Elizabeth

nabateo

Virgen
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Dic 3, 2019
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UNA MEMORIA CORTA, CONTANDO LO SUCEDIDO CON UNA PRIMITA DE 8 AÑOS

Esto pasó cuando tenía 20 años. No voy a decir nombres reales ni dar lugares, por tema de privacidad y seguridad.

Ese año, quedamos de ir de vacaciones, por 5 días, donde unos tíos en el campo, en pleno verano. No los conocía, para mí todo iba a ser novedoso y me atraía la idea de hacer cosas de campo

Al llegar me presentan a toda la familia. Mi tío era un tipo de 2.05 mts, grueso como un oso, alegre y extrovertido, mi tía medía 1.60m linda y tímida y su hija menor de 8 años, era una mezcla de ambos. Muy alta para su edad y extrovertida como el padre, anos, muy bonita como la madre.

Desde el primer día, Eli se apegó a mí y me seguía a todos lados. Por el intenso calor vestía ropa corta y ajustada por lo que permitió ver el esbelto cuerpo que poseía, pero no la miraba con malos ojos.

Un día fuimos a la playa, todos jugamos y nadamos hasta quedar exhaustos, por lo que a la vuelta, ya entrada la noche, apenas entramos a la casa, fuimos directo a los dormitorios. Los padres fueron los primeros en dormirse, se les escuchaba roncar plácidamente.<br>Al poco rato, Eli se fue a acostar conmigo, llevando de pijama sólo un lindo calzoncito blanco con un osito Winnie The Pooh al centro.

Viéndola así, tan de cerca, pude admirar lo linda que era para su edad. No apagamos la luz, porque ella le temía a la oscuridad.

A sus 8 años, Eli era una niña muy hermosa. Un poco más alta que sus amigas, la piel bronceada, el cabello negro y liso, una hermosa carita con grandes ojos color celestes y de expresión tierna, nariz pequeña, labios gruesos y bien delineados, un cuerpo delgado, fibroso, esbelto, cero grasas, piernas dotadas de muslos gruesos y bien torneados, un culito grande, gordo, redondo y bien paradito, una aroma dulce y una voz traviesa e infantil, normal para su edad. Inútil fue evitar una erección.


Yo me moví al rincón para darle espacio pero ella, en posición cucharita, apegó su culito directo a mi verga. Yo lo tomé como un error inocente y me muevo aún más hacia la pared, pero Eli repite el movimiento. Y así todo se repitió por una tercera vez y última vez, que es cuando ya topé con la pared y no pude seguir evadiendo a la niña.

Me quedé quieto por unos minutos para conciliar el sueño pero Eli comenzó a mover su culo contra mi sexo, haciendo que éste cobrase vida a poco a poco. Cuando traté de moverme para zafar, ella tiró su mano hacia atrás y me tomó del muslo para evitarlo. Mi erección se hizo más intensa.

No sabía qué hacer, era la primera vez que estaba en ésa situación. Mil preguntas me rondaban la cabeza respecto a ésa niña, pero por miedo, no me salía la voz. Si me encontraban sus padres o los míos…me mataban. El incesante roce hizo que mi bóxer ya pudiera sostener mi erección, y tuve que sacar mi pene hacia afuera, quedando la punta de éste, entre sus nalgas, por sobre la tela del calzoncito. Ella, al sentirlo dio un suspiro muy fuerte, el cual me asustó.

_Eli, perdona, ¿te hice daño?..., pero la niña, sin responderme se giró sobre sí misma, hizo las colchas a un lado, agarró mi pene y lo observó por unos segundos, que me parecieron eternos.

“Es muy grande” susurró para ella misma, se bajó el calzoncito hasta la rodilla, abrió un poco sus piernas y atrapó mi tronco entre sus muslos, procurando que mi glande rozara directamente a su vaginita.

Yo me espanté y quise salir de la cama, pero ella me abrazó por la cintura, apretándome, y comenzó a frotarse y masturbarse usando mi pene contra su vagina. De primera, lo hacía de manera desordenada e impetuosa, jadeando ruidosamente y gimiendo bajito, pero al correr de los minutos su cuerpo fue tomando un ritmo más calmado, profundo y suave.

Yo sudaba a mares. Aterrado de que alguien nos descubriese, y excitado a más no poder, al sentir la piel suave de sus fornidos muslos, y la de su vaginita caliente y babosita, y luchando para no eyacular sobre ella. Eli tenía su cara pegada a mi torax. Sus mejillas rojas, los ojos cerradas, la boquita abierta, jadeaba y gemía incesantemente, sus caderas iban y venían, podía ver como los músculos de su culito se tensaban y soltaban cada vez que su vaginita rozaba mi glande, el calor era tenso, mi cuerpo estaba tenso, yo estaba inmóvil, dejándome usar por ésta linda mocosa, mientras ella se pajeaba rico, lento y suave, suave y rápido, rápido y profundo, profundo y caliente, rítmico, sin parar, a ver quién aguantaba más, quien se iba primero, si yo o ella.

Como a los 10 minutos, la voz de Eli se fue tornando más aguda, su cuerpo iba perdiendo su ritmo ordenado, sus caderas chocaron con las mías, sus manitas pasaron de mi cintura a la base de mi pene estrujándolo con todas sus fuerzas, sus jadeos se convirtieron en gemidos bajitos…y de pronto, su voz se fue en un gritito, su cuerpo se tensó, tiritó por unos segundos y después se relajó por completo, quedando tirada a mi lado, exhausta, llorando y, finalmente, dormida.
 
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