Encuentro Familiar

heranlu

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Esto ocurrió una noche que mi novio estaba en su habitación con su esposa. Ella es una mujer con un culo extraordinario (que he visto en fotos) y a mi novio le encana siempre ponerla en cuatro para disfrutar del espectáculo que le brinda en esa pose. Estaban, a media sesión en la que él disfrutaba la visión de ese fenomenal trasero cuando, de repente, ella se separó abruptamente.

Según me ha contado mi novio, su esposa suele hacer eso cuando está a punto de venirse con un squirt, o cuando él la penetra muy profundo. Debo comentarles que él tiene una herramienta bastante respetable. Sí, sé que en todos los relatos dicen siempre que la herramienta del chico es enorme, pero en este caso créanme que, si bien no es de esas proporciones casi imposibles que siempre se describen aquí, si es una delicia bastante considerable. Miren que lo dice una persona que está casada con un hombre de 1.84 de estatura, si entienden a que me refiero. Aunque la verdad mi novio no se queda atrás, con su 1.77 tiene un cuerpo esbelto, pero fuerte, que a sus 46 años se conserva aún muy bien definido. Me encanta que es una persona con vello en el pecho y una barba que mantiene rala y le da una apariencia descuidada que me vuelve loca.

Total que mi novio estaba disfrutando del delicioso trasero de su esposa cuando ella se quitó. El, en ese momento estaba más pendiente de como se cubra las tetas, (también bastante grandes, según he visto en las fotos), que de cualquier otra cosa, cuando ella le lanza un almohadón al miembro, Pero él no atina a entender lo que está sucediendo hasta que la cara de su esposa desencajada le señala hacia la puerta de la habitación, y mi novio queda paralizado cuando ve a su hija en la entrada. con la mano en la perilla y con la mirada clavada en su miembro, absorta sin prestar atención a nada más.

El me cuenta que debieron haber sido solo un par de segundos, pero que ese momento duraron una eternidad, hasta que la pequeña de 18 años levanto la vista y se encontró con los ojos de su padre. Entonces todo se aceleró, ella gritó, dio un brinco y se escapó corriendo dando un azotón la puerta. Mi novio dice que estaba más sacado de onda que otra cosa hasta que volteó a ver a su esposa que, según él, se veía deliciosa con las piernas abiertas tapándose su sexo con el cojín. Todavía súper duro, él quiso quitárselo para continuar con lo que estaban haciendo, pero ella furiosa le dijo que como se le ocurría después de lo que había pasado y mi chico quedo hincado en medio de su cama, con una erección monumental y un coito interrumpido que seguro hasta dolor de barriga le dio.

Entrada la noche, mi novio seguía exageradamente cachondo y trato de retomar lo interrumpido, pero su esposa no estaba de humor para nada. Me platica que intento convencerla un buen rato, pero ella estaba decidida a castigarle por lo que, según ella, había sido su culpa. Después de un estira y afloja que derivo en una discusión y el previsible NO tajante, termino por ser una noche de dormir cada quien en su orilla de la cama. Mi novio se volvió a quedar duro, caliente y decepcionado tratando de conciliar el sueño, cosa que obviamente no pudo hacer. Después de estar un rato dando vueltas entre las cobijas, y teniendo el trasero de su esposa al alcance de su mano y al mismo tiempo inalcanzable, opto por bajar a tomar algo a la cocina.

Ahí estaba mi chico, en la mesa de la cocina, rumiando su calentura con una cerveza, cuando una disculpa lo hizo salir de su ensimismamiento. Ahí estaba su hija en la puerta de la cocina, parada y sin saber qué hacer. Él, notando que ella era un manojo de nervios, le dijo que si le servía algo, pero ella disculpándose se dirigió al refi y saco un bote yogur. Mi novio le ofreció sentarse divertido de verla tan asustada y apenada.

Ella se sentó todavía balbuceando su disculpa hasta que mi novio la interrumpió.

- Ya no te preocupes cariño, no pasa nada – le dijo mi novio – pero debes tocar antes de entrar para evitarnos este tipo de situaciones tan embarazosas.

La chica asintió y después de beber unos sorbos de yogur le dijo a su papá

- Papi, te enojaste con mi mamá, verdad

- No mi amor, para nada – le contestó él, pero la niña lo miró fijamente. Él dice que tiene una mirada que escudriña y le contesto

- Pa, cuando te enojas con mamá te vienes a la cocina y sientas a oscuras a tomarte una cerveza.

Mi novio quedó sorprendido, no había forma de refutar esa observación y solamente atinó a decirle que no se preocupará, que no pasaba nada. La niña lo seguía observando con esa mirada de detective y le sentenció.

-Cuando yo me salí tú querías seguir, pero mi mamá estaba enojada porque entré y ya no quiso. Y de seguro y más tarde que yo me había dormido volviste a querer y ella otra vez dijo que no.

Yo me imagino que mi novio para ese momento debía estar con la boca abierta, al menos yo lo hubiera estado con esa pequeña Sherlock Holmes en mi cocina. La chica, por cierto, como ya mencione, es una universitaria, linda como una modelo de champú, seguramente la versión joven de su mamá con una silueta dulce y delicada de casi 1,67 metros de perspicacia.

Mi novio no tuvo más remedio que confirmar toda la síntesis que su hija había hecho de aquella noche trágica sin atinar a agregar siquiera algo. Y dicen que el silencio se llena con palabras y la chica lo hizo sin filtro como dicen ahora. Con un desparpajo digno de esa edad le dijo a su papá:

- Te quedaste con muchas ganas, verdad Papito. - Mi novio, atónito, solo atinó a decirle que sí moviendo la cabeza, - Sí, se te notaba – terminó diciendo ella.

A lo que mi novio en ese momento hipnotizado por la niña, pregunto automáticamente: “¿por qué cielo?”

- Porque lo tenías muy grande.- respondió ella.

Mi novio lo niega, pero yo sé qué ahí y fue donde todo empezó a cambiar, donde la sorpresa empezó a ceder paso a otra cosa, porque mi novio me dice que soltó una risa sin querer, pero yo lo conozco perfectamente, y sé que esa sonrisa de inocente no tiene nada, sobre todo por lo que le dijo a la niña después.

-A sí, cariño, y tú como sabes.

La niña agachó la vista sin saber qué responder y mi novio entonces le volvió a preguntar restándole importancia, pero seguramente ya con una erección de tamaño descomunal dentro del bóxer.

- A ver cariño como sabes, si no has visto otros, ¿o sí?

La niña volvió a trabarse en su respuesta mientras mi novio la veía ahora con otros ojos, notaba su cuello largo y frágil, unos hombros delgados por los que resbalaba su camisón y sobre todo un par de senos nada despreciables que abultaban la prenda, claramente sin bra.

- Cariño, no te preocupes, después de lo que ha pasado esta noche, ya es lo de menos con cuantos lo has hecho.

A lo que la niña inmediatamente respondió

- No Pa´, no lo he hecho con nadie, pero...

- ¿Pero? - repitió él.

- Pero una vez en casa de Lucia, estábamos jugando botella y de castigo me tocó encerrarme en el clóset con Juan Pablo y Sergio.

Cuando mi novio llegó a esta parte la primera vez que me lo contó, yo no pude seguir y empecé a masturbarme como desquiciada. De hecho, ya no término de contármelo esa cita, porque el resto de la tarde nos la pasamos cogiendo como animales. Y ahora me sorprende volver a estar empapada mientras lo escribo.

La niña dice que su castigo fue chupárselo a sus dos amigos en el closet, y efectivamente lo hizo, uno de cada lado y ella cuál actriz de película porno, pasando de una verga a otra hasta que tocaron a la puerta, indicando que el tiempo del castigo había terminado.

Cuando la niña terminó de contar eso, mi novio estaba realmente empalmado, pero la niña se quedó en silencio, sin decir nada más, así que mi novio le hizo una señal de, “y luego”, a lo que la niña respondió preguntando.

- ¿Y luego que Pa´?

Y luego que con el tamaño cariño. ¿Me la viste más grande?

La niña soltó una risotada, mi novio cree que inocente, pero yo he soltado esa “risa espontánea” y las que me estén leyendo saben a lo que me refiero. Esa risa es la luz verde que espera un chico al que ya tenemos rendido a nuestros pies. Y la pequeña “inocente” remato diciéndole.

- Hay Pa´, no sé. Tú estás más lejos.

Obviamente, esa fue la gota que derramó el vaso, mi novio estaba tan excitado que ese momento ya no había forma de dar mancha atrás. Como un resorte se paró, haciendo que su deliciosa erección quedara a la altura de su hija que permanecía sentada.

-Pues ya estoy cerquita, mi amor.- le dijo ya fuera de sí.

Los segundos que la niña tardo en decidirse (o que tardo en esperar a que su padre estuviera aún más caliente) tenían a mi novio temblando, deseando en ese momento sacarse la verga del bóxer y metérselo a la boca a su hija aunque ella ya no quisiera, pero no hizo falta. La niña, después de contemplarlo de arriba abajo, saco el miembro de su prisión, viéndola con los mismos ojos de placer con la que su madre y yo lo hemos visto tantas veces. Empezó a sobarlo de arriba abajo, balanceando la mirada ente la deliciosa masa de carne que tenía entre sus manitas y la cara de su padre con los ojos desorbitados de lujuria, viéndola masturbarlo.

Finalmente, la metió a la boca haciendo que su padre se retorciera del placer y haciéndole una mamada que parecía indicar, que el tiempo en el armario fui muy bien aprovechado aquella vez. Cuando hago que mi novio me lo platique ambos desnudos en la cama, él no puede evitar pajearse mientras me describe lo delicioso que fue esa mamada.

Me describe los labios delicados metiendo y sacando esa enormidad de la boca. Su esposa, según me dice, evita tratar de meterla toda y prefiere concentrase en la punta. Yo, por el contario, intento meterla lo más que puedo, pero estoy resignada a que nunca lograré engullirla toda, solo consigo comerme un poco más de la mitad.

La niña hizo un intermedio entre su madre y yo, pero él la recuerda como una chupada muy cálida. Me vuelve loca escucharlo hablar de como jugaba con el pelo de su hija mientras observaba su boquita devorar su miembro, y como empujaba ligeramente hacia atrás las caderas para marcarle el ritmo de la chupada mientras ella luchaba por no dejar escapar su juguete nuevo.

Mi novio nunca puede evitar jalársela mientras me dice que llegó el momento en que ella se lo sacó de la boca y él enredó su cabello en su mano para dirigirla a su miembro nuevamente y con leves movimientos de muñeca dirigir ahora el ritmo él. Realmente que ya perdí la cuenta del número de veces que lo he visto terminar, recreando el movimiento con su mano, o haciéndome recrearlo a mí, jalándome mi cabello mientras dice: “Así, cariño, comete la verga de Papá´”.

Para ese entonces mi novio ya estaba cegado por la calentura y sentir el roce de los senos de su pequeña contra su pierna hacía que deseara tenerlos en la boca. Entonces, hizo que se levantara y le sacó el camisón, dejando ver un par de deliciosos melones más grandes de lo que su complexión indicaban.

Eso calentó aún más a mi chico que tomo a la pequeña, la cargó de canguro y se abalanzó sobre ese para tetas haciendo que su hija se retorciera de placer.

Doy fe de lo delicioso que mi novio sabe comer las tetas, y no quiero imaginarme lo que hacía sentir a una niña de 18 años a la que seguramente no se las han mamado tanto como a mí. Así que entiendo perfectamente por qué mi novio decía que se le retorica tanto que le daba miedo que se le cayera de las manos, y eso lo obligaba a apretarla más fuerte. Cualquier chica que haya estado en esa posición sabe lo que se siente sentirte al aire sobre los brazos de un hombre. La niña restregaba su panti sobre el estómago de mi novio, quien notaba que su hija estaba empapada. Él, a su vez, hacía el movimiento de bombearla haciendo que su miembro chocara en sus nalgas, pero sin atreverse a aún a penetrarla, hasta que ella le dijo, o más bien le suplico.

-Métemelo, métemelo, por favor papi.

Mi novio no la dejó volver a repetir la frase, le tapo la boca con un beso, un delicioso y prolongado beso mientras hacía un lado el panti, buscaba con sus dedos la cavidad chorreante de su hija y sin separar sus bocas la embistió de un solo movimiento hasta el fondo. La niña dio un respingo, pero él la apretó contra si, mientras ella se movía desesperada, tal vez de dolor, tal vez de placer en los brazos de su papá, hasta que sus movimientos contracturados, rígidos, cedieron paso a un torpe intento de sube y baja.

Descompasada, la nena intentaba hacer entrar y salir ese enorme pedazo de carne hasta el fondo de ella moviéndose desesperada por el placer que sentía y el que deseaba sentir, hasta que sus gemidos inundaron la cocina, y mi novio trataba de ahogarlos besándola, pero sin poder dejar de besar su cuello y sus senos. Llevándola con los brazos hacia arriba y dejándola caer, le marco el ritmo que ella necesitaba para solo dejarse llevar por el placer, hasta que sus gemidos anunciaron el inevitable orgasmo que se avecinaba, mi novio la recargo en la mesa y la penetro fuera de sí, hasta que la niña empezó a chorrearse mientras sus gemidos se convertían en temblores entrecortados. Su papá al sentir los espasmos de la vagina de su pequeña aumento el ritmo y la fuerza de las embestidas hasta que la niña perdió el control y empezó con una cadena de orgasmos múltiples descontrolados. Mi novio al sentirlos dio las últimas embestidas para dejar que las contracciones de su pequeña le vaciara la eyaculación que su esposa le había negado un par de horas antes.

Después de venirse dentro de ella, aun de pie, la recostó sobre la mesa. Sentía aún las palpitaciones de su vagina, apretando esporádicamente su miembro que aún permanecía duro. Se levantó, acomodó a la niña para que quedara sentada sobre la mesa y le dio un beso. Un beso delicioso, tierno y prolongado que yo he saboreado infinidad de veces cuando me ha llevado a la cima. Salió de ella aún duro, dejando que ella viera como se desprendían ambos sexos. Se agachó por la ropa de la niña, haciéndola levantar los brazos para colocarle el camisón y dejarle las pantaletas en la mano. Le dio otro beso, largo y húmedo, poniéndole las manos en la cintura para bajarla cuidadosamente de la mesa, y darle un último beso, ya ambos de pie, para mandarla a dormir, prácticamente flotando a su habitación. Él se quedó en la cocina para ver la silueta de, ahora, mujer alejarse en la penumbra. Abrió otra cerveza y se la tomó con un par de sorbos. Finalmente, se dirigió a su recámara. Cuando su esposa lo sintió inmediatamente le alejo la mano de su trasero con un manotazo. Él se acomodó boca arriba, sintiendo como su cuerpo se relajaba después del tremendo orgasmo que había tenido con su hija.
 
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