Encuentro Lésbico con mi Tía 02

heranlu

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Sabía que seguramente se lo había puesto especialmente ese día para modelárselo a su amante, es decir, al tipo que llenaría la piscina. Pero eso no me importaba, pues de paso yo tendría la oportunidad de mirarla también. No podía esperar a que se diera vuelta para mirarla, pero mi tía solo permanecía de espaldas mirando su pantalla, esmerándose en secar su cabellera. Aun así la vista era encantadora, podía verle su espalda desnuda, y debajo, su trasero con toda claridad tras el traje trasparente. La ansiedad era insoportable, pero mi tía no se daba vuelta hasta que terminó con su cabello, y aun así no pude ver mucho, pues se dio vuelta muy rápido y con su bata en mano y se marchaba a su recamara. Me moría de ganas por perseguirla, pero sabía que tenía que bajar.

Unos minutos pasaron y tocan la puerta, seguramente era el amante de mi tía, quien no tardaba en bajar para recibirlo. Cuando la vi correr a la puerta, noté que en las piernas llevaba un lindo pareo verde que combinaba perfecto. Al abrir, el tipo entraba con la gran manguera de la bomba de agua, directo a su trabajo mientras reían de camino a la piscina. Ahí, el señor aventaba la manguera dentro, más tarde salía a encender la bomba para comenzar a llenar la piscina. Tardaron un largo tiempo afuera, sabía que debían estarse besando y tocando, pero como ahora estaban detrás de la bomba, no pude espiarlos. Cuando entraron nuevamente, yo hacía como que veía la tv, pero no les perdía la pista, en un momento pude ver como mi tía se deshacía de su pareo, sabía que aquel traje no dejaría nada a la imaginación, y sin la segunda prenda podía verle todo su escultural cuerpo. Me moría de envidia, no mentiré, pero sabía que aquel tipo solo tenía pocos minutos para su deleite, mientras yo tendría el resto del día.

Trate de tranquilizarme y ser paciente, eventualmente el señor terminaba su trabajo y salían a despedirse, sabía que estarían manoseándose nuevamente pero eso no me importaba. Me apresure a apagar la pantalla para entrar a la piscina, pero en ese momento noté que entraba mi tía con el pareo puesto de nuevo, me pareció extraño, pero lo peor fue que estaba a punto de subir a su dormitorio, de inmediato me apresure a detenerla, preguntándole si no se metería a la piscina con migo, pero ella me respondió que iría a descansar un poco, que más tarde me acompañaría, en tanto, yo podía entrar sola. Como todo aquello me parecía muy extraño, no le creí y le insistí como niña malcriada hasta que acepto, no sin antes advertirme que sería solo por un momento, pero a mí no me importaba, solo quería verla con ese debelador traje.

No muy convencida salía mi tía a acompañarme, me sentía mal por estar prácticamente obligándola, pero estaba tan caliente que no me importó mucho, y en cuanto la vi de frete, todo se me olvido. Aquel traje no ocultaba nada, podía ver perfectamente sus grandes senos y sus pezones cafés bajo la tela, intenté mirar debajo, pero su pareo me lo impedía, quería quitárselo yo misma. Apenas frente a la piscina se quitó el pareo y sin darme un buen campo de visión se metió en la parte más honda. A manera de juego intentaba acercarme para verla mejor, pero con el agua hasta el cuello mi visión era muy limitada. Con el paso del tiempo mi tía lo fue tomando con más alegría, platicamos, reímos, y todo regresaba a la normalidad, aunque yo siguiera en mi papel de voyerista, intentando ver el cuerpo de mi tía cada que podía, pero ella era muy precavida y no me dejaba ver mucho.

Esa misma tarde el cielo se cerró como pocas veces lo hacía por esos rumbos. Inevitablemente llovería en cualquier momento, y como ya comenzaba a hacer frio decidimos entrar. Claro que yo aproveché la oportunidad y me retrasé para esperar que mi tía saliera antes, ella no quería hacerlo y me apresuraba para que lo hiciera primero, pero yo me quedé detrás siguiéndola de cerca.

Cuando salió, descaradamente le observaba cuanto podía, con su traje de baño completamente mojado, la vista era impresionante. El traje se le pegaba en su trasero, metiéndose entre sus nalgas, y apenas dándose vuelta pude verle su bellísimo coño completamente depilado y rosado, tan solo con un poco de bello en forma de cuadro, muy parecido al que tenían aquellas actrices en la película para adultos que le había visto. En seguida me puse al cien, estaba nerviosa, y pese al frio, comencé a sudar y a temblar de la ansiedad. Después se dio vuelta, mientras buscaba su pareo, yo estaba inmóvil, no podía hacer nada, mi mente estaba perdida en su cuerpo y en sus tetas que ahora con el traje mojado, eran aun más claras. Seguramente se dio cuenta de mi indiscreta mirada, pues rápidamente se puso su pareo, y entro a la casa sin dejarme ver más que su espalda al marcharse.

Una vez adentro, me dijo que subiría a cambiarse, por mi parte no me quedó más que hacer lo mismo. Mientras me secaba el cabello ya comenzaba a llover, y caían unos horribles relámpagos que estremecían todo el lugar. Nunca me han gustado, y desde que tengo menoría siempre me han dado miedo. Estaba a punto de ponerme el pijama para dormir, pero me sentí incomoda y decidí tomar un baño antes, pero apenas saliendo me encontré con la sorpresa que no era la única con esa idea, mi tía ya se encaminaba al mismo destino que yo.

Nuestras miradas se cruzaron y al darnos cuenta de la situación al ver que cada una llevaba su toalla en mano, ambas nos lanzamos una graciosa risa. Ella estaba a punto de darse vuelta de regreso diciendo que me dejaría ser la primera en turno, en cualquier otro momento no lo hubiese dudado, pero mi excitación me traía como loca, y no quise dejar pasar la oportunidad. No lo pensé, de haberlo hecho seguramente no habría abierto la boca, sucedió tan rápido que no tuve tiempo de retenerme y le sugerí que nos bañáramos juntas. Mi tía se quedó perpleja, permaneció mucho tiempo en silencio, y yo no sabía si estaba buscando una excusa o si simplemente no sabía que decir. En ese momento me sentí como una tonta, atrevida, e irrespetuosa, por no respetar su intimidad, pero por otra parte mi tía no se negaba.

Después del largo silencio por fin aceptaba aun sin decir nada, tan solo con una sonrisa picara, mientras me acompañaba al baño. Apenas entramos, mi mirada regresaba a su zona intima, ya sin el pareo podía verle nuevamente toda su perfecta vagina claramente. No podía creer que en unos segundos la vería completamente desnuda, solo de pensarlo me puse tan nerviosa que comencé a temblar incontroladamente, mientras mi tía comenzaba a quitarse el traje de baño. Aquello ya era insoportable, había sido mucho para mí, incluso antes de verla desnuda ya estaba arrepintiéndome de haberle propuesto la ducha doble, no sabía si soportaría estar junto a ella y resistirme a tocarla o quién sabe qué más.

Intentando relajarme, me di vuelta para quitarme mi traje de dos piezas, y evitar mirar el cuerpo de mi tía. Me dio vergüenza quitarme la parte superior del traje, tímidamente comencé con la parte de abajo, dándole la espalda a mi tía que ya se metía a la ducha, debido a esta postura, sin intención, literalmente puse mi cola enfrente de ella, al agacharme para quietarme esa parte del traje, según yo, intentando no mirar a mi tía, pero ese intento fue en vano y patético, pues no pude resistirme a voltear a dar un vistazo, y lo que vi me dejaba sin aliento. Al verme en esa sugestiva pose, mi tía no podo resistirse a verme descaradamente mi coño, que seguramente se me veía explícitamente en esa posición, pero lo que me dejo impactada fue que mientras me espiaba, se tocaba su propio coño mirando el mío, pensando que no la veía.

Aquella escena me llevó al éxtasis total, no sabía que pensar, si le gustaba, si estaba tan excitada como yo, o si había sido mera curiosidad y con lo caliente que estaba comenzaba a imaginar cosas. Para ese punto ya no quería hacerlo, pero sin excusa alguna, y presa de mi propia trampa una vez más, no tuve opción y me metí a la ducha con mi tía. Sin mirarnos fijamente, ambas intentábamos, hacer nuestro aseó personal por nuestra cuenta, en un momento muy incomodo para mí, pero juntas en la misma ducha, era de esperarse que en algún momento se comenzaran a dar roces de nuestros cuerpos. Como yo soy más pequeña que mi tía, sus tetas me quedaban casi frente a mi cara, y cada que se daba vuelta, y me las topaba en frente, me daban ganas de tocarlas y chuparlas, sentir el roce de sus nalgas con las mías, era altamente excitante, mientras nos enjabonábamos, no pude resistirme a tocárselas un par de veces con el pretexto de estarme acomodando para quitarme el jabón del cuerpo.

La situación continuaba así, hasta que en un momento no pude contenerme y le toqué sutilmente su vagina mientras me acomodaba. Estaba tan caliente, que lo único que pensé era en hacerlo otra vez, pero antes de que tuviese otra oportunidad, mi tía abría la puerta de la ducha sin decir nada, para salir y secarse antes de regresar a su dormitorio.

Con esa acción, me sentí horrible, no creía como pude haber hecho algo así, la vergüenza era insoportable, quería regresar el tiempo. Intentaba no pensar en lo sucedido aun en la ducha después de que mi tía me dejara sola, pero todo había sido muy intenso, eran mucha información y sentimientos que procesar. Utilicé ese momento para reflexionar exactamente qué estaba haciendo, no sabía si era simple curiosidad por ver el cuerpo de mi tía, o si en verdad me estaba atrayendo sexualmente.

Terminando de bañarme regresé a mi recámara aun intentado tranquilizar mi mente. Me sequé el cuerpo con la toalla, y me acosté desnuda sobre la cama. En ese momento la lluvia aumentaba su intensidad, se escuchaba muy feo, el sonido era ensordecedor, pero por otra parte, también era tranquilizante. El sentirse rodeada de tan feroz fuerza de la naturaleza, también ofrece cierta seguridad, pero sobre todo, intimidad. Todo lo acontecido en aquellas vacaciones, la soledad de mi habitación, no pude resistirme y comencé a tocarme. Mi cuerpo lo pedía, en verdad estaba muy caliente, necesitaba relajarme, sentía mi cuerpo tenso, aun temblando un poco después de lo sucedido en el baño, mis pequeñas tetas estaban duras, mi vagina la sentía húmeda y caliente, apenas comencé a tocarla y un escalofrió me recorrió por el cuerpo, estaba encantada, pero en ese momento la tormenta arremetió con todas sus fuerzas y los estruendos no se hicieron esperar.

Mi miedo hacia ellos es tal, que no pude continuar con lo que estaba haciendo, me ponen muy mal, y con otro relámpago más, no pude soportarlo y salí corriendo de mi cuarto al de mi tía.

Mi fobia es tan extrema, que no me importó lo que acababa de suceder, por un momento lo había olvidado, pero a las puertas de la recamara de mi tía, algo hizo que me detuviera. Con el sonido del torrencial cayendo sobre la casa, no pude escuchar bien, pero no tarde mucho en averiguarlo. Mi tía se estaba masturbando, y sus gemidos eran incontenibles. Escuchaba de nuevo el ya inconfundible sonido de su consolador vibrando mientras mi tía lo disfrutaba, y lo expresaba muy bien. Esa situación me llevó al clímax total, solo eso pudo con mi fobia, de inmediato me lleve los dedos a mi vagina y comencé a tocarla de forma frenética, ya no podía con migo misma, pensé en regresar a mi cuarto y correrme a gusto y gritar como lo estaba haciendo mi tía al otro lado de la puerta, pero ya había sido demasiado, y ya había llegado muy lejos. Sin pensar en las consecuencias, me acerqué más a su puerta y tomé la manija. Una parte de mi rogaba por que estuviese abierta, pero por otra parte no quería hacerlo y que mi tía la hubiese cerrado con seguro era la única forma, pero al bajar lentamente la manija, la puerta se comenzó a abrir. A medida que la empujaba poco a poco la puerta, los gemidos de mi tía se escuchaban con más claridad, apenas la puerta dejaba pasar un poco de la tenue luz de la lámpara de mi tía, y me detuve.

Pensaba que sería descubierta en cualquier momento, pero estaba a merced de mi excitación, para ese punto no regresaría hasta ver a mi tía masturbarse. Estaba decidida, y como aun escuchaba a mi tía casi gritar de placer, empuje la puerta más y más hasta que pude verla. Poco a poco veía sus pies descalzos, después vi un poco de su bata blanca bajo sus piernas completamente abiertas y con un poco más de valentía por fin se debelaba la escena maravillosa que tanto me había imaginado. Las piernas abiertas de mi tía, metiéndose el consolador vibrando, y esa cara de placer, mientras se tocaba sus grades senos. Pero lo que más recuerdo es que su consolador entraba casi hasta desaparecer entro de su vagina, yo nunca había podido hacerlo, me dolió cuando lo intenté, pero mi tía parecía estarlo disfrutando como aquellas mujeres lesbianas en su video. Yo estaba como nunca, me tocaba y me masturbaba, sabía que podía verme en cualquier momento, pues solo era cuestión de que levantara su rostro, pero ella parecía estar perdida en su intimidad, y como yo estaba igual o peor, no me importó y continúe masturbándome mientras espiaba a mi tía haciendo lo mismo.

Todo parecía que terminaríamos en cualquier momento, pero en ese instante un terrible trueno se hizo escuchar retumbando las ventanas de la casa, y con mi fobia no pude evitar gritar de miedo. De inmediato mi tía se acomodo su bata y escondía su consolador bajo esta, pero no dijo nada. Ya al descubierto, no me quedó otra opción que entrar, me subí la parte de debajo de mi pijama y entré tímida alegando que no podía dormir por los estruendos, después de todo la mitad era cierto. Ella me sonrió con ternura, y cariñosamente me invitó a acostarme con ella. Muerta de la vergüenza subí a su cama, y me acosté a su lado. Fue muy extraño pues al hacerlo, noté que aun tenía su consolador un poco escondido bajo su bata, al lado opuesto de donde me hacia lugar para que la acompañara.

Entre miedo, vergüenza y excitación me acosté a su costado, y la abrase fingiendo un poco más mi fobia. En ese momento mi tía rompía un poco el hielo haciéndome burla sobre mi miedo a los truenos, explicándome que no les debía temer. Eso ya lo sabía pero nunca había podido resistirme, le decía mientras inevitablemente intentaba mirar bajo su bata que había dejado un poco abierta. Entonces no pude resistirme y saqué el tema de su operación.

-¿Duele? Pregunté.

-¿Cual?

-La operación.

- Ah eso… un poco la recuperación. ¿Por qué? Respondía mi tía nerviosa.

-Te quedaron maravillosas.

-Gracias, pero ya te dije que nunca te hagas una, estás hermosa así como eres, no me tomes como ejemplo.

-No lo haré, pero siempre has sido mi modelo a seguir, y te tengo mucha confianza.

-Me alegro, sabes que cuentas con migo para todo. Me contestaba mientras mi mano se acercaba un poco a sus senos.

Yo estaba muy nerviosa, estaba temblando como si tuviese mucho frio, y sin decir nada, comencé a meter mi mano tambaleante lentamente bajo su bata, mirando en todo momento temerosa, la reacción de mi tía. Ella cerró sus ojos y se relajó como fingiendo haberse dormido, al tiempo que mis dedos rosaban sus senos. Los sentí muy duros, la sensación era extraña e indescriptible, pues nunca antes había tocado unos pechos que no fueran los míos, por eso, y porque mi tía no hacia ninguna reacción me anime a continuar tocando alrededor entrando lentamente a sus pezones, cuando llegué a ellos los pellizqué sutilmente, de inmediato volteé a ver el rostro de mi tía, pero ella continuaba con los ojos cerrados, sin expresar nada. Eso me dio la confianza suficiente para continuar, estaba maravillada, sutilmente abrí su bata para poder ver sus senos ahora, mientras los estaba tocando.

Cuando me animé a abrir su bata por completo, inevitablemente mi mano sintió el consolador que había dejado olvidado bajo su brazo. Eso hizo que me exaltará, cuando creí que más ansiosa no podía estar me encontré con el objeto que lo había iniciado todo. Sin pensar, lo temé y lo saqué de su escondite. Para ese momento ya no estaba segura de que estaba haciendo exactamente mi tía, comenzaba a pensar que quizá en verdad se había quedado dormida, pues no hacía un solo movimiento. Pero yo estaba súper excitada, así que lo encendí, sabiendo que el ruido la despertaría o la delataría si estaba fingiendo.

Con el sonido de su pequeño motor vibrando, seguramente mi tía reaccionaría, pero solo se acomodó un poco sin moverse de su lugar y continuo como su estuviese sola. Entonces le puse el consolador encendido sobre su cuerpo, comenzando por sus pechos que ya estaban al descubierto en su totalidad, ella no reaccionaba, bajé poco a poco, pasando por su marcado abdomen, poco a poco llegando a su destino final, y apenas llegaba por debajo de su vientre plano, abría las piernas como aceptando lo que planeaba hacer. En ese punto, todos mis temores culminaron, ya no había más, así que tambaleante, en parte por el vibrar de su juguete, y en parte por la ansiedad y excitación llegué a su zona más privada. Era maravillosa, perfectamente depilada, mis recuerdos de la película regresaban, e intentado imitarlas quise meterle el consolador de una vez, pero mi tía me cerro las piernas rápidamente para abrirlas enseguida. Entonces lo comprendí y recordé mejor la escena; aquella chica le había chupado primero su vagina antes de meterle el consolador. Por supuesto que yo nunca había hecho algo así, no solo no sabía cómo, sino que no quería hacerlo, me daba miedo, pues no sabía a qué sabría aquella vagina tan mojada coma la de mi tía, como se sentiría en mis labios, pero ya estaba ahí, y estando bien caliente me anime, acerqué mi boca, saqué mi lengua y como pude le comencé a chupar su coño.

No sabía cómo hacerlo, pero al contacto de mis labios con los suyos, mi tía emitió un gemido que inútilmente intentaba ahogar. Eso me comprobó que le gustaba, y a mí me termino de convencer. El sabor era extraño, la textura inexplicable, pero aquella sensación era fascinante, el saber que estaba excitando a mi tía me excitaba a niveles que nunca me imaginé. Pero en ese momento me tomó por la mejilla y me levantó el rostro que tenía clavado en su coño, no sabía que estaba sucediendo creí que ya no le había gustado, pero sabía que lo había disfrutado. Perpleja veía a mi tía cómo se reincorporaba, tomándome de la mano, me quitó su consolador y me dijo:

-Sé, que ya lo habías tomado. Olvidaste lavarlo. –En ese momento recordé que tenía razón, debía haberlo encontrado pegajoso y húmedo.

-Lo siento. –Solo pude decir.

-No me molesta, es normal. Conociéndote seguramente no habías visto uno ¿No es así?

-Así es. –Le respondí muerta de de la pena, aunque lo ocultaba, sentía que mi tía me regañaba como cuando niña.

-No te preocupes, ahora es tuyo. ¿Sabes cómo usarlo?

-Nunca pude lograr meterlo hasta adentro. –Con gran esfuerzo pude contestarle, con una voz engarzada de vergüenza, que apenas podía salirme de la boca.

-Es normal, aun eres joven y seguramente no lo hiciste correctamente. ¿Quieres que te muestre cómo?

Aquello me dejo congelada, conmocionada, no sabía que decir, solo atiné a contestarle que si, con la misma voz tímida y casi inaudible. Cuando mi tía se me acercaba a quitarme el pijama de la parte de arriba para recostarme boca arriba, y poder deshacerse de la parte de abajo, dejándome completamente desnuda. Apenas podía respirar, la sensación era insoportable, sabía lo que vendría y no podía esperar, así que abrí las piernas y cerré los ojos. En la penumbra de mis parpados las sensaciones aumentaban, podía escuchar y sentir los latidos de mi corazón agitado a gran velocidad. Sentía como mi cuerpo no dejaba de temblar, no lo podía evitar por más que respirara profundamente. Y en ese momento sentí la cálida lengua de mi tía tocando mi vagina húmeda, que al contacto se inflamaba y lubricaba aun más. Sentía la lengua de mi tía entrando bien profundo y estimulando mi clítoris, entonces no pude más, y lance un gemido de placer, sabía que me vendría en cualquier momento, pero antes de hacerlo mi tía se detuvo, y antes de que pudiese hacer o pensar algo, escuche el inconfundible sonido del pequeño motor del consolador haciendo su trabajo. La ansiedad ya era insoportable, y cuando lo sentí entre mis labios vaginales, gemí rogando que no lo demorara demasiado, sintiendo los finos dedos de mi tía abriendo la cavidad para darle paso libre al gran pene de plástico que se deslizaba cada vez más profundo mientras vibraba. Todo eso me estimulaba de una manera inimaginable, mi tía movía el consolador lentamente al tiempo que lo introducía cada vez más adentro, y a medida que avanzaba el vibrador, mi excitación aumentaba, más y más. Para cuando llegaba a lo más profundo de mi ser, la sensación fue sencillamente demasiada y comencé a gemir incontroladamente, pero mi tía no paró ahí, de lo contrario aumento la velocidad metiendo y sacando el consolador fuertemente, mientras yo gritaba de placer sintiendo como mi coño estaba a punto de estallar, pero no conforme con eso mi tía acercó su boca a mi clítoris y comenzó a chuparlo y succionarlo fuertemente, y yo no pude más y me vine como nunca antes lo había hecho. La sensación fue muy intensa, obligando a mí cuerpo a que se retorciera de pies a cabeza, mientras mi coño estallaba y sentía como me corría relajadamente y libre al sentir mi vagina dilatarse cuando mi tía sacó el consolador de mí.

Segundos más tarde, cuando termine mi orgasmo, intente reincorporarme, pero al abrir los ojos, mi tía estaba frente a mí, y sin decir nada, se acerco a mi boca y la besó. Recuerdo su rostro, como acercándose en cámara lenta, y al sentir sus labios, no pude resistirme, y cerré los ojos nuevamente, perdiéndome en tan maravillosa sensación. La abrasé, la toqué, y deje que me tocara, me tomó mis pequeñas tetas y las comenzó a masajear, yo hice lo mismo con las suyas.

Al término del largo beso, mi tía se recostó boca arriba, y yo sabía lo que esperaba. Me puse muy nerviosa, me sentía obligada a hacerla gozar como ella lo había hecho con migo, pero con mi inexperiencia no sabía cómo. Tímidamente acerqué mi rostro a su entrepierna que me esperaba abiertamente, y le comencé a chuparle el coño, intentando imitarla cuanto podía recordar. Me sentía inconforme, pero cuando ella comenzaba a gemir de placer, me indicaba que no lo estaba haciendo mal, y continúe. Cuando sentí que su coño estaba lo suficientemente húmedo, decidí que era hora, e intenté de nuevo meterle el consolador, así que lo tomé lo encendí y comencé de a poco a introducirlo, como ella me había mostrado como hacerlo. Esta vez, estaba tan mojada que aquel pene de plástico vibrador entraba sin ningún problema a medida que lo deslizaba lentamente dentro de su cavidad vaginal. De inmediato sin poder contenerse, mi tía comenzó a gemir de excitación, de apoco sus quejidos aumentaban de intensidad, mientras yo metía y sacaba el consolador lentamente, tan adentro como me fuera posible, estaba tan lubricada con sus jugos naturales, que el consolador se deslizaba libremente de adentro a fuera, sentía que se me resbalaba de las manos, por más fuerte que lo sujetará. En tanto, mi tía movía su cintura y arqueaba su espalda al mismo tiempo que le metía y sacaba el consolador, hasta que en un momento sus gemidos comenzaban a convertirse en pequeños gritos, que me indicaban que estaba a punto de terminar, entonces comencé a meterle y sacarle el consolador con más fuerza y velocidad, cuando entre sofocados gemidos me decía

–Sí. Si. Más, más-

Aumente la velocidad tanto como podía, movía su consolador tan rápido como mis pequeñas manos podían sujetarlo, sentía que se me resbalaba de lo majo que estaba, y mi tía solo me pedía más y más, hasta que finalmente lanzaba un gran grito de placer, mientras mis manos se llenaban se sus jugos vaginales, que expulsaba fuertemente alrededor del consolador que me obligaba a sacar para dejar correr libremente el torrente que semejaba a la lluvia cayendo, y su grito de éxtasis al culminar ese magnífico orgasmo, casi tan estruendoso como los truenos de la tormenta que caía ese noche bajo la casa de verano de mi tía, en las que fueron las mejores vacaciones de mi vida.

Continuara…
 
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