Follada Por Un Enorme Cerdo (Zoofilia)

heranlu

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Follada Por Un Enorme Cerdo

En la granja porcina de mi padre, contábamos con un equipo de trabajadores dedicados, entre ellos se encontraba Sandra, una antigua compañera mía del instituto, que se encargaba de cuidar a nuestros cerdos con pasión y dedicación. Sandra era muy guapa, pero siempre había tenido fama de promiscua en la escuela. Incluso se rumoreaba que se había acostado con un profesor. Al parecer, era cierto. Yo tenía mucha confianza con ella y un día me lo confesó en el trabajo. Casi todas las mañanas nos escondíamos en algún rincón de la granja y follábamos. Realmente era una chica muy caliente y le gustaba hacer todo tipo de cosas sucias.

Ahora nos encontrábamos trabajando mientras manteníamos una conversación subida de tono.

- Lo que no entiendo es que siendo tan guarra, ¿por qué no te animas a follar con algún cerdo? Estoy seguro de que sería una experiencia única e inolvidable para ti -le solté a Sandra y parecía que mis palabras captaban toda su atención. Siempre había fantaseado con ver a una mujer manteniendo sexo con un enorme puerco de los que tenemos en la granja, y ella, con lo golfa que era, podría ser una candidata ideal para esa morbosa depravación.

- ¿Con un cerdo? -me respondió sorprendida, aunque no parecía ofendida por mi propuesta.

- Sí, ya has visto que son unos auténticos sementales que pueden estar hasta media hora penetrando tu coño con ese pene rosado y flexible en forma de espiral que tienen, mientras llenan tu vagina con su abundante esperma porcino. Estoy seguro de que serían capaces de provocarte varios orgasmos.

- ¡Sí, hombre! Para que alguien nos pille mientras el cerdo me está follando y se acabe enterando todo el pueblo -me contestó más preocupada de que se pudiera correr la voz si la atrapaban, que del hecho de que un puerco le metiera toda la polla.

- Si ése es el miedo que tienes, no te preocupes, yo me encargaré de todo. Lo haríamos cuando los trabajadores se hayan ido y nos encerraríamos con llave para que nadie pudiera acceder al recinto. Por otra parte, utilizaríamos la plataforma de monta para que puedas situarte debajo y no corras ningún riesgo de ser aplastada por el animal. Solo tendrías que ponerte a cuatro patas en el suelo y disfrutar con toda tranquilidad.

- No sé, es que un cerdo… es pasarse de guarra, ¿no? -me preguntaba dubitativa.

- A ver, vamos a ser sinceros. Siempre has sido una maldita golfa que te has follado a todo lo que se movía sin ningún tipo de escrúpulos. No te hagas la digna ahora, estoy seguro de que lo estás deseando. Prueba una vez a ver si te gusta, no pierdes nada y sabes que puedes confiar en mí. Lo que sucede en la granja, se queda en la granja. Soy una tumba. -le presionaba con mis argumentos para que se acabara de decidir.

- Está bien, lo haré, pero con la condición de que le exijas a tu padre que me suba el salario, ya que soy una excelente trabajadora, sin mencionar “los trabajos” extras que hago para ti -me respondió convencida, provocándome una tremenda erección solo de pensar que esa puta había aceptado ser follada por un animal de granja.

- Si cumples con tu parte, no te preocupes por mi padre, haré que te suba el sueldo, él siempre tiene en cuenta mi palabra. Me has puesto cachondísimo solo de imaginar la escena. Me encanta que seas tan cerda, nunca mejor dicho… -le soltaba, y seguidamente me la llevaba al baño, ya que no podía aguantar más el calentón que me había provocado y me la follaba en plan guarro.

Estábamos a viernes, que era el día acordado para que Sandra fuera fornicada por el animal. Cuando los trabajadores se fueron, cerré la puerta con llave.

- Sandra, prepárate -le indiqué, y ella rápidamente se quitó el mono de trabajo, dejando al descubierto su bonito cuerpo femenino, adornado con un conjunto de lencería de encaje negro, que realzaba sus firmes pechos y su espectacular trasero. Le había sugerido que se vistiera así, ya que me parecía morboso que se pusiera atractiva para ser follada por el verraco. Incluso había traído en la mochila unos tacones altos, que se calzó, dándole una apariencia aún más sensual.

- ¿Qué tal? ¿Te gusta cómo me he puesto? -me preguntaba nerviosa y eufórica por lo que iba a pasar a continuación.

- Sí, estás deslumbrante, como una auténtica ramera a la espera de su semental -le insultaba, ya que sabía que a esa zorra ese tipo de vocabulario le encantaba y le hacía mojar las bragas.

- ¿Y qué quieres que haga ahora?

- Espérate ahí, que voy a buscar y te traigo al afortunado que va a tener el placer de follarte -le manifesté, y me fui a por la sorpresa que le tenía preparada. Lo que ella no sabía es que el macho que la iba a cubrir era el mismísimo "Big Papi", nuestro principal ejemplar, un enorme cerdo de más de 400 kilos que tenía unos monstruosos testículos llenos de esperma. Una tremenda máquina sexual, todas las hembras con las que se apareaba quedaban embarazadas, era sin duda el semental por excelencia. Cuando me vio aparecer con el gigantesco animal, pude observar cómo los ojos se le pusieron como platos.

- Me dijiste con un cerdo, pensaba que te referías a uno de menos de 100 kilos, no con el cabronazo de "Big Papi". ¡Este verraco me va a reventar! -pronunciaba exaltada, mientras el calenturiento animal gruñía y empezaba a olerle el coño por encima de las bragas.

- He elegido nuestro mejor ejemplar para que disfrute junto a la mayor cerda humana que conozco. Le he untado el morro con un trapo impregnado con el aroma de una hembra en celo, así que ahora va tan caliente que no se puede resistir a un encanto como el tuyo -le explicaba, mientras Sandra se dejaba llevar por sus instintos más salvajes y se apartaba las bragas hacia un lado. El desesperado animal le lamía el coño intensamente, como un loco, y ella gemía de placer.

- ¡Uufff! ¡Qué rico lo come! Tiene una lengua muy áspera que me está poniendo cachondísima -pronunciaba entre jadeos. Yo, mientras tanto, me sacaba la polla, ya que estaba con una gran erección, y me pajeaba viendo cómo esa furcia disfrutaba con el marrano. En un par de minutos provocó que ella se corriera fuertemente, haciéndole temblar las piernas.

- Sabía que te iba a gustar, sucia puta. Ahora ponte a cuatro patas debajo de la plataforma para que "Big Papi" te pueda follar como a una cerda más -le ordenaba y ella obedecía, se ponía en pompa y se volvía a apartar bien las bragas para dejar todo su coño rosado al descubierto, lo tenía completamente rasurado y muy mojado, tanto por sus fluidos como por la saliva del puerco. El verraco subió a la plataforma, apoyando su peso mientras su pene flexible en forma de espiral buscaba la vagina de Sandra. Al final la encontró y la empezó a taladrar. Era una imagen muy morbosa y depravada; aquella chica joven y guapa en lencería de encaje y tacones estaba a cuatro patas siendo follada por un animal de granja de más de 400 kilos. Sin duda era una maldita golfa, ya que se podría permitir estar con casi cualquier hombre gracias a su extraordinaria belleza, pero allí se hallaba ella siendo fornicada por ese monstruoso animal.

- ¡Joder, me encanta lo que estoy sintiendo! ¡Me da muchísimo placer y empiezo a notar cómo "Big Papi" me está rellenando el coño con su semen! -chillaba mientras yo me seguía masturbando y veía cómo la vagina de Sandra era inundada por el denso esperma, mientras el verraco gruñía fuertemente y su miembro seguía penetrándola. Esa puta chorreaba desde el interior de su cavidad como si fuera un grifo abierto, toda la lefa del cerdo se derramaba por sus muslos y el resto de sus piernas. Su clítoris goteaba sin control, creando un charco en el suelo con el jugo de los cojones del animal. Nunca había visto tanto semen junto y así se pasó como veinte minutos soltando y vaciando sus huevos, mientras ella gritaba como una loca y llegaba en varias ocasiones al orgasmo.

- ¡Madre mía, tremenda follada te ha metido este cabrón! Te ha dejado perdida, de las bragas para abajo estás cubierta de esperma y mira el charco que se ha liado en el suelo -le indicaba, en el instante posterior a que "Big Papi” terminaba de gruñir y se bajaba de la plataforma.

- ¡Ha sido la mejor experiencia sexual de mi vida! No hay nada como ser follada por un animal de grandes dimensiones, pero me siento extremadamente llena por dentro -soltaba eufórica, y contraía y apretaba su vagina, provocando que la inmensa cantidad de semen de cerdo que aún tenía en su interior saliera expulsada por su coño, primero en forma líquida y por último en una especie de coágulo enorme de lefa.

- Ven aquí, cochina. Mira lo que has echado por tu hermoso chocho. Quiero ver cómo chupas el semen cuajado que hay en el suelo -le ordenaba, y Sandra venía gateando por el suelo mientras seguía chorreando líquido seminal por todas partes. Una vez delante del charco, agachaba la cabeza y succionaba directamente la lefa con la boca, y empezaba a jugar con ella dentro de su cavidad bucal. Yo seguía pajeándome, pero presenciar esa escena me puso tan cachondo que no pude más, tuve un satisfactorio orgasmo y le solté a esa zorra una gran carga de leche en forma de chorrazos que le iban golpeando en el interior de su boca y rostro, colapsando aún más su cavidad bucal y dejándole su hermosa cara cubierta de blanco.

- Mira, el semen de cerdo está mezclado con el tuyo -decía balbuceando y se señalaba la boca llena con el dedo. Seguidamente, se disponía a hacer gárgaras con los dos espermas y se los acababa tragando.

- ¡Joder, eso ha sido muy morboso, pero jodidamente sucio! ¡Me encanta!

- Está bastante fuerte de sabor… Bueno, ya has visto que, aparte de disfrutar, me lo he currado mucho. Espero, mierdecillas, que cumplas tu palabra y hables con tu padre sobre mi aumento de sueldo o no volverás a catar mi conejo en tu vida -me advertía mirándome a los ojos, mientras se iba limpiando la lefa con los dedos y se los llevaba a la boca para seguir degustándola.

Ese día Sandra se fue para casa, aún chorreando semen de cerdo por su coño y con restos de mi esperma reseco en su rostro. Fue una experiencia increíble para los dos. A la mañana siguiente, hablé seriamente con mi padre para presionarle y logré que ella percibiera el aumento de salario que tanto se había ganado. Esa ramera es una golfa muy viciosa, ya que desde entonces no hay semana en la que no me suplique jugar con "Big Papi" y yo, como soy un buenazo, no me queda más remedio que ceder y ver cómo el enorme verraco se folla a la cerda humana


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