Ester nunca tuvo suerte en el amor; fue madre cuando era más niña que adolescente, en el fiel de la balanza entre los trece y los catorce años, y no por fruto del amor, sino de la curiosidad…jugando a “papás y mamás” con su amiguito Juancho, al filo de los dieciséis años él. En primera instancia, cuando mamá se enteró de que estaba próxima a ser abuela, le arreó un par de guantazos de a metro, pero es que, cuando papá se enteró de la “feliz” nueva, se empeñó en perniquebrar a su “vástaga”, y menos mal que mamá, por finales, se impuso a la “fiera corrúpea” de su esposísimo, que si no…Cuando a papá se le templó, que no pasó, el monumental cabreo, hubo consejo de familia, encarando el problema… Y a ver; corría el año 1957 y tales deslices juveniles se solventaban casando a los “criminales”, aún y cuando la “mamá” fuera más niña que otra cosa… Aunque aquí habría que puntualizar que Ester, a sus doce añitos, podía perfectamente pasar por mocita de quince, incluso dieciséis años, en promesa de futura mujer bella y escultural.Las cosas entre el nuevo matrimonio fueron bien hasta que empezaron a ir mal; a ello contribuyó, y no en poca medida, que el nuevo matrimonio tuviera que acogerse a la casa de los padres de ella para poder vivir, ya que el Juanchito ni de dónde caerse muerto disponía, “conti más”, para mantener a sus flamantes “parienta” y “rorra”… Vamos, que desde el mismísimo día siguiente a dar el “Sí quiero” ante el párroco del pueblo, el mancebo a “doblar el lomo” arando el pedazo de tierra de su suegro, junto a éste, que conste… Y eso no le hacía ni pizca de gracia, que ni en su casa, la de sus padres, se entiende, sudó de la forma que el suegro le hacía sudarAsí que hacia sus diecinueve años, tres después de lo del “santo matrimonio”, una idea le comenzó a calentar el caletre; a ello tampoco fue ajeno que el Jeromo, un mozo del pueblo que antes allí era de los “sin oficio ni beneficio”, tres años antes se largó a “currar” a Alemania y el año anterior, para el verano, vino por primera vez de allá, de vacaciones, tirando de coche excelso y “parneses” pa dar y tomar… En fin, que planteó a su “santa” y sus no tan santos suegros su plan de irse, como el Jeromo, a las Alemanias esas de Dios, donde, al parecer, ataban los perros con longanizas, es decir, chorizos… Trabajaría a modo y manera hasta los veintidós años, cuando se vendría a hacer la “mili”, es decir, al Ejército, a cumplir el Servicio Militar, con unos buenos ahorros con que comprar un pedazo de tierra para él y su “parienta”Al suegro, aquello, en principio no le convenció ni poco ni mucho, pues más bien fue nada… Bueno; ni al suegro ni a nadie en aquella casa, pero el chico insistió e insistió y, como además estaba el precedente del Jeromo, que parecía ser se había montado en el “dólar”, digo en el “marco”, que tampoco era mala marca, y válgame la semi redundancia, pues un buen día el Juanchito, con su maleta del soldado de aquellos entonces, es decir, de madera y cantoneras “pa” parar un tren, en una mano y en la otra el hatillo con la tortilla de patatas, los chorizos, las morcillas y el buen trozo de jamón curado en casa al puro aire invernal de la sierra, salió pitando para la estación del Norte, de Madrid, a tomar el tren para aquella especie de nuevo Eldorado que por aquellos tempos era AlemaniaPero sucedió que del “finado Fernández”, es decir, del Juancho, nunca más se supo, pues fue salir de España y esfumarse en el aire, sin una mala noticia de él no ya a su “santa” y suegros, sino ni siquiera a sus padres… Pasaron tres, cuatro años, y del Juancho ni palabra, ni idea de dónde podía estar… Como si la Tierra se lo hubiera tragado… Ester, por entonces, alcanzó sus veinte años, y en vista de la situación, con la bendición de sus padres, que además se quedaron con su pequeño, Daniel como su abuelo, el padre de ella, se marchó a Madrid, donde todo el mundo cabe y cada quién es cada cual, sin importar mucho la vida privada de nadie…Encontró trabajo en una oficina bancaria, de limpiadora; pero Ester tenía aspiraciones y, con su primer sueldo, se inscribió en una academia empezando así estudios mercantiles: Taquigrafía, mecanografía, contabilidad, balances, nóminas etc… Vamos, lo que por entonces eran unos estudios muy completos para colocarse en cualquier oficina y no, precisamente, de simple “chupatintas”Así que llegó a prosperar, pues con veintitrés años ya, entró a trabajar en las oficinas del mismo banco en que empezara limpiando, como administrativa taqui-mecanógrafa y contable; dejó la casa de huéspedes donde en principio se alojara, y alquiló un pisito de dos dormitorios, salita, cocina y baño, y se trajo a su hijo con ella. Pasaron otros dos, tres años, y dio cara a los galanteos de un compañero de la oficina… Comenzó con los escarceos por entonces vigentes, segunda mitad de los sesenta: Besitos, toqueteos, primero por encima de la ropa, luego directamente a sus senos, sus muslos, hasta tener su primera relación sexual con ese “novio”, tras diez u once años de que su maridito Juancho diera la espantáAquél “noviazgo” no duró mucho, cuatro años escasos… Para entonces habían pasado ya más de diez años desde que su marido desapareciera sin dejar rastro y ella “movió papeles” para ser declarado legalmente muerto… Lo logró, a pesar de la oposición de los padres de él, y de seguido planteó a su “novio” su nieva situación: Era legalmente viuda, luego podían casarse…incluso por la iglesia, “fartabe” más… Pero entonces resultó que el mancebo no la quería lo bastante para dar tal paso, con lo que Ester se quedó compuesta y sin novio… Luego siguieron otras relaciones a sus treinta, treinta y tantos… Ella soñaba con un hombre que, de verdad, la quisiera… Vamos, que en ella buscara algo más que unos cuantos “revolcones”… Pero, más bien, que “su gozo en un pozo” quedaba siempreAsí llegó Octubre de 1983, con Ester más cerca de los cuarenta que de los treinta y nueve años; por esos entonces, su hijo Daniel contaba ya con veintiséis años y pocos meses, tres escasos; “buena facha”, alto, metro setenta y siete, setenta y ocho y casi ochenta kilos de peso y contextura atlética… Aunque en absoluto un “musculitos”; ni siquiera un deportista empedernido, pues el deporte en modo alguno le atraía… No era un “guaperas”, pero sí resultaba atractivo, por lo que a las nenas, a simple vista, y de momento, las atraía… Hasta que se le acercaban buscando la corta distancia, pues al poco rato, lo normal, es que salieran de estampida, pues su inmisericorde fama de “muermo” que hasta a las ostras aburre era más que merecidaPorque Daniel era tímido en exceso, lo que devenía en hacer de él una persona retraída, casi introvertida; esa timidez determinaba que no le fuera fácil hacer amistades, al costarle mucho abrirse a nadie… Y si no se le daba bien eso de hacer amigos, hacer amigas, para él, una proeza… En fin, que de mujerío más bien nada, pues ni una sola relación medianamente íntima tenía en su haber… Había hecho, con bastante más pena que gloria, el Bachillerato Elemental, hasta cuarto curso y reválida; contra sus deseos y por imperativo de su madre, que quería que hiciera también el Superior para luego la Universidad para hacer Empresariales, el sueño de la hacedora de sus días, para que el día de mañana pudiera ingresar en el banco donde ella trabajaba, pero a nivel de ejecutivo gracias a la carrera; de modo que empezó quinto de Bachiller, primer curso de la etapa superior, pero le costó Dios y ayuda aprobar tal curso, entre Junio y Septiembre, con lo que se plantó con su madre haciéndole ver que, si el quinto curso de Bachillerato se le había puesto tan cuesta arriba, qué no serían los estudios universitarios… Vamos, que Dios, por el camino de los estudios no le había llamado… Y no porque el chico no estudiara, que sí lo hacía, pues era tesonero y trabajador, pero su intelecto no daba para tales virguerías…En cambio, la electricidad, la electrónica, se le daba a las mil maravillas; ya a los doce, trece años, construyó una máquina electrónica que reproducía, en pequeño, manual y casero, esas máquinas recreativas “Pin-Ball Flipper” que por los años sesenta-setenta tanto pululaban por los bares… Su madre, por finales, le hizo caso, inscribiéndole en el Instituto “Virgen de la Paloma”, al final de la calle Francos Rodríguez, la misma donde ellos vivían, pero casi un kilómetro más abajo, hacia Bravo Murillo… Allí hizo Electricidad y Electrónica, entrando a trabajar, con dieciocho años, en una multinacional alemana, del ramo, donde acabó por ganarse la vida bastante bien Un sábado de ese mes de Octubre de 1983, Ester, toda peripuesta, salió de casa entre las ocho y media y las nueve de la noche a encontrarse con su “novio” del momento, contando pasar una noche de amor, pero no eran mucho más de las dos de la madrugada cuando regresó a casa. Se llegó directa al salón, ante la expectación de Daniel, su hijo, que hasta las primeras claras del domingo, como pronto, no la esperaba, y, arrojando el bolso al sofá, de cualquier manera, más furiosa que otra cosa, se quitó la chaqueta y se derrumbó sobre el mismo sofá, al lado de su hijo
- ¿Qué te pasa, mamá?... ¿Cómo es que vienes tan pronto?... ¿Qué ha pasado, mami?
- ¡El cabrón!... ¡El hijo de puta!... ¡Me ha follado cuánto le ha dado la gana, hasta cansarse, y “m’ha dao” la “patá” Charlót!... Que su mujer le ha perdonado y se vuelve con ella…por los niños y tal… Que le entienda… ¡Hijo de puta!... ¡Lo que pasa es que se ha cansado de mí y quiere “carne fresca”!… ¡Chochitos más jóvenes que el mío!… ¡Si le conoceré!...
- Anda, mamá; cariño… No llores… No merece la pena… No se merece ese impresentable tus lágrimas… Anda, cariñito, mamita linda… Seca esas lágrimas y sonríeme, queridita
- Es que… Es que… Nadie me quiere… Ningún hombre… Lo único que desean es follarme… Follar conmigo… Y luego… ¡Si te vi, no me acuerdo!... ¡Son unos hijos de puta todos los tíos!... ¡Todos, todos, unos hijos de la gran puta!...
- ¡Pero qué me haces, cariño!... ¡Ay…ay…ay!... ¡Hijito…hijito mío querido!... ¡Aaayyy!... ¡Aaayyy!…
- Pero… Pero… ¡Qué estamos haciendo, Dani!... Estábamos a punto…a punto… ¡Dios mío; Dios mío de mi alma!... ¡Apunto de follar, Dani!... ¡A punto de follar, tú y yo!... ¡Dios mío; qué horror…qué horror!...
- Tranquila, mamita querida… Tranquila… Íbamos… Vamos… Sí; vamos a amarnos… A amarnos, mamá…a amarnos, no a follar… A amaros, sí; como el hombre y la mujer que somos… A darnos amor…cariño… Y placer; claro que sí; porque el amor entre un hombre y una mujer es gozoso…placentero…
- Pero…pero… ¿Qué dices?... ¿Te has vuelto loco?... ¿Cómo amarnos?... ¡A follar!... ¡Sí; follar…eso es lo que íbamos a hacer!...
- No mamá; no… Yo… Yo no te quería follar… Yo no quiero follarte… Yo quiero amarte… Porque te quiero mamá… Te quiero, Ester… Con toda mi alma… Te adoro… Te idolatro… Y deseo amarte… Hacerte el amor… Hacerle el amor a la mujer que quiero… Que amo… De la que estoy enamorado hasta las trancas…
- ¡Pero cómo puedes decir eso, Dani!... ¡Que soy tu madre!... ¿Cómo puedes pretender eso?… Pensarlo siquiera... Tienes que estar mal de la cabeza para tan siquiera pensarlo…
- No estoy loco… O, bueno… Sí; sí que lo estoy… Pero por ti… Loco por ti, Ester… Por esa maravillosa mujer que tú, sí, mi madre, como bien dices, también eres… Sí, Ester…sí mamá… Una mujer… Eso es lo que también para mí eres… Una mujer que, no sólo es bellísima…escultural…sino que es, ante todo, adorable… Adorable por buena…por mujer completa…absoluta… Porque eres como eres… Por eso te amo, madre… Ester… Mi amor… Mi madre querida… Mi mujer adorada… Y yo… Yo, puedo ser…soy ese hombre que anhelas… Ese hombre que te quiera más que a su vida… El que nunca te fallará, porque siempre te querrá… Porque para él, para mí, siempre serás lo más preciado de la vida… Porque sin ti, la vida para él no tendría sentido… Para qué vivirla, pues, si tú le faltas…si tú me faltas… Si tú no la vives conmigo…
- Pero mi vida, cariño… ¿Te das cuenta de lo que dices?... Quererme a mí, a tu madre, como a cualquier otra mujer… ¿Es que no ves que eso es una locura?… Lo que dices, amarme como mujer, es…es… Ni sé cómo decirlo... ¡¡¡ES INCESTO!!!… ¿OYES?... ¡¡¡INCESTO!!!… ¡¡¡INCESTO!!!... Una aberración contra Natura… Contra toda Ley, divina o humana… No ves que eso es una perversión… Sólo los seres degenerados, depravados, caen en eso…
- No soy un pervertido, ni un degenerado… Y tú lo sabes… Lo único que soy es un hombre enamorado… Enamorado de una mujer… O, es que acaso no eres tú una mujer… Una mujer normal… Iba a decir que como todas, pero no, porque tú eres especial… Especial para mí… Única… Perfecta… Como ninguna otra es ni nunca podrá ninguna otra ser… Eres, para mí, la Perfección Absoluta, hecha mujer…
- Calla Dani; no quiero escucharte… Es una locura de lo que hablas… Una locura lo que piensas…lo que dices sentir por mí… ¡Soy tu madre, Dani!... Y tú mi hijo… ¿Cómo puedes siquiera pensar así?... No sé…pero creo que debes ir a un médico… A un siquiatra… ¿No comprendes la gravedad de lo que dices?... Acostarnos tú y yo… Follar tú y yo…madre e hijo… ¿No te das cuenta de que seríamos unos depravados?... ¡Follar tú y yo!... ¡Follarte a tu madre!... ¡¡¡A TU MADRE, DANI…A TU MADRE!!! Desde luego estás loco... Estás mal, hijo; muy...muy mal... Eres un amoral… Pensando…sintiendo así…eres un amoral… Un pervertido… ¡Querer follarme!… ¡A mí!... ¡A tu madre…a tu propia madre!... ¡Degenerado!… ¡Amoral!… ¡Pervertido!…
- ¡Quítate de mi vista!… ¿Quieres?
- Así que tampoco tú puedes dormir… (Dani apenas le respondió, con un “No” más huraño que otra cosa; luego, Ester prosiguió) ¿Qué bebes?
- Pues ya ves… Vino de la más “peleona” reserva… El que usas para guisar
- ¿Y está bueno?
- Está asqueroso… Pero a partir del segundo vaso empieza a entrar mejor… Desde entonces ya no parece asqueroso… Sólo imbebible…
- Pues, ¿sabes?... Creo que también yo necesito tomar algo del brebaje que estás tomando
- ¿Me sirves un poco, Dani?
- ¡Uff!... ¡Está infernal!
- Sí; tienes razón; el segundo trago entra mejor que el primero… Anda cariño; sírveme otro poquito…
- ¡Jo, mami!... Ten cuidado… A ver si vas a chisparte…
- ¡Ja, ja, ja!... No estaría mal… A ver por qué me daba…
- Decididamente esto sabe a matarratas, pero se deja beber… Siempre que una haya tomado ya algunos tragos…
- Dani… Antes… ¿Decías la verdad?
- ¿A qué te refieres?
- Ya… Ya sabes… A lo de que me quieres… Que me amas… Que estás enamorado de mí…
- Sí mamá… Total… Absolutamente… Te amo, mami… Te quiero, te amo con toda mi alma… Lo siento, mamita; lo siento, de verdad que lo siento… Sé…sé que no debía ser así… Que…que, realmente, es un horror… Un horror que un hijo ame…desee a su propia madre… Lo sé mamá; lo sé… Pero no puedo evitarlo… Yo no… No lo quise… Yo no lo elegí… Vino, porque vino… ¿Por qué nos enamoramos?... ¿Acaso decimos, decidimos, amar a alguien…enamorarnos de alguien?... No; eso nos lo dan hecho… Nos lo da hecho la Naturaleza… Nos lo impone… Y a mí me lo impuso… Sin buscarlo… Sin quererlo…
- ¿Sabes cariño?... He llorado mucho… Mucho… Mucho… Pero también he pensado… Y mucho… Mucho… Muchísimo… En lo que me dijiste… En que me amabas… Que me querías como un hombre quiere a una mujer… Creo que ya lo sabes… Llevo media vida esperando un hombre… Un hombre que me quiera… Que no sólo venga a mí para follarme… No lo he encontrado, cariño mío… No lo he encontrado… Es terrible… Horrible… Pero, ¿sabes?... Lo he pensado… Me he dicho, me he preguntado si…si… ¡Dios mío, y qué difícil es decirlo!... Porque es horrendo… Me da…me da mucho, mucho, mucho miedo, sólo pensarlo… Pero no puedo dejar de pensármelo… De preguntármelo… Si no…si no… Si no serás tú… Tú, precisamente, mi hijo, ese hombre soñado… Ese Príncipe Azul que, despertándome con un beso, acabe con esa mi pesadilla de no encontrar quién me ame… Quién me quiera
- ¡Sí, mamita, sí!... No te quepa la menor duda… ¡Yo, y sólo yo, soy ese hombre!… ¡El hombre que te ama, que te amará siempre!…
- Disfruta mamita… Vida mía… Queridita mía… Disfruta, mi bien… Que para eso estoy yo aquí, para proporcionarte toda la dicha, toda la felicidad que tú mereces…
- ¡Dios mío, Ester!... Pero… Pero… ¡Pero qué hermosa…qué bella…qué escultural eres!... ¡Más, mucho más de lo que yo creía…de lo que yo esperaba!...
- No… No me mires así, Dani… Me…me da…me da vergüenza… Mucha vergüenza…
- ¿Por qué?... ¿Por qué tiene que darte vergüenza?... Deberías sentirte orgullosa… Es…es tu belleza lo que hace que te mire así… Tu incomparable belleza lo que hace que te admire de la manera que te admiro…
- Ven cariño mío… Bella mía… Ven conmigo…