Historias el macho
Virgen
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Memo era un niño inquieto de 5 años, lleno de vida y con una imaginación desbordante que le hacía ver aventuras en cada esquina de su hogar. Su mamá, Isela, era una hermosa mujer que se reía a carcajadas con la sencillez de un niño, y su papá, Guillermo, un gran aficionado al futbol, que se envolvía en la pasión del juego cada domingo por la noche.
Ese domingo en particular, Guillermo invitó a sus amigos a la casa para ver el clásico del futbol local. Isela, que odiaba el futbol con todo su ser, se encargó de preparar la comida y las bebidas, en un intento por mantener la paz. Sin embargo, Memo se aburría a morir. Los gritos de los adultos y el olor a cerveza calentando en la sala no le interesaba.
- "¿Papá, por qué no juegas conmigo?" - le dijo a Guillermo con sus ojos inocentes.
- "¿No ves que estoy viendo el partidazo, Memo? Ven, siéntate conmigo, apoya al equipo." - Guillermo le sonrió, sin quitar la mirada de la pantalla.
Memo asintió, a regañadientes, y se acurrucó en el sofá. Aun con el bullicio de la fiesta en la sala, la puerta cerrada del cuarto de los adultos se abrió de par en par.
Isela salió con una trayectoria perfecta, sosteniendo un plato de nachos que amenazaba con derramarse.
- "¿Todo bien, mi vida?" -preguntó a Guillermo, con la sonrisa forzada que solo una persona que odia el deporte, y que su marido lo adora, podía lograr.
- "¿Por qué no traes la cerveza ya, coño?" -gritó Guillermo, sin disimular la impaciencia.
Memo, que jugueteaba con la idea de unir el equipo de superhéroes en la alfombra, levantó la vista, y por un instante, su inocente corazón se detuvo.
A Isela no le gusto como le grito Guillermo y aun peor, ya que lo hizo frente a su amado hijo Memo.
La dulce madre le guiño un ojo a su hijo junto con una sonrisa relajada, lo que calmo el estres que el pequeño estaba sintiendo por la violenta escena.
Pero Isela seguia molesta con su marido, asi es que, uno a uno invito disimuladamente a ños amigos de Guillermo a la cocina, a lo que ellos respondieron con la misma sutileza levantandose y acudiendo a su llamado.
Una vez en la cocina, Isela se acercó a los amigos de Guillermo con un brillo malicioso en su sonrisa, y una vez estando rodeada por ellos comenzo a coquetearles y revelar partes de su piel. Los "amigos" de Guillermo no se hicieron del rogar, comenzaron a acariciar el suave cuerpo de Isela, poniendo principal atención a sus grandes nalgas.
Mientras tanto, en la sala, Guillermo seguia hipnotizado por el evento deportivo, pero Memito, que ya sentia la soledad del lugar, empezaba a preguntarse por su mama y por los amigos de su padre. Sigilosamente se levanto y se dirigió a la cocina desidido a averiguar por que no estaban los otros hombres viendo el futbol con su papa, varios murmullos provenían de ahi, pero para su sorpresa, la puerta de la cocina se encontraba cerrada por dentro, pero eso no lo detendría, se coló por la ventana del pasillo que deba al patio y se asomo por la ventana de la cocina, buscando respuestas.
Por la ventana de la cocina se oían jadeos y gemidos, pero Memo no entendía del todo lo que escuchaba, pues su entendimiento se limitaba al de un niño de 5, sin embargo, la intensa escena que se desplegaba ante sus ojos lo dejo con la boca abierta.
Y ahí estaban, los amigos de su papá, rodeando a su hermosa madre, que desnuda se contoneaba sensualmente mientras se agarraba de uno de los bancos. Memo parpadeó, incrédulo. ¿Esto era lo que estaban haciendo en lugar de ver el fútbol?.
Los hombres tocaban y besaban a su madre por todas partes, mientras ella gemia y se arqueaba contra ellos. Memo se tapó la boca con las manos para no hacer ruido. ¡Esto era mucho más interesante que el fútbol! Nunca habia visto a su madre de esa manera.
Los hombres se acomodaron y organizaron para meter sus enormes vergas en el húmedo coño de Isela, que gemía cada vez más fuerte, mientras que otros se acomodaron para follarla por el culo, el resto se puso alrrededor esperando su, mientras Isela les mamaba la verga uno por uno. Memo se preguntaba por qué su madre hacía este tipo de cosas.
Los hombres gemían y jadeaban mientras Isela los complacía con su boca, sus manos, su coño y su ano. Memo se preguntaba si su papá sabia lo que su mamá estaba haciendo.
El ritmo de los golpeteos se aceleró cada vez más, mientras los hombres se turnaban para follarse a Isela sin piedad. Los gemidos y jadeos llenaban la cocina, junto con el sonido de la piel golpeando contra la piel.
Isela gemía cada vez más fuerte, disfrutando de tener a varios hombres invadiendo su interior. Memo no podía creer lo que estaba viendo, su hermosa y dulce mamá se estaba comportando de una forma muy extraña, y algo en el le decia que eso estaba mal.
Después de lo que parecieron horas, los hombres comenzaron a correrse dentro y fuera de ella, uno por uno, llenando su coño, su boca y su culo con su semen caliente. Isela gritaba de placer, empapada y con chorros de semen escurriendo por todos lados.
Uno de los amigos de su papá dijo jadeando "Maldición, esta vieja es una puta tremenda. ¿De dónde sacó Guillermo una mujer así?" Los otros hombres rieron y estuvieron de acuerdo."
Isela se rió suavemente, aún jadeando por el esfuerzo. "Tu sabes como es mi esposo, siempre tan ocupado con el trabajo. A veces una mujer necesita un poco de diversión." Los hombres rieron y asintieron, claramente satisfechos con la respuesta."
Uno s uno los hombres regresaron a la sala, eta casi el final del partido, y Guillermo ni si quiera habia notado su ausencia, minutos despues, Isela volvió a la sala, aún con chorros de semen resbalando por su rostro. Se sentó junto a Guillermo en el sofá, tratando de disimular su estado desaliñado. Guillermo ni siquiera levantó la vista del partido.
Guillermo celebra un gol con sus amigos, completamente ajeno a lo que acaba de ocurrir en la cocina. Memo entra silenciosamente a la sala, con una cara descompuesta y más callado que nunca.
Isela frunce el ceño, preocupada. "¿Qué viste, mi amor? ¿Algo te asustó?" Memo duda por un momento, pero decide no mentir a su madre. "Vi... vi, una perra rodeada de muchos perros haciendo cosas raras.
Isela sonríe dulcemente aunque por dentro su corazón late con fuerza. "Mi amor, lo que viste con la perrita es algo muy natural en el mundo animal. A veces, cuando una perrita está en celo, varios perros se juntan para... ¿Cómo te explico?.
Ese domingo en particular, Guillermo invitó a sus amigos a la casa para ver el clásico del futbol local. Isela, que odiaba el futbol con todo su ser, se encargó de preparar la comida y las bebidas, en un intento por mantener la paz. Sin embargo, Memo se aburría a morir. Los gritos de los adultos y el olor a cerveza calentando en la sala no le interesaba.
- "¿Papá, por qué no juegas conmigo?" - le dijo a Guillermo con sus ojos inocentes.
- "¿No ves que estoy viendo el partidazo, Memo? Ven, siéntate conmigo, apoya al equipo." - Guillermo le sonrió, sin quitar la mirada de la pantalla.
Memo asintió, a regañadientes, y se acurrucó en el sofá. Aun con el bullicio de la fiesta en la sala, la puerta cerrada del cuarto de los adultos se abrió de par en par.
Isela salió con una trayectoria perfecta, sosteniendo un plato de nachos que amenazaba con derramarse.
- "¿Todo bien, mi vida?" -preguntó a Guillermo, con la sonrisa forzada que solo una persona que odia el deporte, y que su marido lo adora, podía lograr.
- "¿Por qué no traes la cerveza ya, coño?" -gritó Guillermo, sin disimular la impaciencia.
Memo, que jugueteaba con la idea de unir el equipo de superhéroes en la alfombra, levantó la vista, y por un instante, su inocente corazón se detuvo.
A Isela no le gusto como le grito Guillermo y aun peor, ya que lo hizo frente a su amado hijo Memo.
La dulce madre le guiño un ojo a su hijo junto con una sonrisa relajada, lo que calmo el estres que el pequeño estaba sintiendo por la violenta escena.
Pero Isela seguia molesta con su marido, asi es que, uno a uno invito disimuladamente a ños amigos de Guillermo a la cocina, a lo que ellos respondieron con la misma sutileza levantandose y acudiendo a su llamado.
Una vez en la cocina, Isela se acercó a los amigos de Guillermo con un brillo malicioso en su sonrisa, y una vez estando rodeada por ellos comenzo a coquetearles y revelar partes de su piel. Los "amigos" de Guillermo no se hicieron del rogar, comenzaron a acariciar el suave cuerpo de Isela, poniendo principal atención a sus grandes nalgas.
Mientras tanto, en la sala, Guillermo seguia hipnotizado por el evento deportivo, pero Memito, que ya sentia la soledad del lugar, empezaba a preguntarse por su mama y por los amigos de su padre. Sigilosamente se levanto y se dirigió a la cocina desidido a averiguar por que no estaban los otros hombres viendo el futbol con su papa, varios murmullos provenían de ahi, pero para su sorpresa, la puerta de la cocina se encontraba cerrada por dentro, pero eso no lo detendría, se coló por la ventana del pasillo que deba al patio y se asomo por la ventana de la cocina, buscando respuestas.
Por la ventana de la cocina se oían jadeos y gemidos, pero Memo no entendía del todo lo que escuchaba, pues su entendimiento se limitaba al de un niño de 5, sin embargo, la intensa escena que se desplegaba ante sus ojos lo dejo con la boca abierta.
Y ahí estaban, los amigos de su papá, rodeando a su hermosa madre, que desnuda se contoneaba sensualmente mientras se agarraba de uno de los bancos. Memo parpadeó, incrédulo. ¿Esto era lo que estaban haciendo en lugar de ver el fútbol?.
Los hombres tocaban y besaban a su madre por todas partes, mientras ella gemia y se arqueaba contra ellos. Memo se tapó la boca con las manos para no hacer ruido. ¡Esto era mucho más interesante que el fútbol! Nunca habia visto a su madre de esa manera.
Los hombres se acomodaron y organizaron para meter sus enormes vergas en el húmedo coño de Isela, que gemía cada vez más fuerte, mientras que otros se acomodaron para follarla por el culo, el resto se puso alrrededor esperando su, mientras Isela les mamaba la verga uno por uno. Memo se preguntaba por qué su madre hacía este tipo de cosas.
Los hombres gemían y jadeaban mientras Isela los complacía con su boca, sus manos, su coño y su ano. Memo se preguntaba si su papá sabia lo que su mamá estaba haciendo.
El ritmo de los golpeteos se aceleró cada vez más, mientras los hombres se turnaban para follarse a Isela sin piedad. Los gemidos y jadeos llenaban la cocina, junto con el sonido de la piel golpeando contra la piel.
Isela gemía cada vez más fuerte, disfrutando de tener a varios hombres invadiendo su interior. Memo no podía creer lo que estaba viendo, su hermosa y dulce mamá se estaba comportando de una forma muy extraña, y algo en el le decia que eso estaba mal.
Después de lo que parecieron horas, los hombres comenzaron a correrse dentro y fuera de ella, uno por uno, llenando su coño, su boca y su culo con su semen caliente. Isela gritaba de placer, empapada y con chorros de semen escurriendo por todos lados.
Uno de los amigos de su papá dijo jadeando "Maldición, esta vieja es una puta tremenda. ¿De dónde sacó Guillermo una mujer así?" Los otros hombres rieron y estuvieron de acuerdo."
Isela se rió suavemente, aún jadeando por el esfuerzo. "Tu sabes como es mi esposo, siempre tan ocupado con el trabajo. A veces una mujer necesita un poco de diversión." Los hombres rieron y asintieron, claramente satisfechos con la respuesta."
Uno s uno los hombres regresaron a la sala, eta casi el final del partido, y Guillermo ni si quiera habia notado su ausencia, minutos despues, Isela volvió a la sala, aún con chorros de semen resbalando por su rostro. Se sentó junto a Guillermo en el sofá, tratando de disimular su estado desaliñado. Guillermo ni siquiera levantó la vista del partido.
Guillermo celebra un gol con sus amigos, completamente ajeno a lo que acaba de ocurrir en la cocina. Memo entra silenciosamente a la sala, con una cara descompuesta y más callado que nunca.
Isela frunce el ceño, preocupada. "¿Qué viste, mi amor? ¿Algo te asustó?" Memo duda por un momento, pero decide no mentir a su madre. "Vi... vi, una perra rodeada de muchos perros haciendo cosas raras.
Isela sonríe dulcemente aunque por dentro su corazón late con fuerza. "Mi amor, lo que viste con la perrita es algo muy natural en el mundo animal. A veces, cuando una perrita está en celo, varios perros se juntan para... ¿Cómo te explico?.