Estaba felizmente casado y con tres niños, gozando de un buen trabajo que nos permitÃ*a vivir holgadamente sin que mi esposa tuviese que trabajar ni en la casa, porque siempre acostumbramos tener una empleada doméstica. El problema siempre era que nunca lográbamos tener una empleada estable, y continuamente mi esposa cambiaba por cualquier razón que se presentara. Yo estaba por entrar a mis 40 años y llevaba una vida sexual normal con mi esposa, hasta que un dÃ*a apareció con una empleada, que llamaba la atención por su juventud, tenÃ*a sólo 18 años recién cumplidos pero aparentaba 15, era una bella señorita pequeña de estatura con un cuerpo precioso, un pelo negro largo, y unos ojos pÃ*caros que invitaban de inmediato al sexo. Con una de esas miradas que dicen "quiero que me coman". Unos pechos no grandes pero bien paraditas y un fenomenal culo redondo que yo no podÃ*a dejar de admirarlo a escondidas, porque a todas luces era una fruta prohibida para mi, que siempre respeté mi hogar, y una chica asÃ* no debÃ*a de causarme sensaciones extrañas.
Pero llegó el dÃ*a en que algo cambió nuestra relación. Como ella dormÃ*a algunas veces en la casa me lanzó un comentario poco inocente que rompió el hielo que yo mantenÃ*a con ella, me dijo cuando yo iba hacia la habitación donde me esperaba mi esposa: "dichosos ustedes que están casados y duermen juntos" esto lo dijo con una mirada bastante pÃ*cara que hizo despertar en mi el morbo por primera vez y sentÃ* escalofrÃ*os de deseo. De ahÃ* en adelante comencé a ser más simpático con ella y le hacia preguntas sobre el novio, que si sabÃ*a bailar, que si bailaba pegadito, hasta que con el tiempo me atrevÃ* a preguntarle si la habÃ*an acariciado o tocado alguna vez, y ella me confesó que su novio habÃ*a intentado y tocado y que le gustaba, que le hacia caricias ricas, y esto terminó de ponerme casi obsesionado por aquella bella criatura virginal que ya me contó que nunca habÃ*a visto un pene en su vida, ni su novio intentado penetrarla.
A estas alturas yo seguÃ*a con avances muy leves, pero aprovechaba ocasiones para comentarle lo rico que es dar un buen beso, acariciarse y hacer el amor y, que ya era hora de que conociera un pene, le comenté que yo me atreverÃ*a a mostrarle mi pene para que conociera uno sin correr ningún peligro. Yo solo le pedÃ*a que si ella algún dÃ*a querÃ*a ser buena conmigo, que se me mostrara su cuerpito, aprovechando en la mañana ella podrÃ*a salir en forma descuidada en ropa interior solo para verle el cuerpito bien y decirle si estaba tan bonita como parecÃ*a. Como yo siempre era el primero en levantarme y ella sabÃ*a mi rutina de ir hasta la puerta a recoger el periódico esta solicitud era muy razonable. Pero ella no accedió a nada, sólo hablábamos y guardábamos en secreto nuestras conversaciones y no se daban presiones. Ella siempre reÃ*a con mis pretensiones. Hasta que un dÃ*a con motivo de un partido del mundial de fútbol, me quedé en casa a una hora no acostumbrada para ver el partido y sorpresivamente quedamos solos. Yo tenÃ*a puesto un pantalón de baño, me encontraba mirando el partido acostado en la cama, pensando en ella empecé a tener una erección y empecé a tocarme el pene y lo saqué por un lado, pensando que en cualquier momento ella podrÃ*a entrar, lo que efectivamente sucedió pues ella entró de pronto a la habitación para recoger la ropa sucia del baño, yo me hice el descuidado como si estuviera concentrado en el partido, seguro de que ella verÃ*a mi erección y esperando su reacción. Para mi sorpresa se hizo la desentendida, mientras yo me tocaba el pene en forma insinuante. Ella se puso inquieta, yo la miraba de reojo y sabia que me observaba también de reojo mientras salÃ*a de la habitación, pero al ratito entraba nuevamente con algún pretexto y asÃ* lo repitió varias veces con la clara intención de mirarme ya que posiblemente le daba curiosidad y de seguro se habÃ*a excitado al ver un pene por primera vez y bien parada, mientras que para mi era tal el morbo y la excitación que no resistÃ*a, en un momento que se retrasó en regresar no pude contenerme y la llamé, yo estaba con el pene afuera y totalmente erecto, le dije qu
e se acercara mientras ella no dejaba de mirar el pene con unos ojos de lujuria que me hacÃ*an explotar, cuando estuvo cerca la abracé con pasión, acerqué mis labios a los suyos y ella se quedaba quedita hasta que nos fundimos en un beso, mis manos por primera vez recorrÃ*an ese cuerpo juvenil, cuidadosamente palpé sus senos mientras ella me abrazaba con gran excitación dejando que le hiciera mis caricias por todas partes, ella llevaba una falda por lo que pude llevar mis manos hasta sus muslos y palpar esas nalgas divinas con las que habÃ*a soñado. De alguna forma levanté su falda y logré poner mi endurecido pene directamente un poco arriba de su panty para que sintiera mi pene en su piel, estábamos desbordados de pasión, ella me abrÃ*a su boca y besaba mientras respiraba con gran agitación, mientras con mis manos le rozaba sus labios vaginales por encima de su panty y buscaba como llegarle con mis dedos directamente por un lado. Estábamos en lo mejor cuando escuchamos el ruido del carro de mi esposa que nos sacó de ese trance, nos separamos rápidamente, ella corrió a su habitación y yo con el corazón que se me salÃ*a continué viendo el partido. Pero ese momento nos dejó marcados y esperanzados de que se diera otra oportunidad en cualquier momento.
La siguiente mañana cumplió con mi deseo y cuando fui a recoger el periódico logré mirarla de pie frente a la puerta de su habitación en ropa interior y sonriente se dio vuelta, me miró nuevamente y cerró la puerta. La suerte estaba echada, con esa visión era suficiente para que no pudiera trabajar en todo el dÃ*a. Que belleza de cuerpo con esa ropa interior estilo tanga, era una tortura, porque a partir de ese momento las oportunidades de estar solos se hacÃ*an cada vez más escasas, pero llegarÃ*an y llegaron. La conversaciones se hacÃ*an mas calientes y sin tapujos me pidió que querÃ*a ver mi pene de cerca, que se lo mostrara, mi reacción fue inmediata, de solo pedÃ*rmelo tuve una erección fenomenal, discretamente saqué el pene y se lo mostré, ella sólo sonrió tÃ*midamente hasta que le dije que lo podÃ*a tocar, ella acercó su mano tÃ*midamente y hasta en forma temerosa ya que en cualquier momento podÃ*a aparecer mi esposa o alguno de la familia en la casa llegaban muchos familiares, asÃ* que sólo cerró sus manos alrededor mientras yo sentÃ*a sus dedos como si fueran descargas eléctricas, y eso fue todo por ese dÃ*a. En otras oportunidades aprovechábamos para darnos apasionados besos furtivos y tocamientos llenos de nervios y morbo, pero no se dieron mas avances, hasta que mi esposa tuvo un imprevisto y necesitó quedarse a dormir en la casa de sus padres, y quedamos solos cuidando a mis hijos.
Solo tenÃ*amos que esperar a que los niños se durmieran y ambos nos sonreÃ*amos a cada rato con complicidad y llenos de malicia. Cuando me percaté que los niños estaban profundamente dormidos, decidÃ* ir a la habitación de ella con la seguridad de que me estarÃ*a esperando y para mi sorpresa ella estaba acostada boca abajo en ropa interior, dejando ver ese cuerpo fenomenal y virginal. Yo como desesperado me le acerqué con dulzura a besarla frenéticamente y con deseo desbordado que ella correspondÃ*a, como dos enamorados que nos querÃ*amos comer mutuamente. Ella se dio vuelta mientras yo pasaba mis manos por esa piel divina y suave, la acariciaba y besaba por todas partes. Empecé a luchar por desabrochar el brasier pues me morÃ*a por ver esas tetitas divinas, y más me emocioné al verlas todas paraditas con un botoncito de pezón que nadie habÃ*a nunca probado, empecé a lamer su tetitas y ella se estremecÃ*a y gemÃ*a de placer. A mi se me olvidó todo, que estaba en mi casa, que mis hijos dormÃ*an y podÃ*an despertar, nada mi mente solo deseaba aquel cuerpito angelical que se contorneaba con mis caricias, ella me tomaba la cabeza y acariciaba mi pelo como pidiéndome que no parara de comerme sus pechos. Con mis manos trataba de acariciar sus labios vaginales y le pasaba mi pene erecto para que lo sintiera mientras ella se contorneaba jadeando de placer. Pronto fui quitando sus pantys y descendiendo con mis besos mientras ella quedaba totalmente desnuda. La besaba y lamÃ*a sus pezones mientras bajaba mi manos y con mis dedos en forma cuidadosa le rozaba por sus labios vaginales, notando una gran humedad, cuidadosamente llegué a tocarle el clÃ*toris y ahÃ* ella se volvió
como desesperada moviéndose y diciendo "que rico" "pero que ricooooo que siento", con mucho cariño le introduje el dedo un poquito, pero aquÃ* ella no pudo más y sentÃ* que tuvo un tremendo orgasmo pues con gran desesperación gemÃ*a y movÃ*a como si estuviera haciendo el amor con mi dedo. Cuando se calmó un poco continué besándola lamiendo sus pechos pero ahora empecé a bajar y a lamer por sus muslos y su bello púbico, hasta que alcance llegar a su labios vaginales llenos de virginidad, llegando a tocar suavemente y por primera vez, el clÃ*toris con la punta de la lengua, cuando lo hice, esa belleza explotó en otro orgasmo que parecÃ*a no parar, pues le metÃ*a la lengua por los labios vaginales, le lamÃ*a el clÃ*toris mientras ella ya no gemÃ*a sino que gritaba de placer, mientras desprendÃ*a fluidos que empaparon su cama. Sus ojos estaban encendidos de lujuria como clamando por ser penetrada, me tomaba la cabeza y parecÃ*a que me querÃ*a hundir en su virginal vagina, pero al mirarla sentÃ*a que me pedÃ*a que le metiera el pene hasta el fondo, con sus manos buscaba torpemente mi pene e intentaba masturbarme con gran excitación, me acariciaba los testÃ*culos, parecÃ*a que me querÃ*a comer entero. No se cuantos orgasmos habÃ*a tenido, pero ahora estaba más concentrada en mi pene, acariciándolo y haciendo movimientos como de acercarlo a sus virginales y húmedos labios vaginales que suplicaban ser penetrados.
Ella tomó el pene en sus manos y mientras yo subÃ* besándola hasta quedarme concentrado nuevamente en sus pechos, ella se acercaba el pene y se lo rozaba por todas sus partes pero deteniéndome suavemente en sus rosados y mojados labios vaginales, de arriba abajo le acariciaba con mi pene, y de arriba abajo, mientras yo sentÃ*a riquÃ*simo sobre todo cuando pasaba por su entradita que se encontraba caliente y totalmente hinchada, pero ella no me soltaba el pene como para que no la penetrara. No se como, pero mantuve la ecuanimidad, consciente del problema en que me podrÃ*a ver envuelto si desvirgaba a una menor. Pero, de pronto soltó el pene y me abrazó fuertemente, no pude resistir y coloqué la punta del pene en su vaginita virginal, que estaba totalmente mojada y calientita, sencillamente riquÃ*sima, entonces empecé primero a acariciarla con el glande en movimientos rápidos hacia los lados y de penetración controlada haciendo que ella lograra otro orgasmo, pero fue tal el orgasmo que gritaba “que rico….más …más, que rico mi amor aayyy que ricooâ€� yo sólo empujé un poquito más, pero a pesar de estar bien lubricada, estaba muy estrecha y la penetración no se hacÃ*a tan sencilla, ella abrÃ*a las piernas y se movÃ*a lujuriosamente, pero yo evitaba penetrarla totalmente, aunque ella hacÃ*a movimientos para ser penetrada más profundamente, de pronto se puso a llorar y a reirse al mismo tiempo, creo que de lujuria, mientras yo sentÃ*a que no aguantaba más y estaba a punto de eyacular. Entonces saqué el pene y empecé a rozarla como al principio hacÃ*a ella con el pene en sus manos, solo que esta vez empecé a pasarlo por el hoyito anal, lo que la encendió nuevamente, como si estuviera sintiendo una nueva sensación, pero en sus movimientos como queriendo que la penetrara hasta las entrañas acompañada de llantos, sólo logró que yo explotara en un tremendo orgasmo que dirigÃ* a su pecho donde desbordé torrentes de semen como hacia mucho tiempo no lograba sacar de mÃ*.
Ella, al calmarse me agradeció que le respetara la virginidad pero preguntó por qué no se la metÃ* si ella ya habÃ*a perdido el control. Yo le expliqué que igual disfrutamos, que yo preferÃ*a no ser el primero y le pedÃ* que dejara a su novio que la desvirgara y a partir de ahÃ*, la harÃ*a mÃ*a, le harÃ*a el amor como ella nunca habÃ*a soñado. Ella siguió mi consejo, pero esa es otra historia…
Pero llegó el dÃ*a en que algo cambió nuestra relación. Como ella dormÃ*a algunas veces en la casa me lanzó un comentario poco inocente que rompió el hielo que yo mantenÃ*a con ella, me dijo cuando yo iba hacia la habitación donde me esperaba mi esposa: "dichosos ustedes que están casados y duermen juntos" esto lo dijo con una mirada bastante pÃ*cara que hizo despertar en mi el morbo por primera vez y sentÃ* escalofrÃ*os de deseo. De ahÃ* en adelante comencé a ser más simpático con ella y le hacia preguntas sobre el novio, que si sabÃ*a bailar, que si bailaba pegadito, hasta que con el tiempo me atrevÃ* a preguntarle si la habÃ*an acariciado o tocado alguna vez, y ella me confesó que su novio habÃ*a intentado y tocado y que le gustaba, que le hacia caricias ricas, y esto terminó de ponerme casi obsesionado por aquella bella criatura virginal que ya me contó que nunca habÃ*a visto un pene en su vida, ni su novio intentado penetrarla.
A estas alturas yo seguÃ*a con avances muy leves, pero aprovechaba ocasiones para comentarle lo rico que es dar un buen beso, acariciarse y hacer el amor y, que ya era hora de que conociera un pene, le comenté que yo me atreverÃ*a a mostrarle mi pene para que conociera uno sin correr ningún peligro. Yo solo le pedÃ*a que si ella algún dÃ*a querÃ*a ser buena conmigo, que se me mostrara su cuerpito, aprovechando en la mañana ella podrÃ*a salir en forma descuidada en ropa interior solo para verle el cuerpito bien y decirle si estaba tan bonita como parecÃ*a. Como yo siempre era el primero en levantarme y ella sabÃ*a mi rutina de ir hasta la puerta a recoger el periódico esta solicitud era muy razonable. Pero ella no accedió a nada, sólo hablábamos y guardábamos en secreto nuestras conversaciones y no se daban presiones. Ella siempre reÃ*a con mis pretensiones. Hasta que un dÃ*a con motivo de un partido del mundial de fútbol, me quedé en casa a una hora no acostumbrada para ver el partido y sorpresivamente quedamos solos. Yo tenÃ*a puesto un pantalón de baño, me encontraba mirando el partido acostado en la cama, pensando en ella empecé a tener una erección y empecé a tocarme el pene y lo saqué por un lado, pensando que en cualquier momento ella podrÃ*a entrar, lo que efectivamente sucedió pues ella entró de pronto a la habitación para recoger la ropa sucia del baño, yo me hice el descuidado como si estuviera concentrado en el partido, seguro de que ella verÃ*a mi erección y esperando su reacción. Para mi sorpresa se hizo la desentendida, mientras yo me tocaba el pene en forma insinuante. Ella se puso inquieta, yo la miraba de reojo y sabia que me observaba también de reojo mientras salÃ*a de la habitación, pero al ratito entraba nuevamente con algún pretexto y asÃ* lo repitió varias veces con la clara intención de mirarme ya que posiblemente le daba curiosidad y de seguro se habÃ*a excitado al ver un pene por primera vez y bien parada, mientras que para mi era tal el morbo y la excitación que no resistÃ*a, en un momento que se retrasó en regresar no pude contenerme y la llamé, yo estaba con el pene afuera y totalmente erecto, le dije qu
e se acercara mientras ella no dejaba de mirar el pene con unos ojos de lujuria que me hacÃ*an explotar, cuando estuvo cerca la abracé con pasión, acerqué mis labios a los suyos y ella se quedaba quedita hasta que nos fundimos en un beso, mis manos por primera vez recorrÃ*an ese cuerpo juvenil, cuidadosamente palpé sus senos mientras ella me abrazaba con gran excitación dejando que le hiciera mis caricias por todas partes, ella llevaba una falda por lo que pude llevar mis manos hasta sus muslos y palpar esas nalgas divinas con las que habÃ*a soñado. De alguna forma levanté su falda y logré poner mi endurecido pene directamente un poco arriba de su panty para que sintiera mi pene en su piel, estábamos desbordados de pasión, ella me abrÃ*a su boca y besaba mientras respiraba con gran agitación, mientras con mis manos le rozaba sus labios vaginales por encima de su panty y buscaba como llegarle con mis dedos directamente por un lado. Estábamos en lo mejor cuando escuchamos el ruido del carro de mi esposa que nos sacó de ese trance, nos separamos rápidamente, ella corrió a su habitación y yo con el corazón que se me salÃ*a continué viendo el partido. Pero ese momento nos dejó marcados y esperanzados de que se diera otra oportunidad en cualquier momento.
La siguiente mañana cumplió con mi deseo y cuando fui a recoger el periódico logré mirarla de pie frente a la puerta de su habitación en ropa interior y sonriente se dio vuelta, me miró nuevamente y cerró la puerta. La suerte estaba echada, con esa visión era suficiente para que no pudiera trabajar en todo el dÃ*a. Que belleza de cuerpo con esa ropa interior estilo tanga, era una tortura, porque a partir de ese momento las oportunidades de estar solos se hacÃ*an cada vez más escasas, pero llegarÃ*an y llegaron. La conversaciones se hacÃ*an mas calientes y sin tapujos me pidió que querÃ*a ver mi pene de cerca, que se lo mostrara, mi reacción fue inmediata, de solo pedÃ*rmelo tuve una erección fenomenal, discretamente saqué el pene y se lo mostré, ella sólo sonrió tÃ*midamente hasta que le dije que lo podÃ*a tocar, ella acercó su mano tÃ*midamente y hasta en forma temerosa ya que en cualquier momento podÃ*a aparecer mi esposa o alguno de la familia en la casa llegaban muchos familiares, asÃ* que sólo cerró sus manos alrededor mientras yo sentÃ*a sus dedos como si fueran descargas eléctricas, y eso fue todo por ese dÃ*a. En otras oportunidades aprovechábamos para darnos apasionados besos furtivos y tocamientos llenos de nervios y morbo, pero no se dieron mas avances, hasta que mi esposa tuvo un imprevisto y necesitó quedarse a dormir en la casa de sus padres, y quedamos solos cuidando a mis hijos.
Solo tenÃ*amos que esperar a que los niños se durmieran y ambos nos sonreÃ*amos a cada rato con complicidad y llenos de malicia. Cuando me percaté que los niños estaban profundamente dormidos, decidÃ* ir a la habitación de ella con la seguridad de que me estarÃ*a esperando y para mi sorpresa ella estaba acostada boca abajo en ropa interior, dejando ver ese cuerpo fenomenal y virginal. Yo como desesperado me le acerqué con dulzura a besarla frenéticamente y con deseo desbordado que ella correspondÃ*a, como dos enamorados que nos querÃ*amos comer mutuamente. Ella se dio vuelta mientras yo pasaba mis manos por esa piel divina y suave, la acariciaba y besaba por todas partes. Empecé a luchar por desabrochar el brasier pues me morÃ*a por ver esas tetitas divinas, y más me emocioné al verlas todas paraditas con un botoncito de pezón que nadie habÃ*a nunca probado, empecé a lamer su tetitas y ella se estremecÃ*a y gemÃ*a de placer. A mi se me olvidó todo, que estaba en mi casa, que mis hijos dormÃ*an y podÃ*an despertar, nada mi mente solo deseaba aquel cuerpito angelical que se contorneaba con mis caricias, ella me tomaba la cabeza y acariciaba mi pelo como pidiéndome que no parara de comerme sus pechos. Con mis manos trataba de acariciar sus labios vaginales y le pasaba mi pene erecto para que lo sintiera mientras ella se contorneaba jadeando de placer. Pronto fui quitando sus pantys y descendiendo con mis besos mientras ella quedaba totalmente desnuda. La besaba y lamÃ*a sus pezones mientras bajaba mi manos y con mis dedos en forma cuidadosa le rozaba por sus labios vaginales, notando una gran humedad, cuidadosamente llegué a tocarle el clÃ*toris y ahÃ* ella se volvió
como desesperada moviéndose y diciendo "que rico" "pero que ricooooo que siento", con mucho cariño le introduje el dedo un poquito, pero aquÃ* ella no pudo más y sentÃ* que tuvo un tremendo orgasmo pues con gran desesperación gemÃ*a y movÃ*a como si estuviera haciendo el amor con mi dedo. Cuando se calmó un poco continué besándola lamiendo sus pechos pero ahora empecé a bajar y a lamer por sus muslos y su bello púbico, hasta que alcance llegar a su labios vaginales llenos de virginidad, llegando a tocar suavemente y por primera vez, el clÃ*toris con la punta de la lengua, cuando lo hice, esa belleza explotó en otro orgasmo que parecÃ*a no parar, pues le metÃ*a la lengua por los labios vaginales, le lamÃ*a el clÃ*toris mientras ella ya no gemÃ*a sino que gritaba de placer, mientras desprendÃ*a fluidos que empaparon su cama. Sus ojos estaban encendidos de lujuria como clamando por ser penetrada, me tomaba la cabeza y parecÃ*a que me querÃ*a hundir en su virginal vagina, pero al mirarla sentÃ*a que me pedÃ*a que le metiera el pene hasta el fondo, con sus manos buscaba torpemente mi pene e intentaba masturbarme con gran excitación, me acariciaba los testÃ*culos, parecÃ*a que me querÃ*a comer entero. No se cuantos orgasmos habÃ*a tenido, pero ahora estaba más concentrada en mi pene, acariciándolo y haciendo movimientos como de acercarlo a sus virginales y húmedos labios vaginales que suplicaban ser penetrados.
Ella tomó el pene en sus manos y mientras yo subÃ* besándola hasta quedarme concentrado nuevamente en sus pechos, ella se acercaba el pene y se lo rozaba por todas sus partes pero deteniéndome suavemente en sus rosados y mojados labios vaginales, de arriba abajo le acariciaba con mi pene, y de arriba abajo, mientras yo sentÃ*a riquÃ*simo sobre todo cuando pasaba por su entradita que se encontraba caliente y totalmente hinchada, pero ella no me soltaba el pene como para que no la penetrara. No se como, pero mantuve la ecuanimidad, consciente del problema en que me podrÃ*a ver envuelto si desvirgaba a una menor. Pero, de pronto soltó el pene y me abrazó fuertemente, no pude resistir y coloqué la punta del pene en su vaginita virginal, que estaba totalmente mojada y calientita, sencillamente riquÃ*sima, entonces empecé primero a acariciarla con el glande en movimientos rápidos hacia los lados y de penetración controlada haciendo que ella lograra otro orgasmo, pero fue tal el orgasmo que gritaba “que rico….más …más, que rico mi amor aayyy que ricooâ€� yo sólo empujé un poquito más, pero a pesar de estar bien lubricada, estaba muy estrecha y la penetración no se hacÃ*a tan sencilla, ella abrÃ*a las piernas y se movÃ*a lujuriosamente, pero yo evitaba penetrarla totalmente, aunque ella hacÃ*a movimientos para ser penetrada más profundamente, de pronto se puso a llorar y a reirse al mismo tiempo, creo que de lujuria, mientras yo sentÃ*a que no aguantaba más y estaba a punto de eyacular. Entonces saqué el pene y empecé a rozarla como al principio hacÃ*a ella con el pene en sus manos, solo que esta vez empecé a pasarlo por el hoyito anal, lo que la encendió nuevamente, como si estuviera sintiendo una nueva sensación, pero en sus movimientos como queriendo que la penetrara hasta las entrañas acompañada de llantos, sólo logró que yo explotara en un tremendo orgasmo que dirigÃ* a su pecho donde desbordé torrentes de semen como hacia mucho tiempo no lograba sacar de mÃ*.
Ella, al calmarse me agradeció que le respetara la virginidad pero preguntó por qué no se la metÃ* si ella ya habÃ*a perdido el control. Yo le expliqué que igual disfrutamos, que yo preferÃ*a no ser el primero y le pedÃ* que dejara a su novio que la desvirgara y a partir de ahÃ*, la harÃ*a mÃ*a, le harÃ*a el amor como ella nunca habÃ*a soñado. Ella siguió mi consejo, pero esa es otra historia…