Follador lechero

gantz265

Pajillero
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Lentamente acercó su cara abriendo levemente la boca, arrugando nuevamente la cara, con asco, por lo que pincé su nariz y, sin que lo esperase, le introduje el rabo hasta el fondo, sin compasión, hasta que las arcadas fueron agónicas, sus lágrimas se derramaban por sus mejillas, babeaba abundantemente y sus sonidos guturales eran aberrantes y morbosos.

—¿A qué sabe bien el ojete de tu amiga? jajajajaa—Le decía mofándome de ella, mientras mantenía su cabeza apretada contra mi rabo, introduciéndole todo lo que daba su garganta.
Me levanté del golpe de la silla y le saqué el rabo rápidamente de la boca, quedando tosiendo babas arrodillada, y rápidamente la agarré del pelo y la puse de rodillas sobre la silla, con mi mano agarrándola fuertemente del pelo. Agarré mi rabo completamente durísimo y, dirigiéndolo al coño de mi pobre madre, sin darle opción a reaccionar, se lo introduje de golpe hasta la mitad, comenzando rápidamente a lubricar la muy cerda.
—¡Nooooo…estás loco, saca eso por Dios, me revientas! ¡Tu padreeee…! —Me dijo mientras se mordía el labio para amortiguar el quejido.
Subí sus bragas rosas para follarle con ellas puestas, haciéndolas a un lado teniendo que dar fuertísimos tirones que le hacían dar bandazos hacia los lados todo su cuerpo, teniéndose que sujetar y hacer equilibrios con las manos en el suelo para no caer al suelo por la fuerza con la que tiraba de ellas, con saña, desgarrándolas para se dieran de sí lo suficiente como para pasarlas por encima de la nalga izquierda y liberar por completo sus blancas nalgas.
De esa forma la visión el extremadamente morbosa, impresionante, maravillosa, una madre de 36 años, frente a su hijo de 18 añitos, con el culo en pompa, a cuatro patas sobre la silla con los pantalones por las rodillas, ofrecida a su hijo, como una perra, chantajeada y humillada, con sus braguitas rosas ciñéndose a un lado, sobre la nalga contraria, dejando al descubierto un culo perfecto y carnoso, vibrando a cada leve movimiento, con la raja del culo abierta mostrando sus dos agujeros.
Agarré su cara con mis dos manos estrujándola, tapando la boca con una y los ojos con la otra, con fuerza, comenzando a forzar la entrada todavía más hasta la mitad.
—¡Qué vergüenza, zorra, con el culo en pompa mientras papá está esperando sus macarrones con queso! —Le dije mientras comenzaba a sacar lentamente mi rabo, ya brillante por la lubricación que comenzaba a segregar su pequeño y estrecho coño.
Agarré con dos dedos su nariz en forma de gancho y los introduje en los orificios, tirando hacia arriba, quedando su nariz en forma de marrana, como lo que era, mientras con la otra tapaba sus ojos.
Di un tirón a los tres botones de su camiseta y los arranqué, liberando sus pechos tirando de sus pezones para sacarlos de su interior. Arrastraba mi cipote por su coño, lo sacaba y lo frotaba por fuera de su coño, apretándolo contra él. Se me ocurrió algo. Me dirigí a la nevera dejándola a cuatro patas con el culo en pompa y su coño exageradamente dilatado por el gran invasor que había salido de ahí, y saqué una bolsa con zanahorias. Me tome un momento para tomar la idónea, la más gorda jajajaja. Volví hacia ella, mientras me miraba con ojos aterrados.
—Pero…que va…Richard…por favor…no… —Me dijo suplicando.
—¡Plaaaaaaaaaaaaasssssssss! ¡Plaaaaaaaaaaaasssssssss! —Sin mediar palabra y, mientras sostenía la zanahoria en la mano, agaché mi cabeza y la acerqué a su ojete, comenzando a pasar mi larga y ancha lengua a todo su ojete, baboseándolo y dejando caer chorros de saliva sobre él, emitiendo un chasquido tremendamente excitante. Reparaba en meter la lengua en el ojo del culo de mi madre, momento en el cual, tapándose la boca, emitió un gemido, la muy puta, temblando al sentir el tacto en una zona tan sensible como el ojete, donde por lo que se ve, jamás habían estimulado. Pero no pensaba ser tan suave, por lo que, mientras introducía mi lengua en el interior de su culo, y pasaba mi larga lengua desde el clítoris, ascendiendo por toda la raja del culo hasta la rabadilla, comencé a azotarla, con fuerza, sin importarme el que mi padre oyese algo. Agarraba las bragas y tiraba todavía más de ellas hasta oírlas crujir, nalgueándola, mientras con la otra, acerqué la zanahoria a su ojete.
—¡Nooooo…eso no…Richard… —Dijo mi madre comenzando a agitar su respiración.
—¿Ahora dices que no, zorra? ¡Si tienes el coño de puerca chorreando, perra! ¡Plaaaaaaaaaaaaaassssssssss! —Le dije haciendo presión con la punta de la zanahoria en el ojete, introduciendo la punta de esta.
Agarré las manos de mi madre y las sujete por la muñeca con mi mano izquierda, mientras con la otra no me detuve, comencé a empujar la gordísima zanahoria venciendo la resistencia del esfínter, sacándola y dejando caer un río de espesa saliva sobre el agujero dejado en él, para volver a introducirla haciendo caso omiso a las suplicas de mi madre.
—¡Richard, me vas a abrir el culo!¡Por delante sí, pero por favor, por el culo no! —Se rebajó a decir por la desesperación, que no hizo más que aumentar el tamaño de mi ya por sí, durísimo rabo.
—Tranquila, jajajaja, si te voy a reventar el coño, mientras tienes la zanahoria en el ojete, yo te voy a tratar como se trata a las marranas como tú, te voy a hacer ir a comer con la zanahoria en el ojete, luego te la sacaré y ya verás que ensalada más rica vas a hacer a papá jajajaja —Le dije ante su desesperación, incrementando la presión de la zanahoria sobre su ojete, incrementando el chasquido de la saliva producido por la presión de la zanahoria contra las paredes de su ojete.
La saliva chorreaba desde su ojete hasta su coño, goteando sobre su pantalón de deporte, el cual tenía grandes hileras de saliva chorreando por él. Decidí subir sus bragas y dejarlas subidas, con la zanahoria metida por el culo y abultando por las bragas.
—¡Perra, aparta tu misma con tu mano las bragas, quiero que la apartes con fuerza o te las rompo y te saco a cuatro patas delante del cornudo de mi padre o le enseño tus hermosos vídeos materno filial con tu amado hijo! ¡Plaaaaaaaaaaaaaaassssssssssss! —Le dije dándole una fuerte nalgada.
Ella, echó hacia atrás uno de sus brazos y, agarrando sus braguitas ajustaditas como una segunda piel a sus nalgas, e intentó apartarlas, no resultándole fácil, y no pudiendo apartarlas más allá de la raja del culo. Las dejó apartadas al nivel de la raja, como esperando que así fuese suficiente.
—¡Más, perra! ¡O te las rompo a tirones y te las cuelgo de las orejas, marrana, adúltera! —Le increpaba.
Al oír esto mi madre, Ella tiró más y más sus justas braguitas, viendo como marcaban sus carnosas nalgas, como apretaban sus prietas carnes hasta crujir, pero tenía que tirar más.
—¡Más zorra! ¡Plaaaaaaaaaaasssssss! ¡Más! ¡Plaaaaaaaasssssssss! ¡Plaaaaaaaaaasssssssssss! —Comencé a decir nalgueándola, asestándole nalgadas de una a otra nalga, como animándole divertido viendo tal escena, con sus nalgas a centímetros de mis jóvenes y pervertidos ojos, viendo como los dedos con las uñas pintadas de rojo, sujetaban con fuerza las bragas cerrándose sobre estas, ejerciendo todavía más tensión sobre sus bragas, oyendo como la tela iba cediendo, las iba agrandando, casi llegando a cederlas hasta llegar a dejar visible la nalga contraria.
—Te voy a dar a elegir, zorra —Le dije a mi madre —Te follo ahora mismo por el culo, te lo reviento con papá en el salón y, te aseguro que no podrás sentarte en una semana o, por el contrario, ahora mismo me vas a sacar todo el semen empleándote a fondo, poniendo salsa a los macarrones de papá, vamos, que tú eres la que se va a encargar de que papá se como el semen sacado por ti.
Mi madre quedó pensando por unos segundos, mientras le introducía todavía más la zanahoria, mientras yo tenía mi cara sonriente mientras mirando muy de cerca el ojo de su culo de mi madre chorreando por mi saliva, mientras sacaba e introducía la zanahoria del ojo de su culo, lentamente. Al acercarme todavía más a la raja de su coño, pegué mi cara a su coño, viendo como realmente estaba lubricando, no me podía creer que estuviese excitada mientras su hijo de 18 años le trataba de esa forma tan vejatoria, esa puritana madre, fiel esposa, tratada como una guarra cualquiera por su hijo. En esos segundos en los que se lo pensaba, metí sin que lo esperase ella, la punta de mi dedo pulgar en su encharcado coño.
—¡Aaaaaaaahhhhhhh! —Gimió de forma inesperada mirándome de reojo, sorprendida y con las pupilas dilatadas de excitación, pude verlo en su mirada, que por un momento bajó su guardia, flojeando su cuerpo y bajando todavía más su cabeza hasta el suelo, donde tan solo se apoyaba con un solo brazo, llegando casi a tocar el suelo con su cabeza, por lo que su culo quedó totalmente en pompa, con la zanahoria penetrándole el ano y mi pulgar penetrando su coño, no pudiendo reprimir lo cachonda que estaba la muy puerca.
—No me lo puedo creer, me tienes hasta indignado ¿Te excitas con lo que te hace tu hijo de 18 años, puta? —Le pregunté con una media sonrisa que ella no conseguía ver.
—Nnn…nn…nooo… —Me contestó casi de forma inaudible.
—¡No? ¡Y porque cojones chorreas como una puerca! ¡Plaaaaaaasssssssss! —Le dije mientras introducía mi pulgar más al fondo, dándole una fuerte hostia a la nalga.
—Uuuuuuuuuuu…. Aaaaaaaahhhhhh —Gemía de forma inaudible, intentando controlar sus gemidos, no consiguiéndolo de igual forma su cuerpo, que temblaba por los escalofríos, poniéndole incluso su piel de gallina, su cuerpo le delataba de forma vergonzosa, delatada frente a su hijo, comenzando su coño a empapar completamente toda mi mano, produciendo unos chasquidos al contacto con mis dedos acompañados del abundante flujo que emanaba de su chorreante coño, el cual comenzó a gotear sobre sus cortos pantalones bajados mientras, ella seguía manteniendo sus bragas apartadas a una lado, incrementando la fuerza sobre ellas, como intentando que su hijo no parase, dejando los agujeros bien despejados, contrario a lo que su mente le decía. Las hormonas ya no dejaban escuchar su conciencia, contraria a sus principios como esposa y, sobre todo, como madre.
Saqué mi dedo pulgar he introduje dos de mis dedos, el índice y el corazón, dando un nuevo respingo junto a un largo suspiro, señal de que el placer había invadido como un rayo todo su cuerpo, como una descarga eléctrica, introduciéndolos hasta los nudillos, girándolos sobre sí mismos, mientras con la otra comencé a darle, más que nalgadas, tremendas hostias en el culo, a una nalga y a otra, moviéndolas violentamente a cada impacto, mientras no cesaba de follarle con mis gordos dedos. Sus bragas volvieron a crujir, la muy marrana seguía tirando de sus bragas hacia un lado, estando a estas alturas rasgadas y totalmente dadas de sí, ya no servían más que un trapo, se había dejado llevar por la perversión más cerda, se había entregado como una puta barata, como una puerca de carretera a su hijo de 18 años, todavía sin barba a esa edad, pero con un tremendo cipote.
Decidí sacar mis gordos y largos dedos de su encharcado coño, y saqué de golpe su zanahoria del ojo del culo, dejándolo tremendamente dilatado. Le agarré su pelo haciéndola una coleta y tiré de ella hacia arriba, levantando su cabeza a la altura de la mía.
—¡Abre la boca, puerca! —Le dije dándole un bofetón en la mejilla que no se esperaba, abriéndola inmediatamente.
Acto seguido introduje la zanahoria que había tenido en el ojete metida.
—La vas a mantener en tu boca hasta que yo te diga ¿Entendido, marrana? —Le dije con autoridad.
Ella simplemente asintió con la cabeza mientras la mantenía en su boca obedientemente. No podía creer la sumisión con la que había aceptado su rol, seguramente cuando esto acabase sentiría un tremendo arrepentimiento, un sentimiento de culpabilidad que le haría replantearse muchas cosas, pero…hasta entonces…iba a disfrutar.
Mientras ella mantenía la gorda zanahoria en su boquita, saqué lentamente mi tremendo rabo, bien duro, emanando de la punta del capullo gotas chorreantes de líquido pre seminal, las cuales se deslizaban por el capullo, dándole un brillo excitante, morboso. Saqué también mis grandes cojones por fuera, como dos pelotas de tenis, para, lentamente ir aproximando mi imponente cipote a su coño, por el cual, sin que ella lo esperase, comenzar a restregarlo contra la raja del lubricado coño, a lo que respondió con una nueva convulsión.
—¡Oooooohhhh…! —Decía la muy puta, hasta que giró la cabeza y, al ver mi enorme barra de carne, venosa y amenazante, intentó disuadirme de lo que suponía ella, iba a suceder —¡…ooo…eeehhhhoooo…oooo…! ¡…ooooo…! —Intentaba decir con la boca llena por la zanahoria, la cual provocaba al tenerla en la boca que no pudiera retener la saliva que se acumulaba en su boca, haciendo que toda acabase resbalando por su labio inferior, para comenzar a resbalar hacia su barbilla, por la cual s formaban hilos de babas que colgaban de esta, balanceándose hacia los lados a cada movimiento, guarro y morboso a partes iguales. Las hileras se movían al compás de los movimientos de su cabeza, la cual negaba con ella, provocando que una de estas hileras de saliva espesa le cayesen en el escote.
Haciendo caso omiso de sus advertencias y súplicas, comencé a hacer resbalar todo mi rabo a lo largo de su coño, sin penetrar, simplemente friccionar sobre su coño, emitiendo fuertes chasquidos al moverlo lentamente de atrás hacia adelante, lentamente en un principio, para que sintiese todo mi duro rabo presionando su coño, para luego poner mi cipote sobre la raja de su culo y comenzar a deslizarlo, dejando caer sobre él un gran chorro de saliva espesa, el cual permitió una mayor lubricación, pudiendo así pajearme lentamente solo con la fricción de mi pollón lechero sobre su raja del culo. Ella ya no decía nada, simplemente le oía emitir pequeñísimos suspiros casi imperceptibles, mientras su mano continuaba en la tela de sus bragas, mientras su mente parecía estar en blanco, simplemente guiada automáticamente por la situación. Movía mi pelvis deslizando mi rabo de arriba abajo, llevando mi capullo hasta el agujero del coño para, lentamente, volver a empujar para deslizarlo por la raja del culo hasta la rabadilla, donde repetía el lento proceso, volviendo a deslizar el gran rabo hacia abajo, hasta tener el gran capullo situado frente al agujero del coño, donde daba pequeñas embestidas, provocando que su cuerpo respondiese con escalofríos. Repetí el proceso en dos ocasiones más, hasta que, a la tercera, volví a situar mi enorme capullo, gordo como una ciruela sobre el agujero del coño y, cuando ella creía que iba a resbalar hacia la raja del culo, de una enorme embestida, introduje media barra gorda y venosa de carne en el interior de su coño, sintiendo como sus paredes vaginales se habían intentado resistir dada la estrechez del coño por no haber tenido jamás nada de semejante tamaño dentro.
—¡…aaaaaaaaaaaaa….! ¡…aaaaaaaaaaa…! —Emitió entre gusto y dolor, por el gran tamaño, al que su coño todavía no se había amoldado.
Sus cerró sus ojos con fuerza, mientras su boca comenzó a babear abundantemente, cayendo al suelo grandes cantidades de saliva, mientras intentaba mantenerse con una mano apoyada en el suelo y con la otra tiraba todavía más fuerte si cabe sobre las ya inservibles bragas.
—¡Marrana, tenías que avergonzarte! ¡Puta barata, a cuatro patas con el rabo de tu hijo dentro de tu coño, puerca! —Le decía para humillarla todavía más y hacerla consciente de lo que ocurría.
Ella simplemente se mantenía inmóvil, aceptando la situación.
—¡Con mi padre esperando en el salón mientras tú estás aquí, a cuatro patas con las bragas a un lado! ¡Plaaaaaaaaaaaaaaasssssssssss! —Le dije.
Ella se giró para mirar con su boquita llena de babas y su zanahoria llenando su boca, momento en el cual lancé hacia su carita un tremendo salivazo, el cual impactó en su frente, deslizándose lentamente hacia su ojo derecho.
—¡No apartes la cara, zorra! —Le dije mientras acumulaba saliva para lanzarle otro.
Mientras tanto embestía lentamente como mi rabo en su coño, momento en el que, agarré la tela de sus bragas por donde ella las tenía agarradas y, apretándolas con fuerza, pegué un tremendo tirón que hizo que las rasgara por completo, dejándolas colgando sobre su nalga, totalmente rota.
—¡Me voy a correr marrana, tu hijo de 18 años te va a preñar como a una vaca! ¡Plaaaaaaaaaaaaaaaaaaasssssssssss! ¡Plaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaasssssssssss! —Le dije dándole tremendas nalgadas sin delicadeza ninguna, estando absolutamente desatado.
Le lancé otro tremendo salivazo que impactó en su nariz, mientras introduje hasta el fondo de su coño mi tremendo rabo, el cual se abría paso con dificultad, agarrando con mis grandes manos su cara por ambos lados a la altura de sus ojos, tapándolos, para poder embestir con energía.
—¡Me corrooooooo…! ¡Aaaaaaaaaahhhhhhhhhhhhh! ¡Levanta zorraaaa! —Le dije levantándola del pelo de la silla para ocupar yo su lugar, quedando ella arrodillada frente a mí. Con sus enormes pechos fuera de su camiseta y sus pantaloncitos por sus rodillas con la zanahoria todavía en su boca y sus babas colgando.
Me senté rápidamente mientras me pajeaba con velocidad el rabo, todo lubricado y brillante por los jugos de mi madre, y levanté las piernas en alto, dejando mis grandes cojones y mi ojete a la vista de ella.
—¡Perra, cojo el plato de papá! —Le ordené, mirando como desorientada hacia los lados hasta localizarlo, agarrándolo torpemente.
Ella se quedó con el plato en la mano, sin saber qué hacer, con una pinta ridícula, sosteniendo la zanahoria en su boca, con sabor a su propio culo. Agarré el plato de macarrones de papá.
—¡Ahora, marrana, saca todo el queso a tu hijito, ya puedes empezar a pasar bien la lengua desde el ojete de tu hijo hasta mis cojones, todo ello mientras me ordeñas con la mano el rabo y, si no te das prisa llamaré a papá…jajaja! —Le dije, viendo como su cara estaba empalidecida, aunque con una pinta guarra y morbosa, con mis salivazos todavía en su cara, esa zanahoria, la cual sacó lentamente de su boca para poder utilizarla para darme placer. No medió palabra, su mirada lo decía todo, era una mirada sin alma, vacía, hueca.
Aproximó su boca, lentamente a mi ojete, después de todo lo acontecido no tenía dignidad ni fuerzas para negarse y, sacando su lengua lentamente, comenzó a pasarla por toda la raja del culo hasta llegar a mis cojones, mientras pequeña mano, intentó rodear mi cipote sin lograrlo en su totalidad, para comenzar a ordeñarlo, mientras mantenía su cara metida en la raja del culo.
—¡Oooooohhhhhhh! ¡Qué es tu marido, dilo, di que es un cornudo! —Le dije.
—…eeeee…uuuunnn…ooooo…uuuu…ddddd…ooooo… —Intentaba articular con su lengua en mi ojete.
—¡Quien tiene el rabo más grande! —Le preguntaba.
—…uuuuuuu…
Yo le miraba desde arriba, con sus tremendos pechos colgando fuera de su camiseta, balanceándose a cada movimiento, con su carita encajada en mi raja, mientras su manita me ordeñaba, deslizando su mano por todo mi tronco, donde lancé un río de saliva, el cual cayó sobre la punta de mi capullo, desbordándose por los lados en dirección al tronco, donde se encontró con su mano, donde comenzó a acumularse hasta desbordarse también por sus dedos y ponerle toda la mano completamente viscosa, pudiendo así deslizarse con facilidad a lo largo del enorme miembro, desde la base hasta el capullo, mientras la muy zorra lamía mis enormes cojones depilados.
—¡¿Quien es tu macho, marrana?!
—…uuuuuuu…
—¡Tienes que contetar, “mi macho eres tú, hijo”! —Le dije riendo.
—…uuuuuuu…iiiii…iiiiiii….hhhhoooooo… —Intentaba repetir.
En ese momento tensé mis músculos y eché mi cabeza hacia atrás, bufando como un toro, siendo ordeñado por mi propia madre, la cual lo remataba comiendo el culo y los huevos a su propio hijo, ya no aguantaba más, la corrida iba a ser bestial, podía sentir como estaba a punto la erupción de semen bien caliente.
—¡Oooooooooohhhhhhhhhhhhhhhhhh! ¡No pareeeeesssssssssss! ¡Aaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhh! —Decía a mi madre.
—¡¿Qué pasa, venís ya o qué?! —Gritó mi padre desde el salón.
—Contesta al cornudo, puta —Dije a mi madre.
Ella retiró la cara de mi raja y le contestó.
—¡Sí…ya vamos…cari…! —Contestó mi madre, mientras un le estampé un enorme y potente salivazo acertando en toda su boca.
—¡Aaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhhhhhhhhhhh! ¡Chupa mis huevooooooooossssssss yyy el ojeteeeeeeeee!—Mi corrida comenzó a recorrer todo mi tronco, mientras mi madre acató mi orden y comenzó a pasar su lengua por mis cojones y el ojo del culo, provocando que un tremendo torrente de semen saliese a presión por el capullo, poniendo el plato bajo mis huevos, donde una gran cantidad de semen abundante y espeso comenzó a inundar todo el plato, cayendo parte de los chorros por los bordes, desgalgándose por fuera del plato formando enormes y espesos hilos.
—¡Uuuuuuffffff…! —Dije suspirando por el potente orgasmo.
Mi madre, lentamente, retiró su boca de mis huevos, mirándome con una mirada de culpabilidad, una mirada desconocida para mí, aunque eso no me iba a hacer ceder de mis intenciones de ningún modo…
—¡Vamos, perra, saca el plato al cornudo y, nada de limpiarte la cara de zorra que te he dejado, búscate la vida para explicarle esas pintas de zorra que llevas…jajajaja!

Continuará…


[h=2]COSAS DE MI VIDA 1: LA NOVIA DE MI MEJOR AMIGO[/h]

Hola, esta va a ser una nueva sección “COSAS DE MI VIDA”, en la que contaré las prácticas relacionadas con el sexo duro que me gusta practicar, serán una especie de “micro experiencias” que he practicado y que practico, simplemente cambiando el nombre de mis parejas o relaciones esporádicas reales o, inclusive, de mujeres de mi familia con las que he follado. Como bien sabéis, no solo me gusta el sexo duro, sino que lo práctico, lo necesito y lo quiero, forma parte de mí, de mi carácter, de mi vida. Espero que os guste
Esto ocurrió en un camping organizado en el verano, cuando estaba a punto de cumplir 19 años. Era agosto, habíamos organizado mi amigo Julio y yo una escapada a la naturaleza, en la cual iríamos mi amigo, su novia Laura, mi amigo Javier y su novia Olga y yo. Pues bien, todo fue un cúmulo de casualidades en las que se acabaron descolgando en el último momento Javier y Olga, por lo que dado que ya lo teníamos todo más o menos organizado, decidimos mi amigo Julio, su novia y yo llevar a cabo el camping, por lo que iríamos a la sierra un fin de semana a acampar, como hacíamos desde hacía algunos años, aunque desde que tenía novia ya no era lo mismo.
Su novia y yo nos conocíamos del instituto, nada más, habiendo teniendo un leve tonteo cuando coincidimos en 2º de BUP, pero que quedó en eso, un tonteo. Cierto es que ella y yo teníamos cierto…feeling, se reía conmigo, robando en la mayoría de ocasiones protagonismo a Julio. Ella era morena, bajita, ojos marrones, piel blanca y una sonrisa preciosa, aunque muy justita de inteligencia, era algo cortita, empollona, con gafas, muy buena estudiante, excelente, aunque muy bonita, no entendía como podía estar con Julio, un tío indeciso, aunque buen amigo, siempre fue un palurdo para las tías, torpe, aunque le tenía mucho aprecio, era mi amigo de la infancia. A él le había presentado varias chicas antes de estar con Laura, la mayoría ya me las había follado, pero bien folladas, nada de besitos y abrazos, bien abiertas, y muchas de ellas bien rellenadas de leche por mí.
Llegó el sábado y los tres fuimos hacia la sierra, hasta encontrar un lugar ideal para acampar, cerca de un río donde podíamos pescar, un hobby que compartíamos él y yo, nos encantaba, aunque con su novia sería algo más aburridos, puesto que no podríamos hablar de tías…ya sabéis. Encontramos un lugar ideal, en el cual desplegamos la tienda de campaña, llevábamos una grande en la que entrábamos los tres.
—Julio, ya monto yo la tienda, id vosotros si queréis a buscar leña para hacer fuego para comer —Le dije a mi amigo.
—Vale, aunque…mejor que Laura se quede ayudándote a montar la tienda, que le dan mucho miedo los bichos e insectos…y entre gritos y saltos me voy a tirar tres horas para traer cuatro palos jajajaja —Me dijo Julio delante de Laura, la cual dio un golpecito en el brazo a su novio con la mano.
—Bueno, como queráis —Les dije sacando las piquetas de la bolsa.
Julio se adentró en las arboledas para buscar leña, mientras su novia comenzó a ayudarme a desplegar la tienda.
—Pues…Laura, se os ha jodido el follar este fin de…jajajaja, tenéis compañía…jajaja —Le dije mientras me ayudaba sin cortarme.
—jajajaja, peri mira que eres…de todas formas…para lo que hay que hacer…jajajaja —Me contestó sin tapujos.
—Joder, mujer, que pasa que no le dais a…ya sabes…¿Tan ocupados estáis para follar? —Le pregunté aprovechando su sinceridad.
—Hombre…no digas nada por favor, que Julio me mata, pero es que él…tampoco es que sea un portento… —Me dijo.
—Ya…bueno…siempre ha tenido como polla un gusanito jajajaja —Le dije riéndome de la polla de mi amigo.
—Lo digo por la duración jajajaja, vaya amigo que tiene…jajajaja —Me dijo empujándome con el hombro.
—Ya, bueno, pero el gusanito lo tiene, yo se la he visto y no puedes decirme lo contrario jajajajaja —Dije ridiculizando a mi amigo de nuevo.
Ella me miró sonriendo, pensando su contestación, apretando los labios como no queriendo dejar escapar su contestación, como si quisiera evitarlo.
—Pues...no, la verdad es que no la tiene muy grande precisamente, jajajaja —Me dijo mirando al suelo avergonzada y sonrojada.
—Bueno, mira el lado bueno, cuando te la meta por el culo no te dolerá, bueno, ni la notarás jajajajaja —Le dije.
—Pues la verdad es que no jajajaja —Me contestó dejándome sorprendido por contar esas intimidades sin tapujos.
Sinceramente, nunca había tenido tanta conversación con ella, por lo que me daba la imagen de niña buena y tonta, de simple empollona, equivocándome.
—¡Pero si no le medirá ni 12 centímetros jajajaja! —Le dije —y me estoy poniendo cachondo, ya la tengo morcillona.
—¡Alaaaa! ¡Estás de coña…! —Me dijo mirándome fijamente con la boca entreabierta mientras intentaba clavar una piqueta en el suelo.
—¡Qué! ¿No te lo crees? —Le dije sonriendo.
—Pues no jajajaja —Me dijo retándome, viendo claramente como a la tía le iba el rollito este.
Miré hacia los lados en busca de mi amigo, el cual no vi por ninguna parte, por lo que, de golpe, pegué un tirón a mis pantalones hacia las rodillas, mostrando mi pollón ya bien duro, 22 centímetros de puro músculo, junto a mis tremendas y gordas bolas, todo totalmente depilado.
—¡Hostia chaval! jajajajaja —Me dijo mirando boquiabierta, quedando mi rabo a 2 centímetros de su cara.
Sin que lo esperase, la agarré con mi mano y le di un pollazo en toda la cara.
—¡Aaahhh! ¡Estate quieto, capullo! Jajajaja, que como venga Julio nos mata jajajaja —Dijo sin parar de mirar el rabo.
—Tócala un poquito y me los subo, total, si ya sabes que en 2º de BUP tenías las mismas ganas que yo, tonta —Le dije.
—Pero…joder, no sé… —Dijo levantándose en cuclillas para mirar hacia los lados por si su novio hacía acto de presencia.
—Venga, coño, que no muerde —Dije dando dos pollazos más a su cara mientras miraba vigilante hacia los lados, moviendo algunos mechones de su pelo por el pollazo.
Agarró mi rabo para parar los pollazos, intentando rodearla con su mano.
—Bueno, pero esto no ha pasado nunca ¡eh! —Me dijo mirando de reojo hacia el campo.
—Pero como voy a decirle nada ¿Eres tonta? No pienso romper mi amistad con él —Le dije intetnado tranquilizarla.
—Bueno, un poco solo y ya —Me dijo tirando mi piel atrás y adelante, mirando a la punta del capullo y el balanceo de mis cojones.
—¡Uuuuufffffff! ¡Joder nena! ¡Agárrame los cojones y así ya haces que me corra! ¡Oooooohhhhhh! —Le dije, haciendo caso a mi indicación y, con su manita, tocando con timidez mis grandes cojones, sopesándolos en un principio, para agarrarlos con toda su mano después mientras comenzaba a ordeñarme lentamente.
—¡Pasa la lengua al capullo un poco! —Le dije.
—¡Joder, pues anda que no pides! —Me dijo sonriendo mientras me miraba hacia arriba mi cara de placer.
Ella volvió a acceder a la indicación y saco su lengua, lamiendo el capullo lentamente mientras ordeñaba mi rabo sin prisa.
—¡Oooooohhhhhhhhh! ¡Joooodeeeeerrrr! —Gemía tremendamente excitado, con mi rabo creyendo que me reventaría en cualquier momento —Seguro que no te entra ni la mitad en la boca —Le dije intentando algo más.
—Mucho estas pidiendo tú, listillo, córrete ya anda… —Me dijo acelerando la paja mientras no quitaba el ojo de mis cojones y mi capullo.
—Si te la metes en la boca me corro en 30 segundos —Le dije con los ojos entornados por el placer.
—Mmmmmm…bueno…pero avísame cuando te vayas a correr ¡eh! —Me dijo yendo un paso más allá.
—Claro, claro, yo te aviso, pero date prisa no nos pille —Le dije con segundas intenciones.
Ella, inocente, abrió la boca y comenzó a introducir el enorme capullo en su boquita hasta tenerlo todo dentro, comenzando a mover levemente la cabecita de adelante atrás, sacando su lengua por debajo para estimular mi frenillo, era increíblemente morboso, todo ello mientras apretaba mis cojones. En un momento le dio una arcada, por lo que intentó retirar la cabeza, evitándolo yo poniendo suavemente mi mano sobre su cabeza.
—¡No, no la saques, las arcadas hacen que me corra, me pone muchísimo, ya estoy casi, aguantaaaaaa! —Le dije, haciendo caso a mi indicación, colgando de su lengua una gran hilera de saliva.
Puesto que ella solo quería que me corriera con la mayor celeridad posible, aguantó como una campeona las sucesivas arcadas, las cuales incrementé comenzando a embestir, llegando a introducir medio rabo hasta casi su campanilla.
—¡Pon las manos en tu espaldaaaa, ya llegaaaaa! —Le dije, acatando nuevamente la indicación, poniendo sus manitas cruzadas a la espalda, intentando hacer todo lo posible para que me corriese rápidamente.
Bajé mi brazo hacia su short y saqué sus pechos fuera de él, siendo grandes y duros, no poniendo oposición y, en ese momento.
—¡Mírame, zorra! —Le dije, levantando su mirada, dejándole caer un salivazo en la cara, que creí que esquivaría o apartaría con la mano, pero que no hizo, sino que lo vio venir y dejó que le cayese en toda la frente —¡Aaaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhhh! ¡Ooooooooooooooohhhhhhhhhhh! —Dije estallando en una intensa explosión de semen, a la vez que apreté con fuerza su cabeza sin que ella lo esperase, embutiendo toda la carne que la profundidad de su boca pudo dar de sí, estallando en lo más profundo, comenzando a toser y, juro que le salió hasta por la nariz, cayendo gran parte del semen en sus pechos.


Fue algo bestial, aunque lo fue mucho más cuando cayó la noche y dormimos los tres en la tienda…aunque eso será en otro capítulo, si lo deseáis.


[h=2]Mi hermana, una cerda para su novio[/h]
Mi nombre es Noelia y tengo 27 años, mi hermana Lorena tiene 25. Yo no tengo novio, ni tengo mucho tiempo para buscarlo, ya que trabajo 10 horas al día y se me hace muy difícil relacionarme y conocer gente, aunque mi hermana si tiene novio, ella trabaja en una agencia de viajes, donde conoció a su novio, Luis, de tan solo 19 años, la verdad es que bastante más pequeño que ella, justamente en su trabajo, donde este chico entró a trabajar hace unos 3 meses.
Yo soy una chica rubia, de corta estatura 1.65 al igual que mi hermana, aunque las dos tenemos un cuerpo esbelto y bien dotados de dos buenos pechos y unas buenas nalgas, tersas y respingonas. Pues bien, como dije, sale con un chico más joven que ella, el cual, bajo su aspecto elegante y trajeado cuando está trabajando, se esconde un macarrilla, un chuleta en cuanto se quita el traje, que delante de mí agarra a mi hermana del culo, apretando bien sus nalgas, incluso le da alguna que otra nalgada bien fuerte delante de mí cuando se agacha, haciéndome contemplar como encoje las nalgas tras el sonoro azote desprevenido, rascándose rápidamente, mientras él me mira y sonríe diciéndome…
-Jajajajajaja como encoje el culo la guarra de tu hermana ¡Eh! -Me dice en ocasiones agarrando mi muslo con toda su mano, mientras yo le miro de reojo intentando sonreír totalmente sonrojada -anda que no le gusta que le hostie el culo cuando la tengo a cuatro patas sobre tu cama…¡Uuuuffffff! Como se pone la marrana -Me decía él, no sabiendo que decir, no podía creerme eso, no de mi hermana, no creía que ella fuese capaz de hacer esas cosas con su novio en mi cama…me estaba consiguiendo poner nerviosa por su edad del niñato tiene junto a esos morbosos comentarios -Ahí donde tienes a tu dulce hermana, anda que no le gusta que le de caña, hago con ella lo que me sale de la polla…jajajaja-Continuaba, sabiendo, supongo, que nada diría a mi hermana dado los comentarios tan embarazosos.
Yo tenía que marchar, por lo que me despedí de él y, al levantarme me propinó bajo la falda, una sonora nalgada a la que no supe reaccionar, simplemente sonreí en vez de mandarlo a la puta mierda al gilipollas, preferí marcharme dejándolo mirando mis respingonas nalgas.
-Luego te mando un mensajito -Me dijo él.
-Vale, jajajaja -Dije riendo como una imbécil.
Me marché al trabajo y, el móvil vibró en mi bolsillo, y al sacarlo vi un mensaje de Luis, a ver lo que el gilipollas prepotente me había mandado. Cuando abrí el mensaje…de vídeo y…¡joder!…rápidamente me fui al baño para que nadie me viese. Volví a abrir el mensaje y era un vídeo…mi hermana sobre mi cama…con el culto en pompa, totalmente ofrecida y…el cabrón me lo había mandado a mí, follada sobre mi cama tratada como una cerda…mirarlo por vosotros mismos...
 

gantz265

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Mi novia y el cabrón de mi hermano

Mi novia y el cabrón de mi hermano.
Mi nombre es Raúl, tengo 30 años, y tengo un hermano de 23. Somos muy diferentes, como la noche y el día, yo estudioso y responsable, él un vago y un engreído, vividor y buitre, aunque él ha sacado el don de tener tantas novias como no tendré nunca, más bien solamente tengo una, con la que llevo ocho maravillosos años hasta que...

Mi novia se llama Rosa, tiene mi edad, 30 años, y ella es rubia, ojos almendrados, cuerpo precioso y una chica delicada y dulce. Nuestra relación es seria, y hasta donde yo creía sólida…tenemos planes de futuro, casarnos…comprarnos una casa…

Ella es una más de nuestra familia, la relación con mis padres es excelente, aunque nunca le ha caído muy bien mi hermano, siempre me ha recalcado lo chulo y prepotente que es, egocéntrico y creído, que no podía ni verlo, o eso decía.

Mi hermano siempre estaba diciéndole lo pija que era, incluso llegó a decirle delante de mí que era una mal follada, aunque dado lo violento que se pone en ocasiones no fui capaz de decir nada. En alguna ocasión incluso, mientras yo hacía la comida, desde la cocina, me pareció oír un fuerte sonido, como una fuerte palmada o algo así, aunque cuando me asomaba estaban los dos sentados uno junto al otro como si nada. Al rato volvía a oír más sonidos que retumbaban por toda la casa, aunque ya no hice mucho caso. El caso es que me llamó por teléfono mi madre para ver si podía ir a recogerle a la estación de autobuses, por lo que pedí a Rosa si podía continuar ella con la comida en lo que iba a recoger con el coche a mi madre, a lo que me dijo que por supuesto, por lo que me dirigí entonces rápidamente a la calle. A un cuarto de camino, me di cuenta que no llevaba el carnet de conducir ni el móvil, por lo que di media vuelta y me dirigí de nuevo a casa a recogerlo. Al abrir la puerta, oía gritos y esos tremendos sonidos que en ocasiones oía cuando los dos estaban en el salón.

—¡Marrana, contento tiene que estar el cornudo de mi hermano con una perra como tú, mal follada! ¡Plaaaaaaaaaaassssss! ¡Que tiene que darte rabo su hermano pequeño, pedazo de puerca! ¡Plaaaaaaaaaaassssss! ¡Puerca! ¡Plaaaaaaaaaaassssss!

Me acerqué lentamente hacia localizar de donde procedían las voces, las cuales venían de mi habitación, por lo que en silencio me acerqué, muy lentamente, hasta poder mirar con un ojo por la pequeña ranura de la puerta, y esto es lo que vi…

Mi novia y el cabrón de mi hermano


Mi madre, la puta de su nuevo novio

Hola ya que voy a mostraros un vídeo verdaderamente vergonzoso de ver para mí, omitiré mi nombre, aunque no el de la zorra de mi madre, ella se llama Nerea, tiene 37 años, mide 1,60 de estatura y es preciosa. Hace un año que tiene novio, Ramón, corpulento y poco sociable, todo lo contrario a lo que es mi padre, ya que están separados desde hace dos años. Ramón y yo no nos llevamos muy bien, menos cuando veo como trata a mi madre como a una criada, le soba como si fuera su puta, como si fuera su macho, mientras que a mí me trata como a un mierda. Incluso hace a mi madre darle masajes en los pies delante de mí, en ocasiones le agarra del pelo y la levanta hacia él para darle un beso baboso y asqueroso, mientras levanta su falda o en ocasiones mete su mano por dentro de su pantalón, le propina nalgadas mientras levanta su falda, o inclusive le baja las mallas por debajo del culo y le propina fuertes nalgas, es vergonzoso. Incluso a llegado a decirme

—Menuda madre tienes, lástima que tu madre la tuviese tan pequeña, menuda cochina está hecha tu madre, y si nobte lo crees, pasmarote, ve en diez minutos a su habitación, le voy a dar una follada que ya le gustaría al pichacorta de tu padre haberle dado —Me dijo sin darme lugar a contestación alguna, levantándose del sillón para ir en busca de mi madre.

Oí como se adentró en la casa y comenzó a decir a mi madre...

—¡Para la habitación donde dormías con tu marido, puerca! ¡Plaaaaaaaaaaaasssssss! ¡Pero vas a ir a cuatro patas, marrana, con el culo al aire! ¡Plaaaaaaaaaaaasssssss! —Le oía gritar a mi madre como si fuera su macho.

Me asomé y pude ver a mi madre a gatas caminando con el culo al aire, marcado por las hostias recibidas en las nalgas con las manazas del animal de su novio, con los pantalones bajados por debajo del culo.

Se adentraron en la habitación, esperé pensativo durante unos minutos, hasta que saqué fuerzas de flaqueza y me dirigí nervioso hacia la habitación como él me había dicho y... allí me encontré esto, mientras observaba escondido tras la puerta...

Mi madre, la puta de su nuevo novio 2

El novio de mi madre, continúa tratando mi madre como una completa sirvienta en casa, y una vil puta en cualquier momento y lugar que se le antoja. Hoy, estábamos en el salón, donde estábamos mi madre y yo tranquilamente viendo la televisión, aunque un silencio incómodo invadía la casa, puesto que ella sabe que oí perfectamente el trato que le dio el día anterior su novio en casa, ya que las nalgadas y los insultos, así como los gemidos de placer de ella eran audibles perfectamente en cualquier rincón del la casa. Después de follarla bien follada y marcarle sus nalgas como si fuera ganado para él, de su propiedad a base de nalgadas, simplemente se vistió y se marchó. Antes de marcharse y dejar a mi madre todavía extasiada por el gran orgasmo, pasó por el salón donde yo había ido rápidamente.

—¡Qué, pedazo de maricón, que eres un maricón como lo es tu padre! Ya has visto como trato a la marrana de tu madre ¡Eh! A partir de ahora el macho de esta puta casa soy yo, y así trataré a tu madre para que lo puedas presenciar diariamente. Le voy a follar todos los agujeros, le va a salir tanta leche por las orejas que no vas a saber si es tu madre o una vaca jajajajaja —Reía el cabrón, sin ser capaz de reaccionar dado el estado de nerviosismo.

Pues bien. Al día siguiente, estábamos mi madre y yo solos, viendo la televisión, hasta el momento en el que sonó el timbre. Mi madre se levantó a abrir la puerta. La veía especialmente guapa, atractiva, con esa faldita que se había puesto y esa blusa, bajo la cual se adivinaba que no llevaba sujetador, por los movimientos de sus pechos bajo la tela, quizá lo ocurrido ayer hubiese hecho que viese a mi madre de otra forma diferente, no sé.

El caso es que abrió la puerta de la casa.

—¡Hola, ven aquí, mi marrana! ¡Plaaaaaaaaaaaassssssssssssss! ¡Ven y besa a tu macho! ¡Plaaaaaaaaaaaaaaaaaasssssssss! —Oía desde el salón.

Ya había venido el imbécil del novio de mi madre, no sé qué cojones hacía aquí si no había avisado, o...quizá sí avisó a mi madre, quizá ella supiese algo y por eso esa vestimenta..., tiré mi cuerpo hacia adelante para ver lo que ocurría en el entrador de la casa, y pude ver como el cabrón había levantado la falda a mi madre y le había hecho que ella misma la sujetase para tenerla levanta hasta su cintura, por lo que mi madre permanecía agarrando su falda por detrás a la altura de su cintura, para que el animal mientras pudiese estrujar sus nalgas, las cuales estaban al desnudo, ya que tenía las bragas por debajo del culo, apreciándose perfectamente como su novio ya le había dejado su manaza marcadas en ambas nalgas blancas y carnosas. Los pechos ya se los había sacado fuera de la blusa, y el animal le agarraba fuertemente de los pezones y, sin ninguna delicadeza, se los balanceaba hacia los lados, mientras mi madre permanecía de puntillas besándole mientras él hacía con ella lo que quería.

—¡Para la habitación de tu hijo, marrana! ¡Plaaaaaaaaaaaasssssssssssss! ¡Tú delante, que te pueda azotar por el camino, puerca! ¡Plaaaaaaaaaaaaaaaaaaaassssssssssssss! —Con estas palabras pasaron por delante del salón, donde el cabrón se asomó y, con una sonrisa en su rostro me miró —Es hora de reventar los agujeros a tu mamá, ha llegado su macho, jajajaja —Decía el hijo de puta.

Oí como abrían la puerta de mi habitación y se adentraban en ella, por lo que, como el día anterior, de puntillas, me dirigí cual pajillero con el mono, lentamente hacia mi habitación, con un nudo en la garganta y el corazón latiendo en mi cabeza. Lentamente asomé mi cabeza, de forma idéntica al día anterior y, allí, de rodillas, expuesta a su novio, completamente desnuda...agarré mi móvil y comencé a grabarlo, aquí os lo dejo...

Mi cuñado negro y mi madre, su perra

Mi nombre es Leo y tengo 18 años, y hace un mes aproximadamente, mi hermana Mónica, trajo a su novio, un negro enorme, Rom se llama, de 1.90 y una gran corpulencia. Mi hermana, bajita de estatura, de 1.63 aproximadamente, rubia, muy bonita, delicada, muy pija, a su lado hace un contraste peculiar. Pues bien, su novio no es muy hablador, ni si quiera con ella, a la cual trata como una muñeca, igual está mi hermana a su lado, de pie, mientras el permanece sentado, tranquilamente y, sin mediar palabra, se queda contemplando el negro su culo, con descaro, para lanzar una tremenda nalgada delante de mi madre o de mí, sin importarle absolutamente nada y, de un tirón de brazo se la lleva sobre sus piernas para empezar a manosear todo su cuerpo, un absoluta depravado.

A mi madre, la cual es idéntica a mi hermana y se llama Noelia, la miraba exactamente igual, aunque veía en mi madre un especial trato hacia él, era muy servicial, le miraba con unos ojos...no sé, muy extraño, llevaba viniendo a casa hacía unas tres semanas, incluso en ocasiones cuando yo venía a casa, ya estaba él aquí con mi madre, ella decía que era un manitas y que le ayudaba a hacer algunas cosas de la casa, ya que al no tener trabajo tenía mucho tiempo libre, mientras él simplemente callaba y sonreía.

Pero, lo de ayer...veréis, ayer estábamos mi hermana, su novio que ese día se quedó a dormir yo en casa, mi madre y yo, ya que mi padre tenía una cena de trabajo y llegaría muy tarde. Eran sobre la 1:00 de la mañana, cuando yo permanecía en mi habitación y en el salón oí unas extrañas voces. Debía ser mi hermana con Ro, o eso creía, hasta que oí una leve tos que delató la presencia de mi hermana en su habitación, por lo que ella no era.

—¡Traga, mamona, pedazo de guarra! ¡Más profundo, más adentro perra, vas a tragarte toda esta barra de carne negra hasta el fondo, blanquita! —Oía desde mi habitación lejanamente.

Lentamente me fui aproximando, y me acerqué lentamente a su habitación y...allí estaba Rom, con mi delicada madre a su merced...mejor verlo por vosotros mismos, este tío es un absoluto pervertido y un animal, con mi madre...no me lo podía creer, mi fiel madre de rodillas frente a este chico, de tan solo 25 años...



http://flashservice.xvideos.com/embedframe/14160693">Mi cuñado negro y mi madre, su perra

Mi hermana, una cerda para su novio 2:Ahora tragando rabo

Esta vez, el cabrón de mi cuñado, me manda otro vídeo mientras yo estoy fuera de mi casa, de nuevo en mi habitación, pero esta vez mi hermana está entre sus piernas, comiéndole el rabo, demostrándome el cabrón, que tiene a mi hermanita rendida a sus pies, como una verdadera marrana, siendo el su macho.

Este es el vídeo, acompañado del mensaje...

"Aquí tienes a tu delicada hermanita, dentro de poco tendré arrodillada a tu madre tragando rabo igual que lo hace ahora la pija de tu hermana, maricón, disfruta de ello"

COSAS DE MI VIDA:LA NOVIA DE MI MEJOR AMIGO II

Esta es la segunda parte de mis vivencias en lo al sexo duro de refiere y, recuerdo que, pea bien o para mal, todo lo relatado es cien por cien real, excepto los nombres.

Pues bien, como relaté en el capítulo anterior, y se reponerse Laura, la novia de mi amigo Julio, de la follada de boca que le di, que en un principio solo iba a tratarse de una pequeña paja y, acabó follada por la boca, con los pechos fuera de la blusa y un espeso escupitajo en la frente. Después de esto, se limpió con un papel los pechos sobre los que cayeron gran cantidad de semen, el rímel también, ya que sus ojos lloraron por la congestión de mi cipote en su garganta, por lo que se retocó con el maquillaje que llevaba, aunque los ojos continuaban rojos y se peinó el pelo para quitar los enredos que le hacía causado al agarrarla. Yo cogí otro pañuelo de papel y me limpié los cojones que los tenía llenos de semen y de espesa saliva, quité todos los hilos de baba que colgaban de mis huevos y mi rabo y me subí los pantalones.

A los diez minutos apareció Julio con un montón de leña en los brazos, sonriendo como siempre, y Laura no se mostraba muy natural, se le notaba el nerviosismo todavía, sin embargo a mí no se me notaba absolutamente nada, estaba perfectamente, con ganas de continuar dando rabo a la mojigata de su novia, jajajajaja. Ella fue a darle un beso (con la misma boca con la que me acababa de comer el rabo), se lo dio hasta con lengua la muy guarra, estaba claro que sentía culpabilidad que de alguna manera intentaba ocultar. A partir de ese momento, cada vez que mi amigo se distraía, y a sabiendas ya de que la perca de su novia sentía la misma atracción hacia mí que hace años, aprovechaba cualquier oportunidad en que mi amigo de distrajese para meter mi mano por dentro de sus bragas. En una de las ocasiones estábamos amontonando la leña para hacer fuego, y se nos olvidaron coger las cerillas, por lo que ella entró en la tienda a buscarlas en las mochilas. Puesto que no las encontraba fui yo a ayudarla y entré en la tienda con ella, mientras Julio quedó preparando la carne y la parrilla para hacerla, así como cortando las ramas.

Al adentrarme en la tienda, allí estaba ella, a cuatro patas con el culo en pompa buscando en la mochila de Julio, por lo que aproveché para darle un tirón al pantalón y a las bragas y bajarlas hasta las rodillas, dando ella un brinco al no esperarlo.

-¿Estás loco? Está Julio ahí fuera... -Me dijo sin muestras de enfado en su rostro -puede entrar en cualquier momento y nos puede pillar.

-Que no nos pilla tonta, se ha quedado muy atareado con la carne y preparando el montículo de leña -Dije agachando bruscamente su cabeza aplastándola contra la mochila para así dejar todo su culo en pompa, todos sus agujeros a mi disposición.

No puso mucha resistencia, está claro que lo deseaba tanto como yo, y ese trato hacía que mojase las bragas la muy puerca, por lo que de la mochila de Julio agarré uno de sus calcetines y lo introduje en su boca, forzándolo bien adentro.

-mmmmmmmm...mmmmmm... -Decía ella.

Estaba empapada quedó completamente quieta y en silencio, podía notar como su respiración se agitaba por la excitación, ahí, la novia de mi mejor amigo ofrecida ante mí con los pantalones y las bragas por las rodillas, con ese gran culo con toda la raja abierta, dejándome ver el ojo del culo cerradito y prieto así como la raja del coño brillante por la lubricación. Acerqué mi lengua y le di un lametazo desde el clítoris subiendo a lo largo de toda la raja del coño hasta el ojete, donde introduje mi lengua.

Ella comenzó a temblar muy ligeramente, echó sus manos hacia atrás y abrió sus nalgas, para dejarme vía libre para poder continuar el trabajo con mi lengua. Me incorporé y me incliné sobre ella, dejando caer un chorro de saliva con todo el aroma de su culo, a lo que la muy puerca sacó la lengua para recogerlo, aunque yo me moví para que cayese en su carita, por lo que finalmente acabó cayendo a lo largo de sus gafas y parte en la mejilla. Tenía el rabo durísimo, por lo que lentamente lo liberé, mis 22 centímetros de duro rabo apuntando hacia su coño. Ella al verme se sacó el calcetín de la boca y echó su cuerpo hacia adelante.

-Noo...si no te poner el condón no... -Me dijo sin ser muy convincente.

-Venga vale...lo tengo aquí en la cartera -Le dije mintiendo.

Hice como si buscase en mi cartera mientras ella agachó la cabeza de nuevo confiando en mí, y yo hice algo de ruido con un billete que tenía dentro, simulando el envoltorio del condón.

-Ahora sí -Le dije estando ella más tranquila.

Como no se volvió a comprobarlo y yo nunca follo con condón, le arrimé el capullo, y fui empujando mi enorme capullo hasta introducirlo, entraba muy apretado.

-¡Uuuuuuufffffff! ¡Joooooooodddeeeeerrr! ¡Queeeee gustooooo! -Decía abriendo todavía más sus nalgas con sus manos.

Me incorporé mientras empujaba más hacia adentro y le agarré del pelo, tirando bruscamente hacia arriba levantando su cuerpo, y una vez arriba le di un bofetón que recibió en la mejilla, pero que claramente no le molestó, puesto que se tiró a comerme la boca con ansia y excitación.

-Meeeteelaaaaa maaas... -Me decía mirándome a los ojos descontrolada.

-Si no me pides que te de otro bofetón en la cara no -Le dije sonriendo y empujando más adentro mi enorme rabo.

-¡Joooodeeeerrr que gustooooo! ¡Si me vas a follar así...dame dos...pero no pares...! -Dijo la muy puta con esa cara angelical y dulce.

-¡Plaaaaaaaaaaaaassssss ! ¡Plaaaaaaaaaaaasssss ! -Le propiné dos fuerte bofetones y otro gran salivazo en las gafas, mientras introducía por el ojete mu dedo pulgar, comenzando a sacar lentamente mi rabo para sentir bien las estrechas paredes de su coño apretándolo, para volver a introducirlo de nuevo hasta el...

-¡Laura! ¿Encontráis las cerillas? -Dijo de pronto Julio dirigiéndose hacia la tienda.

Rapidísimamente la saqué del coño oyéndose un sonido hueco como cuando descorchas una botella, dejándolo completamente abierto y dilatado dado el grueso tamaño de mi cipote. Me subí rápidamente el pantalón y ella hizo lo propio, pasándose la mano por toda la cara para quitarse los enormes salivazos que le había propinado en la cara, también se quitó las gafas.

Yo me dirigí fuera de la tienda, por lo que cuando él entraba yo salía.

-Nada tío, no las encuentro -Le dije al cruzarme con él como si nada.

-Ya las busco yo -Me dijo dándome una palmadita en la espalda sintiéndome.

Continuará...

ESPIANDO A MI MADRE Y A SU NUEVO NOVIO III

Mi madre inició la marcha hacia el “matadero”, a cuatro patas, mirando hacia atrás de reojo vigilando con vergüenza si le observaba, vigilante en todo momento, aunque yo ya había descubierto su escasa dignidad ante semejante semental, su macho, intentaba aparentar ante mí lo contrario.

No quería ni pensar las atrocidades que haría y diría a mi pobre madre. La vida había dado un vuelco dejándome caer en barrena y sin paracaídas.

—¡Pasa marrana, pasa que te voy a dar por todos los agujeros! —Le decía Jesús a voces para que yo fuese testigo —¡Ponte boca arriba en la cama y deja la cabeza colgando en el borde, te voy a enseñar a comer entera esta barra de carne, perra! —Le gritaba —¡Primero me vas a chupar el ojete, cerda! ¡Plaaaaaaaaaaaasssss!...



—¡Las ubres por fuera, guarra! —Le dijo el macarra a mi pobre madre, imaginándola con los pechos colgando por fuera de la blusa que llevaba del pijama —¡Chúpame el culo, puerca! ¡Así, saca la lengua, lame de arriba abajo, toda la raja del culo! —Continuaba gritando para que yo lo oyese.

No podía aguantar más, no podía quedarme ahí, sin saber el mal trato al que sometía a mi madre y yo ahí, escondido como una rata, como un mierda, acojonado sin querer ver por una parte a mi pobre madre sometida por ese macarra semental, pero por otra me despertaba la curiosidad, por lo que, me levanté muy lentamente de la cama, sin que el somier crujiese, muy despacio, mientras seguía escuchando a Jesús insultar y faltar al respeto a mi madre, tratándola como a su fulana, como a una puta de carretera, teniendo en cuenta que era un ama de casa, una buena madre…una mujer preciosa y que merecía ser tratada como a una princesa, todo lo contrario a lo que estaba haciendo este mal nacido, seguramente un putero.

——¡Así guarra, mete la lengua en el ojete, chúpamelo bien y los cojones también, eeeso eeessss…! —Le seguía oyendo al macarra.

Muy despacio abrí la puerta de mi habitación y, andando de puntillas, medí cada paso que daba, mientras continuaban los improperios.

—¡Abre la boca, puerca, saca la lengua y la cabeza la quiero bien colgando! ¡Di…aaaaaahhhhhhh! —Oía decir al hijo puta.

—¡Aaaaaahhhhhhhhhhh! —Oí decir a mi madre, imaginándola boca arriba en la cama, con la cabecita colgando y la boca abierta a la espera de que este imbécil incrustara su enorme barra de carne en las profundidades de su boca.

—¡Plaaaass! ¡Plaaaass! ¡Así, tu cara se merece ser abofeteada por mi rabo, menuda madre de mierda estás hecha! ¡Plaaaasss! ¡Plaaasss! ¡Con tu hijo en la habitación con la puerta abierta! —Le decía, humillándola todavía más.

—¿Como se llama tu hijo? —Le preguntó el subnormal.

—Daniii….eeeeee….aaaaaggghhh… —Mii madre, al decir el nombre algo se le atoró en la garganta.

—¡Paraaa dentro…! ¡Abre bien la boca, perra! ¡Uuuuyyy que boquita más pequeñita y estrecha, como aprieta el capullo, te la voy a tener que ensanchar…! —Decía el cabronazo, suponiendo que le estaba incrustando el rabo en su indefensa boquita —¿Ya tienes arcadas, puerca, si solo te he metido el capullo? Se nota que el maricón del padre de tu hijo era un puto picha corta, como tu propio hijo, a ver si metiendo los dedos por la comisura de tus labios y estirando se ensanchan un poquito…! —Le decía el desalmado.

—¡Aaaaggggggghhhhhh! —Comenzó a emitir mi madre entre arcadas y burbujeos.

—¿Qué como se llama tu hijo, quiero oírlo, perra! —Le decía a voces, pudiéndolos oír hasta los vecinos.

—¡…aaaaaa…iiii…eeeeee…ggggggghhhh! —Intentaba decir mi madre, mancillando mi nombre mi madre, para saciar el morbo de su macho.

—¡Quien tenía el rabo más grande, tu macho o el cornudo del padre de tu hijo? —Le preguntaba Jesús.

—…iii…aaaaa…xxx…ooo..uuuuuuuaaaagggggg… —Mi madre emitió lo que debía ser una fuerte arcada mezclada con tos, intuyo que el cabronazo le habría metido el cipote más adentro.

Por fin llegué al marco de la puerta, asomé poco a poco mi cabeza por la rendija de la puerta y, la imagen era dantesca, el cabrón no tenía piedad ni respeto por la figura de mi pobre madre. Mi pobre madre se encontraba como imaginaba, acostada boca arriba y con la cabeza colgando en el borde de la cama, con los pechos por fuera de la blusa y el pantalón de su pijama puesto. Su boca estaba completamente abierta y tenía el rabo de Jesús introducido hasta la tráquea, quedando aun así poco menos de medio rabo fuera. Jesús miraba a mi madre triunfante, le miraba con una sonrisa en los labios, mientras disfrutaba de ver como mi madre se inundaba la cara de babas espesas, producidas por el inmenso cipote que le clavaba sin compasión, retrocediendo lentamente hasta tener el gran capullo fuera de la boca, arrastrando consigo grandes hileras de saliva espesa y blanquecina, la cual unía su boca al rabo de Jesús y los cuales acababan cayendo sobre la irreconocible carita de mi pobre madre, esparciéndose por sus ojos y su frente para, sin compasión, volver a introducirlo sin detenerse, lentamente, hasta sentir la primera arcada de mi madre, momento en el que se detiene disfrutando de las contracciones de la garganta y de cómo comienza a toser, arrastrando consigo una gran cantidad de saliva que chorrea por toda su cara, taponando los orificios de la nariz, en los cuales se forman grandes burbujas al intentar respirar por ella, momento en el cual Jesús, comienza a avanzar con determinación, para agonía de mi madre, hasta chocar con la pared de su garganta, donde mi madre comienza a emitir sonidos guturales fuertes, inclusive comienza a toser, tirando las babas hasta por los orificios de la nariz.

—¿Ves, puta? Ya te empiezo a ensanchar la garganta —Le decía el desgraciado —¡Di Pamplona, zorra! jajajajaja—Le decía mofándose a mi pobre madre.

—…aaaaaa…mmmm…ooooooo…aaaaaaaa… —Intentaba vocalizar de forma ridícula, atragantándose y tirando grandes cantidades de baba que resbalaban por su cara, hacia su pelo.

Jesús sacó el pollón de su boca, aprovechando de mi madre para tomar grandes bocanadas de aire, mientras el cabrón restregaba su cipote por toda la carita de mi madre, esparciendo por todo su precioso rostro bajo una espesa mascarilla de babas todas ellas.

—Jajajajaja, menuda pinta de perra, menuda mamá estás hecha —Le decía mientras mi madre intentaba recobrar el aliento —¡Quién es tu macho, mamona! —Le preguntó Jesús con el hinchado capullo a un centímetro de su boca, todavía con algunos hilos de saliva colgando.

—Tú… —Contestó mi madre sin dejar de mirar la gran barra de carne que se erguía amenazante frente a su cara dulce y angelical, bajo una gruesa mascarilla de flujos espesos que empañaban su preciosa imagen.

—¡jajajajajajaja! ¿Qué es tu hijo, marrana? —Le preguntó en voz alta, supongo que para que lo oyese desde mi habitación, pensando que estaría allí todavía.

—…un…un…mari…maricón… —Contestó mi madre sin dejar de mirar la gran estaca de carne venosa, alternando la mirada entre el rabo y los grandes cojones que colgaban sobre sus ojos.

Yo quedaba con la boca abierta ante la poca dignidad de mi madre, incluso era capaz de insultar a su propio hijo, el que ella había parido y quería tanto, no podía salir de mi asombro, era aberrante esa situación, tremendamente vergonzosa.

—¿Te gusta que te de pollazos en la cara, perra? —Decía mientras golpeaba con el duro rabo su cara, sus mejillas, su frente.

—Sí…me gusta… —Decía mi madre mientras cerraba los ojos para recibir los fuertes pollazos que le daba, los cuales sonaban con dureza, dándolos con toda la fuerza que podía, mientras se agachaba sobre ella para que sus grandes cojones taparan sus ojos de forma humillante para mi madre.

—¿Recuerdas que te estaba haciendo la vez que tu marido fue a la ferretería mientras decías que te iba a arreglar yo la tubería? Jajajajaja —Preguntaba a mi madre sin saber a qué cojones se refería.

—Acostándote conmigo… —Contestó mi madre con los cojones del macarra tapando su visión.

—¿Acostándome? ¡Que coño, te estaba enculando en la cama de matrimonio del cornudo, zorra! ¡Repítelo! —Le ordenó a mi madre.

—Me…me…estabas…enculando… —Contestó algo avergonzada mi madre.

—¡Chúpame el ojete, guarra y, dime…! ¿Y en qué posición estabas, cerda? —Dijo mientras ponía el ojete sobre la boca de mi madre aplastando su cabeza para incrustar bien la raja en su cara, para más humillación de ella.

—…aaa…uuuaaaatro…aaatttaaaassss… —Contestó mi madre con la lengua chupando el culo del cabrón, mientras este se ordeñaba lentamente el rabo.

—¡Perra, a cuatro patas! —Ordenó a mi mamá, la cual giró sobre sí misma quedando boca abajo, para ponerse a cuatro patas quedando sus pechos colgando fuera de su blusa, dando el culo al macarra, colocándose en el borde de la cama, con el culo bien ofrecido con el pantalón todavía puesto.

—¡Plaaaaaaaaaaaaaaaaasssssssssssss! —Comenzó a nalguear a mi madre encima del fino pantalón del pijama —¡Plaaaaaaaaaaaaaaaaaassssssssssssss! ¡Plaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaasssss! —Seguía nalgueándola mientras con la otra mano pajeaba su duro rabo, mientras observaba con las nalgas de mi madre vibraban a cada nalgada que le daba.

Bajó un poco el pantalón del pijama, dejando al descubierto sus blancas y ceñidas bragas, ajustadas totalmente a sus perfectas nalgas blancas, casi del mismo color que su piel, dejando su pantalón ceñido justo por debajo del culo, bajándolo lo justo para descubrir las nalgas.

—¡Plaaaaaaaaaaaaaaaaaaassssssssssssss! ¡Perra! ¡Plaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaasssssssssss! ¡¿Qué eres?! —Preguntaba a mi madre mientras la nalgueaba sobre las ceñidas bragas.

—Tu…puta… —Contestó mi madre, sin salir de mi asombro.

El cabrón agarró las bragas de mi madre y tiró pegó un tirón hacia arriba, metiéndolas por la raja de su culo, para así dejar al descubierto las ya rosadas nalgas, abombadas como dos timbales a su disposición para ser hostiados.

La imagen de mi madre, tengo que reconocer que tan solo la había visto en los mejores vídeos porno, y ni si quiera eso, ya que en directo era tremendamente impactante y excitante, sintiéndome culpable de sentir excitación por ver la humillación a la que era sometida mi pobre madre, sintiendo como mi polla se comenzaba a poner dura ante tremendo trato, estaba claro que para ella, el cabrón era su semental, su macho, el que tenía a su disposición sus agujeros como una marrana, aunque no dejaba de asombrarme el saber que mi madre era una mujer ejemplar, que consideraba el ejemplo a seguir de muchas mujeres fiel esposa y madre prefecta, para darme cuenta que no todo era como parecía.

—¡Plaaaaaaaaaaaaaaaaaassssssssssssss! ¡Come pollas! ¡Plaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaassssssssssssssss! ¡Mal paridaaaaaaa! ¡Plaaaaaaaaaaaaaaaaasssssssssssssss! —Decía insultándola a cada hostia que daba a sus delicadas nalgas, haciéndolas dar bandazos hacia los lados dejando toda la mano marcada con sus cinco dedos en ellas, como si fuese una vaca.

Sus pechos se balaceaban a cada hostión que daba en sus nalgas, porque no, eso no eran nalgas, eran verdaderos hostiones que retumbaban por toda la casa, mientras mi madre, sumisa, ofrecía su culo apoyando su cara sobre el colchón, dejándolo totalmente a disposición del desalmado, un enfermo que no tenía piedad ni sentía empatía por el hijo de su novia ni con ella misma.

—¡Las manos en las espalda, marrana! ¡Y ese culo bien en pompa! ¡Te voy a dejar los agujeros bien abiertos, puerca! ¡Plaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaassssssssssss! ¡Plaaaaaaaaaaaaaaaaaaaasssssssssssss! —Seguía mi madre recibiendo las hostias provenientes de las gran mano de su macho, el cual las propinaba con una mano mientras con la otras se pajeaba ante tal excitante visión.

Jesús se tumbó entonces sobre la cama, boca arriba, con la gran estaca apuntando al cielo, era imponente, cualquier mujer temería semejante abominación y, puso la foto que mi madre se había llevado de mi habitación en la que estábamos yo, mi padre y ella, poniéndola de pie sobre la almohada, sin comprender que es lo que pretendía.

—¡Móntate encima, puerca! —Ordenó a mi madre.

Mi madre se quitó el pantalón del pijama, y se dirigió hacia el gran miembro de su semental, poniéndose sobre él, no sin antes besarle en la boca de forma tierna. Creo que en el fondo mi madre buscaba algo de ternura sobre ese toro salvaje, que en su corazón cabría algo de ternura para ella. Por un momento se miraron a los ojos, y creí que de alguna forma la mirada de ambos era de enamorados, hasta que, un fuerte salivazo impactó sobre la cara de mi madre, para acto seguido restregárselo por toda la cara con su mano, mientras apartaba de un fuerte tirón sus ajustadas bragas, las cuales puso sobre la nalga contraria, la cual quedó completamente tapada, dejando solo al descubierto una de ellas.

—¡Te voy a rellenar como a un pavo de Navidad, puta! —Dijo mientras introducía el hinchado capullo en el coño de mi madre sin previo aviso.

Mi madre estaba con el coño completamente húmedo, se pudo oír el chasquido que emitió al contacto con el rabo del macarra, pudiéndolo ver en primera fila, ya que el culo de mi madre lo veía de frente, en primer plano, unas nalgas blancas entre las cuales una gran barra de carne se introducía por su apretado coño, quedando justo por encima el ojo de su culo rosado y bien depilado.

—¡Oooooohhhhhhhhhh! ¡Despaciooooo…es…muy…grande…cariño…! —Decía mi madre aunque dejando escapar un gemido.

—¡Eso es lo que tienes que sentir, perra! ¿plaaaaaaaaaaaaaaaaassssssssssssss! —Decía mientras agarraba las manos de mi madre y las ponía en su espalda para inmovilizarla con su mano, mientras con la otra daba un hostia detrás de otra a sus nalgas, dando un embestida que introdujo medio rabo en su interior, para comenzar a sacarlo lentamente, centímetro a centímetro.

—¡Aaaaaaaahhhhhhhhhhh! ¡Uuuuuuuuuuuuuuuuuuffffffffffff! —Gemía la zorra de mi madre, sintiendo rabia por no ver un atisbo de arrepentimiento de mi madre, o un síntoma de disgusto o rechazo, aunque fuera mínimo ante el trato del sinvergüenza.

—¡¿El cornudo te tenía mal follada eh?! ¡Jajajajajajajajajaja! ¡Contesta, guarra! —Le ordenó a mi madre, la cual tenía la cara junto al retrato nuestro.

—¡Aaaaaaaaaaaaahhhhhhhh! ¡Aaaaaaaaaaaaaahhhhhh! ¡sssss…sssiii…! ¡Eraaaa…unaaa…maaal…folladaaaa….! —Le contestó sumisa y obediente mi madre absorbida por la tremenda follada que le daba el cabrón.

—¡Quiero que mires la foto de los dos maricones mientras te coso el coño a pollazos, pedazo de guarra, adúltera mala madre! —Le dijo a mi madre mientras agarraba sus bragas, como si fuera a pegarles otro tirón para hacerlas más hacia el lado, pero no, las agarró y comenzó a utilizarlas como asadera, para comenzar a tirar con fuerza de ellas hacia arriba y hacia abajo, para comenzar a mover el culo de mi madre a su antojo, propinándole profundas penetraciones, pudiendo ver como las nalgas de mi madre bailaban a cada bote que daban, abriéndose y cerrándose a cada embestida, apreciándose como el rabo del macarra estaba cubierto por una espesa capa de flujo vaginal que llegaba hasta la base de sus grandes cojones, los cuales se balanceaban a cada embestida.

Mi madre hizo caso al cabrón y, mientras era profundamente taladrada y tratada como a una vulgar guarra, miraba la foto de su familia, siendo sorprendida por dos sonoros bofetones que le dio en su mejilla, las cuales no parecieron molestarle, si no que le hicieron gemir con más intensidad.

—¡Ooooooooooooooooohhhhhhhhhhhhhhhh! ¡Ca…cariñioooooooooo…meeeeeee…voyyyyy…aaaaa…correeeeeeeeeeeeerr…! ¡Uuuuffff! ¡Uuuuffff! ¡Uuuuuufffff! —Dijo mi madre entre gemidos con las nalgas moviéndose de forma descontrolada por las terribles embestidas que el animal le daba.

El cabrón introdujo los cuatro dedos de mi mano en su garganta, mientras con la otra seguía dando buenas hostias a sus nalgas, comenzando mi madre a babear como una cerda, por lo que Jesús saco su mano de su boca y se la restregó por toda la cara.

—¡Meeeeee… corrooooooo… —Gritó mi madre entre fuertes espasmos, comenzando a temblar sus piernas y brazos, mientras el enorme rabo del puto macarra se llenaba de fluidos espesos que bajaban por todo su largo y grueso tronco.

Jesús aumentó su ritmo, y agarró a mi madre por el pelo haciéndole una coleta, tirando de él y poniendo su cara frente a la de él, para propinarle un salivazo que impactó en toda su boca, a la vez que le dio un bofetón, a la vez que mi madre apoyó de golpe las manos sobre los hombros de él, haciendo ademán de querer levantarse con urgencia, mientras él tiró más fuerte de su pelo hacia atrás, y con la mano libre la nalgueó con fuerza.

—¡Nooooooooooooo…! ¡Otra vez noooooooo…! —Le dijo mi madre.

No podía creer lo que estaba viendo, de su coño y a lo largo del grueso pollón del hijo puta, comenzó a caer un torrente de semen blanco como la nieve, grandes hileras se deslizaban por la larga barra de carne hasta llegar a sus gordos cojones. El hijo de puta le había rellenado bien de leche, le había clavado hasta el fondo su gran rabo, sin importarle la voluntad de mi madre, como él decía “le había rellenado como a un pavo de Navidad”.

—¡Me correré en tu coño o en tu culo cada vez que quiera, si no te interesa me voy por donde he venido! —Le dijo Jesús agarrando sus pantalones alargando el brazo.

—Pero…cariño…bueno…vale…empezaré a tomar la píldora… —Respondió sumisamente mi madre sin entender cómo podía estar tan enganchada a este mal nacido, aunque supongo que por las duras folladas que el cabrón le daba.

—¡No vas a tomar nada, si te preño te jodes, que para eso eres mi cerda! ¿Me has entendido? —Le respondió con firmeza.

—Sss…sssiii…

—¡Limpiame el rabo con la lengua, puerca! —Le ordenó a mi pobre madre sentándose en el borde de la cama, por lo que ella se puso de rodillas en el suelo, entre sus piernas, introduciendo su enorme barra de carne en su boquita, mientras tanto él no prestaba si quiera atención a las maniobras de mi madre, la cual se introducía toda la carne todavía dura que podía, pasando la lengua por los lados del tronco, de arriba abajo, hasta bajar su cabeza hasta sus grandes cojones, metiéndolos en la boca satisfaciendo a su macho, el cual miraba y escribía en el móvil como si nada.De pronto, Jesús se levantó y, dejando a mi madre tirada en el suelo, dijo que tenía que marcharse. Volví rápidamente a mi habitación y, minutos después le oí atravesar el pasillo en dirección a la puerta para terminar saliendo.

No quería salir de mi habitación, la situación era muy embarazosa, no podía creer todo lo que en mi casa estaba ocurriendo. Las situaciones se repetían una y otra vez de forma continua. En la noche, cuando llegué, oí esta vez los sonidos procedentes de mi habitación, parecía la televisión, aunque no recordaba haberla dejado encendida. Me aproximé lentamente y, no podía creerlo, volviendo a espiar a mi madre y a su novio, podía ver a mi madre con mis calzoncillos encajados en su cabeza, mientras el permanecía sentado en la silla de mi escritorio, con las piernas apoyadas sobre el escritorio, y mi madre en medio de ellas, con el delantal puesto y un camisón, debió haberle pillado haciendo la cena, y le habría llevado como si fuese su criada a la habitación a rastras, permaneciendo allí, ordeñando su durísimo rabo mientras le comía el ojete al cabrón, estimulándose mientras veía una de mis películas porno. El hijo de puta estaba utilizando a mi pobre madre de forma vejatoria, la cual era utilizada como una sacaleches, mientras su novio se deleitaba viendo como un negro follaba el culo de una rubia a cuatro patas.

—¡Así, perra, no vales más que para chuparme el ojete! ¡Plaaaaaaaaaaaaaaaaaasssssssssssss! —Dijo mientras se echaba hacia adelante y, levantando el camisón de mi madre, le propinaba una enorme nalgada.

—Mi madre continuaba con su trabajo, echando gran cantidad de saliva sobre la punta del gran capullo, para repartirla bien por todo el tronco, para así deslizar con soltura la manita por todo el enorme rabo mientras pasaba toda su lengua a lo largo de toda la raja de su culo.

—¡Así me gusta, tenerte arrodillada pajeándome mientras veo a otras que follan mejor que tú, zorra! —Le dijo mientras le tiraba un salivazo que impactó entre la apertura de mi calzoncillo, dando en todo su ojo —¡Que buena que está la del vídeo del maricón de tu hijo! —Le decía a mi pobre madre, que se esforzaba por satisfacer el hijo de puta, aumentando el ritmo de la paja sobre su enorme he hinchado cipote.

—¡Ooooooooooohhhhhhhh! ¡Asíiiiiiiii putaaaaaaaaaaaaaaaaaaa! ¿Ponteeee detrás y cómeme los cojones y el culo mientras me pajeas por delanteeeeeee, me voy a correeeeeeeeeeeerr! —Gritó el macarra levantándose de la silla y sacando el culo hacia fuera, colándose mi pobre madre de rodillas entre sus piernas, con su delantal, poniendo su carita entre la raja del culo, lamiendo desde los cojones hasta el ojo del culo, mientras por delante ordeñaba apretando su enorme rabo, con un largo deslizamiento de su mano, desde la base del pollón hasta el capullo, momento en el que comenzó una potente y abundante descarga que fue a impactar sobre la pantalla de mi ordenador y mi teclado y escritorio, mis libros de estudio, mi móvil, el cual había dejado cargando…quedando el monitor completamente cubierto por un enorme y espeso manto de semen chorreante. Mi madre le estuvo ordeñando hasta que su cipote quedó totalmente descargado sobre mi lugar de estudios.

Una vez acabado, agarró a mi madre de la mano y se la llevó hacia la cocina.

—Esto déjalo así, que lo limpie tu hijo, que colabore en las labores, está amariconado, tú a cocinarme, que tengo hambre, tengo que reponer fuerzas para lo que te espera después…
 

gantz265

Pajillero
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Mi madre y el empleado negro de mi padre

Soy Nico, y os voy a relatar algo brevemente, una amargura que lleva persiguiéndome hace una semana, una amargura que se prolonga más y más cada minuto que tengo delante a mi madre y mi cabeza empieza a recordar lo ocurrido.

El mes pasado se nos rompió una cañería del baño mientras mi padre taladraba la pared, por lo que, mi padre que tiene una empresa de fontanería y ocho empleados, aunque el simplemente era el dueño, no tiene ni remota idea del oficio, por lo que dijo que no pasaba nada, que al día siguiente mandaría a uno de sus “chicos”, como él los llama, que mirara como era la avería y que cambiase lo que tuviese que cambiar, que mandaría quizá al chico nuevo, a ver que tal funcionaba, y para verlo qué mejor que probarlo en su casa, ya que hasta el momento había ido siempre acompañado aunque no solo.

Pues bien, al día siguiente estaba yo en casa con mamá, una mujer de 39 años, rubia natural, con muy buen cuerpo, ya que se cuida muchísimo, muy elegante, y que trabaja en una empresa de transportes ocupando el puesto de gerente. Llamaron al timbre, y fui a abrir la puerta encontrándome a un chico de unos 23 años, de raza negra, 1.87 de estatura y atlético, imponente. Llevaba un mono azul de trabajo, aunque la parte superior del mono de trabajo la tenía sujeta a la cintura anudada con las mangas de este, quedando en camiseta de tirantes, con un atlético cuerpo y brazos musculados y muy marcados, con una piel brillante que realzaba más su cuerpo. Me miró como si fuese una mierda, con superioridad, casi podía leer su mente pensando “el hijo pijo del tío mierda de mi jefe”, aunque su rostro cambió al ver pasar a mi madre, la cual llevaba unos tejanos blancos y una blusa rosa de seda. Su mirada se fijó como si de un blanco al que hacer blanco se tratase, inclinando su cabeza hacia la izquierda para esquivar mi presencia y seguir el precioso culo de mi madre.

—¡Señora, señora! —Dijo llamando a mi madre apartándome a un lado con desprecio, dándome un empujón contra la pared para adentrarse en la casa.

—¿Sí? —Dijo mi madre dándose la vuelta sin esperar ver a ese chico de ébano que sonrisa radiante, quedando sus pupilas dilatadas al ver a ese joven chico con ese porte tan sexual, esa seguridad con la que le llamó.

—Hola, soy Leo, el empleado de tu marido —le dijo tuteándole —y vengo a…¡ejeeeemmmm! Perdóname, es que me acabas de alegrar el día, eres lo mejor que me ha pasado hoy, menuda preciosidad estás hecha… —Dijo el chico mirando de arriba abajo a mi madre, a la cual le habían subido los colores, quedando totalmente colorada.

La cara colorada de mi madre no le pasó desapercibida al chico, el cual se atrevió incluso a preguntar su edad. Se estaba jugando el trabajo, seguro que en cuanto mi madre se lo contase a mi padre le echaba a la calle al desgraciado.

—¿Qué edad tienes preciosa? —Preguntó.

—Jajajajaja…pues…¿Qué edad me echas? —Dijo mi madre poniendo pose con la mano en la cintura y su mano bajo su barbilla toda coqueta.

—Mmmm…por ese cuerpazo y ese culo…¿32? —Dijo el mentiroso

—Jajajajajaja…¡32 dice!...Pues casi que no lo digo…ahora me da vergüenza…pero con la edad que tiene mi hijo…algo más de 32…jajajajaja —Dijo mi madre con unas confianzas impropias de ella y de cualquier mujer que acaba de conocer a alguien.

Pasaron los días, y observé que, ni mi padre lo había echado, puesto que no solo mi madre no le comentó nada sobre las insinuaciones del cabrón hacia mi madre, sino que hablaba de él maravillas, cuando el cabrón lo más que había echo es picar la pared y llevaba una semana viniendo todas las mañanas a mi casa, donde se encerraba con mi madre en el baño, ya que decía ella, “iba a ayudarle”.

Pues…el mayor varapalo que recibí fue cuando, en una de las ocasiones en que mi madre estaba en el cuarto de baño con él le sonó el móvil y, al ver que era mi padre que le mandaba un WhatsApp fui a abrirlo, aunque vi que también tenía otro mensaje en el que ponía “Leo”, por lo que, mi curiosidad hizo que abriera este último y, vi que había un vídeo enviado a ella todavía sin descargar, en el que ponía “Esto fue ayer, mañana te voy a dejar los agujeros bien abiertos, perra”, por lo que, decidí abrirlo y…era un vídeo que…era mi madre…esto no podía ser…ella y él…me lo reenvié a mi móvil y borré dicho envío para que mi madre no viese que me lo había enviado a mi móvil. Fui corriendo a mi habitación y, tembloroso, agarré mi móvil y abrí el WhatsApp que me había enviado, reproduciendo el contenido, en el cual mi madre le comía…le chupaba…el rabo…el culo…mejor verlo vosotros…
Mi madre y el empleado negro de mi padre

COSAS DE MI VIDA:LA NOVIA DE MI MEJOR AMIGO 3

Quiero recordar que, pese a lo que se pueda creer, estos acontecimientos que relato son realmente ciertos, situaciones de mi vida por las que he pasado, fieles totalmente, excepto los nombres, los cuales he tenido que cambiar, como comprenderéis.





Cuando Julio entró en la tienda, Laura salió mientras yo estaba amontonando bien la leña para prenderla en breve, por lo que al oírla, miré hacia ella sonriendo, devolviéndome la sonrisa. Se acercó y me dio una palmadita en el hombro.

—¡Con qué calentón me he quedado, que guarra estás hecha! —Le dije dándole una sonora nalgada.

—¡Aaaaayyyy! Jejejeje, que bruto…yo también me he quedado con un buen calentón…jajajaja, pero lo que no puede ser…no puede ser… —Me dijo sonriendo.

Yo miré hacia la tienda donde estaba julio pensativo…

—¿Porqué no vamos un momento al río, que está ahí al lado y terminamos lo que hemos empezado? Será algo rapidito…y él nunca se enterará…así zanjamos lo que deberíamos haber cerrado hace un tiempo… —Le dije intentando ser convincente.

—Joder tío…Julio…joder…es que estoy saliendo con él…es mi novio…no sé… —Dijo mientras se mordía la uña del pulgar con nerviosismo mientras fijaba su mirada en la tienda donde estaba su novio, mi mejor amigo, debatiéndose entre lo visceral y lo cerebral… —bueno…vale, pero jamás sabrá nada, nunca, y nunca más pasará, zanjamos esto y se acabó… —Me dijo mientras me señalaba con el dedo intentando dar convicción a sus palabras.

—Bien, estoy de acuerdo. Lo vamos a hacer de la siguiente manera, voy a decir a Julio que voy a ver si pesco algo para aprovechar las brasas y, unos minutos más tarde dile que se me olvidaron los cebos, que vienes a traérmelos en un momento, yo te espero detrás de los arboles de allí arriba, desde allí vamos a una zona apartada y ya está —Le dije.

—Vale…joder tío…que fuerte… —Me dijo mientras cambiaba ahora el dedo pulgar por el índice, el cual se mordía ahora.

Yo me acerqué y le di besé, de forma cerda y babosa, chupando sus labios y mordiéndolos, a lo que me respondió de igual forma agarrando mi cabeza fuera de sí.

—Joder…que calentón que llevo…venga vamos ya… —Me dijo la muy zorra.

Yo sin mediar palabra, metí la mano en su pantalón y la pasé por toda la raja del coño, quedando empapada.

—¡Chupa zorra! —Le dije mientras metía mis cuatro dedos en su boca con todo su aroma a coño, haciendo caso a mi exigencia abriéndola, introduciendo la punta de los dedos en ella, chupándolos mientras me miraba a los ojos con mirada lasciva.

—¡Venga, voy a decírselo! —Le dije.

Me dirigí a la tienda donde Julio todavía buscaba las cerillas, y al entrar allí estaba, por lo que, mientras agarraba mi caña y el sedal y demás utensilios…

—Julio, voy en un momento a ver si tengo suerte y pesco algo, ya sabes que hay buenos peces en este río, si pesco algo aprovechamos bien las brasas y nos pegamos un banquete… —Le dije sin prestarle mucha atención.

—Vale tío, no tardes mucho —Me contestó.

—No, voy cerca…no quiero alejarme mucho —Le contesté.

Agarré todo y me dirigí hacia los arboles con decisión, y a los cinco minutos, tal y como planeé vino ella con los cebos, meneando las caderas y ese gran culo y sus grandes pechos botando a cada paso.

Cuando llegó a mi altura nos besamos y, sin que lo esperase, le baje los tirantes y liberé sus grandes ubres, agarrando sus pezones, dejándose hacer, estiraba los pezones moviendo las ubres hacia los lados y, viendo que parece que no le dolía, sino que le hacía mojar las bragas, lo hice con más fuerza.

—Pero…vamos un poco más lejos…¡Aaaaaaahhhhhhh!...que nos puede ver —Me decía gimiendo.

—Aquí, que puedas mirar a tu novio mientras te follo… —Le dije bajando mis pantalones para quitármelos del todo, dejando mi enorme cipote al descubierto sin temor alguno a ser descubierto, aunque estábamos en una posición en la que nosotros le veíamos a él a gran distancia, pero la visión de él, por la cantidad de árboles, no era fácil.

El rabo me medía nada menos que 22 centímetros de puro músculo, completamente lleno de sangre, hinchado e imponente, con mis dos grandes cojones colgando. Ella no dejaba de mirar por el hueco que dejaba la arboleda, viendo como, a lo lejos, mi amigo comenzaba a utilizar sus cerillas. Fue entonces cuando bajé sus pantalones hasta las rodillas de un tirón, sin poner resistencia alguna, le agarré por detrás e introduje mi rabo por dentro de sus bragas, donde entró en contacto con su mojado coño, mientras ella continuaba nerviosa aunque muy excitada, comenzando a frotar todo mi rabo contra su coño, notando como al embestir lentamente hacia adelante, el capullo se topaba con la parte delantera de las bragas, creando un grandísimo bulto al que ella miró y,, ella mismo ladeó la parte delantera de sus bragas para liberarlo y acariciar el capullo, mientras notaba como sus nalgas a las que permanecía con mi pelvis pegada, comenzaba a temblar del enorme gusto que sentía la perra.

—¡Uuuuuuuuuhhhhhhh! ¡Jodeeeeerrrr…! ¡Qué gustoooooooooo! ¡N…no…te has…puesto…el condón…cabrón…! —Decía ella mientras permanecía agarrando la parte delantera de sus bragas echándolas fuerte hacia un lado mientras yo retrocedía mi cipote lentamente mientras besaba su cuello mientras con la mano la había hecho una coleta estirando de él con fuerza hacia atrás.

—Ponte a cuatro patas, que te voy a follar sin condón, me correré fuera, no te voy a dejar preñada, no te preocupes —Le decía mientras agarraba uno de sus pezones y lo estiraba hacia adelante.





—¡Jooooooddddeeeeeeerrr…! ¿valeeeee…no te lo pongaaaassss…! ¡Me voy a correeer como sigas trattándome asiiii…! —Me decía la perca aumentando la lubricación del coño, la cual mojaba completamente mi rabo, con el cual seguía embistiendo más rápido y violentamente.

Ella comenzó a agacharse para arrodillarse y ponerse a cuatro patas, mientras no quitaba ojo de su novio. Yo me encargué de bajar sus bragas hasta las rodillas y con la mano pegué su cabeza contra el suelo, poniendo sus manos a su espalda para dejarla bien ofrecida, quedando con sus dos agujeros totalmente expuestos. Me encantaba ese culo, era perfecto, con sus braguitas bajadas, ofrecida para mí con su novio a unos cuantos metros mientras ella le observaba. Podía sentir su respiración, la cual se agitó cuando, lentamente, dejé caer un chorro de saliva exactamente sobre el ojo de su culo, donde escurrió hasta la raja de su coño. Lentamente, mientras ella alternaba su mirada entre mí y su novio, acerqué al ojo de su culo mi dedo corazón, masajeándolo con cuidado, mientras con la otra mano le di una sonora nalgada que le dejó mis cinco dedos marcados, para, a continuación, masajear su coño con esa misma mano, mientras con el dedo de la otra mano continuaba jugueteando con so ojete, introduciendo la punta del dedo, mientras dejaba caer otro chorro de saliva para que sirviera de lubricante y no comenzara a quejarse, no quería quedarme sin follar ese culo, no la quería cagar.

—¡Aaaaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhh! ¡Me mataaaaaaaaaasssss de gustooooooooooo! ¡Madreeeeeeeeeeee! —Decía mientras metía el dedo en el culo follándolo lentamente y con la otra mano introducía el pulgar en el coño, comenzando a follarlo muy lentamente, escuchando el sonido de la lubricación tanto del coño, por la saliva derramada, como por el coño por lo mojada que estaba.

—¿Julio no te folla así vedad, puta? —Le dije mientras sus mejillas estaban sonrojadas y su boca entreabierta gimiendo como una puta cerda.

—¡Nnnn…noooo…nunca…me…ha…heeechooo…esooooo…¡Uuuuuuuuffffffff! —Decía con las palabras entrecortadas.

—¿Te gusta que te caliente el culo, marrana? (Esta fue la primera vez que comencé a usar la palabra “marrana” en mi vocabulario hacia las mujeres)

—Haz…hazmeee…lo uqe…quieras…pero no pares…por…fa…voooooor… —Me decía la muy zorra.

Comencé entonces cuando retiré mis dedos de sus agujeros y, arrimando mi boca lentamente a su culo, comencé a pasar la lengua desde el agujero de su coño, lentamente, lamiendo cada milímetro de su piel, hasta el ojo de su culo, donde comencé a introducir la lengua, mientras con mis manos comencé a nalguearla, con una mano —¡Plaaaaaaaaaaaaaaaaaasssssssssss — luego con la otra mano en la nalga contraria —¡Plaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaasssssss! — una vez y otra, primero comencé con delicadeza, hasta que fui subiendo la intensidad y, viendo que la muy zorra solo gemía, comencé a darle buenas hostias, haciéndolas vibrar con violencia, estaba claro que a esta perra le iba el sexo duro, aunque todavía no sabía hasta que punto, por lo que iba tanteando. Mis manos acariciaban sus nalgas, mientras mi lengua se introducía en el agujero de su coño follándolo profundamente para, con delicadeza, ir subiendo de nuevo lentamente, comiéndole toda la raja del culo, ya que soy un cerdo de cuidado, un puto vicioso, un salido, y dejaba caer saliva en el agujero para esparcirla con mi dedo y volver a introducir mi lengua en él.

Sin avisar, dejé de lamerle el ojete y me incorporé mientras seguía nalgueándola, observando con detenimiento como sus nalgas se movían a cada impacto, me gustaba notar el impacto de mi mano contra sus blandas carnes, ver como se dibujaba en su piel cada nalgada, como abría las dos nalgas con mis manos y veía sus agujeros para ser usados.

—¡Te voy a meter el rabo entero, marrana, no dejes de mirar al cornudo de tu novio, quiero que le observes mientras te follo el coño y el culo, perra! —Le dije al oído acercándome a ella mientras sentía como mi enorme capullo se introducía en su coño lentamente, sin introducir más que mi enorme capullo, le follaba lentamente solamente con mi capullo, mientras ella pegó su frente contra el suelo, gimiendo desatada, estaba completamente fuera de sí.

—¡Pídeme que te escupa en la cara, guarra! —Le decía mientras le tiraba del pelo hacia arriba.

—¡Oooooooohhhhhhhh! ¡Vaaaa…leee…haaaazz…loooo… ¡Aaaaaaaahhhhhh! —Me decía entre fuertes gemidos.

—¡Te estoy diciendo que me lo pidas, zorra, ruégamelo, perra! ¡Plaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaasssssssss! —Le solté un bofetón, para tapar su nariz con mi mano, quería que me lo pidiese de la forma más humillante, ridiculizarla mientras miraba a su novio el cornudo mientras la follaba como una puerca, a cuatro patas, con el culo bien caliente y colorado, a cuatro patas con las bragas bajadas hasta las rodillas rogando ser follada como una puta frente a su novio, que nunca olvidase esa follada.

—¡Es…escupeee…meee…en..laaaa…ca…raaaa…! —Me dijo mientras la mantenía agarrada del pelo con el cuerpo erguido y sus grandes pechos balanceándose, sin apoyarse con las manos en el suelo al tenerlas en la espalda.

Le solté un potente y abundante escupitajo que le impacto en el ojo, mientras forzaba las paredes de su coño lentamente, observando como su cara se desencajaba del tremendo gusto, centímetro a centímetro empujaba mi barra de carne, mientras con la otra mano introduje el pulgar en el ojete hasta tenerlo todo en el interior, para comenzar a meterlo y a sacarlo follándolo con profundidad. Di una embestida e introduje más de medio cipote en el coño.

—¿Qué prefieres, la pollita del cornudo o la de tu macho? —Le pregunté mientras comenzaba a sacar el rabo lentamente hasta la punta para, volver a empujarlo con determinación y sin detenerme.

—¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhhhhh! ¡Jodeeeeeeeeeerrrrrrrrrrrr…laaaaaaa…deeeee…miiiii…machooooo…laaaa….tuuuuuuyaaa…! —Gemía la guarra mientras miraba hacia la posición de su novio en la lejanía.

—¿Te gusta que te trate como una señorita o como una marrana? —Le preguntaba mientras le lanzaba otro escupitajo que esta vez impactaba contra su mejilla.

—¡Aaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhh! ¡Coooo…mooooo…aaaa…tuuuuu…maaarranaaaaaa —La respuesta me la puso todavía más dura, reconozco que no esperaba eso de “tu marrana”, esto era más de lo que esperaba, con esta cerda iba a disfrutar…

Continuará…
 
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