Jimena, su hijo Gabriel y sus Amigos

heranlu

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Recostada sobre la alfombra del piso superior, con el oído pegado a la rejilla de la ventilación para poder escuchar la conversación que el grupo de adolescentes mantenía en la sala de la planta baja, el corazón de Jimena Rossi experimentó un sobresalto cuando oyó las palabras de Lucas.

"Estará hablando de mí?...", se preguntaba.

Ella esperaba oír a uno o más de los chicos hablar "sucio", pero realmente no se imaginaba una charla tan franca y que encima la tuviera a ella de protagonista.

Entonces, su mano se movió bajo su pequeño camisón hasta encontrar su bombacha, y comenzó a acariciar su entrepierna mientras continuaba oyendo...

"Si..., apostaría que no estaba usando corpiño...", exclamó Diego.

"Ese camisón era tan corto..., estaría usando bombacha debajo...?", preguntó Lucas, buscando una rápida respuesta...

"Sí..., pude ver las marcas de la bombacha bajo el camisón...", aseguró Pablo.

"Ella siempre usa eso cuando se va a acostar", dijo Gabriel. "Es simplemente una camiseta más larga que lo habitual, pero me encanta ver como se mueven sus tetas tras ella. La otra noche lo estaba usando mientras me ayudaba con la tarea del colegio, y en varias ocasiones me rozó el hombro con sus tetas..."

Cuando Jimena Rossi comenzó a experimentar lo que ella consideró "inocentes fantasías" respecto de su hijo Gabriel y sus amigos del colegio secundario, sintió un leve sentimiento de culpa que sucedía a sus repetidos orgasmos.

Pero con el tiempo, esos sentimientos de culpabilidad fueron desapareciendo, a medida que las fantasías se hacían más frecuentes y las escenas que ella imaginaba en su mente se volvían más interesantes.

Últimamente, el pensar en los chicos prácticamente le ocupaba todo el tiempo que le dejara libre su trabajo, su matrimonio, las tareas del hogar, y cualquier otra ocupación.

Quizás, si sus compañeros de trabajo fuesen más atractivos, si su esposo pasara más tiempo en casa, si tuviera algún hobbie interesante para matar el tiempo, jamás sus pensamientos se hubieran detenido en un grupo de colegiales...

Pero así fue, y ahora la fantasía de verse involucrada con su hijo, e incluso con sus amigos, se transformó en la esperada vía de escape de una vida aburrida...

Jimena había estado muy ansiosa esperando lo que los chicos dieron en llamar "el viernes de pizza y videos". Lógicamente, no esperaba que nada extraño sucediera, pero tenía la pequeña esperanza de que el más mínimo detalle le sirviese para echar más leña a esas fantasías: un leve flirteo de su parte, quizás el que alguno de los chicos le dedique alguna mirada más allá de lo normal a su cuerpo, la lógica curiosidad sexual de ellos a esa edad, el poder llegar a ver a alguno de ellos en su ropa de dormir o incluso en ropa interior...

Pequeñas pruebas, inocentes juegos..., como los que Jimena venía desarrollando con Gabriel.

Cuando ella comenzó a sentirse sexualmente interesada en su hijo, se dedicó a darle unos maternales abrazos, que duraban más de la cuenta. Esto, de a poco, fue avanzando hacia besitos en la mejilla y, muy recientemente, en un pequeño piquito en los labios.

Al mismo tiempo, la habitualmente tímida y conservadora mamá empezó a mostrarle más de ella a su hijo. Dejarlo ver más de lo normal, poniéndose un corto camisón, por ejemplo.

Cuando la alta y morena Jimena logró captar la atención de Gabriel, que no dejaba de admirar los pechos de su madre moviéndose libremente bajo el camisón, entonces llevó las cosas un poco más lejos, permitiendo que él entrara en su cuarto cuando ella estaba en ropa interior, o elogiando el cuerpo de su hijo que estaba en pleno desarrollo, y también, por que no, presionando sus pechos contra la espalda de él cuando lo abrazaba.

Nada grave, en un principio, pero la tensión sexual entre ellos había llegado a un punto muy álgido...

Y las cosas parecían ir por buen carril con los amigos de Gabriel, también. Jimena notó a un par de ellos dedicándole algunas miradas más largas que lo habitual a sus pechos en éste último tiempo, tanto como admiraban sus largas y torneadas piernas cada vez que usaba shorts.

Ella siempre recordaba la ocasión en la que Pablo llamó a su casa mientras Gabriel no se encontraba, y se quedaron hablando un buen rato sobre la vida personal de Pablo.

O aquella otra en su casa, en la que llegó a comentarle a Rafa que se había convertido en un chico muy atractivo, lo que provocó un suspiro mezcla de halago y vergüenza en él...

En realidad, ninguno de los chicos podría ser considerado como muy atractivo. Eran más bien del tipo normal, más cercano al tipo "estudioso" que al galán del colegio.

Y más allá de todo lo que se dice hoy en día sobre el prematuro despertar sexual de la juventud, Jimena estaba prácticamente segura que ninguno de ellos había estado íntimamente con alguna chica.

Pero aún a sus 37 años, Jimena no se cortaría un pelo en poder acostarse con cualquiera de ellos...

Además de su hijo Gabriel, estaba el rubio Pablo, quien era el mejor amigo de su hijo y el más extrovertido del grupo. Jimena lo conoce casi desde bebé...

Diego, con ese rostro tan perfecto, casi femenino, que vivía a dos casas de la suya desde hacía un par de años...

Lucas, el moreno de ojos claros, que había sido alumno de Jimena cuando ella daba clases de inglés en la Parroquia los sábados por la mañana.

Y Rafa era más bien gordito, con gafas, aunque muy educado...

El "viernes de pizza y videos" estaba siendo un éxito en varios aspectos. Su marido estaba fuera de la ciudad por negocios hasta dentro de un par de días, y su hijo más pequeño se había marchado de campamento con su compañía de boy scouts...

Estaba comenzando a llover de manera casi torrencial, lo que hacía prácticamente improbable que cualquier visita indeseada llegara hasta allí...

Todo esto le quitó de la cabeza a Jimena cualquier preocupación, por lo cual procedió a ducharse y a vestirse con su pequeño camisón negro a un horario más temprano que el usual.

Ella ya había pensado de antemano en que debía quedarse un rato en la cocina con esa vestimenta, para que cuando alguno de los chicos fuera en busca de refrescos, pudiera verla así, lo cual salió como había planeado, ya que todos ellos le dedicaron unas miradas muy fuertes. Y también ella pudo darse un pequeño regalo, viendo a Pablo y a Diego en shorts, y con camisetas ajustadas.

Y ahora esos comentarios sobre sus pechos...

"Sus piernas son interminables...", dijo Diego. Escuchando por el ducto de ventilación, Jimena introdujo su mano bajo su bombacha...

"Diego..., trajiste el video porno de tu hermano?", preguntó Gabriel...

"Sí..., quieren verlo ahora?".

"Esperemos un rato, hasta asegurarnos que mi mamá esté dormida. También podemos navegar por Internet y buscar algunos sitios porno más tarde".

"Qué chicos tan calientes...", pensó Jimena, cuando su costado maternal le insinuaba que le pusiera un punto final al espectáculo porno que pensaban montar. Pero prefirió no meterse...

Tras esto, se levantó del piso y se dejó caer sobre su cama.

Se dio cuenta que no tenía ninguna otra excusa para bajar nuevamente, por lo cual se dio por vencida..., y se puso a imaginar una nueva fantasía, que pudiese llevarla hasta ese ansiado orgasmo.

Bajo las sábanas, Jimena se bajó la bombachita casi hasta sus tobillos, y comenzó a dibujar círculos con uno de sus dedos alrededor de su clítoris. "Veamos..., con cuál de los chicos quiero fantasear hoy...?"

De repente, la luz de la pequeña lámpara de su habitación se apagó, y sólo se percibía un silencio alarmante. Los voces de desconcierto de los chicos dieron la pauta a Jimena de que se había cortado el suministro de corriente.

Jimena encontró como pudo su bombacha, y volvió a calzársela en la oscuridad. Con pasos temerosos, se las ingenió para llegar al corredor, y bajar las escaleras hasta la cocina, donde guardaba la linterna. Una vez que la encontró, fue hacia donde estaban los chicos, que miraban por la ventana el maravilloso espectáculo de la lluvia sobre el jardín.

"Miren que belleza", dijo Lucas, a lo que Jimena se acercó por detrás para observar, quedando rápidamente sus rostros muy cerca, tanto que ella podía sentir la respiración del chico.

Se sintió bien, tanto que no dudó en presionar disimuladamente uno de sus pechos sobre el hombro de Lucas, que no hizo movimiento alguno por separarse...

De otro sector de la casa, alguien gritó que la luz se había cortado en todo el vecindario, cosa que Jimena comprobó de inmediato.

Pero lo que comprobó mejor, fue que Lucas parecía estar rozando intencionadamente su pecho con la espalda, lo que hizo que la adrenalina fluyera a mares en el cuerpo de la atractiva y madura madre...

Cuando notó que el resto de los chicos entraban a la sala, Jimena se separó de Lucas y fue a buscar otra linterna y una lámpara a batería, de esas que se usan en los campamentos.

Afortunadamente, su marido era muy previsor, y la batería funcionaba perfectamente, lo que les permitiría tener suficiente luz como para pasar el rato.

Los chicos estaban nuevamente en la sala de estar, y Jimena no dejaba de preguntarse cuanto podrían verle a través de su camisón, con una luz tan tenue...

De lo que sí estaba segura, era que podía ver perfectamente a Pablo y Diego enfundados en sus shorts deportivos.

"Chicos..., creo que ya es muy tarde como para que se vayan, y la calle además está completamente a oscuras, lo que no hace para nada aconsejable que intenten manejar de regreso. Por qué no nos sentamos y esperamos a que vuelva la electricidad...?", explicó Jimena, asumiendo nuevamente el rol maternal y protector.

Más tarde, encontró una vieja y desusada radio a batería que apenas si funcionaba..., pero al menos gracias a ella pudieron enterarse que el corte duraría toda la noche.

Estaba empezando a sentirse el frío, y Jimena supuso acertadamente que sus pezones se estarían poniendo como un iceberg..., frente a los chicos. Y las miradas que ella recibía de ellos los ponía todavía más duros...

"Vamos a poner algo de leña en la salamandra..." dijo..., y Gabriel comenzó a ayudarla a hacerlo. Mientras Jimena se movía buscando leña y periódicos viejos, se dio cuenta que sus tetas, al estar sin sujetador, bailaban juguetonamente, y no tenía dudas de que los adolescentes estarían mirando desprejuiciadamente.

Tan pronto se agachó para acomodar la leña, notó como su corto camisón se levantó, lo suficiente como para que tomase noción de que su blanca bombacha estaba quedando a la vista de los chicos. Excitada de solo pensarlo, se agachó aún más, provocando que se viera una buena parte de su bombacha clavada en su culito...

Pronto el fuego estaba encendido, y quedaban aún dos problemitas: uno era que, sin electricidad, no había TV, ni radio, ni PC..., los chicos se aburrirían pronto. Y la segunda, era que hacía bastante frío como para que ella volviera a su habitación...

"Chicos..., adivinen qué?. Esta es la única habitación con calefacción en toda la casa, por lo cual tendrán que aguantarme esta noche con ustedes..."

Jimena estaba de pie en medio de los chicos, y rogaba porque la silueta de sus tetas pudiera verse a través del fino camisón.

Los chicos no le quitaban la vista de encima...

A pesar de que no lo dijeran, ella esta segura, después de haber oído aquella conversación, de que a ellos no les importaba en lo más mínimo tenerla cerca, y menos vestida con ese camisón...

Mientras los chicos discutían sobre que hacer, Jimena se sentó a un costado del fuego, disfrutando de su buena suerte por tener a "sus" chicos esa noche...

Todo se estaba dando en forma perfecta para ella...

La lujuria de Jimena se incrementaba cada vez más, hasta llegar al punto en que decidió tirar al viento sus miedos, y disfrutar de la situación...

Mientras los chicos se quedaban sin ideas, Jimena intentaba recordar algún juego de los de su época.

"Alguna vez jugaron a Pasar la Fruta...?"...

La mayoría de los chicos miró con cara de no entender, pero Pablo asintió: "Sí..., es ese juego en el que tenés que ponerte una fruta entre la quijada, y tenés que pasársela a otro sin usar las manos..., cierto?"....

"Exacto", dijo Jimena. "Se supone que es un juego de Chico/Chica, cada uno de ustedes jugará conmigo".

Jimena se puso de pie, se colocó la pelota de tenis en su quijada y se acercó a Pablo, quedando a unos centímetros de él. Pablo se inclinó, y presionó su cuerpo contra el de la madre de su amigo. Mientras Pablo y Jimena intentaban pasarse la pelota, sus cuerpos se rozaban completamente..., lo que daba al resto de los chicos una idea clara de los beneficios extras de este juego.

Observaban encantados como Jimena rozaba sus pechos contra el torso de Pablo, como sus mejillas se tocaban...

Cuando Pablo logró finalmente colocarse la pelota en su quijada, repitió al proceso, sólo que a la inversa...

Jimena se dirigió entonces a Lucas, quien ansiosamente esperaba ser el próximo. Como la mayoría de los chicos a su edad, Lucas era más bajo que Jimena, por lo cual ella debió inclinarse para encontrarlo.

Los chicos miraban mientras los torsos de Jimena y Lucas se tocaban...

Jimena sentía sus pechos hundirse en el de Lucas..., y no dejó pasar la oportunidad de rozar uno de sus muslos en la entrepierna del chico.

Cuando lograron su propósito, Jimena no pudo dejar de sorprenderse por la forma en que Lucas pasó su erecto pene disimuladamente sobre los muslos de ella, y como "grande finale", abrazó al chico fuertemente...

Tras Lucas, cada uno de los chicos que faltaban tuvieron su oportunidad de apoyar sus miembros sobre la madre de su amigo, tanto como ella de rozar sus pechos sobre los de los chicos...

De pronto, el juego casi había perdido su esencia, transformándose en una excusa para abrazarse y rozarse abiertamente...

Gabriel fue el último de los chicos en tener su turno. Jimena no quería parecer excesivamente ansiosa por tener un contacto directo con su propio hijo, especialmente delante de sus amiguitos. Ella percibió su erección, y lo atrajo hacia ella, quedando su miembro casi a la altura del monte de venus de su madre. Gabriel era el más alto de los chicos...

Jimena no pude evitar soltar un casi inaudible suspiro, y recorrió con sus manos la espalda de su hijo..., que respondió repitiendo la acción...

Cuando cada uno de los chicos había tenido dos turnos, una Jimena entusiasmada cortó el juego contra su voluntad, sentándose nuevamente al costado del fuego, sobre un almohadón gigante. Los chicos se sentaron en el sofá y en algunas sillas...

"Qué hacemos ahora...?", preguntó Jimena.
Mientras los chicos debatían, ella notó que en varias oportunidades sus miradas se centraban en sus piernas, y particularmente en su entrepierna, tratando de ver por debajo del camisón...

Jimena casi les dio el gusto, abriendo levemente sus piernas para asegurarse que la "V" de su blanca bombachita quedara a la vista de los chicos.

Se inclinó hacia delante, y cruzó sus brazos, causando que sus tetas se engrandecieran por sobre el escote del camisón.

Entusiasmada por la respuesta de los chicos a sus provocaciones, incluido su propio hijo, Jimena separó sus piernas aún más, provocando que el camisón subiera lo suficiente para dejar su bombacha indudablemente a la vista...

"Ya me acordé de un juego que practicábamos cuando yo tenía su edad..., conocen el juego de la botella...?", preguntó Jimena.

Los chicos pusieron cara de asombro, como si no supiesen de lo que la madre de su amigo les hablaba...

"Es fácil, simplemente tenés que hacer girar una botella, y tenés que besar a aquel que quede apuntado por el pico una vez que la botella se detiene", digo ella...

"Dado que soy la única chica, seré siempre yo quien haga girar la botella"...

Dicho esto, Jimena tomó una botella de Coca Cola que los chicos habían consumido anteriormente, y se puso de rodillas frente a la pequeña mesita de café..., los chicos se sentaron alrededor de la misma también...

"Hagamos un pacto: cualquier cosa que vaya a pasar a partir de ahora permanecerá entre nosotros, sí?..., será nuestro secreto...", propuso Jimena.

Los chicos asintieron de inmediato...

Jimena respiró profundamente, e hizo girar la botella fuertemente. Cuando ésta se detuvo, el chico que más cerca estaba de la boca de la botella era Rafa.

Rafa puso una sonrisa nerviosa, y se puso de pie tan pronto Jimena hizo lo propio. Ella se inclinó, y le dio al gordito un corto besito en los labios, que provocó el delirio de los otros, y la vergüenza de Rafa...

Jimena no podía dejar de sonreir ante la situación...

Aún de pie, Jimena volvió a hacer girar la botella, y esta vez el turno le correspondió a Pablo, que de inmediato se puso de pie frente a ella.

Jimena no estaba dispuesta a perder semejante oportunidad frente al rubio protagonista de sus fantasías, por lo cual pasó sus brazos alrededor de él, y lo besó con la boca completamente abierta, introduciendo su lengua en la boca del chico, a lo que él respondió de maravilla...

Finalmente, Jimena rompió el hechizo del momento, y volvió a girar la botella, siendo el beneficiado esta vez, Lucas. Su lengua rápidamente se encontró con la de su antigua profesora, y sus manos acariciaron la espalda de ella. Fue un ardiente beso francés...

El siguiente fue Gabriel, lo que incomodó levemente a Jimena..., intrigada por cual sería la reacción de su hijo. Pero Gabriel sólo sonrió, abrazó a su madre y le dio un beso húmedo que ella no pudo resistir. Jimena, complacida, disfrutó del encuentro de sus lenguas y acarició los hombros de su hijo. Gabriel masajeó levemente el vientre de su madre, y ella quería que ese momento fuese eterno..., pero conciente de que sus amigos estaban observando, decidió separarse...

El juego continuó por un buen rato, con cada uno de ellos turnándose para recibir una buena combinación de beso francés y abrazos de parte de la madre de su amigo. Ni siquiera dejaron de presionar sus evidentes erecciones contra el vientre o la entre pierna de Jimena, de acuerdo a la altura de cada uno.

En su cuarto turno, Diego rozó uno de sus pechos, hecho que Jimena consideró deliberado, por lo que respondió pasando la palma de su mano por el pene del muchacho a medida que se alejaba de él...

Mientras seguía "pegada" a Diego, otra idea se le vino a la mente: "Quién quiere bailar conmigo...?".

Ninguno de ellos se hizo cargo, mientras Jimena buscaba en la radio por alguna frecuencia que pasara música bailable...

"Vamos..., alguien que baile un lento conmigo..., Pablo?", se ofreció...

"Mmmm, es que no sé bailar...", dijo él...

"Es fácil..., acercate que te enseño...". Jimena lo tomó de una mano, y puso la otra sobre el fuerte torso del chico. De inmediato, él iba soltándose, y Jimena lo apretó fuertemente contra ella, sintiendo nuevamente su erección presionando en su entrepierna...

Los demás observaron por un rato, para luego comenzar a hablar entre ellos. Jimena y Pablo se habían alejado del fuego, y bailaban en un sitio más bien oscuro. Ella fue deslizando levemente sus manos desde la espalda del chico, hasta hacerlas descansar sobre sus firmes y ejercitadas nalgas...

Lentamente, Pablo comenzó a hacer lo propio con Jimena, y llegó a depositar sus dedos en el comienzo del culito de la madre de su amigo. Al ver que Jimena no ponía objeción alguna, se tomó más libertades, y acarició y pellizcó el culo de Jimena por encima de su camisón y su bombacha.

El resto de los chicos no podía dejar de percibir el toqueteo mutuo, mientras el rostro de Jimena descansaba en el hombro derecho de Pablo.

Cuando la canción finalizó, y la parejita se desarmó, Jimena ya había conseguido un gran grupo de jóvenes dispuestos a bailar con ella.

Lucas fue el siguiente, y no dejó pasar mucho tiempo hasta que sus manos se dedicaron a acariciar las torneadas nalgas de Jimena. Fue aún más allá, y una de sus manos se coló por debajo del camisón, buscando el contacto directo con la piel de esas apetecibles nalgas. Cuando Jimena dejó escapar un suspiro placentero, Lucas introdujo su mano dentro de la bombacha, acariciando el ahora desnudo culo de la madre de su compañero...

Los demás no podían creer lo que veían..., su amigo estaba manoseando el culo de la Sra. Rossi delante de ellos y del propio hijo de ella, y parecía no importarle...

Rafa fue quien disfrutó la siguiente canción, yendo rápidamente con sus manos bajo la bombachita de Jimena, para acriciar la caliente y desnuda carne de su culito...

Ella sintió su miembro chocando contra su entrepierna, y disimuladamente se rozó contra él...

Gabriel fue el próximo, y no dudó en seguir con las tácticas comenzadas por sus amigos. Sus manos acariciaban el culo desnudo de su propia madre por debajo de su ropa interior, masajeándolo, pellizcándolo...

Pasó sus dedos como si estuviera dibujando, a lo largo de la raja del culo de Jimena, llegando incluso a tocar parte de su vello púbico. Su otra mano estaba muy cerca del pecho de su madre, tanto que llegó a tocarlo abiertamente, sin encontrar resistencia alguna.

No pudo evitar hacer contacto con el duro pezón, que denotaba la excitación reinante en el ambiente. Jimena giró su rostro, y besó a su hijo en la boca, y con un suave movimiento, se puso casi de espaldas a él, y le agarró su miembro por encima de sus shorts de algodón..., sin importar las miradas del resto de los chicos...

Cuando el tema terminó, le siguió un ritmo latino, más movido, y nuevamente Jimena buscó algun compañero de baile.

No tuvo eco su propuesta, por lo cual se sentaron frente a ella, que no dudó en ofrecerles un pequeño show.

Empezó a mover su cintura, lo que hacía que sus tetas se movieran imponentemente bajo su suelto camisón, mientras sus pezones parecían querer traspasar la suave tela...

Se arrodilló en el piso, y arqueó su cuerpo hacia delante, hacia atrás..., mientras los chicos no le quitaban la vista de encima. Se dio cuenta de que estaban tratando de ver debajo de su camisón, entonces flexionó las piernas, logrando que el camisón subiera lo suficiente para mostrar parte de su entrepierna cubierta por la blanca bombachita...

Jimena se puso de espaldas a ellos, y movió su culo al ritmo de la música tanto como pudo. Sus nalgas temblaban bajo su bombacha...

El sensual movimiento hizo que el camisón se elevara aún más, dejando indudablemente a la vista su bombacha, y gran parte de sus nalgas al desnudo. Es que las desenfrenadas y arrebatadas caricias que los chicos le dedicaron a su vulnerable y entregado culito no hicieron más que prácticamente transformar su bombacha en un tanga, ya que gran parte de la tela parecía perderse en la raja de su culo...

Aún cuando el invierno estaba cerca, Jimena aún conservaba algo de bronceado en su cuerpo, el cual quedaba a la vista en comparación con la blancura de sus nalgas...

Jimena observó a los chicos, que tenían sus ojos clavados en su culo, y con una sonrisa cómplice llevó sus manos hasta el borde inferior de su camisón, y lo fue levantando suavemente, casi hasta su vientre. Puso el culo como en pompa hacia donde estaban los chicos, causando que la bombacha se clavara aún más en su raja...

Pablo y Lucas no dejaban de animar a la madura y descontrolada madre de su amigo, al grito de "Vamos Sra. Rossi, siga que lo hace muy bien...!!!!", mientras los demás aplaudían y chiflaban...

Jimena se dio vuelta y los enfrentó nuevamente. La humedad que despedía su entrepierna había hecho que su bombachita casi se pegara a sus labios vaginales, provocando la clásica "joroba de camello". Parte de su oscuro vello púbico empezaba a hacerse visible por los costados de su ropa interior, cuando Jimena levantó nuevamente su camisón..., esta vez casi hasta debajo de sus pechos, permitiendo por primera vez una visión total de su bombacha..., mientras seguía con su demoníaca danza, con una sonrisa lujuriosa.

Siguió subiendo su camisón, dejando ver el comienzo de sus tetas...

"Más, más!!!!", gritaban los chicos a coro...

"Quieren ver más...?", preguntó la hasta hace poco tímida madre...

Todos, inclusive su propio hijo, asintieron con la cabeza. Jimena levantó levemente el camisón, y ya casi la mitad de sus tetas podían verse. Mientras, con sus manos comenzaba a masajearlas con suavidad, y finalmente, con una sonrisa plena, terminó de levantar su prenda hasta dejar ver sus tetas por completo...

Como continuaba con esa danza tan particular, las pequeñas pero firmes tetas de la madre se movían de un lado al otro.

Los chicos, inlcuído Gabriel, no dejaban de animar y aplaudir a Jimena, que con un movimiento sensual se quitó el camisón, y continuó bailando en topless, con su blanca y húmeda bombachita como única prenda. Se acercó a los chicos y se inclinó hacia ellos, dejando sus pechos a centímetros de esos rostros sorprendidos y llenos de placer...

El movimiento de sus hombros hacía que sus tetas se balancearan sin parar, y ella parecía gozar como una poseída, conciente de que sus oscuros pezones estaban siendo devorados con los ojos por los amigos de su hijo...

Jimena llevó luego sus dedos hacia el elástico de su bombacha, y empezó a seducir a los chicos haciendo como que lo bajaba y lo subía..., acción durante la cual se llegó a ver parte de su vello púbico...

Repitió lo mismo un par de veces más, para luego finalmente deslizar su última prenda hasta la mitad de sus muslos, exponiendo a los chicos ese triángulo de vello perfectamente recortado.

Movió su vientre hacia atrás y adelante, como una odalisca, acercando su concha a los chicos, para luego darse vuelta, y exponerles su culito a escasos centímetros de ellos...

Jimena enfrentó los gritos de excitación de su hijo y sus amigos recostada sobre la alfombra, con sus piernas completamente abiertas, su espalda arqueada hacia atrás, sus tetas apuntando hacia el cielorraso, su cintura balanceándose, su lengua recorriendo cada milímetro de su propios labios...

Se vio a sí misma como nunca lo hubiera imaginado..., pero disfrutó con las lujuriosas miradas que los chicos depositaban ante ese cuerpo de 37 años...

Cuando finalmente esa canción movida terminó, dio paso a una más suave, lo que hizo que Jimena dejara de bailar, lo que deparó un aplauso cerrado, con gritos y chiflidos incluidos, de parte de sus entusiastas espectadores.

"Wow..., creo que debería ponerme algo de ropa, no creen...?".

"No!!!!", respondieron al unísono las 5 voces masculinas...

"Entonces, si yo voy a quedarme desnuda, ustedes deben quitarse sus ropas también. Vamos chicos, desvístanse!!!!", provocó Jimena...

Lucas y Pablo se quitaron sus camisetas de inmediato. Gabriel, Diego, y un reticente y vergonzoso Rafa los siguieron. Luego, casi al mismo tiempo, los cinco de bajaron sus shorts, dejando a la vista de Jimena sus erecciones...

Jimena no pudo evitar soltar un suspiro de emoción al comprobar lo encantadoras que lucían sus pijas..., era el momento más excitante de su vida: desnuda ante cinco adolescentes viriles, que también estaban desnudos, con sus penes en plan desafiante, mostrando cuanto disfrutaban ver ese maduro cuerpo sin ropa.

"Por favor!!!!, son todos unos hombrecitos..., quisiera tocarlos a todos..., tengo una propuesta: yo los dejo tocarme, si ustedes me dejan hacer lo mismo...".

Los chicos se acercaron a Jimena, y la rodearon. Pablo fue el primero en poner su mano en la cintura de la madre de su amigo, para después acariciar su viente, y terminar sobando su teta izquierda. Lucas se apoderó de su otra teta, mientras Gabriel y Rafa pusieron una mano en cada nalga de Jimena. Diego no dudó, y puso su la palma de su mano en la peluda entrepierna de su vecina. Jimena sólo atinó a inclinarse hacia delante y tomar con sus manos las dos primeras pijas que encontró, que eran las de Pablo y Lucas.

Las apretó suavemente, mientras ellos simplemente cerraban sus ojos y se dejaban hacer...

Mientras Lucas seguía masajeando una de las tetas de Jimena, Pablo jugaba con su pezón, apretándolo y estirándolo...

"Duele...?", le preguntó a la madre de Gabriel...

"Para nada..., podés ser bien rudo que no siento dolor...", fue la respuesta de Jimena. De inmediato, los dos chicos se dedicaron a apretujar y levantar sus tetas hasta el punto en el que ella comenzó a sentir cierto dolor, el cual quedaba mitigado con la creciente excitación de la sensual y madura madre.

Diego comenzó a palpar la húmeda carne de sus labios vaginales, mientras sus dedos se entremezclaban con el vello púbico. Su dedo índice alcanzó su ya mojado clítoris, causando una sensación inimaginable en ella. Cuando Diego introdujo su dedo mayor entre los labios inferiores de la madre de su amigo, Jimena sólo pudo atinar a abrir sus piernas aún más, y apretar fuertemente los penes de Lucas y Pablo, tras lo cual éstos se dedicaron a chupar las tetas y los pezones de Jimena...

De a poco, ella iba deleitándose con cada una de las cinco pijas que la acechaban...

Jimena comenzó a notar que Diego estaba haciendo algo extraño, ya que sostenía su pene con su mano libre, y lo usaba para acariciar sus muslos. Mientras los demás chicos seguían concentrados en el cuerpo de Jimena, Diego comenzó a pasar la punta de su pene por las desnudas nalgas de su vecina. Luego, sin aviso, introdujo la cabeza de su miembro en la raja del culo de la espigada señora, como disfrutando del tener su pene entre las nalgas de Jimena.

"Diego..., si querés que tu amiguito lo pase bien, tengo un lugar mucho mejor...", dijo ella, mientras giraba sobre su espalda, y acercaba su peluda entrepierna hacia el capullo del amiguito de su hijo.

Diego, de esta forma, se convertía en el primero de los chicos en penetrar a la Sra. Rossi...

El resto de los chicos seguía entretenido manoseando a Jimena por todas partes, sin siquiera percatarse de lo que Diego hacía con ella. Jimena se contraía para sentir el miembro mas adentro, y observó a su hijo Gabriel, que parecía feliz de saborear su pezón izquierdo. Puso sus manos en la nuca de Gabriel, como invitándolo a que se dedicara a su teta por completo, mientras sentía el pene de Diego que entraba y salía lentamente de su cuerpo...

Jimena se colocó de forma de poder acariciar las bolas y el pene de su propio hijo...

Pronto, los chicos comenzaron a tomar cuenta de que Diego se estaba cogiendo a la Sra. Rossi en frente de ellos. La escena era fantástica, con Jimena abriendo sus piernas casi hasta el extremo, mientras Diego la embestía extasiado...

"Ayy, Ahhh, Ahhhhhh...", sólo se escuchaba de la boca de Jimena...

En ese instante, Jimena sintió que Diego descargaba su semen dentro suyo...

"Ahhhhhh, Ahhhhhhhhh!!!!!!!"..., llegaba Jimena a su orgasmo casi al mismo tiempo que Diego. Ella, en ese momento de lujuria, sólo buscó a los chicos para contenerse...

Una vez que Diego se apartó, Jimena se sentó temblando, buscando recomponerse del orgasmo, y observó a los restantes cuatro chicos, aún con sus miembros en sus manos.

Jimena sacó una manta de un mueble, y la acomodó sobre la alfombra. Se acostó de espaldas en ella, abrió sus piernas, y con una sonrisa, dijo a los chicos:

"Quién más quiere cogerme...?".

Jimena jamás había usado esa palabra en público, pero salió libremente de sus labios...

Los cuatro chicos apuntaron sus ojos a la madre de Gabriel acostada, con sus piernas abiertas, su rosada conchita asomando entre la mata de vello púbico, sus tetas cayendo levemente hacia los costados, pero aún así, muy tentadoras.

Al unísono, dijeron "Yo!!!!" mientras levantaban sus manos, pero fue Pablo el primero en ponerse de rodillas ante ella. Jimena agarró su pija y la dirigió suavemente hacia su concha.

Pablo se acomodó, y siguiendo un par de instrucciones básicas, la introdujo dentro de la madre de su mejor amigo.

"Un poco más fuerte, precioso...", le susurró...

"Esto es fantástico...", les dijo Pablo a sus amigos mientras se cogía a Jimena. Sus amigos lo incitaban y lo alentaban, mientras Jimena enroscaba sus muslos en la cintura del chico.

Los gemidos de la madura madre daban cuenta que Pablo lo estaba haciendo bastante bien.

Cercana a un nuevo climax, Jimena puso uno de sus dedos en el inicio del culo del amigo de su hijo. Jimena jamás antes había tenido sexo en frente de más gente, y el ver a los chicos observando la escena la excitó mucho más.​
 
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