El viejo que abuso de una joven

roman74

Pajillero
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Esto me paso a mÃ*, a la edad de 24 años. Era el peor verano que haya visto. Yo me pasaba un paño por todo el cuerpo intentando quitar la humedad de mi cuerpo. Solo traÃ*a un calzón y junto a mi estaba mi marido vestido con un shorts playero, estábamos acostados en la cama viendo la porquerÃ*a de televisión que solo nos mataba las neuronas que tenÃ*amos. Me limpiaba el sudor que traÃ*a en mis largas piernas, las cuales brillaban, mis brazos, senos y espalda se encontraban igual.
¿Cómo pudo haberme pasado esto?, yo no querÃ*a esto para mi, este no es el hombre que yo querÃ*a, no es la vida que deseaba tener, me merecÃ*a algo mejor, todos me decÃ*an que era demasiada mujer para él. Yo era guapa, piel clara, cabello lacio y oscuro, un rostro de niña, firmes glúteos y senos si bien no eran grandes bien formados. Yo podÃ*a conseguir lo que sea con este cuerpo pero en cierta forma siento lastima por mi esposo VÃ*ctor, creo que lo amaba, aunque ya no tanto como antes, no como cuando lo conocÃ*. Me sentÃ*a una mujer vieja y aburrida a pesar de tener veinticuatro años, mi esposo tenÃ*a treinta y tres, lo conocÃ* cuando apenas tenÃ*a 19 años y nos casamos seis meses después de conocernos, su familia no me aceptaba muy bien, decÃ*an que era una mujer muy floja e irresponsable, me criticaban porque tenÃ*a siempre la casa desordenada, decÃ*an que tenÃ*a todo sucio y que no planchaba bien la ropa de mi marido.
La verdad es que tenÃ*an un poco de razón pero aparte de las obligaciones del hogar también tenÃ*a que cumplir mis obligaciones del trabajo, el cual era ser maestra de primaria, era la maestra más joven de todo el lugar, algunos de los papás de mis alumnos se me quedaban viendo con ganas de devorarme, en especial cuando llevaba falda o ropa ajustada, en una ocasión me llegaron a dar piropos pero yo no les hice mucho caso. A veces soñaba que era violada por alguno de esos padres, yo solo reprimia esos sueños.
Un dÃ*a me toco saludar a uno de dichos papás y durante la platica pude observar como se le paraba su pene sobre el pantalón, era enorme, entre la charla yo volteaba hacia abajo para ver esa macana enorme la cual hizo que me excitara y soñara muchas noches. Ni como compararlo con los doce centÃ*metros de mÃ* marido.
Volviendo a donde estábamos, en la noche me acosté a dormir luego de haber cenado comida china, VÃ*ctor comenzó a tocarme los senos pero yo ni me excitaba, le aparte las manos de mi cuerpo, estaba muy molesta por una discusión que habÃ*amos tenido hace unos dÃ*as y no estaba de humor para esas cosas. No me dijo nada asÃ* que se fue a dormir.
A la mañana siguiente me desperté, me di un baño y me vestÃ* con un pantalón de mezclilla y una blusa, me tenÃ*a que ir a trabajar, tenÃ*a que tomar unos cursos antes de que las clases empezaran. Mi esposo se habÃ*a ido a trabajar y yo ni me habÃ*a dado cuenta, trabajaba de electricista y ganaba una miseria, a veces ni nos alcanzaba para comer.
Durante el recorrido en el camión no paso nada interesante, de hecho me toco ver a la misma gente que veo cuando me iba a trabajar pero eso se termino cuando se subió un hombre de unos cincuenta años de edad, no tenÃ*a nada de especial pero lo que me llamo la atención es la manera en que me miraba, en especial mis senos, no sé si lo hizo a propósito pero se puso a un lado de mi, ya no quedaba ningún asiento libre y venia medio lleno, yo estaba en la orilla del asiento, del lado del pasillo, creo que lo que el intentaba era tener una mejor vista de mis menos pero yo no podÃ*a hacer nada para evitarlo, no podÃ*a sentarme en otra parte asÃ* que tuve que dejar que me viera, y fue ahÃ* cuando comencé a sentir un cierto placer, el placer de ser observada por un hombre algo obeso, con canas y con un cuerpo y rostro algo tosco. El camión pasó por unos baches y brinco un poco, mis tetas también lo hicieron y para beneplácito del tipo miro como estas brincaban. Casi me comÃ*a con la vista las chichis, era obvio que el tipo estaba a mil por la vista que tenia.
Unas cuadras después me puse de pie y le pedÃ* que me dejara pasar.
- Con permiso.
- Pásale.
Me contesto en un tono burlesco y medio cachondo. Cuando le di la espalda pude ver de reojo como me miraba el culo, aprovecha esto pendejo pues es lo único que obtendrás de mi me dije en mi mente.
Llegue a la escuela donde impartÃ*a clases y entre al salón donde nos reunÃ*amos, todo fue normal, platique un poco con otros profesores y hablamos de lo que habÃ*amos hecho en las vacaciones. Todo fue como de costumbre, nada nuevo.
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Septiembre
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Ese viejo puto me seguÃ* viendo las tetas, siempre hace lo mismo, como me toca subirme al camión cuando ya está medio lleno, me tengo que sentar en los asientos que están junto al pasillo de en medio, me mira las tetas con una morbosidad que me da miedo, no me imagino lo que harÃ*a con ellas si algún dÃ*a me tuviera.
Como siempre se tocaba la entre pierna, a veces se la sobaba y se le notaba una tremenda erección, se veÃ*a que tenÃ*a una buena verga, mi rostro quedaba a la altura de ella y cuando la gente pasaba por detrás de él, aprovechaba esto y se hacÃ*a al frente arrimándome toda la macana, en una ocasión llego ponerlo sobre mi cachete izquierdo. El viejo solo se reÃ*a de manera burlesca pues yo no me atrevÃ*a a ponerle un alto debido a que me daba vergüenza hacer una escena enfrente de tanta gente, solo soportaba esos arrimones que me daba, debo admitir que también me excitaba tremendamente, mi conchita se mojaba cada que arrimaba su pene hacia mi rostro. Por unos segundos me imaginaba que le bajaba el cierre y le sacaba la verga para darle una tremenda mamada, yo solo reprimÃ*a esas cosas que me imaginaba. Esto habÃ*a sucedido tantas veces (casi a diario) que me fui acostumbrando a esta clase de humillación.
Me baje del camión y me fui hacia la escuela como cualquier otro dÃ*a, di mi clase a mis alumnos que recién hace unos dÃ*as habÃ*an entrado. El dÃ*a termino para mÃ* y me fui a mi casa, hice de comer y espere a VÃ*ctor, comimos juntos y luego nos fuimos a la recamara, tuvimos relaciones y yo tuve un orgasmo tremendo, pero no porque mi marido lo hubiese provocado, ¡NO!, fue porque mientras me penetraba me imagina a aquel viejo abusón que a diario me humillaba. Esa sensación de imaginarme a aquel viejo asqueroso sobre mÃ* con mis piernas bien abiertas me calentó muchÃ*simo.
Al terminar de coger, me dormÃ* toda la tarde y en la noche solo me dedique a ver pelÃ*culas por televisión. Me volvÃ* a dormir para poder irme a trabajar mañana.
Al siguiente dÃ*a desperté y me cambie, sali de mi casa al trabajo, ese dÃ*a llevaba un vestido azul marino que me llegaba hasta los muslos. Tome el mismo camión de siempre y cuál fue mi sorpresa al ver que no habÃ*a asientos disponles, puta madre dije en mi mente, tendré que irme parada.
Me agarre de la barra de arriba y me fui de pie, unas cuadras después el mismo viejo asqueroso se volvió a subir, esta vez no solo se iba a conformar con acercarme el pene a mi cara, esta vez iba a gozar de mi cuerpo, el camión iba tan lleno que se tuvo que quedar en la entrada, pero al verme de pie, inmediatamente se abrió paso y llego hasta donde estaba yo, se puso detrás de mÃ* y aunque al principio trato de disimular un poco, luego se volteo y frente a él quedo toda mi espalda y mi trasero.
Al principio no hacÃ*a nada, pero después de unos minutos sentÃ* que algo me rozaba entre las nalgas, era el viejo que me estaba acercando toda su vergota, yo estaba que me derretÃ*a por sentir algo asÃ* de grande, nunca me habÃ*a pasado, no era lo mismo una verga gorda y grande a una corta como la de mi esposo, el viejo continuo con sus movimientos hacia delante y hacia atrás, ahhhh que rico, yo no hacÃ*a nada, solo dejaba que se saliera con la suya, mi panocha comenzó a dilatarse y por todo el cuerpo comencé a sentir un escalofrió, mi cuerpo sudaba a chorros y yo ya no soportaba más, tenÃ*a que sentir esa verga bien en mi, si me lo preguntas, no sé porque lo hice pero, mi mente se habia separado de mi cuerpo, era como si este ultimo tuviera independencia total asÃ* que empecé a moverme hacia atrás para que su verga se pegara más junto a mÃ* y por fin pude sentirla toda, ahhhhhhhhhhhh, que delicia, era tan grande y gruesa que deseaba tenerla toda dentro de mÃ*. Comenzamos a sincronizar nuestros movimientos, cuando él se hacÃ*a para adelante yo me hacÃ*a para atrás, el viejo se dio cuenta que ya me tenÃ*a a su completa disposición asÃ* que me tomo de la cintura, empezo a empujarme hacia su verga y yo sentÃ*a como esta rozaba entre mis dos nalgas, mi culito estaba ardiendo por dentro. Algunas personas se nos quedaron viendo pues les parecÃ*a sospechoso que una mujer tan bella y guapa como yo tuviera a un viejo obseso tomándome de la cintura bien arrimado a mÃ*. No les tome importancia y el viejo tampoco asÃ* que continuamos con nuestro sabroso juego.
Su pene era tan grande, tan duro y firme que quisiera agarrarlo y darle una buena mamada, de seguro no cabria en toda mi pequeña boca. Continúo con sus embestidas y yo ya estaba en el cielo, no podÃ*a detenerme, parecÃ*a una putita, ya casi llegaba al orgasmo cuando de repente nos interrumpieron unas personas que querÃ*an pasar para bajarse del camión, el viejo se retiro de mi y se perdió entre la multitud, putisima madre, yo estaba por llegar al orgasmo, necesitaba hacerlo. Para mi buena suerte, se abrió paso entre la gente y se paró de nuevo detrás de mÃ*, arrime mi culo a su verga, el me tomo de la cintura y se me acerco al oÃ*do para decirme:
-Para el culo putita, ponlo bien paradito.
Me lo dijo en un tono muy bajo para que nadie nos oyera, yo abrÃ* mis piernas y pare el culo, hasta me incline un poco hacia delante para que tuviera una mejor vista y estuviera en una posición más cómoda para él.
De nuevo comenzó a mover su pene entre mis nalgas, lo hacÃ*a de una manera lenta al principio pero después aumento los movimientos pero tampoco lo hacÃ*a tan rápido para no llamar la atención. Duramos como unos cinco minutos y yo por fin tuve el orgasmo, era el mejor orgasmo que habÃ*a tenido en mi vida. El morbo de estar frente a tanta gente, con un desconocido, en la posición en la que estábamos y debido a que era casada me provoco el máximo placer, que harÃ*a si me viera mi marido.
Me soltó y el camión llego en donde yo me bajo, no dije ni una sola palabra y me baje de este, me fui a la escuela, e impartÃ* mis clases.
Me fui a mi casa después de trabajar y no dejaba de pensar en aquel viejo, ¿Qué pasara mañana?, ¿me volverá a hacer lo mismo? Esas dos preguntas rondaban mi cabeza a más no poder. Para mi buena suerte el dÃ*a paso rapidÃ*simo y me desperté en la mañana de un nuevo dÃ*a, de vuelta me vestÃ* con un vestido y me fui a tomar el autobús, me subÃ* en el camión y llegamos a donde se subÃ*a ese viejo pero cuál fue mi terrible sorpresa, el no estaba en la parada.
Pasaron cuatro dÃ*as y seguÃ* sin verlo, pero al final, un buen dÃ*a, de nuevo el viejo se volvió a subir y se encontró conmigo al fondo del camión. En cuanto me miro camino entre toda la gente y se puso a mÃ* espalda.
Se me acerco al oÃ*do y me dijo:
- Páralo, para bien ese culito.
AbrÃ* mis piernas y me incline hacia adelante, me abrazo de la cintura y comenzó con sus embestidas, al oÃ*do me decÃ*a cosas que ponÃ*an a mil.
- Que rico culo tienes… nunca me he culeado uno asÃ*… ¿quieres ser mi putita?... ¿quieres que te de verga?
Con una de sus manos separo el cabello de mi cuello y comenzó a lamerlo, mientras yo hacÃ*a para abajo y paraba mi culito, ¿Cómo puedo explicar lo que sentÃ*a?, no hay forma, no hay forma de explicar tanto placer, era como estar en el cielo. Su lengua la llevo hasta mi boca y nos empezamos a besar locamente, me pasaba mucha saliva a mi boca y yo con justo la recibÃ*a, nos besábamos y nos besábamos sin parar, parecÃ*amos dos enamorados que nunca se habÃ*an besado.
El se detuvo asÃ* que yo tuve que seguir moviéndome mientras nos besábamos, subió sus manos y me acaricio las tetas, yo ya estaba que explotaba y tuve un tremendo orgasmo, como hubiera querido poder gritarlo pero no podÃ*a frente a tanta gente.
- Vente conmigo.
- ¿A dónde?
- Tú vente.
- No puedo.
- No pongas pretextos. Vente.
Los dÃ*as pasaron y nuestros juegos seguÃ*an.
Un dÃ*a, me tomo de la mano y nos bajamos del camión, mientras caminábamos por la calle nos seguÃ*amos besando y me tocaba las nalgas, en una de esas paso uno de sus dedos por entre medio de mis glúteos y yo sentÃ* que me morÃ*a.
Tomamos un camión que nos llevara de regreso, no sé a dónde Ã*bamos y no me importaba, solo querÃ*a sentir esa verga, no me importaron las clases, tenÃ*a que disfrutar esto.
En el camión nos fuimos sentados en el mismo asiento y él no desaprovecho para plantarme un buen beso, me tomo una de sus manos y me la llevo a su entre pierna, la masajeaba con movimientos de arriba hacia abajo. Me beso por el cuello y luego me daba unos lengüetazos, sentÃ*a tan rico, mi marido nunca me besaba de esta manera.
Le baje el cierre y metÃ* mi mano para tocar su pene, el solo la alejo de mi.
- Tranquila, ahorita te voy a dar esta verga, tu solo ve preparando ese culito.
Me volvió a plantar un buen beso y mientras me tocaba la teta izquierda con movimientos circulares. Una señora gorda se nos quedaba viendo pero ¿que importaba?, todo se trataba de placer.
Dejo de besarme y se puso de pie.
- Vente, ya casi llegamos.
Nos bajamos del autobús y me llevo a lo que parecÃ*a ser su casa. Era una casa de gente muy pobre, sucia y desordenada. En cuanto entramos me tomo de la cintura nos besamos un buen rato. Luego me volteo y me acerco a una mesa, puse mis manos sobre ella.
- Para ese culito, lo quiero ver bien paradito putita.
Le hice caso y pare mi trasero firme y redondito.
- Ah que buen culo tienes.
Me subió el vestido hasta la cintura, me tocaba las piernas de una manera muy sensual, me fascinaba la manera en que lo hacÃ*a, era entre desesperado y apasionado, toco mi vagina por encima de calzón y sintió que yo estaba mojadita.
- Ya estas caliente ¿verdad?, ahorita te voy a dar verga, no te desesperes.
Metió su mano en mi calzón y me toco la panocha.
- Estas bien mojadita mami.
Introdujo un dedo y hacia movimientos circulares de nuevo, luego metió otro y mientras nos besábamos como dos locos amantes, saco sus dedos de mi vagina y se los llevo a la boca.
- Ahhhhhhhhhh que ricos jugos tienes. Ahora si ponte que te voy a dar con todo.
Me bajo el calzón y me lo quito.
- Páralo, lo quiero bien paradito.
AbrÃ* las piernas y pare mi culito, me incline hacia delante y con mis manos me apoyaba en la mesa. Se bajo el pantalón y saco su vergota, eran mÃ*nimo unos 20 centÃ*metros. Se masturbo un rato para que se le parara bien, yo hice para atrás mi trasero para poder sentir tan siquiera la punta de su pene.
- Ya voy, ya voy, no te me desesperas, te voy a dar una culeada que te va a dejar rosada.
Con su macana me dio unos golpes en las nalgas, eso hizo que casi llegara al orgasmo, sentÃ* como una gota de mis fluidos vaginales recorrÃ*a mi pierna.
- Estas que te lleva la chingada por tener esta verga.
- Métemela ya.
- Espera puta.
- Por favor.
- Espera.
Puso su vergota entre medio de mis nalgas y me tomo de la cintura, hizo como si me estuviera penetrando y su pene rozaba mi ano. Era lo máximo, era el paraÃ*so.
- Tienes el culito bien rosita.
- Métemela ya.
- HAHAHAHAHA, pÃ*demelo de nuevo.
- Por favor métemela.
Puso su cabezón brilloso en la entrada de mi vagina y lo fue metiendo poco a poco.
- Ahhh que rico.
- ¿Te gusta puta?
- Si, métemela toda.
Cuando llego hasta la mitad dio una fuerte embestida y me la metió toda de una.
- Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhh… me dolió – Le dije.
- Pero te gusto no te hagas.
Dejo un rato su verga en mi panocha para que esta se acostumbrara a su verga, como vi que no se movÃ*a yo empecé a hacerlo, ya necesitaba una buena cogida.
- Eso puta, culeate tú solita.
Mientras me movÃ*a me comenzó a jalar el cabello, yo gemÃ*a y gemÃ*a de placer.
- Qué rica verga tienes.
- ¿Te gusta?, es toda tuya.
Me tomo de la cintura y yo sabÃ*a lo que se me venÃ*a, una buena culeada, eso es lo que esperaba. Me dio unas embestidas que ningún hombre antes me habÃ*a dado, me hizo sentir como una verdadera mujer, un puta que se satisfacÃ*a ante un desconocido solo porque tenÃ*a una enorme verga.
- Ahhhhhhhhh que rica panocha tienes.
- Ahggggggggggg… ahhhhhhhhhhhh… que rico.
- - ¿Te gusta puta?, ¿Te gusta que den una buena culeada?
- Si… me gusta… me gusta tu verga.
Cuando su pene entraba hacia un ruido muy extraño por mis fluidos vaginales, era tan delicioso que solo me deje llevar por sus embestidas. Duramos como treinta minutos cogiendo.
- Ahhhhh ya me voy a correr.
Saco su verga y se masturbo, término soltando chorros y chorros de semen los cuales fueron a caer sobre mis nalgas. Yo estaba más que complacida, durante la penetración tuve varios orgasmos, con uno de sus dedos tomo un poco de su semen que estaba en mis nalgas y luego me lo metió en mi boca, pude probar su esperma el cual sabia raro.
Le pedÃ* que me diera un trapo para limpiarme, ya que me limpie el esperma me baje el vestido, tome mis calzones pero él me los quito.
- Déjamelos aquÃ*.
Yo no dije nada y se los deje. El me pidió mi número de teléfono, no estaba segura de dárselo pero al final se lo di. Me fui a mi trabajo, llegue casi una hora tarde, todos en la escuela estaban sorprendidos, nunca habÃ*a llegado tarde. Di mis clases como es común pero no dejaba de pensar en aquel viejo de nombre LuÃ*s y la tremenda cogida que me habÃ*a dado.
A la siguiente semana, una tarde recibÃ* una llamada. Era Luis. Me hablaba para decirme que querÃ*a verme, que no dejaba de pensar en mÃ*. Yo tampoco dejaba de pensar en él. Me dijo que fuera a su casa pero yo no querÃ*a hacerlo, sentÃ*a que mi esposo comenzaba a sospechar, si llegaba del trabajo y no me encontraba aquÃ* seria razón suficiente para comenzar una discusión. AsÃ* que dije no.
Media hora después alguien toco a la puerta. Era ese viejo. Me habÃ*a seguido dÃ*as antes y asÃ* fue como dio con mi casa. En cuanto abrÃ* se metió y me abrazo con sus fuertes brazos, yo me resistÃ*.
- ¿No me extrañas putita?
- Deténgase, mi marido va a venir.
- No digas nada, solo cállate, lo vamos a hacer rápido.
Me llevo hacia un sillón y me empujo contra este, caÃ* boca abajo, él se subió arriba de mÃ* y me subió la falda, ante el quedo todo mi trasero, lo tocaba con sus manos y luego medio unas nalgadas.
Se bajo el cierre y saco pene ya erecto, movió un poco el calzón y descubrió mi panochita.
- Cierra la puerta - Le dije.
- No, para que el que pase vea lo puta que eres.
De una ensarto su macana en mi vagina, yo no querÃ*a que las cosas fueran de esta manera pero sus manos no me permitÃ*an levantarme, Luis estuvo asÃ* veinte minutos, sacándola y metiéndola.
- ¡Ah putita que rica estás!
El grueso de su pene chocaba contra las paredes de mi vagina provocándome gran placer. Luego me voltea y me dice:
- Ahora vas a cabalgar, tu solita te vas a matar.
- Cierra la puerta por favor.
- ¡No! Que te vean.
Se acuesta en el sillón y la enorme verga queda parada lista para que me siente en ella. Nunca en la vida me habÃ*a montado una verga, no sabÃ*a cómo hacerlo y bajo estas condiciones me daba vergüenza. El me toma de la mano y me acomoda, la punta de su pene queda en la entrada de mi vagina.
- Déjate caer - Me dice.
Yo no quiero hacerlo, tengo miedo a que alguien me vea.
- Hazlo.
Con vergüenza, miedo y un poco de humillación, me deje caer y toda su macana entro en mÃ*.
- AHHHHHHHH – Solo grite de placer.
- Ahora viene lo bueno, aquÃ* se sabrá si eres buena en esto.
Me pide que comience a saltar. Lentamente comienzo a hacerlo. Ahora ya no tengo forma de mentir. Si alguien me ve ya no podre decir que me obligaban a hacerlo, soy yo la que esta brincando nadie me obliga, yo sola me estoy jodiendo.
Era tan bueno que no podÃ*a creerlo, cuando la punta de su verga estaba por salir de mi vagina yo rápidamente me dejaba caer para que esta no saliera completamente.
- Ahhh que rico – Dije.
- ¿Verdad que si? Yo sabÃ*a que todo esto te gusta, si eres bien puta.
Brincaba y brincaba, me la ensartaba una y otra vez.
- Ahgggggg – grite
- No grites tanto puta, o nos van a oÃ*r y no creo que quieras eso.
No era fácil, no era algo que yo podÃ*a controlar. Con sus manos me manoseo las tetas.
Durante diez minutos cabalgue, lo hice como una puta, tal y como le gusta a los hombres. El viejo me tomo de las nalgas mientras brincaba y hacia movimientos circulares como él me lo pedÃ*a.
- ¡Ah! Que rico - DecÃ*a - Eres toda una puta. ¿Eres mi puta?
No sabia lo que decia, en verdad no sabia, ante esa situación hubiera respondido lo que sea.
- Si, lo soy.
- Dilo.
Me quede callada.
- ¡Dilo!
- Soy tu puta.
- Eso pendeja.

Después de unos minutos sentÃ* que me iba a orinar.
- Me estoy orinando.
- No importa, sigue blanquita.
En el clÃ*max comencé a saltar más fuerte, parecÃ*a como si me estuviera castigando a mÃ* misma pues esto estaba entre el dolor y el placer, era una delgada lÃ*nea.
- ¿Te gusta puta?
- Si, me gusta.
Sin pensarlo, entre brinco y brinco, me orine, lo hice con su pene adentro de mÃ*, al sacarlo, todo el orine termino de salir.
- Te corriste, te corriste como solo las putitas lo hacen.
Yo estaba avergonzada, avergonzada por todo, no podÃ*a creer lo que habÃ*a hecho, lo hice con un extraño, habÃ*a engañado a mi marido en nuestro hogar con la posibilidad de que me viera mientras lo hacÃ*a, nada de eso me importo hasta que terminamos.
El se reÃ*a burlescamente. Se habÃ*a tirado de nuevo a la mujer de otro y eso lo hacÃ*a sentir más hombre, en cambio a mÃ*, solo me hacÃ*a sentir más puta.
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Octubre
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Eran las cuatro de la tarde, la panocha me ardÃ*a como el infierno, hoy no podÃ*a ver a LuÃ*s, él tenÃ*a que trabajar y no podÃ*a faltar, ya habÃ*an sido tantas las veces que lo habÃ*a hecho que deje de contarlas pero creo que mÃ*nimo fueron unas cincuenta.
DormÃ* el resto de la tarde y en la noche llego mi marido, me despertó y se le veÃ*a un poco asustado y nervioso.
- Mija, ven.
- ¿Qué tienes?
- Tú ven te digo.
Me levante y fui con él hacia la sala. En ella habÃ*a una maleta negra pequeña.
- ¿Qué quieres?
- Mira.
Abrió la maleta y vi que esta estaba llena de billetes.
- ¿Y eso?
- Me los robe.
- ¿Cómo que te los robaste?
- Si, los tome del presupuesto que tenÃ*an para la nueva planta eléctrica, no me los robe solo, me los robe junto con Gerardo.
- ¿Cómo que te los robaste?, te van a mandar a la cárcel.
- Nadie se dio cuenta, solo yo y Gerardo lo sabemos, lo reportaran como un robo pero no pueden acusarme a mÃ*.
- VÃ*ctor, te estás metiendo en un problemón.
- Ya te dije, todo está bien, ya tenÃ*amos tiempo planeándolo. No m digas que no quieres el dinero, lo necesitamos, quieres salir de pobre ¿no?
Me dejo callada, claro que querÃ*a el dinero, claro que querÃ*a dejar de ser pobre, ese dinero era nuestro boleto a una mejor vida.
Pasamos toda la noche hablando, por unos momentos discutimos pero al final termine cediendo, guardamos el dinero en un baúl que tenÃ*amos, era uno chico, lo cerramos con candado y VÃ*ctor se quedo con la llave, eso sÃ*, no me dijo donde la guardo.
Durante unos dÃ*as todo fue felicidad, gastamos un poco de dinero y compramos muchas cosas que querÃ*amos desde hace mucho. Pero, una noche comencé a pensar en el dinero, ¿Qué pasarÃ*a si me fuera con él y abandonara VÃ*ctor?, tendrÃ*a todo ese dinero para mÃ* y asÃ* me escaparÃ*a de él, no me denunciarÃ*a a la policÃ*a pues él también irÃ*a a la cárcel, esta es una de esas oportunidades que solo se presentan una vez en la vida, pero no podÃ*a hacer esto sola, necesitaba de la ayuda de alguien, en el primero que pensé fue en LuÃ*s, el es el único que podrÃ*a ayudarme, por supuesto el también recibirÃ*a su parte.
Durante varios dÃ*as no vi a LuÃ*s, hasta que un dÃ*a me hablo diciéndome muy urgido que necesitaba una panochita la cual cogerse.
Fui a su casa en la tarde y en cuanto entre me beso, nos dimos un apasionado beso y me quito la ropa (casi me la rompe), hizo que me hincara y saco su verga bien parada.
- Chúpamela, dame una buena mamada.
Le di un beso en la punta y abrÃ* mi boca, me metÃ* su pene hasta donde pude y comencé a masturbarlo con la boca.
- Usa la lengua, úsala.
Al tenerla adentro use mi lengua para hacerle disfrutar más, después de un rato de estar mamando me puso de perrito y me dio una buena cogida, sus embestidas hicieron que me diera un tremendo orgasmo como a los que me tenia acostumbrada. Al final saco su verga y me volteo, apunto su pene hacia mi cara y eyaculo sobre esta.
- Toma tu lechita puta, ¿te gusta?
- Me encanta.
- Trágatela todita entonces.
Nos acostamos en la cama pero yo antes me limpie el semen que dejo en mi cara con una toalla. Platicamos un buen rato, entre la plática yo le comente acerca del dinero y acerca del plan que tenia, obviamente acepto a realizarlo, el plan era el siguiente, aprovechando que VÃ*ctor se irÃ*a en la tarde a trabajar tomarÃ*amos el baúl y lo guardarÃ*amos en una carro que LuÃ*s conseguirÃ*a prestado, nos irÃ*amos a la ciudad más cercana y ahÃ* tomarÃ*amos un vuelo a otro estado del paÃ*s.
Todo estaba perfecto, el dÃ*a llego y espere a que VÃ*ctor se fuera, hable por teléfono a la casa de LuÃ*s y este me digo que se vendrÃ*a, saque el baúl hasta la entrada de la casa y espere a Luis, este llego luego de unos minutos
Subimos el baúl a la cajuela y nos fuimos del lugar, durante todo el camino no dejamos de platicar yo y LuÃ*s lo que Ã*bamos a hacer con tanto dinero, nuestra vida era perfecta. Llegamos a un pequeño motel en donde pasar la noche, LuÃ*s abrió el baúl quitando el candado con unas herramientas, batallo muchÃ*simo, duro casi una hora haciéndolo, si hubiera sido yo nunca lo hubiera podido quitar. Compramos unas cervezas, brindamos por nuestra nueva vida y decidimos festejarlo de una manera muy especial, por primera vez me iban a coger por el culo.
LuÃ*s me quito la ropa como un degenerado solo lo podÃ*a hacer, me puso en cuatro patas y me escupió saliva en mi huequito, primero me paso el pene por el ano excitándome por completo.
- Métemela ya.
- ¿Quieres verga?
- SÃ*, quiero tu vergita.
Me la empezó a meter lentamente.
- Ahhhhhhhhhhhhh papi, que rica verga.
- Ahorita te la meto toda.
Ensarto su verga por completo en mi ano y comenzó a darme sus embestidas.
- Ahggggggggggggggggggggg… papi que rico, que rico me culeas.
Mi culito rosita fue abierto totalmente, toda la salchicha de LuÃ*s me cupo. Duramos casi media hora cogiendo, hasta que luego eyaculo dentro de mi culo, al sacar su pene se salió el semen que me habÃ*a dejado adentro.
Nos besamos un buen rato y tuvimos relaciones en muchÃ*simas posiciones, al final quedamos rendidos y nos quedamos dormidos.
A las seis de la mañana del siguiente dÃ*a me desperté, vi que LuÃ*s estaba dormido asÃ* que aproveche para hacer la segunda parte de mi plan, esta parte no se la sabia LuÃ*s, tome el dinero del baúl y lo guarde en una maleta que trajimos, salÃ* del cuarto y me fui a tomar un taxi, llegue a la estación de autobuses, tome el camión que me llevarÃ*a a Durango y me subÃ* en el inmediatamente por que estaba por salir.
 

gustavo alberto

Pajillero
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or tu aporte muy bueno y adema s me quede con una parte de tu dindero no te diste cuenta jajajajaj
 
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