Jorge era un joven de casi metro ochenta de estatura, moreno y bien parecido, que estudiaba segundo de derecho en la universidad de Santiago de Compostela. El primer año había vivido en la residencia, pero el segundo se había ido a vivir a un piso que había libre al lado del de su hermano Benito. El piso ya estaba amueblado y la renta la pagaban sus padres.
El primer día, Catrina, la cuñada de Jorge, una morenaza, de ojos oscuros, de estatura mediana y con un cuerpo divino, lo había invitado a cenar. Sentados a la mesa, le decía ella:
-... Tu hermano trabaja ahora en una franquicia, y como es él quien la lleva, muchas veces, ni a comer viene, me paso el día sola, si un día te apetece charlar, llama a mi puerta.
Jorge, luego de comer un trozo de pollo estofado, le dijo:
-Llamaré, a veces, yo también me siento solo, Ariana.
-Catrina, llámame Catrina.
-Mi hermano...
-Tu hermano me llama por mi segundo nombre, pero a mí me gusta que me llamen Catrina.
-Como te decía, Catrina, a veces yo también me siento solo.
-¿No tienes novia?
-No, tengo una amiga muy especial.
-¿Una amiga con derecho a roce?
-Sí, una de esas.
-O sea, qué estás servido.
-Sí, Rosi me llena plenamente, aunque yo a ella, no la lleno.
-Eso suena muy feo. ¿Qué le pasa?
-Le pasa que lo que le dan otras chicas, yo no se lo puedo dar.
-Es bisexual.
-Sí.
-Bueno, por lo menos es sincera contigo.
-Sincera y cariñosa.
Catrina cambió de tema.
-Por cierto, si me das una llave te limpio el piso cuando no estés, sin cobrar claro.
-Eso estaría bien.
Hablaron de muchas cosas más. Cuando Jorge regresó a su casa, Benito aún no había vuelto.
Ya estaba Jorge en cama cuando comenzó a sentir gemidos en la habitación del piso de al lado, los gemidos se fueron haciendo más fuertes y acabaron siendo gritos de placer cuando su cuñada se corrió. No pudo contenerse, se destapó, se quitó el calzoncillo, agarró la polla y empezó a menearla. Poco después comenzaron de nuevo los gemidos, se fueron haciendo más fuertes y llegaron los gritos de Catrina al correrse. Jorge la machacó y se corrió pensando que se corría en la boca de su cuñada. Se limpió con el calzoncillo y luego se echó a dormir.
En la habitación de al lado no dormían.
-¿Tengo que preguntarte algo, Benito?
-Dispara, cariño.
-¿Por qué solo miras videos porno de cornudos y de mujeres casadas masturbándose?
-¿Y tú cómo sabes eso?
-Están en el historial de tu ordenador.
-Vaya, no sabía que fueras tan curiosa. ¿Tú no miras porno a escondidas?
-No te voy a mentir, sí, miro porno, pero variado.
-Miras de todo.
-Sí, miro de todo, pero tú solo miras de cornudos y de mujeres casadas masturbándose.
-Si miras porno es para masturbarte. ¿No te llego yo?
-Llegas, pero a veces me entran las ganas cuando no estás en casa. No me has respondido.
-No me has preguntado.
-Sí que lo he hecho. ¿Por qué solo miras videos de cornudos?
-Me ponen.
-¿Te pone ser el que mete los cuernos o ser el cornudo?
-Vamos a dejar esta conversación.
Sin dársela, le había dado la respuesta.
-A ver, Benito. ¿Te pondría ver como follo con otro hombre?
-Es solo una fantasía.
-Te he preguntado si te gustaría verme follar con otro hombre.
-La verdad es que sí.
-¿Y saber que me masturbo pensando en otro?
-También.
-Tienes que ir al psicólogo. Lo tuyo no es normal.
-Es normal, Ariana, ser voyeur es tan normal, como ser gay o lesbiana.
-Sé que ser un mirón, ser maricón, o ser tortillera, es normal hoy en día, pero una cosa es mirar como follan con la mujer de otro y otra es mirar como follan con la tuya.
-Aún no te he pedido que te grabes follando con nadie para luego mirar.
-¡Ah! La cosa no sería presencial.
-En principio, no.
Catrina quiso saber hasta dónde llegaba la filia de su marido.
-¿Y habías pensado en alguien en particular?
-Mi cuñada se grabó follando conmigo para que luego lo viese mi hermano mayor.
-¡La hostia! La cosa viene de familia.
-No me has dicho si habías pensado en alguien en particular.
-Ya te lo he dicho.
-¡No me jodas, Benito! ¡¿Quieres verme follar con Jorge?!
-No te sería difícil, ya sintió tus gritos al correrte.
-¿Tú crees que me oyó?
-Sí, gritas mucho, Ariana. ¿Te grabarías follando con él?
-Me sería imposible. No soy una puta.
-Oye. ¿Y un video masturbándote para empezar?
-Un video masturbándome, podría hacértelo, pero de ahí no paso.
-Por algo se empieza.
-Se empieza y se termina... Desde luego, tres meses casados y ya me tienes muy vista.
-No es eso.
-No, es lo otro.
A la mañana siguiente, Jorge y su hermano se encontraron en el pasillo, uno iba para la universidad y el otro a trabajar, se abrazaron y luego se fueron hablando.
Catrina, a eso de las once de la mañana, fue al piso de Jorge a limpiarlo un poco. Al hacer la cama se encontró con el calzoncillo, tenía una corrida reciente y el amarillo de otras corridas. Habló sola:
-Anoche oyó mis gemidos y mis gritos y fantaseó y esta mañana remató la faena.
Echó el calzoncillo en el cesto de la ropa sucia, hizo la cama, limpió por aquí y por allá y luego volvió a su piso.
Esa tarde, Catrina, estaba aburrida, se echó sobre la cama de su habitación. Encendió la televisión con el mando a distancia, y al rato aún estaba más aburrida. Intentó dormir y le vino a la cabeza el calzoncillo con las corridas y el video que le había dicho a su marido que le podría hacer. Apagó la tele. Puso la cámara que tenía enfrente de la cama para grabarse con su marido. Cogió un consolador en el cajón de la mesilla de noche, le puso un condón y después lo echó sobre la cama. Luego cogió un pequeño PC que tenía sobre la mesilla de noche y buscó un video de porno duro. Acomodada en la cama, estiró las piernas, metió una mano debajo del vestido y mirando el video, lo levantó. Se tocó el coño con tres dedos por encima de sus bragas azules y comenzó el show para su marido.
-Juega con mi coño, Antonio.
Jorge había sentido hablar a su cuñada, pero no entendió lo que había dicho. Se suponía que estaba sola, así que puso la oreja en la pared para saber qué se cocía.
Catrina metió la mano derecha dentro de las bragas y mirando el video se siguió masturbando.
-Ya estoy mojada. ¿Quieres ver mis jugos?
Jorge pensó que su cuñada le estaba metiendo los cuernos a su hermano. No pudo evitar sacar la polla y comenzar a menearla. Tiempo tendría para darle lo suyo al tipo.
Poco después, Catrina, se quitó las bragas, flexionó las rodillas, se abrió de piernas y se frotó el coño.
-Cómeme el coño, Antonio, cómemelo.
Jorge lamió la pared.
Catrina no tardó en quitarse el vestido y magrear sus grandes tetas.
-Chupa mis tetas y mastúrbame.
Jorge volvió a lamer la pared.
Catrina se metió dos dedos dentro del coño, acarició su punto G y comenzó a gemir. Sus gemidos subieron de tono, y tiempo después, cuando un tremendo chorro de jugo salió a presión de su coño, gritó:
-¡Me corro!
Jorge pintó de blanco la pared.
Se hizo el silencio en la habitación de Catrina. Jorge fue a buscar un clínex para limpiar la pared.
Catrina pilló el consolador y se lo fue metiendo en el coño.
-Así, así, méteme hasta el fondo.
Jorge volvió a poner la oreja.
-¡Rómpeme el coño, Antonio!
Catrina se folló el coño con el consolador, un buen rato, y cuando le vino, mirando a la cámara, dijo:
-¡Me corro, me corro, me corro!
Luego de recuperarse, se puso a cuatro patas, y con la cara en la almohada se acarició el clítoris, al tiempo que se metía el consolador en el culo.
-Así, métemela en el culo.
Pasado un tiempo, volvieron los gemidos y tras los gemidos, un impresionante:
-¡Me corro, me corro, me corro, me corro!
Jorge pintó la pared de blanco por segunda vez.
Catrina, luego de satisfacerse, se acordó de su cuñado.
-Menos mal que Jorge está en la universidad, si no...
Jorge, vestido con un batín azul y sin nada por debajo, estaba llamando a su puerta. Catrina se puso una bata de casa roja, le abrió y le dijo:
-¡¿Pero tú no estabas en la universidad?!
-Ya ves que no.
-¡¿Has oído...?!
-He oído.
Apartó a su cuñada para un lado, entró en el piso y cerró la puerta.
-Voy a poner en su sitio a tu amante.
-No tengo un amante.
Fue directamente a la habitación y vio la sábana mojada, el consolador y el PC encima de la mesilla, donde seguía el video porno. Catrina apagó el PC. Jorge le dijo:
-O sea, que te estabas masturbando.
-Vete de aquí, si no te vas le digo a tu hermano que has invadido mi intimidad.
Se puso detrás de ella, la abrazó, le echó una mano al coño, la sacó empapada, la lamió y le dijo:
-Deja que te lo coma todo
-No te voy a dejar que me comas nada
Le levantó la bata, la echó sobre la cama, se echó encima de ella, le tapó la boca con una mano y le metió la polla entre las piernas.
-Te voy a follar hasta que me canse.
-¡Se lo diré a tu hermano!
-Y yo le diré que me provocaste.
Jorge la folló, pero su polla se deslizaba entre los labios vaginales, Catrina, levantó el culo haciendo como que se quería librar de su cuñado, pero era para que la polla entrara en su coño, y entró de un viaje. Al tener las piernas juntas, la polla entraba y salía, apretada. A Catrina le encantaba. Si no tuviera la boca tapada no hubiese podido evitar gemir. Tampoco pudo evitar que la cámara grabara sus ojos en blanco cuando se corrió.
Jorge sintió como las paredes vaginales apretaban y soltaban su polla y como la bañaban de jugos y se vino arriba. Dejó que acabara de correrse. Se la metió en el culo, le acarició el clítoris con cuatro dedos y le dio cera en el coño y en el clítoris hasta que sintió como su cuñada se corría de nuevo.
Al acabar de correrse, la puso boca arriba, le quitó la mano de la boca y le dijo:
-Dame el coño en la boca.
Estaba deseando dárselo, pero no quería quedar por puta.
-¡En la boca lo que te puedo dar es una hostia!
Le agarró las manos, por las dudas.
-Deja que beba una corrida tuya y luego me voy.
-¡No te voy a dar nada!
-Entonces deja que te eche un polvo como es debido.
-¡Ya me has echado dos, cabrón!
-Este sería el mejor que te han echado en tu vida.
-Mira, Jorge, si me sueltas, no le digo nada a tu hermano, pero como no me sueltes...
Se sentó en su vientre y le frotó la polla en los labios.
-¿Si no te suelto, qué?
-Cuando tenga la oportunidad te arranco los huevos de un mordisco.
Al hablar abrió la boca, pero con lo que le acababa de decir... ¡Como para meterle la polla dentro! Le dio con la polla en los dos lados de la cara, y le dijo:
-¿Por qué juegas sola estando tan buena?
-¡Yo hago lo que me sale del coño!
-¿Quién es Antonio?
-Un hombre, no un mocoso como tú.
-Deja que te muestre lo cariñoso que puedo ser
-¡Qué no quiero tu cariño, coño!
Sin soltarle las manos, se deslizó hacia atrás y acabó con su boca enfrente de la teta izquierda de Catrina. Lamió su pezón, y luego le dijo:
-Quiero gozar de todo tu maravilloso cuerpo. No creo que vuelva a disfrutar de él otra vez.
-Puedes apostar tu vida a que no lo vas a tener de nuevo.
Le besó el cuello y le susurró al oído.
-Te he deseado en secreto desde el primer segundo en que te vi.
Le lamió el pezón de la otra teta.
-No me vas a seducir con tus mentiras.
-No te miento, te juro que anoche me quedé dormido pensando en ti y esta mañana desperté pensando en ti.
-¿Y a mí, qué?
-A ti te llené de leche la boca y el coño.
Catrina recordó cómo había encontrado el calzoncillo y supo que no le estaba mintiendo.
-Eres un cerdo.
-Tu cerdo, si quieres.
Le dio un pico y después le metió la punta de la lengua en la boca.
-No quiero nque seas mi cerdo.
Le volvió a meter la punta de la lengua en la boca. Catrina dejó que la lengua rozase la suya y después, le hizo la cobra.
-Eres tan bonita...
-Eres más pesado que el plomo.
Jorge notó cierta debiidad en el tono de su voz y volvió al ataque.
-¿Te dejas?
Catrina ya se entregó.
-Hace rato que no me estoy dejando.
Se quitó de encima y se puso a su lado. Le pasó la yema de un dedo por el pezón derecho, que ya estaba duro como una piedra, y después lamió el pezón y la areola . De esa teta paso a la otra, y luego sembró en su vientre un jardín de besos, caricias y lamidas. Después se metió entre sus piernas y se las separó. Acarició y besó el interior de sus muslos y luego le pasó la punta de la lengua por el coño. Catrina flexionó las rodillas y se abrió de piernas. Jorge le enterró la lengua en el coño, la sacó lentamente y lamió su clítoris. Después le preguntó.
-¿Te gusta así?
-No preguntes que me haces sentir muy puta.
Le metió y le sacó la lengua cada vez más aprisa. Catrina comenzó a gemir y poco después su pelvis pegó un latigazo y se corrió torrencialmente en la boca de su cuñado.
Cuando dejó de sacudirse, le besó el coño y le dijo:
-Contigo la realidad supera a la fantasía. ¡Vaya corridas que echas!
-Sabes adular a una mujer.
-No es adulación. Nunca imaginé que sería tan dulce que te corrieras en mi boca.
-Eso no es una cosa dulce, es una cosa guarra.
-Dulce, mujer, dulce. Fue como si un bombón se derritiera en mi boca.
-Deja de decir tonterías. ¿Te quieres correr?
-Si me montaras y me hicieras correr, uno de mis sueños casi se haría realidad
-¿Qué te faltaría?
-Tus besos.
-Lo siento, pero no pudo hacer ninguna de las dos cosas:
-Di que no quieres, pero no me digas que lo sientes
-Tienes razón, no lo siento. Me follas tú, sin besos, o te vas.
-¡Qué bonita eres!
-Con la adulación no vas a conseguir nada.
-Sabes que eres preciosa.
Se echó encima de ella, la puso encima de él, le amasó las tetas y le susurró al oído:
-Métela, Catrina.
-Métela tú.
Le dio un pico.
-Dame un beso.
-Ni lo sueñes.
-Dame las tetas a mamar.
-Dame, dame, dame. Ya me dejo. ¿No es suficiente?
Le apartó el cabello hacia un lado, le dio un pico, y le dijo:
-Me estás dando más de lo que jamás soñé que me darías, pero ahora todo me parece poco. ¡Estás tan buena! Dame esas tetas.
-Te las daré, pero solo porque quiero que te calles.
Se enderezó y le puso la teta izquierda delante de la boca.
-Toma, pesado.
Le lamió el pezón y la areola, despacito, y luego, lentamente, se la mamó. Después le dio la otra teta, y Jorge le hizo lo mismo. Luego lo miró, le agarró la polla y la puso en la entrada del coño, Jorge se la metió hasta las trancas. Catrina besó a su cuñado metiéndole la lengua en la boca y con las tetas aplastadas contra su pecho lo comenzó a follar subiendo y bajando el culo... Al rato estaba con las manos apoyadas en su pecho, con sus tetas bamboleándose, dándole caña de la buena y gimiendo sin parar. Jorge le puso el dedo medio de la mano derecha en los labios y Catrina se lo chupó, luego le acarició el ojete con la yema mojada. Catrina exclamó:
-¡Vas a hacer que me corra!
Le metió el dedo en el culo.
-¡Me corrooooo!
Después de correrse Catrina, Jorge, se puso encima de ella, meneó la polla y se corrió en sus tetas.
Catrina le puso los puntos sobre las íes.
-Esto no se volverá a repetir.
-Si tú no quieres, no.
-No querré.
Lo primero que hizo Catrina luego de irse Jorge fue quitar el grabador de la cámara de video y esconderlo para que su marido no lo viera
El primer día, Catrina, la cuñada de Jorge, una morenaza, de ojos oscuros, de estatura mediana y con un cuerpo divino, lo había invitado a cenar. Sentados a la mesa, le decía ella:
-... Tu hermano trabaja ahora en una franquicia, y como es él quien la lleva, muchas veces, ni a comer viene, me paso el día sola, si un día te apetece charlar, llama a mi puerta.
Jorge, luego de comer un trozo de pollo estofado, le dijo:
-Llamaré, a veces, yo también me siento solo, Ariana.
-Catrina, llámame Catrina.
-Mi hermano...
-Tu hermano me llama por mi segundo nombre, pero a mí me gusta que me llamen Catrina.
-Como te decía, Catrina, a veces yo también me siento solo.
-¿No tienes novia?
-No, tengo una amiga muy especial.
-¿Una amiga con derecho a roce?
-Sí, una de esas.
-O sea, qué estás servido.
-Sí, Rosi me llena plenamente, aunque yo a ella, no la lleno.
-Eso suena muy feo. ¿Qué le pasa?
-Le pasa que lo que le dan otras chicas, yo no se lo puedo dar.
-Es bisexual.
-Sí.
-Bueno, por lo menos es sincera contigo.
-Sincera y cariñosa.
Catrina cambió de tema.
-Por cierto, si me das una llave te limpio el piso cuando no estés, sin cobrar claro.
-Eso estaría bien.
Hablaron de muchas cosas más. Cuando Jorge regresó a su casa, Benito aún no había vuelto.
Ya estaba Jorge en cama cuando comenzó a sentir gemidos en la habitación del piso de al lado, los gemidos se fueron haciendo más fuertes y acabaron siendo gritos de placer cuando su cuñada se corrió. No pudo contenerse, se destapó, se quitó el calzoncillo, agarró la polla y empezó a menearla. Poco después comenzaron de nuevo los gemidos, se fueron haciendo más fuertes y llegaron los gritos de Catrina al correrse. Jorge la machacó y se corrió pensando que se corría en la boca de su cuñada. Se limpió con el calzoncillo y luego se echó a dormir.
En la habitación de al lado no dormían.
-¿Tengo que preguntarte algo, Benito?
-Dispara, cariño.
-¿Por qué solo miras videos porno de cornudos y de mujeres casadas masturbándose?
-¿Y tú cómo sabes eso?
-Están en el historial de tu ordenador.
-Vaya, no sabía que fueras tan curiosa. ¿Tú no miras porno a escondidas?
-No te voy a mentir, sí, miro porno, pero variado.
-Miras de todo.
-Sí, miro de todo, pero tú solo miras de cornudos y de mujeres casadas masturbándose.
-Si miras porno es para masturbarte. ¿No te llego yo?
-Llegas, pero a veces me entran las ganas cuando no estás en casa. No me has respondido.
-No me has preguntado.
-Sí que lo he hecho. ¿Por qué solo miras videos de cornudos?
-Me ponen.
-¿Te pone ser el que mete los cuernos o ser el cornudo?
-Vamos a dejar esta conversación.
Sin dársela, le había dado la respuesta.
-A ver, Benito. ¿Te pondría ver como follo con otro hombre?
-Es solo una fantasía.
-Te he preguntado si te gustaría verme follar con otro hombre.
-La verdad es que sí.
-¿Y saber que me masturbo pensando en otro?
-También.
-Tienes que ir al psicólogo. Lo tuyo no es normal.
-Es normal, Ariana, ser voyeur es tan normal, como ser gay o lesbiana.
-Sé que ser un mirón, ser maricón, o ser tortillera, es normal hoy en día, pero una cosa es mirar como follan con la mujer de otro y otra es mirar como follan con la tuya.
-Aún no te he pedido que te grabes follando con nadie para luego mirar.
-¡Ah! La cosa no sería presencial.
-En principio, no.
Catrina quiso saber hasta dónde llegaba la filia de su marido.
-¿Y habías pensado en alguien en particular?
-Mi cuñada se grabó follando conmigo para que luego lo viese mi hermano mayor.
-¡La hostia! La cosa viene de familia.
-No me has dicho si habías pensado en alguien en particular.
-Ya te lo he dicho.
-¡No me jodas, Benito! ¡¿Quieres verme follar con Jorge?!
-No te sería difícil, ya sintió tus gritos al correrte.
-¿Tú crees que me oyó?
-Sí, gritas mucho, Ariana. ¿Te grabarías follando con él?
-Me sería imposible. No soy una puta.
-Oye. ¿Y un video masturbándote para empezar?
-Un video masturbándome, podría hacértelo, pero de ahí no paso.
-Por algo se empieza.
-Se empieza y se termina... Desde luego, tres meses casados y ya me tienes muy vista.
-No es eso.
-No, es lo otro.
A la mañana siguiente, Jorge y su hermano se encontraron en el pasillo, uno iba para la universidad y el otro a trabajar, se abrazaron y luego se fueron hablando.
Catrina, a eso de las once de la mañana, fue al piso de Jorge a limpiarlo un poco. Al hacer la cama se encontró con el calzoncillo, tenía una corrida reciente y el amarillo de otras corridas. Habló sola:
-Anoche oyó mis gemidos y mis gritos y fantaseó y esta mañana remató la faena.
Echó el calzoncillo en el cesto de la ropa sucia, hizo la cama, limpió por aquí y por allá y luego volvió a su piso.
Esa tarde, Catrina, estaba aburrida, se echó sobre la cama de su habitación. Encendió la televisión con el mando a distancia, y al rato aún estaba más aburrida. Intentó dormir y le vino a la cabeza el calzoncillo con las corridas y el video que le había dicho a su marido que le podría hacer. Apagó la tele. Puso la cámara que tenía enfrente de la cama para grabarse con su marido. Cogió un consolador en el cajón de la mesilla de noche, le puso un condón y después lo echó sobre la cama. Luego cogió un pequeño PC que tenía sobre la mesilla de noche y buscó un video de porno duro. Acomodada en la cama, estiró las piernas, metió una mano debajo del vestido y mirando el video, lo levantó. Se tocó el coño con tres dedos por encima de sus bragas azules y comenzó el show para su marido.
-Juega con mi coño, Antonio.
Jorge había sentido hablar a su cuñada, pero no entendió lo que había dicho. Se suponía que estaba sola, así que puso la oreja en la pared para saber qué se cocía.
Catrina metió la mano derecha dentro de las bragas y mirando el video se siguió masturbando.
-Ya estoy mojada. ¿Quieres ver mis jugos?
Jorge pensó que su cuñada le estaba metiendo los cuernos a su hermano. No pudo evitar sacar la polla y comenzar a menearla. Tiempo tendría para darle lo suyo al tipo.
Poco después, Catrina, se quitó las bragas, flexionó las rodillas, se abrió de piernas y se frotó el coño.
-Cómeme el coño, Antonio, cómemelo.
Jorge lamió la pared.
Catrina no tardó en quitarse el vestido y magrear sus grandes tetas.
-Chupa mis tetas y mastúrbame.
Jorge volvió a lamer la pared.
Catrina se metió dos dedos dentro del coño, acarició su punto G y comenzó a gemir. Sus gemidos subieron de tono, y tiempo después, cuando un tremendo chorro de jugo salió a presión de su coño, gritó:
-¡Me corro!
Jorge pintó de blanco la pared.
Se hizo el silencio en la habitación de Catrina. Jorge fue a buscar un clínex para limpiar la pared.
Catrina pilló el consolador y se lo fue metiendo en el coño.
-Así, así, méteme hasta el fondo.
Jorge volvió a poner la oreja.
-¡Rómpeme el coño, Antonio!
Catrina se folló el coño con el consolador, un buen rato, y cuando le vino, mirando a la cámara, dijo:
-¡Me corro, me corro, me corro!
Luego de recuperarse, se puso a cuatro patas, y con la cara en la almohada se acarició el clítoris, al tiempo que se metía el consolador en el culo.
-Así, métemela en el culo.
Pasado un tiempo, volvieron los gemidos y tras los gemidos, un impresionante:
-¡Me corro, me corro, me corro, me corro!
Jorge pintó la pared de blanco por segunda vez.
Catrina, luego de satisfacerse, se acordó de su cuñado.
-Menos mal que Jorge está en la universidad, si no...
Jorge, vestido con un batín azul y sin nada por debajo, estaba llamando a su puerta. Catrina se puso una bata de casa roja, le abrió y le dijo:
-¡¿Pero tú no estabas en la universidad?!
-Ya ves que no.
-¡¿Has oído...?!
-He oído.
Apartó a su cuñada para un lado, entró en el piso y cerró la puerta.
-Voy a poner en su sitio a tu amante.
-No tengo un amante.
Fue directamente a la habitación y vio la sábana mojada, el consolador y el PC encima de la mesilla, donde seguía el video porno. Catrina apagó el PC. Jorge le dijo:
-O sea, que te estabas masturbando.
-Vete de aquí, si no te vas le digo a tu hermano que has invadido mi intimidad.
Se puso detrás de ella, la abrazó, le echó una mano al coño, la sacó empapada, la lamió y le dijo:
-Deja que te lo coma todo
-No te voy a dejar que me comas nada
Le levantó la bata, la echó sobre la cama, se echó encima de ella, le tapó la boca con una mano y le metió la polla entre las piernas.
-Te voy a follar hasta que me canse.
-¡Se lo diré a tu hermano!
-Y yo le diré que me provocaste.
Jorge la folló, pero su polla se deslizaba entre los labios vaginales, Catrina, levantó el culo haciendo como que se quería librar de su cuñado, pero era para que la polla entrara en su coño, y entró de un viaje. Al tener las piernas juntas, la polla entraba y salía, apretada. A Catrina le encantaba. Si no tuviera la boca tapada no hubiese podido evitar gemir. Tampoco pudo evitar que la cámara grabara sus ojos en blanco cuando se corrió.
Jorge sintió como las paredes vaginales apretaban y soltaban su polla y como la bañaban de jugos y se vino arriba. Dejó que acabara de correrse. Se la metió en el culo, le acarició el clítoris con cuatro dedos y le dio cera en el coño y en el clítoris hasta que sintió como su cuñada se corría de nuevo.
Al acabar de correrse, la puso boca arriba, le quitó la mano de la boca y le dijo:
-Dame el coño en la boca.
Estaba deseando dárselo, pero no quería quedar por puta.
-¡En la boca lo que te puedo dar es una hostia!
Le agarró las manos, por las dudas.
-Deja que beba una corrida tuya y luego me voy.
-¡No te voy a dar nada!
-Entonces deja que te eche un polvo como es debido.
-¡Ya me has echado dos, cabrón!
-Este sería el mejor que te han echado en tu vida.
-Mira, Jorge, si me sueltas, no le digo nada a tu hermano, pero como no me sueltes...
Se sentó en su vientre y le frotó la polla en los labios.
-¿Si no te suelto, qué?
-Cuando tenga la oportunidad te arranco los huevos de un mordisco.
Al hablar abrió la boca, pero con lo que le acababa de decir... ¡Como para meterle la polla dentro! Le dio con la polla en los dos lados de la cara, y le dijo:
-¿Por qué juegas sola estando tan buena?
-¡Yo hago lo que me sale del coño!
-¿Quién es Antonio?
-Un hombre, no un mocoso como tú.
-Deja que te muestre lo cariñoso que puedo ser
-¡Qué no quiero tu cariño, coño!
Sin soltarle las manos, se deslizó hacia atrás y acabó con su boca enfrente de la teta izquierda de Catrina. Lamió su pezón, y luego le dijo:
-Quiero gozar de todo tu maravilloso cuerpo. No creo que vuelva a disfrutar de él otra vez.
-Puedes apostar tu vida a que no lo vas a tener de nuevo.
Le besó el cuello y le susurró al oído.
-Te he deseado en secreto desde el primer segundo en que te vi.
Le lamió el pezón de la otra teta.
-No me vas a seducir con tus mentiras.
-No te miento, te juro que anoche me quedé dormido pensando en ti y esta mañana desperté pensando en ti.
-¿Y a mí, qué?
-A ti te llené de leche la boca y el coño.
Catrina recordó cómo había encontrado el calzoncillo y supo que no le estaba mintiendo.
-Eres un cerdo.
-Tu cerdo, si quieres.
Le dio un pico y después le metió la punta de la lengua en la boca.
-No quiero nque seas mi cerdo.
Le volvió a meter la punta de la lengua en la boca. Catrina dejó que la lengua rozase la suya y después, le hizo la cobra.
-Eres tan bonita...
-Eres más pesado que el plomo.
Jorge notó cierta debiidad en el tono de su voz y volvió al ataque.
-¿Te dejas?
Catrina ya se entregó.
-Hace rato que no me estoy dejando.
Se quitó de encima y se puso a su lado. Le pasó la yema de un dedo por el pezón derecho, que ya estaba duro como una piedra, y después lamió el pezón y la areola . De esa teta paso a la otra, y luego sembró en su vientre un jardín de besos, caricias y lamidas. Después se metió entre sus piernas y se las separó. Acarició y besó el interior de sus muslos y luego le pasó la punta de la lengua por el coño. Catrina flexionó las rodillas y se abrió de piernas. Jorge le enterró la lengua en el coño, la sacó lentamente y lamió su clítoris. Después le preguntó.
-¿Te gusta así?
-No preguntes que me haces sentir muy puta.
Le metió y le sacó la lengua cada vez más aprisa. Catrina comenzó a gemir y poco después su pelvis pegó un latigazo y se corrió torrencialmente en la boca de su cuñado.
Cuando dejó de sacudirse, le besó el coño y le dijo:
-Contigo la realidad supera a la fantasía. ¡Vaya corridas que echas!
-Sabes adular a una mujer.
-No es adulación. Nunca imaginé que sería tan dulce que te corrieras en mi boca.
-Eso no es una cosa dulce, es una cosa guarra.
-Dulce, mujer, dulce. Fue como si un bombón se derritiera en mi boca.
-Deja de decir tonterías. ¿Te quieres correr?
-Si me montaras y me hicieras correr, uno de mis sueños casi se haría realidad
-¿Qué te faltaría?
-Tus besos.
-Lo siento, pero no pudo hacer ninguna de las dos cosas:
-Di que no quieres, pero no me digas que lo sientes
-Tienes razón, no lo siento. Me follas tú, sin besos, o te vas.
-¡Qué bonita eres!
-Con la adulación no vas a conseguir nada.
-Sabes que eres preciosa.
Se echó encima de ella, la puso encima de él, le amasó las tetas y le susurró al oído:
-Métela, Catrina.
-Métela tú.
Le dio un pico.
-Dame un beso.
-Ni lo sueñes.
-Dame las tetas a mamar.
-Dame, dame, dame. Ya me dejo. ¿No es suficiente?
Le apartó el cabello hacia un lado, le dio un pico, y le dijo:
-Me estás dando más de lo que jamás soñé que me darías, pero ahora todo me parece poco. ¡Estás tan buena! Dame esas tetas.
-Te las daré, pero solo porque quiero que te calles.
Se enderezó y le puso la teta izquierda delante de la boca.
-Toma, pesado.
Le lamió el pezón y la areola, despacito, y luego, lentamente, se la mamó. Después le dio la otra teta, y Jorge le hizo lo mismo. Luego lo miró, le agarró la polla y la puso en la entrada del coño, Jorge se la metió hasta las trancas. Catrina besó a su cuñado metiéndole la lengua en la boca y con las tetas aplastadas contra su pecho lo comenzó a follar subiendo y bajando el culo... Al rato estaba con las manos apoyadas en su pecho, con sus tetas bamboleándose, dándole caña de la buena y gimiendo sin parar. Jorge le puso el dedo medio de la mano derecha en los labios y Catrina se lo chupó, luego le acarició el ojete con la yema mojada. Catrina exclamó:
-¡Vas a hacer que me corra!
Le metió el dedo en el culo.
-¡Me corrooooo!
Después de correrse Catrina, Jorge, se puso encima de ella, meneó la polla y se corrió en sus tetas.
Catrina le puso los puntos sobre las íes.
-Esto no se volverá a repetir.
-Si tú no quieres, no.
-No querré.
Lo primero que hizo Catrina luego de irse Jorge fue quitar el grabador de la cámara de video y esconderlo para que su marido no lo viera