Excursión con mi Mama – Capítulos 01 al 06
Excursión con mi Mama – Capítulo 01
Pues bien, mi nombre es Iván, soy un chico de 21 años y actualmente soy estudiante. Como ya he dicho esta historia tiene lugar hace un año, concretamente el verano pasado. Todo comienza justo a principios de verano, y la verdad es que lo que se me venía por delante era un verano bastante normalito, sin ninguna locura. Lo más llamativo era que mis padres habían planeado pasar en familia una semana en una casa rural. La verdad es que a mí no me entusiasmaba la idea, de hecho esa semana había un par de fiestas a las que me hubiera gustado ir, pero había que cumplir.
Estábamos a miércoles por lo que ya quedaba menos para el viernes, día que cogeríamos el coche para poner rumbo a nuestras pequeñas vacaciones cuando, oh sí, sorpresa, mi padre se empieza a retrasar en volver del trabajo. Era algo común, de hecho muchas veces no cenaba con nosotros por las horas a las que llegaba, pero de pronto sonó el móvil de mi madre. Eso sí que solo podía significar una cosa. Tras colgar mi madre me confirmó que efectivamente le habían mandado volar hasta Madrid para cerrar un acuerdo con unos clientes, y eso aun habiendo avisado de que se tomaba esa semana de vacaciones. Y no solo eso, sino que debía quedarse hasta el martes, que es cuando supuestamente se haría la firma. Mi padre es un hombre normal y corriente de 55 años. Trabaja en una empresa farmacéutica, y si bien su trabajo no le quita una locura de tiempo, hay ocasiones en las que debe viajar por el país. En cuanto a aspecto es bastante parecido a mí, mide poco más de 1,75, tiene el pelo de un rubio muy oscuro y se conserva bastante bien para su edad, a pesar de tener un poco de barriga cervecera.
-Joder tu padre siempre nos tiene que hacer lo mismo -decía ella con una mezcla de decepción y enfado-, más de dos meses planeando todo y no puede olvidarse un poco del trabajo ni una mísera semana…
-Bueno ya sabes cómo es, quiere siempre que todo salga a la perfección y se involucra demasiado -yo le quería quitar hierro al asunto porque conociendo a mi madre iba a estar enfadada ya por el resto de semana-.
-Pues mira, ¿sabes qué? Que le den, no me pienso amargar en casa teniendo ya pagada toda la semana. Si quiere que venga él directamente el martes o no, me da igual, así pasaremos un fin de semana madre e hijo.
-Ah ¿pero entonces no se cancela? -dije ya con la idea de librarme y hacer otros planes obviamente-.
-¿Cómo cancelar? Hombre ya sé que piensas que tu madre está vieja y fea, pero tampoco creo yo que sea para tanto pasar un fin de semana con ella.
Mi madre siempre está con esos rollos de que ya es vieja y que por eso no paso tanto tiempo con ella como lo hacía antes, lo cual es una tontería. Es ama de casa y tiene 59 años pero se conserva increíble. Tiene el pelo de un rubio un poco más claro que mi padre y que yo y mide 1,60 aproximadamente. Lo que más destaca de ella sin duda son sus tetas, tetas las cuales a pesar de estar algo caídas por su propio peso, siguen la mar de firmes. De hecho por aquel entonces me había llegado a plantear alguna vez el sí serían o no operadas (intentaré dejar una foto en los comentarios cortando su cara).
En cuanto al resto del cuerpo era de esas mujeres que se mantienen bien para su edad, bastante guapa y con buenas curvas, y la verdad que personalmente son el tipo de mujeres que más me gustan, una buena madura jamona, con unas potentes caderas y un culo que pese a no ser tan firme como el de una veinteañera, se mantenía de lo más jugoso. Por mis palabras ya os habréis dado cuenta que llevaba un tiempo viendo a mi madre no solo como mi madre. De hecho durante mis primeros años de pajas fueron varias las que le dediqué, primero usando la imaginación y luego pasando a la acción buscando bragas y sujetadores usados, incluso sacando alguna foto a escondidas mientras se duchaba, todo esto sin que ella nunca se llegara a enterar claro.
-Mamá ¿ya estás otra vez con eso? Te he dicho mil veces que no eres vieja, muchas mujeres matarían por tener ese cuerpo. Estaré encantado de pasar un fin de semana con una tía buena como tú, y perdón por sonar tan brusco, pero parece que si no me crees -nada más decirlo pensé que me había pasado, ya que por simple que fuera nunca solíamos hablar de nada sexual.
-¡Pero bueno! Hay que ver las cosas que le dices a tu madre hijo jajaja. Pues nada no se hable más, esta tía buena se irá a disfrutar de unas buenas vacaciones con este yogurín -decía ella mientras reía divertida y me guiñaba un ojo-.
En ese momento noté como mi polla daba un pequeño salto y se empezaba a poner algo dura. Aclarar que mi madre suele ir por casa en verano con un camisón rosa bastante fresco el cual le llega a la mitad del muslo. No tiene escote pero nunca lleva sujetador, lo cual hace que casi siempre pueda ver sus duros y gordos pezones bien marcados y esas tetas de un lado a otro. Esto sumado al comentario de mi madre hizo que mi polla a los pocos segundos estuviera más dura que nunca. No sé por qué pero viendo la buena reacción que había tenido mi madre me apeteció seguir con el juego.
-Pues por mí perfecto mamá, eso sí, tendrás que llevar algo más que ese camisón, porque viendo ese cuerpazo que te hace no sé yo si podré quitar la vista en todo el finde -sabía que me la estaba jugando pero tenía que ver cómo reaccionaba-.
-Anda calla calla zalamero jajaja, con lo que habrás visto tú cómo vas a pensar que el cuerpo de esta vieja está de buen ver, que tampoco soy tonta hijo jajaja -decía ella divertida y bastante relajada.
-Bueno mamá claro que he visto cosas, pero créeme cuando te digo que tienes un cuerpo de infarto. De hecho, tienes las mejores tetas que he visto nunca, ale ya está, ya lo he dicho -yo iba con todo-.
-Mira el niño en lo que se fija, parece que tengo un pequeño pervertido en casa jajaja. La verdad es que no te voy a negar que de joven tu madre lucía unos buenos melones, pero a día de hoy ya parecen más unas tetas de vieja casi…
-¡Pero qué dices! Tus tetas son increíbles mamá créeme, de hecho alguno de mis amigos cree firmemente que son operadas -en realidad ninguno de mis amigos había comentado nada así, pero era mi baza para confirmar o desmentir mis sospechas-.
-¿Operadas yo? Jajaja, ay hijo ojalá tuviera el dinero pero que va que va, si pudiera operarme iban a estar así las pobres -decía divertida mientras hacía unos leves movimientos levantándolas-.
-Bueno mamá la verdad es que yo me he llegado a creer que estén operadas eh, tú dirás lo que quieras pero para tu edad están increíbles -cosa que era totalmente cierto-.
-Jajaja bueno gracias hijo gracias, a una mujer siempre le gusta recibir halagos de un hombre joven, pero aunque no me creas son naturales como la vida misma, pero no puedo demostrarlo claro…
-Hombre poder sí que puedes… -yo iba con todo, tenía la polla que me iba a reventar y era el momento de jugármela a tocar una de esas tetazas-.
-Bueno pues como no quieras buscar mi nombre en el registro de todas las clínicas de estética de la ciudad ya me dirás cómo jajaja.
-A ver, hay una forma que nunca falla, que es tocando. Pero entiendo que siendo tu hijo te dé corte y no quieras -yo jugaba un poco con ella-.
-¿Corte a mi? Cómo se nota que no sabes lo moderna que es tu madre. Además eres mi hijo, cómo me va a dar vergüenza, anda que no me las habrás tocado veces de pequeño. ¿No será que es a ti al que le da corte? -decía ella en un tono provocativo y divertido-.
-¿A mí? Vamos yo encantado de tocar ese par de obras de arte.
-Bueno bueno pues en ese caso adelante hijo, ¡todas tuyas! -decía ella mientras se incorporaba en el sofá sacando pecho hacia delante-.
Yo no me lo podía creer, sentía como mi polla estaba empajada debajo del calzoncillo, sentía cada pulsación llenando de sangre todo mi rabo a punto de explotar. Ahí fui sin pensármelo dos veces y empecé a tocar las tetorras de mi madre por encima del camisón. Hubo unos momentos de silencio por parte de los dos, silencio el cual mi madre rompió con unas leves respiraciones profundas mientras yo sentía sus pezones duros como piedras. Me pude fijar que el sofá se veía algo húmedo donde ella estaba sentada, por lo que la ''inspección'' no le estaba disgustando precisamente.
-Dios mamá sí que son naturales eh, de hecho se notan mucho mejor de lo que me había imaginado.
¿Cómo imaginado? ¿No me digas que ya habías pensado en tocarle las tetas a tu propia madre?
Yo rápidamente aparté las manos y me eché hacia atrás.
-¿Qué? Eh no… O sea… Yo no… -dios no sabía dónde meterme en ese momento-.
-Jajaja mira que rojo se ha puesto el niño jajaja -estalló ella en una carcajada- es broma tonto, no te pongas así hombre jajaja.
-Mira que eres mala eh jajaja -dije yo casi temblando por el susto.
En ese momento me relajé pero no sabía qué hacer porque estaba entre nervioso, eufórico, con miedo, pero sobretodo más cachondo que un cerdo. Tras esto rápidamente le di un beso de buenas noches y conseguí meterme en mi cuarto haciendo un gran esfuerzo por ocultar tanto mi erección como mis nervios. Una vez dentro no podía más, me tiré en la cama y debajo del colchón saqué unas bragas que había conseguido esa misma tarde mientras mi madre se duchaba. Todavía estaban húmedas y por el olor se notaba que esa mañana mi madre había estado más que cachonda por ahí abajo. Empecé a olerlas, lamerlas, y pasármelas por la polla mientras se mezclaban con todo el líquido preseminal que estaba soltando mientras gemía casi sin cortarme un pelo. Hasta que no pude más y, después de pocos minutos, exploté llenando todas las bragas de la puta de mi madre con lo que fue mi mayor corrida hasta la fecha. Nada más terminar tiré esas bragas debajo de la cama y de dormí exhausto
Eran cerca de las 14 h del jueves y como siempre a mí se me habían pegado las sábanas, y más con lo agotado que estaba después de la montaña rusa de emociones que había vivido la noche anterior. Nada más despertarme la primera imagen que vino a mi cabeza fueron las tetas de mi madre, tetas las cuales hacía pocas horas había estado palpando a voluntad.
Dios, estaba que no me lo creía, de hecho llegué a dudar si lo había soñado o de verdad mi madre se había dejado amasar esas tetorras. ¡Y por su propio hijo ni más ni menos! Cómo no, antes de darme cuenta ya estaba con la tienda de campaña montada, lo cual me recordó que tenía que lavar las bragas que había escondido debajo de la cama para que mi madre no sospechara nada. Mi sorpresa vino cuando fui a recogerlas y no estaban. Joder puse la habitación patas arriba, busqué en todos los rincones, debajo de la cama, cajones, armario, pero nada de nada. No había duda, mi madre había entrado de buena mañana buscando ropa para lavar y se las había llevado. No había estado tan asustado en mi vida, de hecho, me quedé casi una hora sin salir del cuarto pensando cómo se lo iba a explicar.
En un momento recuerdo que me armé de valor y salí directo a la cocina para afrontar la brutal bronca que se me venía encima. Sin embargo no me encontré con mi madre, pero sí pude ver el tendal con toda la ropa recién tendida. Efectivamente, ahí estaban sus bragas perfectamente lavadas y sin una sola mancha de toda la lefada que les había caído la noche anterior. No me dio tiempo a reaccionar cuando por la espalda apareció mi madre, la cual llegaba de hacer unos recados.
-¡Hola cariño! ¿Has dormido bien? -dijo ella con una voz dulce mientras me daba un beso en la mejilla-.
-Si… -respondí rápidamente yo un poco descolocado-. Se me han pegado un poco las sábanas pero me iba a poner ahora a hacer la maleta para el finde.
Yo no entendía nada. En ese momento solo se me ocurrió hacerme el loco con esa tontería de la maleta para confirmar que todo iba bien, y que ella no quería cancelar el viaje.
-Anda, qué raro para ti no dejarlo para el último día eh jajaja. Bueno pues mientras si no te importa yo me voy a pegar una ducha, que con el calor que hace vengo empapada. Luego preparo algo de comer ¿vale?
-¡Vale mamá, por mi perfecto! -yo estaba que no me lo creía-.
La única explicación que se me vino a la mente era que seguramente habría cogido varias prendas a oscuras y las habría metido a la lavadora sin apenas mirar. Dios de la que me había librado. Eso sí, nada más meterse mi madre en el baño y una vez pasado el susto, enseguida me empezaron a volver los pensamientos calientes. La polla se me estaba empezando a empalmar cuando oí el grifo de la ducha y, sin dudarlo dos veces, allá que fui. Me asomé sigilosamente a una rendija de la puerta que dejaba ver todo el baño, rendija la cual yo había descubierto hacía ya años y que te permitía ver sin ser visto. Directamente miré a la ducha con la polla ya en la mano para deleitarme con el jugoso cuerpo de mi madre bien enjabonado.
Mi sorpresa vino cuando pese a estar el agua corriendo, mi madre no estaba en la ducha, sino que estaba sentada en el váter. Dios, nunca olvidaré lo que vieron mis ojos. ¡Mi madre se estaba masturbando como una jodida perra en celo! ¡Mi madre! Me impactó de sobremanera porque esta no era la primera ni la segunda vez que me asomaba mientras ella se duchada, pero sí la primera que la veía hacer algo así. Y no creáis que lo hacía tímidamente no, la muy puta se estaba haciendo de todo; frotándose todo su gordo y depilado coño de arriba a abajo, metiéndose los dedos a una velocidad de locos, y todo esto mientras con la otra mano se pellizcaba los pezones y se los llevaba a la boca. Estaba desatada del todo. En ese momento recordé que lo que dijo cuando llego de que estaba empapada, pero por lo visto no era sudor de lo que estaba empapada la muy cerda.
Pegué bien la oreja a la puerta y, entre el ruido de la ducha, pude distinguir unos gemidos que mi madre no se esforzaba para nada en ocultar. Cuando me quise dar cuenta mi polla estaba exactamente igual que la noche anterior, más dura que nunca y lubricadísima, por lo que no pude más y empecé a machacármela sin control alguno. Si la de la noche anterior había sido una de las mejores pajas que me había hecho en toda mi vida, está la superaba por mil. ¡Me estaba masturbando a la vez que mi madre! Yo no aguantaba más, pero estaba intentando esperar para correrme junto a ella y, entonces, sucedió. Su encharcado coño comenzó a retorcerse en espasmos expulsando toda clase de fluidos, mientras ella misma se tapaba la boca para contener los brutales gemidos que estaba soltando a la vez que se derretía del gusto ya tirada en el suelo. Yo por mi parte exploté en una corrida diez veces mayor de la que hubiera soltado nunca, formando todo un charco de semen a la puerta del baño. Dios, estaba rendido, y pese a que mi polla seguía más dura que un mástil, y de que me estaba deleitando viendo a mi madre lamerse las manos con su propia corrida, tenía que apresurarme en limpiar el estropicio que había armado antes de que me pillara con las manos en la masa, nunca mejor dicho.
Una vez después de haber comido yo me encontraba en al salón viendo una peli la cual ni recuerdo ya. En esto llega mi madre con un modelito de andar por casa espectacular el cual nunca había visto. Constaba de un camisón blanco normal y corriente pero algo corto y muy fino, lo cual hacía que se le transparentaran bastante esas gordas tetas con sus oscuros pezones. Por otro lado llevaba un short de encaje negro el cual marcaba perfectamente su jugoso culo y sus buenas caderas. En ese momento yo rápidamente me acomodé ocultando la erección que se venía.
-¿Qué te parece nene?
-¿Y eso mamá? Nunca te lo había visto -yo intentaba sonar con un tono calmado-.
-Lo vi esta mañana en la tienda de aquí abajo y no pude resistirme. Además ayer le di vueltas a lo que me dijiste de llevar el camisón rosa a la casa rural y tienes razón, es hora de renovarse un poco ¿no crees? -decía ella mientras se daba una vuelta mostrando inocentemente el conjunto-.
-Hombre mamá yo soy el primero a favor de renovar armario, pero precisamente este no es un conjunto mucho más sutil que ese camisón eh. Recuerda lo que ''hablamos'' ayer jajaja.
-Ay hijo ya lo sé, pero es que no me pude resistir al verlo en el escaparate. Si tienes razón, yo ya no tengo cuerpo para estos pijamitas de niña -decía ella algo tímida mientras se sentaba a mi lado-.
-Y dale otra vez con eso. Yo ya no sé qué tengo que hacer para que te creas el cuerpazo que tienes mamá. Precisamente me refiero a que este te queda mucho más sexy que cualquier conjunto que te haya visto.
-No ¡si al final de tanto decírmelo me lo voy a creer y todo! Jajaja -decía ella divertida sin darle mucha importancia-.
-Pues créetelo porque es cierto, aunque no lo creas las mujeres de tu edad y conservadas tan bien cómo tú son las que más nos calientan a los hombres -yo ya estaba cachondo perdido y no medía lo que decía-.
-Ya ya no hace falta que me lo jures, ayer por la noche parecía que estaba ''caliente'' la cosa por tu habitación… Jajaja.
En ese momento casi se me para el corazón. ¿Mi madre me había oído cascármela? Y eso no era lo peor. Si me había oído y no me había dicho nada hasta ahora, igual incluso sí se había fijado sus bragas usadas y lefadas. Joder, todos los nervios que se me habían quitado de la mañana volvieron de golpe como un tornado.
-Dios mamá que vergüenza. Perdón en serio yo no quería…
-Hey hey tranquilo nene no te preocupes, no estoy enfadada -me interrumpió ella-. Entiendo que a tu edad se tiene mucha energía contenida y a veces no se puede controlar -decía con una voz dulce y comprensiva- También es culpa mía. Creo que ayer no supe cortar nuestra ''charleta'' a tiempo, pero la verdad es que provocar eso en un hombre joven siempre es un halago, aunque sea en tu propio hijo claro jajaja.
-¿Entonces no estás enfadada? -yo estaba descolocado del todo-.
-¡Por dios no! Recuerdo a tu edad lo salidos que estábamos tu padre y yo… ¡Ay dios, debes de pensar que tu madre es una fresca!
-¡Para nada mamá! No hay nada que me alegre más que saber que mi madre tiene una vida sexual plena.
-Bueno tenía querrás decir -decía ella entre risas-. La verdad es que a día de hoy a tu padre y a mí se nos ha apagado un poco la llama, ya sabes, siempre está muy cansado por el trabajo y una la verdad es que sigue teniendo necesidades. Ay por favor cómo puedo estar hablando de estas cosas con mi propio hijo, qué vas a pensar de mí.
-Pues voy a pensar que mi madre es una mujer sana, y que es una pena que no reciba todo lo que necesita, eso pienso. Igualmente mamá, ya que estamos hablando sin cortarnos, ¿puedo hacerte una pregunta un poco personal? -era mi momento de atacar-
-Uy hijo miedo me das jajaja. Pregunta pregunta, al final es sano hablar de estas cosas y es algo que nunca hacemos porque, bueno, ya sabes que soy un poco cortada en estos temas.
En ese momento pensé ¿cortada? Dios pues no parecía para nada cortada cuando se estaba machacando el coño tirada en medio del baño como una cerda. Ahí quise jugar un poco con ella y ver cómo de sincera era.
-Bueno pues te lo pregunto directamente. Tú ¿te masturbas?
Es ese momento se quedó paralizada, más roja que un tomate y parecía haberse quedado sin palabras.
-Ma… ¿masturbarme yo? Bueno… la verdad es algo que hice alguna vez de joven, pero que nunca he vuelto a hacer, no… -se le notaba la mentira en la voz-
-¿No? Pues créeme que es algo que deberías tomar casi como rutina, por ejemplo en momentos como antes de irte a dormir. O incluso, en la ducha -dije yo con una sonrisa picarona-.
-Ay dios… no me digas que… -su cara era todo un poema.
-Sí mamá. Parece que no solo yo ando caliente en esta casa jajaja -dije yo dándole un codazo en tono de broma para quitarle hierro al asunto-.
-¡¡Qué verguenzaa!! ¿Pero cómo? ¿Tanto se me oía en serio? Ay por dios hijo, debes de pensar que tu madre es una descocada haciendo esas cosas…
-¡Para nada mamá! Como ya te he dicho no hay nada más sano. De verdad que no te preocupes, es algo natural que debes hacer siempre que te apetezca.
-Dios hijo te juro que no sé qué me pasó. Hacía años que no hacía algo así y hoy no sé por qué en cuanto llegué a casa no pude contenerme. ¿De verdad que no te importa que tu madre haga esas guarrerías?
-Mamá ya te he dicho que no es ninguna guarrería. Además cómo me va a importar que la mujer que más quiero en el mundo esté feliz y satisfecha.
-¡Si es que tengo el mejor hijo del mundo! -decía ella a la vez que se incorporaba para abrazarme y darme un sonoro beso, el cual prácticamente aterrizó en la comisura de mis labios-. Bueno, pues yo voy a cenar algo rapidito y terminar de hacer la maleta, que todavía tengo que meter más ropilla que he comprado.
-Pues como todos los modelitos sean como ese no te voy a poner quitar los ojos de encima en todo el finde, ¡maciza!
-Hay que ver que hijo más zalamero tengo jajaja -reía ella complacida-.
Yo por mi parte hice lo mismo, cené y terminé la maleta, la cual apenas había empezado. Tras esto me fui a la cama a eso de las doce de la noche y me puse a mirar algo en YouTube como de costumbre. Tras esto, como también era normal, me puse a ver porno para hacerme la clásica paja de antes de dormir. Aclarar que siempre que veo porno lo hago con auriculares, ya que me gusta escuchar las voces bien alto. Todo iba sobre ruedas, estaba deleitándome con un clásico vídeo de stepmom y stepson de una de mis actrices favoritas, Ava Addams.
Lo raro vino cuando empecé a escuchar unos leves gemidos, y eso que el vídeo apenas acababa de empezar. Rápidamente me quité los cascos para darme cuenta de que los gemidos venían de la habitación de al lado. ¡Mi madre se estaba tocando, y sin cortarse un pelo! Automáticamente me puse veinte veces más cachondo de lo que ya estaba, no me lo podía creer. Como dato he de decir que la cama de mis padres está pegada a la misma pared que la mía, por lo que podía sentir todos los movimientos de su cabecero. No lo dudé y empecé a pajearme junto a ella, cuando en plena euforia se me empezaron a escapar gemidos a mí también. Fue en ese mismo instante cuando pensé que me había pasado, ya que mi madre cesó sus movimientos y sonidos, seguramente al escucharme machacándomela con ella. La sorpresa vino cuando segundos después, no solo siguió, sino que con unos gemidos mucho más sonoros y un movimiento de cama más brusco. Yo en ese momento me vine arriba, seguí y seguí, incluso me salieron algunas frases cachondas para mí mismo en un tono no muy alto, juego en el que sorprendentemente ella entró de lleno.
-¡Ah dioss! ¡Joder tengo la polla durísima!
-Agghhh mi coño está encharcadísimo…
-Joder me voy a correr en cualquier momento. ¡Aahhh! ¡No puedo más!
-¡Qué puta soy pero cómo disfruto, joder! Ufff.
-Así así, sigue así perra ¡Córrete para mí!
-Aaagghhh no puedo más, ¡no puedo más!
-Me corro. ¡Me estoy corriendo! ¡¡Aagghhh toma mi leche cerdaaa!!
-¡Ay dios que ricooo! ¡¡Me voy, ¡¡me voy me voooyyy!! ¡¡¡Aaaggghhh!!!
Los dos nos fundimos en un brutal orgasmo lleno de fluidos separados por sólo unos cuantos centímetros de pared. La verdad es que después de toda la corrida soltada esa misma tarde a la puerta del baño no sé cómo, pero todavía tenía reservas de lefa, tantas como para poner perdidas las sábanas. Siempre recordaré ese instante como el momento en el que me propuse follarme a la puta de mi madre, costara lo que costara.
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Excursión con mi Mama – Capítulo 01
Pues bien, mi nombre es Iván, soy un chico de 21 años y actualmente soy estudiante. Como ya he dicho esta historia tiene lugar hace un año, concretamente el verano pasado. Todo comienza justo a principios de verano, y la verdad es que lo que se me venía por delante era un verano bastante normalito, sin ninguna locura. Lo más llamativo era que mis padres habían planeado pasar en familia una semana en una casa rural. La verdad es que a mí no me entusiasmaba la idea, de hecho esa semana había un par de fiestas a las que me hubiera gustado ir, pero había que cumplir.
Estábamos a miércoles por lo que ya quedaba menos para el viernes, día que cogeríamos el coche para poner rumbo a nuestras pequeñas vacaciones cuando, oh sí, sorpresa, mi padre se empieza a retrasar en volver del trabajo. Era algo común, de hecho muchas veces no cenaba con nosotros por las horas a las que llegaba, pero de pronto sonó el móvil de mi madre. Eso sí que solo podía significar una cosa. Tras colgar mi madre me confirmó que efectivamente le habían mandado volar hasta Madrid para cerrar un acuerdo con unos clientes, y eso aun habiendo avisado de que se tomaba esa semana de vacaciones. Y no solo eso, sino que debía quedarse hasta el martes, que es cuando supuestamente se haría la firma. Mi padre es un hombre normal y corriente de 55 años. Trabaja en una empresa farmacéutica, y si bien su trabajo no le quita una locura de tiempo, hay ocasiones en las que debe viajar por el país. En cuanto a aspecto es bastante parecido a mí, mide poco más de 1,75, tiene el pelo de un rubio muy oscuro y se conserva bastante bien para su edad, a pesar de tener un poco de barriga cervecera.
-Joder tu padre siempre nos tiene que hacer lo mismo -decía ella con una mezcla de decepción y enfado-, más de dos meses planeando todo y no puede olvidarse un poco del trabajo ni una mísera semana…
-Bueno ya sabes cómo es, quiere siempre que todo salga a la perfección y se involucra demasiado -yo le quería quitar hierro al asunto porque conociendo a mi madre iba a estar enfadada ya por el resto de semana-.
-Pues mira, ¿sabes qué? Que le den, no me pienso amargar en casa teniendo ya pagada toda la semana. Si quiere que venga él directamente el martes o no, me da igual, así pasaremos un fin de semana madre e hijo.
-Ah ¿pero entonces no se cancela? -dije ya con la idea de librarme y hacer otros planes obviamente-.
-¿Cómo cancelar? Hombre ya sé que piensas que tu madre está vieja y fea, pero tampoco creo yo que sea para tanto pasar un fin de semana con ella.
Mi madre siempre está con esos rollos de que ya es vieja y que por eso no paso tanto tiempo con ella como lo hacía antes, lo cual es una tontería. Es ama de casa y tiene 59 años pero se conserva increíble. Tiene el pelo de un rubio un poco más claro que mi padre y que yo y mide 1,60 aproximadamente. Lo que más destaca de ella sin duda son sus tetas, tetas las cuales a pesar de estar algo caídas por su propio peso, siguen la mar de firmes. De hecho por aquel entonces me había llegado a plantear alguna vez el sí serían o no operadas (intentaré dejar una foto en los comentarios cortando su cara).
En cuanto al resto del cuerpo era de esas mujeres que se mantienen bien para su edad, bastante guapa y con buenas curvas, y la verdad que personalmente son el tipo de mujeres que más me gustan, una buena madura jamona, con unas potentes caderas y un culo que pese a no ser tan firme como el de una veinteañera, se mantenía de lo más jugoso. Por mis palabras ya os habréis dado cuenta que llevaba un tiempo viendo a mi madre no solo como mi madre. De hecho durante mis primeros años de pajas fueron varias las que le dediqué, primero usando la imaginación y luego pasando a la acción buscando bragas y sujetadores usados, incluso sacando alguna foto a escondidas mientras se duchaba, todo esto sin que ella nunca se llegara a enterar claro.
-Mamá ¿ya estás otra vez con eso? Te he dicho mil veces que no eres vieja, muchas mujeres matarían por tener ese cuerpo. Estaré encantado de pasar un fin de semana con una tía buena como tú, y perdón por sonar tan brusco, pero parece que si no me crees -nada más decirlo pensé que me había pasado, ya que por simple que fuera nunca solíamos hablar de nada sexual.
-¡Pero bueno! Hay que ver las cosas que le dices a tu madre hijo jajaja. Pues nada no se hable más, esta tía buena se irá a disfrutar de unas buenas vacaciones con este yogurín -decía ella mientras reía divertida y me guiñaba un ojo-.
En ese momento noté como mi polla daba un pequeño salto y se empezaba a poner algo dura. Aclarar que mi madre suele ir por casa en verano con un camisón rosa bastante fresco el cual le llega a la mitad del muslo. No tiene escote pero nunca lleva sujetador, lo cual hace que casi siempre pueda ver sus duros y gordos pezones bien marcados y esas tetas de un lado a otro. Esto sumado al comentario de mi madre hizo que mi polla a los pocos segundos estuviera más dura que nunca. No sé por qué pero viendo la buena reacción que había tenido mi madre me apeteció seguir con el juego.
-Pues por mí perfecto mamá, eso sí, tendrás que llevar algo más que ese camisón, porque viendo ese cuerpazo que te hace no sé yo si podré quitar la vista en todo el finde -sabía que me la estaba jugando pero tenía que ver cómo reaccionaba-.
-Anda calla calla zalamero jajaja, con lo que habrás visto tú cómo vas a pensar que el cuerpo de esta vieja está de buen ver, que tampoco soy tonta hijo jajaja -decía ella divertida y bastante relajada.
-Bueno mamá claro que he visto cosas, pero créeme cuando te digo que tienes un cuerpo de infarto. De hecho, tienes las mejores tetas que he visto nunca, ale ya está, ya lo he dicho -yo iba con todo-.
-Mira el niño en lo que se fija, parece que tengo un pequeño pervertido en casa jajaja. La verdad es que no te voy a negar que de joven tu madre lucía unos buenos melones, pero a día de hoy ya parecen más unas tetas de vieja casi…
-¡Pero qué dices! Tus tetas son increíbles mamá créeme, de hecho alguno de mis amigos cree firmemente que son operadas -en realidad ninguno de mis amigos había comentado nada así, pero era mi baza para confirmar o desmentir mis sospechas-.
-¿Operadas yo? Jajaja, ay hijo ojalá tuviera el dinero pero que va que va, si pudiera operarme iban a estar así las pobres -decía divertida mientras hacía unos leves movimientos levantándolas-.
-Bueno mamá la verdad es que yo me he llegado a creer que estén operadas eh, tú dirás lo que quieras pero para tu edad están increíbles -cosa que era totalmente cierto-.
-Jajaja bueno gracias hijo gracias, a una mujer siempre le gusta recibir halagos de un hombre joven, pero aunque no me creas son naturales como la vida misma, pero no puedo demostrarlo claro…
-Hombre poder sí que puedes… -yo iba con todo, tenía la polla que me iba a reventar y era el momento de jugármela a tocar una de esas tetazas-.
-Bueno pues como no quieras buscar mi nombre en el registro de todas las clínicas de estética de la ciudad ya me dirás cómo jajaja.
-A ver, hay una forma que nunca falla, que es tocando. Pero entiendo que siendo tu hijo te dé corte y no quieras -yo jugaba un poco con ella-.
-¿Corte a mi? Cómo se nota que no sabes lo moderna que es tu madre. Además eres mi hijo, cómo me va a dar vergüenza, anda que no me las habrás tocado veces de pequeño. ¿No será que es a ti al que le da corte? -decía ella en un tono provocativo y divertido-.
-¿A mí? Vamos yo encantado de tocar ese par de obras de arte.
-Bueno bueno pues en ese caso adelante hijo, ¡todas tuyas! -decía ella mientras se incorporaba en el sofá sacando pecho hacia delante-.
Yo no me lo podía creer, sentía como mi polla estaba empajada debajo del calzoncillo, sentía cada pulsación llenando de sangre todo mi rabo a punto de explotar. Ahí fui sin pensármelo dos veces y empecé a tocar las tetorras de mi madre por encima del camisón. Hubo unos momentos de silencio por parte de los dos, silencio el cual mi madre rompió con unas leves respiraciones profundas mientras yo sentía sus pezones duros como piedras. Me pude fijar que el sofá se veía algo húmedo donde ella estaba sentada, por lo que la ''inspección'' no le estaba disgustando precisamente.
-Dios mamá sí que son naturales eh, de hecho se notan mucho mejor de lo que me había imaginado.
¿Cómo imaginado? ¿No me digas que ya habías pensado en tocarle las tetas a tu propia madre?
Yo rápidamente aparté las manos y me eché hacia atrás.
-¿Qué? Eh no… O sea… Yo no… -dios no sabía dónde meterme en ese momento-.
-Jajaja mira que rojo se ha puesto el niño jajaja -estalló ella en una carcajada- es broma tonto, no te pongas así hombre jajaja.
-Mira que eres mala eh jajaja -dije yo casi temblando por el susto.
En ese momento me relajé pero no sabía qué hacer porque estaba entre nervioso, eufórico, con miedo, pero sobretodo más cachondo que un cerdo. Tras esto rápidamente le di un beso de buenas noches y conseguí meterme en mi cuarto haciendo un gran esfuerzo por ocultar tanto mi erección como mis nervios. Una vez dentro no podía más, me tiré en la cama y debajo del colchón saqué unas bragas que había conseguido esa misma tarde mientras mi madre se duchaba. Todavía estaban húmedas y por el olor se notaba que esa mañana mi madre había estado más que cachonda por ahí abajo. Empecé a olerlas, lamerlas, y pasármelas por la polla mientras se mezclaban con todo el líquido preseminal que estaba soltando mientras gemía casi sin cortarme un pelo. Hasta que no pude más y, después de pocos minutos, exploté llenando todas las bragas de la puta de mi madre con lo que fue mi mayor corrida hasta la fecha. Nada más terminar tiré esas bragas debajo de la cama y de dormí exhausto
Eran cerca de las 14 h del jueves y como siempre a mí se me habían pegado las sábanas, y más con lo agotado que estaba después de la montaña rusa de emociones que había vivido la noche anterior. Nada más despertarme la primera imagen que vino a mi cabeza fueron las tetas de mi madre, tetas las cuales hacía pocas horas había estado palpando a voluntad.
Dios, estaba que no me lo creía, de hecho llegué a dudar si lo había soñado o de verdad mi madre se había dejado amasar esas tetorras. ¡Y por su propio hijo ni más ni menos! Cómo no, antes de darme cuenta ya estaba con la tienda de campaña montada, lo cual me recordó que tenía que lavar las bragas que había escondido debajo de la cama para que mi madre no sospechara nada. Mi sorpresa vino cuando fui a recogerlas y no estaban. Joder puse la habitación patas arriba, busqué en todos los rincones, debajo de la cama, cajones, armario, pero nada de nada. No había duda, mi madre había entrado de buena mañana buscando ropa para lavar y se las había llevado. No había estado tan asustado en mi vida, de hecho, me quedé casi una hora sin salir del cuarto pensando cómo se lo iba a explicar.
En un momento recuerdo que me armé de valor y salí directo a la cocina para afrontar la brutal bronca que se me venía encima. Sin embargo no me encontré con mi madre, pero sí pude ver el tendal con toda la ropa recién tendida. Efectivamente, ahí estaban sus bragas perfectamente lavadas y sin una sola mancha de toda la lefada que les había caído la noche anterior. No me dio tiempo a reaccionar cuando por la espalda apareció mi madre, la cual llegaba de hacer unos recados.
-¡Hola cariño! ¿Has dormido bien? -dijo ella con una voz dulce mientras me daba un beso en la mejilla-.
-Si… -respondí rápidamente yo un poco descolocado-. Se me han pegado un poco las sábanas pero me iba a poner ahora a hacer la maleta para el finde.
Yo no entendía nada. En ese momento solo se me ocurrió hacerme el loco con esa tontería de la maleta para confirmar que todo iba bien, y que ella no quería cancelar el viaje.
-Anda, qué raro para ti no dejarlo para el último día eh jajaja. Bueno pues mientras si no te importa yo me voy a pegar una ducha, que con el calor que hace vengo empapada. Luego preparo algo de comer ¿vale?
-¡Vale mamá, por mi perfecto! -yo estaba que no me lo creía-.
La única explicación que se me vino a la mente era que seguramente habría cogido varias prendas a oscuras y las habría metido a la lavadora sin apenas mirar. Dios de la que me había librado. Eso sí, nada más meterse mi madre en el baño y una vez pasado el susto, enseguida me empezaron a volver los pensamientos calientes. La polla se me estaba empezando a empalmar cuando oí el grifo de la ducha y, sin dudarlo dos veces, allá que fui. Me asomé sigilosamente a una rendija de la puerta que dejaba ver todo el baño, rendija la cual yo había descubierto hacía ya años y que te permitía ver sin ser visto. Directamente miré a la ducha con la polla ya en la mano para deleitarme con el jugoso cuerpo de mi madre bien enjabonado.
Mi sorpresa vino cuando pese a estar el agua corriendo, mi madre no estaba en la ducha, sino que estaba sentada en el váter. Dios, nunca olvidaré lo que vieron mis ojos. ¡Mi madre se estaba masturbando como una jodida perra en celo! ¡Mi madre! Me impactó de sobremanera porque esta no era la primera ni la segunda vez que me asomaba mientras ella se duchada, pero sí la primera que la veía hacer algo así. Y no creáis que lo hacía tímidamente no, la muy puta se estaba haciendo de todo; frotándose todo su gordo y depilado coño de arriba a abajo, metiéndose los dedos a una velocidad de locos, y todo esto mientras con la otra mano se pellizcaba los pezones y se los llevaba a la boca. Estaba desatada del todo. En ese momento recordé que lo que dijo cuando llego de que estaba empapada, pero por lo visto no era sudor de lo que estaba empapada la muy cerda.
Pegué bien la oreja a la puerta y, entre el ruido de la ducha, pude distinguir unos gemidos que mi madre no se esforzaba para nada en ocultar. Cuando me quise dar cuenta mi polla estaba exactamente igual que la noche anterior, más dura que nunca y lubricadísima, por lo que no pude más y empecé a machacármela sin control alguno. Si la de la noche anterior había sido una de las mejores pajas que me había hecho en toda mi vida, está la superaba por mil. ¡Me estaba masturbando a la vez que mi madre! Yo no aguantaba más, pero estaba intentando esperar para correrme junto a ella y, entonces, sucedió. Su encharcado coño comenzó a retorcerse en espasmos expulsando toda clase de fluidos, mientras ella misma se tapaba la boca para contener los brutales gemidos que estaba soltando a la vez que se derretía del gusto ya tirada en el suelo. Yo por mi parte exploté en una corrida diez veces mayor de la que hubiera soltado nunca, formando todo un charco de semen a la puerta del baño. Dios, estaba rendido, y pese a que mi polla seguía más dura que un mástil, y de que me estaba deleitando viendo a mi madre lamerse las manos con su propia corrida, tenía que apresurarme en limpiar el estropicio que había armado antes de que me pillara con las manos en la masa, nunca mejor dicho.
Una vez después de haber comido yo me encontraba en al salón viendo una peli la cual ni recuerdo ya. En esto llega mi madre con un modelito de andar por casa espectacular el cual nunca había visto. Constaba de un camisón blanco normal y corriente pero algo corto y muy fino, lo cual hacía que se le transparentaran bastante esas gordas tetas con sus oscuros pezones. Por otro lado llevaba un short de encaje negro el cual marcaba perfectamente su jugoso culo y sus buenas caderas. En ese momento yo rápidamente me acomodé ocultando la erección que se venía.
-¿Qué te parece nene?
-¿Y eso mamá? Nunca te lo había visto -yo intentaba sonar con un tono calmado-.
-Lo vi esta mañana en la tienda de aquí abajo y no pude resistirme. Además ayer le di vueltas a lo que me dijiste de llevar el camisón rosa a la casa rural y tienes razón, es hora de renovarse un poco ¿no crees? -decía ella mientras se daba una vuelta mostrando inocentemente el conjunto-.
-Hombre mamá yo soy el primero a favor de renovar armario, pero precisamente este no es un conjunto mucho más sutil que ese camisón eh. Recuerda lo que ''hablamos'' ayer jajaja.
-Ay hijo ya lo sé, pero es que no me pude resistir al verlo en el escaparate. Si tienes razón, yo ya no tengo cuerpo para estos pijamitas de niña -decía ella algo tímida mientras se sentaba a mi lado-.
-Y dale otra vez con eso. Yo ya no sé qué tengo que hacer para que te creas el cuerpazo que tienes mamá. Precisamente me refiero a que este te queda mucho más sexy que cualquier conjunto que te haya visto.
-No ¡si al final de tanto decírmelo me lo voy a creer y todo! Jajaja -decía ella divertida sin darle mucha importancia-.
-Pues créetelo porque es cierto, aunque no lo creas las mujeres de tu edad y conservadas tan bien cómo tú son las que más nos calientan a los hombres -yo ya estaba cachondo perdido y no medía lo que decía-.
-Ya ya no hace falta que me lo jures, ayer por la noche parecía que estaba ''caliente'' la cosa por tu habitación… Jajaja.
En ese momento casi se me para el corazón. ¿Mi madre me había oído cascármela? Y eso no era lo peor. Si me había oído y no me había dicho nada hasta ahora, igual incluso sí se había fijado sus bragas usadas y lefadas. Joder, todos los nervios que se me habían quitado de la mañana volvieron de golpe como un tornado.
-Dios mamá que vergüenza. Perdón en serio yo no quería…
-Hey hey tranquilo nene no te preocupes, no estoy enfadada -me interrumpió ella-. Entiendo que a tu edad se tiene mucha energía contenida y a veces no se puede controlar -decía con una voz dulce y comprensiva- También es culpa mía. Creo que ayer no supe cortar nuestra ''charleta'' a tiempo, pero la verdad es que provocar eso en un hombre joven siempre es un halago, aunque sea en tu propio hijo claro jajaja.
-¿Entonces no estás enfadada? -yo estaba descolocado del todo-.
-¡Por dios no! Recuerdo a tu edad lo salidos que estábamos tu padre y yo… ¡Ay dios, debes de pensar que tu madre es una fresca!
-¡Para nada mamá! No hay nada que me alegre más que saber que mi madre tiene una vida sexual plena.
-Bueno tenía querrás decir -decía ella entre risas-. La verdad es que a día de hoy a tu padre y a mí se nos ha apagado un poco la llama, ya sabes, siempre está muy cansado por el trabajo y una la verdad es que sigue teniendo necesidades. Ay por favor cómo puedo estar hablando de estas cosas con mi propio hijo, qué vas a pensar de mí.
-Pues voy a pensar que mi madre es una mujer sana, y que es una pena que no reciba todo lo que necesita, eso pienso. Igualmente mamá, ya que estamos hablando sin cortarnos, ¿puedo hacerte una pregunta un poco personal? -era mi momento de atacar-
-Uy hijo miedo me das jajaja. Pregunta pregunta, al final es sano hablar de estas cosas y es algo que nunca hacemos porque, bueno, ya sabes que soy un poco cortada en estos temas.
En ese momento pensé ¿cortada? Dios pues no parecía para nada cortada cuando se estaba machacando el coño tirada en medio del baño como una cerda. Ahí quise jugar un poco con ella y ver cómo de sincera era.
-Bueno pues te lo pregunto directamente. Tú ¿te masturbas?
Es ese momento se quedó paralizada, más roja que un tomate y parecía haberse quedado sin palabras.
-Ma… ¿masturbarme yo? Bueno… la verdad es algo que hice alguna vez de joven, pero que nunca he vuelto a hacer, no… -se le notaba la mentira en la voz-
-¿No? Pues créeme que es algo que deberías tomar casi como rutina, por ejemplo en momentos como antes de irte a dormir. O incluso, en la ducha -dije yo con una sonrisa picarona-.
-Ay dios… no me digas que… -su cara era todo un poema.
-Sí mamá. Parece que no solo yo ando caliente en esta casa jajaja -dije yo dándole un codazo en tono de broma para quitarle hierro al asunto-.
-¡¡Qué verguenzaa!! ¿Pero cómo? ¿Tanto se me oía en serio? Ay por dios hijo, debes de pensar que tu madre es una descocada haciendo esas cosas…
-¡Para nada mamá! Como ya te he dicho no hay nada más sano. De verdad que no te preocupes, es algo natural que debes hacer siempre que te apetezca.
-Dios hijo te juro que no sé qué me pasó. Hacía años que no hacía algo así y hoy no sé por qué en cuanto llegué a casa no pude contenerme. ¿De verdad que no te importa que tu madre haga esas guarrerías?
-Mamá ya te he dicho que no es ninguna guarrería. Además cómo me va a importar que la mujer que más quiero en el mundo esté feliz y satisfecha.
-¡Si es que tengo el mejor hijo del mundo! -decía ella a la vez que se incorporaba para abrazarme y darme un sonoro beso, el cual prácticamente aterrizó en la comisura de mis labios-. Bueno, pues yo voy a cenar algo rapidito y terminar de hacer la maleta, que todavía tengo que meter más ropilla que he comprado.
-Pues como todos los modelitos sean como ese no te voy a poner quitar los ojos de encima en todo el finde, ¡maciza!
-Hay que ver que hijo más zalamero tengo jajaja -reía ella complacida-.
Yo por mi parte hice lo mismo, cené y terminé la maleta, la cual apenas había empezado. Tras esto me fui a la cama a eso de las doce de la noche y me puse a mirar algo en YouTube como de costumbre. Tras esto, como también era normal, me puse a ver porno para hacerme la clásica paja de antes de dormir. Aclarar que siempre que veo porno lo hago con auriculares, ya que me gusta escuchar las voces bien alto. Todo iba sobre ruedas, estaba deleitándome con un clásico vídeo de stepmom y stepson de una de mis actrices favoritas, Ava Addams.
Lo raro vino cuando empecé a escuchar unos leves gemidos, y eso que el vídeo apenas acababa de empezar. Rápidamente me quité los cascos para darme cuenta de que los gemidos venían de la habitación de al lado. ¡Mi madre se estaba tocando, y sin cortarse un pelo! Automáticamente me puse veinte veces más cachondo de lo que ya estaba, no me lo podía creer. Como dato he de decir que la cama de mis padres está pegada a la misma pared que la mía, por lo que podía sentir todos los movimientos de su cabecero. No lo dudé y empecé a pajearme junto a ella, cuando en plena euforia se me empezaron a escapar gemidos a mí también. Fue en ese mismo instante cuando pensé que me había pasado, ya que mi madre cesó sus movimientos y sonidos, seguramente al escucharme machacándomela con ella. La sorpresa vino cuando segundos después, no solo siguió, sino que con unos gemidos mucho más sonoros y un movimiento de cama más brusco. Yo en ese momento me vine arriba, seguí y seguí, incluso me salieron algunas frases cachondas para mí mismo en un tono no muy alto, juego en el que sorprendentemente ella entró de lleno.
-¡Ah dioss! ¡Joder tengo la polla durísima!
-Agghhh mi coño está encharcadísimo…
-Joder me voy a correr en cualquier momento. ¡Aahhh! ¡No puedo más!
-¡Qué puta soy pero cómo disfruto, joder! Ufff.
-Así así, sigue así perra ¡Córrete para mí!
-Aaagghhh no puedo más, ¡no puedo más!
-Me corro. ¡Me estoy corriendo! ¡¡Aagghhh toma mi leche cerdaaa!!
-¡Ay dios que ricooo! ¡¡Me voy, ¡¡me voy me voooyyy!! ¡¡¡Aaaggghhh!!!
Los dos nos fundimos en un brutal orgasmo lleno de fluidos separados por sólo unos cuantos centímetros de pared. La verdad es que después de toda la corrida soltada esa misma tarde a la puerta del baño no sé cómo, pero todavía tenía reservas de lefa, tantas como para poner perdidas las sábanas. Siempre recordaré ese instante como el momento en el que me propuse follarme a la puta de mi madre, costara lo que costara.
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