Esteban y su Suegra Lucinda - Capitulos 001 al 003

heranlu

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Esteban y su Suegra Lucinda - Capitulo 001

Adelina llevaba casada con Esteban su marido hacia más de seis años, y aunque eran un matrimonio joven, pese a todos los intentos y pruebas realizadas, ella no había resultado embarazada. La joven contaba con veintisiete años, y había contraído matrimonio con solo diecinueve años. Eran una pareja que no tenían problemas económicos, ya que el marido tras acabar su carretera de ingeniero había encontrado un trabajo en una gran empresa donde ostentaba un cargo importante. Eran personas completamente sanas, salvo que los óvulos de Adelina tenían un problema que le impedía concebir.

La pareja en su afán de tener descendencia, se habían sometido a todo tipo de pruebas, análisis y se habían gastado una fortuna, pero al final los resultados le mostraron que ella era infértil y que jamás podría resultar concebida. Cuando la misma supo el resultado definitivo, entró en una depresión, ya que su gran ilusión era ser madre. Los psicólogos que la atendieron le indicaron al esposo que estaba seriamente afectada por no poder tener un hijo.

Adelina era hija única. Su madre, Lucinda al igual que ella, se había casado bastante joven, y a la corta edad de 18 años había concebido a su única hija, cuando aún eran novios y sin aún haber contraído matrimonio. A los pocos años de haber nacido Adelina su padre falleció de una muerte súbita y su madre se quedó viuda bastante joven. Pese al tiempo transcurrido, la madre no quiso tener nuevas aventuras y había rechazado hasta la fecha cuantos pretendientes lo intentaron.

Lucinda pese a sus cuarenta y cinco años aún se mantenía bastante joven, siendo una mujer bastante elegante, bonita de cara donde se localizaban unos ojos azules preciosos, pelo moreno casi azabache, de mediana estatura y un cuerpo más bien delgado, pero con curvas bastante pronunciadas. Conservaba un busto algo grande pero que se denotaba aún firme, y con un trasero tan bien modelado que era el centro de atención cuando paseaba. Aunque su hija era igualmente bastante bonita, no tenía la elegancia de su madre.

Esta, al conocer los problemas de la pareja, y la depresión de su hija, un día hablando con su yerno Esteban le comentó porque no intentaba adoptar un bebe. Este el contesto: “Lucinda, ya lo he intentado, e incluso estamos inscritos en varios organismos, pero todos nos han comentado que esto va de largo y que ahora las adopciones internacionales están casi paradas

-La verdad es que no soporto la idea de que mi hija vaya a permanecer con esa depresión toda la vida. Hay que buscar alguna solución como sea. ¿Y lo de implantarle un óvulo de otra mujer?

-Créame suegra. Todas esas opciones las hemos barajado y han resultado inútiles. Esa opción que parecía la más idónea fue luego descartada por incompatibilidad con Adelina. ¡Ya no sé qué solución buscar!Le contesto amargado Esteban.

Pasaron unas semanas, y en un nuevo encuentro entre Lucinda y Esteban, aquella le indica: “Esteban, me ha indicado una amiga, otra posibilidad, aunque a mí no me resulta muy agradable, pero por mi hija estoy dispuesta aceptar lo que sea necesario

-¿De qué posibilidad habla, Lucinda?- le preguntó Esteban intrigado.

-Me han hablado de la gestación subrogada, ya sabes, de las madres de alquiler. Se que en nuestro país no es legal, pero, no se… ¿habría que intentarlo?

Esteban la miro y le contesto: Eso supone utilizar el vientre de otra mujer con mi semen. ¿Vd. cree que su hija lo aceptaría? Ya sabe cómo piensa la misma. Además, tendríamos que viajar al extranjero un tiempo.

-¡Déjalo de mi cuenta!. Yo me encargo de hablar con ella. Al menos sería hijo tuyo.
Añadió la mujer.

Cuando Lucinda se lo propuso a su hija, esta inicialmente lo rechazó de plano. No quería que su bebe fuera hijo de otra mujer. La madre le respondió: ¿pero hija? No hay otra opción, si no puedes quedar embarazada, no te queda más remedio que aceptarlo. Al menos llevará los genes de Esteban.

Adelina se negó de lleno. Sin embargo, la misma posteriormente comenzó a meditarlo, y una noche cuando se encontraba con su marido en la cama, le pregunta a su marido: ¿Esteban que te parece mi madre?

Esteban se quedó algo intrigado: ¿a qué te refieres?

- ¿Qué va a ser? como mujer. ¿Te gusta cómo mujer
? - le comenta ella.

-¿No sé dónde quieres ir a parar, Adelina?. Tu madre es una mujer que aún se conserva joven, es bonita y tiene buen cuerpo. Ya sabes que tiene muchos pretendientes. ¿Por qué lo preguntas? - le contesta el hombre sin conocer que pretendía su esposa.

La mujer enrojece un poco, y luego le manifiesta: No quiero que te enfades con lo que te voy a proponer. Lo he estado pensando y meditando mucho. Que otra mujer vaya a tener a nuestro hijo es algo que no llegaría a soportar. Aunque te parezca una aberración: “había pensado en mi madre”.

Roberto saltó en la cama, mirándola totalmente anonadado: -¿tu madre?.¿estas loca?... Adelina… ¿me estás diciendo que utilicemos a tu madre, como madre de alquiler para gestar a nuestro hijo? le respondió Esteban, incrédulo ante lo que estaba escuchando. Era algo en lo que jamás había pensado, ni tampoco que su mujer lo aceptara. Pero ahora, veía sorprendido, como quien se lo proponía era su propia mujer.

-Piénsalo Esteban. Al ser mi madre, los genes serán similares a los míos, de mi propia familia, y por lo tanto nuestro hijo tendría genes tuyo y míos. Ya sé que piensas que es una locura. -le replicó ella.

Estaban se queda pensativo, nervioso, casi sin saber que contestar. Luego le dijo: aunque decidiera aceptar. ¿se los has indicado a tu madre? ¿Tú crees que tu madre estaría dispuesta a ello?

-No he hablado, pero “seguro que al final aceptará”. Sabes que no aceptaré un hijo que nazca de otra mujer. Es algo que no podría soportar. Lo siento. Se que soy una egoísta, pero no va en mí.
Le contesto, volviéndose a recostar en la cama como una niña mimada, tapándose con la sabanas.

Esteban no le volvió a contestar, pero se decía que aquello era una auténtica locura. Al margen, sabía de seguro que su suegra no aceptaría ofrecerse a ello. Pensó: no me creo que Lucinda acepte que yazca con ella para poder concebirla. No obstante, sin saber porque, notó que, a partir de ese momento, el solo pensamiento de que llegar a poder copular con su suegra, pese a lo insólito e indecente que pudiera parecer, lo empezó a excitar. Y le ocurrió en varias ocasiones.

Esteban era un joven, que tenía solo unos años más que su mujer, y que en aquellas fechas había superado los treinta años. Era un hombre alto, no muy corpulento, pero bastante bien fornido por el deporte que practicaba en sus ratos libres, bastante apuesto, pelo casi rubio, y con mirada bastante seductora. Sus relaciones sexuales con su esposa hasta el momento de la depresión habáin sido bastante fluidas, pero tras la enfermedad de esta, sus encuentros habían descendido para convertirse en casi esporádicos. A su edad, su efervescencia sexual seguía intacta, la cual siempre se había caracterizado por alternar los encuentros sexuales con su mujer, con varias auto masturbaciones semanales, ya que había verificado que ello le liberaba bastante de su stress de trabajo, y facilitaba su relax. En las últimas fechas, la masturbación había ganado protagonismo ante el decaimiento de su esposa. Por otro lado, el joven no solo tenía un potencial sexual bastante activo, sino que, además, la naturaleza le había dotado de unos genitales superiores a la media.

Como era de esperarlo, la madre de su mujer se opuso radicalmente a la pretensión de su hija, por lo que tal solución quedó estancada y casi olvidada. Para Adelina aquello volvió a suponer otro mazazo, y volvió a entrar en otra fase grave de depresión, hasta el punto de que necesito internamiento hospitalario. Lucinda al ver el empeoramiento de su hija, se puso bastante nerviosa, y un sentimiento de culpabilidad la encogió, y la tuvo bastante amargada. Ella era una mujer de ideas bastante serias, conservadora casi a ultranza, y acceder a la pretensión de su hija era romper con sus ideas religiosas y morales. Tras el fallecimiento de su esposo se había mantenido como una viuda casta, sin relación alguna con ningún otro hombre.

Pero, la recaída y agravamiento de la depresión de su hija influyó hasta el punto de que una tarde, Esteban recibió un mensaje de su suegra diciéndole que necesitaba hablar con él a solas en su casa. Aquello le dejó nervioso e intrigado, ya que suponía que algo grave ocurría. Él tenía claro que no era nada relacionado con la propuesta de su mujer, ya que aquella lo había descartado.

Su mujer había regresado del hospital, pero necesitaba atenciones casi diarias, y, ni tan siquiera atendía las cosas de la casa debido al tratamiento de analgésicos que tenía prescrito por el facultativo psiquiatra. Al entrar en la casa de su suegra, Estaban la saludo, y aquella le hizo entrar hasta la cocina donde le preparó una taza de café. -Esteban te extrañará que te quisiera hablar a solas contigo. Es que no quería hacerlo en tu casa, delante de mi hija. ¡Estoy bastante preocupada con su salud!

-Ya lo se Lucinda, yo también. Pero, no sé cómo podemos ayudarla. Se me han agotado todas las ideas, y el psicólogo sigue prescribiendo que la solución única que ve posible es que tenga un hijo.

-¡De eso quería hablarte!.
Se detuvo le miro, y luego añadió: Se que conoces la pretensión de mi hija.

-Algo me dijo. Ya le comenté que era una auténtica locura. Pero su hija ya sabe cómo es: “cuando se le mete una idea en su cabeza es difícil de hacerla cambiar de parecer”. Encima, esta depresión está acabando con ella y con todos.


Lucinda, asiente, se quede un rato callada, y luego le responde: -de eso quería hablarte. Ya sabes que soy bastante tachada a la antigua y, una pretensión como la de mi hija me parece aberrante, pero “quiero a mi hija por encima de todo”. Se volvió a detener, y añadió: no sé cómo decírtelo. Pero ¿si es la única forma de recuperar a mi hija…?

Esteban se quedó boquiabierto. Estaba comprobando que su suegra, sin decirlo claramente, le insinuaba que estaba dispuesta aceptar la propuesta de su hija. Aquello suponía que tendría que yacer con la misma para poder procrear la hija o hijo que añoraba su esposa. Pese a todo, notó un calambrazo en su pene. Era algo que no se esperaba. No obstante, le respondió: Lucinda, no quiero que se sienta obligada por dicha pretensión. Yo la comprendo.

-¿Si acepto, tampoco quiero que pienses que vamos a entregarnos mutuamente a la lujuria?. Será lo justo y necesario para que puedas fecundarme.
Y añadió, para dejarlo claro: Tampoco estoy dispuesta a someterme a ninguna prueba de fecundación in vitro. No lo soportaría. Se vuelve a detener y añade: por supuesto, todo esto tiene que quedar en completo silencio, y nadie debe saberlo jamás.

Esteban se quedó sin habla. Pero, sin embargo, le quedó claro que su suegra accedía a ser fecundada por él, y además, renunciaba a hacerlo por fecundación in vitro, lo que conllevaba que necesariamente tenían que copular. Su pene sin poder evitarlo se envaró bajo su pantalón con el solo pensamiento de yacer con aquella mujer. Llevaba tiempo sin sexo, y la sola idea de poseer a su propia suegra añadía una morbosidad que no se esperaba.

-¿está segura de que desea hacerlo?- le preguntó Esteban.

Ella le mira, y le contesta con una pregunta: ¿Y tú? ¿estás dispuesto? Bajo un poco la mirada y añadió: Ya sé que no soy una mujer joven como mi hija, y que quizás sientas escrúpulos, pero si lo hacemos es por necesidad y por la salud de mi hija.

-Lucinda. No quiero que se quite méritos. El que sea mi suegra, no impide que la considere una mujer magnifica, y sumamente atractiva. Soy consciente de que tiene muchos pretendientes. Por otro lado, aún conserva un cuerpo joven.

Lucinda enrojeció ante las palabras de su yerno: -Gracias Esteban. Pero como ya de dije, lo haremos solo para el fin que nos hemos propuesto. Nada más.

Tras esa noticia, ella quedó en trasladársela a su hija para ver su reacción. Adelina lo recibió con bastante alegría, y ambos notaron un cambio en su enfermedad. Aquello aceleró el proceso, y en un almuerzo se reunieron los tres en la casa para hablar de ello. Lucinda quedó en que iba a controlar su regla para verificar cuando podía estar en sus días fértiles. De esta forma, una mañana cuando aún estaba en su trabajo recibió el mensaje de Lucinda de que era el momento. Esa misma noche quedaron en acudir a la casa de ella, haciéndose acompañar de su esposa. Mientras se dirigía a la casa de su suegra le preguntó a su mujer: Adelina ¿estas segura? ¿seguro que no vas a arrepentirle luego? ¿seguro que no va a influir en nuestro matrimonio?

Ella le miró y le respondió: Si supiera que lo vas a hacer con otra mujer me podría bastante preocupada, y sabes que no lo soportaría. Pero, siendo mi madre, estoy seguro que lo soportaré. Luego le pregunta: ¿prometes que la tratarás bien?

-Adelina. ¡Es tu madre! Sabes que solo nos acostaremos con ese fin. Nada más.

-Ya. Pero no quiero que olvides que mi madre lleva mucho tiempo sin estar con un hombre. Mi padre murió hace bastante años, y nunca más ha estado con nadie. Se detiene y le dice: Y tu… ya sabes, tienes una tranca bastante grande… no le hagas daño.

Esteban le miró, y pese a todo noto que aquella conversación le estaba poniendo cachondo. Pero se repuso y le contesto: claro que tendré cuidado. Luego se detiene y le comenta: ¿quieres estar presente cuando lo hagamos?

Adelina se quedó como agitada, enrojeció y luego le contesto: No creo que sea bueno. Yo esperaré fuera.

Ya en la casa, tras unos momentos de autentico nerviosismo, Lucinda le dijo que ella le esperaría dentro de la habitación. Tras besar a su esposa, Esteban, entró en el dormitorio de su suegra. Al abrir la puerta comprobó que la misma estaba a media luz, ya que solo una luz bastante tenue permitía distinguir los objetos. Observó que Lucinda ya estaba media en la cama bajo las sábanas. El se quitó el pantalón y la camisa, así como su slip y abrió las sábanas.

Perdona que lo hagamos casi a oscuras, pero, es que me da bastante vergüenza. Ya sabes. -le contestó ella.

-No se preocupe. ¿Le parece que me coloque entre sus piernas?

La mujer no le contesto, sino se subió un poco el camisón que se había puesto para presentarse ante el joven para esa ocasión, abriendo sus piernas, quedando con toda su vagina expuesto hacia el yerno. Como todo esto se desarrollaba amparado por las sábanas que cubrían ambos cuerpos y con la poca luz reinante, ninguno podía distinguir el sexo de ambos. El joven, bastante agitado ante aquella situación, se colocó entre las piernas de su suegra, y luego fue acercando su pene hasta alcanzar en la penumbra los labios vaginales de aquella. La mujer al sentir el pene del hombre dio un respingo, exclamando: oh…Pero Esteban, tras localizar donde se hallaba la raja de su suegra, presionó un poco logrando que por primera vez su verga ingresara un poco dentro del coño de aquella. Tras esos primeros momentos le pregunto: -¿se encuentra bien?. la mujer le contesto: ¡oh Esteban… despacio… hace mucho tiempo!... siga.

Esteban comprobó que le iba a costar entrar en ella. La mujer estaba poco lubricada, y eso no facilitaba para nada la tarea. Oh espere me duele un poco…-exclamó ella al ver que su vagina estaba poco lubricada.

Esteban se detuvo, y le dijo: Lucinda. Tiene que relajarse. La encuentro muy nerviosa y poco lubricada.

-Ya lo se Esteban. Pero,…. compréndelo…¡esto no es fácil para mi!.


El joven lo intentó en dos ocasiones más, y observó que le era dificultoso. No solo aquella mujer tenía una vagina bastante estrecha, sino que su nerviosismo y su falta de lubricación, hacían dolorosa la penetración incluso, incluso para él. Solo había logrado meter un poco el glande y poco más.

Esteban, le dijo: La noto bastante agitada. ¿quiere que lo dejemos para otro día?

Ella se lo pensó, pero luego le dijo: No, no quiero que mi hija se preocupe … tenemos que volver a intentarlo.

De acuerdo: me permite que lo haga a mi manera. Perdone Lucinda, pero necesita lubricar un poco y sobre todo relajarse.

La mujer no le contesto, lo que el joven lo tomo como un asentimiento. Entonces el joven, sin pensarlo dos veces, fue descendiendo su cuerpo hasta meterse completamente bajo las sábanas, fuera de la mirada de la mujer. Luego metió su cara entre las piernas de la señora y fue calculando donde se situaba la vagina. Aquella se quedó sorprendida diciéndole: ¿que va hacer? .. og ¿Qué hace ahí abajo? ogg que me hace ..o no..ooo

Lucinda era una mujer que siempre había hecho el amor con su marido al estilo convencional, como lo estaban haciendo ellos inicialmente. Ahora se había visto sorprendida por la acción de su yerno, quien se había metido bajo las sábanas, y sin esperarlo, notó la lengua de este lamer por vez primera sus labios vaginales. Aquello le parecía algo repugnante, pero pese a que intentó evitarlo inicialmente, ante la insistencia del joven, observó como su coño pronto fue presa de la boca del joven, quien ante sus lamidas comenzó a reaccionar y a humedecerse ante los lengüetazos que le propinaba la lengua de su yerno.

-Oh Esteban… que me hace … oh eso noo … oh por favor no siga …ooo

Pero Esteban lejos de responderle, se empleó más a fondo. Notaba como el coño de aquella mujer se lubricaba con facilidad ante su acción, lo que le llevó a ser más osado e introducir la punta de su lengua dentro de la raja alcanzando el interior de esta. Sin contenerse, tomó los muslos de la mujer y los apartó delicadamente para poder tener a disposición el coño abierto de aquella hembra. El intenso olor de la vagina de la mujer le trastornó. No solo se concentró en sus labios, sino que pronto alcanzó el clítoris, viendo como aquella comenzó a estremecerse al sentir la lengua sobre dicho bultito femenino.

Oh que me hace oo .. por favor ooooo

Lucinda lleva mucho tiempo sin sentir un orgasmo, y jamás le habían hecho lo que su yerno le estaba haciendo en ese momento. Comenzó a agitarse, viendo como ella misma, presa de pasión y locura, tomó la cabeza del joven entre sus manos, apretándola contra sí, mientras se convulsionaba abiertamente. Sin saber cómo, se vio restregando su vagina contra la cara y boca del joven. No sabía lo que le estaba pasando, estaba como ida, en otra dimension, ya no pensaba en nada… solo necesitaba acabar. Fue así como pronto comenzó a convulsionar, alcanzando un intenso orgasmo, vertiendo todos sus jugos en la boca de su propio yerno.

Cuando por fin terminó, la misma se quedó quieta, y casi al instante, separó un poco las sabanas y miro hacia su entrepierna donde se situaba su joven yerno, a quien vislumbro en medio de la penumbra de la habitación, exclamando: oh, Esteban ¿qué me ha hecho? ¿cómo se le ha ocurrido hacerme esto?… ¡esto no es lo que habíamos quedado!

El joven se fue incorporando, volviendo a la posición anterior, y le contesto: - Lo siento Lucinda, pero no se me ocurrió mejor manera de hacer que se relajara. ¡Ahora está bien lubricada! Verá como ahora la penetración será menos dolorosa.

Y, colocando su verga a la altura de la vagina de la mujer, presionó viendo como pronto más de la mitad de su nabo ingresaba dentro de la cueva de su viuda suegra. Oh... espere. Oh, que grande… me abres mucho … oh Esteban….

Lucinda esa noche había experimentado por primera vez el sexo oral realizado por su propio yerno. Pero, además, ahora estaba sintiendo como un enorme pene ingresaba dentro de su vagina. No se parecía en nada al de su difunto marido. La verga del yerno era bastante mas gruesa que la del mismo. No la había podido ver por impedírselo las sábanas y la escasa luz, el miembro del joven, pero deducía que debía ser bastante gruesa.

El joven, volvió a la carga y pronto presionó con fuerza logrando tras unos cuantos golpes de riñones, encajarle a la suegra, la casi totalidad de su verga. La mujer no pudo reprimir el dolor y la sorpresa, ohh me abres oh… h que grandeeeee.. No obstante, se reprimió ya que se había dado cuenta que su hija podía escucharla.

-Ya la tiene dentro Lucinda. Relájese. Ahora déjeme hacer a mí. Necesito correrme para poder fecundarla.

El joven estaba sumamente excitado, y sentía como por fin había podido ensartarle a la madre de su mujer la casi totalidad de su nabo. Se extrañó al darse cuenta de que follar a su suegra, le estaba produciendo un placer inmenso. El coño de aquella mujer no solo era bastante estrecho, pese a ser una mujer que había dado a luz, sino que le producía unos calambrazos enormes a medida que sentía la presión de la paredes de la vagina apretar su verga. Poco a poco decidió realizar los movimientos de salir y entrar, bombeando pausadamente el coño de la misma. Sus primeras penetraciones fueron bastante espaciosas, con el fin de permitir que la vagina de su suegra se fuera acomodando a las dimensiones de su vástago. Luego comenzó a incrementar el ritmo, dentro fuera, dentro fuera… , intensificando las mismas, como si de una autentica perforadora se tratará.

El joven llevaba tiempo sin hacer el amor, y, no solo tenía una buena carga de semen acumulada en sus testiculos, sino que estaba tan arrecho que comenzó a follar a la suegra con autentico placer.

Lucinda por su parte, se percató pronto del poderío físico, casi envidiable del joven esposo de su hija, el cual la estaba atravesando con aquel enorme pene, abriendo su coño como nunca, hasta el punto, que, sin quererlo, notó como se fue fraguando dentro de ella otro nuevo orgasmo. Oh Esteban… oh … me abres mucho oo…

Tan intensas fueron las penetraciones del joven, que le llevaron a la mujer a alcanzar nuevamente un orgasmo, hasta el punto de que tuvo que agarrarse al cuerpo del joven por primera vez, mientras se venía de una forma casi estrepitosa, totalmente entregada a las manos de su yerno, quien no paro ni un instante de perforar su coño. Es más, al notar la venida de su suegra, el joven aprovechó la ocasión, y clavó profundamente su verga aquella estrecha vagina, para luego comenzar a vaciarse dentro de ella. Lucinda, sintió las primeras lechadas contra las paredes internas de su vagina, percibiendo el caliente semen de su yerno, lo que le aceleró igualmente su venida. Mientras alcanzaba su orgasmo, iba sintiendo como la semilla del joven regaba una y otra vez sus óvulos.

Pero lo que mas sorprendió a la mujer fue la cantidad de semen que el joven vertió en sus vagina. Había sido una eyaculación sumamente copiosa y como jamás había sentido.

Cuando por fin ambos acabaron, se fueron relajando, quedando el joven dentro de la mujer durante unos momentos, percibiendo ella como tenía totalmente atravesada su vagina por la enorme verga del joven. No le dijo nada. Resultaba manifiesto, que, pese a no desearlo y esperarlo, había disfrutado de aquel polvo, aunque tampoco quería expresarlo. Por, tras unos momentos, le manifestó: ¡Esteban, creo que debes salirte ya..!

-si claro suegra- le contestó el joven, quien le costó salir de la caliente caverna de su suegra. La mujer sintió un gran vació dentro de su vagina cuando salió el joven, aunque no hizo alusión alguna.

El joven se echó un poco sobre la cama, intentando recuperarse. La mujer se echo de lado en la cama, dándole la espalda. Tras unos diez minutos, ella le dijo: Esteban, creo que será mejor que te vistas. Mi hija estará preocupada.

El asintió, y tras colocarse la ropa, antes de marcharse le pregunto: le parece bien que volvamos hacerlo mañana. Así garantizamos que pueda quedar fecundada.

Ella le miró bastante ruborizada, aunque apenas se noto por la tenue luz, contestandole: claro…será lo mejor.

Esteban se visitó y salió del dormitorio, y tras tomar a su mujer marcharon para la vivienda. No quiso contarle a su mujer lo del sexo oral, ni que ella se había corrido en dos ocasiones. Era algo que consideraba innecesario y podía afectar a sus relaciones. Solo que lo habían hecho al modo tradicional y ya está.

Lucinda, se levantó de la cama y fue a duchar. Ya en el baño, se dio cuenta que tenía los labios vaginales algo inflamados. Comprendió que el pene de aquel joven debía ser bastante grande, aunque solo lo había sentido, pero no lo había podido ver. Notó como fluía aún resto del semen del joven, y se dijo: joder me ha llenado. Pensé que no iba a parar. Si estoy ovulando, no creo que necesite mucho más para quedar embarazada.

Pese a todo, se sintió extremadamente excitada. Llevaba muchos años sin sexo, y había visto que el joven marido de su hija le había llevado a dos orgasmos en esa noche. Algo que pocas veces le había ocurrido con su marido. Pero, además, se notó acalorada al recodar la lengua del joven en su labios vaginales. Era algo que no esperaba. Y, pese a conocer que todos lo consideraban una aberración no pudo evitar pensar que había sentido un inmenso gustazo al sentir aquella boca sobre su coño.
 

heranlu

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Esteban y su Suegra Lucinda - Capitulo 002


Esa tarde, cuando Esteban se estaba arreglando para acudir con su suegra nuevamente, le preguntó a su mujer si iba acompañarlo. Pero aquella le contesto: -No, mejor vete tu solo.

-¿pero te encuentras bien?- le pregunto el esposo, pese a que en el fondo deseaba que no fuera.

-si. Anda, cuanto antes termines, antes podremos tener a nuestro hijo.

Esteban se dirigió a casa de su suegra. Iba pensando que la vez anterior la suegra se había reprimido al saber que estaba su hija fuera. Se estaba dando cuenta que, no solo lo hacía por la gestación de su hijo, sino que, además, añoraba volver a clavar aquella mujer. El solo pensamiento, hacía que se le endureciera su pene.

Tras entrar en la casa, la suegra al ver que llegaba solo, le pregunto: ¿Y mi hija? ¿no ha venido hoy?

-No ha querido venir. Me supongo que para ella es lo mejor.

La mujer, no contesto, y tras unos momentos entró en su habitación al igual que el día anterior, metiéndose dentro de la cama y esperando a su yerno solo con camisón y sin bragas. El joven, pasado un momento entró, viendo que la habitación volvía a estar en penumbras, aunque le parecía que había más iluminación, especialmente a través de la ventana. Tremendamente excitado se desnudó totalmente, mientras la suegra miraba hacia otro lado, metiéndose a continuación bajo las sábanas.

Tras unos momento, volvió a colocarse entre las piernas de la mujer, pero al tocar su pene con el coño de la mujer se percató de que, pese a estar más lubricada, aun no estaba lo suficiente. Por ello, le dijo: será mejor que actuemos como ayer. La sigo notando bastante tensa y seca.

Aunque la mujer lo deseaba en el fondo deseaba sentir la lengua de su joven yerno en su vagina, intento hacérsela la remolona, diciéndole: ¿no pretenderá de nuevo?… oh, Esteban, eso no es correcto…

-¿Lucinda, no querrá que nos hagamos daño forzando una penetración sin estar lubricada? Exclamo el joven como justificación.

-Oh Esteban… ¡que locura! Exclamó ella, colocándose de tal manera que, el joven entendió como un asentimiento y volvió a descender hasta meterse entre las piernas de la mujer.

Observó el coño de la mujer, percatándose esta vez que, pese a la escasa luz, a través de la penumbra de las sábanas, pudo detectar que su suegra conservaba una buena mata de vello en su pubis y parte de su vagina. Pero si que se había depilado las piernas y parte de sus nalgas. Decidió recrearse un poco, y comenzó lamiendo primero un poco las ingles de la mujer, antes de acercarse a su vagina. Esto excitó a la mujer, aunque no hizo comentario alguno, dejando que aquel continuara lamiendo hasta alcanzar pronto de nuevo los labios vaginales, lo que la llevó a exclamar: Oh, Esteban… oo

El joven comenzó a lamer pausadamente los labios vaginales en forma de brocha, pasando la lengua desde arriba hasta abajo a lo largo y ancho de toda la raja. Luego comenzó a abrir los labios vaginales hasta alcanzar con la punta de su lengua el interior, levantando los suspiros de la mujer, que esta vez no reprimió: oh noo oo siii… oh joder ….

Tras darle unos buenos brochazos, el hombre tomos las piernas de la mujer separándolas cuanto pudo, dejando a su disposición completamente toda la raja de aquel preciado coño. Esta vez se preocupó de que, con disimulo, las sábanas se fueran recogiendo hasta quedar ambos cuerpos totalmente al descubiertos. Ahora, aún con la escasa luz, podía contemplar con mejor detalle el coño de la mujer, aunque aquella seguía conservando el comisión.

Lucinda comenzó a gemir entrecortadamente, sin poder contenerse ante el placer que le producía la lengua del joven en su panocha. El joven notaba como la mujer comenzaba a lubricar y se revolvía en la cama, sin parar de gemir, mientras lengua viene y lengua va, reconocía cada rincón de la vagina abierta, rodeando el botoncillo de placer de la suegra, para luego envolver los labios vaginales con los suyos y succionar profundamente, levantando clamoroso gritos descontrolados en aquella.

Viendo que, pese a todo, le estaba costando llegar al orgasmo, y él quería que se volviera a correr en su boca, decidió intensificar el sexo oral, pero optando por otra forma. Así tras, volver a pasar la lengua en forma de brocha por toda la raja, alzó un poco las piernas de la mujer, con lo que el trasero de ésta se incorporó también. Esteban observó entonces el hueco del ano de su suegra, y sin contenerse le dio lengua al mismo. Eso fue la punta de iceberg que estremeció a la mujer: Oh no…. ahí no ooo ¿pero ¿qué haces? Ohhh.. ahí noooo

Ante ello, Esteban concentró con más intensidad sus lengüetazos en el ano de su suegra, viendo que era un culo libre de hemorroides, prieto, donde seguramente nadie había entrado. Esta seguro que el marido de la mujer en ningún momento lo intentó, por ello, el deseo de ser el mismo quien terminara horadándolo, le excito tremendamente. -Oh para ooo Esteban ooo

Pese a sus quejas, era tal el pacer que estaba recibiendo al sentir la lengua del joven en su agujero trasero, que la llevó al éxtasis, viendo como se fraguaba un orgasmo, comenzando a convulsionarse, y volviendo a verter sus juegos en la boca del joven. Esta vez no se contuvo, y de forma casi descarada abría sus piernas, dejando que el joven lamiera su trasero y su vagina, gimiendo y gritando con voces que podía oírse en gran parte de la casa. -Oh por favor oh… que me hace o.. me vengo ..

Cuando por fin acabó, se incorporó casi apresuradamente, colocándose sentada en la cama, al tiempo que recriminaba su acción al yerno: ¡Esteban… esto no está bien! ¡No es lo que acordamos!

-Lucinda, no se ofenda. Mi intención es que se relaje. Eso facilitará la penetración. Relájese….

Ya,… pero es que lo de hoy…. ¿Como se te ocurre hacerme eso…?

Mientras hablaba se había dado cuenta que, dada la posición en que se encontraba, tenía una vista casi perfecta de los genitales del joven, y pese a la poca luz, distinguió perfectamente el vástago de este, completamente envarado como un auténtico misil. La visión del pene del joven la dejó perpleja y casi sin respiración. No se creía que el joven pudiera tener un instrumento tan desarrollado. Por ello, sin evitarlo exclamo: oh. ¡como la tiene!… ¿pretende meterme todo eso?

Esteban se percató que su suegra había visto por fin su tranca. Eso le satisfizo, y dejó que su verga erecta estuviera bien a la vista de su suegra, al tiempo que le decía: Suegra. ¡Pues ayer le entro completa! Por eso ha sido conveniente que se relajara y se lubricara bien.

La mujer quedo tan impresionada con la visión de la daga del joven, que le fue difícil retirar la mirada del nabo del joven, diciéndole: Pero ¿de verdad le ha metido todo eso a mi hija?

-claro que si Lucinda.

-¡No me lo puede creer!. La visión del instrumento del joven la tenía tan obnubilada y con tal excitación, que fue percibida por el joven. Poco a poco la mujer se fue recostando de nuevo en la cama, sin dejar de mira el rabo del joven. Luego, sin pedírselo ella misma se abrió de piernas nuevamente, en una clara invitación al joven a que la penetrara.

Esteban tomo su pene en la mano, se masturbó un poco para ponerla a punto, y luego la acercó a la concha de la mujer. Esta vez constató que estaba bien lubricada, por lo que de dos sentadas le encajó la casi totalidad de su pene. Además, estaba bien arrecho, y quería que la madre de su mujer se diera cuenta de que tenía una buena verga. Oh .. despacio. Oo por favor …

Ya dentro de su suegra, en la conocida posición del misionero, comenzó a perforarla, pero añadiendo un matiz nuevo, alongando su cuerpo casi recostándose sobre el de la mujer. Esa acción conllevó que acercara su cara a la de su propia suegra. Tras los primeros bombeos, el joven fue más osado y agresivo, y tomando las piernas de la mujer, la abrió bastante, al tiempo que dejaba caer su cuerpo sobre el de ella, enterrándole aún más su daga hasta el mismo fondo: oh pare ooh…

Esteban estaba decidido, y comenzó a martillear el coño de la mujer sin compasión. Con las piernas abiertas de la mujer y medio dobladas, el culo de la mujer se elevó, facilitando que su perforación fuera más profunda. La mujer estaba viendo que la pola de su yerno parecía hecha de fuego, y se le clavaba acelerando la hendidura ante la gran fuerzo de aquel torito. Una y otra vez sus gimoteos desconsolados, eran acompañados de intensos jadeos ante incesante perforación a la que el joven le estaba aplicando a su vagina.

-oh me vas a matar… o Esteban..oo

Pero el yerno no dejaba de clavarla, tan intensamente, que inevitablemente llevó a su suegra a entrar en trance, y obtener un nuevo orgasmo. Era perfectamente perceptible los crujidos de la cama ante los movimientos de ambos, el ímpetu del joven, y la intensidad de las penetraciones, con movimientos acompasados de ambos cuerpos que estremecían toda la cama. Cuando por fin la mujer terminó su orgasmo, el joven se quedó un rato dentro de ella.

Tras unos momentos de recuperación, el joven volvió a la carga y comenzó de nuevo a penetrarla. Esteban veía la cara y la boca de su suegra, y le incitaba besarla mientras la perforaba. Por ello, se acercó un poco a su cara. La mujer al ver la intención de besarla apartó su cara. Ante la insistencia del mismo, aquella le dijo: oh Esteban… ¡no intente besarme!.

-suegra. Cuando le hago el amor a su hija estoy acostumbrado a hacerlo con más ardor, y normalmente nos besamos mutuamente. Ello me ayuda a mantener mi erección y poder terminar lo que hemos empezado.

-Vd. tiene mucha cara. Eso no ocurrirá conmigo.

El joven entonces se salió de su vagina. Ella se extrañó, y quedó como intrigada por ello. Entonces escuchó como su yerno le decía: -Lucinda necesito un poco más de participación por su parte. Mejor pónganse en cuatro. Espero que ello me estimule para poder acabar corriéndome.

Ella le miró, y le dijo: ¿no pretenderá que me desnude ante Vd para que pueda excitarse?

-quizás sería lo mejor. Tiene un buen cuerpo, no lo dudo. Pero, con ese camisón apenas se le pude ver nada. ¿Me gustaría verla totalmente desnuda, ver sus pechos…?

-No seas imprudente… le contesto totalmente acalorada. ¡No pretenda tratarme como una cualquiera!

-Jamás haría eso. Pero, el hombre necesita a veces algunos estímulos para poder acabar.

La mujer no le contesto. No obstante, optó por colocarse en cuatro sobre la cama, mostrándole así el trasero al joven. Este contempló las hermosas posaderas de la madre de su mujer, con unas nalgas perfectas y un culo muy bien puesto. Paso la mano por el coño, dedeando un poco pese el ronroneo y quejidos de la fémina, contemplando que estaba bien lubricado. La visión de aquel trasero incremento su deseo y acto seguido dirigió su miembro hasta introducirlo poco a poco dentro de aquella vagina. En esa posición, la mujer comenzó a percibir la dureza y magnitud de la tranca del joven. La vara entraba con una entereza y profundidad que comprobaba como cada nervio sensible de su vagina sentía el paso de aquella mandarria. En esa posición el pene le abría totalmente el coño, alcanzando la máxima profundidad, comprobando en varias ocasiones los testículos el joven rebotar en sus nalgas.

Oh .. ohh despacio…la tiene muy grande….

-relájese suegra. Ahora le esta entrando bien… oh si …

Gemía el joven ante los latidos de su polla dentro del coño ardiente de aquella hembra. Esteban estaba bastante excitado. Tenía a sus suegra a su total mereced, y se recreó clavándola sin cesar ensartándole con suavidad, pero sin pausa su enorme tranca en el coño abierto de aquella viuda. Sus ganas fueron tales, que su puso de pie sobre la cama, casi montando sobre el trasero de la mujer, para seguir clavando una y otra vez su verga. Llevó a cabo un mete y saca, dándole con toda su fuerza, a veces más rápido, y a veces más lento, empujándole todo su nabo dentro de la caldera de su suegra. La taladraba sin piedad. Se dio cuenta que no quería salir de ella nunca, y tampoco quería acabar. Con sus pies, tomaba impulso para darle más duro y poder envainarle con mayor profundidad su verga. Pero era tal su excitación que aquello le llevó a tener que terminar: Oh.. ya me viene suegra ooo sii ya me viene … exclamó mientras comenzó a regar con su semilla el coño de la mujer.

La mujer estaba comprobando no solo el poderío físico de su yerno, sino la copiosa que eran sus eyaculaciones, ya que sentía su leche caliente como era lanzada contra las paredes de su vagina con bastante presión.

Tras acabar, ella se echó sobre la cama, recostándose, mientras observaba la verga aún palpitante del joven, y percibía de su coño, el caliente semen del joven.

Luego el joven vino hasta ella, colocándose a su lado, poniendo nerviosa a la misma. Luego se recostó detrás de ella abrazándola, y pegando su cuerpo a la espalda de ella. La mujer iba a reprimir su comportamiento, pero se sintió tan bien con el calor del hombre joven que la abrazada por su espalda, que desistió. Se quedaron medio adormilados durante casi veinte minutos. Luego ella le dijo: ¡Esteban. ¡Creo que debería marcharse!

El joven entonces, viendo que aún era temprano le dijo casi al oído: No sabemos si está en sus días fértiles. Pero ¿si de verdad lo está?... ¿no sería conveniente que lo hagamos cuantas veces podamos?

Ella se dio cuenta que el joven quería volver a penetrarla de nuevo. eso la agitó, comentándole: ¿estás seguro de que podrás hacerlo de nuevo?

-Con un poco de ayuda, seguro que me la pone a punto y puedo volver a correrme dentro otra vez.

Ella no se giró, pero nerviosa le preguntó: ¿Qué es lo que quiere?

-Podría masturbarme un poco. No se. que coja mi pene en su mano y la masajee hasta ponérmela a punto.

La mujer, se agito. No era lo que estaba convenido, pero también tenía razón el marido de su hija. Si quería aprovechar su período fértil, cuantas más veces se corriera dentro el joven más posibilidades de embarazo habría.

Sin decirle nada, alargó la mano hacia atrás y tras unos intentos, logró atrapar la verga del joven, la cual tomo entre sus manos por primera vez. Se quedo sorprendida al sopesar las dimensiones de esta, no solo su grosor sino también su longitud. Pronto aquel pene comenzó a crecer en su mano ante sus caricias, comenzando a envararse, percibiendo como aumentaba cada vez de tamaño.

En alguna ocasión, no muchas, había podido tener en su mano el pene de su difunto esposo, pero el que ahora estaba acariciando no tenía paragón. El marido de su hija era portador de un cipote de grandes proporciones, y notaba como su vagina se iba humedeciendo a medida que ella verga se iba endureciendo cada vez más.

Esteban pronto verificó que su pene estaba nuevamente preparado para penetrar a la madre de su mujer. Por ello, tal y como estaba, abrazó a la suegra, y con sus dedos acarició el interior de las piernas de esta, alcanzando pronto la raja de su vagina. La mujer al sentir los dedos del varón en su coño volvió a quejarse: oh que me hace … no por favor, Esteban no me toque ahí ooo

-Vaya.. ¡veo que esta vez está más lubricada!. Uh..

Pese a las quejas de la mujer, el hombre continuó dedeando la raja de la misma, al tiempo que la hizo levantar un poco una de sus piernas, para poder meter su cipote entre ellas y al momento alcanzar los labios vaginales. La mujer se dio cuenta que su yerno la iba a penetrar en esa posición. No obstante, no hizo gesto alguno de repulsa, sino que facilitó la acción abriéndose un poco más, viendo con el falo del joven volvía a incrustarse dentro de su cueva. La verga del joven estaba tan erecta que, de dos golpes la terminó atravesando completamente. Oh… despacio oo

La mujer claramente percibió aquel cipote abriendo su coño de nuevo. Además, estaba tan fierro que podía sentir como golpeaba las paredes de su vagina con cada embestida. Esteban tenía bien cogida a la mujer en aquella posición. Mientras la penetraba arremetía contra su culo, metiendo y sacando su pene de la vagina, sujetaba el cuerpo de la mujer por la cintura.

Los gemidos de la mujer se fueron produciendo uno tras otro, mientras el hombre no paraba de perforarla. Ella se retorcía, viendo como para su sorpresa, el joven alcanzaba por vez primera uno de sus pechos. Intentó evitarlo, quejándose: oh que hace. no me toque los pechos… o joder ahí no…eso no …oo

Pero el joven continuó, sorprendido al comprobar que, pese a su edad, la madre de su mujer mantenía unos senos grandes, pero bien firmes y duros. Pero su sorpresa fue mayúscula al percatarse de que tampoco llevaba sostén. Eso le excitó aún más y, sin reprimirse, al ver que camisón de la mujer se había subido, metió una de su manos por dentro del mismo, y pronto alcanzó uno de los desnudos pechos. Eso revolucionó a ambos.

-Oh no… eso noo.. joder.ooo mis pechos noo

Esteban no estaba ahora pare florituras, y lejos de ceder, no le contesto, sino que, al contrario, no solo acarició ambos pechos con sus manos desde atrás, sin dejar de clavar con decisión su tranca en el coño de la mujer. Ante los manoseos en sus desnudos pechos por parte de su yerno, la mujer percibió como pronto iba alcanzar un nuevo orgasmo, mientras se contraía, apretando al máximo las paredes de su vagina, como intentando exprimir el cipote del joven, para acabar con una corrida espectacular, gimiendo y gritando abiertamente: oh noo siiii oooo….

Pero la sorpresa del hombre fue en aumento. Se dio cuenta que tras el primer orgasmo, su suegra continuó apretando las paredes de su vagina contra su nabo forzando un segundo orgasmo, retorciéndose, reculando su trasero hasta atrás, buscando una profundidad mejor de la polla del joven, para acabar prácticamente agotada.

El hombre se dio cuenta de su segundo orgasmo, notó como al terminar aflojó todo su cuerpo. Se quedó como desvanecida. Tras dejarla recuperarse un poco, viendo que aquella estaba casi entregada, se volvió a colocar boca arriba sobre la misma, acercó su pene a la vagina de la misma y de un certero golpe la volví a clavar totalmente. Se dio cuenta que la mujer estaba entregada. Aquellos dos orgasmos la habían dejado sin fuerzas.

El joven vio su oportunidad, y ver que el camisón se le había subido, dejaba entrever sus desnudos pechos, se echó sobre la misma alcanzando con su boca los senos de la mujer, los cuales comenzó a devorar pasando de uno al otro. – oh no que me hace ooo

Al ver que la resistencia de la mujer fue tan tenue, la tomó por la cintura y sin dejar de mamar su pechos, con fuerza comenzó a taladrarla. Su polla entraba y salí de la vagina una y otra vez, ante las embestida del joven quien aprecia un toro desbocado.

-oh pare ooo ….

La fuerza e ímpetu del joven fue tal que logró subir el cuerpo de la mujer, incorporándolo en la cama, mientras arremetía contra el coño de esta. Lucinda estaba totalmente entregada, sentía como el vergón del yerno se clavaba sin compasión en su vagina una y otra vez, mientras la tomaba casi en alto atrayendo todo su cuerpo hacia el cada vez que le clavaba el mástil. Ya no le ponía impedimento a que le mamara o chupara sus pechos. Pese a su flojera, observó la cara del joven, con varias gotas de sudor bajando por su rostro, los ojos enrojecidos de placer, viendo que estaba a punto de terminar.

-oh Esteban… vente ya… ooo si lléname otra vez oooo

El joven en un martilleo constante del coño de la hembra, se volvió a venir, deslechandose dentro de ella. Oh.. Lucinda oooo que corrida oooo

La corrida no desmereció para nada a las anteriores. Ambos quedaron derrengados sobre la cama, quedando el joven echado sobre ella, aún con su daga dentro de la misma. Estaban desfallecidos. Era evidente que para ambos aquel había sido uno de los mojes polvos de su vida. Tras unos momentos el joven se salió de ella echándose sobre la cama. Miró a la suegra, viendo la cara de entrega de la misma. Le paso la mano por debajo del cuerpo y la atajo hacia si haciendo que aquella recostara su cabeza sobre su pecho. La mujer agradeció aquel gesto del joven, y se acurrucó en su pecho, incluso echando una de sus piernas sobre el cuerpo del joven. No se dijeron nada, solo de dejaron dormir por espacio de casi una hora.

Cuando Lucinda despertó, observó que aún se encontraba acurrucada sobre el pecho del joven, viendo que aquel dormía. Como era algo tarde, le dijo: despierta Esteban… tienes que irte.

El se despertó. Tras unos momentos la miro a la casa, teniéndola tan cerca, le pregunto: ¿Cómo te encuentras?

-Oh Esteban…me has dejado toda abierta, maltrecha…no se si podré moverme mañana…

El le sonrió diciéndole. La juro que jamás pensé que follar con Vd. pudiera resultar tan placentero.

-No sea adulón. Además, te propasaste. No era lo que habíamos acordado.

-¿se arrepiente suegra? .- le preguntó el

-Oh Esteban. Pero no debíamos…¿es que no quieres a mi hija?

-claro que la quiero. Pero, …si tengo que embarazarla, le juro que no me voy a reprimir fallándola. Quiero hacerle el amor sin para, y llenarla con mi leche.

Ella no le dijo nada. El joven vio la boca entreabierta de la suegra, y sin poder reprimirse la beso en los labios por primera vez. Su sorpresa fue comprobar que ella también lo deseaba y se entregaron a unos besos, como auténticos enamorados. Tras unos minutos así, ella le dijo: para ya …. Tienes que irte.

-Suegra. Me quedaría y me la volvería a follar toda la noche.

Ella sonriendo le dijo: te creo capaz. Pero me vas a destrozar. Anda vete que mi hija te estará esperando.
-

j
Cuando Esteban se había vestido y se disponía a marchar, la madre de su mujer, quién aún permanecía acostada en la cama, le preguntó: ¿vendrás mañana?

En la mira, le sonríe y le contesta: Por supuesto. Hay que aprovechar el momento. ¡Quiero dejarla bien Preñadita suegra!

Y sin más, la besa en la boca antes de marcharse.

Al día siguiente, le indicó a su esposa antes de volver del trabajo, que iba acudir al domicilio de su madre, preguntándole si quería que la fuera a recoger. No obstante, le había indicado que iba salir un poco tarde del trabajo. Ella le contesto: ¿hoy vas otra vez?

-Claro. Tenemos que aprovechar todo el tiempo que tu madre este en época fértil. ¿O no quieres que continuemos?

-No vale. Claro…te espero a la noche.

No obstante, el joven se las arregló para salir cuanto antes, con lo cual llegó al domicilio de su suegra antes que en ocasiones anteriores. Cuando ella le vio llegar, le pregunto: ¿Qué temprano has venido hoy?

-Bueno pude salir antes del trabajo. Bueno, la verdad suegra, es que también añoraba volver a verla.

Ella le sonrió, y le preguntó: ¿solo querías verme?

-Que pilla es suegra. ¡Por supuesto me vengo con muchas ganas de poseerla!

La mujer le volvió a sonreír, preguntándole: ¿quieres comer algo antes, o …?

El yerno la miro, observándola de arriba abajo y le dijo: He comido algo en una cafetería. ¡Ahora me apetece más comerme otra cosa!

-¡estas medio loco Esteban!. Ayer te pasaste. ¡No debemos ser tan apasionados! No quiero hacerle daño a mi hija. le manifiesto ella.

-Su hija fue la que propuso estos encuentros. Pero, además, ella ahora no está. ¡Tampoco tiene porque saber que nos pongamos tan amorosos! Ya sabe: “ojos que no ven corazón que no siente”. Deje de preocuparse. “Su hija solo estará contenta cuando la vea embarazada”. Terminó por razonarle el joven.

- Uy Esteban, ¿pero creo que no estamos pasando? Ayer fuiste muy atrevido. Debemos controlarnos. Le contesto ella.

El joven no le contestó, sino que se acercó a la misma, la tomó por sus nalgas atrayéndola hacia él, haciendo que la mujer pudiera comprobar claramente su ya creciente erección. Al sentir el contacto, ella le replicó: Oh… ¿ya estas así? …¿Veo que vienes con ganas chico?

Mejor será que entremos en su habitación suegra. ¿Oh me la follo aquí mismo? Vengo con las pilas bien cargadas. “También tengo una buena ración de lechita para ese conejito”.

La mujer se excitó ante aquellas palabras, y soltándose del abrazo, hizo algo que jamás hubiera hecho en otras circunstancias. Con su mano palpó el bulto del pantalón de su yerno, comprobando que su pene estaba nuevamente envarado. No sabía que le estaba ocurriendo. La mujer casta y conservadora, tímida y religiosa de antes, se había transformado ahora en una mujer seductora y lujuriosa. No en vano, todo el día había estado recordado lo ocurrido el día anterior, y en su interior, añoraba volver a ser poseía por aquel torito. Por ello, al comprobar la excitación del marido de su hija, desaparecieron sus prejuicios y, como una autentica sediciosa, tomo la correa del cinturón del pantalón del hombre, destrabando la misma y dejando que cayeran por la gravedad al suelo. Al momento comprobó el tremendo bulto del slip del joven, exclamando con admiración: -¿Joder como éstas?

No obstante, su morbosidad le llevó a tirar del slip hacia abajo, dejando pronto al aire, los genitales del yerno. Oh ¡qué barbaridad! Era la primera vez que veía con total claridad, el pene y testículos del marido de su hija. La visión de aquellos genitales produjo una corriente de electricidad que recorrió todo el cuerpo de la mujer. La noche anterior había podido detectar una parte de los genitales masculinos, pero era tan tenue la luz que, la visión fue bastante turbia. Pero, ahora, a plena luz del día, tenía una visión nítida de ellos.

Sin poder contenerse, hizo algo que jamás hubiera soñado llevar a cabo: tomó el pene del joven, lo sopeso, pasando la mano a lo largo y ancho de aquel, comprobando su dureza, acariciando las grandes venas que bordeaban dicho instrumento, hasta alcanzar el prepucio, el cual, tras unos movimientos masturbatorios, logró descapullarlo. Al ver el cabezón de aquella tranca se quedó perpleja. Miro al joven, y le dijo: ¡Esteban quien bien dotado estas cabronazo! ¡vaya pen que calzas!

El joven al sentir la mano de su suegra acariciando su pene, percibió el intenso calor del cuerpo de la mujer, evidenciando que continuaba ovulando. Sin poder contenerse más, su tranca comenzó a crecer, hasta el punto de tomar la forma de un auténtico misil dispuesto a ser lanzado. Y, al comprobar el efecto que sus genitales habían causado en su suegra, le pregunto: ¿le gusta suegra?... uf me la está poniendo a punto. Y para encelarle más le preguntó: ¿Ha comprobado mis testículos?

La mujer presa de autentica lujuria, ante la insinuación del yerno, bajo su mano un poco más, hasta alcanzar los testículos del joven, los cuales manoseo con total descaro, palpándo y comprobando el contenido de los mismos, exclamando: Oh chico, parece que los tuvieras llenos. ¿Cómo es posible? …. ¡Ayer te corriste bastante… dos veces!

-“Plena vitalidad suegra”. Presumió el joven, orgulloso de su genitales, añadiendo: Le voy a dejar ese coñito nuevamente lleno. “No sabe las ganas que tengo de clavarla”.

Ya veo…. ¿Joder, creo que la tienes mas grande que otras veces? Tendrás que hacerlo despacio. Vas a terminar reventándome. Le comentó, mientras decidida, lo tomaba de la mano, y sin pantalones lo llevó hasta la habitación. Mientras se dirijan a la habitación no dejaba de mirar como blandía el pene del joven entre sus piernas, viendo que aquella visión la enardecía. Esta vez, no apagó como otras veces la luz. Ello permitió al joven contemplar como la mujer se iba desprendiendo de la falda que llevaba, y también de la blusa, quedándose únicamente con su sostén y una braguita. No perdió detalle del cuerpo de la mujer, y le dijo: Lucinda, ¡No solo es una mujer preciosa, sino que tiene un cuerpo de escándalo! La realidad es que no tiene nada que envidiar a un chica joven.

-gracias. No seas adulón. Le contesto mientras entraba en la cama metiéndose bajo las sábanas. Y, acto seguido, con gran sensualidad, procedió a retirarse sus bragas, las cuales lanzó a la silla más cercana. Acción que fue contemplada por el joven yerno. Aquella era una evidente manifestación de que su suegra estaba casi en cueros, y que deseaba ser poseída.

Su pene volvió a envarándose nuevamente. Acto seguido, ante la mirada tentadora y sensual de la suegra, se desprendió de su camisa, quedando totalmente en pelotas. La mujer, ante la visión de aquel joven, completamente desnudo, con su rabo tieso y su testículos colgando, se ruborizó, notando como se mojaba su vagina y hasta manchaban las sábanas de su cama.

Esteban, como si realizara un strip tis antes su suegra, se mostró bastante varonil, permitiendo que la mujer se recreara con la visión de su vástago, para luego introducirse dentro de la cama. Un vez dentro, se fue acercando a la mujer, hasta depositar sus labios sobre los de ella. Lucinda intentó evitarlo, diciendo: oh, Esteban, ¡no debemos …!

Pero el joven la tomo y le dijo: -calle suegra. ¡quiero hacerle el amor, y saber que lo disfruta! Se ha prestado para ayudar a su hija. Cuando menos, debe tener su recompensa. ¡Quiero que disfrute al máximo! Tiene derecho a ello.

Y sin más comentario comenzó a besar ardientemente a la mujer, quien pronto le correspondió. Al instante, ya bastante acaramelados, fue bajando en busca de los pechos de esta, que pronto fueron suyos retirándole el sostén, y quedando aquella igualmente desnuda, a entera disposición del joven semental. Los senos fueron presa de la atención del joven, logrando hacer gemir a la mujer, degustando sus pezones en sus labios, ante los gemidos desconsolados de la hembra.

Pero el yerno se iba a quedar ahí, así que continuó su recorrido descendiendo por el cuerpo de la madre de su mujer, pasando por el ombligo hasta alcanzar el delicioso tesoro: su vagina. La mujer estaba ansiosa y deseosa de que le comiera su conejito, por lo que nada más alcanzar el joven su entrepierna, aquella se abrió en par como una autentica flor. Con la punta de su lengua el joven comenzó a recorrer cada pliegue de los labios externos de aquel suculento manjar, concentrándose en ellos sin dejar un milímetro por lamer, mordisquear. - oh si.. o si Esteban … continue asi…

Continuó por el interior y exterior de los labios vaginales, en forma de brocha de arriba abajo, hasta alcanzar nuevamente en varias ocasiones el ano de aquella, levantando aullidos en la mujer. Luego, percibió el clítoris bien erecto de la hembra, masajeándolo durante varios segundos, para terminar, hundiendo su cara en aquella caverna, mientras sus manos alcanzaron los pechos de la mujer, levantando suspiros y quejidos en la suegra -o si… me matas ooo.

Esteban notaba el calor del cuerpo de la madre de su mujer, mientras seguía mordisqueando su coño. Aquella mantenía una excitación constante, tomando el pelo del joven, acariciándolo y en parte apretando sus cabellos, masajeando la cabeza y la nunca del mismo con su dedos. Oh sii.. oooo.. que placer… oohh decía, mientras apretaba la cabeza del joven contra su vagina y movía sus cadera a ritmo, retorciéndose y recreándose con la lamida de coño que le estaba dando el marido de su hija.

Lucinda estaba en la gloria. Jamás su marido le había realizado lo que aquel joven le estaba propiciando. Su excitación fue tal, que, apoyando fuertemente los pies en la cama, notó como se estremecía su cuerpo, corriéndose abiertamente, entre alaridos y bufidos, vertiendo sus jugos en la boca y cara del joven. siii me vengo ooo siii

El joven siguió con su cabeza los movimientos a ritmo de la mujer, dejando que la misma dominara las situación, viendo como acababa por gemir larga y profundamente, en un ahogado suspiro, arqueando su espalda, para acabar completamente relajada. Lucinda había alcanzado uno de sus más sonoros orgasmos.

El joven, no obstante, la continuó acariciando, sintiendo los espasmos de la misma, subiendo por su cuerpo, besando sus pechos, lamiendo sus pezones, esperando que aquella recuperara sus fuerzas.

Cuando por fin observó que la mujer se había recuperado en parte, se recostó en la cama boca arriba, con su verga erecta, mirando al cielo, e “incitó a su suegra a montarlo”. La mujer le miro, abriendo tremedamente sus ojos ante el espectáculo que le brinda el marido de su hija, con aquel misil mirando la cielo. No se lo pensó dos veces. Estaba tan arrecha que se incorporó y colocándose a horcajadas sobre las piernas del yerno, situó su vagina encima de su pene, para tras mirarlo a la cara, irse sentándose poco a poco, logrando tras unos movimientos ensartarse la totalidad de este, viendo como su coño se abría totalmente para recibir entre alaridos de dolor y triunfo, el tremendo cipote del joven.

-Oh Esteban, como me abres….

-Vamos suegra. ¡Qué buena hembra está hecha! ¿Ha visto, su coño se has tragado completamente mi pene? Uff como me la esta apretando… Uf, pero …. “es hora de que cabalgue este macho”.

La mujer aun retorciéndose con aquel pedazo de carne dentro de su vagina, comenzó a dar pequeños saltos sobre la polla del joven, en un continuo vaivén, clavándose y desclavándose aquella barrena. En esa posición Esteban comprobó como los pechos de la madre de su mujer comenzaron a balancearse al ritmo de sus cabalgadas. No perdió oportunidad y pronto se apoderó de los mismos, manoseándolos, mientras la mujer se retorcía de gusto, apretando con gran entusiasmo el pene del joven hasta el punto de querer triturarlo. Oh .. vas a hacer que me corra otra vez … ooo

-si suegrita, córrase, vamos quiero ver como se viene con mi polla dentro …” luego la llenaré con mi lechita”

Aquello fue suficiente para que la mujer terminara, entre bufidos y gritos, alcanzando un sonoro orgasmo, retorciéndose con la polla del yerno dentro de su vagina, acabando desvanecida, y viéndose obligada a acabar con cuerpo sobre el pecho del joven. Tras dejarla descansar por unos momentos, el joven la hizo descabalgar, instándola a apearse del lecho. Una vez en el suelo, la acercó a un lado de la amplia cama, de tal forma que se pudiera contemplar sus cuerpos reflejados en un espejo grande, que existía colgando en una de las paredes de la habitación matrimonial. La colocó en cuatro sobre la cama para luego situarse detrás de ella. La mujer se dio cuenta de la intención del joven, y en el fondo se excito, especialmente al contemplar el cuerpo desnudo del joven, reflejado en el espejo, y contemplar sus pechos desnudos colgando, a cuatro patas, y dispuesta como una autentica perra, deseosa de ser montada por su yerno.

El joven, no se lo pensó dos veces, y al contemplar ambos cuerpos en el espejo, su verga se endureció al máximo. Acción que fue contemplada por la suegra, quien con suma excitación le dijo: - ¡eres un sádico! ¿Querías ver a la madre de tu mujer de esta forma, empalada por tu polla? …¡pues ya me tienes!. .. ¿Qué esperas para atravesarme” …

Ante su petición el hombre tomo su nabo, lo acercó al coño de la mujer, y de un golpe de riñones le encajó la totalidad de su nabo. Oh despacio ooo ¿cómo me abres?... ooo..

El joven no se amilanó y arremetió con gran poderío, perforando el coño de la misma con gran intensidad, mientras echaba una mirada al espejo. La visión de las tetas de su suegra colgado y rebotando a media que la embestía, aumentaba sus ansias posesorias, incrementando sus bombeos, hasta que, por fin, sin poder contenerse más, vio como emergía su caliente semen por toda su verga, exclamando: suegrita…oh joder…. ya me viene…. Uh, Lucinda la voy a llenar bien…. la voy a dejar bien Preñadita… oh siii ooo-

La mujer al sentir la leche del joven contra las paredes de su vagina se abrió más, diciéndole: sii llena a esta puta. ¡Quiero que me preñes! Vamos … es lo que estas buscando…ooo como te siento oo

El joven a buen ritmo siguió embistiendo en aquella codiciada posición a la madre de su mujer, hasta acabar con su última lechada, quedándose abatido apoyado sobre el trasero de la mujer. Tras unos minutos, acarició la espalda de la hembra, paso sus manos por sus tetas de forma sumamente cariñosa, mientras le decía: oh suegra. Que buena hembra. Jamás me había cogido a una mujer como vd. ¡se lo juro!

La mujer le miro a través de espejo, viendo como el joven estaba montaba sobre ella, aún con su nabo dentro de su coño, y le respondió: ¿Y mi hija? ¿ No haces esto con mi hija?

-Claro que si suegra. Pero .. perdone que se lo diga. ¡¡Vd es mucha mujer!

Ella le sonrió agradecida, y exclamó: -joder ¿sí que estabas necesitado? Me has vuelto a llenar. Siento tu leche caliente en mi interior.

Luego, se salió de la misma y se acostaron en la cama descansando. Cuando se dieron cuenta era bastante tarde, y la suegra le solicitó que se marchara. Ella le comentó que era la última vez ya que ese día cesaría su ovulación, por lo que no deberían hacerlo más.

Así fue como transcurrió más de una semana, y ya estaban esperando a ver el resultado. Sin embargo, esa mañana, Esteban se había tenido que acercar a realizar unas gestiones en el Centro Comercial de la ciudad, donde existía una entidad bancaria. Serían eso de las once de la mañana, cuando sorpresivamente localiza a una mujer que estaba visualizando unos escaparates de una tienda de ropa. Le pareció que era su suegra, notando como sin aún saberlo a ciencia cierta, su pene se increpó dentro de su pantalón. Su tentación le llevó acercarse a aquella mujer, cerciorando que efectivamente era Lucinda.

-Lucinda. ¿Vaya vd. por aquí? ¡que coincidencia- exclamó el joven, quien no podía ocultar su alegría, y su excitación ante la presencia de su suegra.

-Esteban. ¿tu aquí? - exclamo también sorprendida la mujer. Esteban iba perfectamente trajeado, con chaqueta y corbata. Era un joven bastante bien parecido y apuesto, y la mujer, al comprobarlo tan bien vestido, no pudo evitar como se estremecía su cuerpo de forma lujuriosa.

-he venido hacer unas gestiones en el banco. Y ya me marchaba. Le contesto él joven, quien la mira de arriba abajo, y manifestándole sin el menor reparo: suegra. Esta preciosa. Ese traje le quede de maravilla.

-gracias, Esteban. Pero no me mires de esa forma, que estamos en público. Le respondió sonrojada, ante la mirada del joven a sus pechos, que, al llevar una blusa bastante ceñida, parecían mayores.

-venga, vamos a tomarnos un café- le dijo el joven, tomándola del brazo y entrando en una cafetería cercana.

Ya dentro de la cafetería, el joven le comentó: ¿Cómo lo lleva Lucinda?

-¿a qué te refieres?, le respondió ella sonrojándose, ya que intuyó por donde iba la pregunta del joven.

-Ya sabe. A las ganas de sexo. ¿no me diga que no me echa de menos?- le sonrió el joven.

-Esteban. Aquello acabó. No debemos volver a vernos más.

-Lucinda. El acuerdo fue hasta que quede embarazada. Todavía no sabemos el resultado. Por lo tanto, quizás deberíamos intentarlo hasta que se produzca ¿no cree? - le comentó el joven pícaramente.

La suegra lo miro, con cara de reproche, aunque en el fondo, ansiaba ser poseía nuevamente por el joven. Iba a contestarle, pero se sonrojó, y quedó como pensativa. Llevaba algunos días que le costaba conciliar el sueño pensando en el joven y sus tremendas cogidas. Al verlo ahora tan cerca, tan galante y bien trajeado, notó como interiormente se excito.

Esteban se percató al instante de lo que le ocurría a su suegra. Por ello, pago inmediatamente la cuenta, y tomando a la mujer del brazo, salieron de la cafetería, para meterse en un pasillo sin apenas gente. Ella le preguntó sorprendida: ¿Dónde me lleva?

-relájese. ¡Ahora vera!

Y al poco tiempo llegaron a una sección de unos baños del centro, que la mujer desconocía que existieran, y que comprobaron no estaban ocupados por ningún cliente, ya que estaba algo oculto y pocos conocían los mismos. El hombre totalmente decidido, entró en el baño de las mujeres, verificó que no había nadie, e hizo entrar a la suegra, pese a su oposición inicial, ocupando el baño destinado para minusválidos, ya que era más espacioso.

-¿pero que va hacer? Esta loco… ¿no pretenderá…? ¿Pero qué te has creído…? Protestó la mujer.

-Lucinda. Necesito poseerla. Quiero cogerla aquí mismo. Desde nuestra última vez no he follado. Su hija sigue bastante reacia a ello. Tengo los huevos bien cargados. Verla hoy, ha sido como una revelación. Quiero que vuelva a sentir mi polla en su coñito. Se que lo está deseando.

Oh .. pero está loco. ¿Hacerlo aquí en plenos baños públicos?. ¿has creído que soy una puta a la que puedes follar donde quieras? - le contesto aquella.

-Claro que no suegra. Pero no me diga que no le da morbo hacerlo en este lugar. Seguro que jamás lo llegó hacer con su marido. ¿me equivoco? - le contestó el joven, quien tenía casi abrazada a la mujer contra el.

La mujer calló y miró hacia otro lado. Intentó resistirse, pero levemente cuando el joven beso sus orejas, su cuello, mientras la apretaba contra el, tomando su firmes nalgas con su manos. Pero, la mujer estaba tan sedienta de sexo como, o más que el joven. Ello hizo que accediera pronto a dejarse llevar por los besos románticos que le propinó el joven.

Esteban, viendo que su suegra estaba casi entregada, comenzó a soltar los botones de la blusa, mostrando pronto el sostén que llevaba y que protegía sus pechos. El joven, totalmente encelado, tiró de los cubre pechos hacia abajo, dejando al aire los senos desnudos de la mujer. La boca del joven, pronto fue ávida, lamiendo, chupando y mordisqueando ciego de locura los mismos.

La mujer se encontraba tan excitada, que instintivamente llevó su mano a la entrepierna del joven localizando el tremendo bulto en el pantalón. Tras manosearlo durante unos momentos, bajó la cremallera del mismo, y metiendo la mano extrajo el falo del joven, que, para aquellas alturas, ya tenía una rabiosa erección. Oh cabronazo… si la tienes dura…

-se ha dado cuenta suegra. Ha visto como le tengo. No veo la hora de clavarla. Metérsela completa hasta los mismo huevos.

-oh hijo puta. ¿así que quieres follarme en un baño público? .. Y mirándole a la cara le pregunta, como una mujer totalmente en celo: ¿asi que quieres clavarle esa poronga a la madre de tu mujer? al tiempo que echaba mano a los testículos del joven exclamando: oh cabronazo. Va a ser verdad. Los tienen bien repletos.

-Joder suegra la voy de dejar el coñito bien regado.

Y sin poder contenerse más, puso a la mujer mirando hacia el lavabo, justo delante de donde se encontraba un espejo enorme. Se desprende de su chaqueta y la deja colgando en un perchero. Luego le levanta la falda a la mujer hasta la cintura, observando que llevaba una braga bastante diminuta, casi una tanga. Comienza acaricias aquellas nalgas diciéndole: joder suegra. Pero que buen trasero tiene. Que nalgas…firmes, redondas… uf.. me la esta poniendo dura de verdad.

Luego sin preámbulo, bajo la braguita de la mujer, haciendo que abriera los pies para terminar se sacársela completamente. Observa aquel precioso trasero, ahora desnudo, firme, prieto con uno glúteos redondos, dejando que la línea que los divide se difuminé. Las manos del hombre acarician sin descanso la nalgas, descendiendo por sus muslos para volver a subir. Luego abrió las mismas consiguiendo divisar el ano de la mujer, cuya vista en vivo, le reafirmó en que nunca nadie lo había horadado. Los dedos pronto alcanzaron los labios vaginales con sus delgados y delicados pliegues.

Oh, Esteban no sigua. -le dijo aquella intentando con su mano izquierda que dejara en paz su trasero.

-Oh suegra. Cada vez está más buena. Le voy a dar un clavada como dios manda. Al tiempo que restregaba ahora su mano por toda la raja de la mujer.

Divisó la figura de la mujer en el espejo, con sus pechos al aire, incorporado un poco su cuerpo y, volviendo manosearlos. Miro su tranca, y observó que estaba a punto de descapullar, con una erección de caballo, por lo que la enfiló hacia el trasero de la mujer, acariciando con ella las nalgas, al tiempo que le decía: ¿ha visto suegra como me tiene?.

Luego la enfiló por entre las piernas de la mujer, hasta alcanzar por fin los labios vaginales, restregándose un poco para embadurnar sus cabeza con los fluidos de la mujer, sintiendo como aquella comenzó a ronronear. Sin mucha parsimonia, presionó con fuerza viendo como más de la mitad de su pene se encaja en la cueva vaginal, ante las quejas de la mujer. No a dejó volver a quejarse, sino que de otro certero golpe de riñones le terminó de envainar la totalidad de su cipote. Ahora tenía a la madre de su mujer, completamente atravesada con su polla en un baño público.

-Esteban… que bruto… oh me revienta oo – La mujer llevaba días desde su último encuentro y parecía que sus estrecha vagina se había cerrado. Por ello percibió cierto dolor al sentir como invadía la tranca del yerno su conejito con tal virulencia. De hecho, notaba claramente la violencia que se ejercía sobre las paredes de la vagina, al paso de cipote de joven. Tuvo que arquear su cuerpo para facilitar la penetración, mientras suspiraba con cada embestida.

Lucinda, se sentía agitada, nerviosa, como una autentica puta, que era follada en un baño público, mientras se daba cuenta como su trasero rebotaba contra el cuerpo del joven en cada penetración. Sus pechos igualmente se bamboleaban al ritmo de las embestidas del joven. Tras esos primeros momentos de dureza, aquel polvo se convirtiendo en algo placentero y la mujer comenzó a disfrutar de la cogida: oh si Esteban. oh cabronazo … me tienen bien atravesada.

-siente mi polla suegra. Le tengo bien dura.

-oh si.. continúa. Dame fuerte…

Ello aceleró al joven, quien comenzó a follarla sin parar, empleando cada vez más fuerza a sus penetraciones, mientras la agarraba una mano en el trasero y otra en sus pechos. Al propio tiempo, la mujer comenzó a mover su trasero hacía atrás, al encuentro del joven, clavándose profundamente el pene del mismo.

-o si me viene. oh dame fuerte ..revientameeee

La mujer acabó como loca, apretándose fuertemente al cuerpo del joven, mientras recibía una y otra vez la verga del mismo en su coño. Tuvo que mantener el equilibrio sujetándose al lavabo que tenía delante, mientras se convulsionaba, intentando apretar la polla del joven mientras alcanzaba el orgasmo, entre alaridos contenidos y sollozos entrecortados.

Oh siiiiii

Tras el orgasmo de la mujer, la cual tuvo que ser sujetada por el joven para que no se desvaneciera ante el esfuerzo realizado, el joven aún continuaba con su pene dentro de la misma, por lo que, tras recuperarse, la comenzó a penetrar de nuevo, mirándose ambos en el espejo,

-Oh suegrita. Le juro que le voy a dejar ese coñito bien regado. ¿verdad que quiere mi lechita?

-Oh si cabronazo, córrete de una vez.. vamos llena a esta puta…

Las palabrerías aceleración la eyaculación del joven, quien reculó unos centímetros y mientras soltó un bufido, cual toro bravo lanzando sus lechadas dentro de la vagina de la tremenda hembra que tenía delante. Oh si ya me viene… ahí le va suegrita oooo

El joven se corrió de una forma brutal. Era evidente que llevaba días sin hacerlo, la ya su venia fue tan copiosa, que parte del semen comenzó a descender por las muslos de la mujer. Al sacar el cipote del coño de la misma, la mujer se miró su vagina y se la mostró diciendo: - joder..has visto como me has dejado. ¿de verdad no te habías corrido desde la última vez que lo hicimos?

-asi es suegra.

-Se nota. Me lo has dejado bien lleno.

Tras asearse un poco y arreglarse, ella le miró y le dijo: eres un loco. Tenemos que dejar esto. Será la última vez.

Luego salieron fueran, con tanta suerte que no encontraron a nadie conocido. El la vio despedirse, quedándose un rato mirando el tremendo cuerpo de aquella mujer mientras se retiraba. La mujer, no pudo con su condición y se giró para verlo, y se quedó agitada al ver que el yerno aún la seguía contemplado mientras entrada en una tienda.
 

heranlu

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Esteban y su Suegra Lucinda - Capitulo 003


Tras lo ocurrido en los baños del centro comercial, no volvió a darse otro encuentro entre Lucinda y su yerno. Y así, mes y medio después se comprobó por aquella, tras la pertinente prueba positiva, la confirmación de su embarazo. Ella acudió pronta ante su hija para comunicarle el feliz acontecimiento, siendo recibido con alegría por aquella.

Durante los cinco primeros meses del embarazo, la mujer llevó a cabo un control de su embarazo bastante cauteloso ya que podía ser de riesgo, pero sin embargo todo marchó perfectamente. La hija había recuperado un poco el ánimo y hasta había tenido algún que otro encuentro sexual con su marido, aunque no lo dejara satisfecho. Este, seguía añorando volver a poseer a su suegra, quien, pese a su embarazo, mantenía la misma figura, aunque le había crecido un poco la barriga y los pechos. El joven no le quitaba ojo cuando visitaba su casa, contemplando el trasero de aquella mujer que, ahora se estaba poniendo un poco respingón, incitándola aún más a volver a tenerla.

Por su parte, Lucinda, pese a su embarazo, tampoco podía olvidar los encuentros con su joven yerno, e igualmente añoraba volver a sentir su pene dentro de su vagina. Tras tantos años en abstinencia, haber descubierto los verdaderos placeres sexuales de la mano del marido de su hija, ahora le era difícil hacerse a la idea de que nunca más volviera a producirse.

Una de las tardes de coincidencia en la propia casa de su hija, Lucinda había acudido almorzar con los mismos. Durante la siesta, la hija recordó que tenía que acudir al centro comercial a realizar unas compras. Lucinda le señaló que ella estaba algo cansada y no tenía ganas de acompañarla. Ante ello, la hija dijo a su marido. – Esteban. Yo voy a comprar el Centro Comercial.

-espera, yo te acompaño-le manifestó aquel.

-No. No es necesario. Estaré visitando tiendas y se que a los hombres les aburre mucho. Mejor te quedas haciendo compañía a mi madre. Ella, puede necesitar ayuda en su estado.

-Como quieras- le comentó el joven. En el fondo le saltó el corazón al saber que iba a estar casi la tarde con la suegra en la casa. Llevaba tiempo sin poder estar un rato a solas con la misma, y aquella era una oportunidad que por nada del mundo estaba dispuesto a desaprovechar.

Lucinda por su parte había escuchado la conversación, e igualmente se percató de que su yerno no solo iba a cuidar de ella, sino que seguro que intentaría algo. Pese a sus oposición mental, en el fondo de su corazón ansiaba ser poseída de nuevo por el joven semental. Notó como sin poder evitarlo se le humedecieron las bragas. Pese a su estado de embarazo, sus ansias sexuales se mantenían intactas.

En cuanto la hija salió de la casa, Esteban se acercó donde se encontraba Lucinda, la cual estaba viendo la TV, y le pregunto: ¿Cómo lo llevas suegra?

-¿Qué quieres que te diga? bien. Como ves, ya se me empieza a notar la barriga.

-Ya veo. ¡Pero no has engordado casi nada! Sigue tan apetitosa como siempre. Además, me estoy haciendo a la idea de lo preciosa que debe estar “desnudita con esa pancita”. Seguro que esta para comérsela. Le insinuó aquel sin poder contenerse.

Ella le miro, enrojeciendo, y le contesto: ¡Esteban…no empieces, que te conozco! Aquello terminó. Además, debes tener en cuenta mi estado actual.

El joven sin contestarle se acercó y la rodeo con su brazos, y pasando la mano por la barriga y le dijo: vamos suegrita. ¿No me diga que no me echa de menos? Seguro que está deseando ver de nuevo mi verga y contemplar cómo se clava en todo su coñito.

Lucinda se excito ante las caricias del joven, y especialmente ante las palabras incitadoras del mismo diciéndole: Esteban detente. Esto no esta bien. ..Oh no me toques ahí.. oh estás loco. ¡que puede llegar mi hija! Mientras ella le contestaba el joven había pasado sus manos por su cuerpo acariciando sus pechos sobre la blusa que llevaba, aumentando la excitación de la mujer.

-Tranquila suegra. Su hija no vendrá hasta bien tarde. Ella se pasará gran parte de la tarde en las tiendas. ¡Uh suegrita, veo que le han crecido los senos! -le comentó mientras toqueteaba abiertamente los pechos de la madre de su mujer.

Lucinda, intentó incorporarse, pero el joven, la sujetó haciendo que se quedara sentada en el sillón mientras él se colocó de pie, ante la misma. Acto seguido, ante la mirada expectante de la mujer se abre la cremallera de su pantalón y extrae su pene, mostrándoselo a la mujer, a escasa distancia de la cara de aquella.

-¡oh que hace!. Por favor …¡estás loco!...guárdate eso.. oh dios .. exclamo excitada al contemplar después de seis meses la verga del joven nuevamente. Ahora volvía a tener ante sus ojos aquel pene largo y grueso, y con una evidente y manifiesta erección.

-¿has visto como se me ha puesto al verla suegrita?. Vamos …¿se que desea tocarla?. ¿Por qué se reprime? – le incitó el joven acercando su polla a la misma, a escasa distancia de la cara de aquella.

-Esteban… párate por favor… -exclamo aquella, excitada, enrojecida al ver tan él deseoso nabo del joven.

Lucinda reprimió sus deseos, hasta que tras la insistencia del joven, optó por tomarla en su mano, en la posición en que se encontraba, la apretó manoseándola de arriba abajo, viendo como crecía ante sus caricias, constatando de nuevo el tremendo grosor y dimensiones del miembro viril: -¡oh joder como la tienes!.

-¿Ha visto suegra?. La tengo bien dura.

Y, tomando la cabeza de la mujer la hizo acercarse a la punta de su pene. Aquella se quedó ampliamente sorprendida ante la pretensión varonil. Jamás en su vida había realizado una felación. Por ello, le contesto: ¿oh que pretendes? … ¿no pensarás que voy a meterme eso en mi boca?... ¡eres un pervertido!

Pero el joven tremendamente excitado le incita de nuevo: Vamos Lucinda. Siempre he deseado ver como se come mi polla. Tiene un boquita estupenda y preciosa. Seguro que será una delicia ver como mama mi polla. ¡Ande suegra, no se haga de rogar!. Sabe que en el fondo lo está deseando. … ¿ha visto como la tengo?… ¿ha visto mis huevos?… ¡los tengo bien cargados!

Aquella forma de hablar, a la que no estaba acostumbrada, aunque barriobajera, en el fondo le estaba calando, y notaba como la enardecía. No obstante, le contesto: -¡lo que tienes es mucha cara!. Pervertido… ¿Pretendes que tu suegra te mame la polla? ..¿sabes lo que estas pidiendo?... ¡que soy la madre de tu mujer! -

Vamos Lucinda. ¡Le prometo que luego le comeré su coñito como otras veces! - le sonrió el joven.

-eres un desgraciado. Le contesto, pero sin hacer muestra de querer soltar la tranca del joven. Lucinda miró varias veces el manubrio del joven, y ante la sorpresa del joven, quien pensaba que nunca ocurriría, sintió el calor de la boca de su suegra en su polla. Al final, había conseguido convencer a su suegra para que saboreara con su boquita su potente nabo.

La mujer no era nada experta en tales actos felatorios, pero tras meterse más de la mitad de la pieza en la boca, le concedió varios lametones por la zona del frenillo, rodeando la seta y la punta. Aquella caricias eran tan placenteras que el joven notó un placer intenso. Oh si suegra… oh que bien lo hace … continue ooo

Lucinda, comenzó a excitarse también a medida que saboreaba en su boca el pene del joven. No tardó mucho en descapullar aquel nabo, bajando el pellejo y dejado la cabeza totalmente reluciente, a la que no dejaba de aplicar su lengua haciendo delirar al joven. Luego, le masajea los testículos, palpando aquellos, apretándolos y comprobando que llevaba una buena carga de semen dentro. La polla del joven estaba a punto de estallar, mientras la mujer lo saboreaba como si se tratara de un juguete o de un helado.

Oh si … oh siga suegra oo

Para ser la primera vez, el joven estaba contemplando que aquella madurita, y ahora preñada, le estaba propinando una de las mejores felaciones de su vida. Pero, comprueba que aquello apenas acababa de comenzar. De pronto observa la cara de lujuria de la mujer, quien comenzó a aplicar su boca rodeando la punta del nabo, sacando la lengua y colocándola bajo el capullo, dándole varios lamentos.

El joven notó que estaba a punto de correrse. Mucho más cuando a continuación contempló como la mujer abre completamente su boca y empieza a engullir poco a poco el pene del joven. Esteban observa como su polla se va entrando paso a paso hasta casi desaparecer más de dos terceras partes dentro de la boca de la fémina. Oh suegra ooo si.. cómasela toda ooo

La mujer, pese a sus iniciales escrúpulos se vio engullendo casi la totalidad de aquel tremendo cipote hasta casi cerca de su campanilla. Ni siquiera ella se creía que pudiera estar haciendo aquello. Pero se notaba tremendamente excitada y deseosa. Tanto, que comienza a mover la cabeza atrás. ..adelante. atrás .. adelante, haciendo entrar y salir por su boca el falo reluciente del joven, haciendo que el joven esté a punto de estallar.

Tremendamente excitado, el joven le sujeta la cabeza a la mujer y comienza a penetrar aquella boca. Esta vez era el joven quien se estaba follando la boca de la suegra. La comenzó a presionar de tal forma, que en varias ocasiones contempló como desapareció en la cavidad bucal de la madre de su mujer la totalidad de su cipote. En ese momento barajó la posibilidad de correrse en la boca de la misma. Era algo que había soñado, pero que jamás hubiera pensado que podía estar tan cerca de conseguirlo.

Lucinda se dio cuenta de las intenciones del joven, y tras forzar, se sacó la misma de su boca y le pregunto: ¿no pretenderás hacerlo dentro de mi boca?

-oh suegra… que bien lo hace… anda termine de comérmela…

Forzada por la presión que el joven ejercía sobre su cuello, abrió la boca y se volvió a tragar nuevamente la verga del joven. Esto enceló más a Esteban que comenzó a meter y sacar con fuerza, viendo como su poderoso nabo se introducía casi hasta la base la boquita de su suegra. Llegó un momento en que no pudo más, y casi sin tiempo para avisarla comenzó a venirse.

Lucinda, se dio cuenta que en uno de los movimientos de entrada y salida de la polla del joven su boquita, notó el primer chorro caliente de espeso semen. No se lo podía creer, ¡su yerno se estaba corriendo en su boca!. Notó que esa primera lechada inesperada, la había llegado hasta la misma garganta. Intentó zafarse y no tragárselo, pero al instante otra lechada le inundó parte de su boca nuevamente. Se puso agitada, y en el nerviosismo, percibió como una parte del semen se fue a su conducto digestivo. Puso las manos delante y logró sacarse parte del pene del joven, no sin antes recibido otra nueva lechada.

Oh suegra me vengo ooo

El cuarto chorro fue directo a los labios de la mujer, y parte de la cara, descendiendo hasta el cuello de la misma. El joven no paraba de soltar lastre, viendo cómo se esparcía el resto de su semen por toda la cara de la suegra. La misma no estaba acostumbrada al sabor del semen, ni tampoco a tener tanta leche en su boca, obligando a escupirla para no ahogarse.

-oh que… oooog… joder te has corrido dentro… ¡cochino! oggg

-oh suegra ha sido fenomenal. oo

La mujer salió corriendo hacia el baño para lavarse la boca y terminar se escupir el semen que aún le quedaba en la misma.

Cuando acabó de asearse la boca y la cara, salió, aun completamente desnuda, e increpó al joven: -¿Esteban como te has atrevido?. Lo has hecho en mi boca… eres un sinvergüenza.

Lo siento suegra, pero no me dio tiempo avisarla. Jamás me había ocurrido algo semejante. Ha sido colosal. Tiene una boca perfecta para esto suegra.

-No sigas… oh joder. Aún notó el sabor de tu semen…

La mujer se iba a colocar la ropa de nuevo, cuando el joven la sujetó y le dijo: -que hace. Esto no ha acabado. ¿es que no quiere correrse ahora en la boca de su yerno?...

Lucinda le miro, sin saber si regañarle o…, pero, el solo pensamiento de sentir la boca del joven en su panocha le hizo reflexionar. Por otro lado, quería castigar al joven por lo que había hecho. Por ello, sin decirle nada, lo tomo de la mano y la llevó hasta la cama de la habitación, allí le hizo colocarse boca arriba. Luego completamente desnuda, con aquella barriga y sus grandes pechos reluciendo, se fue acercando hasta la altura de la cabecera de la cama, y abriéndose de piernas las coloca a ambos lados de la cara del joven. Luego, como una autentica salida, se agarra de los barrotes de la cabecera de la cama y va descendiendo poco a poco.

Esteban contemplaba el coño totalmente abierto de la madre de su mujer el cual iba descendiendo hasta depositarse a la altura de su boca. Miraba hacia arriba y veía la gran barriga de aquella preñada. Al instante vio como aquella le decía: -ahora empléate a fondo cabronazo. ¡Te voy a hacer pagar todo lo que me has hecho hoy!. Oh si… así ….apenas terminó la frase, ya que sintió la lengua del joven lamiendo en forma de autentica brocha toda la raja del coño.

El joven notó el sabor de la anterior corrida de la mujer, y el intenso olor a como hambriento, que se le impregnó en sus propias fosas nasales. El buen trabajo realizado por el yerno llevó pronto a la mujer a casi depositar su raja sobre la boca de aquel, mientras se restregaba a placer y entre gritos, de adelante hacia atrás, con lo que le llevo alcanzar un nuevo orgasmo. Esta vez, se recreo en el mismo, y presionó sobre la boca del joven, quien se vio obligado a tragar sus fluidos y los restos de su corrida.

-oh cabronazo… que bien me lo comes ooo siiii me vengo….

Luego ya cansada por aquella posición y el propio peso de su cuerpo, se echó sobre la cama para descansar.

El joven, había comprobado que su mandarria había recobrado vida de nuevo, por lo que se incorporó, y se abrazó a su cuerpo desnudo. Luego la arrastró un poco hasta colocarla con su trasero al borde de la cama y colocándose entre sus piernas acercó su pene a la raja de aquella.

-pero Esteban… ¿si te acabas de correr?¡ya estás de nuevo así!...

-viendo una mujer como Vd. es imposible que no se me vuelva a poner dura..

Colocó la verga a la entrada de la vagina. La miró, viendo como aquella exclamo agitada: ¿qué esperas? ¿Vamos follame! Te quiero dentro.

Sin esperar una nueva petición del joven comenzó a entrar en aquella jugosa cueva, empujando hasta terminar de ensártale la totalidad de su nabo, lo que fue acompañado de movimientos de cadera y cuerpo por parte de la mujer, quien no dejaba de ronronear a medida que su coño era martilleado por el falo del joven.

-¡Oh si Esteban me gusta!- susurraba sin parar, moviendo sus caderas buscando cada vez el contacto con el joven.

Aquello aumentó las profundas penetraciones del muchacho, machacando el sexo de la hembra sin parar. Los sollozos que salían de su garganta no tenían nada que ver con lo que ocurría entre sus piernas. Totalmente anegado, su coño recibía el falo del joven con autentico gozo, alcanzando nuevamente su tercer orgasmo de la tarde.

Tras dejarla descansar un momento, el joven continuó, colocando esta vez las piernas de la suegra sobre sus hombros, mientras le seguía empujando su verga hasta el fondo de su vagina. Viendo el tremendo trasero de su suegra y, como le endiñaba una y otra vez su pene, el joven terminó por venirse. Oh si me corro suegra ooo

Tras acabar, ella le dice: tenemos que vestirnos y asearnos, Puede venir mi hija. Mientras se vestían ella le dijo: eres un sádico, un verdadero cabronazo. Me estas llevando por caminos de autentica perdición. Luego le sonríe, y le contesta: ¡pero creo que me está gustando!

El joven le sonríe, y observando el trasero de su suegra, le da una palmada en el mismo diciéndole: “Otro día quiero romperle es culo”. ¿Seguro que nadie se lo ha hecho por ahí?.. ¿verdad suegra?

Aquella le miro, enrojeciendo y contestándole: Por supuesto que no. ¿Qué te has creído? Y añade: ya ¿y tú quieres ser el primero en rompérmelo verdad?

-Uno de esto días será mío.

Ella no le contestó, sino que se fue al baño para asearse. Esteban siguió contemplando la imagen de la madre de su mujer, con aquel trasero desnudo, quien sabedora de sus miradas, se alejó contoneándose. El joven se dijo a su mismo: ¡joder, ese culo tiene que ser mío!

Pasaron los meses, y dado el estado de avanzado estado de gestación de Lucinda, la misma se traslado a vivir con su hija de forma permanente. Trascurrido el período de gestación, aquella dio a luz una niña, lo que fue recibido con tremenda satisfacción por su hija Adelina.

Desde los primeros meses de alumbramiento, la hija de dedico en cuerpo y alma al cuidado del bebe hasta el punto de que, la madre solo tenía que darle de mamar y algún cuidado más. Todos estaba satisfechos viendo como Adelina recuperaba su ánimo, y ahora se mostraba con muchas ganas de vivir.

Los encuentros sexuales entre Esteban y su mujer, pese haberse normalizado un poco, la misma ponía poca atención, como si la niña llenara toda su vida. Pese a que el nacimiento de su hija también había ilusionado al joven, éste observó que su vida sexual era bastante monótona y poco activa. No tardó mucho en recodar las cogidas con su suegra, y a medida que fue pasando el tiempo esa añoranza se incrementó.

Dada la permanencia de su mujer en su casa, apenas podía tener tiempo para estar a solas con su suegra. Por otro lado, Lucinda había advertido que su yerno quería continuar la relación, pero ello no lo tenía nada claro: no quería perjudicar a su hija Adelina. De esta forma transcurrió casi ocho meses desde el nacimiento de la menor, sin que la suegra volviera a tener contacto sexual con su joven yerno. Es cierto que, pese a todo, la mujer añoraba ser tomada de nuevo, pero se reprimía por su hija.

A los ocho meses, tras haber dejado de amantar a la niña, decidió trasladarse de nuevo a vivir a su casa y dejar solo al matrimonio con el bebe. Accedió a que se realizara los trámites necesario para que la niña fuera inscrita como hija de Adelina. Ella sabía que dejaba a la bebe en buenas manos, que no era otra que su hija mayor.

Así transcurrieron unos dos meses durante los cuales Lucinda continuaba viniendo de forma esporádica a la casa de su hija, pero residiendo en su domicilio habitual. Y, con la finalidad de evitar cualquier contacto con su yerno, una mañana sorprendió a todos con la noticia de irse a vivir con una hermana suya jubilada, que residía en otra provincia.

Tras casi nueve meses viviendo con su hermana, decidió regresar a petición de su propia hija Adelina. Pensaba que, tras ese tiempo, el yerno se había olvidado de ella. Sin embargo, una tarde, a las dos semanas de haber regresado, recibió la visita de su yerno en su propia casa. Al verlo, Lucinda se quedó agitada, nerviosa, sin saber como reaccionar. No se lo esperaba. No es que no quisiera verlo, sino que era temerosa al saber que aquel intentaría de nuevo seducirla.

Pese al tiempo transcurrido, en su interior deseaba ardientemente volver a ser poseída por su joven yerno, sentir su tremenda tranca dentro de su vagina, sus labios en su vagina…Ahora, al tenerlo tan cerca, se quedó como paralizada: oh Esteban... ¿A qué has venido?

-Vaya suegra. ¿Perece que no le agrada mi presencia?

-No es eso. Solo que … Esteban. Sabes que no podemos volver hacerlo. ¿Cómo se te ocurre venir a mi casa solo? Le contesto entre nerviosa y sin saber que decirle.

-¿De verdad no me va a dejar entrar? le preguntó el joven.

Ella no le contesto, simplemente le abrió totalmente la puerta, accediendo el mismo. Luego se fueron hasta la cocina, y le pregunto: ¿quieres tomar algo?

-bueno, una taza de café me tomaría.

Ella se puso a prepararlo, mientras el joven se sentó en la mesa de la cocina. Observó con detenimiento el cuerpo de aquella mujer, a la que el embarazo no le había afectado, salvo que le habían crecido un poco los pechos. La misma llevaba ese día un vestido ligero, de estar en casa, que se ajustaba bastante a su cuerpo mostrando su anatomía, ya que era de una sola costura. En la posición en que se encontraba prestó bastante atención al trasero de la misma.

La mujer se dio cuenta de dicha circunstancia, y girándose hacia el joven le recrimina diciéndole: Esteban…¿no me estarás mirando el culo?

-¡El culo y el fenomenal cuerpo que posee suegrita!. La verdad es que, pese al embarazo, sigue tan buena como antes. Le contesta aquel sonriendo.

-¡Esteban no empieces. Ya te dije que aquello terminó. ¡No hagas que me enfade! Le contesto ella, intentado ser grave en sus palabras.

- Relájese suegra. En el fondo sabe que está deseando que la vuelva a poseer. ¿Acaso va a negar que añora mi tranca entrando en su coñito? ¿o mi lengua pasando por toda la ranura de su conejito? Le respondió aquel sabiendo que sus palabras causarían efecto en la mujer.

La mujer se estremeció ante aquellas palabras. Sabía que el joven había dado en el clavo, pero no podía aceptarlo. O al menos, ella pensaba que iba a tener fuerzas para poder reprimir su deseo contenido de solicitar que la tomara allí mismo. Por ello, intento aparentar enfurecimiento, contestándole: ¡debes respetarme Esteban! ¡pese a todo soy tu suegra, la madre de tu esposa! No continues con …

El joven se había incorporado, y se fue acercando donde se encontraba, al tiempo que le decía: ¡no se sulfure suegrita!. Ya se que es la madre de mi esposa, pero también es la madre de mi hija, de la que yo soy el padre. ¿acaso va a olvidar cuanto cariño pusimos para traerla al mundo?

-oh no te acerques más. Esteban… mejor será que te marches…oh no sigas… exclamo, mientras el joven la tomaba entre sus fuertes brazos, y la sujetaba desde atrás, apretando su tranca contra su trasero a fin de que sintiera la pujanza de su nabo.

-Suéltame Esteban. … esto es un error…

-Uh suegra, ¡que trasero más perfecto tiene! ¿Siente como se pone mi tranca ante el contacto? Y que pechos, ¿le han crecido un poco?- añadió el mismo mientras con su manos alcanzaba desde atrás los pechos de la mujer. Los cuales manoseó a su antojo sobre el vestido, agarrándolos y sobándolos, consiguiendo excitar a Lucinda.

-Oh no sigas. Oh Esteban. exclamo, sabiendo que el joven estaba consiguiendo volver hacerla caer.

Pronto el joven, le subió el vestido hasta la altura de la cintura, quedando el trasero de la mujer a su vista, solo cubierto con una braguita blanca. ¿Oh que haces …nooo!, Pero el hombre, con prontitud logró tirar de los laterales de la prenda interior y bajarle las bragas más debajo de sus rodillas, quedando aquella preciosas nalgas al descubierto.

Sin poder contenerse, se agachó y forzando un poco a la mujer a reclinarse, aquella terminó por apoyarse en el poyo de la cocina. El joven le abrió las nalgas y comenzó a lamer el suculento chochete de la misma. Apartó un poco los vellos, dejando a la vista los labios vaginales, que pronto untó con sus lengüetazos, que encelaron a la hembra.

Lucinda llevaba tiempo deseando sentir la lengua del joven en su panocha, y ahora, sin pensarlo más se entregó dejando que el joven lamiera a placer su raja, facilitándole la labor abriéndose bien al efecto. Es más, se giró y colocándose de frente al joven le ofreció su coño, el cual puso en la misma cara del joven. No solo se quedó en ello, sino que al sentir la lengua del joven hurgando todo el interior de su vagina, sintió como se fraguaba un rápido orgasmo, tomando la cabeza del joven, atrayéndola contra su entrepierna, y terminado por correrse ampliamente entre sonoros gemidos que se resonaron en toda la casa.

Oh si…oh me hecho venirme oooo.

Tras recuperarse, observó que el joven no había perdido tiempo, se había bajado el pantalón y lucía ya su tremenda daga con un erección más que notable. Al ver como se encontraba el marido de su hija exclamo: oh cabronazo. ¿ya estas así? . Pese a desearlo, recordó que podía estar en su días fértiles nuevamente, y no quería volver a quedar embarazada, por lo que le detuvo y le dijo:

-No Esteban. Hoy no podemos. Creo que puedo estar ovulando. No quiero volver a quedar embarazada de nuevo.

El joven se quedó como cortado, ya que había abrigado la esperanza de volver a clavar aquella mujer de nuevo. Pero el deseaba follarla como fuera. Recordó que tenía un culito perfecto, y excitado le manifestó: - Vale… si no quiere que follemos por la vagina, tiene un precioso culito, en que desde hace tiempo he soñado clavar mi polla.

La mujer le miró como si hubiera visto al mismo demonio, exclamando: ¡estas chiflado! Por el ano… jamás te lo permitiré. Eso es una aberración. Además, nunca me lo han hecho. Ni lo sueñes.

¿Vd. decide? ¿Me la follo por el coño o por el culo?. No me voy a machar sin clavar mi polla en alguno de su agujeros. - exclamó con decisión.

-¿No pretenderás violarme?.. si quieres puedo hacerlo con la boca. se que es asqueroso, pero…

-No trate de convencerme suegra. ¿su culo o su chochete? ¿elija?

La mujer se dio cuenta que el joven estaba fuera de si y que no iba cesar hasta follarla por alguno de sus agujeros. Como pudo, se escapó del abrazo y salió corriendo hasta su dormitorio. Intentó cerrar la puerta, pero el joven forzó y logró que cediera entrando ambos en la habitación.

-No. Esteban… no intentes violarme…. ¡gritaré!... ¡te denunciaré!

-Haga lo que quiera suegra, ¡pero por mis cojones que la voy a clavar de una u otra manera!

La mujer intentó forcejear con el marido de su hija, pero pronto aquel le demostró su poderío físico, haciendo que cayeran juntos sobre la cama, ella boca arriba y el encima de ella. Volvió a forcejear con la misma hasta lograr abrirle las piernas colocándose entre medio de ellas. Viendo que ella intentaba zafarse, le manifestó: ¡Así que quiere guerra suegra…pues la va a tener!.

Al instante la dio vuelta, dejándola boca abajo sobre la cama, mientras se montaba sobre las nalgas de la misma, mientras comenzaba a dedear la vagina de la misma, embadurnando sus dedos para terminar por llevarlos hasta el orificio trasero. Lucinda dio un alarido al sentir dos dedos del joven hurgar el mismo, hasta conseguir tras varios intentos que los mismo entraran hasta los nudillos.

-oh no eso nooo le decía.

¡Abrase suegra!. ¿Verá que al final le va a gustar?. Así no queda embarazada.

Pese a sus quejidos, pronto Esteban logró alojar la totalidad de dos de sus dedos, profundizando e intentando alargar aquel hueco. Pese a los alaridos de la mujer, el joven observó como el esfínter iba cediendo y pronto sus dos dedos entraban con total facilidad. Esto lo estimuló a intentarlo con tres dedos. Más gritos de la misma. Vociferaba acordándose de toda la familia del joven, pero este seguía sin inmutarse, y a lo suyo.

La mujer se dio cuenta que el marido de su hija la iba a sodomizar esa tarde. Entre nerviosa, excitada y dolorida, percibió como los tres dedos del joven hurgaron ávidos su orificio anal. Aunque le parecía aberrante, se dio cuenta que pese a estar siendo violentada, esa trasgresión la excitaba y, su cuerpo comenzó a aceptar la penetración de los dedos del joven. Ahora entraban y salían con total desenvoltura.

La agitación de la mujer se incrementó con el folleteo de su ano que le estaba aplicando su joven yerno. Comenzó instintivamente a levantar su trasero, como si aceptara aquella intromisión.

El joven ante ello se dio cuenta que la mujer estaba cediendo y que podía clavarle su daga por ahí. Viendo como el agujero de la mujer se había dilatado más de lo que esperaba, sin esperar a razones, sustituyó sus dedos por su pene, viendo como proto aquel agujero se tragaba todo su glande. Ella intentó cerrar, apretando las paredes de su ano, pero el joven presionó viendo cómo iba entrando una parte del nabo.

Oh no cabron oo noo te voy a matar ooo

Pero ello, solo lograba enardecer al joven, quien volvió a presionar viendo como lograba introducir casi la mitad del mismo. la sensación era indescriptible. La presión que ejercía las paredes del ano sobre su pene era tal, que parecía que lo iba a estrangular allí mismo.

-vamos suegra… relajase… déjeme entrar… le juro que se la voy a clavar toda… así que si no se relaja será peor..

Oh te matareee..

Viendo que la mujer no cedía, el joven comenzó a darle palmadas en el trasero de aquella. Aquello excito a la mujer, quien exclamaba: oh cabron no me pegues ooo

-Vamos suegra. No se una niña mala. Abrase …

Las palmadas eran cada vez más fuertes, hasta el punto de que dejaron enrojecidas las nalgas de la hembra. Y, curiosamente el joven percibió como ello logró hacer que cediera aflojando su ano, viendo como de un violento y certero empujón, le terminó de alojar completamente la totalidad de su daga en el orificio anal. ¡Esteban no se lo creía…!

La mujer por su parte notaba ahora, la totalidad del tremendo falo del joven. como si la estuviera reventando. Tenía su culo totalmente abierto, sabía que el joven lo había abierto con tu tranca como jamás lo había hecho nadie. Sentía los testículos del joven golpear sus nalgas, en manifiesta evidencia de que el joven le había encajado la totalidad de sus genitales.

Pronto el joven comenzó a llevar a cabo un bombeo, entrando y sacando su verga del recto de la mujer, primero poco a poco, para luego ir incrementando, viendo, como el agujero anal cedía y la follada comenzaba a ser mas placentera.

Oh cabronazo. …al fin lo has conseguido… oh te voy a matar ooo

-Cállese suegra. Disfrute de la polla de su yerno. Joder …nota como se le abre su culito. Se la ha comido toda… oh suegra que culito tiene… me encanta fallárselo …

Lucinda, se sintió transportada a otra dimensión, y al momento comenzó a disfrutar de aquel empalamiento. Era una total sumisión, pero noto como se fraguaba un nuevo orgasmo, esta vez al ser enculada por su yerno.

Comenzó a gritar, bufear, … decía cosas sin sentido: oh cabron… sii revientamente… métela toda … ooo siiii.. mientras reculaba su trasero en busca de la polla del joven, quien veía como su nabo salía casi en su totalidad, para luego volver a envainárselo hasta los mismos testículos.

Lucinda no pudo más y terminó convulsionándose, hasta correrse ampliamente, terminando por aplomarse sobre la cama.

Por su parte, Esteban se dio cuenta que también tenia que acabar. Estaba a punto de venirse, por lo que comenzó a penetrar el trasero de la suegra, con tal violencia y fuerza, que hizo clamar a la mujer que parara. Pero el, solo pensaba en alcanzar su orgasmo, el cual no se hizo esperar, sintiendo como comenzaba a soltar lechada tras lechada dentro del ano de la madre de su mujer. Oh si suegra …me viene. oooo

El esfuerzo había sido tan considerable, que quedó abatido sobre el cuerpo de la mujer, con toda la verga clavada en el culo de aquella. Tras unos momentos, se incorporó. Al retirarse contempló el enorme socavón que tenía el trasero de la mujer: era tres veces su tamaño normal. Del mismo observo que brotaba una mancha blanca de semen, mezclado con gotitas de sangre. ¡Había reventado a la suegra!

-Oh .. esteban. Me has violado. Me has ultrajado… me has reventado por dentro.

-Lo se suegra. Pero jamás cambiaría este momento. Ha sido algo inolvidable. Tiene un trasero de infarto. Jamás pensé que follarla analmente me iba a producir tanto placer.

La confesión le agradó y sorprendió a la mujer. Pese a todo se marchó a asearse en el baño. Luego regresó y se acostó al lado del yerno, que yacía rendido en la cama, quedándose abrazado al mismo, entrando en un sueño profundo.


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