Jugodevida
Estrella Porno
- Registrado
- Ago 19, 2023
- Mensajes
- 356
- Likes Recibidos
- 1,072
- Puntos
- 93
La dulce jovencita
Hace tiempo salgo con un hombre mayor que yo, tengo 21 y el acaba de cumplir 40. Nuestra relación es un poco difícil ya que tiene familia. Sí, como leíste y soy la sucia amante, esa que recibe todo el ímpetu de un hombre que no es bien "atendido" en su casa. ¿Me juzgas por eso? Bueno, en todo caso estás aquí por el morbo no por una clase de moral y buenas costumbres. Tal vez pienses que estoy loca, no lo niego pero sin duda es alguien que sabe encender la pasión en mí. Me gusta como sus manos tocan mi cuerpo, esa forma indecente de besar y lo deseada que me siento no se compara con nada ni nadie.
Hoy nos veremos, su familia no estará en casa por el fin de semana; tendremos toda la noche para nosotros. Suena mi teléfono, al contestar su voz firme y seductora me dice: "Te estoy llamando para saber si vienes". "Estoy en la parada donde normalmente me recoges. Es un poco oscuro el camino a tu casa y me da miedo" –le digo. Llevo vestido negro ceñido, tacones y medias acanaladas, una delgada tanga que deja mi trasero completamente al descubierto. Mi vestido enseña levemente mis pechos, su adorno los hace ver apetitosos. Un par de coletas y los labios pintados de rojo. Sí, parezco puta, pero soy su puta y eso es lo que más me importa. También tengo muchas ganas de estar en sus brazos, ganas de que sacie su calentura conmigo y me haga sentir que le pertenezco, así como cada uno de mis gemidos y orgasmos. No ví las luces del auto cuando llegó, estoy fantaseando en mi mente y para Cuando menos lo espero siento un susurro conocido en mi oído: "Esta noche serás mía" –me dice. Instintivamente mi sexo reaccionó haciendo una contracción que casi me hace acabar con solo oirlo. Me encanta su voz, tiene el don de erizar mi piel. Volteo y me besa con frenesí. "Amor, creo que me extrañabas" –le digo.
Caminamos hacia el auto, charlamos algunas trivialidades hasta que al llegar a un punto me jala del brazo y me oprime contra la pared de un edificio. Me besa, me aprieta, mete su mano por mi vestido y gruñe al sentir mi diminuta tanga. Me regala primero por hacer mi viaje sola con ese atuendo pero a la vez lo calienta. De manera indecorosa recorre mi culo y mi vagina, no importa si alguien nos ve. De pronto, decides parar y vuelve a mi culo. "Esto lo voy a romper en casa" –susurra, mientras me da una nalgada por traviesa. Nos subimos al auto, el viaje es menos de 20 minutos.
Al entrar no dice nada, solo me agarra de la mano, tira de mi y me coloca de espalda contra la pared, casi romper mi vestido al bajar los tirantes. Solo gimo de placer porque me encanta su forma salvaje de tomarme, la determinación en sus ojos y la manera candente que tiene de hacer que me moje me tiene en éxtasis. Me abraza contra la pared diciendo: "¿Quién te manda a exhibir lo que es mío?" Me una nalgadas que me hace estremecer por completo, levanta mi vestido hasta la cintura, lentamente se agacha y mete su cara en mi culo. ¡Oh Dios! Esa lengua caliente se mete sin pudor entre mis nalgas, gimo de manera desesperada, mi cara está de frente a la pared, de manera frenética mi lengua recorre la fría pared, me hace gemir hasta quedar sin aliento; mi corazón late a prisa, me contraigo, mis piernas tiemblan. Al parecer no me dará respiro, estoy al borde de la locura. Por un momento se detiene, lo suficiente como para recobrar el aliento.
Muerde mis nalgas, es un placentero dolor que me recorre, Las abre otra vez metes tu cara; su respiración en mi ano me vuelve loca, estoy tan exitada que mientras mete un dedo en mi vagina no me doy cuenta de su lengua en mi ano; solo reacciono cuando succiona y metes tu lengua . "Ah, mi amor me estás robando la virginidad del culo con tu lengua! ¡Dios, eres orrprenndente!" –le digo entre gemidos. Estoy para sobre la puntas de mis pies, el placer hace más latente y cada fibra de mi ser ansia hacer todo lo que él pida de mí. Disfrutas tanto como yo abrirte paso con la punta de la lengua en mi apretado culo. "Papi, voy a acabar. Te advierto que así no tendría fuerzas en mis piernas" –le digo con palabras cortadas. Ya no resisto, los temblores en mis piernas son más fuertes, poco a poco entre gemidos me deslizo por la pared, caigo de rodillas al piso exhausta por ese delicioso orgasmo que me regaló. "Me gusta verte así pequeña putita. Ahora chupa mi verga" –me dice.
Sin darme un respiro mete su verga en mi boca, de manera instintiva la trago hasta mi garganta, me dan arcadas pero sigo, es lo que mi papi requiere de su putita y estoy para complacerlo. Lo hago de manera frenética como a él le gusta y a mí, porque la forma en que gime hace que mi conchita se moje mucho más y palpite de placer. Me detiene, me toma de la barbilla y levanta mi vista, lo miro con ojos perversos y me dice: "Te voy a castigar por ser una putita traviesa". Al oír esas palabras mis fluidos escurrieron sin poder contenerlos, me tiene tan caliente y su imaginación tan perversa que hace vibrar por completo mi cuerpo, no puedo resistir más. Me lleva a la habitación y apunta hacía la cama. Sí, la habitación que comparte con su mujer y sí, la cama en que duermen juntos. ¿Cuál es el problema? Para mí ninguno, quizá para ti que lees lo sea, pero como te dije antes: No estás aquí para una clase de moral y buenas costumbres.
Abre su closet y saca uno de sus cinturones, me ordena que me recueste boca abajo, sé lo que viene y lo espero ansiosa. "¿Te gusta exhibirte y provocar a los demás?" ¿Te gusta que te miren como una puta? Ahora aprenderás como se castiga a las putas. Vas a contar cada azote que te dé, si no escucho tu cuenta volveremos al principio" –me dice. "Está bien Papi, como tú digas, marca mis nalgas con la fuerza de tu enfado" –le digo. Uno a uno comienzan a caer sus azotes, los que cuento gustosa entre gemidos y lágrimas; los merezco por hacerlo enfadar y él sabe corregirme. Cuando iban 50 se detuvo, me voltea y me besa tiernamente, me dice: "Los soportaste bien. Ahora, veremos qué más puedes soportar".
Se desliza lentamente por mi vientre con sus dedos índice y medio, acaricia la entrada de mi vagina y poco a poco empieza a penetrarme con ellos. "¡Oh, Dios. Qué rico!" –digo. "Mmmmmmm, veo que continuas mojada" –me dice con una sonrisa retorcida en sus labios. Se desliza a mi clítoris, frotándolo suave; aumenta de a poco la intensidad hasta hacerlo rápido, gimo como loca, me siento en una nube de placer y rodeada de lujuria. Mis ojos se cierran disfrutando de la manera en que me toca. "Por Dios. ¿Por qué se detuvo?" –pienso. Me quedo en ese éxtasis delicioso de placer cuando me saca del trance al meterme su verga sin previo aviso. "¡Ah, me duele papi!" Pero el dolor pasa casi al instante, sus embestidas son fuertes, salvajes, como las de un toro en celo. Hábilmente, saca mis tetas entre el vestido y comienza a lamer mis pezones. Entra y sale con fuerza, aprieta mis tetas hasta dejar sus dedos marcados en ellas. "¿Te gusta como te lo meto putita?" –me pregunta. "Si papi, me encanta, eres mi macho y yo solo la puta que satisface" –le digo. Cada vez sus embestidas son más brutales, siento que mi concha se parte por el ímpetu que me coge. Uf que rico sentirlo de esa manera, mis piernas están totalmente abiertas y mis tetas rebotando de lujuria. "Papito bello, voy a acabar" –le digo con los gemidos brotando de mi ser. Se detiene y me dice: "¿Ah, si? No tienes permiso para acabar putita". Qué perverso, me tiene en el cielo y me baja al infierno. Continúa con sus fuertes embestidas, me es casi imposible aguantar pero se detiene.
Me ordena ponerme en cuatro para él, tenía el panorama perfecto de mis nalgas. Mete otra vez sus dedos en mi vagina mientras lame mi trasero. Loca de placer, al sentir como su lengua separa mis nalgas para jugar en mi dilatado agujero. Quiero que me la meta ya quiero que destroce mi culo con su fuerza viril pero se toma su tiempo deleitándose y volviéndome loca. Coloca su verga en mi agujero, inhalo profundo esperando su embestida y exhalo lentamente, aún no hace nada, solo con lentitud acaricia mi espalda, que ganas de que lo haga ya. Lo saca y acaricia mi clítoris rozando su verga en mi vulva. Susurra: "Es mío, pero lo tomo si me dejas". Juegan sus dedos en mi clítoris; creo que voy a acabar pero no tengo su permiso, la sensación me despera, al punto de suplicarle que me rompa el culo de una vez. Asiento con mi cabeza dando permiso a ese delicioso pene para que rompiera la virginidad de mi culo. Siento como entra, un desgarrador grito sale de mi interior, él disfruta de mi dolor y a la vez también disfruto de la firma en que me penetra. el dolor poco a poco se transforma en placer y disfruto cada vez más de sus embestidas. Las gotas de su sudor caen en mis nalgas, cada vez se vuelve más brutal y más intenso. Grito de placer al sentir como sus manos se posan en mis caderas. Me nalguea con fuerza cada vez que su miembro llega al fondo. "Eso, así, quiero que te escuchen gemir y pedirme que te parta el culo" –me decía.
Su pose de macho es magestuosa, este hombre me tiene loca, soy su amante y lo disfruto en su casa, en su cama, en el puto lado que duerme su esposa. En cada momento se vuelve más intenso, su miembro es una delicia y esa voz que usa para decirme: "Mira pequeña que culontan exquisito tienes, se amolda perfectamente a mi verga y a mis perversos deseos. Es el más rico que he probado, estaba apretado y ahora abierto para mí. Eres la mejor puta que he podido tener". "Sí papi, soy tu putita" –le digo. Ya no aguanto. Toma mi pelo, lo jala con fuerza, un par de nalgadas más y aprieta mis caderas. Él gruñe como un macho enardecido, siento un espasmo involuntario en mi culo y su verga palpita en mi interior. "Tienes mi permiso de acabar zorrita" –me dice. Mierda, Como lo hace, acabo solo con escuchar que tengo su permiso para hacerlo pero esta vez el llena mi culpmcon su esperama. Él cae rendido a mi lado, yo aún con mi culo levantado y palpitante Me encanta su cara, en su rostro se dibuja la satisfacción, mi hombre está complacido, sé que le gustó lo que se cogió, aún así pregunto: "¿Papi te gusto?". Se acerca y besa mis labios con ternura, responde sin titubear: "Ese culo es delicioso pero ahora es deliciosamente mío".
La mañana nos sorprende abrazados en la cama, como buena puta despierto a mi Papito con una dulce mamada, él se despierta y al ver mi cara de puta traviesa sonríe mientras enreda sus dedos en mi pelo. Con lujuria disfruto cada gota de su semen que llena mi boca y que trajo gustosa. Van a ser las 11 de la mañana, nos vamos a la ducha, nos vestimos, comemos algo y me lleva a mi casa. "Fue maravilloso pasar la noche juntos Papito" –le digo. Él me mira y responde: "No será la última mi dulce nenita puta".
Pasiones Prohibidas ®
Hace tiempo salgo con un hombre mayor que yo, tengo 21 y el acaba de cumplir 40. Nuestra relación es un poco difícil ya que tiene familia. Sí, como leíste y soy la sucia amante, esa que recibe todo el ímpetu de un hombre que no es bien "atendido" en su casa. ¿Me juzgas por eso? Bueno, en todo caso estás aquí por el morbo no por una clase de moral y buenas costumbres. Tal vez pienses que estoy loca, no lo niego pero sin duda es alguien que sabe encender la pasión en mí. Me gusta como sus manos tocan mi cuerpo, esa forma indecente de besar y lo deseada que me siento no se compara con nada ni nadie.
Hoy nos veremos, su familia no estará en casa por el fin de semana; tendremos toda la noche para nosotros. Suena mi teléfono, al contestar su voz firme y seductora me dice: "Te estoy llamando para saber si vienes". "Estoy en la parada donde normalmente me recoges. Es un poco oscuro el camino a tu casa y me da miedo" –le digo. Llevo vestido negro ceñido, tacones y medias acanaladas, una delgada tanga que deja mi trasero completamente al descubierto. Mi vestido enseña levemente mis pechos, su adorno los hace ver apetitosos. Un par de coletas y los labios pintados de rojo. Sí, parezco puta, pero soy su puta y eso es lo que más me importa. También tengo muchas ganas de estar en sus brazos, ganas de que sacie su calentura conmigo y me haga sentir que le pertenezco, así como cada uno de mis gemidos y orgasmos. No ví las luces del auto cuando llegó, estoy fantaseando en mi mente y para Cuando menos lo espero siento un susurro conocido en mi oído: "Esta noche serás mía" –me dice. Instintivamente mi sexo reaccionó haciendo una contracción que casi me hace acabar con solo oirlo. Me encanta su voz, tiene el don de erizar mi piel. Volteo y me besa con frenesí. "Amor, creo que me extrañabas" –le digo.
Caminamos hacia el auto, charlamos algunas trivialidades hasta que al llegar a un punto me jala del brazo y me oprime contra la pared de un edificio. Me besa, me aprieta, mete su mano por mi vestido y gruñe al sentir mi diminuta tanga. Me regala primero por hacer mi viaje sola con ese atuendo pero a la vez lo calienta. De manera indecorosa recorre mi culo y mi vagina, no importa si alguien nos ve. De pronto, decides parar y vuelve a mi culo. "Esto lo voy a romper en casa" –susurra, mientras me da una nalgada por traviesa. Nos subimos al auto, el viaje es menos de 20 minutos.
Al entrar no dice nada, solo me agarra de la mano, tira de mi y me coloca de espalda contra la pared, casi romper mi vestido al bajar los tirantes. Solo gimo de placer porque me encanta su forma salvaje de tomarme, la determinación en sus ojos y la manera candente que tiene de hacer que me moje me tiene en éxtasis. Me abraza contra la pared diciendo: "¿Quién te manda a exhibir lo que es mío?" Me una nalgadas que me hace estremecer por completo, levanta mi vestido hasta la cintura, lentamente se agacha y mete su cara en mi culo. ¡Oh Dios! Esa lengua caliente se mete sin pudor entre mis nalgas, gimo de manera desesperada, mi cara está de frente a la pared, de manera frenética mi lengua recorre la fría pared, me hace gemir hasta quedar sin aliento; mi corazón late a prisa, me contraigo, mis piernas tiemblan. Al parecer no me dará respiro, estoy al borde de la locura. Por un momento se detiene, lo suficiente como para recobrar el aliento.
Muerde mis nalgas, es un placentero dolor que me recorre, Las abre otra vez metes tu cara; su respiración en mi ano me vuelve loca, estoy tan exitada que mientras mete un dedo en mi vagina no me doy cuenta de su lengua en mi ano; solo reacciono cuando succiona y metes tu lengua . "Ah, mi amor me estás robando la virginidad del culo con tu lengua! ¡Dios, eres orrprenndente!" –le digo entre gemidos. Estoy para sobre la puntas de mis pies, el placer hace más latente y cada fibra de mi ser ansia hacer todo lo que él pida de mí. Disfrutas tanto como yo abrirte paso con la punta de la lengua en mi apretado culo. "Papi, voy a acabar. Te advierto que así no tendría fuerzas en mis piernas" –le digo con palabras cortadas. Ya no resisto, los temblores en mis piernas son más fuertes, poco a poco entre gemidos me deslizo por la pared, caigo de rodillas al piso exhausta por ese delicioso orgasmo que me regaló. "Me gusta verte así pequeña putita. Ahora chupa mi verga" –me dice.
Sin darme un respiro mete su verga en mi boca, de manera instintiva la trago hasta mi garganta, me dan arcadas pero sigo, es lo que mi papi requiere de su putita y estoy para complacerlo. Lo hago de manera frenética como a él le gusta y a mí, porque la forma en que gime hace que mi conchita se moje mucho más y palpite de placer. Me detiene, me toma de la barbilla y levanta mi vista, lo miro con ojos perversos y me dice: "Te voy a castigar por ser una putita traviesa". Al oír esas palabras mis fluidos escurrieron sin poder contenerlos, me tiene tan caliente y su imaginación tan perversa que hace vibrar por completo mi cuerpo, no puedo resistir más. Me lleva a la habitación y apunta hacía la cama. Sí, la habitación que comparte con su mujer y sí, la cama en que duermen juntos. ¿Cuál es el problema? Para mí ninguno, quizá para ti que lees lo sea, pero como te dije antes: No estás aquí para una clase de moral y buenas costumbres.
Abre su closet y saca uno de sus cinturones, me ordena que me recueste boca abajo, sé lo que viene y lo espero ansiosa. "¿Te gusta exhibirte y provocar a los demás?" ¿Te gusta que te miren como una puta? Ahora aprenderás como se castiga a las putas. Vas a contar cada azote que te dé, si no escucho tu cuenta volveremos al principio" –me dice. "Está bien Papi, como tú digas, marca mis nalgas con la fuerza de tu enfado" –le digo. Uno a uno comienzan a caer sus azotes, los que cuento gustosa entre gemidos y lágrimas; los merezco por hacerlo enfadar y él sabe corregirme. Cuando iban 50 se detuvo, me voltea y me besa tiernamente, me dice: "Los soportaste bien. Ahora, veremos qué más puedes soportar".
Se desliza lentamente por mi vientre con sus dedos índice y medio, acaricia la entrada de mi vagina y poco a poco empieza a penetrarme con ellos. "¡Oh, Dios. Qué rico!" –digo. "Mmmmmmm, veo que continuas mojada" –me dice con una sonrisa retorcida en sus labios. Se desliza a mi clítoris, frotándolo suave; aumenta de a poco la intensidad hasta hacerlo rápido, gimo como loca, me siento en una nube de placer y rodeada de lujuria. Mis ojos se cierran disfrutando de la manera en que me toca. "Por Dios. ¿Por qué se detuvo?" –pienso. Me quedo en ese éxtasis delicioso de placer cuando me saca del trance al meterme su verga sin previo aviso. "¡Ah, me duele papi!" Pero el dolor pasa casi al instante, sus embestidas son fuertes, salvajes, como las de un toro en celo. Hábilmente, saca mis tetas entre el vestido y comienza a lamer mis pezones. Entra y sale con fuerza, aprieta mis tetas hasta dejar sus dedos marcados en ellas. "¿Te gusta como te lo meto putita?" –me pregunta. "Si papi, me encanta, eres mi macho y yo solo la puta que satisface" –le digo. Cada vez sus embestidas son más brutales, siento que mi concha se parte por el ímpetu que me coge. Uf que rico sentirlo de esa manera, mis piernas están totalmente abiertas y mis tetas rebotando de lujuria. "Papito bello, voy a acabar" –le digo con los gemidos brotando de mi ser. Se detiene y me dice: "¿Ah, si? No tienes permiso para acabar putita". Qué perverso, me tiene en el cielo y me baja al infierno. Continúa con sus fuertes embestidas, me es casi imposible aguantar pero se detiene.
Me ordena ponerme en cuatro para él, tenía el panorama perfecto de mis nalgas. Mete otra vez sus dedos en mi vagina mientras lame mi trasero. Loca de placer, al sentir como su lengua separa mis nalgas para jugar en mi dilatado agujero. Quiero que me la meta ya quiero que destroce mi culo con su fuerza viril pero se toma su tiempo deleitándose y volviéndome loca. Coloca su verga en mi agujero, inhalo profundo esperando su embestida y exhalo lentamente, aún no hace nada, solo con lentitud acaricia mi espalda, que ganas de que lo haga ya. Lo saca y acaricia mi clítoris rozando su verga en mi vulva. Susurra: "Es mío, pero lo tomo si me dejas". Juegan sus dedos en mi clítoris; creo que voy a acabar pero no tengo su permiso, la sensación me despera, al punto de suplicarle que me rompa el culo de una vez. Asiento con mi cabeza dando permiso a ese delicioso pene para que rompiera la virginidad de mi culo. Siento como entra, un desgarrador grito sale de mi interior, él disfruta de mi dolor y a la vez también disfruto de la firma en que me penetra. el dolor poco a poco se transforma en placer y disfruto cada vez más de sus embestidas. Las gotas de su sudor caen en mis nalgas, cada vez se vuelve más brutal y más intenso. Grito de placer al sentir como sus manos se posan en mis caderas. Me nalguea con fuerza cada vez que su miembro llega al fondo. "Eso, así, quiero que te escuchen gemir y pedirme que te parta el culo" –me decía.
Su pose de macho es magestuosa, este hombre me tiene loca, soy su amante y lo disfruto en su casa, en su cama, en el puto lado que duerme su esposa. En cada momento se vuelve más intenso, su miembro es una delicia y esa voz que usa para decirme: "Mira pequeña que culontan exquisito tienes, se amolda perfectamente a mi verga y a mis perversos deseos. Es el más rico que he probado, estaba apretado y ahora abierto para mí. Eres la mejor puta que he podido tener". "Sí papi, soy tu putita" –le digo. Ya no aguanto. Toma mi pelo, lo jala con fuerza, un par de nalgadas más y aprieta mis caderas. Él gruñe como un macho enardecido, siento un espasmo involuntario en mi culo y su verga palpita en mi interior. "Tienes mi permiso de acabar zorrita" –me dice. Mierda, Como lo hace, acabo solo con escuchar que tengo su permiso para hacerlo pero esta vez el llena mi culpmcon su esperama. Él cae rendido a mi lado, yo aún con mi culo levantado y palpitante Me encanta su cara, en su rostro se dibuja la satisfacción, mi hombre está complacido, sé que le gustó lo que se cogió, aún así pregunto: "¿Papi te gusto?". Se acerca y besa mis labios con ternura, responde sin titubear: "Ese culo es delicioso pero ahora es deliciosamente mío".
La mañana nos sorprende abrazados en la cama, como buena puta despierto a mi Papito con una dulce mamada, él se despierta y al ver mi cara de puta traviesa sonríe mientras enreda sus dedos en mi pelo. Con lujuria disfruto cada gota de su semen que llena mi boca y que trajo gustosa. Van a ser las 11 de la mañana, nos vamos a la ducha, nos vestimos, comemos algo y me lleva a mi casa. "Fue maravilloso pasar la noche juntos Papito" –le digo. Él me mira y responde: "No será la última mi dulce nenita puta".
Pasiones Prohibidas ®