Gina y su suegro Mario

heranlu

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Gina era una joven que contaba con 31 años de edad, cabello casi rubio, ojos negros algo vivarachos, con una estatura mediana que no superaba el 1.65 de altura. Su cuerpo no es que fuera grueso pero tampoco delgada, con una figura bastante moldeada donde destacaba claramente unos senos algo grandes, desafiantes, que se denotaban firmes y bien parados. Su trasero tampoco dejaba impasible a nadie, ya que tenía unas nalgas firmes y bien contoneadas que destacaban perfectamente cuando llevaba alguna prenda tipo malla o tela bastante suave. No es que fuera una belleza, pero estaba de muy buen ver.

Se había casado con un hombre de 36 años de edad, un poco más alto que ella, algo delgado, pero un poco canoso pese a su edad, y, aunque no era un galán tenía un atractivo que había ganado el afecto y cariño de Gina. Este se llamaba Tomy, y trabajaba en una empresa de servicios donde se encargaba de la contabilidad de la misma.

Habían contraído matrimonio hacia uno dos años. Ella había soñado y así se lo había hecho saber a su esposo, que anhelaba ser madre sin esperar mucho tiempo. Conocía otras parejas que habían tardado bastante y luego les costó para poder tener un hijo, y que otros los tenían siendo algo mayores, por eso tenía clara su intención.

Desde los primeros momentos de su relación con Tomy, Gina se percató que la relación con su suegro iba a ser bastante bronca. Con la madre de Tomy no hubo problema, ya que era muy amable, una señora de la casa, bastante sumisa a los deseos de su marido, con carácter muy afable que siempre la trató muy bien. Por el contrario con el padre de su marido, las cosas fueron bien distintas. Mario, que así se llama el padre de su marido, siempre había demostrado un carácter totalmente machista y avasallador. Eso a Gina la desesperaba, y ello le llevó varias broncas con el mismo.

Mario era mucho más alto que su hijo, con una altura de casi 1.85, bastantes más canas, pero pese a su edad, cercano a los 70 años, mantenía un cuerpo bastante fornido, ancho de espaldas, con unos bíceps que destacaban considerablemente. Había trabajado en las obras, y tras su jubilación había continuado asistiendo a un gimnasio con frecuencia. Aunque Gina no lo mascaba, no dejaba de reconocer que el muy granuja era bastante bien parecido, incluso más que su propio hijo.

Aunque nunca llegó a propasarse con Gina, ella había contemplado en varias ocasiones como el padre de su marido le miraba el trasero, e incluso lo hacía algo descarado, incluso cuando ella estuviera mirando. No le dio mucha importancia, pero le había visto en alguna ocasión como se echaba mano a la bragueta y se tocaba el pene por encima del pantalón mientras la contemplaba. Este tipo de acciones hizo que comenzara a repudiar a su suegro con todas sus fuerzas. Nunca le dijo nada de esto a su marido, ya que sabía que pese a todos ellos mantenían una buena relación.

Tras dos años de matrimonio, aquella ilusión por ser madre a temprana edad se estaba deshaciendo. Ella no tomaba ningún anticonceptivo con la esperanza de ser concebida por su esposo en los encuentros amorosos que mantenían. Durante el primer año las relaciones amorosas con su esposo fueron bastante bien, pero transcurrido ese primer año, el sexo se fue transformando en ocasional. Tomy llegaba cansado a casa del trabajo, y apenas tenían tiempo para ellos mismos. Su marido estaba bien considerado en la empresa, pero como contrapartida lo tenían casi en exclusiva y de forma casi permanente. Aunque estaba bien remunerado, le ocupaba tanto tiempo que esos encuentros amorosos de pareja se fueron haciendo cada vez más distantes en el tiempo, y rara vez coincidía con sus días fértiles. Ante ello, Gina comenzó a preocuparse, ya que veía como sus esperanzas de ser madre se iban disipando.

Ella se lo comentaba a su esposo, y este la consolaba diciendo que tampoco se obsesionara, que cuando menos los pensara quedaría embarazada. Pero, pese a todo Gina comenzó a sentirse poco realizada. Ella era una mujer ardiente sexualmente hablando, y necesitaba más que aquellos encuentros distantes en el tiempo con su esposo.

Una tarde se había pasado por la casa de sus suegros y terminó hablando con su suegra sobre el tema de sus ansias de ser madre. Se encontraba en la cocina, y Mario no había llegado. Su suegra la animaba y trataba de consolarla. Sin embargo, ocurrió que en un momento dado, ella se percata de que el padre de su marido les estaba escuchando casi agazapado tras la puerta de la cocina. Obviamente había llegado sin que ellas se percataran. Había escuchado parte de la conversación que ambas mujeres mantenían. Sin embargo no hizo comentario alguno al entrar en la cocina.

Varios días después de aquella conversación, apareció por la casa de Gina su suegro, concretamente en horas de la mañana. A ella le extraño la presencia del mismo en su casa, especialmente conociendo que no se encontraba su marido. En ese momento se encontraba haciendo la comida.

-Buenas…¿Qué le trae por aquí a estas horas de la mañana?- le contesto ella, un poco a la defensiva como siempre, y extrañada por esa visita.

-¿acaso no puedo venir a visitar la casa de mi hijo?- le contestó el mismo.

-Ya. ¡Pero sabe que el no se encuentra en casa!. ¡Está trabajando!. Le responde ella.

El la mira de arriba abajo y le dice:- bueno. ¡Estas tu! ¿Verdad?. ¿Acaso no vas a dejar entrar a tu suegro? ¿No me digas que tienes miedo de tu suegro?

-¿miedo de Vd.?... por supuesto que no. Le contesto, franqueando la puerta y dejándole el paso libre para que accediera el interior de la vivienda. Ella lo detestaba, pero era el padre de su marido y tampoco quería enfrentarse demasiado con el mismo.

Ya dentro de la casa, por cumplir Gina le pregunta:- ¿quiere tomar algo?

-Una cerveza me vendría bien. Le contestó.

El la siguió hasta la cocina, y se sentó en una silla y comenzó a degustar la cerveza, mientras Gina continuó haciendo la comida. Ella estaba preocupada con que no se le pasara la comida que tenía en el caldero. Mientras se preocupaba de la comida y otras cosas siempre mirando al payo de la cocina, se percató que la indumentaria no era la adecuada para recibir a nadie y menos a su suegro. Se había colocado un pantalón malla de color blanco sumamente ajustado que solía ponerse con frecuencia para estar en casa, y una camiseta. Por ello aunque atendía a la comida tenía un ojo puesto en su suegro. Ella sabía que su suegro la estaría ojeando de arriba abajo como acostumbraba.

Y acertaba, ya que Mario se había percatado, una vez en la mesa, de la indumentaria que vestía su nuera y sin poder evitarlo, su pene comenzó a endurecerse bajo el pantalón. Aquel pantalón malla que vestía la mujer de su hijo, permitía distinguir claramente las endurecidas y bien contoneadas nalgas de la mujer, e incluso podía vislumbrarse el contorno de las bragas que llevaba. Nunca la había visto con una vestimenta tan sexy.

Gina al sentirse contemplada, se giró hacia él y nerviosa le dijo: -Mario… por favor “no me este mirando el culo”. Tenga vergüenza .. ¡Soy la mujer de su hijo!.

El la sonríe y con cierta parsimonia le contesta:- es imposible no poder mirarte Gina. Con esa malla que llevas. ¡La realidad es que se te ve bastante bien!.

Ella se sonroja, y verifica que ahora, al girarse y quedar de frente a su suegro, el dirige la mirada hacia la zona donde se localizaba su vagina. La malla que llevaba puesta permitía no solo ver el contorno igualmente de sus bragas, sino que igualmente dejaba ver el relieve de los labios de su vagina, los cuales ante la presión de la malla destacaban claramente. Ella sin querer miró hacia donde tenía concentrada la mirada su suegro, e instintivamente se puso la mano delante, tratando de ocular la visión a su suegro, diciendo: - Mario… ¡no sea descarado!. Por favor ¡Deje de mirarme…!

-No te pongas así Gina. Es que con esa malla tan ajustada, “hasta los labios del coño se te ven”. ¿Cómo quieres que no te mire?. Eres tú la que me ha recibido con ese atuendo.- le contesta el con total descaro. Era obvio que nunca se había cortado un pelo a la hora de hablar. Por ello tampoco le extraño mucho a Gina la forma grosera de dirigirse a ella.

-No sabía que venía. ¡Por eso no me había cambiado!- le contesta ella nerviosa y agitada.

-¿acostumbras a recibir a tu marido con esa vestimenta?.- le pregunta de pronto el hombre.

-¿y… qué..? ¡Estoy en mi casa!. Puedo recibir a mi marido como mejor me plazca.- le contesta ella enojada.

-Por supuesto. Lo que no entiendo es cómo teniendo una mujer como tú, mi hijo aún no te ha hecho un hijo. Le contesta el, sorprendiendo a la mujer.

Ella enrojece, se pone nerviosa y le contesta casi gritándole:- ¡eso es un problema de mi marido y mío!. ¡Vd. no tiene por que meterse! No crea que va a dominar nuestro matrimonio como lo hace con su esposa.

-Vaya.. Veo que te has acalorado. ¡No te sulfures preciosa!….pero sigo sin entender como mi hijo no te ha preñado aún. ¿Tenéis problemas?- le preguntó solicito.

-Problemas… ¡claro que no!... pero… ¿por qué tengo que estarle contando a Vd estas cosas?. Se enoja ella.

El se hace el desentendido, como si no la hubiera oído y vuelve a preguntarle: ¿han acudido a un médico? ¡Quizás tengáis algún problema y no lo sabéis!

Ella se siente bastante molesta con la preguntas, aunque comprende que su suegro quizás tenga razón y debían haber acudido a un médico. Pero no quería dar su brazo a torcer ante su suegro. Por ello con energía le responde: - ¡no necesitamos ningún médico!.

Mario la observa de arriba abajo y le vuelve a decir:- ¡Pues no comprendo a mi hijo!. Con ese cuerpo que tienes “yo te habría echado dos buenos polvos y te hubiera dejado preñada a la primera”.

Esa forma de hablar la sublevo. Aunque estaba acostumbrada a su forma bronca, jamás se había dirigido a ella de esa manera. Enrojeció, y le contesto:- ¡esta loco!... ¿cómo se atreve hablarme de esa forma?.. Pero, ¿que… se ha creído…? Acaso se cree que soy su mujer a la que trata como le da la gana.

-¡Siempre me has parecido muy gallito!. Le contesta él con una semisonrisa, y añade: Se ve que mi hijo no te trata como debe. “Las mujeres como tu necesitan un buen macho”. Mi hijo salió demasiado blando.. Era una grosería, pero realmente era la forma en que el hombre acostumbrada a tratar a su esposa y familiares.

- ¿acaso se cree más hombre que su hijo?...¡Es un desgraciado!... ¿Cuándo se entere su hijo de esto vera?- le contesto ella amenazante.

- ¿Acaso crees que me vas asustar con tu marido?. ¿Qué pensara tu marido cuando sepa que “has recibido a tu suegro como una autentica putita”, con esa malla tan ceñida? ¿Y si le comento que lo hiciste con la intención de provocar a tu suegro? Le dice el mismo.

-que yo … ¿quería provocarle?... ¡está loco de verdad! Mario mejor sería que salga de mi casa.

Ante la actitud desafiante de la mujer, este en lugar de retirarse, se incorpora de la mesa donde se encontraba, y se dirige hacia ella. La mujer se queda desconcertada, paralizada, sin saber reaccionar. Ella intenta evitar que el la sujete, pero la fuerza al hombre es muy superior a la de ella, y logra rodearla con sus brazos apretándola contra el: -pero ¿qué hace…?. ¡Suélteme!.

-Calla putita. ¡Yo sé lo que necesitas!. “Necesitas que un hombre como yo de eche un buen polvo”.. Se lo dijo de forma descarada, mientras con una mano logró palpar los duros pechos de la mujer a través de la camiseta que llevaba. Ella intento zafarse pero todo fue en vano. Más nerviosa se puso, al comprobar cómo la mano del hombre se introducía entre sus piernas y palpaba abiertamente la zona donde se localizaba su vagina, aún protegida por la malla que llegaba. Los dedos del hombre hicieron presión entre el relieve que formaban los labios de la vagina, para luego pasar sus gruesos dedos por toda la raja de la mujer, frotándola sobre la malla. –¡oh cabron.. Que me hace…! ….quite las manos de ahiiiii ¡suélteme!... ¡suélteme o grito!

Lejos de inmutarse, el hombre la gira colocándola mirando hacia el poyo de la cocina, y sin contemplaciones, tira del pantalón malla que la mujer llevaba puesto y de un tirón se lo baja casi hasta las rodillas. Con dicha acción tiró también de las bragas, la cuales bajaron al unísono, quedando el hermoso trasero de la mujer al desnudo… oh hijo puta… nooo… que me va hacer….

-vaya putita. Joder que trasero tienes.. le respondió él, al tiempo que ni corto ni perezoso comenzó a palpar con su gruesa mano las desnudas nalgas, acariciando la suave piel de sus glúteos, para terminar por introducir la mano entre las piernas de la mujer, y palpar esta vez si el ya encharcado coño de la misma. Oooo nooooo ahiiii nooooo

-vaya … sí que estas caliente. ¡Tienes todo el coño empapado preciosa!

Y era verdad. Gina pese a sentirse ultrajada por su suegro, en el fondo aquella forma de hablar totalmente dominante del hombre, le excitaba. Ya se había sentido bastante mojada desde los primeros momentos mientras sentía la mirada de su suegro hacia ella. Ahora al sentir los dedos del hombre frotando su raja vaginal estuvo a punto de hacerla alcanzar un orgasmo. El hombre no solo se contentó con frotar sus dedos, sino que pronto su dedo corazón de una longitud y grosor considerable se introdujo en su vagina llegando incrustándolo en su totalidad. La mujer al sentir aquel dedo en su interior se arqueó, ya que la posición la obligo a inclinarse hacia delante.

-oh noo ooo sáquelo ooooo… voy a gritar ooo

-Vas a gritar ….pero de autentico placer putita. El hombre sacó su dedo del coño de la nuera, y observando aquellas nalgas tan perfectas y el encharcado coño de la misma, procedió a desabrocharse los pantalones, los cuales cayeron al suelo. Y casi al mismo instante lleva la mano a su slip y lo hace descender dejando al aire un pene de unas dimensiones considerables. Si la mujer hubiera visto las dimensiones del tremendo pene que mostraba Mario entre sus piernas, de buen seguro que se hubiera cuando menos preocupado. La visión de aquel pene se asemejaba a un verdadero látigo, con unas dimensiones considerables y de un buen grosor. Nada que envidiar a la de un autentico mandingo. El hombre masajea entre sus manos su formidable tranca, haciendo que esta alcanzara una mayor erección y dureza, y sin más contemplaciones la acerca a la mujer hasta colocarla en el interior de las piernas, para luego enfilarla hacia la entrada de la vagina.

Ella sabía que su suegro se había bajado el pantalón, ya que había sentido como caía al suelo, pero no sabía las dimensiones del pene del mismo. Está pensando en su situación, sometida por su suegro, y sin saber qué es lo que realmente pretendía. Sabía que aquel era capaz de hacerla suya, aunque dudaba que se atreviera siendo la mujer de su hijo. Quizás solo quisiera asustarla.

Pero Mario no estaba bromeando. Cuando observa que su tranca esta a las mismas puertas de la vagina de su nuera, toma impulso de y de un golpe de riñones, introduce la daga con gran violencia en el interior de la maltrecha vagina de su nuera. Ohhhh nooooooo sa…..oooooo

La mujer sorprendida, se vio obligada agacharse y apoyar sus manos en el payo de la cocina para poder sostenerse, mientras comprobaba como un enorme trozo de carne se introducía a la fuerza en su vagina llegando casi al útero. –No por favor me haces daño …….ooooo es muy grande…….ooooo cabron noooo

Pero Mario, no estaba ahora por la labor de sacarla. Estaba cogiendo por primera vez a su nuera, la mujer de su hijo, y estaba contemplado el enorme placer que le producía alojar su tremenda tranca en aquella jugosa y estrecha vagina. Era evidente, que el pene de su hijo era mucho menor, ya que había visto como las paredes de la vagina de la nuera se dilataban al máximo para permitir la entrada de su poderoso falo.

-oh putita… que buen coño tienes. Uh… eres una buena hembra….¡veras que polvo te voy e echar!

Gina apenas podía contestar. Pese a los primeros momentos de dolor por la violencia con la que fue penetrada y las dimensiones de la tranca que ahora tenía en su vagina, apenas pudo articular palabra. Era como si una barra candente hubiera entrado en su vagina y la estuviera rompiendo por dentro. El dolor fue bastante intenso. El hombre se había quedado quieto, dejando su barra dentro de ella, totalmente ensartada, sin apenas poder moverse. Se sentía completamente atravesada.

Tras breves momentos, el dolor fue desapareciendo, y con sorpresa pudo comprobar cómo pronto su raja relajando, permitiendo soportar la enorme tranca del suegro. Los jugos que su vagina iban soltando, estaban permitiendo que la fricciones de aquel nabo en su cuquita, resultara ahora fuera más llevadero. E incluso comenzó a sentir placer.

Mario, al comprobar cómo cedía la presión de las paredes de la vagina de su nuera contra su verga, decidió que era hora de continuar, y comenzó un mete y saca lento, pero sin pausa. Pronto comprobó como más de la mitad de su tranca salía del coño de la mujer para volver a introducirse de nuevo en ella casi totalmente. Realmente aún le quedaba un poco de su pene fuera, pero tampoco quería dañarla. Pese a sus protestas, la mujer pronto comenzó a colaborar. Era digno de ver aquel tremendo hombre, de anchas espaldas, como tenía cogida a su nuera, mucho más baja que él, y por supuesto mucho más delgada. Parecía el cuerpo de un adulto follando a una adolescente.

El hombre más se excitaba al contemplar cómo se abrían las nalgas de su nuera a medida que se introducía su pene entre ellas y se alojaba en su carnosa vagina. Había tenido algunos escarceos fuera de su matrimonio, pero nada sin importancia. Ahora, a su edad septuagenaria, le parecía increíble que se estuviera cogiendo a su propia nuera. Sabía que era algo repugnante, pero aquella mujer le excitaba. Es más, el hecho de que siempre se hubiera puesto en contra del mismo, su enorme deseo de someterla, incrementaba su excitación. Su mujer hacía tiempo que había perdido el apetito sexual, y sus relaciones eran más que esporádicas. Pero la mujer joven que tenía delante, a la que le duplicaba en edad, le estaba produciendo un placer inmenso, algo que llevaba mucho tiempo sin saborear.

Gina pronto no puedo más, sin saber cómo verificó como comenzó a alcanzar su primer orgasmo. Se convulsionaban al tiempo apretaba con las paredes de su vagina la tranca del suegro como si quisiera triturarla, para terminar en una corrida increíble, que la dejó casi agotada. Pero el hombre no estaba por la labor de terminar aún. Comenzó un bombeo constante, perforando una y otra vez el coño de la mujer. ¡Parecía una autentica locomotora!. Su tranca entraba hasta tocar casi el útero de la mujer, para salir más de dos terceras partes, y volver a entrar de nuevo.

La mujer refuñaba, rugía, confusa entre la repudiación por lo que el padre de su marido le estaba haciendo y el placer que sin embargo sentía. Al tiempo que era penetrada, pensaba en la tremenda fortaleza que tenía el padre de su marido. Nada que ver con su esposo. No solo su pene era muy superior al suyo, sino que la potencia con la que estaba siendo invadida estaba muy lejos de poder alcanzarla nunca su marido. Se sentía sometida, pero en el fondo sentía que era algo que su cuerpo demandaba. Despreciaba a su suegro por su forma de ser y como la trataba, pero sin embargo, ahora pese a ese sometimiento, contemplaba que estaba disfrutando como una posesa. Aquel hombre la estaba poseyendo como nunca nadie lo había hecho. El nabo de aquel semental la llenaba por completo. Tal fue su placer, que pronto sin podérselo creer se vio convulsionándose nuevamente y alcanzando un segundo orgasmo, mientras el hombre continuaba bombeándola sin parar. –oh cabron me vengo de nuevo ooooo siiiiiiiiii

-así putita. Córrete… ¡estabas bien caliente…!.. era evidente que estabas necesitaba de una buena polla…

Mario se dio cuenta de que tampoco podía más. Estaba a punto de descargar. Dudo entre hacerlo dentro de su nuera o correrse fuera. Hacerlo dentro era una temeridad:¡podía embarazarla!. Pero un deseo superior a sus fuerzas le impulsaba a terminar dentro de su nuera. Tenía ahora sometida a la mujer que tanto se enfrentaba con él, deseaba someterla completamente. Por ello no lo dudó más: ¡tenía que correrse dentro!. Al diablo sus prejuicios…

La mujer al sentir como el pene del semental que la estaba poseyendo se endurecía e inflamaba dentro de su vagina, se percató de que el mismo estaba pronto de venirse. ¡Lo iba hacer dentro de ella!. No podía ser… ¡tenía que impedírselo!. ¿Y si la preñaba?...por ello, le dijo:

-No puedes hacerlo dentro…. Debes salirte… oh cabron…. ¡No lo hagas….!.... Eres un cabrón vas hacerlo dentro ….. noooo apenas pudo acabar la frase. En ese momento sintió los primeros latigazos contra las paredes de su vagina del semen que con gran potencia comenzó a expulsar el falo del padre de su marido. ….Oh lo estás haciendo ooooo

Se dio cuenta que el pene del ancestro de su esposo parecía un surtidor regando el caliente coño de la misma. ¡No se lo podía creer!. Cuando su esposo se corría apenas lo notaba, pero la eyaculación de aquel semental era lanzando con tal potencia y tan copiosamente, que era imposible no sentirlo.

-Oh si putita… me vas a deslechar… siiiii joder qué coño tienes…¡te lo voy a regar bien!!! siiiiiiiiiiiiiiiiiii

Tras acabar la eyaculación, el hombre procedió a retirar su falo del interior de la mujer. Al sacarla parecía como cuando destapas el corcho de una botella: chop chop… Ella se giró, lo miró y su primera visión fue contemplar el pene del macho que la había poseído de aquella manera. Se quedó asombrada. Jamás había visto un falo semejante. Pese haberse corrido, aún conservaba su dureza. Ahora lo tenía totalmente descapullado, con glande fuera y con restos de semen aún en la punta. Las venas que rodeaban aquella tranca la hacían aparentar aún más gruesa y poderosa aún. Luego, dirigió su mirada hacia la cara de su suegro y le recriminó:

-¿sabes lo que has hecho?... ¿lo sabes?... ¡eres un hijo de puta! ¡Te has follado a la mujer de tu hijo!.... además me has abierto mucho, y encima te has corrido dentro… ¿Y si quedo embarazada?...

El hombre la mira, y le contesta: - aunque sea un cabrón. ¡No me arrepiento!. “Tenía ganas de echarte un buen polvo”. No creo que estés ovulando. Pero… si no te preña mi hijo antes, ten por seguro que este macho te dejará bien embarazada un día de estos.

Gina, se estremeció ante las palabras de su suegro. El cabronazo no solo estaba orgulloso de lo que había hecho, sino que prometía volver a cogérsela y preñarla si fuera necesario. En el fondo sabía que amenaza no eran simples palabras. Conocía a su suegro, y que era muy capaz de cumplirlo.

Se miró la vagina, y observó como una hilera de semen descendía por sus muslos, y abriendo un poco sus labios vaginales observó que estaban totalmente enrojecidos e inflamados. La violencia de la cogida había sido patente.

-Joder ¿has visto como me ha dejado?. Tu hijo lo va a notar. Me has dejado el coño irritado y muy abierto.

-Ve a lavarte. Ya se te bajara la inflamación. Con un par de polvos más, ese coñito te quedará a punto.

Ella no le contesto, y con cierta sumisión, se fue al baño con la intención de lavarse. Dudo entre si cerrar la puerta o no, pero excitada la dejó abierta. Cuando se estaba lavando el coño en el bidet, entró Mario. La observó y el mismo se quitó la camisa, quedándose completamente en pelotas y acto seguido se metió en la bañera. Ella le espero mientras se echaba un poco de gel hidratante en los labios de su coño. Cuando por fin los vio salir, vio aquel cuerpo desnudo, y no pudo por menos que estremecerse. El cabronazo tenía un cuerpo diez pese a su edad, y además verificó que su cipote, aún en reposo, era bastante voluminoso.

Ella se había colocado las bragas, no así el pantalón malla. Mario se acercó, la volvió a estrechar entre sus grandes brazos, y ante la mirada desafiante de Gina, la besó en la boca por primera vez. Ella intentó zafarse, pero el continuó con el beso. Pero pronto tuvo que soltarla al ver como ella le propinaba un mordisco en uno de sus labios, que le hizo brotar la sangre.

-¡que arisca eres cabrona!. – le dijo él, mirando el espejo como brotaba sangre de su labio.- me has dejado marcado. Pero ya te bajare esos humos.

Ella le miraba con satisfacción. Ahora iba marcado y tendría que inventarse varias excusas para que nadie supiera la realidad de aquella mordida.

Tras secarse y colocarse la ropa, Mario procedió a salir de la casa, ya que en breve podía regresar su hijo a almorzar.

Al quedar sola, Gina quedo pensativa sobre lo que había ocurrido. Notaba que se encontraba tan abierta y dolorida que hasta le costaba andar. Esperaba que su esposo no se percatara. Aunque debía contarle lo ocurrido, sabía que era una temeridad, y que las consecuencias serían imprevisibles. Por ello decidió guardar silencio. Pese a sentirse ultrajada por su suegro, en el fondo reconocía que había disfrutando con la cogida que el mismo le había propinado.
 
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heranlu

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Fueron pasando las semanas, y trataba de acudir a casa de sus suegros en compañía de su marido. Sabía que Mario era capaz de cualquier acción aún estando en la casa su mujer. Tenía sentimientos enfrentados, de un lado despreciaba a su suegro por la forma en que la había sometido, pero por otro, anhelaba de nuevo sentir la tranca del mismo dentro de ella. Y sobre todo, sentir como la regaba por dentro con su simiente.

Tiempo después ocurrió que se celebró una boda de una sobrina de la suegra, y todos acudieron a la boda, la cual se celebró en las instalaciones de un hotel conocido. Ella había acudido con un traje de una sola costura, que le llegaba un poco más arriba de las rodillas, con una pequeña abertura a un lado. Ella misma se había fijado en el espejo antes de salir y sabía que tenía que tener cuidado en la forma de sentarse o se le vería hasta la tanga que llevaba puesta. Su marido elogió aquella vestimenta.

Tras la ceremonia se llevó a cabo el correspondiente banquete. Había visto a sus suegros, y se había percatado de la mirada penetrante de Mario hacia su cuerpo. En cuanto sintió aquella mirada notó que casi manchó su tanga.

La comida, el baile, las copas, dejaron a la mayoría casi abatidos, y con pocas ganas. El marido de Gina no acostumbraba a tomar, por lo que se encontraba bastante mareado. Gina también tenía alguna copa de más, pero se mantenía bien. Había visto rondar en varias ocasiones cerca de ella a Mario, e incluso verificó que había bebido bastante, pero apenas hacia mella en al mismo.

Ocurrió que le entró ganas de orinar, y se dirigió a donde se encontraban los baños. Sin embargo, al llegar verificó que había gente esperando, y además algunas mujeres el indicaron que estaba en mal estado después de tanta persona que los había usado. Era un hotel, por lo que seguro que en otras instalaciones del mismo tenía que existir otros baños. Tras buscar, pudo localizar un baño en una planta superior y algo alejado del lugar de ceremonia. Por supuesto, entró en uno de ellos y pudo orinar a gusto. Cuando salió del compartimento interior del baño (que era el destinado a mujeres), se encontró con la sorpresa de hallar esperándola a su suegro.

-pero… ¿Qué haces aquí?- le dijo ella agitada.

-Venía por ver si me necesitabas. – le dijo el sonriendo.

-Mario… sal fuera. Es un baño de mujeres. Puede venir alguien y pensar….

-No te preocupes. Ya me he ocupado de colocar el cartel de fuera de servicio. Nadie nos molestará. Le responde el sonriendo.

-Pero .. que pretendes. No … ni lo sueñes. No volverás a tenerme… ni se te ocurra. ¿Si lo haces esta vez gritaré! – amenazó ella agitada, y sabiendo que aquello no amilanaría a su suegro.

El se acerca hasta ella, la cual fue retrocediendo, hasta apoyarse contra los lavabos donde se hallaban unos grandes espejos. Intentó zafarse, pero como en la otra ocasión, pronto el la redujo y la engulló entre sus brazos. Ella intentó gritar, pero el le tapó la boca, y le dijo:- Cállate putita. No pretenderás que venga el personal del hotel. ¡Que le dirás a tu esposo!... acaso crees que te creerán.

El le quitó la mano de la boca y le dijo:- se que en el fondo estas deseando que te vuelva a poseer. ¿Has visto como tengo mi tranca? Le dijo señalando el enorme bulto que tenía en el pantalón. Llevó días sin descargar. Y tú también necesitas tenerla dentro.

-Mario. Por favor no más…. No puedes volver a hacerlo….

El se baja el pantalón y el slip, y aparece con una empalmadura de caballo. Y le dice: - venga putita. ¡Empléate un poco! Vamos quiero que me hagas una buena mamada para ponerla bien a punto.

-No … eso no. ¡Jamás lo he hecho!- le responde ella.

-Pues ya es hora de que aprendas. Venga agáchate y comienza a mamar.

Sabía que el se iba a salir con la suya. Con repugnancia, y obligado por el, se agachó colocándose delante de aquel mástil, y por primera vez lo tomo en su mano. La dureza del mismo le sorprendió nuevamente. Tenía las venas hinchadas. Tras manosearlo un rato abrió su boca y comenzó a lamerlo, hasta que ante la insistencia de su suegro se la tuvo que engullir. Apenas le pudo entrar la mitad de la misma, era tan larga que no podía con ella. Aunque no era una tarea que le agradará, comenzó a pensar en lo que vendría después. Seguro que el semental quería tomarla. Y en el fondo, ella lo deseaba. Anhelaba volver a sentir aquel cipote dentro de ella.

Tras unas mamadas, el le desabrochó el cierre del vestido, y ante su incredulidad, se lo sacó por la cabeza dejándola solo con el sostén que llevaba y una tanga. Cuando Mario la vio, se quedó extasiado. ¡La mujer de su hijo era una mujer cañón!

-Joder Gina. ¡qué pedazo de hembra eres!...Mi hijo creo que no valora bien lo que tiene en casa.

La toma en brazos y la hace colocarse sentada sobre el poyo del lavado. Eso la excitó. En entonces, se metió entre sus piernas, llegando hasta el contorno de sus bragas y comenzó a darle lamidas al coño aún sobre la tela.

Gina se quedó más excitada. Joder su suegro le iba a comer el coño. Algo que su marido jamás había hecho. Pronto el semental le retira la tanga y deja al aire su vagina. Le hace abrir un poco las piernas en forma de V y luego comienza a darse un festín lamiendo y chupando aquel suculento coñito como si fuera un autentico manjar. – oh cabrón… siii ooo joder…. Me voy a correr…. Ooo siii

Fue tal el placer que la mujer no pudo retenerse y se corrió en la misma boca del suegro. Este no se retiró. Pero al terminar, se incorporó y acercando el poderoso nabo a la vagina ahora bien lubricada, le envainó de una sentada más de dos terceras partes de su tranca: oh … por favor …despacio oooo

Pronto Mario estaba perforando nuevamente el coño de su nuera. La tomo casi en brazos y manteniendo ella su apoyo sobre el lavabo, comenzó a perforar aquel lujurioso coño una vez más. Pese a verificar de nuevo su estrechez, esta vez estaba mejor lubricada y pronto ella también comenzó a disfrutar del tremendo polvo: oh cabron… ooooo me vas a reventar oooo siiiii

-eres una buena hembra. ¿Te gusta cómo te abro el coño con mi tranca?. ¿Verdad putita?.


-si cabron… reviéntame…. Sigue follandome. Ahora no te pares oooooo- y al momento alcanzó su segundo orgasmo de la noche.

El haciendo uso de su fuerza, la tomo en brazos sujetándola por sus muslos, mientras ella le echaba las manos al cuello. Y sin sacarle la polla del coño, la mantuvo en alto, y comenzó a follarse en esa posición. Ella miraba el espejo donde se reflejaban sus cuerpos y esto más la excitó. Aquel hombre no solo estaba bien dotado, sino que tenía una fuerza descomunal. La cogía en brazos como si fuera una pluma, y le metía su nabo una y otra vez con gran maestría y sin descanso. Luego buscó un inodoro, bajo la tapa, y se sentó en ella haciendo que su nuera lo cabalgara.

-oh cabron me vas a reventar.. oo siiiii

-vamos putita cabalga este potro. ¡Eres una buena jineta!. –diciendo esto, la soltó el sostén y aparecieron ante él las hermosas tetas de la mujer. Se quedó maravillado. Eran grandes, duras y acabadas en unos pezones negros bastante pronunciados. Sin contenerse los metió en su boca y al tiempo que ella lo cabalgaba, engullía los pezones de la mujer pasando de un seno al otro. Aquello fue suficiente para que la mujer volviera a tener otro orgasmo.

-oh .. me matas ooo siii me vengo otra vez …..

Tras terminar, el hombre la colocó echada boca arriba apoyada sobre la tapa del inodoro, y acercando su nabo la insertó casi por completo. Ya dentro de ella, la comenzó a bombear con fuerza, observando que su nuera no mostraba oposición alguna, por lo que no tardó en volver a correrse estrepitosamente dentro de su vagina. La corrida fue nuevamente copiosa ya que al terminar, brotó de la mujer restos de semen, que descendían por los muslos de la femina.

-Oh Mario te has vuelto a correr dentro. ¡¡Me vas a dejar preñada!!.

El la dijo:- ¡O mi hijo se pone las pilas cuanto antes, o tendré que ser yo el que te fecunde!. A fin de cuentas todo queda en familia. Los generes serán muy parecidos ¿no crees?

-estás loco. Sé que no bromeas…Eres un cabron… “lo estás diciendo en serio”. ¿De verdad estas dispuesto a embarazarme? ¡¡¡Eres un verdadero degenerado!!.

-Uno de estos días te cogeré ovulando y verás cómo te voy a dejar una buena panza. Le contesto el por toda respuesta.

Tras asearse y vestirse, decidieron salir por separado.

Mientras se retiraba, la mujer notaba como pese haber orinado, aún sentía los restos del semen de su suegro en su vagina. Aún le costaba un poco caminar, pero no tanto como antes. Regresaron a la fiesta y nadie se percató de su ausencia ni de lo que había ocurrido.

Pasaron los días, y ella intentaba hacer el amor con su marido, pero para su desgracia justo cuando eran los días de mejor fertilidad, su marido estaba de reuniones o de viaje, o venía cansado. La verdad es que estaba enfurecida y enojada con el mismo. En más de una ocasión pensó en lo que le había comentado su suegro, y hasta estuvo tentada de llamarlo para que la follara en esos días. Pero recapacitando se dio cuenta de que era una tremenda locura.

Todo se precipitó cuando un día, el desagüe del baño principal de la casa se atascó. El marido de Gina, siempre que tenía algún problema semejante requería la presencia de su padre, que era “un manitas” al respecto. Ese día el marido le dijo que no vendría almorzar ya que tenía una reunión importante y llegaría tarde con toda seguridad. Y antes de salir le dijo:

-he llamado a mi padre. El vendrá arreglar lo del lavabo. No te enfades tanto con el mismo. Ya sé que es algo tosco contigo, pero en el fondo es buena persona. Se amable ¡vale!

Ella le iba a reprochar que llamara a su padre, pero no quiso tampoco levantar sospechas. Y encima su propio marido le estaba diciendo que fuera amable con su padre. Ella pensó sonriendo para sus adentros, “Si supieras lo que me ha hecho no me dirías eso”- pensó ella. –lo intentaré. Pero sabes que no me trago “su machismo”.

El le sonrió y tras darle un beso se marcho.

Gina quedó preocupada. Ya sabía lo que podía ocurrir en cuanto llegara el padre de su marido. ¡No solo iba a querer desatascar el lavabo, sino que seguro que quería desatacar su coño!. Eso lo tenía bastante claro. Ya lo conocía.

Pero ese día tenía una doble preocupación. Se encontraba bastante caliente, y percibía por las fechas del calendario que “se encontraba en sus días fértiles”. Había comenzado a regular y anotar en el calendario los días que normalmente coincidían con los más fértiles, y se había convertido en una experta. Hasta tal conocimiento había llegado que, hasta por la temperatura conocía cuando se encontraba ovulando. Y ese día, verificó que era uno de ellos.

Si el suegro se atrevía a correrse dentro, como en las dos ocasiones anteriores seguro que la dejaría embarazada. Especialmente conociendo como se corría. Sin poder evitarlo noto como su braga se termino de mojar de solo pensarlo, lo que la obligo a tener que sustituir dicha prenda por otra limpia.

No sabía cuándo llegaría Mario, pero imagino que a lo largo de la mañana. En ese momento pensó en que indumentaria ponerse para recibirlo. Pensó en colocarse unos pantalones vaqueros y alguna otra prenda, pero en el fondo anhelaba provocar a su suegro. Para colmo, su momento de fertilidad incrementaba su calentura. Busco en el armario, y encontró una falda bastante corta, que llevaba tiempo sin colocarse, ya que la primera vez que se la puso su marido le dijo que aquello era muy provocativo, por lo que no volvió a ponérsela mas. Y, no era para menos, ya que era tan sumamente corta que con solo agacharse sabía a ciencia cierta que mostraría sus bragas. Localizó igualmente una blusa blanca, algo transparente que permitía mostrar el sujetador bajo ella.

Tremendamente excitada y con bastante morbosidad se probó aquella indumentaria, se miró en el espejo de la habitación y hasta ella misma se sorprendió. La verdad es que le quedada del diez, pero eso sí, era bastante sexy. En realidad se encontraba excitaba. Sabía lo que iba a ocurrir, pero si encima el suegro la veía con aquella vestimenta, seguro que querría cogérsela sin esperar arreglar el atasco. ¡Es una locura! se dijo, “tengo que cambiarme y ponerme algo más decente. Mostrarse de aquella manera era como incitar aquel semental a poseerla.

Ocurrió que cuando buscaba en el armario otra indumentaria más adecuada, sonó el timbre. ¡Joder…ya estaba allí!. ¡Y ahora que hacía!. Ya no tenía tiempo de cambiarse. Conocía lo exigente que era su suegro. Ante la nueva insistencia del timbre, no le quedó más remedio que salir a recibirlo portando aquella indumentaria. En cuanto Mario la vio, se quedó mirándola de arriba abajo, y le dijo:- ¡joder nuera. ¡Vaya pivón que estas hecha!. ¡De verdad preciosa, estas para comerte completita!

Ella solo le sonrió sonrojada y le hizo entrar. Y sin decirle más nada, lo guio hasta el baño. Ella le dijo:- ¡Anoche funcionaba bien, pero esta mañana. Ya ves. Está completamente atascado!. Tu hijo lo intentó pero, sigue igual.

El entonces le dijo: Ya veo. Mi hijo tiene poca mano para este tipo de atascos. Pero, no te preocupes. Aquí estoy. “Con un poco de maña y una buena herramienta no existe cañería que se me resista”.

Ella no le quedó más remedio que sonreírse ante la ocurrencia de su suegro y lo dejó trabajando mientras fue a buscarle una cerveza.

Al rato regresó al baño y encontró a Mario echado en el suelo bajo el lavabo atornillando uno de los bajantes del lavabo. Al acercarse ella, el miró hacia arriba y concentró su mirada en las piernas de su nuera. Ella era consciente de que en la posición que se encontraba tenía una visión perfecta de sus bragas. Sin embargo no le dijo nada, solo sonrió diciendo:- bueno creo que esto está casi listo. Al momento se incorporó y abriendo el grifo del lavabo verificó que el agua discurría perfectamente por el desagüe. ya te lo dije: ¡no se me resiste ninguna cañería!

Gina se dio cuenta nuevamente que lo decía con segunda intención. Ello la hizo estremecer, ya que se había fijado en el bulto del pantalón del padre de su marido y había visto que estaba nuevamente con una erección.

Mario se tomo la cerveza con tranquilidad, recogió lo que había ensuciado y se limpio las manos. Ella, como una autómata, seguía allí contemplándolo. Entonces el la mira, y le dice:- ¿necesitas que desatasque alguna cañería más?

Ella le miró, y le dijo: -no claro. ¡Creo que las demás funcionan bien!.

No obstante, el se acerca a ella, la toma en sus brazos y le dice:- ¿seguro que no necesitas que desatasque tu cañería?. Joder nuera, con esa indumentaria que llevas, “pareces una autentica putita buscando macho”. ¿Te pusiste así para recibir a tu semental? ¿Verdad?.

-claro que no. Hay Mario. No empieces de nuevo. Sabes que no podemos volver hacerlo. ¡¡¡Y menos hoy!!!. Le contesto ella.

¿Por algún motivo especial no podemos hoy? Le preguntó el extrañado ante aquella respuesta de la nuera. Qué te pasa: ¿tienes alguna infección vaginal?

Ella sin saber que responder por la pregunta, le contesta de forma dubitativa: ¡no es eso!. Es que no podemos…ya sabes…. No se atrevía a decirle que estaba ovulando.

Pero Mario era pájaro viejo. Al momento detectó que algo le ocultaba. Además había verificado que el cuerpo de su nuera estaba más caliente que otras veces. Intuyo al momento que podía estar en sus días fértiles. Con morbo especial le pregunta: No me digas que …..¿¿Estás ovulando??

Ella no le contestó, girando la cabeza hacia un lado. Esa acción de la mujer le confirmó al hombre que había acertado: ¡su nuera se encontraba en sus días fértiles! Sin poder evitarlo su instrumento creció bajo el pantalón hasta el punto que ella también lo percibió, ya que la tenía abrazada y pegada a su cuerpo.

Pronto las manos del hombre se posaron en el trasero de la hembra, al tiempo que la atraía hacia él apretando sus nalgas para que pudiera comprobar la pujanza de su falo. Con excitación no contenida su manos no se detuvieron sino que asieron la corta falda que llevaba, levantándola hacia arriba y dejando al trasero de la mujer al desnudo, mostrándole sus glúteos que se reflejaron en el espejo del baño. ¡uh nena. ¡Te voy a echar el mejor polvo de tu vida! ….¡¡¡Joder que buenas estás!!!.

-Oh Mario. Hoy no por favor. Sabes las consecuencias. ¿No pretenderás embarazarme?.
Exclama ella.

-Ya te dije que si mi hijo no se ponía las pilas, no me iba a quedar más remedio que preñarte yo. … ¡ Y creo que ha llegado el momento!.

Ella se asustó. En el fondo sabía que aquello iba a ocurrir. Pero ahora, al ver la seguridad que mostraba su suegro, tuvo temor. Intento zafarse, pero él, la tomó en brazos, y la llevó en volandas hasta el dormitorio de matrimonio, y la dejó echada sobra la cama.

-¡Oh cabron!. ¿No pretenderás follarme en la propia cama de matrimonio?.- le dijo excitada. El suegro era un verdadero morboso. Se la quería coger en la misma cama donde yacía con su hijo. Aquello no se lo esperaba.

El no le contestó, sino que se desprendió del pantalón y camisa que llevaba quedando, mostrándose ante ella solo con el slip. La mujer observó el cuerpo del mismo, y constató que éste mantenía una erección tal que parecía que iba a romper aquella prenda. Luego se acercó hasta la mujer, y metiendo sus manos por debajo de la faldita, tomo por los laterales la braga que llevaba y pese a los esfuerzos de ella, se la terminó por quitar. Tras ello comenzó poco a poco a soltar los botones de la blusa que llevaba, la cual retiró dejándola solo con un sujetador bastante excitante, donde gran parte de sus senos salían por encima del mismo, que también destrabó al momento, quedando sus pechos al aire, totalmente desafiantes. Lo ojos del hombre se salieron fuera de órbita al contemplar aquellos senos tan firmes.

-No lo hagas Mario. Luego te vas arrepentir- le decía ella, mientras veía como desparecía también su falda dejándola completamente en pelotas sobre la cama. Ahora se encontraba totalmente desnuda y a merecer del padre de su marido.

-Te aseguro que no me arrepentiré. Y ¡seguro que tu tampoco!.- le dice el sonriendo.

Sin más prologo se arrodilla, metiéndose entre las piernas de la mujer, alcanzando pronto su monte de Venus, para luego llegar hasta los jugosos labios vaginales, los cuales saboreo y lamio con deleite. –oh Mario noooo oooo

Ya conocía la comida de coño que el había dado en la fiesta, pero ahora estaban más cómodos sobre la cama. Era tan excitante que ella comenzó a disfrutar de aquel sexo oral que le propiciaba aquel semental. –ooo si… joder como lo comes …siiiiii

Y es que Mario se empleo a fondo, logrando obtener un primer orgasmo de la mujer, la cual cerró sus piernas atrapando su cabeza, en un intento de disfrutar al máximo de aquella tremenda corrida que no tardó en llegar.

Tras terminar, aún con los labios llenos de los jugos de la mujer, el hombre se incorpora y ante su mirada expectante de la mujer, se desprende de su slip quedando igualmente en pelotas. En ese momento Gina se contempla con toda nitidez el excitante cuerpo de su suegro. No solo tenía una tranca de envergadura, sino que mostraba unos músculos en todo el cuerpo, que no envidiaría ni a los del mismísimo “David de Miguel Ángel”.

El hombre se acomoda sobre ella, y acerca su pene hasta colocarlo entre los senos de la mujer. Ella lo entendió y pronto comenzó hacerle una cubana. Veía como aquel enorme nabo se deslizaba entre sus pujantes pechos, mientras le miraba morbosamente. Luego con una carita de autentica sádica sin dejar de mirar al hombre, acercó el nabo a su boquita, para acto seguido comenzar a lamerla desde el glande hasta la base de los huevos. Al llegar a estos, se quedó igualmente maravillada: ¡su suegro tenía unos testículos enormes, proporcionados con el pene que tenía!. Aquello la dejo maravillada, y sin poder evitarlo, su curiosidad le hizo acercar su mano y palparlos. Al momento se dio cuenta de que los tenía bien repletos.

Mario disfrutó con aquella acción inesperada de su nuera. Y excitado la manifiesta:-¿te has dado cuenta como los tengo?. “Están llenos”. Te voy a dejar bien llenita.

oh Mario… estás loco…¿no pretenderás correrte dentro?. Le contesto sin dejar de manosear el falo del mismo y palpar los testículos que tanto le habían sorprendido.

El entonces fue descendiendo, besando los pechos de la mujer, los cuales devoró, y colocando su tranca entre las piernas de ella, acercó la misma hasta dejarla a las puertas de su coño. Todavía sin entrar, los jugos de la mujer se incrementaron. Ella le esperaba ansiosa. ¡Sabía lo que le venía!. Pero esta vez, se encontraba tan caliente, que ahora era ella misma la que necesitaba que la penetrara.

Con deleite, Mario logró meter un tercio de la misma, sorprendiéndose de que pese a su estrechez, el coño de su nuera esta vez estaba bien dilatado y lubricado. De otro golpe de riñones el semental le encajó casi la totalidad del nabo en su vagina.

-oh … me rompes… oooo joder suegro, cada día la tienes más grande. Ooo despacio ooo

-Eres tú la que me la pone así Gina. Te gusta verdad …?.. ¿Te gusta mi polla? He putita…

-oh cabrón calla y sigue follandome… ooooo
le contestó ella mientras empezaba a colaborar, a medida que el hombre comenzaba a bombear su pene dentro de ella. ¡Esta vez sí que estaba entregada!. Sabía que aquello era demencial, pero necesitaba la polla de aquel hombre. Le gustaba sentirse dominada por semejante potro.

Ella cruzó sus piernas por detrás de las del hombre, abriéndose completamente, en un afán de conseguir que las penetraciones fueran más profundas y más intensas. Mario, ante la colaboración de la mujer intensificó sus penetraciones logrando que ella se viniera en dos ocasiones. –oh cabron me matas oooo siiii

Tras esperar que ella se recuperara, continúo su bombero, constatando que había llegado la hora. ¡¡Necesitaba descargar ya!!. Su semen amenazaba con subir a toda prisa por su tranca. Sabía lo que podía ocurrir. ¡Si lo hacia dentro embarazaría a la propia mujer de su hijo! Dudo, pero al ver la entrega de su nuera, y el tremendo calor que soltaba el coño de la misma decidió “descargar dentro de ella”.

Gina lo vio reflejado en sus ojos. Le miró a la cara, y con tremenda excitación le dijo: -¿lo vas hacer verdad?. ….¿Quieres preñar a la mujer de tu hijo?.... oh lo veo en tu cara… estas decidido hacerlo….Y tremendamente excitada apretaba su cuerpo contra el del macho buscando una mejor penetración, al tiempo que le decia: -¡qué esperas cabron … vamos préñame…. ¡¡Hazme panzona…preña a la mujer de tu hijo!!! .

Las palabras de la nuera, lo transportaron a otro planeta. Mario estaba fuera de si, y su pene no respondía sino a su corazón. Lo tenía más endurecido que nunca, hasta el punto que parecía que le fuera a reventar.

-oh como estas…. –se percató ella de la inflamación del nabo dentro de ella.

Sin darse cuenta, se vio descargando ingentes cantidades de semen dentro de la vagina de su nuera. El coño de la mujer parecía un volcán, pero el iba apagar el mismo con su leche…. Y así, lechada tras lechada fue descargando su simiente dentro de la mujer de su hijo. Para cuando por fin terminó, aún se quedó un momento dentro de ella. Esta lo miró a los ojos, y le dijo:-joder pensé que no ibas a terminar. Cabronazo ….¡¡me has llenado totalmente!!. ¡Los tenías bien cargados!.

Ella sabía perfectamente que esta vez si que la había fecundado. ¡Esta vez sí!. Es más al retirarse el hombre, comprobó como su coño estaba impregnado de resto de semen. Aquel macho se había deslechado dentro de ella. Su deseo de ser madre se iba a cumplir. Pero ….¡el padre de su marido era quien la iba dejar preñada!.

Tras esto, ambos se echaron sobre la cama uno pegado al otro, buscando ella el cobijo entre los brazos de su suegro pegando su espalda a la barriga del mismo. Y así quedaron durante más de media hora, hasta que en la posición en que se encontraban, ella observa que el pene del padre de su marido estaba nuevamente endurecido. Girando la cabeza hacia atrás lo mira extrañada. No le dijo nada. Los ojos fueron claramente reveladores de que ella quería ser penetrada de nuevo.

Ella misma se preocupó de palpar de nuevo el manubrio del hombre echando su mano hacia atrás, comprobando que su erección era notable. Se abrió un poco de piernas, con lo que el hombre acercó su pistón al coño de la misma, y en esa posición fetal comenzó a penetrarla de nuevo. Comprobó que la mujer seguía bien caliente, y con los restos de semen que aún tenía dentro de su vagina, fue el lubricante perfecto para facilitar la nueva penetración. Pronto fue la propia mujer la que empujaba su culo hacia atrás, buscando que la penetración del macho fuera más profunda.

-oh si mas ooooo

El hombre pasó las manos hacia delante y tomo los pechos de su nuera entre ellas. Esto terminó de excitar a la mujer, la cual se vino en un nuevo orgasmo comenzando a convulsionarse. Tras ello, el hombre comenzó a bombear con mayor intensidad el coño, verificando ella que cada estocada del mismo era más profunda. ¡En aquella posición la tranca entraba hasta la misma base!. Todo ello derivó en una nueva corrida de la mujer, entre estrépitos: - oh si cabron como me rompes ooooo…..siii rompemeeee

Ello fue aprovechado por el hombre para venirse nuevamente dentro de ella, alcanzando el éxtasis al unísono.

Gina se percató que su suegro la había vuelto a regar nuevamente. No llegaba a comprender como se había recuperado tan pronto. Y girando la cara, lo beso por primera vez en la boca.

-Oh Mario. ¡Seguro que esta vez me has preñado!. Lo percibo. Me has llenado varias veces. le dijo sensualmente.

-Noto que sigues caliente. Mañana vendré de nuevo. Así garantizaremos que quedes bien fecundada. Le contesto.

-estas completamente chalado.

Tras ello el se marcho de la casa, y ella quedó en la misma pensativa. Se tuvo que cambiar varias veces de bragas, ya que los restos del semen de su suegro aún perduraron dentro de ella. No llega a comprender como un hombre de setenta años podía tener la potencia y capacidad sexual que mantenía su suegro.
 
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