La familia que es violada unida... [sexo forzado, incesto, madre/hijo, padre/hija]

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Feb 28, 2015
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Me llamo Tatiana y lo que voy a contar a continuación ocurrió cuando yo tenía unos 16 años más o menos. Por aquel entonces la transición y la democracia acababa de entrar en nuestro país, cosas como la política y el sexo eran temas que habían sido tabú en la sociedad, y todavía más para las mujeres, así que yo no tenía ni idea de nada, pues solo quería estudiar para ser enfermera. Evidentemente era virgen y quería seguir siéndolo hasta el matrimonio, nunca me habían besado ni me habían metido mano y mi cuerpo todavía estaba por estrenar. Mi hermano tenía unos 18 años y aunque tenía novia, en una sociedad como la que se vivía por aquel entonces, no podías mantener relaciones antes de casarte, por lo que imagino que a pesar de estar saliendo con la que entonces era su chica, él también era virgen. Mi hermano y yo compartíamos habitación, pues a pesar de que mi padre era abogado y en esa época las leyes eran muy estrictas, no nos faltaba de nada y teníamos muchos caprichos, aunque el dinero del que disponíamos tampoco era abundante.

Todo ocurrió una fría noche de invierno en la que mi hermano y yo ya estábamos acostados en la cama y nos despertaron varios ruidos que provenían del salón. Pasados unos minutos, mis padres aparecieron en nuestra habitación intentando no hacer demasiado ruido y mientras mi padre cerraba la puerta, mi madre se acercó a nosotros y nos dijo con voz baja que no hiciéramos ruido porque habían entrado unos ladrones a casa. Yo me puse muy nerviosa pero mi madre para tranquilizarme me dijo que no tuviera miedo, que en cuanto se fueran llamarían a la policía. Al cabo de un rato oímos varios pasos que se acercaban a la habitación, de repente abrieron la puerta de golpe y cuando vieron a mi padre lo amenazaron mientras le ponían una navaja en el cuello y le decían:

· Asique aquí estabas escondido, rojo de mierda.

Por sus palabras nos dimos cuenta de que aquellos tipos eran unos fachas que andaban buscando a mi padre por algún juicio en el que gracias a él, los declararon culpables de algún delito y mi padre al verlos, completamente nervioso les dijo:

· Por favor no le hagáis nada a mí familia, es a mí a quien buscáis y aquí estoy, mi familia no os ha hecho nada. – (dijo mi padre intentando que no nos hicieran nada)

Pero uno de ellos nos miró con ojos de lujuria y mientras se acercaba a nosotros, le dijo a mi padre con voz amenazante:

· Vaya, vaya… Tienes una hija y una mujer muy guapas. ¿Me las prestas?

· Como las toques te mato, hijo de puta. – (gritó mi padre enfurecido)

Y acto seguido, mi padre recibió un fuerte puñetazo en el estómago que hizo que se cayese al suelo del dolor, mientras mi madre empezaba a gritarles que se marchasen y aquellos tipos comenzaban a reírse a carcajadas. Después levantaron a mi padre del suelo, y mientras dos tipos lo mantenían sujeto, varios de ellos fueron al salón y trajeron varias sillas para sentarse. Le ataron las manos a la espalda a mi padre y lo sentaron en una silla, uno de ellos se sentó tras él mientras le volvía a poner la navaja sobre el cuello y los otros se sentaron en las demás sillas. El único que se quedó de pie, fue el tipo que llevaba la pistola en la mano y parecía el cabecilla del grupo, que se dirigió hacia mi hermano y le dijo:

·
Tú, chaval. Junta esta cama con aquella si no quieres que le cortemos el cuello a tu padre.

Mi hermano dudó unos instantes en hacerlo, pero tras ver que mi padre le hacía un pequeño gesto unió su cama a la mía como pudo, mientras otro de los ladrones apuntaba a mi madre en la cabeza con una pistola diciéndole:

· Y tú, zorra. Quítate el pijama.

Mi madre, evidentemente se puso a llorar por la impotencia de no poder hacer nada y negando con la cabeza hizo el gesto de que no lo haría, a lo que el tipo que la apuntaba con la pistola pareció enfadarle y puso el cañón de la pistola sobre la cabeza de mi madre. Ella cerró los ojos por unos instantes pensando que iba a matarla pero poco después, el tipo pareció cambiar de opinión y se dirigió hacia mi hermano para apuntarle a él con la pistola.

· Como me hagas repetírtelo le pego un tiro aquí mismo, desnúdate o despídete de tu querido hijo.

Y mi madre, con lágrimas por las mejillas, no tuvo otra opción que acatar las órdenes de aquellos tipos, comenzando a desnudarse muy despacio quitándose los pantalones del pijama y dejando al descubierto unas pequeñas braguitas blancas de algodón, después se quitó la parte de arriba del pijama, y sus pechos bastante más grandes que los míos, quedaron al descubierto ante aquellos tipos que nos amenazaban. Sin saber por qué y a pesar de aquella situación tan tensa, miré el cuerpo semidesnudo de mi madre y deseé que de mayor mi cuerpo fuera como el suyo, pues sus pechos eran turgentes, los tenía muy bien cuidados para su edad, y su desnudo era muy atractivo.

· Así me gusta, que me hagáis caso… Si hacéis todo lo que os digamos, os prometo que no sufriréis ningún daño. – (dijo el tipo de la pistola, que al parecer era el cabecilla del grupo)

· Y ahora desnúdate tú, papaíto. – (le dijo a mi padre mientras seguía apuntando a mi hermano con la pistola)

Dicho esto le soltaron las manos a mi padre y no dudó ni un instante en hacerlo, pues tras escuchar las palabras de aquel tipo creyó que si hacíamos todo los que nos decían pasaría todo mucho más rápido, pero si no lo hacíamos, cualquiera de nosotros podría salir herido como poco, y la vida de mi hermano estaba en juego, por lo que haciendo caso a las indicaciones de aquel tipo, mi padre empezó a desnudarse. Cuando se desnudó por completo, el tipo de la pistola me miró lujuriosamente mientras yo agarraba con mis manos temblorosas los bordes de mi corto camisón, pues sabía que había llegado mi turno, pero me daba mucha vergüenza desnudarme delante de todos, y para mi sorpresa, el tipo de la pistola le dijo a mi padre con voz firme y tajante:

· Muy bien papaíto, ya lo vais entendiendo… Ahora acércate a tu hijita y quítale el camisón.

Mi padre dudó unos instantes en hacerlo, pero aquel tipo se me acercó y me puso la pistola sobre la cabeza, así que mi padre enseguida se acercó a mí y susurrándome al oído con voz dulce, me dijo:

·
Tranquila hija mía, no tengas miedo, no va a pasarte nada malo.

Las manos de mi padre, empezaron a bajar los finos tirantes de mi camisón para después comenzar a trepar por mis brazos mientras me subía el camisón hacia arriba, y yo levanté los brazos para facilitarle que me lo quitase, dejando mi cuerpo semidesnudo únicamente cubierto por unas pequeñas braguitas de corazoncitos. Yo estaba muy nerviosa y sentía mucha vergüenza al estar así delante de mis padres y mi hermano, pero sobretodo delante de unos desconocidos que lo único que pretendían era vernos a todos desnudos, y cuando creí que al quedarme así me dejarían tranquila, el tipo volvió a decirle a mi padre:

· Muy bien, ahora quítale las braguitas.

Mi padre me cogió de las piernas haciendo que me sentase en el borde de la cama, y mirándome a los ojos, se agachó sin decir nada y me bajó las bragas. A los pocos minutos, volvieron a coger a mi padre entre dos tipos, y mientras lo seguían amenazando con la navaja en el cuello, el tipo de la pistola se dirigió hacia mi hermano y le dijo apuntándole:

· Ha llegado tu turno chaval, desnúdate.

Mi hermano enseguida hizo caso a aquel tipo y rápidamente se desnudó intentando taparse sus partes más íntimas con las manos, pero el tipo se lo impidió retirando sus brazos de un tirón y le dijo que como intentase cubrirse de nuevo, mi madre y yo sufriríamos las consecuencias, por lo que finalmente mi hermano completamente ruborizado, terminó dejando sus manos estiradas a cada uno de los lados exhibiendo una enorme erección que tanto yo como mi madre no pudimos evitar contemplar, y finalmente el tipo le dijo a mi hermano que se tumbase en la cama boca arriba, cosa que obedeció al momento.

·
Muy bien chicas, ahora quiero que les chupéis las pollas.

Yo no entendí muy bien a lo que se referían, pues todavía era muy joven y no sabía nada de sexo, pero mi madre enseguida se puso a suplicarles que por favor no me metiesen a mí por en medio, que ella haría todo lo que ellos quisieran pero que por favor a mí me dejasen tranquila, que era muy pequeña, y el tipo de la pistola se acercó a mi madre sin mediar palabra y le dio un fuerte bofetón que la hizo caer al suelo mientras le decía:

· ¡Cierra la puta boca!

Después, el tipo se me acercó y cogiéndome del pelo me llevó a rastras hacia mi padre obligándome a ponerme de rodillas frente a él, mientras él intentaba forcejear inútilmente, pues lo tenían cogido con las manos en la espalda, y con una navaja que amenazaba su cuello.

·
Mira niña, esto es muy sencillo… ¿ves la cola de tu padre? Pues métetela en la boca y chúpala como si fuese una piruleta.

Yo inocentemente cogí el pene de mi padre con delicadeza, y siguiendo las indicaciones de aquel tipo me introduje el miembro en la boca y empecé a dar pequeños lametazos como si fuese una piruleta tal y como me habían dicho.

· Eso es, así… muy bien. ¿Ves zorra? Tu hija aprende mucho más rápido que tú – (le dijo el tipo a mi madre) Y ahora no me hagas tener que volver a repetírtelo y chúpale la polla a tu hijo.

Mi madre completamente humillada y todavía dolorida del tortazo que le habían dado, se levantó del suelo y se dirigió hacia la cama donde estaba mi hermano tumbado boca arriba, reptó sobre ella y cogiendo el pene de mi hermano comenzó a acariciarlo despacio y con mucha delicadeza, mientras mi hermano no pudo evitar que un leve gemido se escapara de su boca, para después introducirse la polla de mi hermano en la boca y empezar a succionarla con delicadeza, a la vez que acariciaba el pecho de mi hermano con una de sus manos intentando no mirar hacia donde estábamos yo y mi padre. Yo en cambio, mientras chupaba la polla de mi padre, miraba de reojo lo que hacía mi madre y decidí imitarla, a los pocos minutos oí el primer gemido de mi padre y ayudándome de mi lengua, comencé a jugar con su glande tal y como hacía mi madre con mi hermano. Pero de repente, el tipo de la pistola nos dijo:

·
¡Ya basta de mamadas! Tú y tú, poneros de pie… Y tú también bonita.

Como si de un grupo de soldados se tratase, mi madre y mi hermano se levantaron de la cama, y yo me incorporé quedándome de pie también esperando nuevas órdenes, y acto seguido, el tipo dijo:

·
Ahora quiero que os las folléis.

Al oír aquellas palabras, mi madre volvió a llorar desconsoladamente mirando a mi padre para que hiciera algo y pusiera fin a todo aquello, aunque esta vez no dijo nada, pues sabía que si no les hacíamos caso, seríamos nosotros los que saldríamos perdiendo, y mi padre hizo un pequeño gesto de ira, que cuando se percató el tipo de la pistola se le acercó y le dijo:

·
¿Tienes algo que decir? Payaso. ¿Es que no me habéis oído? ¡A follar, coño!

Dicho esto, me cogió en brazos por la cintura y tirándome a la cama boca arriba y completamente desnuda, le insistió a mi padre esperando su reacción:

· Fóllatela.

· P… pero es virgen.

·
Mejor, así disfrutarás más.

Después, el tipo se le acercó a mi hermano y le repitió lo mismo mientras mi padre se empezaba a acercar a mí. Mi madre se tumbó en la cama de al lado y cogiéndome de la mano me dijo:

·
Tranquila hija, no pasa nada.

Mientras los demás tipos observaban todo sentados en las sillas, mi padre se tumbó sobre mí con mucha delicadeza y sus piernas se metieron entre las mías obligándome a abrirlas. Mi madre estaba en la cama de al lado y me miraba con rostro de placer a la vez que mi hermano le acariciaba con vergüenza los pechos, pero aquella escena pareció aburrir a los tipos y el jefe del grupo se acercó a mi hermano para insistirle, susurrándole al oído:

· ¡Fóllatela, venga chaval… fóllate a tu madre!

Al oír aquello, mi hermano pareció sentirse un poco más motivado y dejó de manosear los pechos de mi madre, para tumbarse sobre ella mientras mi madre cogía el pene de mi hermano y lo acercaba hacia su vagina.

·
Mamá, no quiero hacerte daño.

·
Tranquilo hijo, no te preocupes por mí, pero haz lo que te dicen estos señores, sino se enfadarán. Cielo.

Y al escuchar las palabras de mi madre, mi hermano empezó a empujar suavemente su pene contra la vagina de mi madre, y poco a poco empezó a bombearla a un ritmo delicado. Mi madre cerró los ojos y al sentir como su propio hijo la penetraba empezó a suspirar y a emitir pequeños gemidos mientras yo miraba asombrada, y mi que padre estaba tumbado sobre mí, me acariciaba con mucho cuidado mientras yo empezaba a sentir una sensación que nunca antes había sentido, me gustaba lo que me estaba haciendo. De repente, mi padre me dijo:

· Cariño, voy a penetrarte. Puede que te duela.

· Tranquilo papá, debes hacerlo o nos matarán.

Mi padre me miró a la cara y llevó su mano hasta su pene, de pronto sentí como me partía en dos y abrí la boca para gritar, pero no lo hice, cogí aire intentando aguantar el dolor de mi sexo, mientras miraba el rostro de mi padre que sin duda estaba excitado, pero no quería mostrármelo. Mi madre gemía abrazada a mi hermano y tenía los ojos cerrados, su rostro era de un intenso placer y ella no luchaba por disimularlo y mi hermano gemía desenfrenadamente mientras la penetraba. El dolor de mi coño se estaba transformando en un placer algo tímido, yo ya estaba completamente excitada y comencé a acariciar la espalda de mi padre mientras suspiraba tímidamente, y él al ver que ya no me dolía, también comenzó a gemir. El ritmo de sus bombeos fue aumentando cada vez más, mientras los atracadores nos miraban lascivamente y mientras yo sentía la polla de mi padre dentro de mi coño avanzando sin piedad dentro de mí, sus manos acariciaban mis pechos y me besaba por el cuello. Sabía que aquello no estaba bien, pero estaba rota de placer y disfrutando como nunca antes lo había hecho. Jamás había sentido algo como aquello, y poco a poco el placer fue aumentando en mi interior hasta hacerse casi insoportable, pero sentía mucha vergüenza de sentir esas cosas y traté de exteriorizarlo lo menos posible hasta que el goce pareció explotar dentro de mí, y los ojos se me pusieron en blanco a la vez que empecé a mover mi cuerpo para tratar de abarcar el máximo placer posible que me estaba dando mi propio padre. A los pocos minutos y con la cara desencajada de gusto, mi madre sintió como mi hermano vaciaba su joven semen dentro de ella y empezó a gemir como nunca antes la había oído.

· Vaya, vaya… parece que la mamá y su hijo se han corrido. – (dijo el tipo de la pistola)

Entonces supe que era aquello lo que me había sucedido a mí, había tenido un orgasmo, y ver a mi madre tener uno, comenzó a excitarme de nuevo. Poco a poco el placer vino de nuevo y mi padre y yo comenzamos a gemir mientras mi hermano y mi madre nos miraban abatidos, desnudos y sudorosos tumbados sobre la cama.

·
Mmmmmmmmmm, creo que es…que es…. – (grité como poseída)

Mi padre me miró a los ojos y supe que iba a llenarme con su semen.

· ¡Papá, ya me viene… Ya me viene!

Entonces mi padre comenzó a moverse más rápido dentro de mí y mientras me miraba a los ojos me dijo:

·
Lo siento, hija.

Y enseguida sentí como una avalancha de semen caliente me llenaba por dentro. Cuando terminó de vaciarse dentro de mí, me besó tiernamente los labios y después se tumbó a mi lado sobre la cama, descansando de aquel intenso orgasmo. Los cuatro estábamos desnudos sobre la cama y todavía estábamos asimilando que habíamos sentido el mayor placer de nuestra vida con miembros de nuestra propia familia, pero aquello no había hecho más que comenzar...

· Muy bien, así me gusta… Habéis disfrutado como cerdos, pero parece que a este le pone su hermanita, ¿no os habéis fijado chicos? No deja de mirarla con ojos de deseo. Pues venga chaval, fóllatela que lo estás deseando.

Los demás tipos empezaron a reírse a carcajadas desde las sillas y animaron al cabecilla del grupo para que mi hermano se acostase conmigo delante de ellos. Yo inmediatamente negué con la cabeza, pues ya había sido desvirgada por mi propio padre y había sentido un orgasmo forzado con él, pero ahora querían que repitiera con mi hermano.

·
Tú cállate, putilla. – (me dijo el jefe de la banda)

A mi hermano le faltó tiempo para dar un brinco de la cama donde estaba con mi madre y acercarse a mí, y dos tipos aprovecharon para coger a mi padre bruscamente y apartarlo de mi lado para llevarlo a la otra cama, donde estaba mi madre todavía exhausta del polvo que le había echado mi hermano.

·
Y tú a follarte a tu mujer, venga… Que la tienes muy abandonada.

Mi hermano se me acercó y enseguida comenzó a acariciarme las piernas, subiendo por mis muslos hasta llegar a mi sexo, que lo acarició con delicadeza mientras yo sentía que estaba de nuevo perdiendo los papeles por el placer que estaba recibiendo. De pronto sentí como dos de sus dedos se hundían en mi sexo y gemí sin miedo mientras miraba a mis padres, que estaban tumbados a escasos centímetros de nosotros besándose entre ellos, al instante mi padre bajó su boca hasta los pechos de mi madre y comenzó a lamerlos y succionarlos, provocándole a mi madre un gran placer, pues gemía muy excitada y sin importarle que nosotros estuviésemos allí, junto a aquellos pervertidos. Mi hermano imitó a mis padres y con gran pasión comenzó a lamerme también a mí mis medianos pechos, lamía mis pezones y chupaba mis senos con avaricia. Mi hermano había perdido el control de sí mismo y ya no parecía mi hermano, más bien parecía un tipo como cualquier otro dispuesto a follarme, se tumbó encima de mí y al mirarle a la cara pude ver su expresión de placer, estaba deseando penetrarme y su pene erecto golpeaba mi sexo intentando entrar en mí, a toda costa. Segundos después, llevó una de sus manos hasta su pene y me penetró de golpe, yo di un grito de dolor y entonces escuché un gemido de mi madre, la miré y ella también me miraba a la vez que mi padre la penetraba con gran ligereza. Continué mirando a mi madre mientras mi hermano comenzó a meter y sacar su miembro endurecido de dentro de mí y ella me devolvía la mirada, no dejamos de mirarnos mientras gemíamos y nos follaban, pues el vernos siendo penetradas por nuestros familiares nos resultaba realmente apasionante y gemíamos casi al mismo tiempo.

Estaba a punto de tener otro orgasmo cuando el cabecilla del grupo les ordenó a mi hermano y a mi padre que se corriesen sobre nosotras, y que lo hiciesen ya, ellos por supuesto obedecieron poniéndose a horcajadas sobre nosotras y yo me quedé mirando a mi hermano mientras este intentaba eyacular sobre mi torso desnudo, pero al parecer no conseguía llegar al orgasmo, así que cogí su pene y comencé a masturbarlo con ímpetu, mi madre hizo lo mismo con mi padre y los gemidos de ellos se volvieron cada vez más intensos. De repente sentí como algo caliente me salpicaba por los pechos, la cara y el pelo, era el semen de mi hermano, y mi padre minutos más tarde también terminó teniendo su ansiado orgasmo y llenando de esperma el cuerpo desnudo de mi madre. No sabía qué hacer, me sentía sucia y sin embargo me gustaba el tacto caliente del semen en mi cuerpo, quise quitarme un poco con las manos pero el cabecilla del grupo me lo impidió cogiéndome por las muñecas.

· No, no… Ve con tu madre y lámeselo a ella.

El tipo me empujó contra mi madre mientras mi padre y mi hermano salían de las camas, y cuando nuestros cuerpos se tocaron sentí el semen de sus pechos contra mí, al mismo tiempo que ella el de mi hermano. Nos miramos a los ojos sabiendo que no nos quedaba otra alternativa y me incliné un poco sobre los pechos de mi madre para sacar mi lengua despacio y lamer un poco de semen de mi padre. Al probarlo no me gustó demasiado, pero el cabecilla del grupo me insistió diciéndome que me lo tragase TODO, y tras pensármelo durante unos segundos, volví a inclinarme de nuevo y lamí todo el semen que había esparcido por el vientre, la cara y los pechos de mi madre. Esta vez y con más cantidad de semen en mi paladar, el sabor me gustó mucho más que la primera vez y me aseguré de que no quedase resto alguno de semen por su cuerpo. Cuando terminé de relamer todo el semen que mi padre había vertido sobre el cuerpo desnudo de mi madre, miré a mi madre a los ojos y vi que tenía la misma cara que cuando era penetrada por mi hermano. De repente, uno de los pervertidos del grupo dijo que había llegado el turno de mi madre, y ella sin dudarlo ni un instante se incorporó poniéndose de rodillas y me tumbó boca arriba sobre la cama para empezar a lamer los restos de semen que mi hermano me había echado por encima. Me lamió la cara, los labios, y después lamió mis pechos que estaban repletos de esperma, aquello me gustó mucho, me sentí limpia y a la vez muy excitada, la lengua de mi madre barrió uno de mis pezones y yo creí ascender al cielo, pues mi pulso se aceleró y mi cuerpo volvió a pedir más sexo, aunque me esforcé como pude en no dar evidencias de lo cachonda que estaba en ese momento. Después siguió lamiendo mi vientre y paró un instante en el que yo pensé que ya había terminado, cuando de repente volvió a sacar su lengua y empezó a lamer la parte interna de mi muslo derecho. Al sentir su lengua por esa zona no pude aguantar y un pequeño gemido se escapó de mi boca.

· Mirad, la pequeña putilla se está poniendo cachonda. Ahora que ha aprendido lo que es el sexo, parece que le está cogiendo el gusto.

Mi madre al oír aquello e intuyendo lo que aquellos tipos nos iban a pedir a continuación, se tumbó rápidamente a mi lado para evitarlo y nos miramos las dos sonriendo. Ella me acariciaba cara y yo me di cuenta de que a ella le quedaba semen en la suya, muy cerca de la boca, así que sin pensármelo dos veces me acerqué a ella y lo lamí, parte de mi lengua rozó sus labios y fue fugaz pero desencadenó la tormenta que provocó a mi madre besarme suavemente. Al instante y sin que aquellos tipos nos dijesen nada, empezamos a besarnos y a abrazarnos completamente desnudas en la cama, yo nunca antes había besado a nadie y ella me guiaba abriéndome la boca con la suya mientras su lengua empezaba a buscar y jugar con la mía. Estaba besando la boca que cada noche me daba un beso en la mejilla antes e irme a dormir, la misma boca que había saboreado la polla de mi hermano mayor hacía unos minutos, y que había saboreado su semen quitándolo de mi cuerpo. Ya no atendíamos a razones, el grupo de pervertidos nos miraba estupefactos y nos aplaudían por nuestra iniciativa mientras mis manos buscaban el cuerpo desnudo y el chocho de mi madre. Comenzamos a acariciarnos con mucha delicadeza y sensualidad y cuando nuestras bocas quedaron libres las dos gemíamos de placer sin dejar de tocarnos ni un instante. Mi madre alargó uno de sus brazos y acarició mi inexperto chocho con mucha delicadeza, pasados unos minutos bajó su cara hacia mi entrepierna y su lengua empezó a jugar con mi clítoris, al sentirlo di un gemido monumental y sonreí mirándole a los ojos mientras mi madre seguía masturbándome con su lengua. En aquel instante era la chica más feliz del mundo, mi madre me estaba comiendo el coño y lo hacía de maravilla mientras yo gemía acariciando su pelo. Rota de placer miré a los tipos, estaban quitándose la ropa y supe lo que iba a pasar a continuación, pero en aquel momento no me importó ni lo más absoluto. Supe que por fin iba a correrme y comencé a arquear mi cuerpo siendo presa del extraordinario placer que mi madre me estaba dando, e instantes después tuve el mejor orgasmo que había tenido nunca mientras mi madre seguía chupando mi húmedo chocho y lamiendo todos mis flujos hasta que no quedó flujo que lamer. Cuando me miró, su boca y su cara estaba repleta de mi líquido, eso me excitó todavía más y empezamos a besamos de nuevo sin darnos cuenta de que los pervertidos estaban atando a mi padre y mi hermano a las sillas.

A los pocos minutos, dos de los pervertidos se nos acercaron y se metieron en la cama con nosotras, aquello nos dio pánico e inmediatamente intentamos escapar, pero los tipos eran mucho más fuertes que nosotras y además nos habían pillado desprevenidas. Uno de ellos se tumbó sobre mí y pude sentir su pene erecto empujando contra mi sexo, dispuesto a penetrarlo. No tardé en sentir como me penetraba pero ya no me dolía tanto como al principio y enseguida comenzó a bombearme pero yo acababa de correrme y no sentía casi placer, en cambió mi madre gemía como una loca mientras era violada por el que parecía el jefe, y en aquellos momentos pensé si eso sería realmente una violación, pues se notaba mucho que mi madre estaba disfrutando. El tipo que tenía encima comenzó a besarme como loco mientras me follaba, aquel fue el primer beso que me dio un hombre, pues el primero de todos me lo dio mi propia madre y la lengua de aquel tipo hurgó en mi boca todo lo que quiso mientras yo, presa de la lujuria, y como si fuera puta, empecé a buscar su lengua y a jugar también con ella. Por otra parte, el tipo que estaba violando a mi madre, empujaba con fuerza embistiéndola mientras mi madre se agarraba a la cabecera de la cama gritando de placer con cada una de sus embestidas, y poco después, vi como mi madre dejaba el cabecero para agarrar las sábanas de la cama con las uñas y empezaba a tener un gran orgasmo con otro hombre que no era mi padre.

· ¡Más, más… dame más!… – (dijo mi madre, con la voz rota).

Enseguida sentí como la polla del tipo que me estaba follando se inflaba dentro de mí, y empezaba a vaciarse en mi interior, mientras yo me agarraba con fuerza a él y comenzaba a gritar al sentir su semen inundándome.

·
¡Ohooo! ¡Siii¡ ¡Me corrro, me corroooo!

Pero antes de que pudiese darme cuenta, el tipo que me había follado ya se había tumbado a mi lado, y el jefe del grupo que había estado follándose a mi madre, se apartó de ella y con su polla bien dura vino a mi cama y me dijo:

·
Ponte a cuatro patas.

Yo iba a obedecerlo cuando escuché la voz de mi madre desde la cama de al lado:

· ¡No, ni lo sueñes!… ¡Que me violes a mí, vale, pero deja el culo de mi hija en paz!

·
Pues si no le abro el culo a tu hija te lo abriré a ti.

· No lo hagas, mamá. Déjame que lo haga yo.

Mi madre se puso a cuatro patas con el culo en pompa y jamás imaginé que allí dentro entrase tal pollón.

·
No te preocupes hija, no pasa nada.

El tipo que había descargado su semen caliente dentro de mí, me sujetó para que no intentara nada, y su compañero se puso detrás de mi madre con el pene a punto de estallar y se mojó dos dedos, los pasó por la entrada del ano de mi madre y ella gimió al sentir como aquella polla empezaba a abrirse camino por su estrecho culo. Después, el tipo empezó a empujar despacio mientras mi madre apretaba las uñas contra la cama y gemía de dolor. A los pocos minutos, el pene de aquel tipo desaparecía lentamente dentro del culo de mi madre mientras ella era invadida por un intenso dolor y cuando la polla pareció llegar al fondo de su ano, el tipo la sacó un poco y esta vez se la volvió a meter de golpe. El grito que dio mi madre bien pudo despertar a todos los vecinos, pero al vivir en un a las afueras de la ciudad en una casa de campo, era fácil que nadie nos oyera. Aquel hombre acarició los pechos de mi madre que colgaban sobre la cama, pechos que antes había lamido yo, y después comenzó a moverse muy despacio dentro de ella mientras los gritos de mi madre empezaban a convertirse en gemidos. El tipo también gemía sin parar y yo miré a mi madre, tenía la boca abierta y los ojos casi en blanco, me pregunté lo que estaría sintiendo en ese momento, pero a juzgar por su rostro no parecía dolor. Mi padre y mi hermano miraban sin parpadear con sus penes erectos, y mi hermano tenía una expresión de felicidad que nunca antes le había visto, estaba claro que deseaba ser él quien estuviera violando a mi madre. ¿Es que esto nunca va a aparar? (Pensé), el tipo que me sujetaba observaba también la escena desde la cama de al lado y volvió a ponerse cachondo, comenzando a acariciarme de nuevo. Llevó una de sus manos a mi coño y comenzó a tocarme haciéndome gemir de nuevo sin que yo apartase la mirada de mi madre, y cuando el tipo que la estaba enculando se corrió dentro de su culo, la dejó libre y ella se quedó a cuatro patas. Pude ver como el semen de aquel tipo salía por el dolorido ano de mi madre, mientras el hombre que me estaba tocando me soltó y se iba a buscarla.

· Yo también quiero probar ese hermoso culo.

Y sin más preámbulos, se puso en la misma posición que su compañero cogiéndola por las caderas, y penetró el culo de mi madre rápida y violentamente provocando que mi madre esta vez gritase pero no de dolor, sino de placer.

· ¡Ohhhhhhhh sí cabrones, rompedme el culo!

Cuando oímos aquellas palabras de mi madre, todos nos quedamos más perplejos de lo que ya estábamos, pues a mi madre parecía gustarle lo que le estaban haciendo, y sus palabras sirvieron de aliciente al tipo que la tenía cogida por las caderas, que empezó a embestirla todavía con más fuerza y que acabó corriéndose dentro de ella como un animal en celo. Minutos más tarde, el tipo dejó a mi madre exhausta en la cama mientras se empezaba a vestir entre risas burlándose de mi padre, y después se nos volvieron a acercar para atarnos a cuatro patas, con la mitad del cuerpo fuera de la cama y nuestros culos indefensos. Mi madre y yo teníamos las manos atadas a la espalda, y dejándonos completamente expuestas ante la atenta mirada de mi padre y mi hermano, se fueron todos hacia el salón para robar todo el dinero y las joyas de la casa. Después, volvieron a la habitación los dos tipos que nos habían violado, y tras darnos un pequeño lametazo en el coño a mí y a mi madre, se acercaron a mi hermano y desataron sus manos de la silla para después alejarse de nuevo, mientras salían de casa dando un gran portazo tras salir. Los cuatro nos quedamos unos minutos paralizados por si volvían, pero pasado un rato y viendo que ya nos habíamos quedado solos, mi madre giró como pudo su cara hacia mi padre y mi hermano y les dijo:

·
Corre hijo, desátanos.

Pero cuando quisimos darnos cuenta, tanto mi hermano como mi padre ya estaban detrás de nosotras dispuestos a follarnos de nuevo.

·
¿A qué esperáis? ¡Desatadnos ya! – (dijo mi madre algo confundida)

· Perdóname mamá, pero es que no me aguanto más.

Y cogiendo a mi madre por las caderas, le metió de golpe la polla en el coño y empezó a embestirla mientras mi padre se ponía detrás de mí, abriendo mis nalgas con sus manos y hundiendo su cara entre mis piernas provocando que un gemido de placer se volviese a escapar de mis labios. Ambas fuimos penetradas casi al mismo tiempo sin poder hacer nada por impedirlo, y las dos nos miramos a la cara mientras nos embestían, sabíamos que aquello era maravilloso y esta vez ni siquiera nos preocupamos en disimularlo. Los cuatro comenzamos a gemir presos del placer y lujuria, yo deseaba que no pararan nunca, que me mi padre estuviera follándome el coño durante toda la noche, y no sé cuánto tiempo pasó, pero yo los pasé en la gloria. Cuando ambos se corrieron, nos desataron a las dos y mi madre les dijo que era mejor que esa noche durmiéramos ella y yo solas, así que tras vestirnos con la poca ropa que llevábamos antes de que aquellos tipos irrumpieran en casa, recogimos todas las sillas que habían dejado por la habitación y acordamos no poner ninguna denuncia, pues no nos pareció buena idea contarle a la policía todo lo que nos habían hecho pasar. Mi madre y yo dormimos en la cama de matrimonio de mis padres mientras que mi padre y mi hermano lo hicieron en la habitación donde nos habían follado esa noche. Nada más tumbarnos en la cama nos quedamos dormidas, pues las dos estábamos agotadas de tanto sexo en una misma noche, estábamos completamente desnudas y abrazadas la una a la otra. Cuando me desperté ya era de día, mi padre ya se había ido a trabajar y mi hermano se estaba vistiendo para ir al colegio, por lo que intentando no despertar a mi madre, acaricié suavemente uno de sus pechos al mismo tiempo que le di un tierno beso en los labios mientras ella dormía, después me fui al baño a vestirme y junto con mi hermano salí de casa para ir a clase.



 
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