Inconfesables confidencias [Parte 3]

kamuix99

Pajillero
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"....Vi que mi papi tenía a Dorita con los calzones abajo,
pues podía ver perfectamente que sus pantaletitas estaban a la altura de sus
rodillas. Aquel novedoso descubrimiento fue el segundo de mi historial infantil
si consideramos que el primero fue la serie de observaciones que mis padres me
ofrecieron en la intimidad del estudio. Y claro que yo no estaba dispuesta a
perderme de ninguna manera el secreto que ellos escondían, pues ahora sabía que
aquella no era la primera vez que papá y Dorita hacían eso. De modo que sin
sentir ningún temor ni prejuicio a pesar de mi edad me dediqué a deleitarme con
las prácticas que papito y Dorita me mostraban, totalmente ajenos de que yo los
observaba. Todo indicaba que al parecer estaban empezando su jueguito, ya que él
se hallaba aún vestido y con las rodillas puestas sobre el suelo.


Mi hermanita
estaba de pie frente a él en tanto mi papi le levantaba parsimoniosamente su
faldita y miraba con ojos lujuriosos hacia el interior de su entrepierna, como
bebiéndose anticipadamente el sabroso tesoro escondido que sus ropas ocultaban y
que pronto haría suyo. Yo veía cómo Dorita tenía ya los ojitos entrecerrados y
estaba con la cabeza echada hacia atrás, mientras mi papi le metía sus expertas
manos debajo de su faldita explorando la ricura de sus intimidades púbicas. Casi
enseguida vi que él ensalivó su dedo mayor metiéndoselo en la boca y comenzó a
frotarlo por encima de la preciosa hendidura de mi hermana. Dorita trataba de
ahogar sin conseguirlo los gemidos de placer que los tiernos tocamientos de papá
le producían. Por algunos minutos mi padre se mantuvo en ese deleitante accionar
provocando en mi hermanita las más deliciosas sensaciones de lascivia, a juzgar
por la lúdica sonrisa que se perfilaba en sus labios. Y para serte sincera,
amiga, jamás me imaginé que aún sabiendo la liga familiar que los unía como
padre e hija ellos pudiesen hacer todo eso a escondidas. Esa segunda observación
casual, esta vez de carácter incestuoso, me ocasionó sin haberlo deseado una
especie de sorpresa mayúscula que por supuesto marcó mi vida de infante para
siempre.


De igual manera ahora podía entender con claridad dos cosas: Primero,
el por qué de sus frecuentes salidas a pescar en solitario, lo que por cierto se
había hecho ya una costumbre en el núcleo familiar sin que nadie sospechase
nada; y segundo, la actitud malhumorada que había mostrado mi padre ese día al
verse visto obligado a llevarme con ellos. Lo más seguro es que él pensaba que
mi presencia podría ser indeseable para llevar a cabo sus incestuosas prácticas
con Dorita."


"....Reconocía sin embargo que mi padre había desplegado con
audacia un genio fuera de serie al inventar el asunto de la poca abundancia de
peces para poder llevarse con él a Dorita y gozarse con lo que ahora veía que
hacían detrás del bosquecillo, estando cierto de que yo, siendo tan pequeña,
jamás sospecharía nada y mucho menos me atrevería a espiarlos.


De modo que en
medio de esta serie de cavilaciones yo no dejaba de observar las intensivas
manipulaciones que él efectuaba sobre el aún diminuto chochito de mi hermana,
quien a esas alturas ya había abierto las piernitas para facilitar sus maniobras
exploratorias. Mi padre, hincado como estaba, dejó de pronto de tocar con sus
dedos el tesoro de Dorita para acercar ahora su boca hasta el centro de su
montecillo de venus. Allí se dio a lamer con inocultable gusto el delicado
bollito de mi hermana, quien no dejaba de gemir sus ansias exhalando suaves
grititos que llegaban con claridad hasta mis oídos y que hacían estremecer mi
cuerpo con un placer desconocido.


Por largo tiempo permaneció mi papi chapándole
su rajita y metiéndole la larga lengua dentro del breve resquicio frontal. Me di
cuenta que mientras le mamaba su cuquita, él llevó una de sus manos a la
cremallera de su pantalón deportivo y bajó el cierre con prontitud, sacándose
lentamente la herramienta endurecida que yo admiré nuevamente, perpleja y
espantada por lo que supuse intentaba hacer. De manera inevitable vinieron a mi
mente las calientes escenas de los encuentros sexuales que había visto que hacía
con mi mami, y un sudor frío recorrió mi espina dorsal de tan sólo de imaginar
lo que ocurriría si él se atrevía a meterle su cosa parada a mi hermanita.
Dorita, por su parte, no daba muestras de preocuparse en lo más mínimo por eso,
pues la vi abandonada y completamente entregada a las caricias linguales de
papá, quien ahora blandía entre sus manos el rifle endurecido jalándolo de un
lado para otro, en una suerte tan singular que parecía que estaba cacheteando su
pájaro encendido.


Podía ver con toda nitidez que la roja cabeza de su glande
aparecía tan inflamada que daba la impresión de ser una especie de pelota pegada
en la punta del tubo carnoso de su pito enhiesto. Acariciando con violencia y
salvajismo su pene, mi papi continuaba pegado al lindo pubis de mi hermanita,
quien seguía retorciéndose como una serpiente al tiempo que disfrutaba con
dulzura de la fenomenal succión. Un íntimo e insano deseo comenzó a despertar en
mi al estar contemplando aquel inesperado espectáculo que ahora veía con ojos de
incredulidad por primera vez en mi vida. Pero al tomar conciencia de las cosas
tuve que reconocer que todo lo que veía era verdad; que en efecto estaba
sucediendo y que no tenía más que dos opciones: O abandonaba mi escondite para
dejar de verlos, o continuaba en el mismo sitio observando el lujurioso e
imprevisto acto entre padre e hija."


"....Y debo confesarte, Ale, que pudo más en mí la curiosidad
innata que te he comentado antes; llegando a la conclusión de que era mejor
aprender de todo aquello que quedarme con la duda. Decidida y dispuesta a seguir
contemplando las visiones que los dos me ofrecían, me acomodé lo mejor que pude
para no perderme absolutamente de nada. En vista de que mi papi no cejaba en su
empeñosa tarea de jalarse el pito parado que tenía enrollado con una de sus
manos, pensé que tal vez él se mantendría en esa actitud mientras le prodigaba
ansiosos chupetones al bollito sonrosado de Dorita.


Pero muy pronto hube de
reconocer que me había equivocado en mis apreciaciones, pues en un momento dado,
él se levantó del suelo y le hizo señas a mi hermana para que fuese ahora ella
quien se pusiera de rodillas. Cuando los dos estuvieron en posición mi papi le
acercó su parado falo a la cara, en tanto Dorita abría la boca para recibir
entre sus labios el caliente instrumento. De inmediato ella se dio a la ardiente
labor de mamarle la endurecida herramienta, que pronto se perdió en el interior
de su boca entrando y saliendo con rapidez. A juzgar por la dulce expresión de
sus facciones confirmé de nueva cuenta que aquella no era la primera vez que
Dorita le chupaba el pene a papá, pues la veía hartarse con aquel caramelo
endurecido succionando con violencia la cabeza, para meterse después todo el
palo hasta que éste se perdía en las inmensidades de su ansiosa cavidad bucal.
Por largos instantes se mantuvo mi hermana chupando el pito de mi padre, hasta
que al fin escuché cuando él le dijo:


-Doris...me voy a venir...te voy a echar mi lechita en tu
boquita..


Mi hermanita ni siquiera contestó, pues en efecto era
imposible que pudiese hablar con el pedazo de carne dentro de su boca, por lo
que sólo hizo un movimiento afirmativo con la cabeza. Habiendo obtenido la
aprobación de la niña, mi papi arreció sus movimientos empujando con mayor
rapidez la verga dentro de los labios abiertos de Dorita. Casi en seguida
escuché gemir a mi padre, quien tomando la cabeza de mi hermana la empujó sobre
su falo como para asegurarse de que no se la sacara de la boca, mientras se
derramaba con abundancia. Dorita abría los ojos con delirio atragantada por los
impetuosos borbotones de tibia leche, que pronto comenzaron a escurrir por las
comisuras de sus lindos labios.


A pesar de que no alcanzaba a aforar toda la
producción lechosa que salía del pito de mi papi, mi hermanita no quiso
abandonar su posición original, pues la veía succionar el falo parado con mayor
rapidez que antes, lengueteando de vez en cuando los restos de semen que
continuaban emanando del caliente tubo carnoso. Observé a mi padre y descubrí en
su cara los gestos típicos del orgasmo, casi iguales a los que había observado
que hacía cuando terminaba de coger con mamá, manteniendo los ojos cerrados y la
boca abierta, al tiempo que exhalaba largos gemidos de placer."


"....Para mi ver todo aquello, como ya te he dicho, significó
la apertura de un mundo nuevo dentro de mi calenturienta mente. Y digo esto,
Ale, porque pienso que no fue lo mismo haber visto a mis padres teniendo
relaciones sexuales, que descubrir lo que mi papi y Dorita hacían cuando
supuestamente se iban de pesca. Lo cierto es que de un modo u otro, las visiones
que había contemplado esa tarde sembraron en mi corazón y en mi mente ciertos
anhelos desconocidos tan intensos que me provocaban un ardoroso cosquilleo en mi
tierna rajita haciendo que mojase toda mi pantaleta. Supongo que ese era el
precio que tenía que pagar por andar de curiosa. Pero al mismo tiempo y cuando
me tocaba mi rajita humedecida, volvía a recrear y a saborear de nuevo las
imágenes candentes de aquel día que fue tan especial para mí."


-Sí...ya lo creo, Sabri...porque a mi también me sucedía lo
mismo...pero eso es normal...es muy normal que la pantaleta se nos humedezca a
causa de los recuerdos lascivos...


-Verdad que sí?...ay no sé, Ale, pero después de aquello que
vi, las cosas nunca fueron iguales para mí...


-Si?...y por qué dices eso, Ale?

-Lo afirmo por dos razones, amiga mía...primero, porque no
podía dejar de pensar en lo que había visto, recreando continuamente las
imágenes de Dorita y mi papi haciendo sus cosas ocultas sin poder evitarlo...y
segundo, porque a partir de ese día empecé a sentir las urgencias de hacer yo
también lo mismo...


-Oh...sí...entiendo...querías que tu papi te lo diera a
mamar, no es cierto?


-Sí, Sabri...te confieso que así era...sólo que no hallaba la
forma de que él lo supiera...


-Te comprendo...supongo que eso debió ser una cosa muy pesada
para ti, no amiga?


-Así es en efecto...¿Te imaginas desear algo y no poderlo
decir ni hacer?


-Y por lo mismo tener que guardártelo tú sola, no?...

-Exacto...ay Ale, eso es algo tremendo en verdad...no podía
decírselo a nadie..te imaginas el escándalo si mi madre lo hubiese sabido?...


-Si....ya lo creo que sí...lo sé por experiencia propia,
amiguita...por eso es mejor guardar el secreto...


-Así es...pero eso viene a ser una carga muy fuerte a esa
edad...


-Lo sé perfectamente...pero bueno, por qué mejor no me sigues
contando?


-Si, claro, Ale...

"....Cuando los espasmos del orgasmo de mi papi cesaron le
sacó la verga de la boca a Dorita. Luego se quitó la camiseta y con ella empezó
a limpiarle la cara a mi hermanita, pues la tenía toda embarrada de semen.
Dorita realmente disfrutaba de todo aquello y a leguas de veía que le encantaba.
Ella se dejaba hacer todo, al tiempo que mi papi no sólo le limpió la boca sino
que después le aseó allá abajo, pues de seguro mi hermanita estaba toda inundada
de su propios elíxires. Una vez que él acabó de limpiarla procedió a hacer lo
mismo con su pito, que ahora veía todo aguado y se le había puesto chiquito. La
propia Dorita se subió sus pantaletas y se acomodó la faldita en tanto mi padre
se arreglaba los pantalones. Yo salí volada de allí para evitar que me vieran.
Cuando dejé atrás las arboledas me di a correr con velocidad por la playita
hasta que llegué al sitio donde ellos me habían dejado. Al poco rato vi que
regresaron y mi padre me comentó:


-¿Sabes Sabrinita?...este día hay pocos peces dispuestos a
dejarse pescar..así que será mejor que regresemos a casa,


Mientras acomodábamos las cosas dentro del bote yo no dejaba
de observar a Dorita tratando de descubrir el ella algún indicio que pudiese
revelar algo de lo que le había visto hacer con mi padre. Pero la verdad es que
la veía tan normal y tranquila como cuando habíamos llegado al lago. Durante
todo el camino de regreso yo mantuve una actitud pensativa y silenciosa que hizo
que Dorita me preguntara:


-Que tienes, Ale?...no te gustó venir con nosotros al lago?

-Si...si, claro Dorita...es sólo que me duele un poco la
cabeza...


-Oh...cuando lleguemos le diré a mamá que te dé una aspirina
y luego te duermes un rato para que se te quite.


-Si. –le respondí lacónicamente-

Al llegar a casa nos dimos cuenta que no había nadie, y los
tres supusimos que mi madre aún se encontraba de fiesta con sus amigas. Así que
me retiré a mi habitación y me quedé dormida."


"....Después de mi segundo descubrimiento, como te he dicho,
yo no podía dejar de pensar tan sólo en el sexo. Es por ello que cada día
buscaba descubrir algo nuevo que me permitiera aprender más cosas ocultas como
las que ya había vivido. Y pronto mi curiosidad se vio gratificada con una
tercera experiencia que me marcó igual que las otras. Cierto día en que mi padre
había salido de la ciudad a hacer algunas gestiones relacionadas con su trabajo,
me di cuenta de que no había nadie en casa.


Mi hermana Dorita se había ido a
casa de una de sus amigas a hacer tarea, y Luis, como era su costumbre, andaba
por el cine con sus amigos. Sólo estaba mi mami, quien para variar se hallaba
disfrutando de otra de sus alegres fiestecillas sociales con un grupito del
amigas de su círculo. Me di cuenta de que el pequeño saloncito se encontraba
lleno del humo de cigarrillos y varias botellas de vino habían sido vaciadas
aquella tarde. Yo me pegaba una aburrida de campeonato, pues ni siquiera daban
algo bueno en la tele. Así que para matar el tiempo anduve recorriendo la casa
subiendo y bajando las escaleras. Un tiempo después me di cuenta de que las
amigas de mi madre comenzaron a despedirse. Supuse que esta vez podría platicar
un ratito con ella, pero la verdad es que me llevé una sorpresa. Habiendo bajado
las escaleras con la intención de encontrarme con ella escuché algunas voces de
mujer que provenían del interior del estudio.


Como la puerta no estaba cerrada
por dentro fue muy fácil para mí girar el picaporte y separar apenas la hoja del
quicio sólo lo suficiente para ver hacia adentro. Fue entonces que pude
descubrir el tercer secreto que andaba buscando. Ella estaba abrazada con una de
sus mejores amigas, una señora muy joven por cierto y bastante atractiva de
cuerpo. Vi que sus bocas estaban pegadas en un beso violento y profundo que me
hizo estremecer. Mientras sus bocas se mantenían pegadas las dos movían sus
cabezas con furia, al tiempo que sus rubias melenas revoloteaban como
consecuencia de los arrebatodores movimientos que hacían. Mientras el beso
duraba sus manos no estaban quietas, pues ambas metían torpemente sus manos
debajo de sus vestidos buscando la suavidad de sus escondidos tesoros. Yo deduje
que aquella serie de torpes intentos por tocarse era consecuencia del vino que
habían ingerido, pues las oía reír entre beso y beso como si estuvieses
alcoholizadas."


"....Al ver lo que sucedía entre ellas, de nuevo en mi cabeza
comenzaron a saltar las preguntas. ¿Era posible que dos mujeres hicieran el
amor? ¿Acaso podía practicarse algún tipo de sexo entre dos personas del mismo
género? ¿Cómo podía ser aquello sabiendo que las dos tenían marido? ¿Acaso a mi
mami también le gustaban las mujeres? Todas esas preguntas no tenían para mí
respuesta en ese instante y me impulsaban sin remedio a quedarme allí para ver
lo que ocurriría. Y debo confesarte, amiga, que en el fondo tampoco yo deseaba
para nada apartarme de la puerta, sabedora de que algo nuevo estaba por
develarse ante mis ojos. Volviendo en mí continué admirando las candentes
escenas de sus cuerpos pegados uno con el otro mientras sus lenguas seguían
entrelazadas en el furioso e interminable beso, al tiempo que sus manos buscaban
afanosamente el interior de sus pubis.


Repentinamente mi madre se apartó de su
amiga y con la misma torpeza comenzó a quitarle la ropa. La otra la imitó
prontamente con movimientos tan urgentes que denotaban la excitación que sentía.
Pronto quedaron desnudas ante mi vista enfebrecida, siguiendo muy de cerca el
caliente accionar de las dos hembras en celo. Con un apresuramiento inusual para
mí y hallándose desnudas por completo, ambas se tendieron sobre el sofá de cuero
quedando una sobre la otra. Fue mi mami quien inició el delicioso chupeteo sobre
los regios pezones de su amiga al tiempo que ésta gemía de gozo. Así se mantuvo
pegada amamantándose como una bebé en las protuberancias pectorales, que ahora
se ofrecían impúdicas ante su abierta y ansiosa boca. La lengua de mamá recorría
con deleite los glóbulos frontales de su amiguita, quien gemía sin cesar a causa
de la exquisitez de los chupeteos. Al cabo de varios minutos de estar lamiendo
las tetas paradas, mi mami se fue deslizando poco a poco hacia abajo con la
lengua de fuera recorriendo el hermoso vientre, hasta que al fin llegó al centro
del placer bordado de pelos dorados.


Allí se dio a abrevar la preciosa humedad
de la rajita de su amiga, quien levantó las piernas abriéndolas por completo y
cogiéndolas con sus manos con la intención de no variar su envidiable postura.
Mi madre abrió el coñito peludo y empezó a meterle la lengua dentro de la rajita
provocando que la otra empezara a gemir de deleite. No pasó mucho tiempo para
que su amiguita empezara a experimentar las urgencias del orgasmo, pues sus
gritos se intensificaron con un ardor indescriptible y comenzó a incrementar la
fuerza de sus movimientos sobre la boca de mi mami hasta que se vino en un
tremendo grito ahogado que sacudió todo su bello cuerpo. Para no ser menos fue
ahora mi madre quien se recostó sobre el sillón de piel al tiempo que su amiga
se colocaba entre su anhelante entrepierna. Esta vez mi mami tuvo la precaución
de no dejarse las bragas puestas como lo hacía cuando mi padre se la cogía; mas
no sé decirte si fue algo deliberado o fue sólo producto del efecto del vino que
había estado bebiendo en la tertulia. Lo cierto es que despojada totalmente de
cualquier prenda que pudiese impedir la mamada de su amiguita, se abrió
igualmente de piernas en tanto su compañerita de juegos se perdía entre sus
extremidades con su cara hundida en su chochito estremecido."


"....Con la misma fiereza con que su amante le había chupado
la cuquita, la amiga de mi madre hizo lo propio impulsando su lengua endurecida
dentro de su mojada caverna. No pasó en realidad mucho tiempo para que sus
gritos y gemidos comenzaran a escucharse, mientras su gentil amiguita le
succionaba el chochito con una velocidad increíble. Ante la falta de caricias en
sus pechos mi madre apretaba con una de sus manos las duras bolas pectorales,
yendo de un glóbulo al otro pellizcando en especial sus endurecidos pezones. El
exquisito succionar de su amante continuaba sin cesar provocando en mi mamita
los más altos deleites que se manifestaban en lujuriosos y lascivos grititos
ahogados.


Por lo visto mi mami estaba demasiado caliente debido seguramente a
que fue ella la última en ser sujeta a la mamada, pues más pronto de lo que
esperaba comenzó a estirarse con delirio al tiempo que le llegaba el orgasmo con
una intensidad tal que enroscó con sus piernas alrededor de la cabeza de su
mamadora amiga forzándola a repegarse al ardiente agujero frontal, de donde
comenzaron a fluir las exquisiteces lúdicas de su trepidante venida. A pesar del
derramamiento de leche de que había sido objeto, la amiga se mantuvo pegada a la
vulva de mamá, mientras le lengueteaba con ardor la rajita humedecida, quizás
para beberse los efluvios surgidos de lo más profundo de sus entrañas. Por largo
tiempo estuvieron en esa posición hasta que por fin su amiguita abandonó el
tibio cráter vulvar, de donde ya no salía más lava ardiente. Al incorporarse
ambas del sillón yo me alejé escaleras arriba para irme a encerrar en mi
dormitorio, estremecida y temblorosa a causa de las tremendas visiones que
acababa de admirar. Allí mismo me tendí sobre mi cama sintiendo el dulce y
agradable picor en mi hendidura que varias veces había experimentado ya cuando
era testiga de los ocultos secretos que mi familia guardaba."


-Oh, Sabrina...me pones a arder...¿sabías que tienes una
exquisita forma de narrar tus cositas?...


-Mmmm...pues eso no lo sé, Ale...pero lo que sí sé es que en
eso tú no te quedas atrás...jijijiji...


-Uffff....todo esto es tan delicioso que siento que me va a
explotar mi chochito...estoy tan inundada de allá abajo que no sé que voy a
hacer...tu historia me ha puesto demasiado caliente, Sabri...


-Si...lo sé, amiga...porque yo estoy igual o peor que
tú...jijijijiji...


-Oh Sabri...Sabri....¿Y qué vamos a hacer ahora?... –comentó
Ale, estremecida por un un ardor indescriptible que su amiga captó al instante-


-No lo sé, amiguita...no lo sé...pero te juro que estoy tan
encendida que haría cualquier cosa por quitarme esta brama que siento...¡ay
Dios! ...


-Pero, Sabrina...están tus padres....creo que no podríamos
hacer nada aquí, no es cierto?...


-Si...si....aquí no, Ale...tendría que ser en otro lugar...

-Ay Sabri...¿Será que estamos pensando y deseando lo
mismo?...


-Pues...si, amiga...yo creo que sí...

-Entonces...por qué no salimos de aquí y buscamos un lugar
donde estemos solitas?


-Si...pero....donde podría ser?...no tengo ni idea...
–respondió Sabrina con un intenso temblor en todo su cuerpo-


-No lo sé...pero tendremos que pensar en algo...no crees?

-Si...si...hagámoslo ya...

Enardecidas por todo lo que ambas se habían confesado
recíprocamente no quisieron aguardar más tiempo y salieron de la habitación. No
hallando de momento otro pretexto que aducir, Sabrina le comentó a sus padres
que iría con Alejandra a la biblioteca a conseguir algunos libros que
necesitaban para terminar sus apuntes. En seguida abandonaron la casa y se
dirigieron hacia la parada del bus. Mientras esperaban el transporte, Ale le
dijo:


-Oye...qué buen pretexto le diste a tus padres...eres genial
Sabri...la biblioteca...jajaja..


-Jijijiji...pues la verdad que no se me ocurrió otra
cosa...sólo pensaba en que saliéramos de allí para poder estar solas...


-Oh sí, fue una magnífica idea...pero oye...¡Qué barbaridad!

-¿Qué?

-Pues que se me está ocurriendo algo que no me lo vas a
creer, amiguita...


-¿Si?...pues ya dime qué es...

-La biblioteca, amiga...la biblioteca de la universidad...


-Que tiene la biblioteca, Ale?

-¿No adivinas lo que estoy pensando, Sabri?...quizás en la
biblioteca podamos....


-Oh no...¿Como se te ocurre?

-Espera...déjame terminar...quiero decir que quizás en el
baño podamos...


-Hummm...pues no sé...podría ser muy riesgoso...

-No, si nos encerramos...

-Y no crees que sea demasiado arriesgado, Ale?...alguien
puede ir allí...no sé...


-Pues yo no lo creo...mira Sabri, a esta hora ya no van
estudiantes allá...las clases han terminado...


-Si...en eso tienes razón...

-Y la verdad es que no se me ocurre otro lugar donde ir...a
no ser que nos metamos en algún motel...


-Ay nooo...si llegara a vernos algún conocido se nos
armará...¿Y para qué quieres?...mejor eso no...


-Entonces no nos queda otra, amiguita...

-Si...es razonable lo que dices....pues anda...vayamos a la
biblioteca.



Poco después ambas se treparon en el bus que las condujo a la
zona universitaria. Bajaron del transporte y se dirigieron a la biblioteca. Como
las dos conocían perfectamente el movimiento del lugar no tuvieron ningún
problema para ingresar en la librería privada.


-Oh amiga...qué suerte...no se ve ni un alma por aquí...

-No te confíes, Ale...mejor nos damos una vuelta para
cerciorarnos.


-Si...es mejor.

Con los ojos bien abiertos ambas recorrieron los amplios
corredores con altos armarios de madera atestados de libros. Al no ver a nadie
dentro del recinto cruzaron una feroz mirada de complicidad y se apresuraron a
llegar al cuarto de baño, donde entraron y se encerraron por dentro. Una vez
allí iniciaron un intenso y coqueto diálogo con la clara intención de
transmitirse confianza y generar un momento de mayor intimidad.


-Ay Ale, ahora que estamos solitas aquí....quiero que me
digas qué tanto te gustaron mis confesiones, si?


-Si amiguita, si...la verdad es que tu forma de explicarlos;
tu forma de describir las situaciones que viviste de niña me hicieron alucinar
de la brama...


-Oh..no me digas...en serio?

-Si, Sabri...te lo digo en serio... pero... ¿Y tú?...dime qué
sentiste tú cuando yo te estaba contando mis cosas....


-Hmmm....sentí algo delicioso...muy rico y muy caliente...me
pusiste tan encendida que sentía como que flotaba en el aire de la
excitación....¿Acaso no te diste cuenta, amiga?


-Si...si me di cuenta...¿Y tú?...¿también te diste cuenta?

-Por supuesto que me di cuenta...cómo no...

-Y por qué no me lo dijiste?

-Pues porque no sabía como reaccionarías si te insinuaba algo
de eso...


-Oh, sí...te entiendo...no es fácil decirlo...eso lo sé..

-Ay amiga...¿En verdad te sientes segura aquí?...¿Crees que
no venga nadie?


-No lo creo...a estas horas será difícil que alguien
venga...tenemos que confiar y dejar de pensar en eso, amiga...


-Está bien...pero te diré que no me parecería muy prudente
que estemos mucho tiempo en este lugar...necesitamos ser cuidadosas...


-Si...es cierto...entonces... tendremos que apurarnos, no?

-Si...eso es lo que pienso...

-Bien...pero dime algo amiga...¿Qué es lo que más deseas en
este instante?...


-Ay, no sé...quizás quitarnos primero la ropa para ver cómo
son nuestros cuerpos....jijiji... –propuso Sabrina con el rostro colorado y
sudoroso-


-Huy...¡Esa sí que me parece una buena idea! –asintió
Alejandra temblando ya de deseo-


-¿Entonces?...

-Si...hagámoslo ya...¡Qué caray!....aprovechemos el tiempo...

Las dos jovencitas se dieron a la grata tarea de desnudarse
poco a poco mientras se observaban mutuamente con miradas ardientes. Al
principio ninguna de las dos se atrevía a tocar a la otra, por lo que se
conformaron con admirar con atención y cuidado sus propias desnudeces a medida
que las prendas iban siendo removidas de su sitio. Ambas se auto disfrutaban
recíprocamente con lascivas miradas, al tiempo que las ropas que cubrían sus
bellos y hermosos cuerpos juveniles iban cayendo al piso. Al verse sólo en
pantaletas sus rostros enrojecieron con el color de la grana. Fue cuando al fin
Sabrina, tomando la iniciativa, sin dejar de temblar dijo:


-Oh, Ale...qué linda eres....tienes un cuerpo maravilloso...

-Te parece?...

-Si...te digo la verdad –respondió Sabrina con los labios
resecos-


-Pues yo digo lo mismo, Sabri...tú eres preciosa...nunca me
imaginé que tuvieses un cuerpo tan perfecto...y el color de tu piel...la tienes
tan blanca...


-Ay Ale....pero si tú eres tan blanca como yo...

-Lo sé, linda...lo sé...sólo que yo soy la que te estoy
admirando a ti...jijijiji...


-Jijijiji.....y yo a ti, Ale...

-Pero bueno, Sabri...no crees que sería mejor que nos
quitáramos las braguitas de una buena vez?...


-Oh sí...en eso pensaba justamente...

-Bueno...¿Y por qué no me la quitas primero tú....y después
yo te la quito a ti?


-Si quieres, sí....

-Si...si quiero...

-Anda, entonces.

Sabrina se acercó a su amiguita y le puso las manos sobre el
borde superior del elástico del calzón color rosa, jalando poco a poco la prenda
íntima hacia abajo mientras iba doblando sus rodillas. El momento era tan
intenso y cargado de ardor que las dos jovencitas casi estallaban de la brama y
del deseo, pero aún se mantenían un poco tensas en espera del desarrollo de los
acontecimientos. Cuando Sabrina dejó al descubierto el inquietante y hermoso
pubis de Alejandra se le quedó mirando al triangulito velloso que se alzaba
retador frente a sus enfebrecidos ojos. Y aunque la braga aún se mantenía debajo
de la pelvis de su amiga decidió detener su movimiento dejando la pantaleta
estática para poder contemplar la maravillosa visión que el epicentro de
Alejandra le ofrecía. Por algunos instantes siguió observando los mechones
rubios que adornaban el montecillo de venus de su amiga, que a decir verdad le
había cautivado profundamente. Jamás se imaginó Sabrina la exquisita hermosura
de las reconditeces secretas de Ale, quien con la vista baja contemplaba sus
maniobras.


Después de haberse hartado en la contemplación del pubis exquisito,
Sabrina volvió a coger la tela de la pantaleta y la deslizó hacia los pies de su
amiga y confesora. Cuando la braga tocó el piso de mármol, fue la propia
Alejandra quien levantó sus pies para que la otra pudiera despojarla por
completo de su calzón. Ahora estaba totalmente desnuda y los ojos de Sabrina
casi querían salirse de sus órbitas. Alejandra no se quedó quieta y se abalanzó
sobre la braga de Sabrina comenzando a bajársela lentamente. Fue entonces cuando
apareció frente a su vista el frondoso centro púbico de la joven, lleno de pelos
rizados que brillaban ante los reflejos de la luz debido a su negrura exquisita.
Ale contempló por largos instantes aquel matojo azabache y lustroso que formaban
una sortija enredada que contrastaba con la blancura de la piel de su amiguita.


No pudiendo contenerse más llevó sus dedos hasta el felposo
sitio enredándose de inmediato con la abundante vellosidad oscura. Su mano
comenzó a zallar el triángulo peludo de Sabrina mientras uno de sus dedos ya
buscaba con delirante pasión la hendidura escondida. Cuando el dedo penetró la
raja sintió la increíble humedad de su amiga. Era un río de savia el que manaba
del interior de su chochito, por lo que Ale no tuvo problemas, así hincada como
estaba, para comenzar a batir su inquieta falange dentro de la preciosa cueva de
su confidente. Sabrina echó la cabeza hacia atrás exhalando suaves gemidos de
placer, gozando y disfrutando al máximo de la tierna caricia de Alejandra. Mas
al sentir que el primer orgasmo sin retorno se aproximaba le pidió a su
mamadora:


-Ya...Ale...por favor...méteme la lengua adentro que estoy a
punto de venirme...


La otra no esperó una segunda instrucción y abriéndole las
piernas se metió debajo de sus extremidades y hundió su cara entre la peluda
cuquita de Sabrina. Allí empezó a prodigarle lengüetazos que poco a poco fueron
adquiriendo mayor intensidad, al tiempo que se bebía el rico licor que salía de
la cueva de la cachonda Sabrinita. Ésta gemía con mayor fuerza que antes
disfrutando del chupeteo intensivo, mientras Alejandra paladeaba el sabor dulzón
de los efluvios que manaban con abundancia de la caverna abierta. Un grito de
lujuria brotó de pronto de la garganta de Sabrina, quien comenzó a recibir con
mayor rapidez y violencia el genial mete y saca de la protuberancia lingual de
Ale, hasta que la explosión orgásmica le llegó con evidente contundencia.
Sabrina endureció todo su cuerpo y apretó sus piernas intentando estrujar la
cara de su mamadora con sus blancos muslos estremecidos de gozo. Ale no se
apartó de la envidiable posición arreciando sus rítmicos chupeteos sobre el
inundado bollito de pelos dorados que entre mamada y mamada, nunca había dejado
de admirar.


Al paso del tiempo los espasmos del cuerpo de Sabrina fueron cesando
hasta que lanzó un largo suspiro que indicaba que las delicias de su venida
habían terminado. Alejandra se puso de pie y sin decirle nada a Sabrina se puso
en la misma posición, abriendo las piernas como una enorme tijera que invitaba a
la otra a meterse igualmente debajo de su negruzco y peludo pubis. Sabrina no
esperó más y se metió de la misma manera entre sus muslos para ser ahora ella
quien le mamara su coñito. La inundación lechosa de la vulva de Alejandra llenó
de líquidos la boca de Sabrina, quien con su lengua empezó a penetrar la
hendidura frontal de su amiga, abriéndole los labios vaginales con sus manos.
Allí se mantuvo Sabrina succionando con deleite las ricas exquisiteces del
tesoro de Alejandra, mientras ésta no dejaba de lanzar grititos y jadeos que
aludían al tremendo goce que experimentaba. Pronto sintió los estertores de la
descarga y gritándole a Sabrina que ya se iba a venir, explotó como un petardo
en un orgasmo tan intenso que hizo que Sabrina levantara su vista para observar
los gestos de lujuria que se reflejaban en la cara de su amiguita.


Las dos amigas se había desfogado a sus anchas tal como lo
deseaban. Ambas habían sido llevadas por sus propias confesiones a la
materialización de sus más íntimos deseos. Sin haberlo previsto, las dos habían
sido víctimas propiciatorias de sus propias confidencias. Y ahora, después de
haberse entregado mutuamente al deseo y al placer con aquella lascivia
transformada en lujuria, ninguna de las dos tenía dudas de que el futuro se les
ofrecía mucho más prometedor. La amistad y el deseo que desde hacía tiempo
sentían la una por la otra, y que hasta el día anterior lo habían mantenido
oculto, se desbordaba ahora con toda su fuerza, descubriendo ambas que en el
fondo de sus corazones subyacía un secreto y desmedido interés por poseerse; por
entregarse a la pasión; por satisfacer la lujuria que desde hacía meses las
consumía, aunque jamás se hubiesen atrevido a confesárselo. Y qué mejor pretexto
que aprovechar la circunstancia de las inconfesables confidencias para hacer
realidad sus deseos más escondidos.


Después de aquella inolvidable tarde en que las dos se habían
encerrado en el baño de la biblioteca, Sabrina y Alejandra se convirtieron en
amantes, y casi a diario o cuando tenían oportunidad, buscaban la forma de
entregarse al placer de aquella relación lésbica que se había mantenido
adormecida en lo profundo de sus mentes. Sí. Las dos habían alcanzado una meta
común. Se habían convertido en amantes.

Fin

 
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