Experiencia Bondage

suesclavaana

Virgen
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Nov 18, 2009
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[FONT=&quot]Experiencia Bondage[/FONT]
[FONT=&quot]Experiencia 1: Mi hermanita[/FONT]
[FONT=&quot]Mis relatos son 100% reales. [/FONT]

[FONT=&quot]A mi me encanta el bondage, muchisimo, lo practico desde los 15 años, y recuerdo como un dia todo cambio para mi cuando lo practicaba.[/FONT]

[FONT=&quot]Estaba inquieta, trataba de moverme, sobre mis rodillas [/FONT]conteniendo a duras penas un furioso gruñido de dolor mientras miraba por enésima vez hacia la puerta del trastero. Ningún ruido. ¿Dónde se habÃ*a metido Rebeca? ¡Ya habÃ*a transcurrido de sobra el tiempo acordado, estaba segura de ello! Un nuevo hilo de saliva resbaló desde mi amordazada boca hasta el frÃ*o suelo de baldosa tras hacer una breve escala en mis rotundos pechos, desafiantemente empujados hacia delante por las crueles ligaduras que mantenÃ*an mis brazos atados en paralelo detrás de mi espalda, obligándome a arquearme de forma dolorosa.


Aunque para dolor, el que sentÃ*a en mi boca, cabello y rodillas. Me hallaba completamente desnuda, apoyada en precario equilibrio sobre las rodillas, atada de pies y manos con múltiples rollos de cuerda que mordÃ*an con crueldad mi delicada piel de adolescente. Llevaba el cabello, negro, liso y extraordinariamente largo, recogido en una prieta y tirante cola de caballo, lo que habÃ*a sido aprovechado para atarlo a una argolla del techo mediante una tensa cuerda que me mantenÃ*a eficazmente inmovilizada en el sitio sin permitirme descansar sentándome sobre las posaderas. Para mayor brutalidad, tampoco podÃ*a apoyar los pies y repartir un poco el peso: un fino cordel unÃ*a mis dedos gordos con las muñecas, pegándome los talones al culo. Y, para rematar, la enorme mordaza de bola que tenia metida en la boca, además de obligarla a babear sin control, estaba a punto de dislocarme la mandÃ*bula. ¡Cuando Rebeca viniera a desatarme se iba a enterar de lo que era bueno! ¡HabÃ*a dicho media hora no tres dÃ*as!

Suspire de resignación que solté e hice que un chispazo de placer me recordara que habÃ*a sido yo misma la que habÃ*a exigido a mi hermanita de 11 años que me atara de aquella manera. Era mi vÃ*cio, no el de ella, sólo que me tenÃ*a dominada; para eso era la mayor con 16 recién cumplidos. La fina y prieta cuerda que se hundÃ*a en mi sexo habÃ*a cumplido bien su función, me habÃ*a corrido media docena de veces… ¡Pero ahora estaba cansada y querÃ*a que me soltaran de una vez! ¡Ya no era divertido!

De pronto, un ruido. ¡Por fin! Casi hubiera sonreido de no ser porque el apretadÃ*simo cinturón de cuero clavado en mis carrillos me impedÃ*a hacer otra cosa que morder la colosal bola embutida dentro de mi boca.

—¡Mmmhhh! —chillé a través de la mordaza apremiando a mi hermana para que abriera la puerta rápido y me desatara.

Y entonces senti que un lÃ*quido frÃ*o sustituÃ*a la sangre que corrÃ*a por mis venas. Fuera sonaban voces, dos al menos… y una de ellas era grave, masculina. ¡Quien estaba manipulando la entrada del trastero no era Rebeca! Una congoja incontrolable, mezcla de miedo, pudor e indefensión, se apoderó de mi, paralizandome todos mis músculos con aun mayor eficacia que hacÃ*an mis ligaduras. ¿Y si era mi padre? ¿Cómo iba a explicarle aquello? Y aún peor: ¿y si era el portero, o Rebeca acompañada de cualquier otra persona que la hubiera engatusado? ¡Sólo era una crÃ*a! ¿Cómo iba a saber ella lo que quieren hacerles a las adolescentes guapas y bien dotadas como yo?

Aterrorizada intentó desesperadamente soltarme, pero todo era inútil. Estaba muy bien atada, ¿acaso no habÃ*a dedicado horas y horas a enseñar a mi hermanita a hacer nudos de primera?


Y la puerta empezó a abrirse. Trate de desatarme de muchas maneras al ver la puerta casi abierta, la saliva ya caia y se escurria por todo mi cuerpo, mis lagrimas salian sin parar de mis ojos, mis muñecas me dolian por las ligaduras incluyendo mi cabello y los dedos de mis pies y la maldita bola de goma, que me causaba un fuerte dolor en la mandibula.

Cuando la puerta se abrio por completo solo vi uno o dos flashes, era Rebeca mi hermanita, que me habia tomado una o dos fotografias, con una camara, que le regalo mi padre, se acerco a mi y me dijo al oido " Papá, regreso por unas cosas, ahorita esta en su cuarto, le dije que no estabas, asi que no te preocupes, pero mañana quiero que me lleves a la Quinta, y si no me llevas o me castigas, le enseño las fotos a papa".

Me senti completamente dominada por primera vez, y senti mucho miedo, lo unico que pude hacer es asentir con mi cabeza, y ver con mis ojos con lagrimas, como ella me sonreia y me dice "cuando Papá se vaya regresare y te libero" y se fue dejandome ahi.

Como lo prometio, me libero y trate de descansar un poco, ya que ahora debia cumplir su promesa o su orden.


Continuara...

[FONT=&quot]Si quieren que lo continue, dejenme sus comentarios o escribanme a mi correo [email protected]., ya que en la Quinta hice otras cositas, y muchas mas.[/FONT]
 

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Virgen
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Sep 13, 2008
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esta bastante interesante el relato, muy intenso.
 
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