Esposa Engañada

amamaza

Virgen
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Uno más, estaria super erótico tener una esposa así que lo disfruten :icon_razz::icon_razz::icon_razz::icon_razz::tickedoff:

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Esposa engañada

Esto me ocurrió hace un año atrás, cuando estaba por cumplir mis 26 años de edad y contaba sólo con 6 meses de casada. Salía de mi trabajo (soy abogada) con destino a mi entrenamiento habitual de natación. Desde chica practiqué natación y he llegado a competir por mi club obteniendo varios premios. Si bien ya no competía, seguía entrenando tres veces por semana Como podrán imaginarse tengo un físico muy bien desarrollado y armado. Soy morocha de ojos azules, mido 1.75 mts. Y tengo un buen par de tetas y un culo duro, redondo y parado. A juzgar por lo que dicen mis amigos soy muy bonita.

Tuve una educación de colegio religioso y padres cerrados. Cometí el error de casarme virgen, aunque no faltaron las proposiciones para perder el virgo incluso las de mi actual marido antes de casarme. Pero mi decisión fue esa. Sexualmente no tenía mucha experiencia que digamos.

Volvamos al relato. Manejaba mi auto hacia el club que queda a las afueras de Buenos Aires hasta que me paró un semáforo. Mientras esperaba que me permitiera el paso, vi salir de un albergue transitorio a una camioneta blanca importada como la que tiene marido. Me pregunté si era él el que salía de pasarse a una tía. Es que no hay muchas camionetas como esa en la ciudad y menos blanca. Decidí perseguirlo para cerciorarme de ello.

A las cinco cuadras logré darle alcance. El muy hijo de puta se había encamado con (lo averigüé después) una compañera de trabajo.

Pare el auto, me bajé y comencé a caminar por la ciudad enfurecida. No podía creer que a seis meses de casada ya me engañara. Había esperado sexualmente toda mi vida por él y ahora me traicionaba con una compañera.

Los días que pasaron hasta el jueves fueron lamentables. A él no le demostré nada. No sabía que hacer hasta que una idea explotó en mi cabeza. Venganza.

Yo era un preciado objeto para mi marido. Él mismo me lo decía. Era tremendamente celoso de que alguien me mirara más de la cuenta. Podía pelearse con cualquiera por mí. La venganza consistiría sin duda en eso: hacerle explotar de celos.

Ese jueves volví a mi entrenamiento de natación pensando como urdir un plan.

Apenas cambiada con mi trae de baño enterizo de competición me encontré elongando sus músculos a Mario. El es un compañero de equipo que siempre se tiró lances conmigo, al cual siempre rechacé riendo. Me decía a menudo que tenía un físico increíble y que le apetecía tremendamente mi cuerpo. Yo simplemente le hacía callar diciéndole que no era verdad.

Mario es un morocho de 1.90 mtrs y como se podrán imaginar un cuerpo formidable. Siempre utiliza un diminuto slip para entrenar y competir que deja a la imaginación su tremendo paquete.

Mi marido lo conocía y lo odiaba terriblemente. Se ponía verde cuando sabía que competiría en algún club con él. Por eso y aún cuando no le gustaba mi actividad siempre me acompañaba para no dejarme con Mario.

Ese día no fue una excepción.

Me elogió el cuerpo. No se porqué esta vez hizo referencia en mis pechos. Nunca lo hacía ya que mi traje de baño siempre las aplastaba por lo que jamás las lucía. Esto me sorprendió y me halagó.

Pero me sorprendió aún más lo que dijo después. Me comentó que su novia competiría en otra ciudad por lo que estaría solo ese fin de semana largo en su casa de fin de semana y me invitaba a pasarla con él. "No te arrepentirás" me dijo "la vas a pasar como nunca." - - No. Estás totalmente loco - le contesté - - A tu marido le podemos decir que también compites... - - Tu sabes que el me sigue a todos lados, aún si compito fuera. - sin decirle más me di vuelta y me lancé al agua

En un descanso del entrenamiento, salí del agua y me senté al borde del natatorio pensando en lo que Mario me había dicho. Comprendí que era la mejor manera de llevar a cabo mi venganza con mi marido. - - Estás pensando mi propuesta? - me preguntó acercándose a mí - - Realmente me gustaría pasar un fin de semana de tres días fuera de la cuidad... - - Pues listo vente conmigo... deja ya a tu esposo... - - Sabes que no puedo, la única forma es que vaya con él. - sentencié y volví al entrenamiento

Cuando hube terminado me dirigía al vestuario para cambiarme, pero él me interceptó. - - Pues bien... Ven con tu marido... Mira lo que hago por tenerte cerca. - - Acepto pero con una condición - le dije. Él me miró preguntándome cual era esta. - Le voy a decir que estará tu novia ya que de lo contrario no querrá ir. Después veremos que le decimos.

Mario asintió con la cabeza. No me costó mucho convencerlo aún cuando lo odiaba.

Al día siguiente compré ropa provocativa para la ocasión e incluso un par de bikinis. Me excité mucho al imaginarme la situación.

A las 11 horas del sábado llegamos con mi marido a la casa de Mario. Éste nos recibió en traje de baño. Nos ofreció su cuarto que era más grande ya que él dormiría solo.

A los pocos minutos yo me encontraba con una diminuta bikini amarilla en la pileta.

Mario no podía creer lo que veía a juzgar por sus ojos. Es que mis poderosos globos escapaban de la tela remarcando las redondeces. Los pezones se notaban nítidamente bajo la tela. Me había depilado cuidadosamente para que mi frondoso pubis no emergiera de la parte interior. Mi culo se veía a pleno

Cuando mi marido me vio me dijo de todo menos que quedaba bien. Yo le contesté que era un anticuado. Estuvo enojado toda la mañana y peor, después de los halagos que me propinaba nuestro anfitrión.

Pasé todo el día tomando sol y tremendamente cachonda de solo pensar cual era mi plan.

Tomé el auto a la tarde cuando el sol ya había caído para hacer las compras. Ninguno de los dos me vio salir. Compré la comida para la noche y sobre todo mucha bebida. Champaña de la mejor y varias botellas.

Mario me descubrió en la cocina poniendo al frío las botellas - - Que bien que estás, Ana - exclamó al verme vestida con una diminuta pollera color azul y una camisa blanca sin sostén. Yo le agradecí. Mi marido lo contrario me retó por o que tenía puesto.

Comimos al aire libre junto a la pileta. Mario no dejaba de mirar sobre todo porque yo había desprendido un par de botones y alcanzaba ver un poco de la redondez de mis tetas.

Bebimos a discreción. Yo sabía que mi marido tenia poco aguante con el alcohol. Ya había comenzado a embriagarse a juzgar por su risa constante y sus frases que ya se tornaban incoherentes.

Un par de botones más hacía que mi camisa estuviera cerrada desde abajo hasta mi ombligo. Aunque todavía no mostrara nada.

Me levanté para ir en busca de otra botella. Cuando volví mi camisa se abrió dejando mi teta derecha al desnudo. Mario se alucinó con la imagen. - - Se le ve una teta - gritó mi marido totalmente ebrio comenzando a reírse. Mario rió con él.

Yo no hice nada por cubrirme

Las incoherencias de mi marido iban en aumento y las provocaciones de Mario también.

Fue tiempo de traer otra. Cuando volvía para que Mario la descorche pase junto a mi marido que seguía riéndose descontroladamente - - Ya esta bien de risas - le dije. Él me miro y apoyando su mano en mi cintura me empujó, lo que hizo que cayera al agua con botella y todo - - Cállate tu - me dijo cuando pude sacar mi cabeza fuera de ella y riendo una vez más.

Mario me ayudó a salir del agua. Sus ojos se salieron de órbita cuando mi camisa se pegó a mi pecho transparentando todo. Pero yo había decidido dar un avance a mi venganza. Cuando Mario me alcanzó una toalla le dije que esperara y me quité la camisa por completo. Mis pezones estaban duros un poco por el frío y otro poco por la calentura. Mario estaba fascinado con mis tetas que flotaban. Pero el se quedó parado mirándome con el brazo extendido ofreciéndome la toalla. Yo tomé el cierre de mi pollera lo abrí y las solté. Pesadamente cayó al piso dejando ver que solo llevaba entonces una diminuta tanga de seda blanca que por la humedad transparentaba mi vello púbico cuidadosamente depilado. - - Será mejor que también me quite esto. No? - pregunté a Mario. - - Claro - dijo sin dudarlo. Sin más me quité la última prenda

No podía creer lo que estaba viendo. Se deleitaba con mi desnudez pero al mismo tiempo lo miraba a mi marido sin entender como no dejaba de reírse sin reaccionar.

Le pedí que busque la botella que se encontraba en el fondo de la piscina mientras yo me secaba. El la buscó y la descorchó mientras subía la escalinata. - - Tomamos otra copa? - preguntó - - Claro. La noche recién comienza. Le contesté esforzándome por mostrar mi desnudez a él y sobre todo a mi marido que ya no entendía que estaba ocurriendo.

Mario le sirvió a mi marido otra copa y luego nos sirvió a ambos - - Por que brindamos? - pregunté - - Por tu hermosa desnudez - dijo gozando con cada centímetro de mi cuerpo desnudo y excitado - - Te gusta mi cuerpo? - pregunté - - Es hermoso - dijo entregándome la copa - - Pero no es justo... - le dije - - Que es lo que no es justo? - - Que sea la única que está desnuda - le respondí suelta. Él miró a mi esposo recordándome que estaba frente a nosotros- No te hagas problemas por él está un poco ebrio. - - Bueno si tu lo quieres- me dijo quitándose su traje de baño - - Dios Mio!!! - exclamé al ver el tamaño de su polla. Era enorme aún cuando la tenía dormida. Un glande enorme coronaba su instrumento.

Me acerqué a él para brindar, luego de lo cual me tomé toda la copa. Una vez agotada la bebida tiré la copa al agua y decididamente, mirándole fijamente a los ojos tomé su tronco con mi mano. Sin cambiar mi mirada acaricié polla. El se acercó y me besó en los labios. - - Para esto querías que viniera?- pregunté mientras comprobaba como crecía gracias a mis caricias? - - Te deseo - solo atinó a contestar.

Si decir más me arrodillé frente él y metí su capullo en mi boca cuidando que mi marido pudiera contemplar completamente lo que hacía. No era experta en mamadas ya que a mi marido se lo había hecho solo un par de veces. Pero su sabor y su palpitar bajo mis labios hicieron que enloqueciera

Su tranca comenzó a crecer, al punto que tuve que hacer un verdadero esfuerzo para introducir el glande. Lo apretaba con mis labios y cada tanto pasaba mi lengua a lo largo de su tronco y por su huevos sin de mirarlo directamente a los ojos.

Mis pensamientos eran confusos por el alcohol. Mi marido estaba sentado a un par de metros mientras yo conocía la segunda polla de mi vida, que por cierto era de mejor tamaño que la primera y sabía mejor. Este pensamiento hizo que enloqueciera por lo que comencé a chuparle el zipote con energía. - - Nena, si no te detienes me correré en tu boca - me dijo deteniendo mi accionar. - que te parece si vamos a mi habitación? - preguntó deseoso de comerme - - Quedémonos aquí - le supliqué - - Pero tu marido...? - - Que mire y se entretenga

Mario no hizo objeción, me tumbó en el suelo junto la piscina. Primero me besó apasionadamente. Luego sus besos y lamidas bajaron por mi cuello hasta llegar a mis pechos. Mi respiración se hacía cortada, sobre todo pensando que iba a tener sexo con otro hombre que no fuera mi esposo en presencia de éste. Se detuvo en mis pequeños pezones. Los lamió y mordisqueó. Su camino hacia mi almeja continuó, pasando por mi almeja y haciendo luego jugar su lengua con mi pequeño triángulo púbico.

Segundos después su lengua ingresó a mi chocho capturando primero mi clítoris que quemaba de excitación y luego introduciéndola en mi interior. - - Me gusta el sabor de tus jugos - me dijo. Pero no esperó respuesta. Comenzó a lamer y succionar mi erecto clítoris con furia. Mientras él me propinaba este placer, busqué con mi mirada a mi marido. Se había bajado sus pantalones y se encontraba zipote en mano masturbándose. La visualización de mi marido hizo que alcanzara un extraordinario orgasmo y lo anuncié con un grito desenfrenado. - - Fóllame, te lo suplico... penétrame con fuerzas - le pedí como si mi vida dependiera de ello. - Muéstrale al cabrón de mi marido como se hace

Yo me encontraba de acostadas con mis piernas abiertas. Mario se incorporó mostrándome su miembro a pleno. Yo lo tomé con mi mano y lo acaricié. Pero Mario apoyó el capullo en la entrada de mi sexo que se encontraba totalmente húmedo. - - Clávame tu estaca. - le pedí Si más el movió su cadera hacia adelante penetrándome hasta la mitad de su pene. Tuve así otro orgasmo. Pero este fue distinto al todos los que había tenido en mi vida, que habían sido pocos por cierto. Sentí como los músculos de mi vagina apretaban la verga de mi amante en contracciones continuas. Creo que no fue un solo orgasmo sino varios encadenados y no se cuanto duraron Grite de placer como jamás lo había hecho. Mario al sentir todo esto mando su ariete hasta el fondo lo que prolongó mi estado orgásmico.

Sentí como su semen inundaba a borbotones mi interior mientras golpeaba sus huevo contra mi. Mi marido yacía en su reposera totalmente ebrio y con su mano llena de su propio leche. Mario me ayudó a llevar a mi esposo a la cama, luego de lo cual dormimos todos ya que el alcohol por demás había hecho estragos en los tres. A la mañana siguiente fui la primera en levantarme. Me acerqué a la piscina y me tiré como un lagarto a tomar sol pero con mis pechos al aire vestida solo con una pequeña braga turquesa Mientras tomaba sol pensé en lo que había ocurrido la noche anterior y volví a ponerme cachonda Mario fue el segundo en aparecer. Quedó un poco cortado al verme así tomando sol. Me dí cuenta que los efectos de la bebida le había creado un confusión que no le permitía razonar que lo que había pasado fuera cierto. - - La pasé muy bien anoche - le dije - nunca había disfrutado como ayer - - Yo también - respondió seguramente aclarando sus ideas. Me preguntó que pensaría mi marido, sabiendo que recién hacía 6 meses que estábamos casados y ya había realizado semejante cachondeo.

Le comenté entonces que se había tratado de una venganza por su engaño descubierto días atrás. El lo comprendió. Le dije que había gozado con él como nunca lo había hecho con mi marido. Le pedí ayuda para seguir con mi venganza. El me apoyó contundentemente. - - Es muy probable que mi marido no se acuerde de nada, por lo cual es probable que hiciera un escándalo - le comenté. - - No te preocupes estoy contigo. Es más te ayudaré a vengarte y ponerlo tieso - me apoyo A la media hora mi marido apareció en escena. Y se puso loco al verme en tetas frente a Mario. - - Que haces con los pechos al descubierto? Vístete de inmediato... - gritó - es que no ves que frente a ti hay alguien que no es tu marido? - - Que tiene de malo - le respondí haciéndole frente - - Tiene de malo que no quiero que te encuentres así - - Pues no me pienso cubrir. Me gustan mis tetas y no me preocupa que Mario mes las vea. Sé que a él le gustan. No es verdad? - esto lo hizo explotar más, sobre todo cuando Mario asintió mi pregunta. - - Pues te ordeno que te vistas y nos vayamos - sentenció - - Vete tú. Yo me quedo y así como estoy. Y más te vale que no sigas porque me quito lo único que me queda.- amenacé mientras me zambullía en el agua. Mi esposo protestó un rato pero como con lo escuché más, se tranquilizó y a su pesar lo aceptó Cuando salí del agua les serví un trago a todos procurando pasar mis pechos cerca de Mario para forzar la situación - - Me pasas bronceador, Mario - le dije poniéndome de espaldas y siguiendo con mi plan -él asintió de inmediato - - Esto se ha tornado de castaño a oscuro.

Primero te muestras desnuda para luego pedir esto.. - gritó mi esposo Mario había corrido mi pelo a un costado y me pasaba aceite por la espalda. - - No sé por que dices eso después de lo de ayer - - Ayer? Que ha pasado ayer? Preguntó sobresaltado mientras Mario acariciaba mi culo con sus manos e incluso había levantado un poco la tela para cubrir más piel con su masaje - - Te la has pasado de lo lindo viendo como follaba con Mario - - Qué han follado ustedes?.... - gritó medio aturdido - - Si frente a ti - le dije clavando la daga en su pecho. - Y tú lo has incitado. Y no sólo eso, te has masturbado mientras él me penetraba - - No es posible - volvió a gritar mientras yo me daba vuelta para que Mario me pasara bronceador por el pecho. - - Es más. - continué intentando dar la estocada final - justo en el momento en que Mario se corría llenando el interior de tu esposa de semen en cantidad, tu te corriste al unísono - dije mientras Mario acariciaba mis senos con aceite y ponía mis pezones duros como el mármol- Que no te acuerdas? - - No es posible - insistió alienado. Mario había llegado a mi vientre y comenzaba a acariciarlo cerca de la tela de mi traje de baño. Yo estaba a mil -No sólo es posible, he descubierto como se disfruta el verdadero sexo - le contesté mientras despegaba la tela de mi slip turquesa dejando ver mi monte de Venus cuidadosamente depilado. Mario entendió el mensaje a mi vello púbico e incluso pasó sus dedos por mi Me encontraba extremadamente caliente al pensar que mi marido observaba como Mario acariciaba mis partes íntimas - - No entiendo porque me haces esto - dijo mi esposo quejosamente mientras Mario me quitaba la última prenda que me quedaba y yo e sentaba frente a ambos con las piernas semi abiertas para que puedan ver mis labios vaginales brillantes de flujo. - - Pues pregúntale a tu compañera de trabajo... - - ¿Como? - - Que le preguntes a la compañera de trabajo que follaste el martes - le contesté a rajatabla - - De que hablas? - - Te he visto salir de un hotel con tu camioneta - hice una pausa en la que el se quedó callado pensando en una respuesta posible- Mario quítate eso y déjale ver a mi marido la hermosa polla con que cuentas y con la que me has dado placer. Mario se quitó su slip haciendo saltar su polla por el aire. Yo comencé a acariciársela con la mano lo que hizo que se comenzara a poner dura- Yo puedo explicarte... - esbozó una respuesta - - No tienes nada que explicar. Si tu has querido tirarte a tu compañera a los seis meses de casado es tu decisión. - la verga de Mario ya estaba a pleno y me rozaba los labios - por mi parte he decidido tener sexo con otros hombres y he elegido a Mario por ahora... - - Pero no tienes que hacer eso... - - Pues tu tampoco tenías que hacer lo de el martes. Ahora ya es tarde. - Sentencié - Mario muéstrale a mi marido como me follas.... Y tu querido esposo puedes deleitarte mirando. Te aseguro que daremos buen espectáculo - mientras decía eso el capullo de Mario ingresaba a mi boca caliente por lo que le hice soltar un grito de placer. Mientras tanto mi marido se retiró al interior de la casa. Pero se quedó mirando desde adentro. Apenas podía divisarlo por los vidrios espejados pero sabia que se encontraba allí. El morbo que me producía saber que mientras Mario me metía mano, mi marido observaba, era tremendo. Mario me hizo poner de pié junto a él y comenzó a besarme clavándome la lengua hasta la garganta mientras apretaba mis tetas con su mano. Uno de sus dedos se deslizó por mi vientre para llegar a mi rajita que explotaba de calentura.

De pronto me guió con su musculoso cuerpo hacia una lona que se encontraba sobre el pasto a escasos centímetros de donde se encontraba mi marido espiando. Tenía muy claro que su intensión era jugar con eso.

Mario se acostó en ella boca arriba con su polla dura como un mástil apuntando al cielo descubierto - - Ven, nena. Móntame y trágate esta tranca - me dijo subiendo el volumen de su voz como para que mi marido escuchara debidamente. Yo entendí el mensaje de inmediato - - Claro. Hazme gozar, cabrón - le contesté euforizada con la idea Sin más trámite me acerqué a él y guiando su tronco hacia mi chocho empapado y apoyándolo en mis labios me deje caer lentamente. Sentí y disfruté como centímetro a centímetro de su verga inundaba mi cueva. Cuando toqué fondo miré a mi marido y tuve mi primer orgasmo. Volví a sentir como mis músculos vaginales oprimían el glande de mi amante. Desesperada y por mas placer comencé a saltar literalmente sobre su polla. Llegué a sentir (o imaginar) sus huevos aplastados por mi culo. Había perdido la razón. Gritaba y vociferaba obscenidades que jamás se me habrían ocurrido como "rómpeme el coño para que mi marido vea como se folla" "Lléname de semen" Tuve dos orgasmos seguidos justo en el momento en que miraba a mi marido Sentí que el estaba por correrse. Sentí la necesidad de su semen sobre mi - - Suelta ya tu leche - le rogué Pero imprevistamente el me quitó de encima dejándome con las ganas, poniéndose de pié.-¿Quieres mi leche? - me dijo acercando su glande a mi boca. Yo afirmé guturalmente mientras mi mano acariciaba mi clítoris en busca de más - Pues trágatela. Muéstrale a tu esposo como te gusta mi semen.

Yo jamás había hecho semejante cosa. En situaciones normales me hubiera negado rotundamente. Pero era tal mi calentura que metí toda su polla dentro de mi boca. Mario tomó mi cabeza y comenzó a entrar u salir de ella mientras mis labios apretaban su capullo firmemente. Con mi mano libre apreté sus huevos. De pronto una andanada de semen inundo mi cavidad bucal. Fue tanto que no tuve más remedio que tragar para no ahogarme. Parte de su leche espesa se derramó por la comisura de mis labios y recorrió mi cara. Mientras saboreaba semen por primera vez miré a mi esposo con la cara chorreada en esperma recién lanzado. Volví a correrme. No podía creer el maravilloso gusto del semen así que desesperada pase un dedo por lo derramado en mi mejilla y lo junté para ingresarlo en mi boca. Me desplomé saciada y con el inmejorable gusto en mi boca

Continuará.

Esposa engañada (2)

Luego de mediodía de sexo y venganza por el engaño que mi marido había cometido a solo seis meses de casado, me dediqué a tomar sol.

Por la noche convenimos hacer las pases con mi esposo en el momento de la cena. Salimos pues, los tres, mi esposo, Mario y Yo.

Para la ocasión me había puesto una minifalda diminuta de jean que me había comprado para darle celos a mi marido. Era realmente muy cortita y realzaba mis largas piernas bronceadas. Una camisa blanca completaba mi indumentaria. Pero solo la había abrochado en el botón que estaba a la altura de mi ombligo, por lo que cualquier movimiento podría dejar expuestas mis tetas.

Los dos hombres quedaron sorprendidos con mi indumentaria. Mi esposo miró con cara de culo mientras Mario se perdió en halagos, cosa que me hizo poner muy bien.

Nos sentamos en una mesa muy agradable. Sentí que el mozo escudriñaba mi escote en busca de cualquier visión de mis tetas.

- Cúbrete un poco – dijo mi marido

¿Por qué? Pues porque el mozo está que vuela Me gusta eso – le dije con desparpajo – a ti Mario que te parece? Joder!! Estas que matas!! – contestó Que más da – dijo mi marido resignado – por lo visto harás lo contrario a lo que te diga. No es eso. Me gusta que me miren – dije segura de mi Creo que ya te has vengado lo suficiente. No? Si es verdad ya me he vengado Pues deberías dejar de hacer eso. Antes te vestías de manera que nadie pudiera ver tus encantos y ahora te presentas casi desnuda... Todo esto me ha cambiado... Me di cuenta de que puedo ser deseable, y eso me encanta – le contesté– me place hacerlo y a ti en el fondo también te gusta que me muestre No – mintió Es más. A ti te ha gustado verme desnuda, y te ha puesto cachondo verme follar con Mario. No. No me ha gustado en absoluto – Mintió otra vez Vamos. Tienes que reconocerlo. Te ha puesto a mil ver que me daba marcha al tope. Vi como te excitaste viéndome Vamos, hombre. Si no te hubiera gustado lo que viste te hubieras ido en lugar de masturbarte mientras otro hombre penetraba a tu esposa. Bueno. Está bien. Si me gustó... – reconoció. – Al principio tuve ganas de golpear a Mario y marcharme y no ver más a mi mujer... Pero luego explotó el morbo en mí y la cosa cambió Comenzó a gustarte verme en acción Si. Me encantó ver como gozabas como una marrana. Debo confesarlo – dijo mi esposo reconociendo aún cuando le había costado mucho hacerlo Carlos, yo debo reconocerte algo también – le dije – Todo comenzó por venganza por haberme engañado. Sino jamás hubiera hecho el amor con otro hombre. Pero la sensación que obtuve luego sabiendo que estabas allí mirando... fue extraordinaria. Mi placer se multiplicó. – fue el momento de mi confesión. Mario en tanto disfrutaba calladamente

La cena continuó de forma muy amena ya reconciliado con mi esposo, y con la expectativa de una noche extraordinaria de sexo con Mario, y mi marido como espectador privilegiado.

Cuando la cena terminó propuse ir a algún lugar a bailar. En el auto, Mario que se había sentado en el asiento trasero paso sus manos por sobre mis hombros y comenzó a jugar con mis tetas poniéndolas al descubierto sin importarle que alguien en la carretera pudiera verme.

Una vez en el lugar, mi marido se sentó a tomar un whisky mientras Mario y yo bailábamos. Su polla como estaca quería reventar su pantalón. La tenía apoyada contra mi vientre y la rozaba sobre mi cuerpo. Él buscó mis labios y me besó con una calentura extrema. Su lengua invadió mi boca una y otra vez mientras una de mis tetas era sujeta a una sensual caricia.

Terminó el tema y nos fuimos a sentar en los sillones junto a mi marido. Mientras bebíamos tomé el cierre del pantalón de Mario y saqué su falo de su interior.. Comencé a masturbarlo mientras miraba a mi marido fijamente escudriñando si estaba disfrutando eso. Me di cuenta que él también estaba a mil. Mario estaba totalmente entregado a lo que yo le hacía. Se encontraba inmóvil con su copa en la mano. Pero no quería que se corriera así que dejé de hacerlo. Mario salió de su extasis y se lanzó a la carga. Abrió mi camisa y comenzó a sobar mis tetas mientras una de sus manos se abría camino por debajo de mi pollera hasta mi coño que era un mar de flujos. Con facilidad dio alcance a mi clítoris que palpitaba tremendamente. Cerré mis ojos y me dejé llevar. Me penetraba con sus dedos mientras me mordisqueaba los pezones. De pronto recordé que mi marido se encontraba frente a mí. Extasiada abrí los ojos lo ví compenetrada con lo que me estaba haciendo. Un orgasmo profundo se apoderó de mi. Grité y arquee mi espalda con posesa. El sonrió. Fue fantástico. Cuando pude recobrar la respiración le pedí que volviéramos.

Quieres un buen espectáculo, amor esta noche?– le pregunté mientras lo besaba en la boca. Él no contestó pero yo sabía la respuesta - Pues lo tendrás – le prometí

Nos subimos al auto de inmediato. No veía la hora de llegar y darle marcha frenética a Mario.

Apenas llegamos Mario propuso seguir de copas pero esta vez con champagna de la buena. Fue a la cocina trajo dos copas y una botella de Dom Perignon helado.

Falta una copa – le dije No. Yo voy a tomar en otra copa – respondió mientras descorchaba y llenaba una copa para mí y otra para mi marido. Cual? – pregunté confusa Tu – contestó apoyando la botella en una pequeña mesa situada al lado de un sillón de tres cuerpos.

Mi marido se sentó con su copa frente a nosotros. Mario comenzó a quitarme la camisa. No le costó mucha ya que un solo botón la abrochaba. Mis pezones estaban duros y apuntando hacia arriba. Mario los pelliscó suavemente y luego los besó mientras desabrochaba mi pollera. Giré mi cabeza para ver a mi marido quien se encontraba conforme con la situación y bastante caliente a juzgar por sus pantalones hinchados. Mi pollera cayó. Mario acarició mi púbis por sobre la tela de mi ropa interior. Fueron solo unos segundos ya que después cayó al piso también. Yo seguía sin entender con claridad que pretendía.

Disfrutarán tu y tu marido una buena catarata Que es eso? Respondí aún más confusa Ya lo verás – respondió seguro mientras quitaba mi copa de la mano.

Mario me hizo sentar en el sillón apoyando mi culo bien contra el borde mi espalda reclinada hacia atrás y mis pies apoyados a ambos lados de mi culo. Mi coño quedó totalmente abierto a los ojos de mi esposo y mi amante que todavía se encontraba vestido. Mi cuerpo parecía una ladera que empezaba en mis tetas y terminaba en mi raja que se encontraba desplegada de par en par.

Imaginé por un momento las sensaciones de mi marido sentado frente a mi. El estaba viendo a su esposa de piernas abiertas mostrando con desparpajo lo que hasta hacía poco era su dominio sexual y totalmente entregada a lo que el hombre al que él odiaba profundamente, quisiera hacerle. Y lo que era peor, lo que ella quería dejarse hacer.

El morbo explotó en mi mente. Tuve una sensación muy extraña de placer y quería seguir gozando

Te gusta mi raja, Mario? – le pregunté totalmente fuera de mí pero mirando a mi marido para corroborar que él estuviera atento a mi juego Me pierde, nena – respondió mientras se arrodillaba cerca de mí

Mario sin decir más apoyó el pico de la botella entre mis pechos y derramó un poco de bebida. Un escalofrío me invadió de inmediato. La bebida helada cayó por mis pechos lentamente. Luego invadió mi vientre depositándose un poco dentro de mi ombligo. Pero el líquido seguía saliendo de la botella por lo que avanzaba por mi cuerpo en éxtasis. Mi pubis fue invadido primero y luego mi vulva cayó ante el burbujeante champagne.

Pero Mario no desperdició ni una gota. Comenzó a lamer el licor apoyando sus labios en mi raja y succionándolo para que éste no caiga al piso. El frío de la bebida había desaparecido y se había convertido en calor concentrado en mis entrañas. Lamió ese cóctel de jugos vaginales y vino apretando su boca y su lengua contra mi clítoris.

Un grito de placer me sorprendió. Un orgasmo tremendo me hizo quebrar la espalda y hundir mi húmedo paraíso en su cara mientras con mis manos apretaba su cabeza fuertemente contra mí. Mi marido me sonrió aprobando la situación. Una cadena de pequeñas convulsiones orgásmicas me atacó de pronto. No podía creer lo que me estaba pasando. Creí perder el conocimiento. Pero Mario no se detuvo dejó mi entrepierna y comenzó a subir por el río de alcohol lamiendo centímetro a centímetro. Llegó a mis tetas y se dedicó a mis pezones. Mi respiración era muy agitada cuando pude tomar noción nuevamente de semejante polvo.

Luego de unos segundos Mario se puso de pié y comenzó a desnudarse. Yo lo ayudé. Su verga se disparó hacia mi cara por lo que no tardé en meterla en mi boca.

Te gusta mi polla? – preguntó . Yo contesté solo con un sonido gutural de afirmación. – Y a tí? Te gusta como me lame tu esposa? – Le preguntó a mi marido Este tampoco contestó pero por Mario entendí que era afirmativo – Si ya sé que te gusta verla tomar mi semen... Pero tendrás que esperar para eso – le dijo mientras me quitaba su falo de mi boca y me obligaba a apoyar mis codos contra el respaldo del sillón y los pies en el piso. Esta vez fue mi espalda la que serviría de base para su catarata de champagne.

Tomó la botella y derramó entre mis omóplatos la bebida. Rápidamente corrió hacia abajo en busca indudable de mi culo. Mario contuvo allí el licor con su lengua. La sensación fría más la lengua que jugaba con mi culo volvió a ponerme agitada

Hermoso culo – dijo tomando un respiro – Ideal para mi polla – replicó –Como lo habrás disfrutado, Carlos – le dijo a mi esposo Pues nunca lo he hecho– contestó él Su culo es virgo? – gritó Mario desaforado a lo que mi marido asintió. – entonces será mío.

A mi me gusto la idea, que de no ser por la calentura hubiera rechazado a los golpes.

Él siguió lamiendo mi culo pero metiendo un poco su lengua dentro de él y así estuvo un rato. Luego subió por mi espalda saboreando la bebida. Dejó la botella a un costado y abrió mis nalgas de par en par como escudriñando la virginidad de mi recto. Luego apoyó si verga contras mis labios vaginales y me penetró hasta el fondo. Comenzó a entrar u salir de mi interior sacando fuera de mí hasta su capullo. Mientras lo hacía uno de sus dedos comenzó a girar por mi ano una y otra vez. Luego una falange de ese dedo se abrió camino ante el apretado músculo y comenzó a penetrarme despacio y siguiendo el ritmo de su polla en mi coño. Pero fue dilatando poco a poco sus dimensiones. Una segunda falange y luego todo el dedo entraba y salia de mí con placer. NO tardé en correrme una vez más gritando como una gata.

Parece que Mario hubiera esperado el momento de mi orgasmo ya que salió de mi raja y apoyó su glande en mi culo. Yo estaba desesperada, pedía a gritos que invadiera mi culo y mi extraordinario amante no se hizo esperar, empujó con sus caderas y me penetró. No sentí dolor, sino mas bien calor y placer. Durante un rato jugó con mi culo saliendo completamente de él y volviendo entrar en el. Perecía mostrarle a mi marido como la totalidad de su polla echaba por tierra lo inexporado de mi. Tuve otro orgasmo desgarrador. En ese momento el torso de Mario se apoyó contra mi espalda, Ahuecó sus manos sobres mis globos que colgaban deseosos de apretones. Los agarró con firmeza y comenzó a penetrarme con furia. Su pelvis golpeaban mis nalgas una y otra vez hasta que grité otro orgasmo. Ya había perdido la cuenta de las veces que acabé bajo la verga de Mario.

De pronto comenzó a ir más despacio, estaba por correrse, pero no lo hizo dentro de mi culo, cosa que me hubiera gustado.

Quieres mostrarle a tu esposo como bebes mi esperma? – me preguntó Si – quiero que me llenes de leche

Sin decir más salió de mi culo y haciéndome girar metió su verga en mi boca

Pues démosle el gusto

Yo comencé a masturbar a Mario mirando a mi marido desafiante y deseosa de una buena andanada de semen. Una enorme cantidad de líquido caliente se derramó en mi boca trague todo lo que pude aunque no todo. Parte quedó en mis labios y mis mejillas. Me relamí con cuidado mientras volvía a la cordura.

Quedé tendida en el sofá mientras miraba agradecida a mi marido que me había permitido semejante placer.

Lo que ocurrió luego jamás pude entenderlo. Me puse de pié, tomé de la mano a mi marido. Con mi boca con restos de semen de Mario lo besé largamente, pasándole parte de él. Luego lo llevé de la mano hacia el dormitorio y comencé a desnudarlo.

Era como si hubiera sentido pudor hacer el amor con mi marido frente al que hasta unos minutos había sido mi amante.

Esa noche follamos toda la noche, pero solo con mi marido. Mario desapareció. Todo lo que mario había hecho conmigo y que con mi esposo nunca lo habíamos hecho lo hice esa noche con el.

Mi vida sexual había cambiado definitivamente

Continuará.

Esposa engañada (3)
Ya no fui la misma sexualmente. Descubrí un universo de placer distinto. Mi marido no tuvo más remedio que asimilar mi cambio radical. No solo en sexo propiamente dicho, sino también mi manera de relacionarme con la gente y hasta mi manera de vestir. Y Carlos, mi esposo aprendió a disfrutar mi nueva liberalidad en materia erótica. De hecho este nuevo relato de lo que siguió luego de ese fin de semana lo narrará él. Me costo mucho convencerlo para que lo haga poro termino por ceder. Ahí va... Version para imprimirEnviar este relato a un amigo/a Ver ficha del autor

Como les comenté en los relato anteriores, vengarme de mi marido por haberse acostado con una compañera de trabajo, cambió mi vida.

Ya no fui la misma sexualmente. Descubrí un universo de placer distinto. Mi marido no tuvo más remedio que asimilar mi cambio radical. No solo en sexo propiamente dicho, sino también mi manera de relacionarme con la gente y hasta mi manera de vestir.

Y Carlos, mi esposo aprendió a disfrutar mi nueva liberalidad en materia erótica. De hecho este nuevo relato de lo que siguió luego de ese fin de semana lo narrará él. Me costo mucho convencerlo para que lo haga poro termino por ceder. Ahí va....

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Uno realmente no se da cuenta de lo que tiene hasta que se produce este tipo de hechos. Mi desliz de acostarme con una compañera de trabajo me llevó a la venganza de mi esposa y esto derivó en perder la exclusividad sexual sobre ella.

Nunca hubiera intentado acostarme con mi compañera de trabajo de no ser porque ella inició el juego. Ni siquiera me gustaba, pero uno no es de madera y caí....

Por las narraciones anteriores sabrán que mi esposa tiene un excelente físico trabajado por los deportes. Un culo duro y parado y un par de tetas perfectas y duras, pero lo que ella no contó es que es realmente hermosa.

No me había percatado de su capacidad de seducir hasta que ella se liberó.

En un principio al mirar como follaba con otro quise irme y no verla nunca más. Pero verla disfrutar como ella lo hizo con Mario generó en mi una pregunta Porque conmigo no gozaba de esa forma? La contestación era muy simple: O bien follaba él mejor que yo o la situación de hacer el amor frente a su marido la potenciaba. Creo que un poco de ambas.

Durante los dos meses que siguieron a los acontecimientos narrados en los relato anteriores, Ana cambió rotundamente. Comenzó a vestirse en forma provocativa, tratando realzar su magnífico cuerpo. En cuanto al sexo conmigo, pasamos de hacer el amor una o dos veces por semana a dos veces por día.

En más de una oportunidad recordábamos las escenas de ella con Mario lo que nos ponía como un tren y follábamos como alienados.

Les digo la verdad: toda vez que recuerdo la hermosa cara de mi esposa siendo invadida por el semen de Mario y verla saborear su esperma como si se tratara de un elixir, me produce una sensación de calentura tremenda.

En esos dos meses no se presentó otra oportunidad para verla follar con otro. Pensé que ya se había vengado y había terminado sus locuras. Pero me equivoqué.

Trabajo en una empresa electrónica como empleado de ventas y de vez en cuando viajo solo para hacer presentaciones o asistir a congresos. Nunca fui con mi esposa ya que ella también trabaja. El dueño de la empresa me llamó para indicarme que ambos haríamos un viaje de una semana a una ciudad del interior del país a un congresos de electrónica donde además de informarnos podríamos vender nuestros productos. Como existía feria judicial (no trabajan los juzgados) mi esposa estaría libre esa semana. Propuso venir conmigo. Le pregunté a Jorge (mi jefe) el cual respondió afirmativamente. El no la conocía.

Cuando la vió llegar junto a mí en el aeropuerto casi muere. Estaba vestida con un top de algodón y una minifalda que dejaba ver todo el largo de sus piernas. Estaba extraordinaria. Durante el viaje mi esposa entabló una buena relación con mi jefe. Este tiene 45 años y 1,85 mts. Cuerpo atlético.

Llegamos al apart hotel que habíamos alquilado. Se trataba de un departamento con dos dormitorios un gran ****** y un baño con un amplio balcón que daba al océano Atlántico. Uno de los cuartos tenia cama matrimonial, por lo que fue designada a mi esposa y a mí y en otro cuarto dormiría Jorge. Todos los cuartos daba al ******

Lo que ocurrió a partir de allí para mi pobre jefe fue un suplicio. A mi esposa se le ocurrió volverlo loco y ustedes saben que cuando una mujer hermosa se lo propone, lo consigue.

Esa primer noche luego de cenar fuimos a dormir ya que debíamos levantarnos temprano. Ana se quitó la ropa delante de mí de una manera muy sensual, lo que me hizo presuponer que quería marcha. Y así fue que se abalanzó sobre mi tremendamente cachonda. La presencia de Jorge seguramente había aumentado sus decibeles. Pero esa noche fue muy particular. Se corrió cinco o seis veces pero en cada acabada gritaba su orgasmo como desesperada. Además pedía cosas en voz alta que jamás hacia. Me di cuenta que estaba tratando de hacer escuchar el polvo a mi jefe. Me lo imaginé pensando en la desnudes de mi esposa y masturbándose.

A la mañana siguiente mi jefe sonrió nerviosamente al verme llegar al ****** haciéndome entender que había escuchado todo la noche anterior. La puerta de mi dormitorio quedó abierta. Yo me había sentado de espaldas al cuarto pero podía ver lo que alli ocurría por el reflejo de la puerta de vidrio del mueble del ******.

La cara de Jorge se transfiguró. En el tenue reflejo vi como mi esposa dejaba caer su toalla mostrando su duro culo surcado por la pequeña braga y su espalda desnuda apenas cruzada por su largo pelo negro mojado. En sus movimientos podía verse la redondez lateral de sus poderosas tetas Estaba alucinado. Ana se colocó el sostén la camisa y la pollera y se fue al baño.

Recién alli su cara volvió a su cara normal

Ese mediodía fuimos los tres a un almuerzo de negocios. En un momento dado la veo a mi esposa hablando con el dueño de una de las empresas a las que queríamos vender. Me acerqué a ellos para presentarme como su esposo. No le gustó mucho mi intromisión y mucho menos la noticia de quién estaba tratando de seducir era casada. Durante toda la jornada el trató de acercarse a ella y ella por supuesto dejó hacerlo. Hasta tuve un comentario al respecto de mi jefe respecto de los avances sobre mi esposa.

A la noche Luis el dueño de la empresa nos invitó a cenar. La cena estuvo llena de insinuaciones bien recibidas por Ana. Mi mujer estaba hermosa. Se había vestido con un vestido de noche pegado al cuerpo que se había comprado esa tarde. El formidable físico de Ana se marcaba estupendamente, sobre todo sus tetas y su culo. Jorge y Luis estaban alucinados.

Luego de la cena nos despedimos de Luis y nos marchamos al departamento con Jorge.

Nos servimos la última copa en el ****** y mientras planificábamos las tareas del día siguiente.

- Que bien que está Luis. No? – dijo Ana acomodando su pelo

Si es un buen tipo

Si y además está muy bien – respondió ella

Te gustó? – pregunté yo mientras observaba la cara de desconcierto de mi jefe.

Si y sé que yo le gusté a él.... Bueno los dejo porque tengo calor – dijo mi esposa encaminándose hacia la habitación.

Yo me encontraba en la misma posición que le vez anterior por lo que podía ver el reflejo de lo que ocurría mientras Jorge veía directamente. Me había sentado allí justamente para dejarle a él la mejor posición.

Diciendo esas palabras mi esposa tomó los breteles de su vestido y los soltó. Una vez hecho esto su vestido cayó al suelo dejando ver al espectador su otra vez su espalda desnuda y su culo surcado por una tanga negra. En los deseos de mi jefe seguramente estaba que ella se de vuelta para poder ver sus pechos desnudos. Pero ella cuidaba bien su show y apenas se mostró ya que entró en el baño. Al cabo de unos minutos le ofreció un instante sus tetas, el tiempo que duró salir del baño y meterse en la cama.

A mí esa situación me había puesto a mil kilómetros por hora. Me despedí de mi jefe diciéndole que continuaríamos a primera hora de la mañana. Y me fui al cuarto cerrando la puerta detrás de mí.

Por lo que veo quieres follarte a mi jefe – dije mientras me desnudaba

No solo lo quiero poner caliente. Ya veremos si tiene acceso a mí – contestó mientras se incorporaba para tomar mi verga que ya, estaba dura como el acero, y se la metió en la boca.

Fue una mamada increíble previo a un polvo extraordinario que obviamente mi jefe escuchó fielmente.

A la mañana siguiente fui el primero en levantarme. Comencé a preparar café para todos. Mi jefe fue el segundo en hacerlo sentándose en la mesa a desayunar.

Noche movida la de ayer. – dijo

Porque lo dices? – pregunté inocentemente

Flor de polvo

A por eso. Si realmente disfrutamos mucho. Es que mi mujer es tremenda en la cama – respondí para alucinarlo.

Ya lo creo. Lo escuché

Oh. Lo escuchaste, te ruego nos disculpes... – intenté

No hay problema es normal para un matrimonio

De pronto vi que Jorge se paralizaba. Me dí vuelta para ver que ocurría. Mi esposa había ingresado en la cocina vestida solo con su pequeña braga negra. Su globos desnudos se mecían de un lado a otro en tanto sus pezones endurecidos apuntaban al techo.

Oh. Perdón – dijo sin siquiera intentar cubrirse- Pensé que estabas durmiendo Jorge

Oh No hay problema. – balbuceó él mientras ella se retiraba hacia el baño

Siempre es así de atolondrada. – le dije restándole importancia al tema

Extraordinario físico el de tu esposa – dijo Jorge

Si Realmente es muy bueno. Es el deporte que la tiene de esa forma, toda dura. No? – respondí como preguntando para darle continuidad a mi reflexión

Si Claro. Un físico muy trabajado

Y un par de tetas fantásticas

Si. Realmente sus tetas son increíbles

Terminamos de desayunar y fuimos al ******. Ana se acercó a nosotros vestida con una pollera mini de jean y un top de algodón azul.

Que tal me queda este top? – preguntó

Muy bien – se apresuró a contestar Jorge.

No me quedará mejor este blanco? – preguntó mi esposa mostrando el que tenía en la mano.

Si no te lo pones no sabremos – dije yo previendo lo que venía

Si es verdad – dijo ella y frente a nosotros se quitó el azul, ofreciéndole a Jorge otra vez sus tetas. Se tomó todo el tiempo que quiso para hacerlo.

Luego de ese nuevo avance exhibicionista de mi mujer nos fuimos.

Durante el día Luis volvió a la carga. Mientras mi jefe y yo nos encontrábamos en un auditorio pude ver como él conversaba animadamente con mi esposa. Comencé a pensar que Ana se lo tiraría en cualquier momento.

Esa tarde volvimos los tres al apartamento a la hora de cenar. Pedimos la comida y mientras esperábamos le pregunté a mi esposa que era lo que hablaba con Luis

Me hace proposiciones... – dijo ella. Jorge abrió los ojos

Si.. Cuales? – pregunté

Ya sabes... Me dice que le encantaría verme desnuda. Que moriría por hacerme el amor

Y tu que le dices.?

No le digo nada solo río. La verdad debería pensarlo detenidamente, está muy bien el chaval.

Jorge estaba realmente sorprendido de la contestación de mi esposa.

Mi esposa se excusó diciendo que se cambiaría de ropa mientras nos traían la comida. Jorge y yo servimos la mesa.

Ven que se enfría tu comida – le grité desde la cocina

Es que no estoy vestida todavía – contestó ella – donde estará la maldita valija....

No importa luego la buscamos... – repliqué dándole pié

Jorge.. no te molesta si como así – dijo ella entrando a la cocina ataviada solo con su pollera de jean y sus pechos desnudos y maravillosos.

No claro – contestó Jorge tragando saliva

Me gusta comer suelta de ropas – dijo ella

Luego de comer fuimos al ****** a tomar una copa. Ana continuó con sus poderosas tetas desnudas. Mi jefe deliraba cada vez que pasaba cerca de ella.

Teníamos que Luis quiere follarte.- dije yo para calentar el ambiente

Así parece – dijo Ana que con solo la idea endureció sus pezones.

Y que más te dice? – preguntó Jorge

Quieres que te cuente?

Pues claro – exclamé, sabía que aquello lo pondria a mil

Es un zafado el hombre

Porqué, porque cada vez que me ve mi pregunta cuando vamos a algún lado más íntimo

Y tú que haces?- preguntó Jorge

Le pregunto que haría conmigo en un lugar así.

Esto se pone bueno – dije yo

él me dice que me desnudaría completamente y lamería cada centímetro de piel.

Y tu dejas que ese hombre le diga eso a tu esposa? Me pregunto

Claro. Ella se pone como un tren con eso y luego hacemos el amor como animales – dije – No es verdad

Si es verdad.

Sigue, sigue por favor. – le rogué

Me dice además que me follaría como nunca me han follado y que se correría entre mis pechos. Me divierte muchísimo.

Luego de semejante conversación nos fuimos a dormir. Mi jefe había quedado loco con el comentario. Luego me preguntaría porque realmente no me enojaba que alguien se quiera follar a mi esposa. Yo le contestaría que en realidad no ponía a mil que se lo propusieran. No quería adelantarle que la idea era verla follar más que se lo propongan.

Traté de imaginarme que otro avance propondría mi esposa al día siguiente ya que se había mostrado en tetas toda la noche.

Follamos otra vez como locos sobre todo recordando las palabras de Luis que se quería tirar a mi esposa.

A la mañana siguiente nos reunimos en la cocina con Jorge para desayunar. Cuando terminamos pasamos al ******. Esta vez mi jefe quedó de espaldas al cuarto por lo que debía yo forzar la situación.- Comenzamos a trabajar y al cabo de unos minutos Ana salió del baño con su toalla y la dejó caer al pie de la cama. Pero nuestro espectador no podía ver nada.

Ana, amor. Me alcanzas mi agenda por favor? – le pedí

La muy turra comprendió de inmediato el mensaje, contestó afirmativamente y me la trajo totalmente en pelotas. Jorge no daba crédito a este nuevo avance. Ella se detuvo frente a él mostrándole de cerca su diminuto triángulo de pelo negro coronando su sexo. Y allí se quedo casi una eternidad como si no importara su desnudez.

No te importa que tu mujer se muestre desnuda frente a un extraño? – me preguntó cuando ella se había marchado

No eres un extraño Jorge. A mi no me molesta, pero si a ti si le digo que se cubra

No, no es eso. No a mi no me preocupa i me molesta. Que siga en pelotas no mas...

Esta desorbitado. Yo sabía que pronto reaccionaría intentando follársela. Allí analizaríamos las acciones a seguir. Pero mi mujer no quería tirárselo. Por otra parte se encontraba Luis que cada vez que la veía arremetía. Me extrañaba que ella no hubiera aceptado sus proposiciones.

Fuimos con mi jefe a una reunión en un hotel cercano al apartamento. Mientras tanto ella iría de compras.

En un gran salón estaba dispuesta una mesa para 30 personas donde haríamos nuestra exposición. En una de las caras del recinto una gran barra administraba las bebidas.

Había quedado con mis esposa que pasara por allí para almorzar juntos.

Al mediodía llegó y pidió un trago y esperó en la barra hasta uno de los recesos. El primero en abordarla fue obviamente Luis y luego yo. él aprovechó la oportunidad para invitarnos a ambos a almorzar. Mi esposa aceptó de inmediato.

Tengo que llevar estos paquetes al departamento. Me acompañas? – me pidió ella.

Oh. No puedo en este momento. Debo seguir la reunión - contesté

Puedo acompañarte yo – propuso Luis RáPIDAMENTE –Claro, si no te molesta.

No me molesta, puedes acompañarme. Estos paquetes son pesados – dijo mi esposa con una sonrisa maravillosa. Sin duda estaba maquinando tirarse al empresario.

Bien, acompáñala tu – le dije a Luis, quien ante mi autorización comenzó a vislumbrar lo que tanto quería: follarse a Ana.

Toma esto – ordenó ella a Luis entregándole un par de paquetes – Vamos caminando al departamento, queda aquí cerca. Luego pasamos a buscar a m marido para almorzar.

Bien los veo luego - dije

Cuando escuché que mi esposa quería ir caminando me dio una idea.

Salí tras ellos y cuando estaban a pocos metros delante de mí, hice señas a un taxímetro. A los pocos minutos estaba en la puerta de entrada del apartamento. Subí la escalera. Abrí la puerta y volví a cerrar por dentro para que nadie imaginase que me encontraba allí. Me oculté en la habitación que ocupaba Jorge, donde seguramente no entrarían ni mi esposa ni Luis.

Unos minutos después el ruido de las llaves indicaban que habían llegado. Mi mujer sonreía estrepitosamente cuando ingresó por lo que supuse que Luis había comenzado su arremetida final.

No sabes lo que te espera – le dijo él

No se a que te refieres – contestó Ana.

Si lo sabes

No en realidad sólo vinimos aquí para dejar los bolso. Debes comportarte – mintió ella mientras acomodaba sus compras a un costado u Luis se sentaba en el sillón de tres cuerpos.

Ven aquí .- dijo Luis tomándola de la mano y haciéndola sentar sobre una de sus piernas, de modo que las piernas de mi esposa quedaron cada una a cada lado de su muslo derecho. Lo único que impedía el contacto directo era el pantalón de Luis y la braga de ella

Que quieres? – preguntó haciéndose desear acomodándose sobre el muslo . Yo desde el cuarto totalmente oscuro y con la puerta entreabierta podía ver todo lo que ocurría a la perfección.

A tí, y lo sabes.

Me halaga, Luis pero no podrá ser - volvió a mentir. Yo estaba seguro que ella estaba tan cachonda como él

Porqué? – preguntó Luis

Pues porque mi marido está cerca y puede venir – respondió .

Oh... El o vendrá. Está ocupado vendiendo sus productos a todos esos tontos – respondió Luis mientras acariciaba con el revés de su mano derecha el hermoso rostro de mi esposa.

Y tú no comprarás esos productos a mi marido? – preguntó ella Era increíble la dirección que había tomado la conversación. Ella no rechazó las caricias

Puede ser... Pero primero debo inspeccionar el producto.....

Y como es eso... – respondió ella sensualmente

Debo analizar si el producto sirve para mí – contestó Luis mientras con cada mano tomaba cada uno de los breteles de la prenda superior de mi mujer y los desplazaba fuera de sus hombros. – es muy importante esto para no cometer errores al comprar – continuó el ambiente se iba cargando. Imaginaba la sensación de él con el paquete de mi esposa rozando la pierna

Luis recorrió hacia abajo por los brazos de mi esposa con los breteles entre sus dedos hasta que estos comenzaron a tirar la prenda hacia abajo. él hizo una pausa de unos segundos para verificar que Ana le permitiera seguir. Pero ella no dijo nada. Pude ver como su respiración se hacía forzada. Las tiras de algodón comenzaron a arrastrar la parte superior de la camisa de mi mujer. La redondez superior de sus tetas comenzaron a apreciarse. Como si se tratara de un velo que caía lentamente la suave tela dejó aparecer sus pezones duros por la exitación. Por fin sus tetas quedaron libres. Luis guardó silencio mientras las contemplaba.

Te gusta el producto que ve s –pregunto Ana super erotizada

Dios mío. Son unas tetas hermosas. Nunca imaginé que fueran rosados tus pezones... – dijo Luis tragando saliva

Que piensas de ellos – continuó Ana refiriéndose a sus botones totalmente duros mientras tomaba una de las manos de su amante y las llevaba a una de sus tetas.

Están muy duros nena... Me gusta eso...- Luis llevó su mano libre al otro pecho. Con el índice y pulgar de cada mano jugó con sus pezones.

La cara de deseo de mi esposa era tremenda. Pero los acontecimientos se sucedían con lentitud como si ambos se hubieran puesto de acuerdo en alargar su placer.

Mientras Luis disfrutaba de las poderosas tetas de mi mujer con sus manos, sus caras fueron acercándose con sus bocas abiertas y sus lenguas en busca de contacto. Pude ver como sus lenguas se entrelazaban húmedas y se movían desesperadamente dentro de la boca del otro.

Yo ya estaba con mi polla a punto de explosión. Mi respiración también se encontraba agitada pero traté de serenarme.

De pronto Luis salió de su trance de lenguas para comenzar a lamer y besar el cuello de Ana en dirección a sus globos que se movían de un lado a otro sensualmente. Cuando llegó a ellos mi esposa arqueó su espalda hacia atrás para facilitarle el acceso. Luis comenzó a lamer y besar sus tetas y mordisquear sus pezones. La pelvis de mi mujer comenzó a moverse sobre el muslo de Luis de adelante hacia atrás refregando su paquete contra él. No podía creerlo: estaba masturbando contra él. Comenzó a gemir cada vez que realizaba el movimiento hacia delante.

Me gusta... – gritó ella – Lame mis tetas... –Continuó mientras sus brazos abrazaban la nuca de Luis y lo llevaba a la profundidad de sus senos.

Sus movimientos incrementaron su velocidad al tiempo que sus gemidos de placer aumentaban su volumen. Ya no se movía sobre el muslo, lo golpeaba con su raja sedienta en busca del primer orgasmo. Y este no tardó en llegar. A los gritos y golpes de su vagina contra Luis anunció su primera corrida.

Se quedó inmóvil unos segundos aún gimiendo mientras recuperaba su aliento todavía con él entre sus pechos.

Eres extraordinaria – dijo Luis. - as tenido un orgasmo sin par.

Me gustó mucho- ronroneó ella.

Bien... Ahora ponte aquí y muéstrame todo lo que tienes – pidió el haciendo que se ponga de pie a unos centímetros frente a él.

Quieres seguir viendo el producto?- preguntó ella siguiendo el juego que juntos habían comenzado

Claro... Debo conocer todo de él

Mi esposa se colocó frente a él todavía con su pollera y con su top de algodón bajado hasta su cintura. Se lo quitó por sobre la cabeza. Levantó sus brazos y movió su torso. Sus senos desnudos se movieron provocativamente de un lado a otro.

Que buenos pechos tienes.... - dijo contemplándolos extasiado – Es una pena que ellos sean sólo de tu marido.

Pues el no es dueño de mis tetas y no ha sido el único en comérmelas – dijo ella provocativamente

Antes de casarte o luego? – preguntó Luis. Seguramente le daba morbo que ella le contara sus andanzas

Luego de casarme...

Por lo que veo le has metido los cuernos...

Si... Algunas veces – respondió ella mientras juntaba sus brazos hacia delante haciendo que sus tetas se apretaran una contra otra y se las acercaba para que él las besara.

Se estaba comportando como una profesional por los movimientos que hacía. Por otra parte había explotado en mi cabeza la confesión de que algunas veces me había metido los cuernos. Yo sabía solamente lo de su venganza con Mario y nada más. Sentí el impulso de salir de mi escondite y preguntarle con quién más había follado. Pero me serené y aguardé que siguiera contando.

Vamos mujer... Deja caer tu pollera – pidió él. – Y cuéntame de los cuernos a tu marido...

Te gusta que te cuente, no? – respondió ella mientras comenzaba a desabrochar su pollera

Si, quiero saber...

Todo comenzó cuando descubrí que se acostaba con una compañera de trabajo. Decidí vengarme

Suelta ya tu pollera y muéstrame lo que tienes allí – ordenó Luis desesperado

Te gusta.... – dijo ella entre gemidos dejando caer al piso su pollera y mostrando el diminuto triángulo negro de su bragas

Eres hermosa

Y mi culo? También? –preguntó ella mientras giraba sobre si misma y mostraba su extraordinario y duro culo surcado por apenas unos milímetros de tela

Fantástico - contestó mientras mi esposa arqueaba su espalda y le acercaba su culo. él lo acarició u besó sus nalgas.

Yo quería que siga contando a quién se había follado en mi desconocimiento.

Primero me vengué con un compañero de natación frente a él, fue extraordinario. Gocé como una marrana –dijo mientras se mostraba con una soltura pasmosa. Luis entre tanto escuchaba el relato sentado en el sillón y vestido todavía. Se notaba su erección bajo la tela de sus pantalones.

Eso me daba la pauta que en estos dos meses había tenido otros asuntos

Cuanto llevas de casada? – preguntó Luis mientras ella jugaba con sus bragas subiéndolas o bajándolas sin mostrar lo suficiente

Ocho meses – disparó ella mientras seguía contorneando y con ello haciendo flotar sus tetas.

Ocho meses!!!! Y ya le has metido los cuernos? – preguntó Luis. La tomó de su cintura acercándola hacia él y comenzó a besar su vientre y acariciar su culo .

Si... – respondió agitada. – Luego me acosté con un amigo de mi marido que hacía tiempo que se tiraba lances y un día pasó por mi oficina... Relmente él me gustaba....Y después con un cliente del estudio que me invitó a cenar por haberle hecho ganar un juicio. Fueron dos reuniones de sexo extraordinarias... Me gusta mucho el sexo... No importa con quien.

No podía creerlo. Con un amigo mío. Quien sería el muy hijo de puta que se había follado a mi esposa. Y luego con un cliente. A la muy guarra le gustaba más la verga que respirar, pensé.

- Quieres que muestre más? – preguntó ella haciéndome olvidar por el momento de sus nuevas andanzas. El no le contestó, le gritó que por favor lo haga

Mi esposa entonces comenzó a bajar lentamente su braga hasta dejarla caer al suelo. Su pubis exquisitamente depilado quedó a escasos centímetros de él. Hasta yo, desde donde me encontraba pude ver como su negro vello púbico coronaba sus prominentes y abultados labios vaginales que sobresalían tentadores.

- Que maravilla de mujer eres – le dijo mientras se acercaba. – sería injusto que seas de un sólo hombre – al decir esto comenzó a besar su monte de Venus mientras una de sus manos recorría su muslo en dirección a su raja. Ella con su cabeza entre sus manos lo empujaba hacia su vientre. Pude ver cuando la mano de Luis llegó a su destino. Ella soltó un gemido señalándole que iba por buen camino

Ahhh... Que placer – gimió mi esposa

Te gusta? - preguntó él a lo que ella asintió – Pídeme y te haré lo que quieras.

MMMM!!!! Cómeme la raja, por favor ... – su obscena súplica no se hizo esperar.

Luis se puso inmediatamente de pie junto a ella. La besó en la boca y apretujó sus tetas que ya estaban dras de calentura.

Eso si que me gustará – dijo Luis haciéndola sentar en el sillón con su culo apenas al borde y su espalda apoyada en el respaldo.

Ella aceptó la postura pero se encontraba con sus piernas cerradas. Luis, entonces, se arrodilló frente a ella y tomando sus rodillas las abrió. Su sexo brillante por sus jugos se abrió de par en par. Luis acomodó sus pies sobre los almohadones del sillón con sus rodillas apuntando hacia el techo.

- Esto el paraíso – dijo Luis relamiéndose por lo que tenía a su alcance.

En verdad te gusta mi raja? – preguntó la puta de mi esposa inútilmente.

Pero Luis no contestó. Ya tenía su boca ocupada con la vagina deseosa de mi esposa.

él volvió a besar su púbis y su vientre agitado, para luego ir bajando lentamente hacia su raja. Pero antes se separó unos instantes para contemplar en primer plano su abertura enrojecida por su calentura pero brillante por sus flujos. Sacó su lengua y muy lentamente la encaminó hacia sus labios.

Cómeme la raja yaaa!!!. Te lo ruego – gimió mi esposa. La lentitud del movimiento de Luis había dado sus resultados: que ella le implore ser comida.

La lengua dura de Luis se perdió entre los pliegues de mi mujer que otra vez era invadida pór un ajeno. El grito que ella desprendió me hizo saber y a su amante también que le gustaba.

En lo particular el morbo que me producía ver a mi esposa con las piernas abiertas y la lengua de su amante surcar su raja era tremendo.

La lengua de Luis se metía allí donde podía. Casi yo mismo podía saborear el gusto de la vagina de m mujer. El clítoris inflamado sobresalía notablemente y era posible ser visto hasta donde me encontraba.

-Hazme acabar.... – gritó Ana desesperada.

La velocidad con que la lengua se movía dentro de su vagina aumentó hasta que la explosión se produjo. Mi esposa se corrió entre vituperios y obscenidades.

Lo disfruté – dijo Luis saboreando sin duda el sexo de mi esposa y disfrutando de sus olores.

Yo también – respondió mi ultrajada esposa.. Pero ella se quedó en la misma posición tratando de recomponer su respiración.

Mi verga estaba por explotar, pero traté de aguantar lo más posible. Otra vez fue capaz de sorprenderme, pensé.

Quiero verte a ti- dijo mi esposa acariciando la cabeza de quien la había hecho correr por segunda vez.

El se paró y comenzó lentamente a desvestirse. Mi esposa todavía en la posición en que había quedado jugaba con su raja húmeda.

Se masturbaba mientras su amante se desnudaba. Era insólito.

Me pregunté como luego de ocho mese de casada y sin tener experiencia previa tenia tanta soltura para con su nuevo amante.

Y Luis como era de prever alargó todo lo que pudo su actuación. Mientras eso ocurría mi esposa seguía masturbándose mirando como él se quitaba la ropa.

Unos minutos después él se encontraba solamente con sus calzoncillos boxer donde se notaba su erección

Déjame ver tu polla – imploró mi mujer sin dejar de acariciar entre su dedo índice y mayor su clítoris.

Luis obedeció y dejó caer su última prenda. Su polla salió disparada. Era larga y gorda. Su glande era voluminoso y amoratado por la calentura.

Por su parte mi esposa tuvo otro orgasmo con solo ver la polla de su amante. Era increíble ya se habíacorrido tres veces y todavía no había tenido acceso a él.

Ven – ordeno ella – te mostraré como se come una verga.- cada vez se mostraba más puta

Luis se acercó a ella con su mástil a pleno. Ella sin más lo capturó entre sus labios introduciéndoselo en su carnosa boca. Contuvo su capullo con sus labios apretados. Luis disfrutaba eso se notaba pos su gritos y jadeos.

De pronto metió toda su polla en su boca y comenzó a meterla y sacarla de su interior. Cada tanto pasaba su lengua por los contornos de su glande. Viendo eso estaba por correrme entre mis manos

Detente, me harás correr –pidió Luis.

Mi esposa actuó rápidamente: se puso de pie giró con toda desnudez de modo que él quedó de espaldas al sillón. Lo empujó haciendo que caiga pesadamente en él con su verga palpitante palpitando a los cielos.

Ahora me follarás hasta que mueras – ordenó ella subiéndose sobre él.

Sin más trámite alcanzó la polla de Luis con su mano y la guió hacia su sexo. Cuando su glande se encontraba a las puertas de su raja se dejó caer.

La piel de la polla de Luis se arrugaba sobre sus huevos con cada movimiento. Mientras tanto sus tetas se aplastaban contra la cara de Luis.

Mi esposa, muy marrana comenzó a saltar sobre su polla una y otra vez hasta que su nuevo clímax la alcanzó.

Pareció entrar en convulsiones. Su piel se erizó y su espalda se quebró hacia atrás. Unos instantes pareció estar suspendida sujeta a este mundo por la dura carne de la verga de su amante.

Voy a correrme – gritó suamante

No.... Por favor – suplicó mi alienada esposa. – No te corras todavía. Quiero saborear tu leche.

Mi mujer pegó un salto para caer arrodillada sobre él. Tomó su verga y comenzó a sobarla.

Movió su falo hacia delante para poder lamer sus huevos. Luego lamió una vez más su glande y se la metió entera en la boca.

Descarga tu semen en mi boca – rogó mientras comenzaba a masturbarlo freneticamente

Mrio gritó en el instante en que derramaba su semen dentro de la boca de mi mujer. Un borbotón de leche espesa y caliente se derramó sobre Luis. La mayoría del semen fue capturado por mi esposa, quien la degustaba como el mejor delos manjares.

Limpió todo su esperma con sumo cuidado

MMMM. Me ha gustado tu semen – dijo mi esposa degustándolo como nunca lo había hecho.- Prometo que otra vez lo saorearé

Ambos se vistieron y regresaron a la conferencia como si nada hubiera ocurrido.

Yo limppié mi propio semen y también regresé.

Me había gustado el polvo de mi esposa con Luis.

Sin embargo el gusto de la venganza todavía corría dentro de mi. Un amigo y un cliente habían follado a mi esposa y no me lo había contado.

Continuará

Esposa Engañada 3

Como les comenté en los relato anteriores, vengarme de mi marido por haberse acostado con una compañera de trabajo, cambió mi vida.

Ya no fui la misma sexualmente. Descubrí un universo de placer distinto. Mi marido no tuvo más remedio que asimilar mi cambio radical. No solo en sexo propiamente dicho, sino también mi manera de relacionarme con la gente y hasta mi manera de vestir.

Y Carlos, mi esposo aprendió a disfrutar mi nueva liberalidad en materia erótica. De hecho este nuevo relato de lo que siguió luego de ese fin de semana lo narrará él. Me costo mucho convencerlo para que lo haga poro termino por ceder. Ahí va....

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Uno realmente no se da cuenta de lo que tiene hasta que se produce este tipo de hechos. Mi desliz de acostarme con una compañera de trabajo me llevó a la venganza de mi esposa y esto derivó en perder la exclusividad sexual sobre ella.

Nunca hubiera intentado acostarme con mi compañera de trabajo de no ser porque ella inició el juego. Ni siquiera me gustaba, pero uno no es de madera y caí....

Por las narraciones anteriores sabrán que mi esposa tiene un excelente físico trabajado por los deportes. Un culo duro y parado y un par de tetas perfectas y duras, pero lo que ella no contó es que es realmente hermosa.

No me había percatado de su capacidad de seducir hasta que ella se liberó.

En un principio al mirar como follaba con otro quise irme y no verla nunca más. Pero verla disfrutar como ella lo hizo con Mario generó en mi una pregunta Porque conmigo no gozaba de esa forma? La contestación era muy simple: O bien follaba él mejor que yo o la situación de hacer el amor frente a su marido la potenciaba. Creo que un poco de ambas.

Durante los dos meses que siguieron a los acontecimientos narrados en los relato anteriores, Ana cambió rotundamente. Comenzó a vestirse en forma provocativa, tratando realzar su magnífico cuerpo. En cuanto al sexo conmigo, pasamos de hacer el amor una o dos veces por semana a dos veces por día.

En más de una oportunidad recordábamos las escenas de ella con Mario lo que nos ponía como un tren y follábamos como alienados.

Les digo la verdad: toda vez que recuerdo la hermosa cara de mi esposa siendo invadida por el semen de Mario y verla saborear su esperma como si se tratara de un elixir, me produce una sensación de calentura tremenda.

En esos dos meses no se presentó otra oportunidad para verla follar con otro. Pensé que ya se había vengado y había terminado sus locuras. Pero me equivoqué.

Trabajo en una empresa electrónica como empleado de ventas y de vez en cuando viajo solo para hacer presentaciones o asistir a congresos. Nunca fui con mi esposa ya que ella también trabaja. El dueño de la empresa me llamó para indicarme que ambos haríamos un viaje de una semana a una ciudad del interior del país a un congresos de electrónica donde además de informarnos podríamos vender nuestros productos. Como existía feria judicial (no trabajan los juzgados) mi esposa estaría libre esa semana. Propuso venir conmigo. Le pregunté a Jorge (mi jefe) el cual respondió afirmativamente. El no la conocía.

Cuando la vió llegar junto a mí en el aeropuerto casi muere. Estaba vestida con un top de algodón y una minifalda que dejaba ver todo el largo de sus piernas. Estaba extraordinaria. Durante el viaje mi esposa entabló una buena relación con mi jefe. Este tiene 45 años y 1,85 mts. Cuerpo atlético.

Llegamos al apart hotel que habíamos alquilado. Se trataba de un departamento con dos dormitorios un gran ****** y un baño con un amplio balcón que daba al océano Atlántico. Uno de los cuartos tenia cama matrimonial, por lo que fue designada a mi esposa y a mí y en otro cuarto dormiría Jorge. Todos los cuartos daba al ******

Lo que ocurrió a partir de allí para mi pobre jefe fue un suplicio. A mi esposa se le ocurrió volverlo loco y ustedes saben que cuando una mujer hermosa se lo propone, lo consigue.

Esa primer noche luego de cenar fuimos a dormir ya que debíamos levantarnos temprano. Ana se quitó la ropa delante de mí de una manera muy sensual, lo que me hizo presuponer que quería marcha. Y así fue que se abalanzó sobre mi tremendamente cachonda. La presencia de Jorge seguramente había aumentado sus decibeles. Pero esa noche fue muy particular. Se corrió cinco o seis veces pero en cada acabada gritaba su orgasmo como desesperada. Además pedía cosas en voz alta que jamás hacia. Me di cuenta que estaba tratando de hacer escuchar el polvo a mi jefe. Me lo imaginé pensando en la desnudes de mi esposa y masturbándose.

A la mañana siguiente mi jefe sonrió nerviosamente al verme llegar al ****** haciéndome entender que había escuchado todo la noche anterior. La puerta de mi dormitorio quedó abierta. Yo me había sentado de espaldas al cuarto pero podía ver lo que alli ocurría por el reflejo de la puerta de vidrio del mueble del ******.

La cara de Jorge se transfiguró. En el tenue reflejo vi como mi esposa dejaba caer su toalla mostrando su duro culo surcado por la pequeña braga y su espalda desnuda apenas cruzada por su largo pelo negro mojado. En sus movimientos podía verse la redondez lateral de sus poderosas tetas Estaba alucinado. Ana se colocó el sostén la camisa y la pollera y se fue al baño.

Recién alli su cara volvió a su cara normal

Ese mediodía fuimos los tres a un almuerzo de negocios. En un momento dado la veo a mi esposa hablando con el dueño de una de las empresas a las que queríamos vender. Me acerqué a ellos para presentarme como su esposo. No le gustó mucho mi intromisión y mucho menos la noticia de quién estaba tratando de seducir era casada. Durante toda la jornada el trató de acercarse a ella y ella por supuesto dejó hacerlo. Hasta tuve un comentario al respecto de mi jefe respecto de los avances sobre mi esposa.

A la noche Luis el dueño de la empresa nos invitó a cenar. La cena estuvo llena de insinuaciones bien recibidas por Ana. Mi mujer estaba hermosa. Se había vestido con un vestido de noche pegado al cuerpo que se había comprado esa tarde. El formidable físico de Ana se marcaba estupendamente, sobre todo sus tetas y su culo. Jorge y Luis estaban alucinados.

Luego de la cena nos despedimos de Luis y nos marchamos al departamento con Jorge.

Nos servimos la última copa en el ****** y mientras planificábamos las tareas del día siguiente.

- Que bien que está Luis. No? – dijo Ana acomodando su pelo

Si es un buen tipo

Si y además está muy bien – respondió ella

Te gustó? – pregunté yo mientras observaba la cara de desconcierto de mi jefe.

Si y sé que yo le gusté a él.... Bueno los dejo porque tengo calor – dijo mi esposa encaminándose hacia la habitación.

Yo me encontraba en la misma posición que le vez anterior por lo que podía ver el reflejo de lo que ocurría mientras Jorge veía directamente. Me había sentado allí justamente para dejarle a él la mejor posición.

Diciendo esas palabras mi esposa tomó los breteles de su vestido y los soltó. Una vez hecho esto su vestido cayó al suelo dejando ver al espectador su otra vez su espalda desnuda y su culo surcado por una tanga negra. En los deseos de mi jefe seguramente estaba que ella se de vuelta para poder ver sus pechos desnudos. Pero ella cuidaba bien su show y apenas se mostró ya que entró en el baño. Al cabo de unos minutos le ofreció un instante sus tetas, el tiempo que duró salir del baño y meterse en la cama.

A mí esa situación me había puesto a mil kilómetros por hora. Me despedí de mi jefe diciéndole que continuaríamos a primera hora de la mañana. Y me fui al cuarto cerrando la puerta detrás de mí.

Por lo que veo quieres follarte a mi jefe – dije mientras me desnudaba

No solo lo quiero poner caliente. Ya veremos si tiene acceso a mí – contestó mientras se incorporaba para tomar mi verga que ya, estaba dura como el acero, y se la metió en la boca.

Fue una mamada increíble previo a un polvo extraordinario que obviamente mi jefe escuchó fielmente.

A la mañana siguiente fui el primero en levantarme. Comencé a preparar café para todos. Mi jefe fue el segundo en hacerlo sentándose en la mesa a desayunar.

Noche movida la de ayer. – dijo

Porque lo dices? – pregunté inocentemente

Flor de polvo

A por eso. Si realmente disfrutamos mucho. Es que mi mujer es tremenda en la cama – respondí para alucinarlo.

Ya lo creo. Lo escuché

Oh. Lo escuchaste, te ruego nos disculpes... – intenté

No hay problema es normal para un matrimonio

De pronto vi que Jorge se paralizaba. Me dí vuelta para ver que ocurría. Mi esposa había ingresado en la cocina vestida solo con su pequeña braga negra. Su globos desnudos se mecían de un lado a otro en tanto sus pezones endurecidos apuntaban al techo.

Oh. Perdón – dijo sin siquiera intentar cubrirse- Pensé que estabas durmiendo Jorge

Oh No hay problema. – balbuceó él mientras ella se retiraba hacia el baño

Siempre es así de atolondrada. – le dije restándole importancia al tema

Extraordinario físico el de tu esposa – dijo Jorge

Si Realmente es muy bueno. Es el deporte que la tiene de esa forma, toda dura. No? – respondí como preguntando para darle continuidad a mi reflexión

Si Claro. Un físico muy trabajado

Y un par de tetas fantásticas

Si. Realmente sus tetas son increíbles

Terminamos de desayunar y fuimos al ******. Ana se acercó a nosotros vestida con una pollera mini de jean y un top de algodón azul.

Que tal me queda este top? – preguntó

Muy bien – se apresuró a contestar Jorge.

No me quedará mejor este blanco? – preguntó mi esposa mostrando el que tenía en la mano.

Si no te lo pones no sabremos – dije yo previendo lo que venía

Si es verdad – dijo ella y frente a nosotros se quitó el azul, ofreciéndole a Jorge otra vez sus tetas. Se tomó todo el tiempo que quiso para hacerlo.

Luego de ese nuevo avance exhibicionista de mi mujer nos fuimos.

Durante el día Luis volvió a la carga. Mientras mi jefe y yo nos encontrábamos en un auditorio pude ver como él conversaba animadamente con mi esposa. Comencé a pensar que Ana se lo tiraría en cualquier momento.

Esa tarde volvimos los tres al apartamento a la hora de cenar. Pedimos la comida y mientras esperábamos le pregunté a mi esposa que era lo que hablaba con Luis

Me hace proposiciones... – dijo ella. Jorge abrió los ojos

Si.. Cuales? – pregunté

Ya sabes... Me dice que le encantaría verme desnuda. Que moriría por hacerme el amor

Y tu que le dices.?

No le digo nada solo río. La verdad debería pensarlo detenidamente, está muy bien el chaval.

Jorge estaba realmente sorprendido de la contestación de mi esposa.

Mi esposa se excusó diciendo que se cambiaría de ropa mientras nos traían la comida. Jorge y yo servimos la mesa.

Ven que se enfría tu comida – le grité desde la cocina

Es que no estoy vestida todavía – contestó ella – donde estará la maldita valija....

No importa luego la buscamos... – repliqué dándole pié

Jorge.. no te molesta si como así – dijo ella entrando a la cocina ataviada solo con su pollera de jean y sus pechos desnudos y maravillosos.

No claro – contestó Jorge tragando saliva

Me gusta comer suelta de ropas – dijo ella

Luego de comer fuimos al ****** a tomar una copa. Ana continuó con sus poderosas tetas desnudas. Mi jefe deliraba cada vez que pasaba cerca de ella.

Teníamos que Luis quiere follarte.- dije yo para calentar el ambiente

Así parece – dijo Ana que con solo la idea endureció sus pezones.

Y que más te dice? – preguntó Jorge

Quieres que te cuente?

Pues claro – exclamé, sabía que aquello lo pondria a mil

Es un zafado el hombre

Porqué, porque cada vez que me ve mi pregunta cuando vamos a algún lado más íntimo

Y tú que haces?- preguntó Jorge

Le pregunto que haría conmigo en un lugar así.

Esto se pone bueno – dije yo

él me dice que me desnudaría completamente y lamería cada centímetro de piel.

Y tu dejas que ese hombre le diga eso a tu esposa? Me pregunto

Claro. Ella se pone como un tren con eso y luego hacemos el amor como animales – dije – No es verdad

Si es verdad.

Sigue, sigue por favor. – le rogué

Me dice además que me follaría como nunca me han follado y que se correría entre mis pechos. Me divierte muchísimo.

Luego de semejante conversación nos fuimos a dormir. Mi jefe había quedado loco con el comentario. Luego me preguntaría porque realmente no me enojaba que alguien se quiera follar a mi esposa. Yo le contestaría que en realidad no ponía a mil que se lo propusieran. No quería adelantarle que la idea era verla follar más que se lo propongan.

Traté de imaginarme que otro avance propondría mi esposa al día siguiente ya que se había mostrado en tetas toda la noche.

Follamos otra vez como locos sobre todo recordando las palabras de Luis que se quería tirar a mi esposa.

A la mañana siguiente nos reunimos en la cocina con Jorge para desayunar. Cuando terminamos pasamos al ******. Esta vez mi jefe quedó de espaldas al cuarto por lo que debía yo forzar la situación.- Comenzamos a trabajar y al cabo de unos minutos Ana salió del baño con su toalla y la dejó caer al pie de la cama. Pero nuestro espectador no podía ver nada.

Ana, amor. Me alcanzas mi agenda por favor? – le pedí

La muy turra comprendió de inmediato el mensaje, contestó afirmativamente y me la trajo totalmente en pelotas. Jorge no daba crédito a este nuevo avance. Ella se detuvo frente a él mostrándole de cerca su diminuto triángulo de pelo negro coronando su sexo. Y allí se quedo casi una eternidad como si no importara su desnudez.

No te importa que tu mujer se muestre desnuda frente a un extraño? – me preguntó cuando ella se había marchado

No eres un extraño Jorge. A mi no me molesta, pero si a ti si le digo que se cubra

No, no es eso. No a mi no me preocupa i me molesta. Que siga en pelotas no mas...

Esta desorbitado. Yo sabía que pronto reaccionaría intentando follársela. Allí analizaríamos las acciones a seguir. Pero mi mujer no quería tirárselo. Por otra parte se encontraba Luis que cada vez que la veía arremetía. Me extrañaba que ella no hubiera aceptado sus proposiciones.

Fuimos con mi jefe a una reunión en un hotel cercano al apartamento. Mientras tanto ella iría de compras.

En un gran salón estaba dispuesta una mesa para 30 personas donde haríamos nuestra exposición. En una de las caras del recinto una gran barra administraba las bebidas.

Había quedado con mis esposa que pasara por allí para almorzar juntos.

Al mediodía llegó y pidió un trago y esperó en la barra hasta uno de los recesos. El primero en abordarla fue obviamente Luis y luego yo. él aprovechó la oportunidad para invitarnos a ambos a almorzar. Mi esposa aceptó de inmediato.

Tengo que llevar estos paquetes al departamento. Me acompañas? – me pidió ella.

Oh. No puedo en este momento. Debo seguir la reunión - contesté

Puedo acompañarte yo – propuso Luis RáPIDAMENTE –Claro, si no te molesta.

No me molesta, puedes acompañarme. Estos paquetes son pesados – dijo mi esposa con una sonrisa maravillosa. Sin duda estaba maquinando tirarse al empresario.

Bien, acompáñala tu – le dije a Luis, quien ante mi autorización comenzó a vislumbrar lo que tanto quería: follarse a Ana.

Toma esto – ordenó ella a Luis entregándole un par de paquetes – Vamos caminando al departamento, queda aquí cerca. Luego pasamos a buscar a m marido para almorzar.

Bien los veo luego - dije

Cuando escuché que mi esposa quería ir caminando me dio una idea.

Salí tras ellos y cuando estaban a pocos metros delante de mí, hice señas a un taxímetro. A los pocos minutos estaba en la puerta de entrada del apartamento. Subí la escalera. Abrí la puerta y volví a cerrar por dentro para que nadie imaginase que me encontraba allí. Me oculté en la habitación que ocupaba Jorge, donde seguramente no entrarían ni mi esposa ni Luis.

Unos minutos después el ruido de las llaves indicaban que habían llegado. Mi mujer sonreía estrepitosamente cuando ingresó por lo que supuse que Luis había comenzado su arremetida final.

No sabes lo que te espera – le dijo él

No se a que te refieres – contestó Ana.

Si lo sabes

No en realidad sólo vinimos aquí para dejar los bolso. Debes comportarte – mintió ella mientras acomodaba sus compras a un costado u Luis se sentaba en el sillón de tres cuerpos.

Ven aquí .- dijo Luis tomándola de la mano y haciéndola sentar sobre una de sus piernas, de modo que las piernas de mi esposa quedaron cada una a cada lado de su muslo derecho. Lo único que impedía el contacto directo era el pantalón de Luis y la braga de ella

Que quieres? – preguntó haciéndose desear acomodándose sobre el muslo . Yo desde el cuarto totalmente oscuro y con la puerta entreabierta podía ver todo lo que ocurría a la perfección.

A tí, y lo sabes.

Me halaga, Luis pero no podrá ser - volvió a mentir. Yo estaba seguro que ella estaba tan cachonda como él

Porqué? – preguntó Luis

Pues porque mi marido está cerca y puede venir – respondió .

Oh... El o vendrá. Está ocupado vendiendo sus productos a todos esos tontos – respondió Luis mientras acariciaba con el revés de su mano derecha el hermoso rostro de mi esposa.

Y tú no comprarás esos productos a mi marido? – preguntó ella Era increíble la dirección que había tomado la conversación. Ella no rechazó las caricias

Puede ser... Pero primero debo inspeccionar el producto.....

Y como es eso... – respondió ella sensualmente

Debo analizar si el producto sirve para mí – contestó Luis mientras con cada mano tomaba cada uno de los breteles de la prenda superior de mi mujer y los desplazaba fuera de sus hombros. – es muy importante esto para no cometer errores al comprar – continuó el ambiente se iba cargando. Imaginaba la sensación de él con el paquete de mi esposa rozando la pierna

Luis recorrió hacia abajo por los brazos de mi esposa con los breteles entre sus dedos hasta que estos comenzaron a tirar la prenda hacia abajo. él hizo una pausa de unos segundos para verificar que Ana le permitiera seguir. Pero ella no dijo nada. Pude ver como su respiración se hacía forzada. Las tiras de algodón comenzaron a arrastrar la parte superior de la camisa de mi mujer. La redondez superior de sus tetas comenzaron a apreciarse. Como si se tratara de un velo que caía lentamente la suave tela dejó aparecer sus pezones duros por la exitación. Por fin sus tetas quedaron libres. Luis guardó silencio mientras las contemplaba.

Te gusta el producto que ve s –pregunto Ana super erotizada

Dios mío. Son unas tetas hermosas. Nunca imaginé que fueran rosados tus pezones... – dijo Luis tragando saliva

Que piensas de ellos – continuó Ana refiriéndose a sus botones totalmente duros mientras tomaba una de las manos de su amante y las llevaba a una de sus tetas.

Están muy duros nena... Me gusta eso...- Luis llevó su mano libre al otro pecho. Con el índice y pulgar de cada mano jugó con sus pezones.

La cara de deseo de mi esposa era tremenda. Pero los acontecimientos se sucedían con lentitud como si ambos se hubieran puesto de acuerdo en alargar su placer.

Mientras Luis disfrutaba de las poderosas tetas de mi mujer con sus manos, sus caras fueron acercándose con sus bocas abiertas y sus lenguas en busca de contacto. Pude ver como sus lenguas se entrelazaban húmedas y se movían desesperadamente dentro de la boca del otro.

Yo ya estaba con mi polla a punto de explosión. Mi respiración también se encontraba agitada pero traté de serenarme.

De pronto Luis salió de su trance de lenguas para comenzar a lamer y besar el cuello de Ana en dirección a sus globos que se movían de un lado a otro sensualmente. Cuando llegó a ellos mi esposa arqueó su espalda hacia atrás para facilitarle el acceso. Luis comenzó a lamer y besar sus tetas y mordisquear sus pezones. La pelvis de mi mujer comenzó a moverse sobre el muslo de Luis de adelante hacia atrás refregando su paquete contra él. No podía creerlo: estaba masturbando contra él. Comenzó a gemir cada vez que realizaba el movimiento hacia delante.

Me gusta... – gritó ella – Lame mis tetas... –Continuó mientras sus brazos abrazaban la nuca de Luis y lo llevaba a la profundidad de sus senos.

Sus movimientos incrementaron su velocidad al tiempo que sus gemidos de placer aumentaban su volumen. Ya no se movía sobre el muslo, lo golpeaba con su raja sedienta en busca del primer orgasmo. Y este no tardó en llegar. A los gritos y golpes de su vagina contra Luis anunció su primera corrida.

Se quedó inmóvil unos segundos aún gimiendo mientras recuperaba su aliento todavía con él entre sus pechos.

Eres extraordinaria – dijo Luis. - as tenido un orgasmo sin par.

Me gustó mucho- ronroneó ella.

Bien... Ahora ponte aquí y muéstrame todo lo que tienes – pidió el haciendo que se ponga de pie a unos centímetros frente a él.

Quieres seguir viendo el producto?- preguntó ella siguiendo el juego que juntos habían comenzado

Claro... Debo conocer todo de él

Mi esposa se colocó frente a él todavía con su pollera y con su top de algodón bajado hasta su cintura. Se lo quitó por sobre la cabeza. Levantó sus brazos y movió su torso. Sus senos desnudos se movieron provocativamente de un lado a otro.

Que buenos pechos tienes.... - dijo contemplándolos extasiado – Es una pena que ellos sean sólo de tu marido.

Pues el no es dueño de mis tetas y no ha sido el único en comérmelas – dijo ella provocativamente

Antes de casarte o luego? – preguntó Luis. Seguramente le daba morbo que ella le contara sus andanzas

Luego de casarme...

Por lo que veo le has metido los cuernos...

Si... Algunas veces – respondió ella mientras juntaba sus brazos hacia delante haciendo que sus tetas se apretaran una contra otra y se las acercaba para que él las besara.

Se estaba comportando como una profesional por los movimientos que hacía. Por otra parte había explotado en mi cabeza la confesión de que algunas veces me había metido los cuernos. Yo sabía solamente lo de su venganza con Mario y nada más. Sentí el impulso de salir de mi escondite y preguntarle con quién más había follado. Pero me serené y aguardé que siguiera contando.

Vamos mujer... Deja caer tu pollera – pidió él. – Y cuéntame de los cuernos a tu marido...

Te gusta que te cuente, no? – respondió ella mientras comenzaba a desabrochar su pollera

Si, quiero saber...

Todo comenzó cuando descubrí que se acostaba con una compañera de trabajo. Decidí vengarme

Suelta ya tu pollera y muéstrame lo que tienes allí – ordenó Luis desesperado

Te gusta.... – dijo ella entre gemidos dejando caer al piso su pollera y mostrando el diminuto triángulo negro de su bragas

Eres hermosa

Y mi culo? También? –preguntó ella mientras giraba sobre si misma y mostraba su extraordinario y duro culo surcado por apenas unos milímetros de tela

Fantástico - contestó mientras mi esposa arqueaba su espalda y le acercaba su culo. él lo acarició u besó sus nalgas.

Yo quería que siga contando a quién se había follado en mi desconocimiento.

Primero me vengué con un compañero de natación frente a él, fue extraordinario. Gocé como una marrana –dijo mientras se mostraba con una soltura pasmosa. Luis entre tanto escuchaba el relato sentado en el sillón y vestido todavía. Se notaba su erección bajo la tela de sus pantalones.

Eso me daba la pauta que en estos dos meses había tenido otros asuntos

Cuanto llevas de casada? – preguntó Luis mientras ella jugaba con sus bragas subiéndolas o bajándolas sin mostrar lo suficiente

Ocho meses – disparó ella mientras seguía contorneando y con ello haciendo flotar sus tetas.

Ocho meses!!!! Y ya le has metido los cuernos? – preguntó Luis. La tomó de su cintura acercándola hacia él y comenzó a besar su vientre y acariciar su culo .

Si... – respondió agitada. – Luego me acosté con un amigo de mi marido que hacía tiempo que se tiraba lances y un día pasó por mi oficina... Relmente él me gustaba....Y después con un cliente del estudio que me invitó a cenar por haberle hecho ganar un juicio. Fueron dos reuniones de sexo extraordinarias... Me gusta mucho el sexo... No importa con quien.

No podía creerlo. Con un amigo mío. Quien sería el muy hijo de puta que se había follado a mi esposa. Y luego con un cliente. A la muy guarra le gustaba más la verga que respirar, pensé.

- Quieres que muestre más? – preguntó ella haciéndome olvidar por el momento de sus nuevas andanzas. El no le contestó, le gritó que por favor lo haga

Mi esposa entonces comenzó a bajar lentamente su braga hasta dejarla caer al suelo. Su pubis exquisitamente depilado quedó a escasos centímetros de él. Hasta yo, desde donde me encontraba pude ver como su negro vello púbico coronaba sus prominentes y abultados labios vaginales que sobresalían tentadores.

- Que maravilla de mujer eres – le dijo mientras se acercaba. – sería injusto que seas de un sólo hombre – al decir esto comenzó a besar su monte de Venus mientras una de sus manos recorría su muslo en dirección a su raja. Ella con su cabeza entre sus manos lo empujaba hacia su vientre. Pude ver cuando la mano de Luis llegó a su destino. Ella soltó un gemido señalándole que iba por buen camino

Ahhh... Que placer – gimió mi esposa

Te gusta? - preguntó él a lo que ella asintió – Pídeme y te haré lo que quieras.

MMMM!!!! Cómeme la raja, por favor ... – su obscena súplica no se hizo esperar.

Luis se puso inmediatamente de pie junto a ella. La besó en la boca y apretujó sus tetas que ya estaban dras de calentura.

Eso si que me gustará – dijo Luis haciéndola sentar en el sillón con su culo apenas al borde y su espalda apoyada en el respaldo.

Ella aceptó la postura pero se encontraba con sus piernas cerradas. Luis, entonces, se arrodilló frente a ella y tomando sus rodillas las abrió. Su sexo brillante por sus jugos se abrió de par en par. Luis acomodó sus pies sobre los almohadones del sillón con sus rodillas apuntando hacia el techo.

- Esto el paraíso – dijo Luis relamiéndose por lo que tenía a su alcance.

En verdad te gusta mi raja? – preguntó la puta de mi esposa inútilmente.

Pero Luis no contestó. Ya tenía su boca ocupada con la vagina deseosa de mi esposa.

él volvió a besar su púbis y su vientre agitado, para luego ir bajando lentamente hacia su raja. Pero antes se separó unos instantes para contemplar en primer plano su abertura enrojecida por su calentura pero brillante por sus flujos. Sacó su lengua y muy lentamente la encaminó hacia sus labios.

Cómeme la raja yaaa!!!. Te lo ruego – gimió mi esposa. La lentitud del movimiento de Luis había dado sus resultados: que ella le implore ser comida.

La lengua dura de Luis se perdió entre los pliegues de mi mujer que otra vez era invadida pór un ajeno. El grito que ella desprendió me hizo saber y a su amante también que le gustaba.

En lo particular el morbo que me producía ver a mi esposa con las piernas abiertas y la lengua de su amante surcar su raja era tremendo.

La lengua de Luis se metía allí donde podía. Casi yo mismo podía saborear el gusto de la vagina de m mujer. El clítoris inflamado sobresalía notablemente y era posible ser visto hasta donde me encontraba.

-Hazme acabar.... – gritó Ana desesperada.

La velocidad con que la lengua se movía dentro de su vagina aumentó hasta que la explosión se produjo. Mi esposa se corrió entre vituperios y obscenidades.

Lo disfruté – dijo Luis saboreando sin duda el sexo de mi esposa y disfrutando de sus olores.

Yo también – respondió mi ultrajada esposa.. Pero ella se quedó en la misma posición tratando de recomponer su respiración.

Mi verga estaba por explotar, pero traté de aguantar lo más posible. Otra vez fue capaz de sorprenderme, pensé.

Quiero verte a ti- dijo mi esposa acariciando la cabeza de quien la había hecho correr por segunda vez.

El se paró y comenzó lentamente a desvestirse. Mi esposa todavía en la posición en que había quedado jugaba con su raja húmeda.

Se masturbaba mientras su amante se desnudaba. Era insólito.

Me pregunté como luego de ocho mese de casada y sin tener experiencia previa tenia tanta soltura para con su nuevo amante.

Y Luis como era de prever alargó todo lo que pudo su actuación. Mientras eso ocurría mi esposa seguía masturbándose mirando como él se quitaba la ropa.

Unos minutos después él se encontraba solamente con sus calzoncillos boxer donde se notaba su erección

Déjame ver tu polla – imploró mi mujer sin dejar de acariciar entre su dedo índice y mayor su clítoris.

Luis obedeció y dejó caer su última prenda. Su polla salió disparada. Era larga y gorda. Su glande era voluminoso y amoratado por la calentura.

Por su parte mi esposa tuvo otro orgasmo con solo ver la polla de su amante. Era increíble ya se habíacorrido tres veces y todavía no había tenido acceso a él.

Ven – ordeno ella – te mostraré como se come una verga.- cada vez se mostraba más puta

Luis se acercó a ella con su mástil a pleno. Ella sin más lo capturó entre sus labios introduciéndoselo en su carnosa boca. Contuvo su capullo con sus labios apretados. Luis disfrutaba eso se notaba pos su gritos y jadeos.

De pronto metió toda su polla en su boca y comenzó a meterla y sacarla de su interior. Cada tanto pasaba su lengua por los contornos de su glande. Viendo eso estaba por correrme entre mis manos

Detente, me harás correr –pidió Luis.

Mi esposa actuó rápidamente: se puso de pie giró con toda desnudez de modo que él quedó de espaldas al sillón. Lo empujó haciendo que caiga pesadamente en él con su verga palpitante palpitando a los cielos.

Ahora me follarás hasta que mueras – ordenó ella subiéndose sobre él.

Sin más trámite alcanzó la polla de Luis con su mano y la guió hacia su sexo. Cuando su glande se encontraba a las puertas de su raja se dejó caer.

La piel de la polla de Luis se arrugaba sobre sus huevos con cada movimiento. Mientras tanto sus tetas se aplastaban contra la cara de Luis.

Mi esposa, muy marrana comenzó a saltar sobre su polla una y otra vez hasta que su nuevo clímax la alcanzó.

Pareció entrar en convulsiones. Su piel se erizó y su espalda se quebró hacia atrás. Unos instantes pareció estar suspendida sujeta a este mundo por la dura carne de la verga de su amante.

Voy a correrme – gritó suamante

No.... Por favor – suplicó mi alienada esposa. – No te corras todavía. Quiero saborear tu leche.

Mi mujer pegó un salto para caer arrodillada sobre él. Tomó su verga y comenzó a sobarla.

Movió su falo hacia delante para poder lamer sus huevos. Luego lamió una vez más su glande y se la metió entera en la boca.

Descarga tu semen en mi boca – rogó mientras comenzaba a masturbarlo freneticamente

Mrio gritó en el instante en que derramaba su semen dentro de la boca de mi mujer. Un borbotón de leche espesa y caliente se derramó sobre Luis. La mayoría del semen fue capturado por mi esposa, quien la degustaba como el mejor delos manjares.

Limpió todo su esperma con sumo cuidado

MMMM. Me ha gustado tu semen – dijo mi esposa degustándolo como nunca lo había hecho.- Prometo que otra vez lo saorearé

Ambos se vistieron y regresaron a la conferencia como si nada hubiera ocurrido.

Yo limppié mi propio semen y también regresé.

Me había gustado el polvo de mi esposa con Luis.

Sin embargo el gusto de la venganza todavía corría dentro de mi. Un amigo y un cliente habían follado a mi esposa y no me lo había contado.

Continuará

Esposa engañada (4)

Algunos meses después de su último encuentro con un hombre ajeno al matrimonio, recibí la información de que tenía que viajar un fin de semana para entrevistar nuevos clientes.

Le pregunté a mi esposa si deseaba acompañarme - - No... Lamento no ir contigo el fin de semana entrante... - respondió Ana - Me gustaría conocer el sitio donde tu vas... - Pero estamos trabajando sobre un caso y se no llegamos adecuadamente con las tareas posiblemente trabajemos el fin de semana

Me lamenté por ello, pero bueno así son las cosas.

Ese viernes pregunté como iban con su trabajo, a lo cual me respondió que vendrían cuatro personas de su trabajo a casa para trabajar el fin de semana.

Al día siguiente tomé mis cosas me despedí de ella y me dirigí al aeropuerto. Luego de una hora me informaron en el mostrador de la línea aérea que el vuelo estaba suspendido por el momento y me pedían que llamase en una hora para contratar un nuevo horario. Decidí volver a casa.

Al llegar vi tres autos estacionados en la puerta. Opté por ser precavido y no molestar, por lo que me dirigí al cuarto a esperar. Me asomé a la ventana y pude apreciar que habían montado una mesa en el jardín ya que era un día caluroso. En la mesa se encontraban sentados y trabajando, mi esposa Ana, dos compañeros de trabajo, Jaime y Pablo y además dos señoras mayores de unos 50 años.

A los dos hombres los conocía de alguna cena que habíamos asistido. Ambos miraban con apetito a mi esposa, ya me había dado cuenta y trataban de seducirla descaradamente aún en mi presencia, pero mi esposa nunca les había prestado atención.

Jaime era un hombre alto y corpulento que según sabía jugando al rugby aún con sus 30 años. Pablo era un poco mas pequeño pero también con contextura atlética.

Llamé por teléfono a la aerolínea y me contestaron que no tenían noticias sobre mi vuelo ya que el aeropuerto de destino se encontraba cerrado por el momento. Me comuniqué con mi cliente y le avisé que llegaría posiblemente por la tarde.

Como no escuchaba la conversación del grupo decidí trasladarme a la habitación de servicio para poder entretenerme. De todos modos, pensé, con dos señoras mayores no creo que sea muy divertido. Tomé una silla y me senté junto a la ventana. De afuera no podían verme por los vidrios espejados. La ventana entreabierta hacía que pudiera escucharlos con claridad.

No veía bien como estaba vestida mi mujer ya que se encontraba sentada y casi tapada por un montón de libros de jurisprudencia. Lo poco que veía era una chomba blanca con cuello.

Estaba bastante aburrido el tema. Realmente pensé en presentarme a la concurrencia o más bien irme a un cinema hasta tener un vuelo.

Mientras meditaba en este mi mujer ofreció traer te o café. Cada uno hizo su orden y se levantó para dirigirse a la cocina.

Realmente estaba extraordinaria. Un jean superajuestado dejaba ver lo abultado de su entrepiernas y su calce posterior marcaba su culo a la perfección. Su chomba blanca muy ajustada y sin sostén marcaba la redondez y movimiento de sus senos y dejaba adivinar sus pezones pequeños.

Las dos mujeres se levantaron de la mesa para ayudar a mi esposa. - - ¿Te has fijado en Ana? - preguntó Pablo - - Si.... Esta extraordinaria... - contestó Jaime - Has notado sus tetas? - - Dios mío son perfectas - y cada vez que se mueve se mueven de un lado al otro. Y sus pezones... se endurecen a cada momento.... - - Y ese pantalón le queda de reputamadre hombre... - exclamó Jaime. Que culo duro..

La cosa se ponía divertida. Que hablaran del cuerpo de mi esposa me había puesto dura la polla. Pero por suerte no podía pasar nada salvo que hicieran una fiesta con las dos señoras, que no pintaban muy lindas, por otra parte. - - No le hecharías un polvo de aquellos? - preguntó Jaime - - Pues claro, a una mujer así hay que follarla a morir - dijo riendo.

A mí me tranquilizaba la idea de las dos sargentos que trabajaban con ellos.

Trabajaron durante una hora y un poco más. Mi mujer se volvió a levantas. Pude ver como ambos miraban su culo contornearse de un lado a otro. Sabía que a ella le gustaba que la mirasen.

Una de las mujeres se puso de pié y la siguió. Me lamenté que la otra se quedara, lo que me hacía perder sus comentarios.

Presté atención a mi mujer hablando con la señora en la cocina que quedaba contigua al lugar donde me encontraba - - Ana. Julia y yo debemos irnos en unos momentos - dijo ella - - Pero falta mucho trabajo todavía - - Si pero nos habíamos comprometido... - - No os hagáis problemas - la interrumpió mi esposa - - Pero se quedarán ..... - - Si yo me quedo con Jaime y Pablo trabajando - - No tienes problemas quedándote sola con ellos y no estando tu marido? - - Oh. No.... Son buenos chicos - le respondió

Mi tranquilidad se esfumó en unos segundos y mi aburrimiento desapareció en unos instantes. Luego de lo que había oído decir a los dos hombres, que ella se quedase sola con ellos era como tirar una media res a los leones hambrientos. Una pequeña esperanza me quedaba y era que mi esposa trabajara y se mantuviera allí o que ellos no se animaran a hacer ningún movimiento sobre ella.

Al cabo de un rato las dos mujeres se despidieron y Ana se las acompañó hasta la puerta. - - Amo ese culo - dijo Jaime - la empalaría como Dios manda

Vas muerto, pensé, ni a mí me lo ha entregado a pesar de tantos reclamos - - Yo le comería los pechos -dijo.- y los llenaría de leche - continuó haciendo el gesto con la mano como si tuviera una polla eyaculando.

Las fieras babean por comida, me dije.

Mi mujer volvió como si nada, es decir, moviendo su culo y haciendo flotar sus pechos ante la mirada lasciva de ambos y se puso a trabajar

A la hora ella propuso un descanso para almorzar. Ellos aceptaron inmediatamente - - Que les parece si tomamos un poco de sol y disfrutamos de la piscina? - preguntó mientras se ponía de pié - - No hemos traído vestimenta necesaria.... - contestó lamentándose Pablo - - No se hagan problema, les presto alguna de mi marido....

La cosa comenzaba a descontrolarse. Cuando ella se dirigió a la casa en busca de lo prometido, Jaime refregó sus manos relamiéndose. Pablo rió

Pensé que se pondría uno de esos conjuntos enterizos para practicar natación pero me equivoqué, apareció por la puerta con un bikini floreado diminuto. Su sostén apenas cubría sus globos que sobresalían por todos lados

Abajo un triángulo diminuto y por detrás un tira de tela que apenas ocultaba lo obvio, ambos sujetadas a los lados por un nudo que parecía soltarse en cualquier momento.

Ambos no dejaron de halagar a mi esposa en lo que duró la comida y ella trató de poner lo suyo ya que rozaba sus pechos contra ellos y también su culo en cuanto podía.

Los tres acordaron descansar media hora antes de comenzar.

Mi esposa se metió en el agua mientras ellos descansaban en sendas reposeras. Ella sabía lo que hacia: salió del agua y de frente a ambos sacó pecho abrió ambas piernas y se acomodó el pelo. Luego de los cual se recostó en su propia reposera y cerró los ojos. Los dos hombres hicieron un gesto de aprobación y también cerraron su ojos.

Al cabo de unos minutos de silencio y mientras ellos aún se encontraban con sus ojos cerrados, mi esposa tomó los nudos de sus sostén y lo soltó dejándolo a un lado.

Un minuto después Pablo entreabrió un ojo. Ambos ojos se abrieron de par en par no pudiendo creer lo que veía: los poderosos pechos de mi esposa al descubierto y sus pequeños y juveniles pezones duros. Realmente sus tetas se veían extraordinarias desnudas.

Pablo tocó el hombro de Jaime quien abrió un solo ojo para mirarlo. Este señaló a Ana y él la miró de reojo. Se incorporó de inmediato agarrándose la cabeza. No lo podía creer. Se miraron ambos estupefactos y disfrutando de sus globos que se movían tentadores.

Ella abrió los ojos y se puso de pié haciendo mecer las tetas - - Espero que no les moleste - dijo sonriendo - - No... - dijo Pablo tragando saliva - En absoluto

Mi esposa tomó una botella de vino blanco helado y se acercó a Pablo y le ofreció el extendió su vaso temblando porque a 10 centímetros de su cara los pezones le apuntaban provocativamente. Luego hizo lo mismo con Jaime quien permaneció inmóvil viendo como su poderoso par de globos llegaban hasta él.

Mi mujer se tiró al agua y mientras nadaba por debajo de la superficie aprovecharon para comentar su semidesnudez

Cuando ella salió del agua Jaime se encontraba de pié con la botella de vino sirviendo las tres copas mientras ella se mostraba escurriendo agua. - - Propongo un brindis - dijo invitándolos a acercarse. Los tres se pararon a un costado de la pileta cerca de donde yo me encontraba. - - Comiencen ustedes dijo ella - - Brindo por Ana - dijo Pablo levantando su copa. Los tres bebieron como si pactaran algo - - Yo brindo por su desnudez - dijo Jaime luego de un nuevo sorbo y hechizado por el movimiento de sus tetas - - Gracias- contestó mi mujer. Ya se notaba excitada. Yo lo sabía, pero posiblemente ellos dos no. - me encanta que les guste mi desnudez. - agregó mientras Jaime llenaba las copas. - - Tu por que brindarás, Ana? - preguntó Pablo - - Yo, mmmm... - hizo una pausa levantando su copa - Brindo por el placer... - continuó segura y sorbiendo toda su copa. Jaime y Pablo sonrieron - - Otra ronda de brindis? - preguntó Jaime. Mi esposa y Pablo contestaron afirmativamente, por lo que sus copas volvieron a llenarse. - - Brindo por el cuerpo de Ana y por lo que le resta de vestimenta - comenzó Pablo los tres rieron y bebieron. Era el turno de Jaime - - Yo brindaré para que se quite todo lo que tiene - dijo levantando la copa. Mi esposa no dijo nada solo movió su cadera hacia Pablo que se encontraba a su izquierda para que este tomara el nudo de su bikini y luego hacia la derecha para que Jaime haga lo mismo - - Pues brindemos por ello - dijo mi esposa sorbiendo todo lo que quedaba en su coma. Ellos bebieron en el mismo instante que tiraban de ambos nudos. La pequeña pieza de tela se soltó y quedó en manos de ambos desnudando por completo a mi mujer. Yo, en mi escondite, estaba al palo - - Dios mío - dijo Jaime - mira ese pubis desnudo - - Es extraordinario - balbuceó Pablo

Pero mi mujer se dio vuelta, mostró su culo duro y parado y se dirigió hacia su reposera para continuar tomando sol. Yo no entendí realmente que es lo que hacía, pensé que al estar totalmente desnuda se abalanzaría sobre ellas pero no lo hizo. Estaba controlando la situación a su antojo. Se recostó con las piernas cerradas mientras ellos seguían alabando su desnudez plena. Luego apoyó sus pies sobre la lona con sus rodillas cerradas. Jaime había quedado a los pies de Ana y Pablo a un costado de ella. Seguramente Jaime imploraba que abriese las piernas para poder apreciar su sexo. Ambos hombres no se animaban a dar un paso adelante. Tal vez por la sensación de control de la situación que Ana irradiaba.

La idea de ver a mi esposa follando con dos hombres me partía la cabeza.

Al cabo de unos minutos mi esposa abrió un poco las rodillas por lo que se presentó ante los ojos de Jaime su sexo húmedo - - Mmmm. Que hermosa rajita tienes, Ana - dijo azorado y metiendo sus manos en los bolsillos de su prenda de baño para ocultar su erección - - Te gusta? - preguntó ella descaradamente y abriendo más sus piernas. Su raja coronada por su monte de Venus depilado cuidadosamente se abrió mostrando en plenitud sus labios vaginales - - Me encanta - dijo sin sacarle los ojos de encima - - Pues... Cómemela - dijo mi esposa abriendo aún más y entregando su sexo

Como se podrán imaginar Jaime pegó un salto y se zambulló entre las piernas. Besó su monte de Venus casi con desesperación mientras ella le ponía las piernas sobre los hombros

La reposera de mi esposa se encontraba frente a la ventana donde me encontraba y su cabeza apuntaba hacia mi y hasta alcanzaba a tocarla, por lo que tenía un primer plano de la situación

Pude ver con claridad como la lengua de Jaime se metía entre sus rosados pliegues una y otra vez mientras mi guarra esposa levantaba su cadera para incrementar el contacto de su sexo. Observé como él le daba lengüetazos cortitos a su clítoris.

-Ahhhhh. - grito mi esposa - Siii... me gusta como me comes la raja... Pablo se acercó a ella y comenzó a lamerle los pechos y morder sus pezones. Los gritos obscenos de mi esposa se repetían. Ella metió su mano por debajo de la única prenda que tenía puesta Pablo y tomó su polla. - - Ven Pablo muéstrame tu polla - le pidió- Él se puso inmediatamente de pié y se quitó sus pantalones de los cuales saltó su polla enhiesta. Mi esposa tomó su verga mientras se encontraba con el primer orgasmo y comenzó masturbarlo.

Jaime metía su lengua por entre los labios de mi mujer y cada vez que iba a fondo ella suspiraba profundamente de placer y alternaba sus penetraciones con succiones y mordiscos en su clítoris que se encontraba tremendamente abultado. Desde mi posición podía notarse su botón hinchado y cada vez que lo tocaban parecía electrizarla.

Pablo se acomodó de modo de acercar su instrumento a mi esposa ávida de comerse una verga. Se incorporó y sacó su la lengua lo mas que pudo y comenzó a pasársela por los huevos una y otra vez. Le comía los testículos con desesperación tal que parecía que se le iría la vida si no lo hacía.

EL morbo de la situación era tremendo. Mi esposa suave y delicada se encontraba comiéndole los huevos a un hombre mientras su raja era devorada y degustada por otro hombre. Y la posibilidad de ser follada por ambos generaba un clima de lujuria tremendo.

Ana tuvo otro orgasmo explosivo que fue coronado por un grito desgarrador de placer, convulsiones de cada uno de sus músculos y por su piel brillante bañada en sudor.

Luego de esa corrida ella se puso de pié. Estaba hermosa. Parecía como que sus dos orgasmos la hubiesen embellecido. Sus tetas se movían de un lado a otro iluminadas por su sudor y su culo más tentador que nunca. Estaba para follarle el culo, pero sabía que era difícil ya que nunca había aceptado ser sodomizada.

Ella se puso de pie y corrió hacia un lado su reposera mientras Jaime esperaba frente a ella todavía con sus pantalones de baño (en realidad eran los míos). Su miembro erecto se notaba debajo de él. - - Veamos tu verga, Jaime. - dijo mi esposa poniéndose de rodillas frente a él. - Siempre quise verte desnudo - continuó bajando suave y lentamente la prenda. No tardó en saltar frente a ella una polla bastante larga, pero sobre todo gorda. Su capullo era tremendamente grande y rojo - MMM! - Exclamó al verla... Es extraordinaria - y sin más se la metió en la boca con bastante dificultad dado el tamaño de su glande. Pero cuando este pasó sus labios todo fue mejor. - - Desde cuando quieres conocer mi verga? - preguntó llevando sus ojos al cielo por el placer propinado por ella. - - Desde la fiesta de fin de año -contestó lamiendo sus huevos y masturbándolo - Cuando me dijiste que me deseabas aún cuando fuera casada.... - dijo mientras pasaba su lengua por el contorno de su capullo y lo miraba a los ojos - - Y te gustó la idea.. - - Si... Es noche hice el amor con mi esposo pensando que eras tú el que me penetraba - esa confesión de mi mujer hizo que casi me corriera en mi mano, por lo que dejé mi puñeta por un momento - - Pues aquí me tienes - dijo sentándose en el suelo tomando la iniciativa y facilitando que mi esposa le comiera la polla en mejor posición.

Jaime se acostó en el piso y ella se acostó con su cara sobre la polla apuntando su culo hacia donde me encontraba y totalmente estirada. Pablo se acostó al lado de mi esposa y con una mano se masturbaba mientras que con la otra acariciaba sus redondas y tentadoras nalgas. Al sentir sus caricias ella abrió un poco más las piernas. Pude ver su raja hacia abajo y apuntando hacia mí el apretado nudo de su ano. Pablo se apoyó sobre ella. Con una mano abrió sus nalgas y con la otra jugó con su dedo índice con su culo.

Mi esposa comía la polla de Jaime con precisión y locura. Los gritos ahogados por tremendo pedazo de carne aumentaban el cuadro de sexo total.

No parecía disgustarle que jueguen con su culo. Pero Pablo no se detuvo. Arqueó su espalda acercándose a sus nalgas y clavó su lengua en su ano. Comenzó a lamerlo con desesperación mientras Jaime lo alentaba - - Vamos... Cómele el culo a Ana que luego se lo follaremos a gusto -dijo. Y ella no se opuso a la idea....

La lengua de Pablo rodeaba su agujero mientras sus manos abrían a pleno sus nalgas. Al cabo de unos instantes lubricó la falange de su dedo índice con saliva y comenzó a jugar con el contorno de su culo. Lo rodeó una y otra vez acostumbrándolo a su contacto hasta que la introdujo en su interior. Mi mujer como si nada hubiera ocurrido. El dedo de Pablo ingresó en su totalidad mientras Ana continuaba comiéndole la verga a Jaime - - Que bien comes mi polla, nena - dijo él. Pero ella no podía contestar ya que la tenía metida en su boca hasta los huevos. - - Y además le gusta que le perforen el culo -dijo Pablo que ya tenía dos dedos en su culo. Pero se detuvo. - - No!! - gritó ella desahogándose de lo que obstruía su garganta - continúa Pablo - rogó - - Si... - contestó - Continuaré pero esta vez con mi polla, solo estoy preparándome el culito- continuó tomando uno de los almohadones de la reposera. - - Quieres que Pablo te desflore el culo mientras me mamas la polla? - - Si - rogó la muy guarra puta de mi esposa mientras Pablo colocaba el almohadón bajo su vientre haciendo que suba su cadera y deje más expuesto el agujero de su culo.

Con el culo así levantado Pablo metió su cara entre las nalgas e introdujo nuevamente la lengua en su culo. Pero luego de unos instantes se incorporó y tomando su verga en la mano apuntó hacia ella. Pude ver con claridad como, en primera instancia apoyó su capullo sobre su ano mientras abría lo más posible sus nalgas. Haciendo fuerza con su pelvis la penetró, en principio solo hasta la mitad de su polla. Un grito de dolor quedó flotando en el aire. Comenzó a moverse dentro de ella de esa forma pero sin sacar fuera su glande. Mi esposa ya no le comía la polla a Pablo. Se había tomado con fuerza de sus piernas para soportar del dolor. Su cabeza se apoyó en sus muslo y con ceño fruncido aguanto los embates que le propinaban. - - Vamos, fóllale el culo hasta el fondo - le gritó Jaime

Pablo clavó su estaca hasta el fondo volviendo a arrancar a mi grácil mujer un grito de dolor.

Comenzó a empalarle el culo cada vez con más violencia una y otra vez mientras ella cerraba los ojos en señal de sufrimiento. Pensé que le pediría a Pablo que interrumpiese la sofocación. Pero ante mi sorpresa no lo hizo. Al cabo de un minuto se había incorporado y daba cuenta de la verga de Jaime una vez más. Pablo golpeaba sus huevos contra mi esposa y con cada empellón le hacía tragar el miembro de Jaime. Volví a sorprenderme unos segundos después: - - Ah!!! Si!!!! Ah!!!! Ahh!!!!! - comenzó a gritar como posesa - Si!! Me gusta.... Mas!!! Mass!!! - continuó ella que con cada golpe de Pablo decía una palabra. Yo no podía creerlo se estaba por correr - Sigue, por favor!!! Sii!! Lléname el culo de semen - pidió desesperada

Pablo no pudo contener su andanada de leche dentro del culo de mi amada y puta esposa. Mientras un segundo y tercer chorro invadían su interior y sus nalgas ella todavía jadeaba de un orgasmo brutal. Un par de minutos se quedó inmóvil con su cara sobre los muslos de Jaime pero sin soltar su polla - - Flor de corrida, Ana - dijo Jaime - - Si... - contestó volviendo en sí - No puedo creer la corrida que tuve.... Jamás pensé que podía tener un orgasmo siendo follada de esa forma - continúo incorporándose - Ahora quiero que me folles tu - le dijo a Jaime

Mi esposa se puso de pié poniendo un pié a cada lado de la cadera de Jaime y luego flexionó su rodillas poniéndose en cuclillas. Luego tomó su capullo y lo dirigió hasta su raja. Una vez allí dejó caer su cuerpo hasta el final hasta que sus huevos tocaron su culo. Este movimiento generó que el abundante esperma que había depositado Pablo cayera sobre los huevos y piernas de Jaime.

Mi esposa comenzó a subir y bajas con la verga de Jaime como eje mientras éste comía sus tetas que se encontraban duras por la calentura. Mientras el lamía uno de sus pezones ella logró el otro orgasmo anunciándolo por medio de un grito ahogado y arqueando su columna hacia atrás - - Vamos por otra corrida - le dijo Jaime. Entretanto Pablo se había tirado a la piscina y con sus brazos apoyados en el borde seguía desde allí los acontecimientos.

Ana comenzó a golpear literalmente el pubis de Jaime una y otra vez hasta que se corrió nuevamente. Se tomó unos segundos de descanso inmóvil y clavada hasta los huevos. - - Ponte de pié - pidió ella a su amante - - Que quieres ahora de mi? - preguntó - - Otra cosa que he querido de aquella vez.... - - Que es... - - Saborear tu semen... - contestó la muy guarra - Córrete en mi boca

Una vez de pié y ella arrodillada frente a él tomó su falo se lo metió en la boca y con una mano comenzó a marturbarlo. Él la tomó de la cabeza mientras ella saboreaba sus propios flujos y el semen de Pablo.

Un grito de su amante anunció lo inevitable. Una andanada de tibia leche comenzó a invadir la cavidad bucal de mi esposa, tanta que parte se derramó hacia afuera. Cuando ésta hubo acabado ella limpió los restos que se le habían escapado.

- MMMM Me ha gustado - dijo ella saboreándolo con su paladar y poniéndose de pié luego de lo cual lo besó en los labios y se zambulló en el agua.

Jaime la siguió. Por tres o cuatro minutos jugaron con el agua relajándose. - - Flor de polvo- rompió el silencio mi esposa y apoyando los codos contra el borde de la piscina. Sus pechos quedaron fuera del agua como si flotaran - - Si... Fue extraordinario- dijo Jaime - - Eres una mujer tremenda - agregó Pablo que ya había recuperado su erección y acercándose a ella.

Se puso a su lado y la besó en los labios. Ella respondió prendiéndose al beso y pasándole lo brazos por encima del hombro. Se besaron durante largo tiempo. Las lenguas de ambos iban y venían. Las manos de Pablo se posaron en sus tetas por un momento y las apretaron con fuerza, pero luego tomaron la parte trasera de las rodillas de mi mujer y las subieron de tal forma, imaginé, podría penetrarla.

Los empellones de Pablo me hizo saber que la había penetrado sin que e sus bocas se separaron. Estuvieron un largo rato follando de esa manera ante la vista de Jaime.

-No me dejen afuera - dijo él acerándose a ellos. Tuvo que repetirlo para que le presten atención - Salgamos - ordenó cuando se detuvieron

Indicó a Pablo que se acueste en el suelo con su polla tiesa apuntando hacia el cielo. Luego le ordenó a mi esposa que lo cabalgara en posición similar a lo que había hecho con él. Ella le obedeció introduciéndose la verga y aplastando sus tetas contra Pablo que las recibi´´o gustoso

Yo empecé a palpitar lo que ocurriría - - Ahora me toca follarte por el culo a mí - y sin más y aprovechando el camino iniciado por su amigo y con su verga en mano apoyó su glande en su culo y la penetró con fuerza. Ella volvió a gritar de dolor ya que su polla era bastante más grande que la de Pablo. Ella se quedó inmóvil ambos movían sus caderas. La doble penetración le regaló un orgasmo y otro más. Tuvo cuatro orgasmos, el último de los cuales coincidió con la descarga de esperma en su culo y raja por partes de sus dos partenaires.

Por mi parte me encontré con mi mano llena de mi propio semen por tercera vez en el día

Luego me marché hacia al aeropuerto totalmente alucinado por la tarde que había vivido.

Por la noche la llamé desde mi destino, ella me dijo que estaba cansada de trabajar. No aguanté más y le confesé que había visto todo lo ocurrido e incluso mencionándome lo que más me había gustado. - - No sabes cuanto me calienta saber que has presenciado mi polvo con Pablo y Jaime... pero no estarás esta noche aquí para saciarme - contestó

Su respuesta explotó en mi cabeza me estaba informando que esa noche lejos de mi tendría otro encuentro con alguien...

Pero eso es tema de la siguiente historia.
 
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