario, y 4 guardias, que la miraban con lascivia y deseo.
 

heranlu

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Los cuatro guardias, levantaron a Silvia en volandas y la llevaron al fondo de la celda. Había un viejo potro de madera y hierro, al que fue atada con los brazos a un lado y las piernas del otro, bien separadas. De una cadena que pendía del techo, sujetaron su cuello, dejando la cabeza levantada permanentemente, y sus dos agujeros totalmente accesibles.

Desde este momento serás tres agujeros para todo el que quiera usarte, dijo uno de los guardias riendo, acostúmbrate a este potro, hasta que nos cansemos o mueras, este será tu hogar, disfrútalo, jajaja

Y diciendo esto, se bajo los pantalones y metió su polla en la boca de Silvia. Con una arcada por el olor nauseabundo de aquel asqueroso guardia, comenzó a chupársela para no ahogarse con ella, pues a pesar de ser corta, era bastante gruesa. Sintió un pinchazo en su culo, y a la vez unos dedos hurgando su entrepierna y su ano. La sensación conocida de euforia y embriaguez empezó a apoderarse de ella y la lascivia y el deseo, comenzaron a llegar. Alguien comenzó a taladrarla por detrás con rudeza, mientras unos dedos se perdían en su culo. Estaba de nuevo muy excitada.

Toma, métele la porra por el culo, que le está gustando, dijo otro de los guardias, alcanzando su porra a quien la estaba follando muy profundo por detrás.

Mientras el guardia que le estaba follando la boca, la jalo fuerte por el pelo, y comenzó a correrse, entre gruñidos, en el fondo de su garganta. Cuando se retiró, Silvia apenas pudo tomar una bocanada de aire, y otra polla, esta vez de un magrebí recluso, de un tamaño bastante considerable, se hundió de nuevo en su garganta, mientras sentía algo frio y duro entrando profundamente en su culo. Los envites en su coño se hicieron más profundos y rápidos, y mientras sentía que una caliente descarga de semen la inundaba por dentro, estallo en un orgasmo, jadeando y gimiendo, retorciéndose lo que sus ataduras le permitían, para deleite de todos los presentes. El moro, saco la polla de su boca, se colocó detrás, le retiro la porra del culo, y la reemplazo por su miembro. Comenzó a encularla fuerte y profundo, durante más de 10 minutos que se le hicieron eternos, pues el dolor era grande, después del estado en que la había dejado el Ruso. Otro de los guardias metió su aparto en la boca de Silvia, que a pesar del sufrimiento de su enculada, empezaba estar otra vez muy excitada. Su cuerpo, presa de la droga suministrada, iba por libre y era ajeno al dolor, es más, crecía la excitación con él. El moro se aferro con dureza a sus prominentes nalgas, hundiendo sus dedos en su tersa carne, y entre jadeos y gruñidos, se corrió abundantemente dentro de su culo. Saco su polla completamente empapada de semen, y restos de excremento y sangre; el guardia se retiró de su boca y fue a follarla, mientras el moro le metía el miembro en la boca para que se lo limpiara. Silvia no pudo contener la arcada, por lo profundo que se al metió, y el asco que le dio el aspecto y olor de la polla del moro, y vomito, saliendo parte por las comisuras de los labios, por el poco espacio que el tamaño del falo permitía, y teniendo que tragarse de nuevo el resto. Hamid, pareció volver a excitarse con aquello, y empezó a follarle la boca muy profunda, hasta correrse una vez más dentro de su boca, de forma abundante. Sintió como el guardia se corría también dentro de ella. Uno a uno, los más de 40 presos y guardias, se fueron turnando para follarse a Silvia, por todos sitios. Estaba exhausta, dolorida, sudada, regueros de semen salían de todos sus agujeros, mezclados con algo de sangre y sudor. Se reconfortó pensando, que en esa postura, sus maltrechas tetas, tendrían un pequeño descanso, por que la postura las hacía un poco inaccesibles. El guardia gordo, se colocó delante de ella, sosteniendo una cámara con una mano y su maloliente polla en la otra:

Sonrié para don Mateo, zorra, dijo, y comenzó a orinarle en la cara mientras se reía sonoramente. Silvia estaba psicológicamente rota, tanto, que se dejo llevar, se relajó, y soltó también su orina, que llevaba rato ya reteniendo a duras penas, pues las violaciones constantes, le hacían muy difícil ya mantener el control.

Los días y las noches, se sucedieron sin control alguno, era usada a cualquier hora, por cualquier sitio, por cualquiera que se le antojase. Cuando el hedor era insoportable, le daban un lavado a base de manguera, para volver de nuevo a ser usada. Ya ni siquiera la tenían atada, estaba tirada como el despojo humano en que se había convertido, en un catre sucio, en una celda del pasillo, abierta para todos a todas horas. Llevaban tiempo también sin inyectarle nada, tampoco hacía falta, pues sabia cual era su futuro, y que de aquel infierno, solo saldría su cadáver, así, que para que resistirse y llevar una paliza? Su fin, era satisfacer a aquella panda de monstruos, que una vez, había conseguido encarcelar. Lo cierto es, que con el paso del tiempo, los presos se fueron cansando de ella, la falta de resistencia por su parte, así como lo descuidado de su cuerpo, con el bello sin depilar, y extremadamente delgada, les fue poco a poco haciendo perder el interés.

Un día, entro un guardia al que no reconoció y le tiró un mono de preso

Póntelo y levanta, vamos, ordenó

Silvia obedeció

La guió hasta una planta superior de la prisión, y la metió en un cuarto, limpio y ordenado, nada que ver con el dantesco infierno de las plantas de abajo. En el fondo del cuarto habia un baño, totalmente equipado

Entra, dúchate y aséate, ponte presentable, tienes de todo. Depílate totalmente. Tomate tu tiempo, no tienes prisa. Cuando termines tendrás aquí comida y bebida. No hagas ninguna tontería, te estamos viendo, espetó el guardia, firme, pero con tono amable en comparación con lo que llevaba sufrido. Silvia sintió volver a la vida, cuando se metía bajo la cálida lluvia del difusor de la ducha, y más aún cuando su cuerpo sintió la suavidad del perfumado gel. Tomo una crema depilatoria y poco a poco fue retirando todo el bello que le había crecido, principalmente en su pubis, pues el resto del cuerpo, lo depilaba con laser, y prácticamente ya carecía de él. Después de terminar, se aplico una crema hidratante, y vistió otro mono limpio que habían dejado allí. Salió a la sala, donde un generoso almuerzo, con café caliente y zumo, aguardaba.

Tras comer y beber, se tumbó un rato en la agradable y mullida cama. Durmió como un niño pequeño. Perdió la noción del tiempo, cuando la voz del guardia la sobresaltó:

Espero que hayas descansado a gusto, acompáñame.

El guardia la acompañó al despacho del Alcaide, picó a la puerta y mandaron pasar

Un hombre de unos 50 años, delgado y alto, de pelo entrecano y barba muy arreglados, vestido con un elegante traje, los recibió dentro

Hola Silvia, siéntate por favor, dijo

Silvia, obedeció sin rechistar.

Sé que has pasado un infierno hasta estar en este cuarto, y yo estoy aquí para hacer que termine, si tú quieres, dijo

Por cierto, soy un mal educado, me llamo Sebastián y soy el alcaide de este infierno. Como decía, tus días aquí pueden cambiar.

Silvia, instintivamente, se bajo la cremallera del mono, dejando su cuerpo desnudo a la vista, y se arrodillo delante de Sebastián mientras se disponía a soltarle el cinturón del pantalón.

Pero que haces, no, no, vístete por favor, todo a su debido tiempo, jeje, dijo el alcaide

Silvia se sintió contrariada, no entendía nada.

Aceptas terminar con este infierno, deduzco, no?, bien firma este papel, y todo lo malo terminará.

Silvia terminó de vestirse ojeó el papel, que era una especie de contrato y miró al alcaide:

Voy a convertirme en tu fulana? Es lo que me pides que firme?

*Mi fulana, suena horrible. Te ofrezco una salida, ganar dinero los dos, follaras solo con personas de alto nivel, a cambio de dinero, y quizás algún día tu libertad, pero mientras con una vida, aunque sea aquí. Eso o volver a la cloaca de la que te saqué y, con toda seguridad, morir allí. Es tu decisión.

Silvia, por un momento, vio una luz al final del oscuro túnel en el que estaba desde hacía meses, y sin dudar, firmó.

*Bien por ti, por nosotros, has tomado la mejor decisión posible. Mientras decía esto, pulso el timbre para que el guardia entrara.

Ya está, acompáñala a la enfermería, y que comiencen todo el proceso. Silvia, bienvenida a la vida, de nuevo.

En la enfermería, que parecía una clínica privada, y estaba claro que no era para los presos de abajo, había material para todo tipo de intervenciones e incluso un pequeño quirófano.

3 enfermeras y una doctora la recibieron.

Buenos días, soy Ana, te cuento como será el proceso, dijo una de las enfermeras

Lo primero serán análisis completos, para buscar y tratar cualquier cosa que esos bestias te hayan podido contagiar. Trataremos todo lo que tengas, y eliminaremos esas dos marcas de fuego con cirugía estética mediante laser. El anillado, permanecerá, es muy sexy y gusta. Si por un casual estas embarazada, realizaremos un aborto y después una ligadura de trompas, para evitar posibles en el futuro. Ponte cómoda, estarás aquí un tiempo.

Pasaron varias semanas en la enfermería. Los análisis habían sido positivos en Hepatitis y sífilis, además de ser positivo el test de embarazo, de unas 9 semanas. Fue interrumpido y hecha la ligadura, tratadas las enfermedades y la anemia que tenía, así como las marcas de don Mauro a fuego. Además le habían puesto una rutina de ejercicios y dieta. Había recuperado su espectacular físico, y mejorado, pues ahora, por primera vez en su vida, un sexy sixpack marcaba su vientre. El resultado era asombroso. Solo quedaba la secuela de las pesadillas que le atormentaban el sueño, por lo que le dieron un tratamiento para poder dormir. Silvia, había vuelto.

El alcaide, acompañado de su guardia, se presento aquella mañana.

Buenos días Silvia, me comunican que estas lista, y veo que así es, estas preciosa, incluso con ese pijama, acompáñanos, tu nueva vida, empieza hoy.

La llevaron al cuarto donde la transformación había empezado. Llamó su atención un armario abierto, que no recordaba, lleno de ropa, toda nueva, de marcas conocidas pues aun llevaban la etiqueta.

Acomódate y descansa. Paso a recogerte a las 8, estate lista. Sobre la cama tienes lo que debes ponerte, y diciendo esto, Sebastian se marchó

Un vestido de Gucci, azul, de generoso escote, y largo, con abertura por un lado, un conjunto de lencería, también azul, con un minúsculo tanga, medias y zapatos de medio tacón, también en azul. Parece que esta noche toca fiesta, pensó Silvia.

Cuando el guardia pico y entro en el cuarto, quedo perplejo ante la imagen que se encontró. Silvia lucia impresionante con el vestido y los tacones. Su generoso pecho, resaltado por el relleno del sujetador, y la larga abertura lateral del vestido, dejaban ver unas perfectas y moldeadas piernas, resaltadas por el tacón del zapato. El pelo recogido en una coleta caía sobre su hombro derecho, y un delicado y suave maquillaje cubría su cara. Nadie diría que era el despojo que había rescatado de las cloacas inmundas del fondo de Poggioreale.

Sebastián soltó una exclamación de asombro al verla.

Superas todas las expectativas, dijo sonriendo, nos vamos a hacer de oro. Acompáñame al coche, y tomándola del brazo, subieron al Alfa Stelvio negro que aguardaba a la puerta.

Tardaron una media hora en llegar a una lujosa casa, con varios guardias custodiándola. Coches de alta gama, entre ellos varios Ferrari y un Bugatti, esperaban aparcados fuera a sus propietarios.

Bien, hoy es tu debut, espero que des la talla. No hagas tonterías, llevas un implante cerca de tu cerebro. Es un localizador, que además incorpora un pequeño explosivo. Tu vida está en mis manos, no lo olvides. Aquí hay mucho dinero y veras caras muy conocidas. Muchos te conocerán a ti también, y eso es lo que nos interesa. Van a pujar por pasar la noche contigo, el ganador podrá hacer lo que quiera contigo en esas horas, menos dejarte marcas permanentes o mutilarte. Harás lo que te pidan. El 30% de cada subasta es tuyo, un 10% adicional es para pagar la deuda que tienes conmigo por haberte comprado a Don Mateo, y el otro 10 para Julio, mi escolta, que velara por tu seguridad en todo momento. Yo me llevo el otro 50, ok? Pues vamos a ganar dinero dijo, dándole un beso en la mejilla y abriendo la puerta.

Entraron en la lujosa casa, y dos chicas de unos 20 años, completamente desnudas les guiaron a través de los pasillos a un gran salón en el piso superior. Unas 30 personas estaban dentro. En alguna esquina, había chicas desnudas haciendo felaciones a hombres de pie, que copa en mano, hablaban entre ellos, como ajenos a las mamadas que estaban recibiendo. Unas 15 personas, entre ellas varias mujeres, esperaban alrededor de un atril, adonde Silvia fue acompañada. Sin duda era el plato estrella de la Noche.

Antes de subir, le retiraron el vestido. Lucía esplendida con el conjunto de ropa interior. Una voz hizo la presentación, llamando la atención de todos los presentes.

Nuestra subasta especial de hoy, dijo. Desaparecida en extrañas circunstancias hace menos de un año, Silvia Avantos, la fiscal que logro encerrar a Don Mateo, vuelve hecha una diosa del sexo, y como pueden comprobar, en un estado físico asombroso. Ya saben las reglas, la puja empieza en 6000€ por 8 horas.

6000, dijo una voz masculina

6500, dijo otra

8000 se oyó de una voz femenina

Silvia miraba atónita a cada puja, no se lo podía creer, de verdad alguien pagaría 8000€ por estar 8 horas con ella? La puja continuaba.

9000, dijo el primer hombre, que era uno de los que en una esquina recibía momentos antes una felación de una joven morena.

12000 dijo otra mujer.

20000, la voz vino de la puerta del salón y todo el mundo se giró para ver quien había pujado semejante cantidad. Silvia sentía también mucha curiosidad..

Una silueta femenina, acompañada de otras dos mujeres, entro en escena. Lucia alta y esbelta, en un mono de latex, que dejaba poco a la imaginación, de su cuerpo. Dos pechos de generoso tamaño amenazaban con desgarrar la fina capa que los cubría. Una larga melena, caía desde sus hombros, rubia y lisa. Sus acompañantes, de apenas 25 años, completamente desnudas, salvo por el minúsculo tanga, también de latex, el collar de perro unido a sendas cadenas que la mujer llevaba, y una mordaza en la boca en forma de bola.

20000 € ha ofertado la señorita Valvidares, nuestra anfitriona de esta noche, alguien da mas??

En la sala solo hubo susurros, pero nadie mas pujo.

20000 a la 1, 20000 a las 2, adjudicada en 20000 € a la señorita Valvidares, que la disfrute. Pasamos al siguiente lote.

Silvia vio como su postora, daba indicaciones a un hombre de traje, mientras la bajaban del atril y la reemplazaban por dos mulatas gemelas de unos 30 años, completamente desnudas.

El hombre del traje tomo el vestido de Silvia en una mano, y con delicadeza, la tomo del brazo para dirigirla fuera del salón, por una puerta trasera, escaleras abajo.

Entraron en una habitación a través de una puerta tapizada en piel. El cuarto estaba totalmente forrado de piel roja, probablemente insonorizado, y equipado hasta en el mas mínimo detalle, con todo tipo de artilugios, juguetes y muebles, destinados únicamente al sexo, al dolor y al placer. Muchos de ellos eran conocidos por Silvia, y un escalofrío recorrió su cuerpo. La voz del hombre la saco del trance.

Desnúdate completamente y deja toda tu ropa sobre esta silla, vete a los pies de la cama, arrodíllate con las manos atrás y la mirada al suelo, y espera. En 8 horas paso a recogerte, y dicho esto, se giro y salió por la puerta. Silvia obedeció las instrucciones al momento.

La puerta volvió a abrirse y entro la mujer con sus dos acompañantes. Al cerrar la puerta, soltó las cadenas y las chicas se arrodillaron a ambos lados de la misma, en la posición que ocupaba Silvia. La mujer se acerco a ella, se inclinó tomándole la barbilla y le alzo la cabeza mirándole a los ojos.

Ponte en pie, no tengas miedo.

Me llamo Ángela, se bien el infierno que has pasado, y, de alguna manera me siento en deuda contigo. Ven, túmbate en la cama. Y diciendo esto le dio un suave beso en los labios.

Silvia se tumbó y Ángela, delicadamente le quito la poca ropa que le cubría. Ella hizo lo propio, quedando completamente desnuda y dejando a la vista un esculpido cuerpo, moldeado a base de horas de ejercicio y duras dietas, para retrasar el paso del tiempo. Aun así, Silvia calculaba que tendría más o menos su misma edad. Ángela continuó besándole por el cuello, delicadamente, bajando poco a poco hacia sus pechos, atrapando uno de los anillados pezones entre los labios, y mordisqueándolo suavemente. Silvia sintió un escalofrío de placer que recorrió todo su cuerpo, y sintió como su interior se humedecía. Ángela continuó bajando, besando su vientre y lamiendo su ombligo, bajo hasta su depilado pubis, pasando suavemente la lengua por sus labios, para buscar entre ellos el clítoris. Lo humedeció un poco y comenzó a lamerlo y succionarlo suavemente, mientras introducía un dedo en su mojado interior. Silvia estaba muy excitada, y se dejaba hacer, hacía mucho, mucho tiempo que no disfrutaba tanto, antes incluso que su secuestro, con su última pareja. Jamás había estado de manera consentida con una mujer, y lo estaba disfrutando. Ángela se fue girando y su depilada vagina se abría frente a la boca de Silvia. Esta levanto ligeramente la cabeza, saco la lengua y lamió suavemente los labios de Ángela. Continuó lamiendo e introduciendo la lengua en su interior, alternando con el clítoris que se erguía exultante ante aquellas inexpertas maniobras, pero que arrancabas gemidos de placer de Ángela. Continuaron un rato así, hasta que simultáneamente ambas comenzaron a sentir un orgasmo que arrancaba desde lo más profundo de su interior.

Ángela tomo entonces un consolador de unos 60 cm de largo, terminado en glande por los dos extremos. Introdujo sin dificultad uno dentro de Silvia, mientras hacía lo propio con el otro en su interior. Se tumbo frente a ella, ambas insertadas por el falo de goma, y tomándolo con la mano comenzó a meterlo y sacarlo en ambas, consiguiendo el segundo orgasmo simultaneo en pocos minutos. Silvia estaba fuera de sí, con tanto placer y delicadeza. Una vez sacado el amante de silicona de ambas mujeres, se tumbaron juntas.

Porque me tratas así de bien, si me puedes hacer lo que quieras? Has pagado todo ese dinero para hacerme el amor? No lo entiendo.

Hace tiempo, pase el mismo infierno que tú. Cuando me enteré que Don Mateo te tenía presa me pude imaginar por lo que ibas a pasar he hice lo posible por rescatarte. Tu sufrimiento, si quieres ha terminado, quédate conmigo, me gustas mucho.

Me encantaría, de verdad, nunca había sentido lo que tu me has hecho sentir en este poco rato, y me gustas, de verdad, nunca pensé que le podía decir esto a otra mujer, pero has de saber que me han implantado un chip que si no…

Chsss le interrumpió Ángela. El chip solo es un localizador, no lleva explosivo.

¿Cómo lo sabes?

Porque yo orqueste tu salida de aquel agujero, acaso crees que el Alcaide tiene poder para sacarte de allí? Llevo meses preparándolo, el localizador era solo para garantizar que hoy, ahora, estarías aquí. Lo siento.

No lo sientas, te estoy muy agradecida, y no se me ocurre un lugar mejor donde estar.

Eso significa que te quedas?

Si, por supuesto.

Perfecto, dijo mientras le besaba profundamente en la boca. Si quieres vengarte de todo lo que te han hecho, lo que nos han hecho, tengo el dinero, el poder y los recursos suficientes para poderlo llevar a cabo, y tu los contactos en la fiscalía.

La fiscalía también esta corrupta, dijo Silvia.

Lo sé, por eso el primer paso será hacerte Fiscal Jefe.

Y dicho esto volvieron a hacer el amor durante toda la noche.

FIN
 
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