vivía en una aldea de Galicia. Cerca de mi casa vivíá mi tía, la esposa de mi tío carnal, que estaba trabajando en Alemania. Mi tia era una morenaza que tenía un cuerpo de escándalo. Era ancha de espaldas, ancha de caderas, de grandes tetas, cintura estrecha y larga melena negra que le llegaba al culo, un culo grande y respíngón. Además tenia grandes ojos negros. ¡Qué ojazos! Era una preciosidad.
Mi prima era un cuadro de su madre, pero aún por desarrollar. Tenía unas tetas importantes y abundante pelo negro alrededor de su almejita. Lo del pelo lo supe el día que hiciéramos una tontería, (meternos mano) y eso entre primos no estaba bien visto... Pero lo que ocurrió a continuación me dejó medio tonto... Mi tía, en su casa, delante de mí y para avergonzar a su hija, (o para meterme en la mayor aventura de mi vida) le bajó las bragas, la puso sobre sus rodillas, y con una zapatilla marrón con rayas negras, que tenía la suela de goma amarilla, le puso las nalgas al rojo vivo. Luego de soltar a la hija, nos dijo:
-Voy a la tienda. No os mover de aquí. Cuando vuelva me vais a tener que explicar unas cuantas cosas.
Al irse, le dije a mi prima:
-Tu madre es una cabrona.
-No, no lo es.
-¡Si te dejó el culo a arder!
-Me pega porque sabe que me gusta. Sabe que me excita.
-¿Estás de coña?
-No. A veces le pido yo que me pegue con la zapatilla.
-¿Y te pega?
-Sí, por pedirle que me pegue. Otras veces...
-¿Otras veces, que?
-Otras veces le doy yo a ella con la zapatilla.
-No estais bien de la cabeza.
-Estamos muy solas y la zapatilla lleva a otras cosas.
-¿Qué cosas?
-Cosas de mujeres.
-Lo dicho, estais jodidas de la cabeza.
-Es un juego, primo.
-De locas.
-Puede, pero si estamos locas tú también estás loco. Ver como me daba con la zapatilla te empalmó. Te sentaste en la banqueta para que no se te notase.
-Me empalmé porque te vi el bosque.
-¿Quieres ver algo más?
-Si enseñas...
Mi prima se me acercó, me cogió una mano y la metió dentro de sus bragas. Tenía la almejita empapada... Estaba pidiendo guerra. Le dije:
-Baja las bragas.
Mi prima bajó las bragas. Hice que se inclinara. Vi por primera vez un coñito, con sus labios rosados, rodeado de pelitos. Saqué mi pene empalmado, que me medía 15 o 16 centímetros y que era gordito. Se lo restregué contra el chochito mojado y al ratito, sin llegar a penetrala, le llené con la leche de mi corrida su pequeña almejita y parte de su culo.
En esto que llega mi tía y me encuentra con la polla en la mano y a su hija toda llena de leche. No sabía donde meterme. Quise escapar Me atrapó. Me agarró por una oreja y por la polla, y le dijo a la hija:
-Cierra la puerta con llave.
Pensé que no la iba a contar... Si me revelaba mi tía tenía mis huevos a su alcance. No iba a salir de allí vivo, y si salía vivo salía sin picha o sin huevos, pero cual no sería mi sorpresa cuando me suelta la polla y la oreja, sube el vestido, baja las bragas y me dice:
-Pasa tu lengua por mi almeja.
Yo no sabía donde lamer ni como lamer, pero me agaché y lamí aquel gran coño peludo y mojado... Tenía la boca y los labios pringados de flujo. Mi tía. hizo que me levantara.... Me dio un beso con su gran lengua y probó sus jugos, después se apartó de mí, se puso en la misma posición que estuviera su hija, se levantó el vestido, y me dijo:
-Agárrame las tetas y métemela en el culo. pero cual no sería mi sorpresa cuando me suelta la polla y la oreja, sube el vestido, baja las bragas y me dice:
-Pasa tu lengua por mi almeja.
Yo no sabía donde lamer ni como lamer, pero me agaché y lamí aquel gran coño peludo y mojado... Tenía la boca y los labios pringados de flujo. Mi tía.
Al palpar sus enormes tetas y meterle la punta de mi polla en el ano me corrí y se lo llené de leche..... Se la metí toda... Mi tía metió tres dedos en el chocho y se masturbó mientras yo se la clavaba en el culo... Mi prima, con una mano dentro de las bragas, nos miraba con unos colores en la cara que parecía una centollita cocida.
Mi tía, entre gemidos se corrió. Su pequeña cascada de jugo mojó el piso de la cocina. Yo le volví a llenar el culo de leche. Mi prima no acabó. Al terminar de correrse mi tía, que lo que tenía de cachonda lo tenía de putona, le dijo a la hija:
-Lava su polla y chúpasela.
Mi prima cogió una rabieta.
-¡Qué me la mame él a mí! ¡¡Me muero de ganas! ¡¡Quiero correrme!!
-Haz lo que te digo. Cuando lo cojas lo vas a coger con más ganas.
La hija obedeció a la madre. Me lavó la polla con un paño mojado y después me la chupó. ¡Como chupaba mi prima! Tan bien chupaba que me corrí en su boca. Ella, caliente como una perra, se tragó mi leche.
Después de correrme fuimos a la habitación de mi prima, y mi tía nos dijo:
-Quitaos la ropa.
Nos desnudamos. Mi prima tenía unas tetas medianas, puntiagudas y duras, sobre el sexo y a los lados, pelo negro.. Tenía un polvazo. Al estar desnudos, me dijo mi tía:
-Échate en la cama que vas a saber lo que es bueno.
Me eché sobre la cama. Sin que su madre le dijera nada, mi prima, subió encima de mí. Mi tía cogió mi polla y la llevó a la entrada del estrecho chohito de su hija. Lo fue metiendo muy despacito...
Mi prima ya habia sido catada, lo supe por la manera de moverse, después de tenerla toda dentro, y porque cuando se iba a corer, follándome a su aire, me dijó:
-¡Vas a ser el mejor! ¡Dame duro!
Le di duro. Se corrió. ¡Y cómo se corrió! Se sacudía como si estuviese poseída por un espíritu maligno.
Además noté que ya estaba catada porque cuando sintió que me iba a correr la sacó de su coñito y la puso en el otro agujero para que me corriera en él... Era demasiada escuela la que tenía.
Después de correrme en el culo de mi prima, me dijo mi tía:
-Ahora si te parece le cuentas a tus amigos lo que hicimos.
-Voy a contar, voy. ¡Ni hartos de vino me iban a creer!
Al día siguiente, con el pretexto de que estaba sólo en casa y que necesitaba un poco de sal, volví a la casa de mi tía.
Mi prima iba en el río. Sabía que mi tía estaba sola. Al verme en la puerta, me dijo:
-Pasa que te quiero enseñar una cosa.
Entré y cerró la puerta con llave. Ya supe que iba a pillar. Fuimos a la cocina y sacó la zapatilla. Me alarmé.
-¡¿Qué vas a hacer con eso?!
-Nada, lo vas a hacer tú. ¿Quieres azotarme?
Recordé las palabras de mi prima: "Estamos muy solas y la zapatilla lleva a otras cosas".
-Quiero.
Me senté en una silla. Mí tía se quitó las bragas, las tiró al piso, y se echó sobre mis rodillas. Le levanté el vestido. Sus morenas nalgas quedaron a mi disposición. Le di varias veces con la zapatilla en las dos nalgas, ni con mucha ni con poca fuerza.
-Fui mala, damé más.
Le di con la zapatilla cuatro veces más.
-Fui muy, muy mala.
Subí a seis. Tres en cada nalga. Nunca lo hubiera pensado pero tenía un empalme descomunal.
-Toca mi almejita. Mira que mala fui.
Lllevé mi mano a su chochito y estaba chorreando. Le metí tres dedos dentro, como había hecho ella cuando se masturbó. La follé con ellos pero no conseguí que se corriera, y es que ella lo que quería era correrse con la zapatilla.
-Castígame más.
Le di con la zapatilla tres veces en cada nalga. Tenía el culo al rojo vivo. Me cogió la mano. LLevó la zapatilla, de canto, a su sexo. Apretó las piernas. Restregamos la zapatilla de arriba abajo y de abajo arriba... y en una de estas, explotó. Tuvo un orgasmo grandioso.
Después de correrse fuimos a su habitción. Se quitó el vestido y el sujetador, y vi aquellas melones con grandes areolas negras, unos pezones que parecía que me querían empitonar, y aquel bosque de pelos negros, y pueden creerme que Usain Bolt, en eso de la velocidad, a mi lado es un aprend¡z, pasé de vestido a desnudo e menos de tres segundos. Quise entrar a matar, pero mi tía, ya tumbada en la cama, me dijo:
-Échate a mi lado.
Me eché a su lado. Sus gruesos labios besaron los míos. Su lengua me llenaba la boca. Aquello no era besar, era abusar. Después me dio las tetas a chupar. ¡Eso sí que me gustó! Se las besé, lamí, chupé y mamé hasta que me harté.
Era su turno.
Me cogió la polla y la metió en la boca. Me masturbó mientras la mamaba, y ni 20 segundos tardé en correrne en su boca. Se tragó la leche de mi corrida con hambre atrasada. Me volvió a besar para ponerla dura. No le costó ningún trabajo. Pensé que llegara la hora de follarla, pero no, mi tía tenía otros planes. Subió encima de mí. Puso su sexo cerca de mi boca, metió dos dedos dentro y se masturbó. Pocó después, su repiración se aceleró, en mi boca comenzaron a caer gotas de flujo que fueron a más hasta que cayó un chaparrón. ¡Cómo se estremecía la putona! Estaba sintiendo un orgasmo brutal. Yo tragaba su flujo, y la verdad es que me gustaba. Le lamí el chocho y saqué de su garganta unos gemidos que nunca olvidaré.
Acabó de correrse. Cogio un condón en la mesita de noche. Me lo puso. Subió encima de mí y me folló dándome sus enormes tetas a mamar. Tres veces me corrí antes de que me dijera.
-Eres la cosita más dulce que puede encontrar una mujer. Eres... ¡Me corro, caramelito, me corro!
Me besó y se corrió entre gemidos y convulsiones. Acabé con los huevos enpapados.
LLamaron a la puerta y se nos cortó el rollo. Afortunadamente era mi prima que volvía del río.
Mi prima era un cuadro de su madre, pero aún por desarrollar. Tenía unas tetas importantes y abundante pelo negro alrededor de su almejita. Lo del pelo lo supe el día que hiciéramos una tontería, (meternos mano) y eso entre primos no estaba bien visto... Pero lo que ocurrió a continuación me dejó medio tonto... Mi tía, en su casa, delante de mí y para avergonzar a su hija, (o para meterme en la mayor aventura de mi vida) le bajó las bragas, la puso sobre sus rodillas, y con una zapatilla marrón con rayas negras, que tenía la suela de goma amarilla, le puso las nalgas al rojo vivo. Luego de soltar a la hija, nos dijo:
-Voy a la tienda. No os mover de aquí. Cuando vuelva me vais a tener que explicar unas cuantas cosas.
Al irse, le dije a mi prima:
-Tu madre es una cabrona.
-No, no lo es.
-¡Si te dejó el culo a arder!
-Me pega porque sabe que me gusta. Sabe que me excita.
-¿Estás de coña?
-No. A veces le pido yo que me pegue con la zapatilla.
-¿Y te pega?
-Sí, por pedirle que me pegue. Otras veces...
-¿Otras veces, que?
-Otras veces le doy yo a ella con la zapatilla.
-No estais bien de la cabeza.
-Estamos muy solas y la zapatilla lleva a otras cosas.
-¿Qué cosas?
-Cosas de mujeres.
-Lo dicho, estais jodidas de la cabeza.
-Es un juego, primo.
-De locas.
-Puede, pero si estamos locas tú también estás loco. Ver como me daba con la zapatilla te empalmó. Te sentaste en la banqueta para que no se te notase.
-Me empalmé porque te vi el bosque.
-¿Quieres ver algo más?
-Si enseñas...
Mi prima se me acercó, me cogió una mano y la metió dentro de sus bragas. Tenía la almejita empapada... Estaba pidiendo guerra. Le dije:
-Baja las bragas.
Mi prima bajó las bragas. Hice que se inclinara. Vi por primera vez un coñito, con sus labios rosados, rodeado de pelitos. Saqué mi pene empalmado, que me medía 15 o 16 centímetros y que era gordito. Se lo restregué contra el chochito mojado y al ratito, sin llegar a penetrala, le llené con la leche de mi corrida su pequeña almejita y parte de su culo.
En esto que llega mi tía y me encuentra con la polla en la mano y a su hija toda llena de leche. No sabía donde meterme. Quise escapar Me atrapó. Me agarró por una oreja y por la polla, y le dijo a la hija:
-Cierra la puerta con llave.
Pensé que no la iba a contar... Si me revelaba mi tía tenía mis huevos a su alcance. No iba a salir de allí vivo, y si salía vivo salía sin picha o sin huevos, pero cual no sería mi sorpresa cuando me suelta la polla y la oreja, sube el vestido, baja las bragas y me dice:
-Pasa tu lengua por mi almeja.
Yo no sabía donde lamer ni como lamer, pero me agaché y lamí aquel gran coño peludo y mojado... Tenía la boca y los labios pringados de flujo. Mi tía. hizo que me levantara.... Me dio un beso con su gran lengua y probó sus jugos, después se apartó de mí, se puso en la misma posición que estuviera su hija, se levantó el vestido, y me dijo:
-Agárrame las tetas y métemela en el culo. pero cual no sería mi sorpresa cuando me suelta la polla y la oreja, sube el vestido, baja las bragas y me dice:
-Pasa tu lengua por mi almeja.
Yo no sabía donde lamer ni como lamer, pero me agaché y lamí aquel gran coño peludo y mojado... Tenía la boca y los labios pringados de flujo. Mi tía.
Al palpar sus enormes tetas y meterle la punta de mi polla en el ano me corrí y se lo llené de leche..... Se la metí toda... Mi tía metió tres dedos en el chocho y se masturbó mientras yo se la clavaba en el culo... Mi prima, con una mano dentro de las bragas, nos miraba con unos colores en la cara que parecía una centollita cocida.
Mi tía, entre gemidos se corrió. Su pequeña cascada de jugo mojó el piso de la cocina. Yo le volví a llenar el culo de leche. Mi prima no acabó. Al terminar de correrse mi tía, que lo que tenía de cachonda lo tenía de putona, le dijo a la hija:
-Lava su polla y chúpasela.
Mi prima cogió una rabieta.
-¡Qué me la mame él a mí! ¡¡Me muero de ganas! ¡¡Quiero correrme!!
-Haz lo que te digo. Cuando lo cojas lo vas a coger con más ganas.
La hija obedeció a la madre. Me lavó la polla con un paño mojado y después me la chupó. ¡Como chupaba mi prima! Tan bien chupaba que me corrí en su boca. Ella, caliente como una perra, se tragó mi leche.
Después de correrme fuimos a la habitación de mi prima, y mi tía nos dijo:
-Quitaos la ropa.
Nos desnudamos. Mi prima tenía unas tetas medianas, puntiagudas y duras, sobre el sexo y a los lados, pelo negro.. Tenía un polvazo. Al estar desnudos, me dijo mi tía:
-Échate en la cama que vas a saber lo que es bueno.
Me eché sobre la cama. Sin que su madre le dijera nada, mi prima, subió encima de mí. Mi tía cogió mi polla y la llevó a la entrada del estrecho chohito de su hija. Lo fue metiendo muy despacito...
Mi prima ya habia sido catada, lo supe por la manera de moverse, después de tenerla toda dentro, y porque cuando se iba a corer, follándome a su aire, me dijó:
-¡Vas a ser el mejor! ¡Dame duro!
Le di duro. Se corrió. ¡Y cómo se corrió! Se sacudía como si estuviese poseída por un espíritu maligno.
Además noté que ya estaba catada porque cuando sintió que me iba a correr la sacó de su coñito y la puso en el otro agujero para que me corriera en él... Era demasiada escuela la que tenía.
Después de correrme en el culo de mi prima, me dijo mi tía:
-Ahora si te parece le cuentas a tus amigos lo que hicimos.
-Voy a contar, voy. ¡Ni hartos de vino me iban a creer!
Al día siguiente, con el pretexto de que estaba sólo en casa y que necesitaba un poco de sal, volví a la casa de mi tía.
Mi prima iba en el río. Sabía que mi tía estaba sola. Al verme en la puerta, me dijo:
-Pasa que te quiero enseñar una cosa.
Entré y cerró la puerta con llave. Ya supe que iba a pillar. Fuimos a la cocina y sacó la zapatilla. Me alarmé.
-¡¿Qué vas a hacer con eso?!
-Nada, lo vas a hacer tú. ¿Quieres azotarme?
Recordé las palabras de mi prima: "Estamos muy solas y la zapatilla lleva a otras cosas".
-Quiero.
Me senté en una silla. Mí tía se quitó las bragas, las tiró al piso, y se echó sobre mis rodillas. Le levanté el vestido. Sus morenas nalgas quedaron a mi disposición. Le di varias veces con la zapatilla en las dos nalgas, ni con mucha ni con poca fuerza.
-Fui mala, damé más.
Le di con la zapatilla cuatro veces más.
-Fui muy, muy mala.
Subí a seis. Tres en cada nalga. Nunca lo hubiera pensado pero tenía un empalme descomunal.
-Toca mi almejita. Mira que mala fui.
Lllevé mi mano a su chochito y estaba chorreando. Le metí tres dedos dentro, como había hecho ella cuando se masturbó. La follé con ellos pero no conseguí que se corriera, y es que ella lo que quería era correrse con la zapatilla.
-Castígame más.
Le di con la zapatilla tres veces en cada nalga. Tenía el culo al rojo vivo. Me cogió la mano. LLevó la zapatilla, de canto, a su sexo. Apretó las piernas. Restregamos la zapatilla de arriba abajo y de abajo arriba... y en una de estas, explotó. Tuvo un orgasmo grandioso.
Después de correrse fuimos a su habitción. Se quitó el vestido y el sujetador, y vi aquellas melones con grandes areolas negras, unos pezones que parecía que me querían empitonar, y aquel bosque de pelos negros, y pueden creerme que Usain Bolt, en eso de la velocidad, a mi lado es un aprend¡z, pasé de vestido a desnudo e menos de tres segundos. Quise entrar a matar, pero mi tía, ya tumbada en la cama, me dijo:
-Échate a mi lado.
Me eché a su lado. Sus gruesos labios besaron los míos. Su lengua me llenaba la boca. Aquello no era besar, era abusar. Después me dio las tetas a chupar. ¡Eso sí que me gustó! Se las besé, lamí, chupé y mamé hasta que me harté.
Era su turno.
Me cogió la polla y la metió en la boca. Me masturbó mientras la mamaba, y ni 20 segundos tardé en correrne en su boca. Se tragó la leche de mi corrida con hambre atrasada. Me volvió a besar para ponerla dura. No le costó ningún trabajo. Pensé que llegara la hora de follarla, pero no, mi tía tenía otros planes. Subió encima de mí. Puso su sexo cerca de mi boca, metió dos dedos dentro y se masturbó. Pocó después, su repiración se aceleró, en mi boca comenzaron a caer gotas de flujo que fueron a más hasta que cayó un chaparrón. ¡Cómo se estremecía la putona! Estaba sintiendo un orgasmo brutal. Yo tragaba su flujo, y la verdad es que me gustaba. Le lamí el chocho y saqué de su garganta unos gemidos que nunca olvidaré.
Acabó de correrse. Cogio un condón en la mesita de noche. Me lo puso. Subió encima de mí y me folló dándome sus enormes tetas a mamar. Tres veces me corrí antes de que me dijera.
-Eres la cosita más dulce que puede encontrar una mujer. Eres... ¡Me corro, caramelito, me corro!
Me besó y se corrió entre gemidos y convulsiones. Acabé con los huevos enpapados.
LLamaron a la puerta y se nos cortó el rollo. Afortunadamente era mi prima que volvía del río.