Tendría yo unos veinte años, mi hermana tendría unos diecinueve. Era una chica realmente preciosa, alta, delgada, una buena delantera y cara de picaruela.
Siempre me había llevado muy bien con ella, habíamos jugado juntos y compartíamos todos nuestros secretos, pero hacía ya casi un año que la notaba distinta, se había hecho toda una mujer, y según a mi me parecía, demasiado, vestía siempre muy atrevidamente, y siempre la veía con algún chico, siempre distintos y siempre mayores que ella, evidentemente se lo pasaba en grande, nunca me dijo nada, pero un día le encontré un paquete de condones medio vacío en su bolso, según parecía follaba como una loca, y eso me fastidiaba, yo a mis veinte todavía era virgen, y eso que tenía un miembro de más que considerables dimensiones, pero claro, no vas a ir por ahí diciéndole eso a las tías, yo en aquel entonces era muy tímido.
Todo empezó un día, estaba yo duchándome, salí de la ducha como siempre, me secaba delante del espejo, desnudo, silbaba una canción distraídamente cuando me percaté que la puerta estaba entreabierta, cuando fue a cerrarla me encontré que mi hermana estaba detrás mirándome, al momento me tapé con la toalla y me puse coloradísimo.
“Pero ¿qué haces ahí?” -la dije.
“No sabía que la tuvieses tan grande” -me dijo ella.
Aquello me hizo avergonzarme todavía más, no me acuerdo lo que balbuceé y cerré la puerta deprisa y corriendo, mientras pude oír a mi hermana riéndose detrás.
Durante un par de días intenté esquivarla, estaba muy avergonzado, pero noté que ella cada vez me mostraba más atenciones, siempre quería hablar conmigo, y bueno, pasaba más tiempo en casa. Una semana después, cuando pensé que todo estaba olvidado, era viernes por la noche, nuestros padres habían salido a pasar fuera el fin de semana, estaba yo en mi cuarto estudiando, estaba terminando un trabajo en el ordenador. Entonces entró ella. Era verano, así que sólo llevaba una camiseta de manga corta que la llegaba a media altura de los muslos, era mía, se la di hacía tiempo, iba descalza y casi no la oí entrar.
“¿Qué haces?” -me preguntó. Me sorprendió un poco. La miré, estaba increíble, sus muslos resplandecían a la luz artificial, y sus pechos se marcaban en la camiseta, dos pezoncitos en mitad de esas dos montañas.
“Terminando un trabajo” -la dije volviendo al ordenador.
“Tú tienes acceso a Internet, ¿verdad?”
“Sí” -la dije sin separar la vista del trabajo, tenía que terminarlo cuanto antes.
“Por qué no me dices cómo funciona, porfa” -me dijo
“No tengo tiempo, tengo que terminar esto”
“Venga hermanito, sólo un rato, nunca he visto cómo funciona” -me dijo, evidentemente eso era mentira, creo que nadie de nuestra edad no ha entrado alguna vez en Internet, pero ella se acercó, noté el calor de su cuerpo, me revolvió el pelo cariñosamente como solía hacer cuando me pedía algo.
“Bueno, pero sólo un rato, luego te vas y me dejas acabar esto” -la dije. Se puso detrás de mí, casi podía notar sus pechos flotando encima de mis hombros la verdad es que empecé a excitarme un poquito. “¡Dios mío!” pensé, es mi hermana, pero es que está muy buena. La enseñé un par de buscadores, y unas cuantas páginas curiosas, quería que se fuese cuanto antes.
“Bueno, esto está muy bien, pero sé que hay páginas más divertidas” -me dijo. La miré con sorpresa.
“¿Páginas más divertidas? ¿De qué estás hablando”
“Venga, no te hagas el tonto, seguro que las has mirado miles de veces, páginas eróticas, páginas porno, sé que hay muchísimas, enséñame una, venga”.
“Pero tía, qué dices, cómo te voy a enseñar eso” -la dije.
“Venga, no seas idiota, si tú puedes verlas, yo también, venga, enséñame una y te dejo acabar ese trabajo tan importante”.
“Bueno, una más y te vas” la dije, pero me temblaba el pulso. Iba a enseñarle páginas porno a mi hermanita, ¡estaba loco o qué! Bueno, en aquel momento hubiese hecho cualquier cosa porque me dejase solo, de todas maneras tal y como estaba de excitado iba a entrar un poco más tarde para hacerme una paja, así que iría calentando.
Entramos en una página que conocía, tenía bastantes fotos clasificadas, empecé por la desnudos de chicas, lo que siempre hacía, después de mirar unas cuantas fotos, ella me dijo:
“Bueno, y ¿no hay chicos?” la verdad es que no lo sabía, nunca lo había mirado, pero allí estaban, tíos enormes, con enormes pollas, aquello pareció interesarle más, así que dio la vuelta a mi silla y se sentó encima de mi rodilla, yo estaba en pantalón corto, así que pude sentir el calor a través de mi pierna, se sentó solo en uno de mis muslos, abriéndose las piernas, pude notar como el calor y la dureza de sus glúteos, me estaba poniendo malísimo, mi polla empezaba a crecer debajo de mis shorts, y cada vez se notaba más, pero mi hermana seguía concentrada en la pantalla.
“Qué interesante, déjame el ratón ahora, porfa” me pidió, la verdad es que tal y como estaba casi no llegaba al ratón, se lo dejé, estuve a punto de apoyar una mano en su muslo, en el último momento reaccioné y la puse en el brazo de la silla. La verdad es que para no haber entrado nunca en la web, se le daba muy bien. Después de ver la carpeta de chicos, pasó a la de hardcore, aquello se empezó a poner muy caliente.
“Uff” decía ella. “¡Qué barbaridad!” yo ya no podía hablar, tenía la polla que me apretaba en el pantalón como mil demonios. Entonces abrió el enlace de hardcore-teenagers, empezaron a aparecer fotos de chicas no mucho mayores que mi hermana follando como locas.
“Ya has visto bastante, por favor, vete ya” la dije, ella me miró con una sonrisa.
“Un poquito más, porfa!” entonces me miró a la entrepierna , allí mi polla luchaba por salir de su encarcelamiento y el abultamiento era increíble, vi cómo se pasaba la lengua por el labio y volvía a la pantalla, antes se incorporó un momento para levantarse un poco la camiseta, ahora caía a los lados de mi pierna, y mi muslo estaba en contacto directo con su entrepierna, pude comprobar que llevaba un tanguita, de esos que se meten entre las piernas, y que estaba muy caliente, muy caliente. Ella seguía viendo las fotos, mientras empezó a moverse un poco entre mi pierna, frotándose contra mi muslo, primero muy despacio, luego fue aumentando. Yo estaba a punto de reventar el pantalón.
“Hermanito, ¿tú crees que yo estoy más buena que estas chicas?” Me dijo, yo no sabía qué responder, entonces algo dentro de mí que no era yo la dijo.
“Bueno, ellas están desnudas…” en ese momento me tapé la boca, intenté reaccionar “Bueno, quiero decir, que no es lo mismo…” Ella se mordió un poco el labio inferior como pensando. Se levantó.
“Eso se soluciona fácil” me dijo mientras se quitaba la camiseta delante de mí, no llevaba sujetador como ya suponía, y su pechos empezaron a moverse, estaban brillantes, hacía mucho calor y tenía algunas gotas de sudor en la tetas, lo cual las hacía más deseables. Yo me quedé con la boca abierta sin saber qué decir.
“Claro, esas chicas te parecerán más buenas, haciendo lo que hacen y excitándote tanto” dijo ella mientras se sentaba encima de mí, ahora notaba su sexo justo encima de mi polla, se pegó a mí y empezó a pasearme los pechos por delante de la cara.
“¡Me deseas, a que me deseas! Yo te deseo como una loca, desde que te vi desnudo no he pensado en otra cosa que hacerte mío hermanito, y de esta noche no pasa” me dijo, mientras que se agachaba y se ponía entre mis rodillas, me aflojó la cuerda del pantalón y me sacó la polla, ésta saltó como un resorte.
“Oh, Dios mío, sí que es grande. Hermanito, eres un egoísta, cómo no le has dicho que tenías esto tan increíble entre las piernas.” Me dijo mientras empezó a pajearla, yo estaba sin habla, entonces noté sus labios posarse en la punta de mi capullo, empezó a engullirlo, yo seguía allí parado mientras mi hermana me hacía la primera mamada, aquello era mucho mejor de lo que nunca hubiese imaginado.
“Para, para” le dije “Nunca lo he hecho, soy virgen” la dije.
“Tío, con este aparato que tienes y ¿todavía no te has tirado a ninguna tía? Tus amigas son gilipollas, o no será que tú eres…”
“No, no, me gustan las chicas, me gustan mucho, pero…”
“Así que voy a ser la primera. Voy a desvirgar a mi hermanito, ¡uy! eso hace que me ponga todavía más caliente”, me dijo mientras que se quitaba el tanguita, ahora pude ver su coñito, la tía se lo depilaba, sólo quedaba una pelusilla en la parte alta, no podía dejar de mirarla, sus tetas, su coño.
“¿Te gusto? me preguntó. Yo moví la cabeza. “Quieres comerme el coñito?” la dije que sí, así que me llevó de la mano a la cama, casi me caigo, tenía los pantalones en los tobillos, me los quité y me quedé en pelotas. Ella se tumbó en la cama y se abrió de piernas, yo me puse entre ellas, olía extraño, lo más excitante que había olido nunca, empecé a lamerle el sexo, a chupetones, luego empecé a recordar las fotos y los videos que había visto, le abrí los labios del sexo y recorrí mi lengua por ellos, los noté muy húmedos, los separé más y metí toda mi lengua, hasta donde pude, mi hermanita se retorcía en la cama jadeando.
“Ah, ah, ah hermano, qué bien lo haces, sigue metiendo tu lengua, ¡sigue!” me gritaba, yo seguí con la lengua, pero ahora también me ayudé de un dedo, el cual metía y sacaba de su coño, ella pareció perder el control en ese momento noté una oleada húmeda y caliente se me venía en la boca, ella empezó a gritar y a jadear como una loca.
“Ah ahhh” se había corrido en mi cara la muy guarra. “Fóllame, Fóllame” empezó a gritar, yo estaba alucinando, allí estaba mi hermana tumbada en mi cama, desnuda, pidiéndome que la follase, y lo malo, es que yo quería hacerlo, era lo que más deseaba hacer. Así me lancé sobre ella, evidentemente en el primer intento no acerté ni a meterla, la espachurré contra su entrepierna y pensé que me la partía, ella se incorporó un poco, me miró mientras jadeaba.
“Hay que ver lo que tiene que hacer una hermanita pequeña por su hermano mayor” me dijo mientras me ponía la punta en la entrada de su sexo, entonces yo empujé, casi toda mi polla se deslizó dentro de su coño, estaba tan mojado que no me fue complicado “Ahhh” gritó ella, pero quedaba otra buena parte, empecé a empujar hasta que se la metí toda, evidentemente por el grito que dio nunca se había metido un calibre como el mío por el coño.
“Aaaah siii ohhh dios mío qué gusto ahhh” gritaba y jadeaba mientras que se retorcía como una serpiente, yo empecé a perforarla, al principio despacio, pero poco a poco me fui calentando , dejé de pensar que era mi hermana, era la primera tía a la que me follaba, y me convertí en un animal, la penetraba como un loco, pero ella parecía gozar más que yo, la apretaba los pechos, o me tiraba sobre ella para morderlos, así estuve gozando de ella era como estar en el paraíso, entonces sentí que me iba a correr, me entró miedo.
“Me corro, me corro” la dije, ella me sujetó y apretó las piernas.
“Córrete dentro, córrete dentro, quiero tu leche, ahhh” gritaba, yo no puede más y descargué todo mi semen dentro de ella, allí estaba yo descargando mi manguera que parecía no terminar nunca de sacar lefa, ella gritando como una loca, al final caí rendido encima de ella.
“Ha sido increíble” la dije, ella me miró y nos besamos.
“Yo te he desvirgado, pero ahora quiero que tú seas el primero” me dijo, no comprendí muy bien.
“¿Qué quieres decir?”
“Como sabrás, ya he follado antes, pero nunca me han dado por el culo, y quiero que tú seas el primero, me da un poco de miedo, porque la tienes muy grande, pero lo deseo tanto, así que quiero que me rompas el culito hermanito” la miré alucinado, si follar me ponía a cien, el tema de dar por culo a una tía era lo más lujurioso que hubiese pensado.
Lo primero era recuperar a mi pobre polla, así que me tumbé, ella se puso encima de la cama, pude ver cómo se le salía el semen por el coño y le chorreaba por las piernas, ella lo notó, así que cogió parte con los dedos y se los llevó a la boca, luego empezó a acariciar su cuerpo contra el mío, acabó poniendo las tetas en mi polla, que empezaba a crecer y a crecer de nuevo, para acabar el trabajo me la chupó como siempre había visto en las películas, hasta que empezó a costarle meterse toda la polla dentro, estaba ya muy empalmado.
“Espera así un momento” me dijo mientras saltaba de la cama y salía de la habitación, yo empecé a pajearme mientras la esperaba, volvió al rato con un bote, era vaselina, me la dio y se puso a cuatro patas encima de la cama.
“Bueno, sabes lo que tienes que hacer, ¿no?” me dijo, mirándome con cara de lujuria. Yo abrí el bote, unté bien mis dedos y me puse detrás de ella.
“Me he lavado bien”, me dijo, eso me sonó a “chúpamelo”, así me empecé haciéndole un dedito, luego empecé a aplicar mi lengua para humedecerlo, notaba cómo su esfínter se abría y se cerrada al sentir mi lengua
‘Ahhh” gritaba ella, entonces ahora empecé aplicarle la vaselina por todo su ano, me unté otra vez más, la verdad es que miraba mi polla y aquella abertura y pensé que jamás podría meterla, me puse un poco yo en mi polla.
“Venga, hazlo ya, no puedo esperar más, me estoy corriendo como una loca de sólo pensarlo” entonces le abrí los muslos, puse la polla en la entrada de su culito, y empecé a metérsela, el principio fue fácil, estaba muy lubricada y la cabeza del capullo entró sin muchos problemas.
‘Aaaay” gritó, pero sólo tenía la punta dentro, el resto fue más complicado, era tan estrechita, fue empujando y empujando cada vez más fuerte para poder meterle toda la polla, ella no paraba de gritar todo el rato.
“Aahhh dios, qué dolor, cómo me gusta, sigue, sigue, la quiero toda en mi culito, la quiero ah ahhh toda, diosss” gritaba mi hermanita según la sodomizaba, no sé cuánto tiempo tardé, pero al final conseguí empalarla del todo, mi hermana estaba muy tensa, su espalda erizada, gritaba como una posesa, entonces empecé a follarme su culito, la empalaba a dentro y afuera una y otra vez, ella perdió completamente el control.
“Rómpeme el culo, rómpemelo, aaaaug qué bueno, cómo me corrooo” gritaba yo también perdí completamente el control, la perforaba como si fuese una planta petrolífera, sin contemplaciones, me agarré a sus pechos para poder metérsela más, y gozar el tacto más agradable, cada vez se me hacía más fácil meterla y sacarla, y la verdad es que como acababa de correrme mi capacidad de aguantar era increíble, pensé que perderíamos el sentido los dos.
“Espera, espera, quiero ponerme encima, quiero ponerme encima”, me dijo ella jadeando, así me que tumbé en la cama, la espalda apoyada en el cabecero, ella se puso encima de mí, apoyó las piernas en mis rodilla y se dejó empalar, creo que llegó todavía más al fondo, ella temblaba según se la volvía a meter, siguió jadeando, ahora yo me agarré a sus tetas y no las soltaba, ella saltaba encima de mí, cada vez que caía yo la empujaba para arriba para perforarla más.
“Aaahh ahhh” eran sus gritos ante cada embestida, estábamos completamente cubiertos de sudor, ella con una mano empezó a excitarse el coño, era como un manantial de flujos, entonces ya no pude aguantar más, esta vez ni se lo pregunté descargué toda mi carga en su culito, ella erizó la espalda, yo me apreté contra ella y le agarré los pechos con más fuerza, ella volvió la cabeza y nuestras lenguas se fundieron mientras que mis ultimas gotas de semen salían dentro del sodomizado culito de mi hermanita.
Después de aquella primera vez con mi hermana. Seguí follando con ella regularmente. Me contaba que salía con algunos chicos, que también se la follaban, pero que disfrutaba siempre más conmigo. Y claro, yo nunca le decía que no. Cada vez nos volvíamos más salvajes en nuestros polvos.
Un día mientras que follábamos sentados en una silla delante del ordenador mientras navegábamos por páginas porno como la primera vez. Encontramos un video en donde una chica era follada por otra chica con un descomunal cinturón consolador mientras un tío la daba por detrás. Eso excitó muchísimo a mi hermana, y me propuso una aventura.
Tenía una compañera en su clase. Era la típica chica pelota y empollona, que se llevaba fatal con todos sus compañeros de clase. Según parece mi hermana se la tenía jurada, y éste era el momento.
Así que un día fuimos a comprar un cinturón-consolador, nos miraron un poco raro, pero lo conseguimos. Esa era la primera parte.
Ahora mi hermana iba a pedirle a esta Marta, la empollona, que le echara una mano con unos problemas. Intentaría convencerla para que fuera a casa un día que mis padres estuvieran fuera todo el día. A la semana siguiente mi hermana me dijo que había conseguido convencerla. El resto era fácil. Teníamos una poción que había conseguido mi hermana de uno de sus amantes que era capaz de poner cachonda a la tía mas frígida del mundo. Así que se la pensábamos dar con algún refresco.
A la siguiente semana apareció un día mi hermana con Marta. Era un poco más baja que mi hermana, se intuía que era más bien delgada y que no tenía que estar mal dotada de tetas, pero llevaba una ropa tan a la antigua que la hacía quedar fatal. Luego unas enormes gafas de las que no se llevan ya y el pelo recogido hacia atrás como las abuelas. Era todo un panorama.
Las dos se fueron a su cuarto a estudiar. A la media hora o así, entré en la habitación, y las dije si querían tomar algo de beber, había hecho algo de limonada con unos emparedados. Mi hermana dijo que sí, Marta no le apetecía mucho, pero fue a la cocina. No quería ni comer ni beber, al final conseguimos convencerla de que probara un poco de limonada. Bebió un par de sorbos, pareció gustarle y se terminó el vaso. Mi hermana y yo nos miramos con satisfacción.
Ellas volvieron a su cuarto, y yo entré al rato para charlar un rato con ellas. Entonces empecé a ver que Marta empezaba a sudar bastante, se la notaba acalorada y empezaba a ponerse colorada. Mi hermana la dijo si se quería quitar el jersey. Al principio dudó, pero aceptó al final. Al quitárselo, pudimos ver que efectivamente tenía unos grandes pechos, debajo llevaba una camisa, pero sus tetas marcaban un gran volumen debajo, y también parecía delgadita. Seguimos charlando. Marta apenas hablaba. Seguía sintiendo los efectos. Entonces continuamos con nuestro plan.
Me acerqué a mi hermana y empecé a acariciarla, nos empezamos a besar mientras que le empecé a tocar los pechos. Mientras veíamos cómo Marta se mordía los labios, estaba ardiendo y luchando contra su pudor. Entonces me puse de pie, mi hermana me bajó los pantalones y mi enorme polla saltó fuera de los calzoncillos. Marta dio un respingo en la silla al ver tal aparato. Se mordió el labio inferior. Mi hermana empezó a chuparme la polla, que se iba haciendo cada vez más grande y se empinaba más y más.
-¿Quieres tocarla Marta? -le pregunté. Ella estaba como paralizada. Se lo pregunté otra vez girándome hacia ella para que pudiera ver las dimensiones de mi aparato.
-¿Puedo? -respondió por fin con una pregunta.
-Claro que sí -la dije yo acercándome. Me puse a su lado, con una mano empezó a tocármela un poquito, tenía unas manos muy suaves y tersas.
-¿Quieres probarla con la lengua? -le dije. Ella acercó su boca y pasó la lengua por la punta de mi polla. Una corriente recorrió toda mi espalda. Siguió dándome algunos lametones.
-Marta, ¿por qué no te pones más cómoda? -le preguntó mi hermana. Ella aceptó. Entre mi hermana y yo empezamos a quitarle toda la ropa, la verdad es que desnuda, con el pelo suelto y sin las gafas, Marta era una autentica chica cañón, delgadita, buenas tetas, morenita, era un bombón.
La tumbamos en la cama mientras mi hermana y yo nos desnudábamos. Ella nos contemplaba retozando encima de la cama. Yo me tumbé a su lado, nos estuvimos besando, mientras mi hermana se había metido entre sus piernas y estaba empezando a chuparle su conejito. Entonces le dije que me la chupara, ella me la cogió como una principiante, apenas sabía chuparla, pero esa novedad me encantó, sólo me la había chupado hasta entonces mi hermana, que era una auténtica experta, así que sentir esa otra boquita y esa lengua caliente en mi polla me puso a cien. Ella se retorcía cada vez que mi hermana le metía la lengua hasta el clítoris.
-Por favor, házmelo, házmelo -empezó a gritar, evidentemente quería que la follase. La tumbé en la cama, la abrí las piernas, tenía el sexo empapado, creo que la pobre ya se había corrido. Le puse la polla a la entrada de su coñito y se la metí de golpe tal y como había hablado con mi hermana.
-Aaaauuaa -gritó ella al sentir mi enorme polla perforándola. Mi hermana se puso encima de su cara, puso su depilado sexo en su boca y le dijo que se lo chupase, la pobre apenas podía sacar la lengua ante los envites que recibía en su coñito. Yo le magreaba las tetas, que se le habían puesto bastante duras.
-Así estuve follándomela un buen rato. Cuando se la saqué ella ya estaba como loca cabalgando.
-No, quiero más -me dijo.
-Espera chiquilla, que ahora vas a tener doble ración. -la dije. Entonces vio a mi hermana que se había puesto el cinturón consolador, era casi del mismo tamaño que mi polla. Marta quedó sorprendida. Mi hermana se tumbó en la cama, cogí a Marta y la puse encima de ella, intentó resistirse un poco, pero acabó empalada en aquel consolador enorme
-Aaaaggg -gritó, pero entonces la agaché, le abrí las nalgas, y le metí un dedito en el ano, lo tenía realmente pequeño, desde luego iba a disfrutar con la venganza de mi hermana.
-Nooo por favooor nooo -gritó ella cuando sintió la punta de mi polla en su culito- nooo por el cul… aaaagg -fue su respuesta cuando empecé a embestirla por el culito, ella se iba más contra mi hermana, que la embestía más por el coñito.
-Aaay por favvv… nooo -gritaba la pobre mientras mi polla la perforaba más y más su estrecho culito. Desde luego que me costó mucho poder llegar hasta el fondo, ella se retorcía de dolor y de placer clavada en aquellas dos pollas.
Entonces empezamos a follárnosla de la manera más salvaje. Yo la empujaba por detrás y mi hermana por delante. La pobre no paraba de gritar y jadear, temblaba y se retorcía, mi hermana sintió su coño derretirse al mismo tiempo que el de Marta, yo no pude más y descargué todo mi semen en su culito. Al final acabamos los tres tumbados agotados de tanto placer y lujuria.
Siempre me había llevado muy bien con ella, habíamos jugado juntos y compartíamos todos nuestros secretos, pero hacía ya casi un año que la notaba distinta, se había hecho toda una mujer, y según a mi me parecía, demasiado, vestía siempre muy atrevidamente, y siempre la veía con algún chico, siempre distintos y siempre mayores que ella, evidentemente se lo pasaba en grande, nunca me dijo nada, pero un día le encontré un paquete de condones medio vacío en su bolso, según parecía follaba como una loca, y eso me fastidiaba, yo a mis veinte todavía era virgen, y eso que tenía un miembro de más que considerables dimensiones, pero claro, no vas a ir por ahí diciéndole eso a las tías, yo en aquel entonces era muy tímido.
Todo empezó un día, estaba yo duchándome, salí de la ducha como siempre, me secaba delante del espejo, desnudo, silbaba una canción distraídamente cuando me percaté que la puerta estaba entreabierta, cuando fue a cerrarla me encontré que mi hermana estaba detrás mirándome, al momento me tapé con la toalla y me puse coloradísimo.
“Pero ¿qué haces ahí?” -la dije.
“No sabía que la tuvieses tan grande” -me dijo ella.
Aquello me hizo avergonzarme todavía más, no me acuerdo lo que balbuceé y cerré la puerta deprisa y corriendo, mientras pude oír a mi hermana riéndose detrás.
Durante un par de días intenté esquivarla, estaba muy avergonzado, pero noté que ella cada vez me mostraba más atenciones, siempre quería hablar conmigo, y bueno, pasaba más tiempo en casa. Una semana después, cuando pensé que todo estaba olvidado, era viernes por la noche, nuestros padres habían salido a pasar fuera el fin de semana, estaba yo en mi cuarto estudiando, estaba terminando un trabajo en el ordenador. Entonces entró ella. Era verano, así que sólo llevaba una camiseta de manga corta que la llegaba a media altura de los muslos, era mía, se la di hacía tiempo, iba descalza y casi no la oí entrar.
“¿Qué haces?” -me preguntó. Me sorprendió un poco. La miré, estaba increíble, sus muslos resplandecían a la luz artificial, y sus pechos se marcaban en la camiseta, dos pezoncitos en mitad de esas dos montañas.
“Terminando un trabajo” -la dije volviendo al ordenador.
“Tú tienes acceso a Internet, ¿verdad?”
“Sí” -la dije sin separar la vista del trabajo, tenía que terminarlo cuanto antes.
“Por qué no me dices cómo funciona, porfa” -me dijo
“No tengo tiempo, tengo que terminar esto”
“Venga hermanito, sólo un rato, nunca he visto cómo funciona” -me dijo, evidentemente eso era mentira, creo que nadie de nuestra edad no ha entrado alguna vez en Internet, pero ella se acercó, noté el calor de su cuerpo, me revolvió el pelo cariñosamente como solía hacer cuando me pedía algo.
“Bueno, pero sólo un rato, luego te vas y me dejas acabar esto” -la dije. Se puso detrás de mí, casi podía notar sus pechos flotando encima de mis hombros la verdad es que empecé a excitarme un poquito. “¡Dios mío!” pensé, es mi hermana, pero es que está muy buena. La enseñé un par de buscadores, y unas cuantas páginas curiosas, quería que se fuese cuanto antes.
“Bueno, esto está muy bien, pero sé que hay páginas más divertidas” -me dijo. La miré con sorpresa.
“¿Páginas más divertidas? ¿De qué estás hablando”
“Venga, no te hagas el tonto, seguro que las has mirado miles de veces, páginas eróticas, páginas porno, sé que hay muchísimas, enséñame una, venga”.
“Pero tía, qué dices, cómo te voy a enseñar eso” -la dije.
“Venga, no seas idiota, si tú puedes verlas, yo también, venga, enséñame una y te dejo acabar ese trabajo tan importante”.
“Bueno, una más y te vas” la dije, pero me temblaba el pulso. Iba a enseñarle páginas porno a mi hermanita, ¡estaba loco o qué! Bueno, en aquel momento hubiese hecho cualquier cosa porque me dejase solo, de todas maneras tal y como estaba de excitado iba a entrar un poco más tarde para hacerme una paja, así que iría calentando.
Entramos en una página que conocía, tenía bastantes fotos clasificadas, empecé por la desnudos de chicas, lo que siempre hacía, después de mirar unas cuantas fotos, ella me dijo:
“Bueno, y ¿no hay chicos?” la verdad es que no lo sabía, nunca lo había mirado, pero allí estaban, tíos enormes, con enormes pollas, aquello pareció interesarle más, así que dio la vuelta a mi silla y se sentó encima de mi rodilla, yo estaba en pantalón corto, así que pude sentir el calor a través de mi pierna, se sentó solo en uno de mis muslos, abriéndose las piernas, pude notar como el calor y la dureza de sus glúteos, me estaba poniendo malísimo, mi polla empezaba a crecer debajo de mis shorts, y cada vez se notaba más, pero mi hermana seguía concentrada en la pantalla.
“Qué interesante, déjame el ratón ahora, porfa” me pidió, la verdad es que tal y como estaba casi no llegaba al ratón, se lo dejé, estuve a punto de apoyar una mano en su muslo, en el último momento reaccioné y la puse en el brazo de la silla. La verdad es que para no haber entrado nunca en la web, se le daba muy bien. Después de ver la carpeta de chicos, pasó a la de hardcore, aquello se empezó a poner muy caliente.
“Uff” decía ella. “¡Qué barbaridad!” yo ya no podía hablar, tenía la polla que me apretaba en el pantalón como mil demonios. Entonces abrió el enlace de hardcore-teenagers, empezaron a aparecer fotos de chicas no mucho mayores que mi hermana follando como locas.
“Ya has visto bastante, por favor, vete ya” la dije, ella me miró con una sonrisa.
“Un poquito más, porfa!” entonces me miró a la entrepierna , allí mi polla luchaba por salir de su encarcelamiento y el abultamiento era increíble, vi cómo se pasaba la lengua por el labio y volvía a la pantalla, antes se incorporó un momento para levantarse un poco la camiseta, ahora caía a los lados de mi pierna, y mi muslo estaba en contacto directo con su entrepierna, pude comprobar que llevaba un tanguita, de esos que se meten entre las piernas, y que estaba muy caliente, muy caliente. Ella seguía viendo las fotos, mientras empezó a moverse un poco entre mi pierna, frotándose contra mi muslo, primero muy despacio, luego fue aumentando. Yo estaba a punto de reventar el pantalón.
“Hermanito, ¿tú crees que yo estoy más buena que estas chicas?” Me dijo, yo no sabía qué responder, entonces algo dentro de mí que no era yo la dijo.
“Bueno, ellas están desnudas…” en ese momento me tapé la boca, intenté reaccionar “Bueno, quiero decir, que no es lo mismo…” Ella se mordió un poco el labio inferior como pensando. Se levantó.
“Eso se soluciona fácil” me dijo mientras se quitaba la camiseta delante de mí, no llevaba sujetador como ya suponía, y su pechos empezaron a moverse, estaban brillantes, hacía mucho calor y tenía algunas gotas de sudor en la tetas, lo cual las hacía más deseables. Yo me quedé con la boca abierta sin saber qué decir.
“Claro, esas chicas te parecerán más buenas, haciendo lo que hacen y excitándote tanto” dijo ella mientras se sentaba encima de mí, ahora notaba su sexo justo encima de mi polla, se pegó a mí y empezó a pasearme los pechos por delante de la cara.
“¡Me deseas, a que me deseas! Yo te deseo como una loca, desde que te vi desnudo no he pensado en otra cosa que hacerte mío hermanito, y de esta noche no pasa” me dijo, mientras que se agachaba y se ponía entre mis rodillas, me aflojó la cuerda del pantalón y me sacó la polla, ésta saltó como un resorte.
“Oh, Dios mío, sí que es grande. Hermanito, eres un egoísta, cómo no le has dicho que tenías esto tan increíble entre las piernas.” Me dijo mientras empezó a pajearla, yo estaba sin habla, entonces noté sus labios posarse en la punta de mi capullo, empezó a engullirlo, yo seguía allí parado mientras mi hermana me hacía la primera mamada, aquello era mucho mejor de lo que nunca hubiese imaginado.
“Para, para” le dije “Nunca lo he hecho, soy virgen” la dije.
“Tío, con este aparato que tienes y ¿todavía no te has tirado a ninguna tía? Tus amigas son gilipollas, o no será que tú eres…”
“No, no, me gustan las chicas, me gustan mucho, pero…”
“Así que voy a ser la primera. Voy a desvirgar a mi hermanito, ¡uy! eso hace que me ponga todavía más caliente”, me dijo mientras que se quitaba el tanguita, ahora pude ver su coñito, la tía se lo depilaba, sólo quedaba una pelusilla en la parte alta, no podía dejar de mirarla, sus tetas, su coño.
“¿Te gusto? me preguntó. Yo moví la cabeza. “Quieres comerme el coñito?” la dije que sí, así que me llevó de la mano a la cama, casi me caigo, tenía los pantalones en los tobillos, me los quité y me quedé en pelotas. Ella se tumbó en la cama y se abrió de piernas, yo me puse entre ellas, olía extraño, lo más excitante que había olido nunca, empecé a lamerle el sexo, a chupetones, luego empecé a recordar las fotos y los videos que había visto, le abrí los labios del sexo y recorrí mi lengua por ellos, los noté muy húmedos, los separé más y metí toda mi lengua, hasta donde pude, mi hermanita se retorcía en la cama jadeando.
“Ah, ah, ah hermano, qué bien lo haces, sigue metiendo tu lengua, ¡sigue!” me gritaba, yo seguí con la lengua, pero ahora también me ayudé de un dedo, el cual metía y sacaba de su coño, ella pareció perder el control en ese momento noté una oleada húmeda y caliente se me venía en la boca, ella empezó a gritar y a jadear como una loca.
“Ah ahhh” se había corrido en mi cara la muy guarra. “Fóllame, Fóllame” empezó a gritar, yo estaba alucinando, allí estaba mi hermana tumbada en mi cama, desnuda, pidiéndome que la follase, y lo malo, es que yo quería hacerlo, era lo que más deseaba hacer. Así me lancé sobre ella, evidentemente en el primer intento no acerté ni a meterla, la espachurré contra su entrepierna y pensé que me la partía, ella se incorporó un poco, me miró mientras jadeaba.
“Hay que ver lo que tiene que hacer una hermanita pequeña por su hermano mayor” me dijo mientras me ponía la punta en la entrada de su sexo, entonces yo empujé, casi toda mi polla se deslizó dentro de su coño, estaba tan mojado que no me fue complicado “Ahhh” gritó ella, pero quedaba otra buena parte, empecé a empujar hasta que se la metí toda, evidentemente por el grito que dio nunca se había metido un calibre como el mío por el coño.
“Aaaah siii ohhh dios mío qué gusto ahhh” gritaba y jadeaba mientras que se retorcía como una serpiente, yo empecé a perforarla, al principio despacio, pero poco a poco me fui calentando , dejé de pensar que era mi hermana, era la primera tía a la que me follaba, y me convertí en un animal, la penetraba como un loco, pero ella parecía gozar más que yo, la apretaba los pechos, o me tiraba sobre ella para morderlos, así estuve gozando de ella era como estar en el paraíso, entonces sentí que me iba a correr, me entró miedo.
“Me corro, me corro” la dije, ella me sujetó y apretó las piernas.
“Córrete dentro, córrete dentro, quiero tu leche, ahhh” gritaba, yo no puede más y descargué todo mi semen dentro de ella, allí estaba yo descargando mi manguera que parecía no terminar nunca de sacar lefa, ella gritando como una loca, al final caí rendido encima de ella.
“Ha sido increíble” la dije, ella me miró y nos besamos.
“Yo te he desvirgado, pero ahora quiero que tú seas el primero” me dijo, no comprendí muy bien.
“¿Qué quieres decir?”
“Como sabrás, ya he follado antes, pero nunca me han dado por el culo, y quiero que tú seas el primero, me da un poco de miedo, porque la tienes muy grande, pero lo deseo tanto, así que quiero que me rompas el culito hermanito” la miré alucinado, si follar me ponía a cien, el tema de dar por culo a una tía era lo más lujurioso que hubiese pensado.
Lo primero era recuperar a mi pobre polla, así que me tumbé, ella se puso encima de la cama, pude ver cómo se le salía el semen por el coño y le chorreaba por las piernas, ella lo notó, así que cogió parte con los dedos y se los llevó a la boca, luego empezó a acariciar su cuerpo contra el mío, acabó poniendo las tetas en mi polla, que empezaba a crecer y a crecer de nuevo, para acabar el trabajo me la chupó como siempre había visto en las películas, hasta que empezó a costarle meterse toda la polla dentro, estaba ya muy empalmado.
“Espera así un momento” me dijo mientras saltaba de la cama y salía de la habitación, yo empecé a pajearme mientras la esperaba, volvió al rato con un bote, era vaselina, me la dio y se puso a cuatro patas encima de la cama.
“Bueno, sabes lo que tienes que hacer, ¿no?” me dijo, mirándome con cara de lujuria. Yo abrí el bote, unté bien mis dedos y me puse detrás de ella.
“Me he lavado bien”, me dijo, eso me sonó a “chúpamelo”, así me empecé haciéndole un dedito, luego empecé a aplicar mi lengua para humedecerlo, notaba cómo su esfínter se abría y se cerrada al sentir mi lengua
‘Ahhh” gritaba ella, entonces ahora empecé aplicarle la vaselina por todo su ano, me unté otra vez más, la verdad es que miraba mi polla y aquella abertura y pensé que jamás podría meterla, me puse un poco yo en mi polla.
“Venga, hazlo ya, no puedo esperar más, me estoy corriendo como una loca de sólo pensarlo” entonces le abrí los muslos, puse la polla en la entrada de su culito, y empecé a metérsela, el principio fue fácil, estaba muy lubricada y la cabeza del capullo entró sin muchos problemas.
‘Aaaay” gritó, pero sólo tenía la punta dentro, el resto fue más complicado, era tan estrechita, fue empujando y empujando cada vez más fuerte para poder meterle toda la polla, ella no paraba de gritar todo el rato.
“Aahhh dios, qué dolor, cómo me gusta, sigue, sigue, la quiero toda en mi culito, la quiero ah ahhh toda, diosss” gritaba mi hermanita según la sodomizaba, no sé cuánto tiempo tardé, pero al final conseguí empalarla del todo, mi hermana estaba muy tensa, su espalda erizada, gritaba como una posesa, entonces empecé a follarme su culito, la empalaba a dentro y afuera una y otra vez, ella perdió completamente el control.
“Rómpeme el culo, rómpemelo, aaaaug qué bueno, cómo me corrooo” gritaba yo también perdí completamente el control, la perforaba como si fuese una planta petrolífera, sin contemplaciones, me agarré a sus pechos para poder metérsela más, y gozar el tacto más agradable, cada vez se me hacía más fácil meterla y sacarla, y la verdad es que como acababa de correrme mi capacidad de aguantar era increíble, pensé que perderíamos el sentido los dos.
“Espera, espera, quiero ponerme encima, quiero ponerme encima”, me dijo ella jadeando, así me que tumbé en la cama, la espalda apoyada en el cabecero, ella se puso encima de mí, apoyó las piernas en mis rodilla y se dejó empalar, creo que llegó todavía más al fondo, ella temblaba según se la volvía a meter, siguió jadeando, ahora yo me agarré a sus tetas y no las soltaba, ella saltaba encima de mí, cada vez que caía yo la empujaba para arriba para perforarla más.
“Aaahh ahhh” eran sus gritos ante cada embestida, estábamos completamente cubiertos de sudor, ella con una mano empezó a excitarse el coño, era como un manantial de flujos, entonces ya no pude aguantar más, esta vez ni se lo pregunté descargué toda mi carga en su culito, ella erizó la espalda, yo me apreté contra ella y le agarré los pechos con más fuerza, ella volvió la cabeza y nuestras lenguas se fundieron mientras que mis ultimas gotas de semen salían dentro del sodomizado culito de mi hermanita.
Después de aquella primera vez con mi hermana. Seguí follando con ella regularmente. Me contaba que salía con algunos chicos, que también se la follaban, pero que disfrutaba siempre más conmigo. Y claro, yo nunca le decía que no. Cada vez nos volvíamos más salvajes en nuestros polvos.
Un día mientras que follábamos sentados en una silla delante del ordenador mientras navegábamos por páginas porno como la primera vez. Encontramos un video en donde una chica era follada por otra chica con un descomunal cinturón consolador mientras un tío la daba por detrás. Eso excitó muchísimo a mi hermana, y me propuso una aventura.
Tenía una compañera en su clase. Era la típica chica pelota y empollona, que se llevaba fatal con todos sus compañeros de clase. Según parece mi hermana se la tenía jurada, y éste era el momento.
Así que un día fuimos a comprar un cinturón-consolador, nos miraron un poco raro, pero lo conseguimos. Esa era la primera parte.
Ahora mi hermana iba a pedirle a esta Marta, la empollona, que le echara una mano con unos problemas. Intentaría convencerla para que fuera a casa un día que mis padres estuvieran fuera todo el día. A la semana siguiente mi hermana me dijo que había conseguido convencerla. El resto era fácil. Teníamos una poción que había conseguido mi hermana de uno de sus amantes que era capaz de poner cachonda a la tía mas frígida del mundo. Así que se la pensábamos dar con algún refresco.
A la siguiente semana apareció un día mi hermana con Marta. Era un poco más baja que mi hermana, se intuía que era más bien delgada y que no tenía que estar mal dotada de tetas, pero llevaba una ropa tan a la antigua que la hacía quedar fatal. Luego unas enormes gafas de las que no se llevan ya y el pelo recogido hacia atrás como las abuelas. Era todo un panorama.
Las dos se fueron a su cuarto a estudiar. A la media hora o así, entré en la habitación, y las dije si querían tomar algo de beber, había hecho algo de limonada con unos emparedados. Mi hermana dijo que sí, Marta no le apetecía mucho, pero fue a la cocina. No quería ni comer ni beber, al final conseguimos convencerla de que probara un poco de limonada. Bebió un par de sorbos, pareció gustarle y se terminó el vaso. Mi hermana y yo nos miramos con satisfacción.
Ellas volvieron a su cuarto, y yo entré al rato para charlar un rato con ellas. Entonces empecé a ver que Marta empezaba a sudar bastante, se la notaba acalorada y empezaba a ponerse colorada. Mi hermana la dijo si se quería quitar el jersey. Al principio dudó, pero aceptó al final. Al quitárselo, pudimos ver que efectivamente tenía unos grandes pechos, debajo llevaba una camisa, pero sus tetas marcaban un gran volumen debajo, y también parecía delgadita. Seguimos charlando. Marta apenas hablaba. Seguía sintiendo los efectos. Entonces continuamos con nuestro plan.
Me acerqué a mi hermana y empecé a acariciarla, nos empezamos a besar mientras que le empecé a tocar los pechos. Mientras veíamos cómo Marta se mordía los labios, estaba ardiendo y luchando contra su pudor. Entonces me puse de pie, mi hermana me bajó los pantalones y mi enorme polla saltó fuera de los calzoncillos. Marta dio un respingo en la silla al ver tal aparato. Se mordió el labio inferior. Mi hermana empezó a chuparme la polla, que se iba haciendo cada vez más grande y se empinaba más y más.
-¿Quieres tocarla Marta? -le pregunté. Ella estaba como paralizada. Se lo pregunté otra vez girándome hacia ella para que pudiera ver las dimensiones de mi aparato.
-¿Puedo? -respondió por fin con una pregunta.
-Claro que sí -la dije yo acercándome. Me puse a su lado, con una mano empezó a tocármela un poquito, tenía unas manos muy suaves y tersas.
-¿Quieres probarla con la lengua? -le dije. Ella acercó su boca y pasó la lengua por la punta de mi polla. Una corriente recorrió toda mi espalda. Siguió dándome algunos lametones.
-Marta, ¿por qué no te pones más cómoda? -le preguntó mi hermana. Ella aceptó. Entre mi hermana y yo empezamos a quitarle toda la ropa, la verdad es que desnuda, con el pelo suelto y sin las gafas, Marta era una autentica chica cañón, delgadita, buenas tetas, morenita, era un bombón.
La tumbamos en la cama mientras mi hermana y yo nos desnudábamos. Ella nos contemplaba retozando encima de la cama. Yo me tumbé a su lado, nos estuvimos besando, mientras mi hermana se había metido entre sus piernas y estaba empezando a chuparle su conejito. Entonces le dije que me la chupara, ella me la cogió como una principiante, apenas sabía chuparla, pero esa novedad me encantó, sólo me la había chupado hasta entonces mi hermana, que era una auténtica experta, así que sentir esa otra boquita y esa lengua caliente en mi polla me puso a cien. Ella se retorcía cada vez que mi hermana le metía la lengua hasta el clítoris.
-Por favor, házmelo, házmelo -empezó a gritar, evidentemente quería que la follase. La tumbé en la cama, la abrí las piernas, tenía el sexo empapado, creo que la pobre ya se había corrido. Le puse la polla a la entrada de su coñito y se la metí de golpe tal y como había hablado con mi hermana.
-Aaaauuaa -gritó ella al sentir mi enorme polla perforándola. Mi hermana se puso encima de su cara, puso su depilado sexo en su boca y le dijo que se lo chupase, la pobre apenas podía sacar la lengua ante los envites que recibía en su coñito. Yo le magreaba las tetas, que se le habían puesto bastante duras.
-Así estuve follándomela un buen rato. Cuando se la saqué ella ya estaba como loca cabalgando.
-No, quiero más -me dijo.
-Espera chiquilla, que ahora vas a tener doble ración. -la dije. Entonces vio a mi hermana que se había puesto el cinturón consolador, era casi del mismo tamaño que mi polla. Marta quedó sorprendida. Mi hermana se tumbó en la cama, cogí a Marta y la puse encima de ella, intentó resistirse un poco, pero acabó empalada en aquel consolador enorme
-Aaaaggg -gritó, pero entonces la agaché, le abrí las nalgas, y le metí un dedito en el ano, lo tenía realmente pequeño, desde luego iba a disfrutar con la venganza de mi hermana.
-Nooo por favooor nooo -gritó ella cuando sintió la punta de mi polla en su culito- nooo por el cul… aaaagg -fue su respuesta cuando empecé a embestirla por el culito, ella se iba más contra mi hermana, que la embestía más por el coñito.
-Aaay por favvv… nooo -gritaba la pobre mientras mi polla la perforaba más y más su estrecho culito. Desde luego que me costó mucho poder llegar hasta el fondo, ella se retorcía de dolor y de placer clavada en aquellas dos pollas.
Entonces empezamos a follárnosla de la manera más salvaje. Yo la empujaba por detrás y mi hermana por delante. La pobre no paraba de gritar y jadear, temblaba y se retorcía, mi hermana sintió su coño derretirse al mismo tiempo que el de Marta, yo no pude más y descargué todo mi semen en su culito. Al final acabamos los tres tumbados agotados de tanto placer y lujuria.