Juego de niños

Toulouse

Pajillero
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Antes de comenzar con esta historia acontecida hace un tiempo, me gustaría explicar que voy a hacer pequeñas anotaciones sobre circunstancias y cosas en que en el transcurso de la historia no sabía pero que ahora sí y le dan sentido a todo.

Desde siempre mi padre me ha llevado a casa de mi amiga Marta porque era muy amigo de su madre. -Hoy en día, sé que son amantes clandestinos- Yo jugaba con Marta mientras estábamos en su casa, y uno de esos días, en su casa, vimos algo que nos llamó mucho la atención. Mi padre y su madre desnudos “jugando” juntos y haciendo posturas muy raras. Nos llamó la atención porque parecían cansados pero no paraban, incluso su madre le decía a mi padre que quería más y que no parase. Por esa época Marta y yo tendríamos unos ¿16 años? Era esa edad donde cargados de inocencia ya empiezas a tener curiosidad por la sexualidad. Después de ver la imagen de nuestros respectivos padres, en un cruce de miradas nos lo dijimos todo. Fuimos a la habitación de Marta que estaba al otro lado del pasillo y comenzamos a jugar igual que nuestros padres, eso sí, sin saber exactamente cómo era el juego.

El primer paso fue desnudarnos. Aunque teníamos toda la confianza de conocernos desde siempre, era algo que aún nos daba algún reparo. Marta enseguida se quitó su ropa excepto las braguitas. Por esos años todavía no había desarrollado el pecho, tenía unas tetillas pequeñas y blanditas, aunque si empezaban a insinuarse su futuro volumen y curvas. Como es lógico, sus aureolas y pezones también eran pequeños, en proporción a sus tetas y el resto del cuerpo. -A día de hoy, Marta tiene una 90B con unas aureolas no muy grandes de color marrón claro y unos pezones ya si gorditos y que son perfectos para mordisquear-


Yo hice lo propio y me quede también en calzoncillos tipo slip. Nos miramos unos segundos, y Marta fue la primera en hablar con un: “A la de tres, tú me bajas la braguita y yo a ti el calzoncillo, ¿ok?” Yo accedí sin problemas. Contamos y nos quedamos desnudos los dos. No lo imaginéis tan idílico como en las películas, porque en realidad no fue así. Al agacharnos los dos, el otro no podía bajar del todo la ropa. Al final fue un poco desastre y terminamos cada uno quitándose lo suyo.


La curiosidad nos paralizó. Yo me quedé mirando su cuerpo, concretamente su zona púbica, que tenía un poco de pelo muy negro. Parecía que le hubieran hecho un garabato ahí con un bolígrafo.-Le estaba empezando a salir el vello en esa zona- Ella por su parte no dejaba de mirarme mis partes, en ese momento admito que tampoco las tenía tan desarrolladas como ahora, ya estaban sin pelo, pero porque aun no había salido. Marta como siempre, fue la primera en salir de ese bloqueo en el que estábamos los dos con un simple comentario: “¡Que cosa más pequeña tienes! Tu padre tiene una muy grande.” Mientras decía eso acercó la mano para tocarla. Empezó poniendo su mano por mis huevos, los tocaba despacio y con ciertas dudas. Hasta que me empalme. No era una gran empalmada porque seguía siendo un pene de niño. Sin embargo a Marta si le hizo gracia ver eso duro. de hecho exclamó: “¡Mira que pitorrillo! Voy a hacer con mi madre jejeje, que este seguro que entra en la boca fácil


Abrió su boca y se metió toda mi polla en la boca, pero incluso los huevos también le entraban. Yo en ese momento no le encontraba todo el placer que con los años he descubierto que tiene. A los pocos segundos, Marta se sacó todo de su boca y se me quedó mirando. Yo le comenté: “Pues esto es divertido” A lo que ella me contestó: “Pues para mi no tiene diversión ninguna… no sé por qué lo hace mi madre. Vamos a probar al revés, va chupame tú ahora”. Ella se tumbó bocaarriba en la cama y abrió las piernas. Yo simplemente me acerqué y comencé a pasar mi lengua. En un principio lo hice por justo las ingles. Ella dijo que le gustaba, que siguiera probando. Seguí moviendo mi lengua por su entrepierna, más en concreto entre los labios vaginales. En ese momento no sabía exactamente lo que era, pero me resultaba gracioso jugar con ese pliegue en su piel.


Al principio tenía un sabor un poco extraño, entre agrio y salado, pero no era desagradable del todo. Después de estar jugando un rato, es verdad que fue cambiando a un poco más dulce. Ya le empezaba a chorrear su joven coñito. Después de un rato así, le dije: “Tienes razón, esto es aburrido” Ella me cortó con un: “¡Noo!! sigue haciendo eso que a mi si que me da gustillooo. Prueba también lo de usar las manos y meterme un dedo como le hacía tu padre a mi madre” Yo paré de chuparla y estuve examinando toda la zona, -Inocente de mí- y mi respuesta en ese momento fue: “El único agujero que se ve es el culo y no voy a meter nada ahí para tocar tu caca”. Ella lo aceptó y le seguí pasando la lengua por su coño hasta que nos aburrimos y nos pusimos con otras cosas.


Así fue una de las primeras veces, la primera vez, que tuve contacto con el sexo. Parece un poco tonto, pero a esas edades no sabíamos muy bien lo que había que hacer. A día de hoy, seguimos “jugando” Marta y yo, y ya sabiendo perfectamente lo que hacemos. Incluso habiendo descubierto que somos hermanos por parte de padre. Hoy no tengo mucho más tiempo para seguir comentando, pero si os gusta comentarlo y otro día que tenga tiempo sigo contando mi vida sexual con Marta.
 
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