FAMILIAS RICAS INTERCAMBIAN SUS NENAS parte 5 Guión de Veronicca

  • Autor Miembro eliminado 191735
  • Fecha de inicio
M

Miembro eliminado 191735

Guest
FAMILIAS RICAS INTERCAMBIAN SUS NENAS parte 5 Guión de Veronicca

Matrimonio protagonista
Sofía-narradora -Claudio
Hijos Pablo-12, Paola-10, Pamela-1 bebita

Matrimonio Noruego
Bárbara – Paul
Hijos Axel-12, Aina-10, Alvar-1 bebito

Sirvientas filipinas
Abuela- Perla-46
Madre- Valentina-31
Hija- Cloe-16


A mis lectores, es un relato largo, léanlo con tiempo y en la intimidad, sus manos irremediablemente buscarán su desahogo.
Como ya saben, los que siguen la serie, este relato está inspirado en "Reuniones morbosas e incestuosas" de la muy admirada Veronicca, podríamos decir que es la cara B de ese relato, quizás lo que ella no se atrevió a escribir en su día. Lo hago con su autorización e inspiración,

Va por ti, VERONICCA, igualmente quería recordar a todos los autores que me han inspirado en este y en la mayoría de mis relatos, especialmente a @Rafvallone, Delfín, @Adalberto1979 y tantos otros.
------------------------------
[h=3]Recomiendo leer la PRIMERA, SEGUNDA y TERCERA Y CUARTA[/h]
----------------------------------

La trama es sencilla, no hay grandes acontecimientos ni variadas acciones, pero si me gusta crear ambientes y atmósferas de pura lujuria y transportar al lector a esa atmósfera soñada, donde no hay límites.
Bien, el relato, narra la relación incestuosa que mantienen dos ricas familias con sus tres hijos y la implicación que mantienen con otra filipina donde sirven desde tres generaciones (abuela-madre-hija) a la familia protagonista.
Ambas familias comparten vecindario y colegio exclusivo de los hijos, donde el incesto y las relaciones no están mal vistas, entre ellos.
Los matrimonios disponen de dos criadas jovencitas, que hacen los trabajos de la casa, pero en el caso de los protagonistas (Sofia y Claudio) disponen además de dos sirvientas filipinas, madre e hija –Valentina y Cloe- (también embarazada), casi de la familia, pues ya sus familiares, servían y sirven en el caso de la abuela, todavía a los padres de Sofía.
Los matrimonios, sin saberlo entre ellos, van descubriendo su práctica común al incesto, que vienen practicando ya con sus familias respectivas, y se prestan a intercambiarse sus nenes y su ayuda para iniciarlos. Con la complicidad de las sirvientas filipinas, madre e hija.
Inicio esta quinta parte en casa de Barbara y Paul, Sofía le va a prestar a la joven Cloe para que le ayude personalmente en la cría de los bebes, veremos la criadita si es del agrado de Barbara y la acepta en su casa. La escena empieza en el baño, cuando Valentina ayuda a su hija a bañarse y presentarse para causar una buena impresión a sus nuevos dueños.
------------------------------------------


En el amplio y lujoso baño, Valentina iba desnudando delicadamente a su hija para bañarla, ante nuestra presencia.

Bárbara, me comenta

- Eso no me gusta, ¿No crees que Cloe tiene un poco de bello en su chochito?

- Ya lo creo, Bárbara, deberías llevarla al salón de belleza para que se lo depile con láser, seguro le harán un buen trabajo, aprovecha para que le den alguna sesión de rayos uva en todo el cuerpo, con esa tripita que ya tiene, se la ve muy blanquita, y que le hagan una sesión integral de cuidado en todo el cuerpo.

- Si, lo sé, mañana viene mi cuidadora personal, a ver que me sugiere y que arreglos le podemos hacer, creo que le vendría bien algún retoque de nariz, un lifting facial, algo en los párpados y quizás una presencia más de pómulos, puede quedar una preciosidad, con lo menudita que es, será una preciosidad, de momento, ¿Qué te parece si su mami le depila el chochito? ¿Te gustaría verlo?

- Si, si, vamos, puede ser divertido.

Yo misma se lo ordeno a la madre

Valentina hizo lo que le mandé sin ningún pudor frente a mí y Bárbara asentía

- Así, así es como se hacen las cosas en esta casa.

La atmósfera creada era de pura lujuria y vicio. El cuerpo de Valentina a sus 31 años era fantástico, como el de su hija y el de su madre, Perla, con 46 era toda una belleza, mis padres, también la habían moldeado a su gusto y antojo, sabían lo que hacían cuando la compraron, siendo muy pequeña, a su amigo el Sultán de Brunéi en una de sus orgías infantiles a la que solían acudir mis padres.

Valentina, igual que su madre, tenía unos pechos generosos y perfectos, lo que más destacaba era su amplia areola, de un tono suave, como toda su piel, con pezones salientes que cuando se estimulaban alcanzaban un buen tamaño, todo su cuerpo sin vello, una cara fina, angulada con labios salientes y carnosos, que invitaban a comerlos, y su nena, era un calco de ella, igual que su madre y su abuela.

Bárbara se quejaba,

- Con tanta espuma no puedo verlas bien, como la depila.

- Si, ya me doy cuenta.

- Cloe, cariño, sal de la bañera y continuad con la depilación en la alfombra del baño, así lo veremos mejor, les dije.

- Lo que ordenen las señoras, susurró Valentina,

- Hija separa las piernas, tú, déjate hacer, vamos no seas tímida,

Valentina, seguía con su vestido cortísimo, que nos dejaba ver todo, sin reparos, descargó una buena cantidad de crema en su mano que desparramó en el escaso bello del pubis de Cloe.

- Ahhhhh, mami, que gusto me das cuando me tocas, ¿señoras les gusta lo que ven?, Bárbara, mi señora, el nenito que llevo en mi panza se lo entregaré, para que lo usen como les plazca, quiero agradecerles lo que están haciendo por mí.

- Muy bien, hija, así me gusta oírte, que paja más rica me estás haciendo Sofía, así, tócame, acaríciame también mi tripa y mis tetas, mira, mira como ya sacan leche, bébela, bébela Sofía, no la desperdicies. Me decía Bárbara, ella también me pajeaba mientras observábamos a la madre como depilaba a Cloe.

El contacto de la mano, excitó a la nena que nunca había tenido esta sensación con su mama, deslizaba la crema con suavidad sobre la vulva, acariciándola. Tomó la maquinilla y empezó a rasurar el monte, sobre el vientre… desde el ombligo…mirando suspicaz si no quedaba resquicio de vello…bajando hacia los labios de la vulva.


La madre, que continuaba con su vestidito, se colocó a horcajadas sobre el torso de Cloe y continuó con la operación a favor y en contra del vello para quitarlo de raíz…, se iba moviendo con dulzura encima de su nenita. Cloe al abrir sus ojos tiene el culito de madre encima de su pecho, completamente rasurado, suave, lo acaricia con su lengua, mientras la madre deja ya sin vello tanto la vulva como las nalgas de su chiquita. Veo que se rozan los pezones, apenas perceptible, el botoncito de la nena sobre la madre, los pezones siguen erizándose sobremanera, el roce es cada vez mayor y el botoncito se va poniendo cada vez más duro. Madre e hija se susurran al oído.

- Mami, me corro, me corro con tu lengua, en tu boca, ahhhhhhhhhh, me muero de gusto.

Bárbara hace descansar su mano en mi clítoris, siento hormigueo en mi sexo, como nunca antes... como una corriente eléctrica que baja por mi espina y se va depositando en las caderas y los ovarios…
Como a reventar…también me dejo ir en la mano de Bárbara, mientras su leche me llena la boca, ahhhhhhhhhh

Cloe vuelve a la bañera para quitar el resto de espuma y la mama para cerciorarse de que no ha quedado ni el más mínimo rastro de bello, la acaricia y manosea bien, por todos lados.

- Valentina cariño, desnúdate también y ponte en la bañera con tu hija, estaréis las dos más cómodas, daros jabón, acariciaros las dos, para que os podamos ver. Bien, bien, ahora enséñale como debe frotarte, como debe enjabonarte y darte el masaje.

- Aprende bien Cloe, cariño, como lo hace tu mami, porque así deberás bañar y tratar a Bárbara, cuando estés con ella en la bañera, igualmente a su marido y sus hijitos. A partir de hoy así te bañarás con los amos y sus niños cuando lo deseen, y tú los debes animar y excitar para que sea a menudo.

Entonces vimos como las dos estando en la bañera, Valentina, la madre se pone detrás de su hija y enfunda su mano en esponjas de mar, escancia una buena cantidad de gel perfumado en sus generosas tetas, frotando sus pechos por la espalda de su hija, repitiendo la misma operación estando de frente a su nena, rozándose ahora ambas, sus duros y tiesos pezones, dándose un suave masaje suave con las tetas, restregándose bien, pasea sus tetas por la cara. La sensación debía ser muy placentera, madre e hija se abandonaban al vicio, las cuatro zorras que estábamos en el baño lo disfrutábamos, y más Bárbara y Cloe por su embarazo.

La chiquita no puede más, pero no deja que se abandone y Bárbara ordena terminar,

- Vale ya está bien, salid de la bañera. Ya es suficiente. Has demostrado tu valía. Sofía, si me la prestas, acepto que se quede para servirnos.

- Claro que sí, Bárbara, te la puedes quedar, seguro que sabrás usarla muy bien, edúcala y moldéala a tu gusto y capricho, no tengo dudas que harás un buen trabajo con ella.

Cloe apenas puede mantenerse en pie, esas sensaciones le han dado un mareo terrible y su madre la sostiene. La unta con fino aceite perfumado por todo el cuerpo, la viste con la lencería de fantasía que Bárbara le ha dejado sobre la cama, incluido algún collar, pendientes, anillos y brazalete también algo de joyería íntima que tanto se lleva ahora y por último el vestido holgado, que la hace más desnuda que vestida.

La madre la toma de la mano y la lleva ante nosotros. Bárbara pone la mano bajo el vestido, le separa las piernas y pasa su mano entre ellas, palpando su sexo con todos los dedos, para luego llevarlo a su nariz y olerlos. Le dice:

- Abre la boca, mi vida

Y acto seguido pone toda su mano en su interior para que chupe sus dedos, para que sienta su propio flujo.

- mmmmmmmm, que delicia le contesta.

Hace arrodillar a la madre a sus pies, y repite la misma orden:

- Abre la boca, cariño, vas a sentir como sabe tu hijita, Bárbara pasa los dedos que tocaron el chochito de su hija por sus labios, la madre saca la lengua y recorre cada dedo haciendo que éstos entren ahora en su boca.

Pero antes, invadida por la máxima lujuria, deposita un fino hilo de su saliva, de sus babas, en la lengua de Valentina, para luego seguir con la mano llena del flujo de su nenita.

La madre agradece la mano de Bárbara en su boca, le susurra.

- Señora, mi zorrita, está lista para atenderle, a ud, a su marido y a sus nenitos, úsenla, ella les complacerá.

- Ven mi vida, acércate, tú también Valentina, acercaros a nosotras, vamos.

Y nos fundimos las cuatro en un morreo, intercambiando lenguas, caricias y orgasmos.
Bárbara me comenta,
- Chica, creo que toda mi familia va a estar muy satisfecha con esta elección,

- Se lo aseguro mi señora, no se arrepentirá, contesta Cloe.

En ese momento Bárbara se abre completamente la bata de seda que llevaba, mostraba su cuerpo escultural, no ordena nada, no le dice nada, simplemente quiere exhibirse, exponerse, mostrarse, quiere que la chiquita la vea, que todas la veamos y admiremos esa belleza. Nos dice:

- Mirad, contemplad que belleza, que cuerpo tengo, ahhhh, que buena que estoy, ¡¡¡Dios!!!, como me gusto,

Y ella misma se tocaba, se hurgaba en su propia vulva, se amasaba sus tetas resbaladizas de su propia leche y su tripa bronceada, preciosa, se masturbaba, se metía sus dedos en una frenética paja, pensando en ella y lo provocativa y guapa que era, ella misma se calentaba viéndose y admirando lo atractiva y elegante que era.

Cloe, se deshace, al verla así, le mira con una candidez y una ternura pocas veces vista, la nena se derrumba en un mar de lágrimas, las hormonas le juegan una mala pasada, se funden en un abrazo, sus tripas embarazadas se funden, sus senos se aplastan, sus cuerpos se tocan la nenita no deja de llorar abrazada a su nueva ama. El abrazo dura lo suficiente para sentir los sexos calientes, ambas se atraen con las manos en las nalgas de cada una, le deshace el vestido a su criadita, apareciendo una lencería de ensueño, Bárbara seguía imponente con la bata abierta. El sexo de las dos se hacía agua, las vulvas se derramaban de deseo por sentir lo que la otra sentía y por la sensación erótica de meter sus dedos dentro de la otra. Recibir sus manos, sus dedos, sus deseos. Un hilo de ámbar se dejaba ver por las piernas

- Te quiero Bárbara, la adoro, la deseo más que a mí misma.

Bárbara, sonríe

- Bienvenida a mi casa Cloe, mi pequeña zorrita, embarazada como yo, pon tu coñito en mi vientre, así, muy bien, siente a mi nene con tu chochito, así muévete encima del nenito, bien, córrete, córrete en mi tripa, derrámate en mí, ahhhhhhhhhh, siente al bebito, como se mueve, jajaja, parece que le guste, ohhhhhhh, así juega con él, bien, muy bien, córrete con él.

Valentina ahora, se apresuraba a lamer toda la barriga, resbalosa por el flujo de su hija y la leche derramada de las tetas de Bárbara e hizo lo mismo con su propia hija, las dos embarazadas, descansaban espatarradas en la alfombra del baño.

- Sofía, querida, ve con Valentina al salón, Cloe y yo nos arreglamos un poquito y enseguida vamos, me dijo Bárbara, que seguía medio abrazada a su nueva criadita.

En el salón estaba Paul con sus tres pequeños, jugando, nos sentamos, con ellos y al poco tiempo aparecieron Bárbara con su Cloe, y digo con su, porque en unas horas de estar juntas, ya se la hizo suya, sin duda, tanto la sirvienta como su dueña, estaban de acuerdo, aceptaban y gozaban con el papel y la posición que ocupaban en esa casa.

Las dos aparecieron con la misma bata, anudada a la cintura por un simple lazo que al mínimo movimiento se podía adivinar lo que había bajo la misma. Las dos estaban preciosas, radiantes embarazadas, con esas batas color marfil, de rica seda, se notaba que eran de calidad selecta, como todo lo que había en esa casa, en una distracción intencionada o no de ambas, pudimos comprobar que Cloe seguía con la lencería de ensueño, sus pendientes, el collar que su dueña debía regalarle igual que el anillo con un brillante que destacaba poderoso, una pulserita con fina pedrería y algún adorno más que se entreveía en su ropa interior, y Bárbara también se puso algo de lencería, una especie de liguero alto, que le llegaba casi hasta las tetas descubiertas de color blanco y unas medias también del mismo color, las dos no llevaban nada en los pies, iban descalzas, pero no importaba, en ningún momento se apoyaron en el suelo, ya que todo estaba cubierto de tupidas y suaves alfombras.
Después de mostrarse bien, pues esa era su intención que las viéramos bien, pude comprobar en ambas como destacaba la fina joyería incrustada en su ropa interior. Bárbara era la mejor para crear situaciones de máxima pasión y excitación. Le gustaba que todo a su alrededor tuviera clase, porte y elegancia, por eso la vistió de esa manera, no soportaba la vulgaridad. Yo pensé


  • Madre mía, como van, que guapas, que hermosura.

Bárbara ordenó.

- Bien hijitos, ya es la hora del baño, y como ya sabéis papi y yo hemos contratado a Cloe, la hija de Valentina, para que os cuide. Ella os dará mimos, cariños y toda la atención que deseéis en cualquier momento, ella os bañará, y jugará con vosotros, os enseñará nuevos juegos y os querrá como si fuerais sus hermanos o sus hijitos. ¿verdad Cloe?

- Cierto Bárbara, mi señora.

- ¿Cómo prefieres que te llamen?

- Ah, mi ama, como lo deseen, yo soy su criada, su sirvienta, su nueva mamita, su asistenta, su escl…

- Si, si, si, ya está bien, no continúes Cloe.

- Es cierto mi señora, yo estoy aquí deseando servirles y que me usen como les plazca, los señores y sus hijitos, les daré todo de mí, incluido al hijito que llevo dentro, y la leche de mis tetas, podrán compartirlo con su verdadero padre, Claudio, el marido de Sofia, mirándome de manera suplicante. Él me hizo este maravilloso regalo que llevo dentro, él y Sofía.

- Si cariño, le contesté, mi marido estará encantada de compartir al bebito con tus nuevos dueños, si es bebito, su pollita será compartida por todos, beberemos sus primeras lechitas cuando salgan y si es una nenita la iniciaremos pronto para que nos dé otro bebé para jugar con él.

- Bien, bien, vamos ahora al baño. Cariño te importa quedarte con nuestra hija, aquí en el comedor, ella se bañará cuando lo haya hecho Axel, primero su hermano mayor, luego ella.

- El nene, necesita más atención, mirándome con complicidad, me decía ¿Verdad Sofía?

- Ya lo creo Bárbara,

Paul asintió a la proposición de su mujer: - Si querida, iros todas al baño con el nene, mientras Aina y yo jugaremos…los dos, ¿verdad, mi nena?

- Perfecto, vamos Axel hijito, Valentina, Cloe vamos todas al baño.

Yo me quedé, dudando, no sabía qué hacer, si quedarme con Paul o irme al baño que es lo que más deseaba.

Bárbara, despejó mis dudas,

- Vamos, vamos, me dijo, sé lo que estás pensando. Te mereces estar también con nosotras, ¿no me has prestado a tu sirvienta?, creo que te lo mereces.

- Gracias Bárbara

- Además me ayudarás a sostener los bebés.

Entramos en el amplio y lujoso baño de Bárbara.

- Vamos hijo, hoy me ayudará Cloe a bañarte, por eso está aquí, tengo que
enseñarle como debe hacerlo.

El pobre crio, no se atrevía a desnudarse, con tanta expectación. Pero
intervino Cloe, con una dulzura que al nene le dio confianza.

- Ven cariño, ven conmigo, yo te ayudo, ven con tu criadita que te va a mimar mucho, ya verás.

Cloe seguía, al igual que Bárbara, con su bata de seda, anudada con un suave lazo en la cintura, nos percatamos que disimuladamente Cloe se abre un poco el lazo y la bata deja ver parte de su lencería con pedrería fina, el crio se da cuenta también y mira a Cloe, devolviéndole la mirada con una sonrisa que le da confianza para que siga mirando. Muy despacio la sirvienta le abre la camisa que llevaba y acaricia su torso pasando las yemas de sus dedos por los pezoncitos del nene, dando un saltito de estimulación, y agrado. Continua con el pantaloncito y el slip, dejándonos ver su pequeña pollita, una verguita, pequeña, blanca y delicada.

Todas nos miramos en silencio y suspiramos al ver los manejos de Cloe hacia el nenito. Levemente le masajeó esa hermosura de pollita y los huevitos. Diciéndole:

- Ven mi vida, entra en la bañera, deja que tu amita te limpie y te frote por todo el cuerpo, verás que rico y lo que te va a gustar.

Yo pensé, esta nena, es más zorra que su madre y su abuela, lo está disfrutando más que nadie, que suerte va a tener Bárbara con ella.

Arrodillada en el piso del baño, iba bañando al pequeño, pero era evidente que no podía llegar bien, y mirando a Bárbara se mordió el labio suavemente y con la voz melosa de una nena que quiere calentar y provocar esa excitación en su ama, le dijo ronroneando:

- Bárbara, mi ama, mi señora, mi dueña ¿me permite que entre a la bañera con su hijito para poder bañarle y manosearle bien por todas partes?, vamos sea buena por favor.

Suplicaba Cloe

- Claro mi amor, entra y limpia bien a mi pequeñín.

Cloe, se paró frente a su madre la besó en los labios y mirándole con dulzura y lujuria le dijo:

- Mami, es tu turno, desvísteme, quítame la bata y la lencería
Valentina, no podía creer lo mucho que había aprendido su hija. Con sus manos un poco temblorosas procedió a desvestirla, comprobó lo provocativa y guapa que la había dejado desde su preparación, un valioso rubí hacía de unión entre las dos copas del sujetador que, bordeado de pequeñas perlitas, hacía una pieza única, sin duda te hacía sentir diferente el sentirte acariciado por ese sostén, las braguitas a modo de tanga, era una cadenita de pequeños brillantes y en la cintura una tira de oro blanco. Le ayudó también a quitarse el rico collar, pulsera anillo y brazalete, finalmente acarició su vulva para comprobar la suavidad, su tripa seguía ligeramente aceitada. Era una auténtica diosa, pensó.

Ahora se posó frente a Bárbara y abriendo ligeramente las piernas, le dijo.

- Ama, estoy preparada para bañar a su hijo, ¿quiere comprobarlo?

Bárbara acarició también la tripa y clítoris de Cloe y besándola en los labios le dijo:

- Bien, puedes bañar a mi hijito, límpiale bien.

Cloe, entró en la bañera, se sentó tras el nene y empezó a acariciarle la espalda y pecho. Pero Valentina interrumpiendo la operación intervino:

- Hija, así no, recuerda como yo te he lavado a ti, así debes hacerlo igual para todos los miembros de la familia.

- Si, mami, disculpa. Bárbara lo siento.

Entonces, como había hecho su madre con ella, descargó una buena cantidad de gel en sus pechos y tripa y estando tras el nene, frotó sus tetas y panza en la espalda y cabeza del pequeñín, después reptando muy despacio por la amplia bañera, se plantó de frente y en esta ocasión masajeó toda su cara y torso, pasó sus voluptuosas tetas por la cara del nene. Una vez hubo terminado, se sentaron uno frente a otro.

- ¿Te gusta mi pequeñín, te gusta lo que te hace tu otra mamita?, mírame, ¿te gusta lo que ves?, tócame, dame tus manitas, dame, ponlas aquí en mis tetas, así muy bien, ahora acaríciame muy suavemente, así en mis tetas aquí también en mi panza, te das cuenta, yo también como tu mami tengo la tripa crecidita, porque tendré un nenito, si y también podrás jugar con él, como juegas con tu hermanito y el que vendrá.

Los dos se acariciaban mutuamente, nosotros no dábamos crédito a lo que veíamos, ver a esa preciosidad que era Cloe, excitar a un nenito de tan solo 12 añitos, y como el sobaba y acariciaba el cuerpo de Cloe.

Yo no me tenía en pie, y me fui a sentar en un pequeño sofá que había en el baño, Bárbara me acompañó, quedándose Valentina, arrodillada a nuestros pies, observando las manipulaciones de su hija.

Bárbara le comenta a la madre,

- Valentina, al nene se le debe descapullar la pollita, bajarle la pielcita para que no se hagan adherencias. Enséñale a tu hija como debe hacerlo.

- Si, ahora se lo muestro.

Valentina llamó la atención de los dos:

- Ven cariño, siéntate aquí en el borde de la bañera, voy a enseñar a mi hija lo que te hace tu mamá para descapullarte el penecito.

Fíjate bien hija, mira, úntate las manos de este aceite a base de agua, es muy suave, friega bien tus manos, que estén resbaladizas, bien, ahora tomas el pitito del nene y le bajas la piel, muy suavemente, hasta que aparezca enteramente el glandecito.

El nene puso una mueca de desagrado, que ambas se dieron cuenta.

- Lo siento, mi vida, mientras continuo sigue tocando a mi hija, así, así, seguro que se te pasa. Hija, debes ser muy cuidadosa para no lastimar al nene, debes hacerlo muy suavemente. Vamos prueba tu ahora.

- Si mami, tú siéntate con las señoras, déjame a mi verás.

Valentina vino donde estábamos y se acomodó en medio de las dos, contemplando el espectáculo que nos brindaba su hija, que superando y mejorando a la madre, ideó una nueva manera de bajarle la piel. Se echó un buen chorro de aceite en su lengua y lentamente abriendo muy poco su boca, fue descapullando la pollita del nene con sus labios, retrocedía para volver a cerrar y otra vez la misma operación con los labios, el nene ahora no mostraba disgusto, al contrario, su carita se iluminó con una amplia sonrisa que Bárbara agradeció y felicitó a la nena por esa ocurrencia tan excitante.

Yo me empezaba a calentar y mi lujuria se despertaba, ordeno a Valentina.

- Querida, quítame el vestido, bien así, tócame un poquito, hazme una pajita, suave, suave, mientras veo a estos preciosos críos como se dan placer.

Bárbara estaba igual que yo, y le toma la otra mano a Valentina y la pone entre sus labios, ya abiertos y chorreando.

Nuestros bebitos se habían despertado reclamando su lechita, que succionando los pezones iban tomando.
Valentina entre las dos, nos estaba haciendo una paja a cada una mientras nuestros bebes succionaban nuestros pezones y vaciaban nuestros pechos de rica leche.

Mientras, en el salón de la casa, las dos chiquitas encargadas de la casa se dirigen a Paul para anunciarle que la cena está lista. El padre y la hija llevaban un buen rato jugando tranquilamente, pero Paul imaginando lo que estaba sucediendo en el baño, le dice a su nena:

- Hija ve a avisar a mami que la cena ya está lista.

- Si papa, ¿dónde está mamá? Ve a nuestro baño privado, allá la encontrarás.

La nena subió a la primera planta, donde estaban las habitaciones y entró al baño y la imagen que vio, lejos de sorprenderse, le debió gustar por la sonrisa que dibujaba su cara. De espaldas a la puerta estábamos acomodadas en el pequeño sofá Valentina entre Bárbara y yo. La madre de la nena bien espatarrada con toda la bata abierta luciendo su esplendoroso embarazo y mi criada nos estaba pajeando a ambas lentamente, alternando pequeños piquitos en la boca mientras nuestros bebés lamían nuestros pezones.
Y en la bañera estaba Cloe con su hermano Axel, masajeándole todo el cuerpo con sus tetas y su tripita de recién embarazada, alternaba el manoseo por todo el pitito y sus pequeños huevos, con la terapia de descapullar el penecito para evitar las adherencias, el nene que se sentía tan a gusto cada vez más atrevido se lanzaba también a tocarle por todo el cuerpo.
La nenita, dio un paso al entrar al baño, pero solo Cloe se percató de ello, que con su sonrisa cautivadora y haciéndole un gesto con la cabeza, la hizo avanzar hasta el borde de la bañera que ya estaba cubierta de espuma, viendo a los dos como disfrutaban del momento jugando divertidos.

Fue entonces cuando las tres también vimos a la nena.

Su madre, Bárbara, al verla, no se inmutó lo más mínimo en lo que estaba haciendo y ordenó a Valentina que siguiera con la paja que cada vez se sentía mejor, igualmente con la mirada ordenó a Cloe que continuara mimando a su hijo.

Y dirigiéndose a su pequeña nena:

- Hola hija, ¿te gusta lo que ves?

- Si mami, pero yo quiero divertirme también con Cloe, como se divierte mi hermano. Mira cuanta espuma hay en la bañera, yo quiero jugar con ellos, vamos mami, por favooooooor

Bárbara no muy convencida de su decisión, negó la diversión para su hija

- No hija, tú ya te has bañado en el club, además ya llevas puesto el camisoncito, lista para cenar y luego ir a dormir. Ven acércate, siéntate a mi lado.

- Mami, ¿al menos me dejas jugar con el bebito?, ¿me dejas que lo sostenga? Vamos mami

- Está bien hija, toma a tu hermanito, en brazos y juega con él.

En ese momento vemos como Cloe, le dice a la hija

- Ven, ven, acércate con el bebito

Y mirando a Bárbara como suplicando le pide permiso para que los dos jueguen con ellos en la bañera.

Bárbara, sonríe concediendo autorización a esta nueva diablura de la criada, sabiendo lo que ella y todos íbamos disfrutar viendo el nuevo espectáculo.

La nena y el bebito se acercan hasta el borde de la bañera, Cloe extiende los brazos y le dice a la peque:

- Bien, déjalo en mis brazos, con cuidado, así muy bien. Ahora ayúdame a quitarle las ropitas, así, quítale todo, ohhhhhh, mira que preciosidad, Cloe lo abraza con dulzura y con cariño le da unos besitos.

El bebito, desnudo, responde agradecido con unos grititos de alegría y una sonrisa que nos contagia a todos.

- Ahora tú, mi cielo, desnúdate, quítate el camisoncito y entra con nosotros a la bañera

Ohhhhhhhhh, la nena era un auténtico ángel bajado del cielo, al fin pudimos ver todo su cuerpecito mientras se iba desnudando, sus minúsculas tetitas eran tan solo dos pequeños conos coronados por unos pezoncitos más largos de lo habitual a su edad, sin duda herencia de su mama, su cara angulada, inocente y virgen con unas pequitas en la naricita y los pómulos ligeramente salidos, también como la madre, y ese chochito, oh, que maravilla, ligeramente apretadito. Y toda ella bronceada, se notaba que en el barco tomaban todos el sol desnudos, no tenía ninguna marca, ese culito de melocotón, estaba deseando comérmela, lo que hubiera dado por saborear esos labios.

Debía de estar muy salida, porque Cloe se acerca al oído de la nena y algo le debió susurrar, porque la nena sale de la bañera y muy lentamente, e insinuando sus caderas en el andar, me mira muy fijamente acercándose hasta tenerla en frente, me besa en los labios, notando su pequeña lengua y me dice:

- Sofía, ¿me dejas tu bebé?, seguro que también le gustará bañarse con nosotras y tu estarás más relajada.

- Si, si claro, hija.

Me arrodillo para entregarle mi bebé y mientras lo hago, ella desnuda, parada ante mí, me besa de nuevo en los labios, tocándose muy ligeramente nuestras lenguas. En ese momento me vacié, mi chochito se licuó, mojándome todos los muslos.

- Gracias, sonrió la nenita.

Tenía la mirada de una sirena, de un angelito inocente.

Cloe repitió la misma operación que con el bebito de Bárbara, lo desnudó, y lo arrulló entre su pecho, dándole un suave besito en los labios. Entrando también mi bebita en la bañera.

La bañera era lo suficientemente espaciosa para poder jugar y divertirnos todos, los bebitos chapoteaban y los hermanitos Axel y Aina con Cloe jugaban con la espuma, mientras nosotras seguíamos relajadas, disfrutando del placer que era estar allí en ese ambiente de licencia para todo, de vicio e inocencia, mientras teníamos una criada a nuestra disposición que nos iba masturbando al ritmo que marcaba la acción en la bañera que estábamos contemplando.

Con disimulo y de manera inocente, veíamos como Cloe incitaba a los hermanos a manosearse entre ellos, mediante jueguecitos, les hacía tocarse, primero no se atrevían pero cada vez eran más evidentes y a la vista de todos esos roces y tocamientos.

- Mami, mami, quiero ver cómo le bajas la piel del pitito a mi hermano, como haces cada día

Cloe responde

- No, ya se lo hemos hecho, antes, ahora ya es suficiente.

- Pero yo quiero verlo, como lo hace mi mamá, siempre se le pone dura y me gusta verlo.

-No, mi vida, no puede ser, además tu mami no se lo ha hecho hoy, a partir de ahora yo se lo haré cada día. ¿verdad chiquito? Dirigiéndose al nene

-Si, si, además me ha gustado mucho como lo ha hecho, lo hace mejor que mama.

- Vamos Cloe, déjame verlo, por favor.

La criadita, apenada y mirando a su ama, le decía a la pequeña

- Mira haremos una cosa, seguro que el bebito también tiene adherencias en su pitito, se lo podemos hacer a él ¿Qué te parece?, ¿quieres verlo?
Cloe veía como Bárbara confirmaba lo que ella proponía, con gran alegría de la pequeña, que seguía jugando con todos desnuditos en la bañera.

Muy bien, seguía Cloe,


  • Toma a tu hermanito, así póntelo de espaldas a ti, y levántale un poco el culito y ábrele las piernas.

Aina, mostraba el lindo penecito del bebé, Alvar, se llamaba su hermanito, Cloe, se unta la manos de aceite y acaricia el pequeño pitito y huevecitos, intenta bajarle la piel, pero es tan pequeño que se le escapa, todos se ríen, vuelve a intentarlo, pero entre el agua jabonosa y el aceite, el penecito se le escapaba de las manos otra vez para divertimento de todos incluido el bebé, que no paraba de dar sus grititos de felicidad.

Hasta que Cloe dirigiéndose a la nena propone de manera inocente, mirando de nuevo a Bárbara

- Preciosa ¿te gustaría hacérselo tu?

Bárbara, sonríe y asiente de nuevo con la cabeza

- Si, si

Cloe le echa un buen chorro de aceite en las manitas de la nena y le indica cómo debe hacerlo.

- Así, si muy bien, acaríciale los huevecitos a tu hermanito y ahora intenta descapullarle el pitito, si, muy suave, inténtalo otra vez.

El bebito, reía y disfrutaba con el sobeteo de su hermanita, pero no conseguía bajarle la pielcita. Hasta que Bárbara hizo una nueva propuesta:

- Cloe cariño, tendrás que hacerlo como lo hiciste con el mayor, creo que es lo mejor.

Todas nos miramos y no podíamos creer lo que Bárbara decía, mientras la sirvienta entre las dos aumentaba el ritmo de su paja y Cloe procedía con el mandato de su ama.

- Mira cariño, se lo haremos como hemos hecho con tu hermano el mayor, por si otra vez lo tienes que hacer tu, ésta es la mejor manera de bajarle la pielcita al bebé, para que no le duela, además seguro que es la que más le gusta.

Le explicaba la criadita a Aina, la nena de Bárbara, en la bañera.

- Primero debes ponerte en la boca un buen chorro de este aceite hecho a base de agua, no te molestará, ni tiene mal sabor, mira como lo hago yo.

- Cloe, quiero probarlo, dame un poquito a mí también

- Acércate Aina, así dame un beso, yo te doy un poco de mi boca, muy bien, así, ahora mantenla en tu boca, no te la tragues ni la eches.

Bárbara, ya fuera de sí, por lo que estaba viendo y sintiendo, iba recitando órdenes a Cloe y a su propia hija.


  • Aina hija, haz lo que te dice Cloe, sigue bien todo lo que ella te vaya ordenando, ponte aceite en tu boquita. Y tu Cloe,
  • Levanta un poco al bebito, así muy bien, haz que descanse entre tus tetas y tu tripita embarazada, sí, sí así me gusta veros, ahora ábrele las piernecitas. Ohhhhhhhhhhh, que preciosidad, mirad, mirad todos que pollita tan blanquita.


  • Si mami, es más pequeña que la mía, decía su hermanito Axel, ¿puedo tocársela?, preguntaba el nene.


  • Si claro, hijo, tócale bien, manoséale, como quieras, acarícialo. Mientras Alvar, el bebito, era un mar de satisfacción y risitas, no dejaba de sonreír, sin duda lo estaba disfrutando. Ahora Bárbara se dirigía a su hija.


  • Cariño, ahora con el aceite que tienes en tu boca, chúpale esa pollita al bebito, intenta bajarle la pielcita con tu boca, ayúdate con el aceite, deja su pitito bien resbaladizo, ahhhhhhhhh, muy bien, muy bien, descapúllale con mucha suavidad

Mientras, la criadita, seguía, mostrándonos al bebito con las piernas abiertas y fijaba sus ojos en los de su ama y señora. Bárbara, asentía en todo lo que le proponía Cloe y con la mirada le dirigía a nuevas cotas de perversión.

Ahora Cloe se dirigía al mayor de los nenes, Axel, que chapoteaba en la bañera con mi bebita, Pamela.


  • Axel, amorcito, ponme a la bebita encima mío, mientras sostengo las piernecitas de Alvar, así muy bien, déjalo entre mis tetas y mi panza, ohhhhhh, que ricura.

La bebita enseguida se prendió de los pezones de Cloe, intentando sacarle la leche, que apenas salía, acostadita entre las tetas y la tripa embarazada, la bebita jugaba y sonreía.

Cloe llamó a Axel.


  • Axel, amorcito, ponte de pie, acércate a mí, así, bien, dame tu pitito, así tu pollita rica y blanquita, ahhhhhhhhh, sabe a dulce miel.

La postal de los cinco nenes en la amplia bañera no podía ser más libidinosa y lasciva.

Máxima depravación.

Cloe, la criada, sosteniendo con las piernas abiertas al bebé de su señora, mientras, Aina, hermana del nenito, le lame y pasea su escasa pollita en su boca aceitada para descapullarle sin lastimarle. A la vez, descansando en el pecho y panza de Cloe, está mi bebita, succionando sus pezones. Y por último Cloe, babosea y lame la pollita de Axel, el mayor de los hermanos.

Ahhhhhhhhhhhh,

Bárbara, me mira, sonríe y aprueba,


  • Querida, dame la mano, ¿hay algo más sublime y con más amor que lo que estamos viendo? Admira esta belleza, que hermoso.

Ambas con los muslos y piernas abiertas, cogidas de la mano, mientras Valentina postrada a nuestros pies, iba alternando sus dedos con su lengua acariciando nuestros suaves y depilados pubis. Nuestros orgasmos suaves y continuados no tenían fin. Yo le sugerí a Bárbara:

  • Amor, porque no dejas que Axel se derrame, que se vierta en la boca de Cloe, deja que la criadita lo desleche


  • ¿te gustaría probar su néctar? Ahhhhhh, eres una perra viciosa insaciable


  • Si Barbara, nada me gustaría más que probar esa lechita de los nenes recién ordeñados. Es pura miel, con el mío apenas lo consigo, son tan pequeños aún que apenas sacan esa agüilla lechosa, pero es deliciosa.


  • Si, te daré esa satisfacción, pero no hay que desperdiciarla, todos deben probarla.

Ahora dirigiéndose a Cloe:


  • Honey, hazle acabar, que se derrame en tu boca, desléchalo y procura no desperdiciar nada.


  • Señora, un placer y un orgullo para mi poder vaciarle los huevitos, le sacaré toda su cremita por esa linda pollita.


  • Bien Cloe, te lo dejo en tus manos, haz lo que te plazca, sorpréndeme.

Y la criadita, desde la bañera, observaba a las dos señoras en permanente orgasmo y a su madre, orgullosa y feliz de servirlas y darles placer.


  • Ahhhhh, señora confíe en mí, usted solo derrame su miel, déjese ir, mi mama, recogerá todo su licor.

Finalmente, Axel, le temblaron las rodillas, se sentía mareado, sus ojos se fijaron a los de su madre que aprobaba y compartía el placer y el orgasmo que estaba teniendo su hijo, notó como Cloe, aspiraba todo lo que salía de él lo dejaba seco. Con su boca rebosante, le hizo una señal a Aina para que la ayudara y recogiera todo lo que iba saliendo de su boca y no podía contener, las dos se fundieron en un húmedo y lascivo morreo, ahora eran las dos que rebosaban de la lechita del hermano. El beso e intercambio hizo inquietar a los bebés que seguían al cuidado en la bañera.
Cloe tomó a mi bebita Pamela y se fundieron en un amoroso beso, eso la tranquilizó y parecía gustarle el néctar. Cloe sonriendo hacia Aina, le dijo:


  • Aina, amor, haz lo mismo con tu hermano bebito, haz lo que hago yo, comparte la cremita con él. Así, muy bien, daros la lengua, así muy suave, dale piquitos, como lo hago yo, dale la lechita de tu boca. ¿Te das cuenta, como le gusta?, mira que contento se ha puesto, así despacio, bésale muy suavemente, comparte el néctar, haz que lo pruebe, ves como le gusta, muy bien, aprendes muy bien.

Cloe nos miraba de nuevo, e interrogaba a Bárbara,


  • ¿Mi señora, le gusta lo que ve? Mire cuanta felicidad, a su alrededor, sin duda así serán sus días conmigo en esta casa. No se arrepentirá de tenerme a su lado.


  • Lo sé Cloe, mi amor, tus mejores días en esta casa, en tu vida están por llegar. Te aseguro, que serás muy feliz aquí.


  • Bien, señora, permítame que le enseñe ya al bebito


  • Naturalmente Cloe, haz lo que desees con ellos, se que lo haces solamente para buscar mi placer y satisfacción por eso lo apruebo y deseo que los inicies en la depravación y vicio del incesto.

La postal era pura poesía.
En la bañera Cloe, embarazada, con sus tetas rebosantes y Aina una nenita preciosa, un ángel, con un bebito cada una dándose pequeños besitos y morreos, compartiendo la primeriza leche, aguada de Axel, compartían de una boca a otra, sus lenguas goteaban, destilaban el primer semen aguado del jovencito.
Cloe veía que los bebés disfrutaban, con este nuevo juego, reían, estaban contentos, sin duda su vida era pura felicidad. Cloe, se acordó de un juego que le conto su madre y que era su preferido cuando era muy pequeña, jugaba con su abuela y sus papis. Ahora lo recordaba.

Salieron de la bañera, y sin secarse, se tumbaron en el piso, sobre las mullidas y blandas alfombras que cubrían el baño, tomó a Alvar, el bebito de la señora que todavía rebosaba lechita en su boca, y lo puso estirado, cara arriba, encima suya, a lo largo de su tripa embarazada. Y le dijo a Aina:


  • Cariño, pon a tu bebito, ahora encima de Alvar, y úntale de cremita el pitito para que tu bebita lo saboree. Ahhhhhhhhhhhhhh, que bueno, así de esta manera, los dos bebés se lamían el uno al otro, la bebita Pamela, lamía y succionaba la pequeña pollita de Alvar, los dos con la boquita llena de cremita, se enlazaban en un divertido 69. Alvar succionaba la pequeña rajita de Pamela, y ésta le lamía el pequeño pitito de Alvar. Los bebitos sobre la embarazada Cloe, jugaban y se divertían, bebían el néctar de la vida, que alborozo de felicidad, juerga y placer tenían los dos, le bebita, chupaba y chupaba el penecito lleno de leche, cuando más lo lamía, más era su diversión.

Cloe, viendo que los dos bebitos, ya estaban bien asentados, le pidió a Aina, que con cuidado se pusiera encima de Paola, sin hacerle daño. Ohhhhhhhhhhh, Bárbara no daba crédito a lo que estaba viendo, un doble 69. Otra estampa, digna de la mejor dulzura y sensibilidad.
Cloe, descansando en las cómodas alfombras del baño, encima Alvar, el bebito de la Señora, jugueteando en un lascivo 69 con la bebita Paola y cerrando la monta Aina. Con esta disposición los cuatro se lamían, chupeteaban, saboreaban, succionaban, rajitas untadas de cremita, húmedas del primer flujo, todos con todos, era una divertida maraña de libertinaje, lenguas, caricias, lenguas y pollitas compartiendo saliva, baba, flujo y dulce lechita de boca en boca de lengua en lengua.

Bárbara ya no daba más de sí, estaba vacía, todo lo había derramado, sus muslos y piernas eran un mar de néctar y miel. Valentina, siempre atenta a todo, observó como el joven Axel ya estaba listo, con su linda pollita tiesa de nuevo, un duro y firme ariete, apuntaba desafiante y le hizo esta ver esta erección a Bárbara, y le comentó:


  • Señora, mire la pollita de su hijito, ya está lista otra vez, ¿desea que lo vacíe, lo desleche yo y lo comparta con las señoras o prefiere que lo beban los nenes de la alfombra?


  • Gracias Valentina, cariño, eres un cielo, tráemelo aquí ya veré como lo pajeo, quiero sentir esa pollita tan rica de mi hijo.

Valentina se acercó a Axel, y le susurró.


  • Cariño, ven con las señoras, tu mami quiere que estés con ellas, quizás te vaya a quitar esa lechita aguada que está preparada en tus huevecitos.

Los dos se acercaron a las señoras y Bárbara, acariciando a su hijo, le dijo:

  • Baby, siéntate aquí entre Sofía y yo, muy bien, así entre las dos. Y sonriendo me dijo.


  • Chica, mira como tiene la pollita mi hijo, dura, como una roca, da gusto, vamos tócasela, manoséala bien, entre las dos, le hacemos una rica paja y tú Valentina, mientras, escúpele hilos de baba, que esté bien lubricada, así, pásale también la lengua, bien húmeda y escurridiza, que pitito más precioso tiene mi nene.

Entre la mano de su madre, la mía y la lengua de Valentina, el pobre se deshacía.


  • Mami, mami, no aguanto más decía el pobrecito.
  • Aguanta, hijo aguanta, hasta que yo te diga.

Mientras en la alfombra los bebitos continuaban con sus juegos entre la embarazada y la nenita, cada vez se frotaban y acariciaban con más ganas, ya tanto Aina como Cloe, se lamían y se daban la lengua con los bebitos, lamian, mamaban y chupeteaban, tanto la pollita como la rajita de los bebitos, que cada vez agradecían más los divertidos juegos.

En el sofá, Bárbara por fin, ordenó a su hijo,


  • Vamos cariño, ponte de pie, encima del sofá y dame tu pollita, pónmela dentro de mi boca, fóllame con tu pitito, vamos, dentro y fuera de mi boca, así muy bien.

A la vez, Barbara, sacaba la lengua mientras su hijo le iba follando la boca, un rio de baba fluía hacia las lechosas tetas de su madre, era excitante verlo, mientras Valentina le masajeaba las nalguitas, le abría los cachetes del culito introduciendo lo más que podía la lengua en su pequeño anito. Yo me fundía con beso lascivo con Bárbara y el pitito del nene intercambiando las lenguas y saboreando, su boquita.


  • Échalo en mi boquita mi amor, dámelo todo, no dejes nada dentro, sácalo, vacíate en mí. Así, muy bien. Le susurraba la madre al nene.

El joven Axel era un portento una máquina de fabricar lechita, no había visto nada igual, la boca de Bárbara no podía con toda la cantidad que el nene iba derramando.

Bárbara sin poder hablar, nos hacía señas para ayudarla, y así tanto Valentina como yo nos fundimos en un nuevo beso compartiendo el néctar del joven.
Igualmente ordenó a Cloe y Aina se acercarán con los bebés, para compartir la leche de su boca. Ahora ya éramos nosotras tres junto con Cloe y Aina las que compartíamos el jugo de Axel, la joven lechita iba pasando de boca en boca, haciendo cascadas con nuestras lenguas.
Los bebitos reían divertidos, pero querían participar de nuestro juego, fue como Cloe tomó uno de los bebitos en su falda y le acurrucó, dándole suaves piquitos que poco a poco eran morreos, compartiendo su lengua y el propio jugo en el más pequeño, seguidamente me lo pasó a mi y me susurró al oído.

  • Sofía, haga lo mismo, comparta su leche con el bebé, es obvio lo mucho que le agrada y disfruta con ello.

Cloe, ahora hizo lo mismo con el otro bebé e igualmente lo pasó a Bárbara.


  • Mi señora, compartamos los bebes entre todos, mire que felicidad irradian,
Y así los pequeños iban pasando por todos nosotros, de boca en boca, de lengua en lengua, acariciando y lamiendo sus boquitas, lenguas, pollitas y rajitas, iban pasando de teta en teta, en ocasiones la propia Bárbara dejaba fluir un fino hilo de néctar hasta su propia vulva dejaba a los bebes que se alimentaran desde su rajita. La mezcla de su propio néctar con el resto, a los bebes les sabía a gloria. Al verlo, nos invitaba a imitarla, nos animaba a que hiciéramos lo mismo, así, todas echábamos finos hilos de néctar, lechita y saliva, desde la boca hasta la vulva, de forma que nuestros clítoris estaban bañados. Bárbara, ya fuera de sí, nos alentaba:


  • Vamos, vamos, intercambiaros los bebes, unas con otras, dejar que chupen nuestros chochitos, que se alimenten bien.

Nuestros dedos, nuestras lenguas, resbalaban por la pollita del más pequeño, por las suaves vulvas, todas imberbes, como si fuéramos todas unas nenitas.


  • Alzad, a los peques, vamos pasarlos, con cuidado, despacio.

Bárbara estaba eufórica y todos cada vez más, las manos, los dedos tocaban todo. Axel se unió también a la orgía infantil, su pitito volvió a ponerse durito y tieso. Se sentía rico. Las pequeñas vulvitas, ardían, se sentían bien. Bárbara y Cloe ofrecían sus tetas para lamerlas, descargaban lechita para compartirla, las lenguas en cascada iban recogiéndola. La leche sabía a gloria, los bebitos, con sus grititos de felicidad, nos contagiaban. Chupábamos los pezones de Bárbara y Cloe, y dábamos directamente a la boquita de los más pequeños la lechita dulce, con suaves morreos y besos, intercambiábamos la cremita con nuestras lenguas.
Todos estábamos ya estirados en la suave alfombra, bien juntitas, apenas queda espacio entre nosotras, todos los cuerpecitos menuditos, era una gloria verlos. Ya los bebitos iban gateando encima, nuestros cuerpos era un divertimento para ellos, resbalaban por la mezcla de lechita, jugo y cremita, jugaban, bebían, nos chupaban tetas, pezones, vulvas, el placer y los orgasmos se sucedían sin descanso.

Cloe dirigía a la bebita Paola, para que tomase la lechita directamente del pitito de Alvar, la pequeñita se aferraba a su pollita chupaba y chupaba sin descanso, mamaba la pollita con fuerza el pequeño se mostraba contento, feliz de las sensaciones que sentía en su pitito. A la vez, yo le lamía la vulvita a mi preciosa bebita, me derramaba, toda, en un mar de caricias y lenguas.
Abría las piernas al máximo y la pequeña Aina metía la cabeza entre ellas me lamía con la lengua.
Bárbara le dirigía:

  • Así hija, muy bien, lo estás haciendo muy bien, serás una buena zorrita, como lo es tu madre.

La propia Bárbara le agarra la cabecita y le marca el ritmo y me pone a su bebito sentado en mi cara.


  • Vamos, vamos rica perra y viciosa, suelta tu depravación y vicio, lame a mi bebito, chúpale esa pollita, que se que gusta, date gusto con él, pasa tu lengua, por todo su pitito, entra con tu lengua en su culito, separa sus nalguitas, no ves cómo le gusta, está disfrutando.

Yo una vez más me derramaba toda, era igual de lascivo lo que oía de las palabras de la propia Bárbara para con sus hijitos, como lo que sentía en mi propio cuerpo.
Bárbara suspira fuerte, Ahhhhhhhhhhhh, si… le gusta ver a sus tres hijitos, lascivos, enviciados por la lujuria y la depravación que ella les transmite, les educa para ello, les desea iniciar, para que disfruten, sean felices y transmitan ese vicio y lujuria cuando entren en el club de intercambio familiar, que sean las más zorritas y más deseadas. Al fin y al cabo, sus padres así la educaron a ella, y se ha sentido muy dichosa en la vida.

Bárbara, segrega más leche cuanto más lujuriosa se siente, así lo percibimos y nos afanamos a vaciar sus esplendorosas tetas para compartirla desde nuestras bocas y lenguas.

Veo como Bárbara toma la mano de uno de los bebitos y ella misma se la folla, introduciéndola en su encharcada raja, el nenito disfruta, jugando, la mete y la saca de su vulva, ella sonríe y se convulsiona ante esta nueva oleada. Cloe que lo ve y alza al otro bebito y lo sienta en su cara, descarga un hilo de saliva entre el pitito y la boca de Bárbara, ésta lo saborea, junto a la pollita, Cloe, le susurra al oído:


  • Señora, mi ama, mi princesa, mi adorada, vacíese otra vez, dese gusto, con todos nosotros, disfrute, llegue al placer, es la reina, la diosa de todo el vicio y la perversión, Ahhhhhhhhhhhh, sea feliz, sea muy viciosa, yo lo soy y a su lado lo seré más, seré las más perra de sus fiestas, la más lujuriosa de sus orgías infantiles.

Aina y Axel, los hermanos, se restriegan el uno encima del otro, se recuestan sobre todos nosotros, los cuerpos resbaladizos, se divierten, sus caderas suben y bajan, gatean, en el mar de cuerpos.

Los bebitos ya están saciados de tanta leche y cremita, ya no dan más, Cloe se da cuenta que sus boquitas rebosan de ese delicioso néctar y se apresura a recogerla, les besa muy tiernamente, les lame sus boquitas y su lengua, recoge la miel sobrante y la comparte entre nosotras, fundiéndonos en un sinfín de besos y morreos con lengua.

También jugamos a ver quien tira más miel, ésta es recogida por los hermanos Aina y Axel que la comparten y sirve como estímulo y aceite para la pollita del joven

Ahora es Cloe la que dirige la orgía:


  • Aina, Axel, tumbaros sobre la alfombra, así, muy bien.
Cloe, toma a los dos bebitos y los deja entre los cuerpecitos de los dos nenes, todos desnuditos.

Se dirige a Bárbara:


  • Señora, acérque sus tetas a los bebitos, así muy bien.

Cloe pone su boca en el pezón largo y puntiagudo de su señora y chupa, extrae, mama de sus tetas llenándose su boca de rica leche, se acerca a la vulvita y pitito de los bebes y descarga la crema de su boca, en finos hilos, nos anima a mi y a Valentina, su madre, a imitarla, Bárbara también descarga chorritos de sus pechos, resbalan del pitito y la vulvita y va a parar a las tetitas, rajita y pollita de Axel y Aina, que a la vez les lamemos y chupamos para volver a alimentar a los bebitos.

Ahhhhh, que ricura, chupamos y seguimos la lechita que cae por los cuerpecitos.

Bárbara nos mira y se acomoda, no se puede creer tanta felicidad llevada por Cloe, la atrae hacia ella y se funden en un largo y lascivo morreo, ambas lloran de felicidad.

Ahora es Valentina que alza a los dos bebitos y los pone entre las dos embarazadas, sus cuerpos resbaladizos, húmedos, cubiertos de lechita, los acogen con amor, yo me uno a ellas. Bárbara sigue exprimiéndose sus tetas para que nadie se quede sin leche, se descarga en nuestras bocas, para dárselas a los bebitos.

Barbara, viendo que Axel, está de nuevo empalmado, le pide:


  • Ven hijo, tócate, ahora hazlo tú, debes aprender también, hazte una rica paja con lo que estás viendo.

El nene, torpemente se manosea la pollita y sus pequeños huevos, pero cada vez lo hace mejor.


  • Hijo cuando te venga la leche, échala sobre mis pezones, los bebitos la beberán junto a la mía, es de gran alimento.

Y así fue, la crema que brotaba de la pollita de Axel caía directamente sobre las tetas de su madre que los bebitos bebían directamente con los chorritos que salían de sus largos pezones.

Igualmente, Cloe intentaba exprimir sus tetas, para conseguir algo de leche, pequeños chorritos caen directamente sobre la panza embarazada de Barbara y sobre e bebito, Ahhhhhhhhhhhh

¡Que depravación y vicio había allí, la panza toda resbalosa, regada por la cremita del nene y la leche de las embarazadas que los bebitos lamen, chupan y juegan sobre la tripa de Barbara, es una ricura verlos tan felices! Valentina y yo ayudamos a lamer las tripas y los cuerpecitos, tomamos la leche y la volvemos a descargar en la vulvita y la pollita para ser lamida de nuevo. AHHHHHHHHHHH, que rico se siente.
Bárbara, como hizo antes, toma la mano de su bebito y se la pone dentro, le entra toda, grita y quiere más, le mueve la mano dentro bien dentro, como si quisiera acariciar al bebito que lleva en su panza también, mientras sus lenguas se funden y con la otra mano le manosea y toca todo su pitito, Ania, su otra hija le chupa las tetas y Axel, que no sabe muy bien que hacer, obedece las indicaciones de Cloe:


  • Hijito, dale tu pollita a tu hermana, verás que rico te la chupa. Y así fue, Aina, le lamía hasta que volvió a estar durita. Muy bien hija ponte el pitito en la boca y descapúllale otra vez, sácale toda su leche de nuevo.
.
Las caricias y las manitas de Alvar, se aceleraban en la raja de Barbara que seguía espatarrada, los muslos y piernas estaban regados de flujo y pura miel que Valentina se apresuraba a recoger con su lengua. El nene se volvió a vaciar de nuevo.

Cloe, sonreía y se sentía orgullosa de servir tan exquisitamente a su ama y señora, la cual aprobaba todo el vicio y depravación de esta nena embarazada.

Al fin cayeron todos rendidos, los bebes se durmieron Alvar con el pezón de su mami en la boca y Pamela con el pitito de Alvar también en su boca que desbordaba leche. Ambos bebés dormían plácidamente sobre un lecho de piernas, brazos, tetas y vulvas imberbes, resbalosas y lúbricas. Bárbara, Valentina y yo, nos seguíamos acariciando y dándonos la lengua, suavemente, viendo como Cloe aleccionaba a los hijitos de Bárbara, Aina y Axel a darse también la lengua, mientras dejaba fluir gotitas de leche de sus pezones.

Lentamente, fuimos terminando la sesión, Barbara y Cloe fueron a la ducha y el resto nos aseamos en la zona de spa. Desde allí oíamos la conversación que mantenían Cloe y su nueva señora.


  • Cloe, hoy mismo ya te quedas a dormir con nosotros, no quiero separarme ni un minuto de ti. Desde ya te quedas a vivir con nosotros, mandaré a alguien del servicio que vaya a recoger tus cosas, y mañana nos vamos tu y yo de tiendas para comprarte todo lo que necesites, y cuando digo todo es todo lo que quieras, y todos los caprichitos que quieras. Valentina y tu abuela podrán visitarte siempre que quieran, serán igualmente bienvenidas.


  • Gracias señora,


  • Cariño, cuando estemos a solas, puedes llamarme Bárbara, ama, señora como prefieras, no hace falta que mantengamos formalidades.


  • Te lo agradezco Barbara, seré muy feliz a tu lado, y tu familia también. La semana que viene es el cumpleaños de tu marido, tengo pensado algunas sorpresas que os van a gustar.

Barbara estaba más que asombrada con esta chiquita:


  • Cloe, pero…, tú, ¿Cómo lo sabes?


  • Ahhhhhh, antes de pedirle que me aceptara, no quería defraudarle, estaba preparada para sus deseos y quería sorprenderla.


  • Pues bien, que lo has hecho, preciosa. Si, el próximo viernes es el cumpleaños de Paul.


  • Lo sé, Barbara, y quería sorprenderles y hacer una fiesta durante el fin de semana. Sería como mi presentación en sociedad, mi introducción al club, a su club.


  • Bien, bien, me parece perfecto, y… ¿Qué tenías pensado?


  • Será una sorpresa, si me permites…


  • Y……… ¿no puedes adelantarme algo?


  • Bueno el viernes, si te parece, haremos una fiesta más íntima, con la familia de Sofia y Claudio, vendrán sus nenes y mi madre, Valentina. Y también quería invitar a mi abuela y los padres de Sofía, son guapos y jóvenes también, muchas de las cosas que sé las he aprendido de ellos.


  • Bien, bien, me parece perfecto, tu te encargarás, si te parece, te pondré una de las asistentas a tu disposición para que te ayude en todo y te daré una tarjeta de crédito a tu nombre, para que no tengas ningún problema, así podrás comprar lo que te parezca mejor y será una sorpresa.


  • Gracias Bárbara, te agradezco la confianza


  • Hija, no se merecen, me has demostrado tus sentimientos para conmigo y mi familia.


  • Así es, Bárbara
  • Y…para el sábado, ¿Qué habías pensado?


  • Pues, para ese día, algo más desenfadado, más numerosa, con varias familias amigas, con nenes que también incestan entre ellos y alguna sorpresa más. Habrá regalos muy especiales. Ya verás…


  • Ayyyyyyyy, chica, que nervios, que ganas tengo ya…


  • No te impacientes Bárbara,


  • Es que viniendo de tu imaginación puede ser memorable chica.


  • Si, lo será mi señora…

Continuará…
 

veronicca

Virgen
Registrado
Jun 6, 2012
Mensajes
0
Likes Recibidos
24
Puntos
5
 
 
 
Ya veo que te animaste a publicarlo. Me parece muy bien y te doy las gracias por la parte que me toca......
Supongo que verías también que alguno de tus personajes hizo un "cameo" en mi último relato, dándole el toque final de perversión a la historia, ya que nadie como ellos para conseguirlo.
 
M

Miembro eliminado 191735

Guest
Ya veo que te animaste a publicarlo. Me parece muy bien y te doy las gracias por la parte que me toca......
Supongo que verías también que alguno de tus personajes hizo un "cameo" en mi último relato, dándole el toque final de perversión a la historia, ya que nadie como ellos para conseguirlo.

Siempre gracias a ti @Veronicca por tu inspiración y siempre cordialidad en las dudas y respuestas. Creo que al final tus personajes y los míos se van a conocer. Estaremos atentos a los próximos relatos.
 
Arriba Pie