La siguiente historia no es mía, está basada en las charlas que he mantenido con una amiga en un chat de internet durante horas. Me ha parecido tan alucinante que he decidido escribir sobre ella antes que contar mi propia historia. No se si será verdad o mentira, pero la voy a intentar contar tal y como me la contó, creo que merece la pena.
Hola me llamo Sara y soy de un pueblo del centro de España, actualmente tengo 20 años y la historia que voy a contar comenzó hace 2. Mi familia se compone de mi madre mis abuelos y yo, no conocí a mi padre, fui en resultado de una noche de juerga y alcohol, pero gracias a mi madre y mis abuelos, decidieron tenerme. A los 16 y como en mi pueblo no hay mucho trabajo decidí hacer auxiliar d geriatría y a los 18 comencé a trabajar en una residencia de mi pueblo. Al principio trabajé en el turno de día, pero tuve la suerte de que a los pocos meses quedara vacante una plaza en el turno de noche, mi constitución tuvo mucho que ver ya que mido 1.75 cm y peso 70 kg. Soy una mujer grande o como dicen en mi pueblo percherona, así que como el turno de noche se cargaba de duchar a los residentes decidieron que por mis cualidades desempeñaría bien el trabajo, me vino muy bien porque además de que el horario era bueno se cobraba 500 € más que en el turno de Día, el turno era de 23 a 10 estaba muy bien porque podías pegar unas cabezadas hasta las 3:30 que cambiamos los pañales y después hasta las 7 prácticamente, a las 7:30 empezábamos a duchar a los residentes, al ser la más joven y la más grande me tocó duchar a los hombres la mayoría era gente con demencia, con Alzheimer o con enfermedades que les impedían valerse X si mismos.
Fue la primera semana que empecé el turno de noche, tenía que duchar a uno de los residentes, no era muy mayor tendría unos 76 años había entrado en la residencia con su mujer enferma pero esta había fallecido y él al no tener hijos decidió quedarse en la residencia. En principio era un hombre válido lo único que necesitaba asistencia para ducharse, que se agarraba a los asideros que tenía la ducha adaptada para las personas mayores mientras yo con mis guantes de nitrilo le frotaba y le lavaba el problema fue cuando llegue a sus partes de pronto empecé a notar que su pene comenzaba a ponerse gordo coma me puse tan nerviosa que acabe rápidamente de ducharle y me fui a la habitación de otro residente.
Sin embargo note que algo me estaba pasando, empecé a notar un calor por todo mi cuerpo y mi corazón poniéndose a 1000 estaba súper excitada no podía entenderlo era la primera vez que me pasaba. Estaba tan excitada que al llegar a casa tuve que masturbarme un par de veces para poder conciliar el sueño, al despertarme seguía viniendo a mi mente la imagen del Pene del hombre engordando a medida que yo lo tocaba para lavarlo. Mi experiencia con hombres era prácticamente nula debido a los muchos consejos que me habían dado tanto mi madre como mis abuelos al respecto. Por lo que había pasado con mi madre y mi nacimiento, me había hecho que mi recelo hacia los hombres fuera máximo de hecho excepto algunos besos furtivos y unos cuantos tocamientos poco más de relación había tenido con el sexo contrario.
Por contrato yo trabajaba de lunes a jueves teniendo 3 días para descansar el fin de semana, normalmente hubiera disfrutado esos 3 días pero ese fin de semana de sé qué pasará volando para que volviera a ser lunes y volver a trabajar. Ese lunes fui súper nerviosa al trabajo me había pasado todo el fin de semana maquinando un plan pero no sabía si iba a tener valor para llevarlo a cabo, normalmente por las noches solemos echar algunas cabezadas yo esa noche ni siquiera pude dormir del excitada que estaba teniendo incluso que masturbarme para tranquilizarme.
Llegó la hora de las duchas y entré en la habitación de Jaime, así se llamaba el residente, esta vez no traía los guantes puestos, quería sentir el tacto de una polla en mis manos, creo que Jaime se dio también cuenta pues no podía evitar que se le escapara una sonrisa, empecé a enjabonar le y cuando llegue a sus partes comencé a enjabonarle más enérgicamente de lo que lo había hecho hasta entonces le agarré su polla con una mano y empecé a subirla y bajarla. Había tocado alguna de refilón no estaba tan dura como la de los chavales con los que había estado hasta entonces, pero aún así notaba como poco a poco iba engordando y creciendo, no estaba dura del todo pero si había crecido bastante era gruesa de tamaño no sé cuántos centímetros tendría lo poco que conocía de otros penes me parecía que estaba bastante bien de pronto empecé a sentir como la polla empezaba a tener contracciones, note como a Jaime le temblaban las piernas de pronto vi como un chorro amarillo de semen salía disparado contra la pared de la ducha.
Mi corazón estaba a 1000, notaba un calor que salía dentro de mí ni para mear día estaba sofocada me costaba cada vez que respirar sin embargo lejos de estar arrepentida dentro de mi sentía una satisfacción como pocas veces, de haber conseguido un logro, estaba cerca aunque seguidas en ti un vacío enorme a quién se lo iba a contar, que es lo que había conseguido no sabía que es lo que iba a hacer los días siguientes pero aún así cuando me fui a casa estaba exultante, pletórica y volví a masturbarme para poder conciliar el sueño.
Hola me llamo Sara y soy de un pueblo del centro de España, actualmente tengo 20 años y la historia que voy a contar comenzó hace 2. Mi familia se compone de mi madre mis abuelos y yo, no conocí a mi padre, fui en resultado de una noche de juerga y alcohol, pero gracias a mi madre y mis abuelos, decidieron tenerme. A los 16 y como en mi pueblo no hay mucho trabajo decidí hacer auxiliar d geriatría y a los 18 comencé a trabajar en una residencia de mi pueblo. Al principio trabajé en el turno de día, pero tuve la suerte de que a los pocos meses quedara vacante una plaza en el turno de noche, mi constitución tuvo mucho que ver ya que mido 1.75 cm y peso 70 kg. Soy una mujer grande o como dicen en mi pueblo percherona, así que como el turno de noche se cargaba de duchar a los residentes decidieron que por mis cualidades desempeñaría bien el trabajo, me vino muy bien porque además de que el horario era bueno se cobraba 500 € más que en el turno de Día, el turno era de 23 a 10 estaba muy bien porque podías pegar unas cabezadas hasta las 3:30 que cambiamos los pañales y después hasta las 7 prácticamente, a las 7:30 empezábamos a duchar a los residentes, al ser la más joven y la más grande me tocó duchar a los hombres la mayoría era gente con demencia, con Alzheimer o con enfermedades que les impedían valerse X si mismos.
Fue la primera semana que empecé el turno de noche, tenía que duchar a uno de los residentes, no era muy mayor tendría unos 76 años había entrado en la residencia con su mujer enferma pero esta había fallecido y él al no tener hijos decidió quedarse en la residencia. En principio era un hombre válido lo único que necesitaba asistencia para ducharse, que se agarraba a los asideros que tenía la ducha adaptada para las personas mayores mientras yo con mis guantes de nitrilo le frotaba y le lavaba el problema fue cuando llegue a sus partes de pronto empecé a notar que su pene comenzaba a ponerse gordo coma me puse tan nerviosa que acabe rápidamente de ducharle y me fui a la habitación de otro residente.
Sin embargo note que algo me estaba pasando, empecé a notar un calor por todo mi cuerpo y mi corazón poniéndose a 1000 estaba súper excitada no podía entenderlo era la primera vez que me pasaba. Estaba tan excitada que al llegar a casa tuve que masturbarme un par de veces para poder conciliar el sueño, al despertarme seguía viniendo a mi mente la imagen del Pene del hombre engordando a medida que yo lo tocaba para lavarlo. Mi experiencia con hombres era prácticamente nula debido a los muchos consejos que me habían dado tanto mi madre como mis abuelos al respecto. Por lo que había pasado con mi madre y mi nacimiento, me había hecho que mi recelo hacia los hombres fuera máximo de hecho excepto algunos besos furtivos y unos cuantos tocamientos poco más de relación había tenido con el sexo contrario.
Por contrato yo trabajaba de lunes a jueves teniendo 3 días para descansar el fin de semana, normalmente hubiera disfrutado esos 3 días pero ese fin de semana de sé qué pasará volando para que volviera a ser lunes y volver a trabajar. Ese lunes fui súper nerviosa al trabajo me había pasado todo el fin de semana maquinando un plan pero no sabía si iba a tener valor para llevarlo a cabo, normalmente por las noches solemos echar algunas cabezadas yo esa noche ni siquiera pude dormir del excitada que estaba teniendo incluso que masturbarme para tranquilizarme.
Llegó la hora de las duchas y entré en la habitación de Jaime, así se llamaba el residente, esta vez no traía los guantes puestos, quería sentir el tacto de una polla en mis manos, creo que Jaime se dio también cuenta pues no podía evitar que se le escapara una sonrisa, empecé a enjabonar le y cuando llegue a sus partes comencé a enjabonarle más enérgicamente de lo que lo había hecho hasta entonces le agarré su polla con una mano y empecé a subirla y bajarla. Había tocado alguna de refilón no estaba tan dura como la de los chavales con los que había estado hasta entonces, pero aún así notaba como poco a poco iba engordando y creciendo, no estaba dura del todo pero si había crecido bastante era gruesa de tamaño no sé cuántos centímetros tendría lo poco que conocía de otros penes me parecía que estaba bastante bien de pronto empecé a sentir como la polla empezaba a tener contracciones, note como a Jaime le temblaban las piernas de pronto vi como un chorro amarillo de semen salía disparado contra la pared de la ducha.
Mi corazón estaba a 1000, notaba un calor que salía dentro de mí ni para mear día estaba sofocada me costaba cada vez que respirar sin embargo lejos de estar arrepentida dentro de mi sentía una satisfacción como pocas veces, de haber conseguido un logro, estaba cerca aunque seguidas en ti un vacío enorme a quién se lo iba a contar, que es lo que había conseguido no sabía que es lo que iba a hacer los días siguientes pero aún así cuando me fui a casa estaba exultante, pletórica y volví a masturbarme para poder conciliar el sueño.