Emily y su Madre (Lesbico)

heranlu

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Al ver a mi hija Emily bañarse después de su accidente de bicicleta, pensé en cuando ella era un bebé, pero a sus recién cumplidos 18 años, ciertamente ya no era un bebé.

Ella se había desarrollado bien y rápida, tal como lo había hecho yo a esa edad, y lo que parecía haber sido unas incipientes tetas hace sólo un par de años, los montículos hinchados en su pecho estaban creciendo hasta convertirse en buenos pechos.

Me asusté mucho cuando ella entró en casa llena de moretones y rasguños, y me contó que le pasó algo a su bicicleta y se cayó... Después de un examen cuidadoso, ví que no tenía ningún hueso roto, así que le dije que subiera y tomara un baño caliente, y que yo estaría allí para ayudarla por si me necesitaba.

Mientras estaba sentada mirándola en el baño, ella dijo:

- "Mami, ¿mi pecho se hará tan grande como el tuyo?"

Me reí para mis adentros porque recuerdo cuando yo tenía su edad y ya no quería llenar mi sostén con pañuelos de papel ni mis medias de gimnasia... Quería tener una buenas tetas reales.

- "Por supuesto, cariño... Las tetas grandes son heredadas de familia... Mira a la abuela", dije.

Poniendo los ojos en blanco, dijo:

- "Bueno, no las quiero tan grandes... Jajaja."

Al ver su mueca cuando intentaba lavarse la espalda, le dije:

- "Quieta, bebé... Déjame hacer eso a mí."

Me senté en el borde de la bañera, cogí la toallita, la enjaboné y la pasé por su espalda... Al hacerlo, me resbalé y me mojé la bata, lo que la hizo reír... Así que dije:

- "Bueno, será mejor que me quite esto", riéndome con ella, y me quité la bata, quedándome en sujetador y bragas.

Con una mano en su espalda, cogí la toallita con jabón y comencé a lavarle el frente, prestando mucha atención al lavado de sus pequeños pechos... Ella exclamó:

- "¡Oooh!"

- "¿Te lastimé, bebé?", le pregunté.

- "No, mamá... Me sentí rara cuando me tocaste aquí", me respondió señalando sus pechos.

- "¿Fue una mala o una buena idea, hacerlo?", pregunté.

- "Oh, no, no fue mala... Fue divertida... Me gustó", respondió.

No me había dado cuenta, pero en ese momento mis pezones se estaban poniendo duros como piedras y volví a tener esos pensamientos, que creí haber eliminado de mi mente después de la universidad, sobre tener relaciones sexuales con una mujer.

Dejando caer la toallita, seguí enjabonando sus pechos permitiendo que mis dedos tocaran sus pequeños pezones, y le pregunté:

- "¿Por qué no me haces lo que te estoy haciendo para hacerme sentir a gusto?"

Sin dudarlo, ella puso su mano sobre mi pecho y tocó mi pezón duro como una roca de la misma manera que yo le estaba haciendo a ella.

- "Oh, sí... Eso se siente bien, bebé... Me gusta", dije.

- “Pues disfruta, mami.”

- "Emily, ¿te masturbas?... Me parece bien si lo haces, porque yo lo hago, y me preguntaba si te tocas los pechos cuando lo haces", le dije.

- "Si me masturbo, mami, pero nunca me sentí tan bien cuando toco mi pecho como me lo haces tú", me respondió.

Al darme cuenta de que estaba entrando en aguas desconocidas y no querer detenerme, le dije:

- "Bebé, ¿por qué no te pones de rodillas para que pueda lavar el resto de ti, incluido tu coño?"

Cuando ella se puso de rodillas, me enjaboné muy bien la mano y comencé a enjabonarle la barriga, sin darme cuenta de que mi otra mano estaba acariciando su espalda y bajando hasta su culo.

Pensando para mí misma, me pregunté si tendría el descaro de hacerla sentir bien frotando su coño.

Mis pensamientos fueron interrumpidos cuando ella dijo:

- "Mami, ¿me enseñarías a besar?"

- "Por supuesto cariño" dije mientras presionaba mis labios contra los de ella, sólo para sorprenderme cuando ella penetró mi boca con su lengua y la hizo rodar sobre la mía.

Mientras chupaba su pequeña lengua, mi coño goteaba jugo y podía sentirlo resbalar por la parte interna de mi muslo.

Envolviendo su brazo alrededor de mi espalda, me acercó y nos besamos profundamente.

Con una mano acaricié su culo y con mi otra mano enjaboné su suave barriga hasta que llegué a su pequeño montículo y lo tomé en mi mano... Lo apreté suavemente hasta que logré que mi dedo acariciara sus pequeños labios vaginales.

Pasando mi dedo por su pequeño coño, noté como ella empujó su culo para que su pequeño y caliente coño presionara con fuerza contra mi mano.

Ya había superado el punto sin retorno y mi coño controlaba mis pensamientos, o eso pensé, sin darme cuenta de que era ella la que controlaba la situación, así que permitió que mi dedo entrara en su pequeña grieta.

Mientras frotaba suavemente su pequeño clítoris hinchado, sentí su mano alcanzar apartar mis bragas y tocar mi coño, dejando que sus dedos imitaran mis acciones mientras la masturbaba.

Su respiración se notaba entre jadeos mientras nos besábamos, hasta que se puso rígida y escuché un buen gemido cuando tuvo su primer orgasmo conmigo.

‘¡Aaaaggh!’

Sin querer romper el beso, sentí sus dedos follándome más rápido que antes... Gemí también y presioné mi culo para que mi coño se apretara lo más posible a su mano.

Una sensación de euforia me golpeó y mi coño brotó comenzó a segregar flujo mientras me corría.

- "Oh mami, fue increíble lo que acaba de pasar... He conseguido que te corras", me dijo mientras rompía nuestro beso.

Mirando a mi pequeña hija, mi pequeña amante, con una sonrisa le dije:

- "Sí, cariño... me has corrido... Ahora creo que debería secarte."

- "Tú también", dijo con una sonrisa.

Me pregunté si se refería al agua o al jugo de mi coño.

Envolviéndonos en grandes toallas blancas, fuimos a mi habitación y nos dejamos caer en la cama, mientras yo tomaba su toalla y la secaba donde todavía estaba mojada.

- "Ya estás seca" le dije.

- "hora te toca a ti", me respondió.

Quitándome la toalla y sacándola debajo de mí, comenzó a acariciar mis pechos y dándoles pequeñas palmaditas ligeras... No hicieron falta muchas palmaditas para que mis pezones se endurecieran como una roca.

Pasando la toalla sobre mis pezones, Emily apoyó la cabeza cerca de mis pechos y preguntó:

- "Mami, ¿todavía soy tu bebé?"

- "Por supuesto que lo eres, cariño", dije

- "Entonces voy a ser un bebé", me dijo.

Abrió su boca, metió mi pezón en ella y comenzó a amamantar.

La sensación fue maravillosa mientras mi hija chupaba mi pecho.

Ella se dio cuenta de que me estaba calentando y comenzó a frotar su mano por mi barriga hasta que se posó en mi coño.

Mirándome a los ojos, buscó una señal de que estaba bien tocarme de nuevo... Yo, sólo gemí y asentí con la cabeza.

Sentir su dedo entrar en mi coño fue un éxtasis... Y cuando añadió un segundo y un tercer dedo pensé que estaba en el cielo... Pero lo mejor estaba por llegar.

Moviendo mi mano hacia la de ella, comencé a empujarla hacia adentro y hacia afuera para mostrarle lo que quería.

Con eso comenzó a darme besitos por mi barriga hasta llegar a mi coño.

Nuevamente ella me miró a los ojos y yo gemí:

- "Oh, sí, cariño... Lame el coño de mamá... Haz que mamá se corra otra vez."

Cuando su pequeña lengua comenzó a lamer, señalé donde quería que lamiera y ella lamió como si lo había hecho durante años.

Con sus dedos follando mi coño caliente y su lengua lamiendo mi clítoris hinchado, fue sólo cuestión de poco tiempo antes de que mi cuerpo se pusiera rígido y llenara su boca con mi miel de mujer, mi flujo... Me había corrido de nuevo.

Mientras el jugo de mi coño llenaba su boca, ella esperó hasta que pensó que yo había terminado y se apoyó en un codo, sonriendo y me preguntó:

- "¿Te gustó, mami?"

- "Oh, sí, cariño... Ahora mami te dará el placer que necesitas."

Levantándola y girándola para que su pequeño coño estuviera justo encima de mi cara y su cara cerca de mi coño caliente, puse mis manos en su pequeño culo y dejé que mi lengua explorara su delicado y delicioso coño.

Lamí cada centímetro de su coño y hice que uno de mis dedos encontrase la raja de su culo y su pequeño ojete... Hundí mi dedo en su pequeño orificio anal mientras mi lengua penetraba su coño.

Mientras yo chupaba, lamía su coño y tocaba su pequeño culo, ella volvió a bajar la cabeza y comenzó a lamer mi coño caliente.

Sólo le tomó lo que parecieron unos minutos ponerse rígida y por primera vez, probé el flujo de mi hija.

No hablamos mucho esa tarde, pero cuando finalmente teníamos que descansar, le pregunté:

- "¿Cariño, has hecho esto antes?"

- "Sí, mami, con la familia Tyler, nuestros vecinos calle abajo... Su hija fue con la que empecé y luego me entregó a su madre, que también está divorciada como tú... Muchas veces estamos las tres follándonos y corriéndonos.

- “Me di cuenta de que sabes cómo disfrutar con el sexo... Por eso te lo pregunte para que me lo confirmases.”

- “Ellas pensaron que a ti también te gustaría probar conmigo... ¿Te gustó, mami?"”

- "Oh, sí, cariño... Haremos esto tantas veces como quieras."

- “Ellas me dijeron que si las aceptases te invitarían a su casa o que vendrían a la nuestra para que las cuatro disfrutásemos mucho de sexo... A mi me apetecería mucho, mami.

- “A mí también hija... Puedes ir o llamarles y decirles que en nuestra casa serán siempre bien recibidas.”
 
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