En Casa de mi Tia y sus Hijas - Parte 01

heranlu

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Al cumplir dieciocho por motivos de estudio tuve que irme a vivir una temporada a casa de mis tíos. Resulta que no me llegó la nota para la carrera pero sí me llegaba en la universidad de la ciudad donde vivían mis tíos. Mi plan era estar un año y luego pedir el traslado y ni en mis más calientes sueños podía imaginar lo que allí me pasaría.

Antes que nada voy a describirme, soy un chico alto y moreno, las mujeres dicen que soy mono con una polla normalita de unos 16 pero bastante gorda. Yo había tenido varias novias pero nunca había conseguido nada más que una buena mamada por lo que estaba loco por echar un polvo. Así que a mis dieciocho años podéis imaginar que tenía que recurrir a las pajas para bajar mi constante calentura.

Mi tío vivía en un gran apartamento con su mujer, Lourdes, y mis dos primas, Miriam de 17 y Maria de 21. Mi tía tiene 45 años pero se conservaba muy bien. Esta delgada y tiene un culo impresionante de esos que parecen gritar que los sobes y dos tetas enormes y firmes, eso lo sabía por algunas vacaciones que habíamos pasado en la playa y la había visto en bikini. Mi primita Miriam era muy delgadita y su cara y su físico poco desarrollado, con un buen culito y unas tetitas pequeñas pero que prometían buenas maneras, le daban el aspecto de una niñita. Por el contrario mi prima Maria era ya toda una mujer con unos senos más pequeños que los de su madre pero igual de apetecibles y con el mejor culo de las tres. Desde pequeño me había masturbado pensando en mi tía y Maria y con el paso de los años incluso en Miriam, que cuando se ponía sus gafitas tenía todo el aspecto de una niña.

El curso comenzaba el 29 de septiembre y mis tíos insistieron en que fuera un poco antes para acostumbrarme a la ciudad y a la que sería mi casa. Mi tío me vino a recoger a la estación a media mañana y me llevó en coche hasta el apartamento, por el camino me explicó que Maria estaba aún de vacaciones con unas amigas, empezaba el curso el mismo día que yo y aún quedaban siete días, y mi tía Lourdes estaba trabajando. Llegamos al apartamento y mi tío me ayudo a colocar mis cosas en lo que sería mi habitación, al lado de la de mi prima Miriam.

Cuando habíamos acabado de colocar todas las cosas oímos las cosas. Era mi prima Miriam. Vestía un pantaloncito estrecho que se ceñía a su culito y un top deportivo.

- ¡Primo! - gritó y me abrazó.

Desde pequeña había sido muy cariñosa conmigo. Su cuerpo estaba cubierto de sudor y el abrazo hizo que sintiera sus tiernos pechos y su cuerpo entrara en contacto con el mío. No pude evitarlo y tuve una erección de campeonato. Ella no pareció notarlo y continuó el abrazo mientras me decía lo mucho que me echaba de menos.

- Voy a bañarme, pues estoy que doy asco después de correr - dijo. - Tu siempre estas guapa Miriam. - Sonrió y me dio un beso en la mejilla.

- Eres mi primo preferido - dijo antes de salir de la habitación.

Llegó la hora de comer y yo seguía con la calentura pues no había encontrado el momento para hacerme una paja. Mi tío me explicó mientras comía que le habían vuelto a cambiar el turno y que ahora trabajaba por la tarde hasta que volverían cambiarle al turno de noche.

Se marchó poco después de comer dejándonos solos a mi prima y a mí. Nos fuimos al salón y estuvimos viendo un rato la tele.

- Hazme un favor - dijo de repente mi prima con voz melosa.

Yo mire su rostro juvenil y sus bonitos ojos verdes tapados parcialmente por sus gafitas, y me imaginé su boquita comiéndose mi polla.

- Lava hoy tu los platos que he quedado con unas amigas, ¿vale?

Por mi cabeza paso la idea de tumbarla en el sofá y follármela a lo bestia pero la razón se sobrepuso. Joder, la verdad es que estaba muy cachondo necesitaba hacerme una paja ya.

- Claro guapa yo lo hago pero me debes una - dije pensando que así estaría solo para aliviarme.

Se acercó y me dio un beso en la mejilla.

- ¡Qué bueno eres! - ¿Si?

La cogí de la cabeza y empezamos a jugar sobre el sofá, mi prima se reía mientras yo intentaba ponerme encima. El roce y mi calentura hizo que tuviera una gran erección que pese a mis tejanos era visible. Mi prima pareció notarlo y se puso muy colorada. Dejamos el juego y yo me senté cruzando las piernas intentando disimular mi erección. Se despidió y se marchó dejándome así. Nada más salir saqué mi polla del pantalón y me hice un paja en honor de las tetitas de mi prima. Me corrí rápidamente escupiendo grandes chorros de leche, pero tal era mi calentura que no se me bajaba. Como estaba solo decidí aprovechar la ocasión y me fui a la habitación de mis tíos. Busqué entre sus armarios hasta que encontré la ropa interior de mi tía. La principio sólo vi conjuntos normales, pero en el fondo había varios tangas y conjuntos de lencería muy sexy. Sólo pensar en que mi tía con ellos me puso aún más cachondo, cogí un tanga negro y lo pasé por mi polla y me masturbé. Cuando estaba a punto de correrme tuve la precaución de apartar el tanga para no dejar pruebas de mi delito.

Hecho esto me decidí a lavar los platos. Estaba acabando cuando llegó mi tía. Estaba guapísima con un vestido de tirantes que dejaba ver parte de sus grandes pechos.

- ¡Jorge cómo me alegro de verte! - dijo y me dio un beso mientras me abrazaba. - Sentir aquellos pechos tan cerca hizo que mi verga volviera a crecer, por suerte mi tía se apartó antes de darse cuenta. - - Vaya veo que estas lavando los platos - dijo mi tía - Vaya huésped más trabajador. - Uno hace lo que puede - bromeé. - Bueno yo voy a cambiarme y luego tengo que comer algo que tengo un hambre... - Mi tía se fue a su habitación y yo corrí a encerrarme al lavabo donde volví a masturbarme, por tercera vez en pocas horas.

El resto de la tarde lo pase viendo la tele un rato con mi tía y luego decidí dar un paseo para conocer mejor la ciudad. Mi tía me entregó un juego de llaves y estuve un buen rato dando vueltas, hasta que se me hizo de noche y regresé.

Mi tía y mis dos primas estaban poniendo la mesa para cenar. Mi prima Maria había regresado antes de tiempo, vestía unos tejanos cortados que le iban muy ceñidos, una camiseta de tirantes y un pañuelo le tapaba sus cabellos oscuros. Se acercó y me besó en la mejilla. Desprendía un olor dulzón que me encantó.

- ¿Ya cenamos? - pregunté - ¿y el tío? - Viene a las doce - me explicó mi tía.

Cenamos y estuvimos charlando mucho rato, especialmente con mi prima Maria con la que siempre me había llevado muy bien. Ella me explicó como era la vida universitaria y que no tardaría en adaptarme.

Miriam pilló en el satélite una peli que tenía muchas ganas de ver y fuimos todos al salón para verla. Mi tía me aconsejó que me pusiera el pijama pues estaría más cómodo. Ella se había puesto un camisón que le llegaba por las rodillas, pero que a contraluz se transparentaba y casi pego un grito cuando vi que sólo llevaba unas braguitas debajo. Asentí y me dirigí a mi habitación para cambiarme. Cogí un pijama formado por una camiseta de manga corta y un pantalón corto. Por lo que pudiera pasar me dejé los calzoncillos y volví al salón.

Mis dos primas también se habían puesto la ropa de dormir. Miriam llevaba un pijama parecido al mío pero con dibujos de ositos en la camiseta. El pijama le venía algo pequeño y marcaba sus pezones. Maria llevaba un pijama del mismo estilo, sin dibujos, pero bastante grande. Me senté entre mis dos primas y comenzamos a ver la película. No pude evitar fijarme en Miriam, el pantaloncito marcaba la raja de su culito y no pude contener mi erección. La película era muy larga y a la mitad mi prima Miriam estaba dormida apoyando su cara en mi hombro. Tener cerca ese pequeño cuerpo era más de lo que podía resistir y aprovechando que Maria y mi tía estaban también dormidas pasé el brazo sobre los hombros de mi primita. Con precaución comencé a acariciarle sus pequeños pechos y pese a estar dormida sus pezones se pusieron duros marcándose claramente en su pijama. Loco de excitación me atreví a bajar con mi otra mano hacia su pelvis. Su coñito se marcaba a través del pijama y comencé a pasarla la mano por encima. Mi prima lanzó un pequeño gemido de placer y yo continué. Bajé mi otra mano para intentar bajarle su pantaloncito. En ese momento oí el sonido de la puerta y me aparté de mi prima rápidamente.

Mi tío entró en el salón y observó la escena con una sonrisa.

- Vaya veo que te ha pasado como a mí. Estas mujeres siempre se duermen - dijo - Siempre acabó de ver las películas yo solo. - Sí - dije y sonreí mientras cruzaba mis piernas para disimular mi erección.

Mi tío volvió a sonreír y se fue a hacia su habitación . Yo aproveché para ir a la mía y acostarme. Una vez allí me masturbé pensando me prima y me corrí en un orgasmo bestial. Sonreí al pensar que me había masturbado cuatro veces por culpa de mi tía y mis primas. Jejeje iba a ser un año muy duro.

Pasó una semana en que no hubo más encuentros con mi prima, pero en que aproveché cada momento en que me quedaba solo para masturbarme en honor de mi tía y mis primas. Y durante esa semana estaba bastante tiempo solo, mis primas salían con sus amigos y mis tíos trabajan. Finalmente mi prima Maria me presentó a su panda y empecé a salir con ellos. Tenía varias amigas que estaban muy bien pero ninguna era como ella.

Llegó el 29 y mi prima me acompañó a la facultad el primer día, en mi carrera una ingeniería técnica, no abundan las mujeres por lo que mi prima llamaba la atención por los pasillos. El primer día fue como me esperaba presentación de los profesores y las asignaturas, horarios, etc. Iba por la mañana, por lo que podría ir con mi prima Maria en su coche hasta la universidad, pero yo acaba a las doce y ella se quedaba a comer en la universidad por lo que volvería en autobús. Así los primeros días me acostumbre a mi nueva rutina, después de clase llegaba sobre las doce y media a casa y me encontraba con mi tío que se iba a las dos a trabajar. Miriam llegaba a las dos del instituto y estaba en casa hasta que salía con las amigas. Mi tía llegaba a las tres y solía pasar la tarde en casa.

Llevaba ya dos semanas de clase cuando pasó algo que me iba a permitir disfrutar de mi tía y sus dos hijas. A mi tío le cambiaron al turno de noche por lo que estaba todo el día en casa y se iba a las once. Eso al principio me jodió pues provocó que tuviera que dejar mis pajas hasta la noche, pues por la tarde había demasiada gente.

El primer viernes desde que a mi tío le cambiaron el turno mi prima Maria me insistió para que saliera con ella y sus amigos. Habían abierto un local nuevo en la ciudad y todos querían ir a verlo. Pero esa tarde había estado jugando a fútbol con algunos compañeros de clase y estaba cansado por lo que le dije que no iba. Cené pronto y me fui a la cama a las diez, pero eso no me evitó ver a mi prima preparada para salir de fiesta. Llevaba toda la cara maquillada y el pelo suelto sobre los hombros. Vestía un jersey que se pegaba a sus pechos y un pantalón ajustado blanco que marcaba el fino tanga que llevaba.

Pese a que estaba cansado me pegué una gran paja en su honor antes de caer redondo. Quizás porque no acostumbraba a dormirme tan pronto o por alguna otra razón que desconozco me desperté sobre las dos. Tenía mucha sed así que fui hacia la cocina intentando no hacer ruido para no despertar a nadie. Vi claridad en el salón y supuse que mi tía se había quedado dormida viendo una película. Me acerqué con cautela y entreabrí la puerta. Lo que vi me dejó estupefacto. Mi tía estaba sentada en sofá con el camisón remangado hasta la cintura, las bragas en los tobillos y masturbándose con la mano derecha, mientras que con la izquierda se sobaba las tetas. Vaya coño que se gastaba con unos labios gruesos y lleno de pelo, aunque recortado por los lados .Entonces oí los gemidos provenientes de la tele y comprendí que estaba viendo una película porno.

- Sii, sii, métela hasta el fondo - oí que decía mi tía.

Yo me había sacado la polla y me la estaba meneando. Entonces decidí que era la hora de echarle huevos e intentar follarme a tía. La verdad es que no sabía cómo iba a reaccionar pero al menos jugaba con la ventaja de haberla pillado in fraganti. Me guardé la polla en el pantalón, no sin dificultad y entré de improviso en el salón. Mi tía pegó un salto y se apresuró a taparse con las manos.

Yo me acerqué rápidamente y me senté como si quisiera ver la película. Un negro con una polla gigantesca se la estaba metiendo por culo a una jovencita que gemía de placer.

- Yo, yo...-balbuceó mi tía. - Tranquila tita, no pasa nada - dije yo. Sabía que tenía que aprovechar su confusión - Es algo muy normal satisfacernos nosotros mismos. Es algo natural.

Como si quisiera afirmar mis palabras saqué mi polla y la empecé a menear. Ella me miró confusa unos instantes y yo temí que se fuera pero se notaba que seguía cachonda y miraba mi polla con lujuria.

Se sentó sin dejar de mirarme y se quitó las bragas y el camisón mostrándome sus exuberantes pechos. Lentamente volvió a masturbarse. Yo noté que ya no miraba la película me miraba a mí. Yo me puse de rodillas en el sofá y me acerqué a ella sin dejar de masturbarme, ofreciéndole mi verga.

- Esta muy bien divertirnos solos pero ya que estamos aquí - dije con picardía.

Ella no contestó pero su mirada de lujuria fue más que suficiente. Puse mis manos en su cabeza y le acerqué a mi polla. Al principio parecía que se resistía pero finalmente se la tragó entera. Dios es increíble la sensación de que tu tía te chupe la polla. Además lo hacía como una experta. Me hizo sentar en el sofá y ella se lanzó sobre mi polla, con lo que me permitió que mis manos exploraran su coño. Estaba muy húmeda y su clítoris era enorme con lo que no tuve problemas para acariciarlo. Ella por su parte lamía mi capullo con lentitud, como si fuera un helado, mientras yo gemía de placer. Comenzó a lamer todo el tronco hasta que se la metió entera. Yo la cogí de la cabeza y empecé a marcarle el ritmo. Era genial me estaba follando a mi tía por la boca. Le metí tres dedos en su coño y empecé a moverlos rápidamente, mi tía empezó a mover su culo a modo de respuesta.

- Diooos tía me corooooo - exclamé y en ese instante me pareció ver una sombra en la puerta. - Mi tía no apartó la boca y se tragó los abundantes chorros de semen que lancé. Continuó lamiendo hasta que mi polla quedó limpia. Entonces volví a fijarme en la puerta y no vi nada pero estaba seguro que antes había visto algo.

Mi tía se sentó y yo me lancé a lamer su coño. Se estiró en el sofá y abrió al máximo sus piernas mientras yo chupaba con mi lengua a la vez que introducía mis dedos en su encharcado coño.

- Siii, sigue, sigue - jadeó mi tía- Qué bien lo haces, qué bien. - Yo empecé a buscar con mi mano su culito y empecé a acariciar su trasero. Mi tía Lourdes gemía como una loca y yo aproveché para meterle un dedo por el culo.

- No por ahí nunca lo he hecho.

Yo no le hice caso y continué metiéndole un dedo mientras le chupaba el coño.

- Me corrooo- anunció y me bañó la cara con su corrida. - Yo la continué acariciando y noté que mi polla ya estaba lista para participar en la fiesta. Mi tía se dio cuenta.

- ¡Métemela ya, que no resisto más! ¡Métemela hasta el fondo! - Yo no dudé en hacerle caso y puse mi polla en la entrada de su vagina. Empecé a pasar mi capullo por sus labios mientras mi tía gemía excitada.

- ¡Metela ya, por lo que más quieras! - Mi polla entró con facilidad debido a la humedad de mi tía y se la metí de golpe hasta los huevos. Mi tía lanzó un chillido de placer y yo empecé a un rápido metesaca. Mi tía cerró sus piernas tras mi culo para atraerme más hacia ella. Y yo empecé a lamer sus pechos como sin dejar de metérsela hasta el fondo. Mi tía se corrió otra vez y yo aceleré más el ritmo para acabar.

- Me corro tía - Sii, quiero sentir tu leche dentro de mí - me dijo. - Me corrí y noté que mi tía volvía a tener otro orgasmo. Me derrumbé exhausto sobre ella sin dejar de acariciarle las tetas. Mi polla no perdió su rigidez por lo que continué follándomela.

- Dios, siiii, no pares , sigue - exclamaba mi tía.

Entonces tuve una idea y se la saque de repente. Mi tía me miró como suplicando que volviera a metérsela.

- Ha sido mi primera vez - le revelé a mi tía que me miró con sorpresa - Por eso me gustaría que para ti también lo fuera.

Mi tía me miró extrañada hasta que lo comprendió.

- Qué cabronazo, me quieres dar por culo - dijo con una sonrisa. Se colocó en el suelo a cuatro patas -Después de todo lo que me has hecho pasar es lo mínimo que puedo ofrecerte ¡Vamos ven a dar por culo a la puta de tiita, vamos!

Ver a mi tía de cuatro patas mostrándome su culo y su coño me hizo enloquecer y me lancé sobre ella y se la metí por el culo de golpe hasta los mismísimos huevos. Se la metí tan a lo bestia que llegó a dolerme, pero no tanto como a mi tía que chilló de dolor, pero no me dijo que la sacara. Como quien calla otorga yo proseguí follándomela, sin compasión. La penetraba con tal fuerza que mi tía se derrumbó sobre sus brazos, lagrimas de dolor corrían por la cara de mi tía. Sin dejar de follarla con fuerza empecé a acariciar su coño que estaba encharcado. En menos de un minuto los gritos de dolor de mi tía se convirtieron en gemidos de placer.

- Sii, qué bueno, no pares nooooo - dijo mientras volvía a correrse. - Yo la agarré por el pelo y se la clavé hasta el fondo mientras llegaba a un fenomenal orgasmo y llenaba el culo de mi tía de leche. Permanecí casi un minuto sobre mi tía sin moverme. Entonces se la saqué y vi que grandes cantidades de semen salían por su culo, al igual que algo de sangre. Me alarmé al verla y se lo comenté pero mi tía tras tocarse el trasero se levantó sonriendo.

- Dios cómo lo he pasado. - Se acercó a mí y me dio un beso con lengua impresionante y me agarró mi verga, ya flácida y manchada de flujos y mierda. Se agachó y la besó.

- Creo que nos lo vamos a pasar muy bien tú y yo cariño - me dijo. - Yo no pude menos que evitar sonreír ante la perspectiva de esas palabras y no pude dejar de pensar en como podría llegar a conseguir hacer lo mismo con mis primas y recordé la sombra que había visto en la puerta y que sólo podía ser mi primita Miriam.

El día después del polvo con mi tía era sábado por lo que pude dormir hasta tarde. Mi prima Maria vino a la habitación y me despertó a la hora de comer.

- Joder yo salí anoche y me he despertado antes que tú - dijo con una sonrisa.

Yo sólo sonreí. Si ella supiera.

Me levanté y me vestí para ir a comer. Cuando entré en el comedor mi tía estaba sirviendo los platos. Iba vestida con unos pantalones cortos y una camiseta larga. Me sonrió y me riñó en broma por mi pereza.

El día se me hizo muy largo pues al estar todo el mundo en casa no podía acercarme a mi tía. Pero me fijé en que Miriam me miraba cuando le parecía que yo estaba distraído con gran interés lo que me hizo estar más seguro que nos había visto la noche anterior. Mi prima Maria me propuso salir de fiesta con sus amigos por lo que estuvimos toda la noche fuera.

El domingo pasó igual y llegó el lunes. Mi tío estaba todo el día en casa, ahora hacía el turno de noche, pero después de comer solía echar una siesta. Por lo que cuando él fue a echarse me ofrecí a lavar los platos para que mi primita Miriam pudiera irse con las amigas. Me lo agradeció con un beso en la mejilla y se fue, por lo que yo me quedé esperando a mi tía que llegaba a las tres. Yo estaba loco de excitación pero poco antes de llegar mi tío se despertó y me jodió el plan. Mi tía llevaba un vestido de tirantes que marcaba su lindo cuerpo y mostraba gran parte de sus senos y al entrar nos saludó con un beso a mi tío y a mí.

Se fue a comer mientras mi tío y yo veíamos la tele. A cabo de media hora mi tío se levantó y me dijo que iba a ver unos amigos en la peña y echar unas copas, y me invitó a ir. Yo me negué diciendo que tenía unos deberes pendientes y nada más irse me dirigí a la cocina. Mi tía estaba de espaldas fregando los platos y yo me abalancé sobre ella. Le pegué mi paquete, en su culo y empecé a sobarle las tetas. Ella protestaba consciente que podían pillarnos pero le expliqué que estábamos solos, por lo que con una sonrisa me dejó hacer. Le subí el vestido y observé su culo, tapado por unas bragas oscuras que arranqué de un golpe, que provocó un chillido de placer y sacándome la polla se la metí en su coño, que ya estaba encharcado. Se la estuve metiendo unos diez minutos antes de correrme, ella se había corrido dos veces, llenándole el coño de mi leche.

Mi tía se arregló rápidamente consciente de que mi prima Maria llegaría pronto. Pasó una semana en que no tuvimos más contactos sexuales de ese tipo pues casi nunca estábamos solos. Eso sí, a mi tía le encantaba refregarse contra mí cuando nos cruzábamos por la casa y mamármela siempre que podía. Yo cogí la costumbre de ir siempre con chándal para facilitar nuestros breves contactos. Pero yo ansiaba más y empecé a fijarme en mi primita. Desde que nos había espiado, pues yo estaba seguro que había sido ella, noté que me miraba distinto y que a veces si le devolvía la mirada se ruborizaba.

Por lo que una noche me decidí y al comprobar que estaban todos dormidos me dirigí a su habitación, que estaba al lado de la mía. Estaba dormida, tapada por una fina sabana. Me senté en la cama y le dije su nombre para despertarla.

- ¿Sii? Qué quieres -preguntó adormilada mientras buscaba sus gafitas y se las ponía. - Tengo que hacerte una pregunta. ¿El otro día nos viste? - No dijo nada pero su reacción de bajar la cabeza y ruborizarse era clara. Pero no había dicho nada a nadie por lo que me decidí a seguir en ese tema.

- ¿Y que te parece?

Levantó la cabeza y me miró.

- ¿Te gusto lo que viste? - pregunté y me acerqué más a ella. - Me fijé en su pijama estrechito en que se marcaban sus ya duros pezones.

- Seguro que volviste a tu habitación y te acariciaste - dije y la destapé. Puse mis manos sobre sus piernas y empecé a acariciarlas -¿No?

Mi prima me miró fijamente y volvió a sonrojarse.

- Eso no es nada malo. El sexo es algo maravilloso y lo que hicimos tu madre y yo no es más que un acto de cariño. - Yo nunca había visto, había visto...un pene - dijo finalmente. - ¿Quieres volver a verlo? -pregunté con una sonrisa picara.

Antes de que me contestara me saqué el pantalón del pijama mostrando mi verga ya dura. Mi primita la miró como hipnotizada.

- Tengo amigas que tienen novios pero yo nunca..- dijo mientras alargaba una de sus manos y empezaba a acariciar mi verga. - Tranquila yo te enseñaré -dije y le cogí la mano y empecé a moverla de arriba a abajo. - Pronto empezó a mover la mano más rápido lo que me hizo lanzar gemidos de placer.

-¿No quieres chuparla? - dije y me puse de rodillas frente a ella - Lámela como si fuera un helado.

Empezó a pasar su lengua por toda mi polla, recorriéndola en toda su longitud hasta que se la tragó entera. La estrechez de su boquita me hizo jadear de gusto.

- Me corro - le dije y ella se la sacó de la boca.

Chorros de leche surgieron de mi verga, varios acabaron en su boca y el resto le mancharon su cara y sus gafas.

- Me gusta el sabor - dijo con una sonrisa pícara.

Se quitó las gafas y lamió los restos de mi corrida lo que me excitó enormemente. Entonces la desvestí dejándola totalmente desnuda. Ella intentó taparse con las manos sus dos pequeños pechitos con unos pequeños pezones totalmente erectos, pero yo le aparté las manos y empecé a lamerlos, después de un buen rato empecé a bajar hasta llegar a su coñito, el cual casi no tenía vello. Comí son desespero su coño introduciéndole varios dedos a la vez que mi lengua le recorría sus labios vaginales y la penetraba como una pequeña polla. Le estuve comiendo el coño más de veinte minutos en los que perdí la cuenta del número de veces que se corrió.

- Quiero que tu seas el primero - me dijo.

Yo sonreí y me lancé sobre ella buscando su boca. Introduje mi lengua en su boca y ella me correspondió con la suya. Me puse sobre ella y la penetré lentamente. Introduje mi pene facilidad hasta que llegué a una especie de barrera. La miré a los ojos y empecé a besarla y a acariciarle sus tetitas para calmarla. Y la acabé de penetrar con fuerza, ella sólo lanzó un pequeño gemido y me dijo que siguiera. Yo la continué penetrando durante varios minutos hasta que decidí cambiar de postura. Hice que se pusiera de cuatro patas, mi posición preferido, y empecé a penetrarla desde detrás. Mi primita empezó a lanzar grititos de placer y yo le introduje un dedo en el culo, mientras que con la otra mano le acariciaba sus tetitas.

- ¡Me corroo! - exclamé. - En mi cara - gritó mi prima - Quiero sentirlo en mi cara

La saqué y mi prima se puso de rodillas para recibir toda la corrida con la boca abierta. Tras tragarse toda mi leche me la siguió chupando hasta que quedó limpia. Yo la abracé y la bese sintiendo mi propia leche en su boca.

- Cómo te quiero primito - me dijo ella. - Si quieres podemos hacerlo todas las noches amor y por la tarde si no hay nadie. - Sí, sí - dijo mi prima excitada. - La besé por última vez y me dirigí a mi cuarto.

Enseguida quedé dormido pero una placentera sensación me hizo despertar. Me estaban comiendo la polla. Abrí los ojos y vi a mi primita desnuda comiéndome la verga con frenesí. Joder era insaciable. Entonces una alarma se encendió en mi cabeza si era por la mañana nos podían pillar. Me aparté alarmado. Pero mi prima sonrió.

- Son las siete, mama acaba de irse y hasta las ocho no se despertaran mi padre y Maria.

Yo sonreí.

- Veo que tienes ganas de polla.

Mi primita sonrió, en un gesto que siempre hacia que la viera como una niña viciosa.

- Ayer me lo pase tan bien que quiero más - dijo y se volvió a abalanzar sobre mi polla.

Yo le dije que esperara un momento y me estiré en la cama y le dije que se estirara sobre mí, por lo que yo tendría acceso a su coñito. Así empezamos un 69 que aún recuerdo con excitación. Mi prima se corrió casi al mismo tiempo que yo y se estiró a mi lado en la cama. Yo vi su hermoso culito y decidí desvirgarla también por ahí.

- Oye Miriam, ¿me dejarás que te diera por culo? - le pregunté directamente.

Ella me miró alarmada al principio pero finalmente sonrió y salió corriendo de la habitación. Volvió al minuto con un pote de crema y me le entregó. Se puso de cuatro patas y espero que la penetrara pero yo empecé a acariciar su coñito lo que provocó sus gemidos. Cogí el pote de crema y empecé a pasarlo por su culito mientras la desvirgaba con mis dedos, sin dejar de acariciar su coño. Finalmente conseguí introducir tres dedos en su ano y me decidí por meterle mi verga. Saqué mis dedos y se la introduje lentamente.

- ¡Sii, vamos rómpeme el culo! - exclamó excitada

Acabé de meterle mi polla de golpe lo que hizo que lanzará un gritito de dolor. La dejé casi un minuto sin moverme para que se acostumbrara y me di cuenta que mi prima lo aprovechó para empezar a masturbarse. Entonces empecé a bombearla primero con suavidad pero finalmente a gran velocidad mi prima gemía, de placer y dolor, y yo seguí por varios minutos hasta que llené su culo de leche.

Saqué mi verga manchada de flujos y mierda y se la acerqué a la boca a mi prima, que no tuvo ningún problema en chupármela.

- Será mejor que te vayas estarán a punto de despertarse - le dije. - Ella asintió y tras darme un beso salió de la habitación. La verdad es que no se podía pedir más, tenía a mi disposición dos mujeres para disfrutar. Pero lo que no me esperaba es que mi prima Maria también acabaría catando mi polla.

A partir de ese día mi rutina varió bastante. Por la tarde, de tres a cinco, pues mi prima Maria tenía practicas en la universidad, estaba solo con mi tía y mi prima y yo aprovechaba cualquier excusa para quedarme a solas con una de las dos. Como he dicho antes mi tía acostumbraba a refregar se culito sobre mi polla siempre que nos encontrábamos por el pasillo y no le importaba hacerme una buena mamada si nadie nos veía. Y a mi primita le encantaba acariciarme cuando su madre iba a la cocina o al lavabo. La verdad es que creo que la idea de que nos pillaran la excitaba mucho. Pasó por la cabeza la idea de proponerles un trío pero no creía que mi tía lo aprobara.

En esa situación pasó más de un mes en que solo pude follarme a mi tía en un par de ocasiones, pero en que disfrutaba de mi prima casi cada noche. Ella era tan cachonda o más que yo. En menos de diez minutos después de acostarnos venía a mi habitación y nos pasábamos horas follando. A ella le encantaba que me corriera en su boca, pues le había cogido el gusto a mi leche.

Yo estaba en la gloria y la verdad es que no se podía pedir más pero aun seguía masturbándome a veces pensando en mi prima Maria. Pero nunca creí que ella también me cataría jeje. Y fue más o menos al cabo de un mes, como ya he dicho, desde que me follara a mi primita, cuando me follé a mi otra prima, o mejor dicho cuando me folló ella.

Era un sábado y salí con ella y sus amigos por la noche. Fuimos a un pub que solíamos frecuentar a tomar unas copas. Yo la verdad es que bebí bastante, bueno como casi siempre que salía, por lo que aunque no me gusta nada bailar las amigas de mi prima consiguieron sacarme a la pista. La música era la propia para bailar pegados por lo que no dudé en bailar muy agarrado frotando mi polla sobre sus cuerpos. Ellas no se molestaron, pues siempre que salíamos había visto que bailaban así con sus amigos. Entre el alcohol que llevaba en la sangre y los bailes me comencé a poner muy cachondo, tanto que pensé en intentar ligarme a alguna de las amigas de mi prima. Cuando estaba bailando con una de ellas e iba a lanzarle los trastos vino mi prima.

- Creo que me toca bailar contigo primito.

Su amiga se apartó y mi prima se agarró a mi cintura. Vestía una minifalda, medias oscuras y un jersey con una abertura vertical entre los pechos, que insinuaba más que mostraba. Yo al principio me sentí un poco cohibido por ser mi prima pero ella se pegaba a mí y bailaba muy provocativa.

- Con mis amigas bailabas mejor - se rió.

"Ahora veras", pensé yo. La cogí por el culo y empecé a bailar frotando mi polla, contra una de sus piernas. Yo pensaba que eso la haría retroceder y esa era mi intención para darle una lección, pero en vez de eso empezó a mover su pierna para frotarse más contra mí. Bajo sus manos de mi cintura hasta mi culo y continuamos bailando así un rato. Finalmente apoyó la cabeza sobre mi hombro y me dijo al oído.

- Sé lo que haces con mi hermana.

Yo me quedé helado.

- ¿Qué...qué quieres decir? - pregunté haciéndome el despistado. - Os vi hace varias noches y ella me lo ha contado todo -dijo y movió su mano de mi culo a mi paquete y lo acarició - Por lo que parece lo usas muy bien.

Yo me estaba cansando del juego por lo que la pillé del brazo y la llevé a una mesa.

- ¿Ella te lo ha contado? - le pregunté después de sentarnos.

Maria sonrió.

- Había oído como alguien andaba por el pasillo varias noches. Una de ellas me levanté y vi que mi hermanita salía de tu habitación. Al día siguiente le dije que lo había visto todo y la muy tonta se lo creyó y se delató ella misma - explicó sin dejar de sonreír.

Yo estaba bastante nervioso, si a mi prima se le ocurría decírselo a mi tía, bueno con ella aun podría hablar, pero si hablaba con mi tío... Maria debió darse cuenta de mi nerviosismo.

- Tranquilo, no voy a decir nada a mis padres - dijo - Después de todo mi hermana ya es mayor para saber lo que hace.

Se levantó de la mesa y se fue a la pista. Yo no sabía qué hacer por lo que opté por tomar una copa más. No sé si fue el alcohol o saber que mi prima lo sabía pero la verdad es que me puse más caliente.

Nos fuimos para casa una hora después por lo que pude tomar varios cubatas más. Mi prima llevaba el coche y fuimos a llevar a dos amigas y un amigo. Cuando los dejemos nos dirigimos a casa. Yo no podía dejar de mirar sus piernas, al conducir su minifalda se había levantado y dejaba ver el bordado de sus medias. Sin pensarlo puse mi mano derecha sobre su pierna. Mi prima miró por un momento mi mano pero no dijo nada. Yo empecé a acariciarla y subí hasta su coño. Metí la mano por debajo de su falda y noté su diminuto tanga. Introduje mis dedos bajo la tela y empecé a acariciarle lentamente. En eso que llegamos a casa, yo casi no me había dado cuenta. Mi prima introdujo el coche en el parking y tras aparcar bajó sin decir nada. Yo bajé y la seguí hasta el ascensor confuso. Entramos y yo ya estaba seguro que no conseguiría nada con ella cuando accionó la parada de emergencia deteniendo el ascensor. Se giró y me miró a los ojos y yo vi su mirada de increíble lujuria.

-Fóllame - dijo.

Se apoyó en la puerta del ascensor, poniéndose de espaldas a mí, y se levantó la falda mostrándome su precioso culo. Su tanga negro era tan fino que parecía desaparecer entre sus nalgas. Yo me arrodillé y lamí sus nalgas a la vez que con mis dedos penetraba su coño.

- Vamos métemela ya - dijo con una gran excitación.

Yo rápidamente me baje los pantalones y me cogí mi verga, que ya estaba en todo su esplendor, y me dispuse a penetrarla. Cuando iba a hacerlo me dijo.

- Sólo por el culo.

Pasé la cabeza de mi polla por sus nalgas y con una mano aparté el trocito de tela del tanga.

- ¡Métela ya mariconazo! - exclamó - ¡Vamos rómpele el culo a tu primita!

Excitado por esas palabras se la metí de un solo golpe hasta los huevos, pero mi prima no lanzó queja alguna, por lo que deduje que ya había catado varias vergas por su ano. No sé si fue por el alcohol o por la gran excitación que tenía por romper el culo a mi prima pero el hecho es que tardé mucho en correrme. La penetraba sin compasión, aplastando sus pechos sobre la puerta del ascensor mientras ella se masturbaba.

- Dioos, dios qué bueno, qué bueno primito - decía entre suspiros. - Finalmente tuve un gran orgasmo que llenó el culito de mi prima de leche. La saqué de su culito lo que provocó que mi leche saliera de su culo y se esparciera por sus medias.

- Joder primo qué bien me lo has hecho pasar - dijo mientras se subía la falda y volvía a accionar el ascensor - Qué suerte que tiene mi hermanita. - Yo sonreí con picardía. Entramos en el apartamento en silencio para no despertar a nadie. Mi prima me dio un sensual beso en la boca como despedida por esa noche y sonrió al notar mi nueva erección.

- Joder primito eres insaciable - dijo y se fue a su habitación dejándome a dos velas.

Fui a mi habitación y que me quedé plantado ante la puerta de la de mi primita Miriam. Estaba dormida en su cama, pero se debía haber dormido en sueños pues estaba totalmente destapada. Impulsado por mi excitación fui hacia ella. Pese a que ya hacia frío llevaba un pijama de pantalón corto. Me quité mis pantalones y me le bajé los suyos con cuidado, se los quité con cuidado y vi sus braguitas blancas y mi polla pareció crecer más. Se las quité con cuidado y vi acaricié su tierno coñito. Le abrí las piernas y debido a mi excitación se la metí de golpe. Mi primita empezó a gemir en sueños pero yo no aflojé el ritmo finalmente ella abrió los ojos sorprendida y me sonrió. No tardó en empezar a moverse al mismo ritmo que yo.

Como antes tardé bastante en correrme y mi prima tuvo dos orgasmos antes que yo sacara mi polla y me corriera en su boca. Se trago todo mi leche con glotonería y me besó haciéndome sentir mi propia leche.

- Me encanta que me despiertes así podías hacerlo todos los días.

Yo sonreí y le devolví el beso.

- Claro cariño. Siempre que tu quieras.

Cogí mi pantalón y me dirigí a mi habitación. En el pasillo me encontré a mi prima Maria vestida con su pijama. Sus pezones se marcaban en su camiseta y no dudé que nos había estado espiando.

- ¿Te ha gustado? - pregunté con picardía.

Ella no contestó pero me miró con picardía y se fue hacia su habitación. Yo sonreí mientras iba a mi habitación. Iba a ser un año muy divertido.

Para mi desgracia el año pasó rápidamente y al tener la mala suerte de aprobar el curso me cambié a la universidad de mi ciudad con gran pesar me despedí de mis primas y mi tía, pues había pasado un año increíble.

Con mi prima Maria no eché ningún polvo más, sólo el que os relaté en el anterior relato, pero en dos ocasiones que nos quedamos solos se avino a hacerme una buena mamada. Con mí tía si que practiqué más sexo pero la mayoría de veces me tuve que contentar con que me la chupase o me masturbase, por miedo a que nos pillaran. Pero a la que más echaría de menos era a mi primita Miriam con la que me había acostumbrado a follar casi todos los días. El día antes de irme nos pegamos un polvazo bestial y al acabar mi primita comenzó a llorar diciéndome que me echaría mucho de menos. Yo la calmé diciendo que nos iríamos viendo y que puede que coincidiéramos en vacaciones.

Así que volví a mi ciudad al poco de acabar el curso y me tuve que volver acostumbrar a recurrir a las pajas para aliviar mi calentura. Comencé el curso y conocí a una compañera con la que empecé a salir. Después de varias semanas nos acostamos y aunque estuvo bien yo seguía echando de menos a mi tía y sus primas.

Casi sin que me diera cuenta llegaron las navidades y las típicas reuniones familiares. La verdad es que nunca me han gustado esas reuniones, pero entonces pensé en que vería a mis primas y mi tía y eso me animó. No vinieron en nochebuena, pues la pasaron con la familia de mi tía en su ciudad pero en Navidad irían a comer a casa de otra de mis tías que vivía a pocas calles de donde yo.

Fuimos pronto a casa de mi tía pues mi madre es la típica a la que les gusta meterse en la cocina para ayudar. Fueron llegando todos mis familiares y las últimos fueron mi estimada tía y mis primas.

Mi tía vestía un traje chaqueta blanco y unas medias del mismo color. Mi primita Miriam un pantalón ajustado blanco y una camiseta ajustadilla. Mi polla pareció querer salir ella sola del pantalón al ver a mi primita pues se había colocado dos coletas que le daban todo el aspecto de una colegiala. Mi prima Maria vestía un traje rojo oscuro y unas medias negras. Las tres me saludaron con un efusivo abrazo pero yo me contuve de responder muy efusivamente pues no quería que mis parientes vieran nada raro.

Después de la típica charla con los parientes nos sentamos en la mesa para comer. Yo me senté en una de las esquinas. Al lado se sentó Miriam y al otro otra de mis primas llamada Nuria. Empecé a hablar con Miriam sobre como lo había pasado en mi ausencia.

- Me he aburrido mucho - dijo y me miró con lujuria.

Entonces noté su mano en mi entrepierna. Yo miré alarmado a mi prima Nuria, pero como la mesa tenía un mantel largo no veía nada. Seguí hablando mientras mi verga crecía bajo mis pantalones. Entonces yo bajé mi mano y empecé a acariciar a mi primita. Introduje la mano entre sus pantalones y noté su diminuto tanga ya húmedo.

En ese momento se acercó mi madre y nos preguntó qué queríamos de comer. Rápidamente quité mi mano, mi prima hizo lo mismo, y le contestamos. Pasé toda la comida pensando cómo poder tirarme a mi prima. Casi al final se me ocurrió que ya que me acababa de comprar un ordenador nuevo podía llevarla a mi casa con la excusa de enseñárselo.

- Claro, claro - dijo mi madre mientras los padres de mi prima asentían. - Espera que yo también quiero verlo - dijo Maria.

Yo la miré duramente pensando que quería joderme el plan.

- Claro enséñalo a Maria también - aprobó mi madre - Nuria, Jordi, ¿no queréis verlo vosotros también? - preguntó mi madre a mis otros primos. - No tita, no me gustan los ordenadores - respondió Nuria y Jordi dijo más o menos lo mismo. - Salí de casa de mi tía bastante enfadado consciente que la oportunidad se me había escapado y no dije nada en todo el camino. Cuando llegamos a mi piso entramos en el ascensor y me fije en las sonrisas de mis dos primas.

- Seguro que pensabas follarte a Miriam - empezó Maria a lo que yo me ruboricé - ¡Pero qué te has creído! - Yo, yo... - No te vas a follar sólo a mi hermanita - dijo. - Yo me callé y la miré fijamente sin saber qué decir. Miré a Miriam que se estaba riendo.

- Me aburría mucho yo sola - dijo con voz de niña pequeña - Y Maria quiso jugar alguna vez conmigo. Me contó que tu jugabas con ella. - Esas tenemos ¿ehh? - dije con una gran sonrisa.

Bajamos del ascensor y abrí la puerta de mi casa. Mis primas me empujaron hacia adentro y me echaron sobre el sofá. Se abalanzaron sobre mí y sin dejar de besarme y acariciarme me desnudaron completamente.

Entonces se lanzaron las dos hacia mi verga que tenía una erección increíble. Las dos devoraban mi polla, y había veces en que sus bocas se encontraban y no dudaban en besarse. Eso me excitó tanto que no tardé en correrme. Las dos lo notaron y abrieron bien sus bocas para recibir mis chorros de leche que les bañó la cara. Mis primas se lamieron mi leche de la cara la una a la otra.

Se pusieron de pie y empezaron a desnudarse. Maria se quedó sólo con las medias y Miriam con el tanguita que se quitó completamente mojado.

- Te han crecido las tetitas cariño - le dije a Miriam que sonrió. Ahora también tenía más vello pero aún no llegaba al bosque de su madre. Por su parte Maria llevaba su conejito perfectamente depilado. - - Me aburría tanto que me divertía yo sola - me dijo Miriam. - Pero es más divertido jugar juntas - indicó Maria y se estiró en el suelo. - Miriam se puso de rodillas sobre su cara para que su hermana pudiera lamerle el coño. Pero no tardó en agacharse para lamer el de Maria iniciando un excitante 69. Viendo a mis dos primas follar de esa manera hizo que mi polla recuperara todo su esplendor al momento. Me coloqué detrás de Miriam y le puse la polla en la boca a Maria que me la chupó con frenesí.

- Sí así, así - le decía. - Maria alternaba mi polla con el coño de su hermana que pedía a gritos que me la follara. Cosa que no dude en hacer. De un solo golpe se la metí en el culo hasta los huevos. Mi primita chilló de dolor y yo me paré para que se acostumbrara a tenerla dentro.

- ¡Vamos no pares, fóllame, fóllame! - gritaba Miriam fuera de sí.

Empecé a metérsela a lo bestia lo que provocó una seria de gritos de placer y dolor en mi primita. Cada vez que sacaba mi polla del culito de Miriam notaba como la lengua de Maria la lamía.

- ¡Me corro, me corro! - exclamó mi primita - ¡Ahhhhhhhhhhhhh!

Yo continué penetrándola con fuerza varios minutos más hasta que le llené su culito de leche. Saqué mi polla e hice que Maria me la volviera a chupar, mi prima se la tragó entera y noté que en ese momento tenía un orgasmo.

Mi primita Miriam se levantó deseosa de volver a sentir mi polla en su boca. Maria se puso de rodillas y Miriam a su lado, las dos con la boca abierta. Yo fui metiendo mi polla ora en una ora en la otra hasta que se recuperó.

- Ahora me toca a mí - dijo Maria. - Hizo que me sentara en el sofá y se colocó encima mío, metiéndose ella misma mi polla en su encharcado coño y empezó a botar lanzando gemidos de placer. Yo estaba en la gloria después de todo nunca me había follado por el coño a mi prima. Miriam se puso a mi lado y mientras acariciaba los pechos de su hermana me besaban a mi con pasión. Hubo un momento en que los tres nos besamos y nuestras lenguas se juntaron. Maria tuvo un orgasmo y se desmontó dejando su puesto a su hermanita con un gesto. Miriam se colocó sobre mi polla y se dejó caer de un golpe, siendo así penetrada de golpe. Miriam gritaba de placer mientras Maria no dejaba de acariciar su coño y me besaba.

No sé si era por el morbo de follarme a mis dos primas o por otro motivo que mi capacidad de aguante era increíble. Miriam tuvo dos orgasmos más antes de volver a ceder su puesto a Maria que estaba tan deseosa que se estaba masturbando con tres dedos introducidos en su coño. Pero Maria se colocó de espaldas a mí y cogiendo mi polla la dirigió hacia su culo. Yo al ver sus intenciones apunté la cabeza de mi verga hacia su ano y la penetré, mi prima se dejo caer siendo totalmente empalada provocando un grito de dolor.

Miriam se puso de rodillas delante de donde estábamos sentados y empezó a lamer el coño de su hermanita y penetrarla con los dedos.

- ¡Siiiiii, hermanita no pares!

Estábamos tan excitados que no oímos la puerta. Antes que nos diéramos cuenta mí tía entro y provocó que Maria chillara del susto.

- ¡Mamá! -exclamó Miriam levantándose y tapándose. - Mi tía nos miraba fijamente pero no parecía sorprendida.

- Ya me esperaba algo así por eso me decidí a venir yo sola - dijo. - Maria y Miriam se habían levantado pero yo me había quedado sentado en el sofá con la polla erecta y llena de flujos.

- Has sido muy malo, sospechaba que no solo disfrutabas de mí pero nunca hubiera imaginado esto - continuó mi tía, que no parecía enfadada y se acercó al sofá- Creo que tengo que castigarte. - Se sentó y se tragó mi polla. La chupaba como si le fuera la vida en eso y me llevó rápidamente al orgasmo. Yo levanté la falda de su traje y metí mis dedos bajo sus bragas que estaban húmedas. Me corrí en su boca y entonces vi a mis dos primas mirarnos con los ojos muy abiertos. Maria era la más sorprendida pues Miriam me había visto haciéndolo con su madre.

Mi tía se levantó y se quitó el traje dejándose sólo las medias y el sujetador.

- ¿Sois muy mayores para jugar con mamaíta? - Mis primas se miraron sorprendidas y se acercaron a su madre y empezaron a acariciarla. Mi tía se estiró en el suelo y Miriam se puso de cuatro patas y colocó su cara entre sus piernas para chuparle el coño. Maria acercó su coño al de su madre y esta empezó a lamerlo con desespero. Mi polla parecía no querer descansar pues ya estaba dura como una piedra. Me coloque detrás de Miriam y se la metí por el coño. Mi prima empezó a remover su trasero.

- Más, más - decía. - Maria fue la primera en correrse, mi tía lo hizo después y Miriam la siguió entre aullidos de placer.

- Me corro, me corroooo - exclamé sacándola del coñito de mi prima para bañarla con mi semen. - Miriam se puso de rodillas y Maria y mi tía Lourdes se colocaron a su lado. Mi verga empezó a lanzar una abundante lluvia de leche que cayó sobre los rostros de mi tía y sus hijas que la esperaban con las bocas abiertas. Las tres se lamieron mutuamente los restos de mi corrida. Mi excitación no bajaba por lo que mi pene quedó semirígido. Mi tía me miró y sonrió.

Estuvimos follando durante casi una hora entera en la que penetré a cada una de ellas por delante y por el detrás, llegando a correrme cuatro veces más. En mi último orgasmo caía exhausto y pensé con alegría en que mis primas y mi tía volverían para Reyes. Además mi tía me dijo que había hablado con mi madre para irnos juntos de vacaciones con lo que podría disfrutar de mi querida tía y sus hijitas.

FINAL
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