Enseñándole a mi hija a masturbarse

panzer626

Virgen
Registrado
Dic 29, 2008
Mensajes
55
Likes Recibidos
38
Puntos
18




Un relato de mi blog

Mi nombre no puedo decirlo, pero vivo solo con mi hija de 14 hace bastante tiempo. Tengo 33 años, soy de contextura normal y mido 1,75. Mi niña se llama Paula, mide 1,54 tiene el pelo claro, lo usa largo y es bastante inocente y juguetona, lo que nos ha llevado a algunas situaciones algo extrañas como la que les voy a contar en este relato.






A cierta edad las niñas se ponen curiosas con su cuerpo, y yo, por temas de trabajo no he podido darle la atención necesaria a mi nena este último tiempo por lo que ella se lo cobró conmigo apenas tuvo la oportunidad. Antes ya le había explicado sobre algunas cosas propias de esa edad pero ese sábado llegó a mi habitación usando sólo un short y una camiseta. Yo sólo tenía puesto mi boxer.




-papá, quiero hacerte una pegunta

-dime hija

-me da algo de pena pero me duele mi vagina, creo que me toqué muy fuerte




Me tomó por sorpresa. Sabía que debimos tener esta conversación antes y obviamente mi hija estaba desarrollando su sexualidad, y a eso le sumaba el hecho de saber por su boca que ella se masturbaba.




-muestrame. Le dije sin pensar, todavía estaba aturdido por sus palabras.




Ella mira sonrojada hacia abajo mientras se quita el short. Tenía ante mi a una puber desnuda de la cintura hacia abajo, con una de las vaginas más hermosas que he visto. Su pubis era escaso, rizado del color de su cabello.




-dime cómo pasó

-estaba en la cama, desperté algo excitada así que me quité la ropa y me toqué pero creo que lo hice muy fuerte porque empezó a dolerme.




Tenía enrojecidos los labios de su vagina, pero era por el roce sobre la piel seca. La acerqué hacia mi, yo estaba sentado al borde de mi cama con una erección de aquellas. Hacía mucho ya que no estaba con una mujer y mi niña estaba cada vez más linda.




-pero Paulita, tienes seca tu vagina, te enseñaré como se hace.




Empecé a masajear sus labios presionando en forma circular hasta que sentí como se iba humedeciendo de a poco. Ella puso ambos brazos sobre mis hombros pero conservando su distancia. Miraba sin perder detalle de todo cuanto hacía mientras abría las piernas.




-listo, ahora puedes. Ya no debieras tener problemas




Paula estaba caliente, no había duda, yo, como su padre, la conocía bastante.




-sé que es algo tarde para la charla de padre e hija pero creo que más vale tarde que nunca.




Mi niña asintió con la cabeza y se sentó a mi lado. Empezamos a hablar de sexo, ella desnuda de la cintura hacia abajo y yo con una erección que no me interesaba disimular. Luego de un rato estábamos acostados mientras charlábamos y yo le acariciaba el pecho sobre la ropa. Fue ahí donde se me ocurrió hacer algo que una vez leí por ahí y le traje un espejo pequeño para ir viendo juntos su vagina y responderle sus dudas. Ella no se resistió, incluso mostró entusiasmo por mi idea.




-siéntate y abre las piernas, puedes quitarte la camiseta si tienes calor.




Ella no perdió tiempo y terminó de desnudarse. Recorrimos su vagina, primero yo y luego ella. Después le conté que podía sentir cosas en su ano y pechos, por lo que empecé a trazar líneas desde un pezón a otro mientras ella se tocaba ya sin ningún tapujo.




La oí gemir por primera vez, me miró con los ojos entreabiertos, con una expresión casi suplicante producto de su calentura.




-abre atrás




Le metí un dedo en la boca mientras ella se abría el ano, me lo chupó con desesperación, casi me arrepiento de que hubiera sido sólo mi dedo lo que metí en su boca.

Mi dedo bajó sin perder tiempo hasta su culito infantil y se lo metí dentro sin piedad. Ahí si que me arrepentí de haberle metido sólo mi dedo.

Dio el gemido más expresivo que hubiera oído. Paulita se había masturbado para mi y con mi ayuda, teniendo su primer orgasmo. Luego de acabar, se acurruca a mi lado sin absolutamente ninguna intención de vestirse.




No tenía ninguna excusa pero necesitaba quitarme mi ropa interior, así que después de un breve momento pensando qué hacer, me lo quité sin más. Mi pene adulto estaba frente a la vista de una adolescente, duro, con una erección que quería apagar en la concha de mi hija.




-papá, y tú ¿te masturbas?

-claro que si, de hecho me gustaría hacerlo en este instante.

-¿por qué no me muestras?




Confieso que me corté al principio, pero mi niña me abrazaba y miraba mi cara, ella estaba más pendiente de mis gestos que de mi pene. Me giro hacia ella y ella también lo hace, ahí me di cuenta que también se estaba masturbando. paso mi otra mano por detrás de su cabeza y la acerco a mi. Estamos muy juntos, ella se quita los dedos para meterlos en su boca y chupárselos frente a mi con una lascivia brutal. Es por lejos la mejor paja de mi vida.




Empecé a notar su mirada vidriosa irse hacia arriba, su respiración y gemidos eran como hace un rato y la verdad, también me faltaba bastante poco para acabar. Con la mano que sujeto su cabeza la acerco todavía más a mi y con la otra aputo mi pene directo a ese pequeño orificio de carne entre sus piernas. La toco y está mojada, mucho más mojada y caliente que antes.




La penetré sin piedad, subiéndome sobre ella mientras abre sus piernas y me sujeta de las caderas para clavarsela con más fuerza. Ambos sentimos como se dilataban las paredes carnosas de su vagina, apretaban como no había sentido nunca. Esa fue la primera señal de que faltaba poco. Un segundo empujón más fuerte que le primero trataba de encontrarle fondo a mi pequeña prostituta. Ambos sentimos como se rompía su himen y fue ahí donde no pudimos aguantar y acabamos los 2 al mismo tiempo. Mi nenita durmió conmigo esa noche. A la mañana siguiente me desperté porque se estaba masturbando a mi lado.




De vez en cuando, ella va a dormir conmigo, siempre desnuda.
 
Arriba Pie