Judith, La Mujer De Fuego.

roman74

Pajillero
Registrado
Ene 9, 2008
Mensajes
2,925
Likes Recibidos
60
Puntos
48
 
Ella era la chica más espectacular de mi trabajo. HabÃ*a ido a la empresa donde yo trabajaba a hacer su servicio social, era experta en informática.
TenÃ*a un cuerpazo de lo mas rico……un culo redondo y turgente, una cintura muy pequeña, una piernas torneadas, unos muslos de pelÃ*cula, unos senos redondos y duros…y lo mejor de todo….su carita de ángel. Ah sÃ*…unos pies perfectos y siempre arreglados.
Ella era de Acapulco…y me dio el sÃ* a mi……al único hombre de la empresa que tuvo valor para declarársele.
Ella amaba a otro chico de donde vivÃ*a….se llamaba Eduardo…..y tenÃ*a problemas de drogadicción, por lo que la familia de Judith no le tenÃ*a aprecio.
Cuando me llevó a su casa por primera vez…..su familia me atendió a cuerpo de Rey, pues les parecÃ*a un chico bien portado y con futuro…….
A raÃ*z de eso no me fue difÃ*cil convencerla de que tuviéramos relaciones, …..y empecé a deleitarme con su cuerpo de diva……..entrábamos a cuanto hotel se nos ponÃ*a enfrente y en nuestros encuentros me di cuenta de que ella no tenÃ*a llenadera, que era ninfómana…….Solo bastaba que lamiera su cuello para encenderla a tope…..le hice el amor de diferentes formas…..mi juventud me permitÃ*a hacerle el amor hasta en 6 ocasiones cada vez que Ã*bamos al hotel.
Me excitaba sobremanera los gestos que hacÃ*a cuando la penetraba, me encantaba su carita que de verdad era bella. Y lo más bello….tenia una vagina de lo más apretadita que me volvÃ*a loco de remate.
Ella gemÃ*a cada vez que le lamÃ*a el ano, la vagina, sus piernas y su cuello…….sus lÃ*quidos incoloros e inodoros manaban en abundancia por sus muslos cada vez que le hacÃ*a algo que la excitara…..Lo que más me gustaba era como me la mamaba….tenÃ*a una boca pequeña, con labios gruesos que la hacÃ*a ver más bella…..tenÃ*a lo que aquÃ* decimos…..boquita de mamadora.
Era una dulzura….sus olores me prendÃ*an al máximo, sus miradas tiernas me ponÃ*an al borde del delirio, la luz de sus ojos y sus lágrimas convertÃ*an el cuarto de hotel en un paraÃ*so.
Nos gustaba arriesgarnos….y por eso hicimos el amor en el sillón trasero de mi coche en varias ocasiones……El auto tenÃ*a vidrios polarizados, por lo que de afuera no se podÃ*a ver con claridad al interior.
Ella se acostaba en el sillón y yo la penetraba por detrás, o se acostaba boca arriba y yo la montaba…..fueron innumerables las veces que lo hicimos en el estacionamiento de la Universidad donde yo estudiaba, arriesgándonos a que los vigilantes nos descubrieran…..Eso le ponÃ*a un sabor especial a la aventura.
Estaba embrujado por esa ricura que merecÃ*a la gloria por la forma en que me dejaba disfrutar de su cuerpo, y por la forma en que se entregaba a mi, sin reserva alguna.
Pasaron varios meses y nuestra relación se mantenÃ*a…..nos veÃ*amos de vez en cuando…..ella terminó su servicio social (que aquÃ* en México es de 6 meses) y de repente nuestras entrevistas se fueron haciendo menos frecuentes.
Yo seguÃ*a enajenado por ese cuerpo que era fuego del Olimpo, pero por cuestiones de los estudios en la Universidad dejé de buscarla.
Pasó un mes y nada…..hasta que una amiga mutua me contó que ella se casarÃ*a con Eduardo. SÃ*, con ese chico que nadie en su casa querÃ*a, pero que ella amaba con desesperación.
Inclusive a Judith le gustaba contarme como Eduardo le habÃ*a robado la virginidad en la azotea del edificio donde ambos vivÃ*an, bajo el cobijo de las “jaulasâ€� en donde se ponen los tendederos; me platicó todo con lujo de detalle, porque ella seguÃ*a enamorada de él.
En realidad a mÃ* no me importaba eso……yo solo querÃ*a disfrutar con ella del sexo mientras durara la pasión.
Cuando me enteré de su casamiento no di mucha importancia……al contrario…..me dio gusto por ella, porque serÃ*a feliz.
Para ese entonces yo andaba tras otra chica que también me gustaba mucho.
Un dÃ*a ella Judith me llamó al trabajo. Me platicó que estaba embarazada y que le iba bien con Eduardo. Que habÃ*an comprado un departamento al oriente de la Ciudad y que él tenÃ*a un buen empleo.
Pero que qu
erÃ*a verme, porque hacÃ*a dÃ*as que se excitaba cuando se acordaba de mÃ*, y de la forma en que ambos nos hacÃ*amos el amor.
Yo le di muchas vueltas al asunto, y cuando nos vimos……ella me pareció más tierna que nunca……lucÃ*a una barriga de 6 ó 7 meses de embarazo que la hacÃ*a ver realmente hermosa.
Sus ojos brillaban como nunca, su piel era más lozana a pesar de su embarazo. De sus manos delicadas, largas uñas asomaban, aquellas que me daban placer infinito cuando me rasgaba tiernamente los testÃ*culos desde la base hasta el glande.
Realmente me seguÃ*a encantando…..pero yo no deseaba hacer mal a nadie…..ella habÃ*a tomado una decisión, por lo que le dije que jamás……jamás me volverÃ*a a ver, por respeto a su matrimonio y a mÃ* mismo.
Ambos lloramos…..fue un momento mágico…….el silencio duró varios minutos……y sin decir nada me fui alejando de ella, de su vida…..de aquellos momentos maravillosos que habÃ*amos compartido…..
Hoy, a mis 38 años (en aquél entonces tendrÃ*a unos 20) sigo recordándola. No la puedo olvidar porque ha sido la mujer con la que más intensamente pude disfrutar el sexo…..ese sexo que tiene de todo: amor, caricias, ternura, pero sobre todo, pasión…..una pasión infinita que solamente se conoce una vez.
Amo a mi mujer actual….me encanta, pero no puedo evitar sentir una excitación cada vez que recuerdo a Judith, A MI JUDITH….A LA JUDITH DE EDUARDO, A LA JUDITH QUE AHORA TODOS CONOCEN.
 
Arriba Pie