Observé a mi suegra, ahora totalmente desnuda. Me di cuenta de que pese a llevar ya seis meses de gestación, continuaba manteniendo una figura encomiable. Ella se dio cuenta de la excitación que me produjo verla, observando mi tranca nada más bajarme el pantalón.
-¡hijo de puta como estas!, me dice, al tiempo que echa mano a mi tranca, la manosea, y me dice:- ¡que pasa! ¿Mi hija no te satisface?.
-Lleva unos días con problemas vaginales, y está en tratamiento.- le conteste sonriendo.
Ella entonces me toca los huevos y me dice:- ¡Ya veo que te tiene a pan y agua!. Joder cabronazo los tienes repletos. ¿No me digas que quieres descargarlos dentro del coño de tu suegra nuevamente?
-le voy a llenar ese coño como Dios manda. Le susurre, añadiendo: Seguro que lleva deseándolo que me la folle desde la última vez ¿me equivoco?- Mientras le besaba sus desafiantes pechos.
Ella en lugar de contestarme, se colocó boca arriba acostada sobre la cama y me invitó a poseerla. Al ver como se abrió de piernas, apareciendo aquel coño abierto, con los labios totalmente empapados por la excitación, mi nabo se increpó de tal manera que sin poder contenerme lo enfile cual matarife hacia su raja y, de un solo empujón, le envainé más de dos terceras partes del mismo:- oh despacio… oh… como me abres…ohhh
De un segundo empujón mi tranca quedó alojada completamente dentro del coño de mi suegra. Note la cara de satisfacción de la misma, mientras le decia:- ¿qué suegrita…? ¿le gusta la polla del marido de su hija verdad?.. ¡Qué buen coño tiene suegra!...
La verdad es que follar aquella mujer era un autentico placer. Mi polla a medida que la penetraba, aumentaba de tamaño. Era algo increíble. La realidad es que mi suegra follaba mejor que su propia hija, y eso, es una afirmación perfectamente contrastada.
-oh sigue así cabron…. Dame caña…. Oo siiii …-exclamaba ella a medida que le comenzaba a pistonear su coño una y otra vez con mi daga.
Tome sus piernas y la abrí en forma de tijera mientras la bombeaba sin para una y otra vez. Era manifiesto que mi suegra estaba recibiendo una follada que no recibía desde hacía tiempo. La enfermedad de mi suegro le imposibilitaba realizar el amor en condiciones, por lo que ser penetrada por su joven yerno, era todo un acontecimiento para la misma. Notaba como se movía su panza a medida que la empalaba con mi tranca. Tras varias penetraciones mas, ella no tardó mucho en alcanzar el primer orgasmo de la tarde:- ohhh siiiiiiii me vengo o me revientas oooooo exclamaba mientras sentía como las paredes de su vagina apretaban al máximo mi tranca, para luego desvanecerse totalmente al tiempo que alcanzaba el clímax.
Luego la puse en cuatro, en plan perrito al borde de la cama, y observó su hermoso trasero. Contemple su agujero anal, el cual ya había también sido desvirgado por mí aquella noche. Pero ahora solo quería follarla vaginalmente. Mi nabo entró como un misil en su ya lubricado coño.
Era todo un acontecimiento morboso ver reflejado en el espejo de la habitación el cuerpo de mi suegra a cuatro patas al borde de la cama, con aquella panza que ya destacaba perfectamente. Sus pechos colgaban hacia abajo desafiantes y ya bastante mayores preparándose para la lactancia.
Aquella imagen me quedó grabada en la retina, y sin más contemplaciones comencé a penetrarla ferozmente. Eran tan potentes que note como mi polla se infló al rato, mientras comenzaba a expulsar otra buena ración de caliente semen dentro de la vagina de mi suegra.
Al sentir el batir de mi leche dentro de ella, entró nuevamente en éxtasis, lo que le llevó a alcanzar un nuevo orgasmo, mientras yo la continuaba penetrando una y otra vez, mientras me deslechaba, soltando lastre dentro de ella: - oh suegra.. que corrida me estoy dando….
Cuando termino, ella se hecho sobre la cama, observó su coño y me dijo:- hijo de puta. Me has llenado otra vez. ¡Ya decía yo que los tenías bien cargados!.
-no sabe cuánto suegrita.
Ella morbosamente toca mis cataplines para comprobar que habían descendido de grosor, al tiempo que me pregunta:- que… ¿¡te ha dado morbo follarte a tu suegra preñada?.. He visto la expresión de tu cara en el espejo.
-Joder suegra. Así Preñadita está para estarla follando todos los días. Voy a tener que visitarla más a menudo.
Nos besamos y descansamos un rato para luego asearnos y esperar a mi esposa. Pero ella me dijo:- olvídate de nuevos encuentros. Lo he estado pensando y esto tiene que acabar. Eres el esposo de mi hija. Te debes a ella.
Pese a que proteste, ella se puso bastante firme y furiosa, para que me diera cuenta de que lo estaba diciendo en serio. Sabía que ella tenía un carácter muy fuerte. Por ello me calle.
Al mes siguiente mi esposa nos dio la feliz noticia de que se encontraba también embarazada. La familia se puso muy contenta. Era todo un acontecimiento. ¡Había logrado embarazar a la madre y a la hija!.
Pasaron los meses y mi suegra por fin dio a luz una nueva hija. Todos estaban muy contentos, y así fueron pasando los días, y cuando transcurrieron seis meses decidieron bautizar a la niña. Mi esposa estaba ya de ocho meses de gestación, por lo que su barriga así lo manifestaba. Tras la ceremonia, se reunió toda la familia en un conocido restaurante, donde se comió y bebió hasta bien tarde-noche.
Me había percatado que mi suegra, aún en período de lactancia, en lugar de perjudicarla, la realidad es que “la había rejuvenecido”. Pese a los seis meses de su alumbramiento, aún mantenía sus pechos bastante voluminosos debido a la lactancia. Ella se dio cuenta de mis miradas a sus pechos, y note un cierto nerviosismo, el cual se incrementó cuando comprobó a lo largo de la tarde, “sus pezones habían mojado el sostén e incluso se trasparentaba en su vestido”. Esa situación la puso bastante alterada y especialmente cuando captó mi mirada, viendo como enrojecía.
Ante aquella situación, con un estado de nerviosismo más que evidente, le dice a mi esposa que tenía que ir a la casa, ya que notaba que se le había mojado el sostén con su leche, y no tenía otro vestido que ponerse.
Mi mujer intento quitarle importancia, diciendo que no se preocupara que los presentes eran familia, pero eso no la convenció. Entonces mi esposa me llama aparte, y me dice:- Lito. ¿Puedes llevar a mi madre a su casa?... tiene que cambiarse, y me parece que el más cuerdo e indicado eres tu ¿te importa?
-claro mujer. No faltaba más. La realidad es que era de los que menos había tomado, por lo que le pareció lo más correcto.
Ya en el camino, ella me dice:- Vaya situación. Esto nunca me había ocurrido. Mis pechos han comenzado a manar leche y me he mojado todo el sostén, y se me ha trasparentado hasta el propio vestido.
-Eso es bastante normal. Además no tienes por qué preocuparte tanto. Además suegra, ¡tiene unos pechos de escándalo!. ¡La verdad es que el embarazo la ha rejuvenecido!
Ella me mira, se sonroja y me contesta:- ¿lo dices en serio o te quieres cachondear de mi?.
-Nunca he hablado más en serio.
Entonces ella se fija en el bulto de mi pantalón, y me dice:- pero Lito… ¿no me digas que vuelves a estar empalmado?
-solo verla me pone a punto. ¿Qué quiere que haga?
Ella se pone nerviosa y me contesta:-Pues tendrás que tocarte una paja. Aquello no puede volver a ocurrir más. Tienes a tu mujer, y además, ahora también está embarazada. ¡Nunca más volverá a ocurrir! ¡ya te lo adevertí!
Yo no le conteste. Llegamos a su casa, y notaba que la mancha del vestido formada por la leche a la altura de sus pechos era más que evidente. Le dije:- ¿Suegra que va hacer ahora? Si se vuelve a poner otro sostén así, como están sus pechos llenos de leche, seguro que se le vuelve a trasparentar. Y,… tampoco tiene a la niña para que le pueda extraer la misma.
Ella me mira y me dice:- Y ¿qué quieres que haga?….¿no pretenderá extraerme tú la leche de mis pechos verdad?
-Por mí no hay ningún problema. ¡Sabe que lo haría de mil amores si me lo pide! Le conteste morbosamente.
Ella se sonrojó de nuevo y me contesta:-¡eres un cabronazo!. Con tal de verme los pechos eres capaz de ello. Pero no te daré ese placer. Sabes que aquello debe terminar.
-como quiera. Yo lo decía con la buena intención- le conteste sonriendo.
Ella se metió en su dormitorio, pero veía que tardaba bastante en salir. Ella al rato escucho que me llama y me dice:-¿Lito, puedes entrar?
Entre en su dormitorio observando que ella tenía una falda puesta, y se había colocado un sostén nuevo. Sin embargo, el sostén nuevo, igualmente se encontraba manchando con el manar de su leche. Nerviosa me mira y me dice:- He intentado sacarme la leche con una pezonera, pero resulta imposible. Y, ¡así no puedo acudir al restaurante…!
Sin pensarlo mucho y en la idea de que jamás lo permitiría, le dije:-Déjeme vaciarle un poco esos pechos. Los tienes repletos y necesitas descargarlos un poco.
Ella me mira, entre deseosa y agitada. Tras pensarlo un rato me dice:- Se que es una locura. Pero, ¡prométeme que solo me descargarás mis pechos!. ¿No te propasarás?.
Sin contestarle, me quite la chaqueta y la camisa. Ella al ver mi torso desnudo exclama: - pero ¿para qué te vas a desnudar?
-tranquila suegra. No quiero que se me manche la ropa. ¿Luego que pensaría la gente? Le señale.
Eso la tranquilizó algo. Entonces me acerque a sus pechos, y ella entonces se sacó un pecho del sostén y me lo mostro. Observé aquel pecho voluminoso, con el pezón negro y bastante hinchado. Pese a mi excitación, deposité mis labios en el, y al instante mi boca se llenó del sabor de leche materna. Su sabor agridulce, pero, aunque no era agradable la sorbí. Pronto me vi tragando sorbos de leche materna, pese a que no me sabía muy bien.
Me di cuenta que tras unos buenos sorbos, el pecho cede en su presión. Ante este, cambie de pechos y comencé a descargar el otro.
Al terminar, estaba atragantado de aquella lecha materna. Ella me mira, y me dice: -Gracias.- No sabes en alivio. Pero ¿no entiendo cómo te gusta esa leche?. ¿No te parece amarga?.
La conteste: -es cierto. Pero se trataba de ayudarle. Y sabe que siempre estoy solicito a ello.
Me fije descaradamente en aquellos dos voluminosos pechos y añadí: - Suegra, reitero lo dicho. Con el embarazo se ha puesto mucho más buena que antes. ¡tiene unos pechos de escándalo para una buena cubana!
Ella me mira sonrojada, observa el bulto que ya se había formado en mi pantalón y me dice:- Lito…que bruto eres. ¿Cómo se te ocurre decirme eso?. No me respetas. Sigue observando el bulto del pantalón y añade: Sé en lo que estas pensando, pero te dije que aquello terminó.
Yo le sonreí diciéndole: - Vamos suegrita. Aunque sea una simple cubana con esos magníficos pechos.
-pero estas como una verdadera cabra… ¡que no!.
- Mire suegra, Tenía pensado en echarle un buen polvo esta misma tarde, pero me conformaría con una cubana.
-¡Por favor Lito, que tenemos que regresar!. Ya estamos tardando bastante…¡tú siempre tan alocado!- me contesto ella agitada e intentando no mirar el bulto de mi pantalón.
-que mas da unos minutos más o menos. Vamos suegrita. ¡Compruebe como tengo la mandarria!. Le volví a decir mostrando el bulto de mi pantalón. ..”Estoy seguro que tiene las bragas mojadas en solo pensar cómo tengo mi mandarria”.
Ella me mira, y me dice:- ¿te conformaras solo con una cubana?
-se lo prometo.
Ella entonces dirigió sus manos a mi pantalón, me lo bajo y también el slip, dejando mi pene al aíre, ahora libre de su encierro, con una excitación tremenda.
-joder… ¡como estas!.. – me dice mientras la toma en sus manos, y colocándose de rodillas delante de mi coloca sus pechos alrededor de mi nabo y comienza a frotar los mismos contra ella.
Era una verdadera delicia contemplar la cara enrojecida y caliente de mi suegra, batiendo sus pechos y teniendo como ejer mi tranca. No tardó mucho, y al poco tiempo descargué mi carga de semen acumulada en todos sus pechos, y en parte de su propia cara.
-¿satisfecho?- me pregunto.
-Me hubiera gustado follarla, pero por hoy es suficiente.
Me mira y me dice: ¡te dije que nunca más!
Tras asearnos regresamos al restaurante. Pero evidentemente me quedé con las ganas de meterle un buen polvo a mi suegrita.
Ya en la noche estuvo pensando en lo ocurrido, y al no poder follar con mi esposa, ya que se negaba en su estado de embarazo, mi calentura fue enorme, y me vi obligado acudir al baño y desahogarme tocándome una paja.
A los tres días de aquello, tenía una calentura de mil demonios, y estaba pensando en meterme en internet para nuevamente desahogarme. Sin embargo, al llegar a casa mi mujer, la misma me dice:- Hay Lito… podrías acercarle a mi madre este bolso. Estuvo esta tarde en casa. Se le olvidó y sé que ella lo necesita, ya que tiene unos medicamentos que le hacen falta para mi papa. Ya sé que vienes cansado del trabajo, pero…
-No hay problema mujer. ¡Claro que lo haré!. Le conteste.
En el fondo aquello me terminó de excitar, hasta el punto que temí se me notara en bulto en mi pantalón. Solo saber que iba a la casa de mi suegra, y además en aquellas horas de la noche, mi pene creció bajo el pantalón. Yo sabía que a esas horas mi suegro habría cenado y estaría ya durmiendo con el somnífero que se tomaba. ¡Iba a tener a la suegra solita!.
Al llegar a la casa, tras tocar en la puerta, ella salió a mi encuentro, y sorprendida me pregunta:- ¿Lito?.. ¿Qué haces a esta hora por aquí?
-He venido a verla. ¿No le parece buena idea? Le conteste sonriendo y pasando al interior de la vivienda, casi sin que ella dijera nada.
-¿Venga dime a que has venido? Me vuelve a preguntar bastante nerviosa, y franqueándome el paso. Era evidente que mi presencia la agitaba sobremanera.
-he venido por dos motivos: Uno para traerle el bolso que se dejó en casa. Y otro, “porque tengo unas ganas enormes de echarle un buen polvo”.- le dijo tocándome el bulto de mi pantalón, con total descaro.
-¿pero qué bruto eres Lito!. ¡Te dije que aquello terminó!. Debes marcharte, que tienes a tu mujer sola. – me contesto nerviosa, agitada, pero eso sí, sin dejar de mirar el bulto que se había formado en mi pantalón y que yo no evitaba mostrárselo.
Ella me noto excitado, y al ver que me acercaba hasta ella, fue retrocediendo hasta cerca del mueble de la sala. –¿qué pretendes?. No te acerques a mi… ¡mi esposo esta en el dormitorio!-
-Ya. Seguro que ya está durmiendo la nada ¿me equivoco?.
Viendo que había acertado, me dice:- pero también está la niña.
-seguro que también duerme. Vamos suegrita, “sabe que me la voy a follar de nuevo”. Llevó días pensando en ello y de esta noche no se escapa.- le dije de forma casi descarada y sin inmutarme lo más mínimo.
-estás loco….. Sal de mi casa. ¡Esta vez gritaré si lo intentas!- me dice en plan de amenaza.
-Pues grite cuanto quiera. Pero le aseguro que ese coñito va a recibir mi tranca.
Ella, al ver mi cara de decisión, corrió y se metió en el dormitorio de su marido, intentando cerrar la puerta. Pero, aceleré el paso y logré introducir el pie, y tras un pequeño forcejeo logré entrar. En ese momento observé a mi suegro roncando sobre su cama, el cual evidentemente dado su estado se sedación. ¡Ni se había enterado!. El somnífero lo dejaba casi drogado.
Entonces, decidido me fui acercando hasta mi suegra, y ella se queda cerca de la cama de su marido, quizás pensando que nunca me atrevería a propasarme estando su esposo delante.
Pero, luego comprendió cuan equivocada estaba.
-Debes salir fuera. – me decía muy bajo, mirando soslayadamente el dormir de su esposo.
Llevaba tiempo sin echar un polvo, y encima hacía varios días que ni siquiera me había tocado una paja, por lo que mi testosterona estaba por la nubes. Así que, pese a la presencia de mi suegro, me abrí la bragueta del pantalón y extraje mi pene, mostrándoselo. Mi vástago mostraba una erección bastante potente, con las venas de mi daga bastante inflamadas por la presión, lo que le daba la apariencia de estar bien gruesa.
Ella me recriminó con la mirada, echándose la mano a la boca, al comprobar mi estado.
Me acerque a ella, y tras unos pequeños forcejeos, la obligue a colocarse en plan perrito sobre la cama, mirando hacia su marido, y con decisión, pese a sus protestas, le subía la falda que llevaba, al tiempo que le baje las bragas, las cuales cayeron al piso. Me fije en aquellos muslos desnudos, y aquellas nalgas blancas, y mi excitación se incremento varios grados.
Ella intentaba apartarse, pero yo la sujetaba para que no se moviera de aquella posición. No me lo pensé más, tome mi daga y la acerque hasta colocarla entre sus piernas, alcanzando pronto el coño ya humedecido de la suegra. El calor de los labios de su concha, me indujeron a penetrarla de una vez. Y así, de un golpe de riñones le alojé gran parte de la misma dentro de su cueva.
Oh ohh.. nooo… por favor oooo- exclamo muy bajito al sentir mi daga abriendo su vagina nuevamente.
Mi placer fue enorme. Sentir nuevamente el coño ardiente de mi suegra, con la tremenda calentura que llevaba, sin poder contenerme terminé por ensartarle mis 22 cm hasta las mismas bolas. Era algo alucinante. Tenía a mi suegra a cuatro patas con mi tranca en su coño, y ella contemplando el plácido dormir de su marido.
-¡Joder suegra que caliente tiene ese coño!. Se ve que tenía ganas ¿verdad?- le decía muy cerca de su oído mientras la clavaba una y otra vez. Mi polla estaba más endurecida que otras veces, y no paraba de taladrar su coño con verdadero énfasis.
-oh.. por favor… no puedes continuar …. oooo- me decía muy bajito.
Pese a sus protestas, me di cuenta que mi suegra comenzó a disfrutar de aquella cogida. Para una mujer tan dominante como ella y orgullosa, sentirse sometida nuevamente, era obvio que la enfurecía, pero en el fondo percibía que disfrutaba de la cogida.
Tal es así, que pronto observe como era ella misma la que comenzó a realizar movimientos hacia atrás, reculando contra mí al encuentro de mi cuerpo, lo que hacía que mi polla le alcanzara más profundamente. – oh cabron ooo
Tras unos minutos en esa posición, note como las paredes de su vagina comenzaron apretar mi tranca, constatando que la madre de mi esposa estaba a punto de alcanzar el clímax. Mi suegra se iba a correr nuevamente.
-vamos suegra… córrase a gusto. Vamos putita… quiero ver cómo te corres..- le dije un poco alto, sin pensar que pudiera ser escuchado por mi suegro, el cual yacía allí tendido sobre la cama.
-oo nooooo.. ooo cabron oooo- exclamo intentando contener sus gemidos.
Tras dejar que acabara, salí de ella, y la obligue a acostarse a los pies de la cama donde dormía su marido, para abriendo sus piernas en forma de tijera, meterme entre ellas. Contemple su maravilloso coño. Aun en la penumbra de la habitación, los rayos de la luz exterior que entraban por las ventanas permitían tener una visión de la pelambrera de mi suegra y los inflamados labios de su raja. Sin contemplaciones le envainé nuevamente mi tranca hasta la misma base. ¡Mi pene entró cual sable en su vaina!.
-¡oh cabron oo noooo! –exclamo al sentir la dureza de mi penetración, la cual percibí que le llegó bien adentro.
Ella me miraba asombrada, viendo como comenzaba a taladrar su coño con fuertes y profundas penetraciones que hacían moverse toda la cama, y que temia pudieran despertar a su marido. Aunque este dormía plácidamente.
Tras varias arremetidas en esa posición, coloque sus piernas sobre mis hombros y apoyando mi cuerpo sobre el suyo la obligue a abrirse completamente, con lo que mi nabo terminó de entrar como una perforadora en su cueva: oh… me vas a reventar oo joder oooo
Ella al rato se percato de que mi pene estaba a punto de descargar. Puso sus manos en mi pecho diciéndome: -¡Ni se te ocurra!. Dentro no… ¿acaso quieres volver hacerlo?...por favor hazlo fuera.
-de verdad no la quiere dentro suegrita. Tengo un buen cargamento para llenarla- le dije morbosamente.
-Hazlo fuera. No sea loco. Otra vez no- me dijo ella.
Esta vez me lo pensé. No quería violentar de nuevo a mi suegra con otro posible embarazo por lo que decidí correrme fuera soltando mis lechadas sobre su vientre y parte de su cuerpo.
Tras terminar, ella me dijo: - Si que los tenias bien cargados. Me has pringado toda. ¿Y querías correrte dentro?. ¿Se te ha ido la olla?
Luego, tras asearme, regrese a mi casa, no sin antes, tocarle el trasero diciéndole: Otro día de estos me la volveré a coger, pero esta vez perforaré ese perfecto trasero que tiene. Joder suegra esta para clavarla nuevamente.
Ella me mira como asustada, y me dice: -anda… sal de una vez. Que si sigues eres capaz de encularme.
-¡hijo de puta como estas!, me dice, al tiempo que echa mano a mi tranca, la manosea, y me dice:- ¡que pasa! ¿Mi hija no te satisface?.
-Lleva unos días con problemas vaginales, y está en tratamiento.- le conteste sonriendo.
Ella entonces me toca los huevos y me dice:- ¡Ya veo que te tiene a pan y agua!. Joder cabronazo los tienes repletos. ¿No me digas que quieres descargarlos dentro del coño de tu suegra nuevamente?
-le voy a llenar ese coño como Dios manda. Le susurre, añadiendo: Seguro que lleva deseándolo que me la folle desde la última vez ¿me equivoco?- Mientras le besaba sus desafiantes pechos.
Ella en lugar de contestarme, se colocó boca arriba acostada sobre la cama y me invitó a poseerla. Al ver como se abrió de piernas, apareciendo aquel coño abierto, con los labios totalmente empapados por la excitación, mi nabo se increpó de tal manera que sin poder contenerme lo enfile cual matarife hacia su raja y, de un solo empujón, le envainé más de dos terceras partes del mismo:- oh despacio… oh… como me abres…ohhh
De un segundo empujón mi tranca quedó alojada completamente dentro del coño de mi suegra. Note la cara de satisfacción de la misma, mientras le decia:- ¿qué suegrita…? ¿le gusta la polla del marido de su hija verdad?.. ¡Qué buen coño tiene suegra!...
La verdad es que follar aquella mujer era un autentico placer. Mi polla a medida que la penetraba, aumentaba de tamaño. Era algo increíble. La realidad es que mi suegra follaba mejor que su propia hija, y eso, es una afirmación perfectamente contrastada.
-oh sigue así cabron…. Dame caña…. Oo siiii …-exclamaba ella a medida que le comenzaba a pistonear su coño una y otra vez con mi daga.
Tome sus piernas y la abrí en forma de tijera mientras la bombeaba sin para una y otra vez. Era manifiesto que mi suegra estaba recibiendo una follada que no recibía desde hacía tiempo. La enfermedad de mi suegro le imposibilitaba realizar el amor en condiciones, por lo que ser penetrada por su joven yerno, era todo un acontecimiento para la misma. Notaba como se movía su panza a medida que la empalaba con mi tranca. Tras varias penetraciones mas, ella no tardó mucho en alcanzar el primer orgasmo de la tarde:- ohhh siiiiiiii me vengo o me revientas oooooo exclamaba mientras sentía como las paredes de su vagina apretaban al máximo mi tranca, para luego desvanecerse totalmente al tiempo que alcanzaba el clímax.
Luego la puse en cuatro, en plan perrito al borde de la cama, y observó su hermoso trasero. Contemple su agujero anal, el cual ya había también sido desvirgado por mí aquella noche. Pero ahora solo quería follarla vaginalmente. Mi nabo entró como un misil en su ya lubricado coño.
Era todo un acontecimiento morboso ver reflejado en el espejo de la habitación el cuerpo de mi suegra a cuatro patas al borde de la cama, con aquella panza que ya destacaba perfectamente. Sus pechos colgaban hacia abajo desafiantes y ya bastante mayores preparándose para la lactancia.
Aquella imagen me quedó grabada en la retina, y sin más contemplaciones comencé a penetrarla ferozmente. Eran tan potentes que note como mi polla se infló al rato, mientras comenzaba a expulsar otra buena ración de caliente semen dentro de la vagina de mi suegra.
Al sentir el batir de mi leche dentro de ella, entró nuevamente en éxtasis, lo que le llevó a alcanzar un nuevo orgasmo, mientras yo la continuaba penetrando una y otra vez, mientras me deslechaba, soltando lastre dentro de ella: - oh suegra.. que corrida me estoy dando….
Cuando termino, ella se hecho sobre la cama, observó su coño y me dijo:- hijo de puta. Me has llenado otra vez. ¡Ya decía yo que los tenías bien cargados!.
-no sabe cuánto suegrita.
Ella morbosamente toca mis cataplines para comprobar que habían descendido de grosor, al tiempo que me pregunta:- que… ¿¡te ha dado morbo follarte a tu suegra preñada?.. He visto la expresión de tu cara en el espejo.
-Joder suegra. Así Preñadita está para estarla follando todos los días. Voy a tener que visitarla más a menudo.
Nos besamos y descansamos un rato para luego asearnos y esperar a mi esposa. Pero ella me dijo:- olvídate de nuevos encuentros. Lo he estado pensando y esto tiene que acabar. Eres el esposo de mi hija. Te debes a ella.
Pese a que proteste, ella se puso bastante firme y furiosa, para que me diera cuenta de que lo estaba diciendo en serio. Sabía que ella tenía un carácter muy fuerte. Por ello me calle.
Al mes siguiente mi esposa nos dio la feliz noticia de que se encontraba también embarazada. La familia se puso muy contenta. Era todo un acontecimiento. ¡Había logrado embarazar a la madre y a la hija!.
Pasaron los meses y mi suegra por fin dio a luz una nueva hija. Todos estaban muy contentos, y así fueron pasando los días, y cuando transcurrieron seis meses decidieron bautizar a la niña. Mi esposa estaba ya de ocho meses de gestación, por lo que su barriga así lo manifestaba. Tras la ceremonia, se reunió toda la familia en un conocido restaurante, donde se comió y bebió hasta bien tarde-noche.
Me había percatado que mi suegra, aún en período de lactancia, en lugar de perjudicarla, la realidad es que “la había rejuvenecido”. Pese a los seis meses de su alumbramiento, aún mantenía sus pechos bastante voluminosos debido a la lactancia. Ella se dio cuenta de mis miradas a sus pechos, y note un cierto nerviosismo, el cual se incrementó cuando comprobó a lo largo de la tarde, “sus pezones habían mojado el sostén e incluso se trasparentaba en su vestido”. Esa situación la puso bastante alterada y especialmente cuando captó mi mirada, viendo como enrojecía.
Ante aquella situación, con un estado de nerviosismo más que evidente, le dice a mi esposa que tenía que ir a la casa, ya que notaba que se le había mojado el sostén con su leche, y no tenía otro vestido que ponerse.
Mi mujer intento quitarle importancia, diciendo que no se preocupara que los presentes eran familia, pero eso no la convenció. Entonces mi esposa me llama aparte, y me dice:- Lito. ¿Puedes llevar a mi madre a su casa?... tiene que cambiarse, y me parece que el más cuerdo e indicado eres tu ¿te importa?
-claro mujer. No faltaba más. La realidad es que era de los que menos había tomado, por lo que le pareció lo más correcto.
Ya en el camino, ella me dice:- Vaya situación. Esto nunca me había ocurrido. Mis pechos han comenzado a manar leche y me he mojado todo el sostén, y se me ha trasparentado hasta el propio vestido.
-Eso es bastante normal. Además no tienes por qué preocuparte tanto. Además suegra, ¡tiene unos pechos de escándalo!. ¡La verdad es que el embarazo la ha rejuvenecido!
Ella me mira, se sonroja y me contesta:- ¿lo dices en serio o te quieres cachondear de mi?.
-Nunca he hablado más en serio.
Entonces ella se fija en el bulto de mi pantalón, y me dice:- pero Lito… ¿no me digas que vuelves a estar empalmado?
-solo verla me pone a punto. ¿Qué quiere que haga?
Ella se pone nerviosa y me contesta:-Pues tendrás que tocarte una paja. Aquello no puede volver a ocurrir más. Tienes a tu mujer, y además, ahora también está embarazada. ¡Nunca más volverá a ocurrir! ¡ya te lo adevertí!
Yo no le conteste. Llegamos a su casa, y notaba que la mancha del vestido formada por la leche a la altura de sus pechos era más que evidente. Le dije:- ¿Suegra que va hacer ahora? Si se vuelve a poner otro sostén así, como están sus pechos llenos de leche, seguro que se le vuelve a trasparentar. Y,… tampoco tiene a la niña para que le pueda extraer la misma.
Ella me mira y me dice:- Y ¿qué quieres que haga?….¿no pretenderá extraerme tú la leche de mis pechos verdad?
-Por mí no hay ningún problema. ¡Sabe que lo haría de mil amores si me lo pide! Le conteste morbosamente.
Ella se sonrojó de nuevo y me contesta:-¡eres un cabronazo!. Con tal de verme los pechos eres capaz de ello. Pero no te daré ese placer. Sabes que aquello debe terminar.
-como quiera. Yo lo decía con la buena intención- le conteste sonriendo.
Ella se metió en su dormitorio, pero veía que tardaba bastante en salir. Ella al rato escucho que me llama y me dice:-¿Lito, puedes entrar?
Entre en su dormitorio observando que ella tenía una falda puesta, y se había colocado un sostén nuevo. Sin embargo, el sostén nuevo, igualmente se encontraba manchando con el manar de su leche. Nerviosa me mira y me dice:- He intentado sacarme la leche con una pezonera, pero resulta imposible. Y, ¡así no puedo acudir al restaurante…!
Sin pensarlo mucho y en la idea de que jamás lo permitiría, le dije:-Déjeme vaciarle un poco esos pechos. Los tienes repletos y necesitas descargarlos un poco.
Ella me mira, entre deseosa y agitada. Tras pensarlo un rato me dice:- Se que es una locura. Pero, ¡prométeme que solo me descargarás mis pechos!. ¿No te propasarás?.
Sin contestarle, me quite la chaqueta y la camisa. Ella al ver mi torso desnudo exclama: - pero ¿para qué te vas a desnudar?
-tranquila suegra. No quiero que se me manche la ropa. ¿Luego que pensaría la gente? Le señale.
Eso la tranquilizó algo. Entonces me acerque a sus pechos, y ella entonces se sacó un pecho del sostén y me lo mostro. Observé aquel pecho voluminoso, con el pezón negro y bastante hinchado. Pese a mi excitación, deposité mis labios en el, y al instante mi boca se llenó del sabor de leche materna. Su sabor agridulce, pero, aunque no era agradable la sorbí. Pronto me vi tragando sorbos de leche materna, pese a que no me sabía muy bien.
Me di cuenta que tras unos buenos sorbos, el pecho cede en su presión. Ante este, cambie de pechos y comencé a descargar el otro.
Al terminar, estaba atragantado de aquella lecha materna. Ella me mira, y me dice: -Gracias.- No sabes en alivio. Pero ¿no entiendo cómo te gusta esa leche?. ¿No te parece amarga?.
La conteste: -es cierto. Pero se trataba de ayudarle. Y sabe que siempre estoy solicito a ello.
Me fije descaradamente en aquellos dos voluminosos pechos y añadí: - Suegra, reitero lo dicho. Con el embarazo se ha puesto mucho más buena que antes. ¡tiene unos pechos de escándalo para una buena cubana!
Ella me mira sonrojada, observa el bulto que ya se había formado en mi pantalón y me dice:- Lito…que bruto eres. ¿Cómo se te ocurre decirme eso?. No me respetas. Sigue observando el bulto del pantalón y añade: Sé en lo que estas pensando, pero te dije que aquello terminó.
Yo le sonreí diciéndole: - Vamos suegrita. Aunque sea una simple cubana con esos magníficos pechos.
-pero estas como una verdadera cabra… ¡que no!.
- Mire suegra, Tenía pensado en echarle un buen polvo esta misma tarde, pero me conformaría con una cubana.
-¡Por favor Lito, que tenemos que regresar!. Ya estamos tardando bastante…¡tú siempre tan alocado!- me contesto ella agitada e intentando no mirar el bulto de mi pantalón.
-que mas da unos minutos más o menos. Vamos suegrita. ¡Compruebe como tengo la mandarria!. Le volví a decir mostrando el bulto de mi pantalón. ..”Estoy seguro que tiene las bragas mojadas en solo pensar cómo tengo mi mandarria”.
Ella me mira, y me dice:- ¿te conformaras solo con una cubana?
-se lo prometo.
Ella entonces dirigió sus manos a mi pantalón, me lo bajo y también el slip, dejando mi pene al aíre, ahora libre de su encierro, con una excitación tremenda.
-joder… ¡como estas!.. – me dice mientras la toma en sus manos, y colocándose de rodillas delante de mi coloca sus pechos alrededor de mi nabo y comienza a frotar los mismos contra ella.
Era una verdadera delicia contemplar la cara enrojecida y caliente de mi suegra, batiendo sus pechos y teniendo como ejer mi tranca. No tardó mucho, y al poco tiempo descargué mi carga de semen acumulada en todos sus pechos, y en parte de su propia cara.
-¿satisfecho?- me pregunto.
-Me hubiera gustado follarla, pero por hoy es suficiente.
Me mira y me dice: ¡te dije que nunca más!
Tras asearnos regresamos al restaurante. Pero evidentemente me quedé con las ganas de meterle un buen polvo a mi suegrita.
Ya en la noche estuvo pensando en lo ocurrido, y al no poder follar con mi esposa, ya que se negaba en su estado de embarazo, mi calentura fue enorme, y me vi obligado acudir al baño y desahogarme tocándome una paja.
A los tres días de aquello, tenía una calentura de mil demonios, y estaba pensando en meterme en internet para nuevamente desahogarme. Sin embargo, al llegar a casa mi mujer, la misma me dice:- Hay Lito… podrías acercarle a mi madre este bolso. Estuvo esta tarde en casa. Se le olvidó y sé que ella lo necesita, ya que tiene unos medicamentos que le hacen falta para mi papa. Ya sé que vienes cansado del trabajo, pero…
-No hay problema mujer. ¡Claro que lo haré!. Le conteste.
En el fondo aquello me terminó de excitar, hasta el punto que temí se me notara en bulto en mi pantalón. Solo saber que iba a la casa de mi suegra, y además en aquellas horas de la noche, mi pene creció bajo el pantalón. Yo sabía que a esas horas mi suegro habría cenado y estaría ya durmiendo con el somnífero que se tomaba. ¡Iba a tener a la suegra solita!.
Al llegar a la casa, tras tocar en la puerta, ella salió a mi encuentro, y sorprendida me pregunta:- ¿Lito?.. ¿Qué haces a esta hora por aquí?
-He venido a verla. ¿No le parece buena idea? Le conteste sonriendo y pasando al interior de la vivienda, casi sin que ella dijera nada.
-¿Venga dime a que has venido? Me vuelve a preguntar bastante nerviosa, y franqueándome el paso. Era evidente que mi presencia la agitaba sobremanera.
-he venido por dos motivos: Uno para traerle el bolso que se dejó en casa. Y otro, “porque tengo unas ganas enormes de echarle un buen polvo”.- le dijo tocándome el bulto de mi pantalón, con total descaro.
-¿pero qué bruto eres Lito!. ¡Te dije que aquello terminó!. Debes marcharte, que tienes a tu mujer sola. – me contesto nerviosa, agitada, pero eso sí, sin dejar de mirar el bulto que se había formado en mi pantalón y que yo no evitaba mostrárselo.
Ella me noto excitado, y al ver que me acercaba hasta ella, fue retrocediendo hasta cerca del mueble de la sala. –¿qué pretendes?. No te acerques a mi… ¡mi esposo esta en el dormitorio!-
-Ya. Seguro que ya está durmiendo la nada ¿me equivoco?.
Viendo que había acertado, me dice:- pero también está la niña.
-seguro que también duerme. Vamos suegrita, “sabe que me la voy a follar de nuevo”. Llevó días pensando en ello y de esta noche no se escapa.- le dije de forma casi descarada y sin inmutarme lo más mínimo.
-estás loco….. Sal de mi casa. ¡Esta vez gritaré si lo intentas!- me dice en plan de amenaza.
-Pues grite cuanto quiera. Pero le aseguro que ese coñito va a recibir mi tranca.
Ella, al ver mi cara de decisión, corrió y se metió en el dormitorio de su marido, intentando cerrar la puerta. Pero, aceleré el paso y logré introducir el pie, y tras un pequeño forcejeo logré entrar. En ese momento observé a mi suegro roncando sobre su cama, el cual evidentemente dado su estado se sedación. ¡Ni se había enterado!. El somnífero lo dejaba casi drogado.
Entonces, decidido me fui acercando hasta mi suegra, y ella se queda cerca de la cama de su marido, quizás pensando que nunca me atrevería a propasarme estando su esposo delante.
Pero, luego comprendió cuan equivocada estaba.
-Debes salir fuera. – me decía muy bajo, mirando soslayadamente el dormir de su esposo.
Llevaba tiempo sin echar un polvo, y encima hacía varios días que ni siquiera me había tocado una paja, por lo que mi testosterona estaba por la nubes. Así que, pese a la presencia de mi suegro, me abrí la bragueta del pantalón y extraje mi pene, mostrándoselo. Mi vástago mostraba una erección bastante potente, con las venas de mi daga bastante inflamadas por la presión, lo que le daba la apariencia de estar bien gruesa.
Ella me recriminó con la mirada, echándose la mano a la boca, al comprobar mi estado.
Me acerque a ella, y tras unos pequeños forcejeos, la obligue a colocarse en plan perrito sobre la cama, mirando hacia su marido, y con decisión, pese a sus protestas, le subía la falda que llevaba, al tiempo que le baje las bragas, las cuales cayeron al piso. Me fije en aquellos muslos desnudos, y aquellas nalgas blancas, y mi excitación se incremento varios grados.
Ella intentaba apartarse, pero yo la sujetaba para que no se moviera de aquella posición. No me lo pensé más, tome mi daga y la acerque hasta colocarla entre sus piernas, alcanzando pronto el coño ya humedecido de la suegra. El calor de los labios de su concha, me indujeron a penetrarla de una vez. Y así, de un golpe de riñones le alojé gran parte de la misma dentro de su cueva.
Oh ohh.. nooo… por favor oooo- exclamo muy bajito al sentir mi daga abriendo su vagina nuevamente.
Mi placer fue enorme. Sentir nuevamente el coño ardiente de mi suegra, con la tremenda calentura que llevaba, sin poder contenerme terminé por ensartarle mis 22 cm hasta las mismas bolas. Era algo alucinante. Tenía a mi suegra a cuatro patas con mi tranca en su coño, y ella contemplando el plácido dormir de su marido.
-¡Joder suegra que caliente tiene ese coño!. Se ve que tenía ganas ¿verdad?- le decía muy cerca de su oído mientras la clavaba una y otra vez. Mi polla estaba más endurecida que otras veces, y no paraba de taladrar su coño con verdadero énfasis.
-oh.. por favor… no puedes continuar …. oooo- me decía muy bajito.
Pese a sus protestas, me di cuenta que mi suegra comenzó a disfrutar de aquella cogida. Para una mujer tan dominante como ella y orgullosa, sentirse sometida nuevamente, era obvio que la enfurecía, pero en el fondo percibía que disfrutaba de la cogida.
Tal es así, que pronto observe como era ella misma la que comenzó a realizar movimientos hacia atrás, reculando contra mí al encuentro de mi cuerpo, lo que hacía que mi polla le alcanzara más profundamente. – oh cabron ooo
Tras unos minutos en esa posición, note como las paredes de su vagina comenzaron apretar mi tranca, constatando que la madre de mi esposa estaba a punto de alcanzar el clímax. Mi suegra se iba a correr nuevamente.
-vamos suegra… córrase a gusto. Vamos putita… quiero ver cómo te corres..- le dije un poco alto, sin pensar que pudiera ser escuchado por mi suegro, el cual yacía allí tendido sobre la cama.
-oo nooooo.. ooo cabron oooo- exclamo intentando contener sus gemidos.
Tras dejar que acabara, salí de ella, y la obligue a acostarse a los pies de la cama donde dormía su marido, para abriendo sus piernas en forma de tijera, meterme entre ellas. Contemple su maravilloso coño. Aun en la penumbra de la habitación, los rayos de la luz exterior que entraban por las ventanas permitían tener una visión de la pelambrera de mi suegra y los inflamados labios de su raja. Sin contemplaciones le envainé nuevamente mi tranca hasta la misma base. ¡Mi pene entró cual sable en su vaina!.
-¡oh cabron oo noooo! –exclamo al sentir la dureza de mi penetración, la cual percibí que le llegó bien adentro.
Ella me miraba asombrada, viendo como comenzaba a taladrar su coño con fuertes y profundas penetraciones que hacían moverse toda la cama, y que temia pudieran despertar a su marido. Aunque este dormía plácidamente.
Tras varias arremetidas en esa posición, coloque sus piernas sobre mis hombros y apoyando mi cuerpo sobre el suyo la obligue a abrirse completamente, con lo que mi nabo terminó de entrar como una perforadora en su cueva: oh… me vas a reventar oo joder oooo
Ella al rato se percato de que mi pene estaba a punto de descargar. Puso sus manos en mi pecho diciéndome: -¡Ni se te ocurra!. Dentro no… ¿acaso quieres volver hacerlo?...por favor hazlo fuera.
-de verdad no la quiere dentro suegrita. Tengo un buen cargamento para llenarla- le dije morbosamente.
-Hazlo fuera. No sea loco. Otra vez no- me dijo ella.
Esta vez me lo pensé. No quería violentar de nuevo a mi suegra con otro posible embarazo por lo que decidí correrme fuera soltando mis lechadas sobre su vientre y parte de su cuerpo.
Tras terminar, ella me dijo: - Si que los tenias bien cargados. Me has pringado toda. ¿Y querías correrte dentro?. ¿Se te ha ido la olla?
Luego, tras asearme, regrese a mi casa, no sin antes, tocarle el trasero diciéndole: Otro día de estos me la volveré a coger, pero esta vez perforaré ese perfecto trasero que tiene. Joder suegra esta para clavarla nuevamente.
Ella me mira como asustada, y me dice: -anda… sal de una vez. Que si sigues eres capaz de encularme.