El Sueño de mi Esposa 2

heroher

Virgen
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Jul 31, 2012
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Allí estaba ella. Como cada noche durmiendo plácidamente en su cama. Aquel lugar mágico que tantos días de placer le había dado y tantas noches de lujuria le había proporcionado.
Casi como siempre tenía esa media sonrisa en la cara y esa sensación de tranquilidad que irradiaba todo su rostro. En un momento dado emitió una especie de gemido de placer que aumentó el tamaño de su sonrisa. Inmediatamente su expresión facial volvió a la normalidad.
Era una noche muy, muy calurosa. No llevaba puesto más que unas bragas absolutamente trasparentes de color verde y un top del mismo color. Era realmente una mujer excepcional. No sólo por aquello que podía mostrar su cuerpo, sino sobre todo por aquello que no podía verse, salvo si tenías la inmensa suerte de llegar a conocerla.
Antes de salir de la habitación volví a echarle una mirada de arriba abajo y la observé largo tiempo. La besé suavemente en los labios y con paso firme y decidido la dejé con sus sueños probablemente eróticos.
Ella es Vanesa. Una criatura encantadora. Una madre excepcional. Una esposa modelo. Una amiga siempre dispuesta a escucharte. Un tesoro que hay que cuidar día a día. Alguien cariñoso que necesita escuchar también palabras de cariño (como todos).
Estaréis pensando que dónde está el erotismo del relato. Todo llega. Tranquilos.
Yo soy Álex y os puede decir a todos que Vanesa es, y espero que lo siga siendo mucho tiempo, una auténtica zorra a la hora del sexo. Siempre dispuesta a probar nuevas cosas, a solicitar diferentes posturas, a jugar con aparatos sexuales de diversos tipos y tamaños y a ser la protagonista de nuestras pelis porno.
En definitiva, todo aquello que la mayoría de hombres nos gustaría hacer y probar con una mujer a la hora del sexo, yo he tenido la inmensa fortuna de poder hacerlo con quien comparte mi vida desde hace ya algunos años.
Pero todos sabemos que la imaginación es libre. Y siempre pensamos y deseamos probar nuevas situaciones. Creo que no sólo no es malo, sino que es positivo para cualquier relación de pareja. Eso sí, siempre sin forzar JAMÁS a la otra persona. En ningún caso debe hacerse algo únicamente para contentar a la otra parte del dúo. Si algo no apetece o no se disfruta no debe hacerse. Y PUNTO.
Hace ya algún tiempo (diciembre de 2006) escribí un relato en el que os contaba sobre un gang bang con tres negros y conmigo, que satisfizo mi sueño de verla llena de polla por todas partes. Después hemos continuado y enriquecido nuestra vida sexual, eso sí, siempre nosotros dos solos.

Un día en el que hicimos el amor como verdaderos animales, con multitud de orgasmos a cargo de Vanesa y una tremenda corrida por mi parte sobre su cara que rebañó con sumo placer, me sonrió con cara de vicio y me dijo: "quiero batir mi récord de tragar leche y cuánta más, mejor para mí".
Yo, por mi parte, me pasé la noche soñando sobre cómo podría organizar algo semejante y por la mañana temprano me levanté con una más que notable erección (supongo que provocada por lo explicado, puesto que no recordaba nada del sueño). Sinceramente, después de ese día no le di más vueltas a la cuestión y nuestra vida sentimental y sexual transcurrió como siempre a muy buen ritmo.
De repente, hará cosa de cuatro meses, me dijo que no podíamos follar hasta que pasara algún tiempo para que mis pelotas estuvieran repletas de semen y que ni se me pasara por la cabeza masturbarme, puesto que el lapsus sin follar sería aún mayor. Y me lo dijo de manera brusca. Así que tuve que aguantarme hasta que ella (me iba tocando los huevos día a día) decidió que estaban lo suficientemente llenos.
Exactamente a los veinte días (los iba tachando como los reclutas en la mili o los presos en la cárcel) entró en mi habitación como a mí me gusta y me excita: con unos tacones que la estilizan aún más y, sobre todas las cosas, con muchas perlas. Llevaba puesta una gargantilla de seis filas de perlas blancas que tapaba por completo su largo y maravilloso cuello. Luego un collar de perlas rojas y negras que daba tres vueltas alrededor de su pecho. Finalmente un inmenso y largo collar con perlas rosas que acariciaba sus sexuales muslos. Para estar aún más excitante ante mis ojos sus brazos lucían adornados con dos maravillosas pulseras en cada uno con cuatro hileras de perlas azules y negras.
Yo estaba medio dormido cuando la vi entrar y me desperté y se me "despertó" de golpe. Me agarró la polla y sin mediar palabra, de un solo golpe se la introdujo toda entera en su boca. A continuación la extrajo con igual violencia. Y empezó una masturbación bucal absolutamente maravillosa. Estaba en la gloria y ella no hacía más que sacar y meter, meter y sacar mi polla de su boca. En aquellos momentos era como un coño gigante que se adaptaba sin ningún problema al tamaño de mi pene que crecía sin cesar y al riego sanguíneo de mis huevos que se hallaban completamente henchidos. Intenté aguantar cuanto pude, pero con el tiempo de ayuno sexual que arrastraba, no pasé de los tres minutos y reventé cuando mi polla estaba inundando por completo su boca y la llené toda de mi rico y caliente néctar. Obviamente, parte del líquido rebosaba por su boca y le caía por las comisuras de los labios. Estaba verdaderamente encantadora … e increíblemente sexy.
Después de haberse limpiado y aseado, sin quitarse de los labios esa sonrisa pícara, entre zorra e infantil, me dijo: "hoy ha estado muy bien, pero no te olvides que sigo esperando para batir mi récord de ingestión láctea. Lo estoy desando." Como vio que ponía cara de sorpresa, se quedó muy seria y me amenazó: "Ya te lo dije hace algún tiempo y no has hecho nada. Tienes un mes y medio para que organizar todo lo necesario para que pueda conseguir mi sueño. Pasado ese plazo te haré esperar cada vez más para que puedas follarme. Pienso conseguir ese récord de una forma u otra. Así que tú mismo." Y dándome un tremendo morreo se fue al baño para obsequiarse con un relajante y espumoso baño.
Como podéis imaginaros me quedé completamente estupefacto. Nunca había vuelto a sacar el tema y, sinceramente, creí que se había olvidado o que era una broma. Ahora sabía que iba en serio y mucho. Sé cuando Vanesa bromea o habla en serio. Y esto era muy, muy serio. Estaba desconcertado. Pero tenía muy claro que no iba a estar períodos cada vez más largos sin tener sexo con Vanesa. Así que empecé a pensar como conseguir hombres para el día D.
Tras darle largas vueltas al tema, que incluso me tuvo días ausente mentalmente del trabajo, decidí que lo mejor sería hacerle partícipe a ella del tema. Al fin y a la postre era la PRINCIPAL INTERESADA!!! Aunque tengo que reconocer que cada vez que pensaba en la cuestión tenía erecciones muy potentes…
BUSCO HOMBRES DISPUESTOS A LLENARME CON SU LECHE (entre 27 y 45 años). CUANTOS MÁS MEJOR. QUIERO QUE ME AHOGUÉIS CON VUESTRO SEMEN. ENVIAR FOTO Y E-MAIL.
Así de simple y sencillo era el anuncio que pusimos en Internet junto con una dirección de correo que abrimos específicamente para este asunto.
Yo era algo escéptico, pero Vanesa estaba convencida que tendría que escoger, puesto que la oferta superaría a la demanda. Ella había pensado en 11 hombres (un equipo de fútbol, dijo) con dos o tres negros (por el tamaño de sus pollas). Al día siguiente miramos el correo y para nuestra sorpresa vimos que no había una sola respuesta. Así durante los tres días siguientes. Mi escepticismo no esperaba este desastre. Vanesa se hallaba triste e incluso sin ganas de follar (cosa muy extraña en ella) y llegó a decir que había cometido una imprudencia y me pidió disculpas diciendo que lo olvidara. Le contesté que no había nada que perdonar, dado que ambos lo habíamos acordado.
Durante la siguiente semana todo volvió a la normalidad, incluido el sexo frecuente y pasional entre Vanesa y yo. Un día, aprovechando un parón en el trabajo, por curiosidad, entré en la cuenta de correo y observé que había un montón de mensajes.
En el primero de ellos podía leer: "Disculpen las molestias. Por un error en el servidor, durante cinco días, su cuenta de correo ha estado inoperativa para la recepción de mensajes. A partir de este instante la avería ha sido solventada. Gracias." Cerré el mensaje y ya con más tranquilidad me quedé blanco al comprobar que había "138 mensajes de correo sin leer en su bandeja de entrada". Efectivamente, todos iban sobre lo mismo. E incluso cuando iba abriéndolos aún llegaron más. Finalmente bloqueé la cuenta con 140 mensajes. Durante un par de días tuve dudas sobre qué hacer. Finalmente me vencieron el morbo y la curiosidad de volver a ver a Vanesa rodeada de pollas. Pero esta vez más que nunca. Así que le expliqué lo sucedido y me contestó: "Te quiero mucho cariño. Ya ni me acordaba. Si no hubieses dicho nada no me habría enterado. Gracias."
A partir de ahí, empezó la labor de selección que iniciamos al unísono. En caso de duda siempre ella tenía la última palabra. En el primer "casting" por decirlo de alguna forma, los candidatos quedaron reducidos a 89. En la segunda criba quedaron 52. La tercera fase fue superada por 35.
La siguiente selección apuró hasta 30. Ahí llegó el gran problema. Vanesa decía que todos estaban muy buenos y que no quería renunciar a ninguno. Le dije que era una barbaridad. Al final llegamos a un acuerdo intermedio con un total de 20 hombres.
El siguiente paso fue enviar un mail a todos los "ganadores". Los citamos un sábado al mediodía del pasado mes de Octubre en una casa de las afueras de la ciudad donde vivimos, propiedad de mi hermano (ausente por estar trabajando en una multinacional en Shangai).
Llegó el gran día. Nosotros llegamos el viernes por la tarde para tenerlo todo listo. Vanesa se fue pronto a dormir. Tenía que descansar. Con la ayuda de una pastilla, pues estaba bastante nerviosa, consiguió dormir diez horas seguidas. Se levantó radiante a las ocho. Copiosos desayuno y acto seguido ducha estimulante y baño relajado. A partir de ese momento empezó su preparación para el gran evento.
Ocho minutos antes de las doce, llegó el primer invitado. Poco a poco fueron apareciendo el resto de protagonistas. A las doce y media habían llegado todos. Hice las presentaciones oportunas para que se conocieran. Sólo faltaba la aparición de la gran estrella…
La expectación era enorme. En una amplia sala (afortunadamente la casa de mi hermano era muy grande) estábamos 20 chicos y yo esperando su aparición. Había colocado estratégicamente tres cámaras de vídeo para no perder detalle del gran día. De repente, sobre las 13 horas, una densa nube de humo cubrió la escalera que daba acceso a la sala desde los dormitorios del piso superior. Al disiparse esa nube la figura resplandeciente de Vanesa iluminó toda la estancia…
Lucía un espectacular, superajustado y transparente body de color rojo con una minifalda que apenas le cubría su peladito coño y al inclinarse dejaba ver al completo su puerta trasera. En esta ocasión, y por cuestiones de comodidad, la bisutería no era tan abundante. Tenía una gargantilla de pedrería en el cuello con la inscripción "I love cum", un par de preciosos y brillantes pendientes que descansaban sobre sus hombros y un brazalete de plata (8 cms. de anchura) en cada brazo. Como remate, llevaba unas sandalias plateadas con tacón de 12 cms. Los muchachos no le sacaban ojo de encima. Algunos prefirieron llevar antifaz, otros no tenían problema en mostrar su rostro. Todo estaba dispuesto.
Siempre en estas situaciones el inicio es difícil. Vanesa rompió el hielo dirigiéndose a un par de chicos negros que estaban juntos. Desabrochándoles los pantalones les cogió las pollas y empezó a mamarlas con gran intensidad. Así continuó durante largo tiempo hasta haber realizado una primera mamada a todos los presentes. Nadie llevaba ya ropa alguna.
Acto seguido, para relajar el ambiente, traje varias botellas de cava y ofrecí una copa a todos. El brindis fue por "la zorra de Vanesa", quien adora el sexo con cava y bebió tres copas del citado líquido.
Vanesa, con voz firme y dulce a la vez, dijo: "OS VAIS A COLOCAR EN GRUPOS DE CINCO Y A LOS CINCO NEGROS OS QUIERO TODOS JUNTOS. NO OS PREOCUPÉIS QUE HABRÁ PARA TODOS. DEBÉIS CORREROS EN MI BOCA Y SÓLO EN MI BOCA". Obviamente nadie protestó.
El primer grupo estaba formado. Eran cinco hombress entre 35 y 40 años y otro de 28 con un tremendo aparato. A Vanesa le cambió la cara al verlo. Rápidamente pidió a uno de ellos que se estirara y le metió el coño encima de la boca para que se lo chupara. Agarró dos pollas, incluida la súper, y empezó a chupar con fruición. Al cabo de cuatro o cinco minutos estaba sentada encima de la polla del lamecoño y chupando la superpolla. En ese momento, otro de los chicos empezó a masajear el ano de Vanesa con un gel lubricante que le acababa de dar. Enseguida le fue introduciendo un pequeño vibrador por el culo para acostumbrar la musculatura. Pronto Vanesa tuvo su primer orgasmo de una larga serie que jalonaría la jornada. Después apareció un consolador de mayor tamaño para aumentar el placer y el tamaño del agujero trasero de Vanesa.
Cuando salía el consolador del culo de nuestra estrella, de inmediato el chico que estaba haciendo esa labor introdujo su hinchado pene por la puerta trasera. Con otro en el coño y dos pollas alternándose en su boca, la escena era deliciosamente morbosa. Siempre había un quinto disponible para ir relevándose en la ocupación de huecos. Tras casi una hora de múltiples orgasmos y dobles penetraciones (con pausas varias para retardar las corridas) llegó la primera ingesta de lecha para Vanesa. Uno tras otro fueron "pasando por caja" y depositando las primeras lechadas en su boca que, antes de llegar al quinto, ingirió para no perecer ahogada en semen. Toda su cara estaba repleta del líquido y ansiado néctar masculino.
A renglón seguido, pidió un descanso para irse a la ducha, beber más cava y volver a acicalarse. Así fue como al cabo de unos ochenta minutos volvió a la carga con su segundo quinteto.
En esta ocasión todo fue más rápido. Estaba más caliente y dilatada. Empezó mamando todas las pollas para ponerlas a punto. La escena volvió a repetirse. Dos pollas en la boca, alternándose. Coño siempre ocupado, alternándose las dobles penetraciones en función de la solicitud y disposición de Vanesa. El resultado final arrojó más cantidad de leche sobre su boca, ya que hubo un par de hombres que no aguantaron mucho tiempo y descargaron gran cantidad de leche sobre la feliz expresión facial de Vanesa. El resto supo aguantar hasta el final para hacer realidad el sueño de mi mujer. Al pasar junto a mí, con la boca llena de leche me guiñó el ojo izquierdo (el que tenía menos manchado) y me dijo: "ya he batido el récord, pero lo mejor está aún por llegar…"
Vanesa repitió la operación, tomándose más tiempo. Transcurrieron más de dos horas cuando volvió a aparecer. En esta ocasión los brazaletes de plata habían sido sustituidos por varias pulseras de perlas de diversos colores que ocupaban la casi totalidad de sus antebrazos. En el cuello lucía la maravillosa gargantilla de seis hileras de perlas y en las orejas colgaban unos espectaculares aros brillantes de cuatro centímetros de diámetro. Estaba más espléndida que nunca…
Llamó a los cinco negros y les dijo: "ahora demostradme que el tamaño sí que importa y que la tenéis más grande que los demás. Desde este mediodía ansiaba que llegara este momento. Venid aquí. Tengo para todos.".
Empezó succionando (sí, es el verbo más adecuado) polla a polla hasta poner en solfa al quinteto. Sobre todo en dos casos, el tamaño de las mismas impresionaba… Vanesa, en cambio, no tenía esos pensamientos. Le pidió a uno de los poseedores de semejante aparato que se sentara en el suelo. Acto seguido se instaló sobre ella y, tras no poco esfuerzo, fue capaz de absorber los 24 cms. que lucía en sus bajos el muchacho. A continuación, pidió a dos de sus compañeros que acercaran sus penes a la boca para seguir con su labor de succión. "Tú, el del pollón, a ver qué sabes hacer con esa tranca. Métemela por el culo, pero muy despacio, cabrón. Procura que no
me duela y mátame de gusto." Las palabras de Vanesa motivaron al hombre que empezó a empalarla con sus 25 cms. Lenta, pero inexorablemente la verga comenzó a sumergirse en Vanesa que rugía de placer y tenía orgasmos muy frecuentes. Finalmente, Vanesa estaba como había pedido: ensartada por ambos lados y comiendo un par de pollas.
Sin embargo, ella era un volcán en erupción que no cesaba de aumentar sus emisiones lascivas. Aprovechando que tenía un espiro sin polla en la boca, manifestó: "Quiero sentir vuestras cinco pollas a la vez. Llevadme al sofá." Vanesa parecía una directora de cine, organizando la escena. Cinco negros a su entera disposición. Uno de ellos se tumbó en el sofá. Después ella se estiró de espaldas a él y se introdujo el pene en su agujero posterior (ya muy dilatado). Enseguida otro se colocó encima y empezó a follarle el coño. El sándwich era perfecto, pero Vanesa quería más. Su cara era de un placer y vicio extremo. Indicó a otros dos hombres del quinteto que se pusieran a ambos lados y cogiéndoles sus pollas con cada una de sus manos, inició una masturbación nada sencilla habida cuenta de su acrobática postura. Al final, para completar el cuadro, indicó a la superpolla de 25 cms.: "Vamos cabrón, fóllame la boca. No pares hasta descargar toda tu lefa en ella."
Indescriptible. Así era lo que todos podíamos ver. Uno a uno fueron pasando por su boca, follándosela primero, para descargar el ansiado néctar de la felicidad. Siempre con una polla follándole el culo hasta que sólo quedo ésta para descargar sobre ella. Vanesa estaba completamente agotada, pero feliz. Ya únicamente le quedaban cinco. El morreo que me dedicó, llena su boca de leche, fue de los que hacen época.
Una vez más se repitió la misma operación. Descanso y… esta vez volvió a aparecer al cabo de sólo media hora y dijo: "Lo siento mucho, pero no puedo más. Me habéis dejado sin fuerzas. Los que todavía no me habéis catado, podéis quedaros. Mañana estaré lista para vosotros. En cuanto al resto, los que queráis podéis dormir en la casa. Hay sitio para todos. Ahora me voy a descansar."
Hubo algunos murmullos de desaprobación que fueron acallados por una mayoría de aplausos. Al final, una docena de hombres aceptó la invitación. Pedimos unas pizzas, brindamos por la protagonista de la jornada y pasada la medianoche fuimos a descansar todos. Por mi parte, ni osé dormir junto a Vanesa para no despertarla. Otro día de sexo y lujuria esperaba para ella y, naturalmente, también para mí. Sin embargo esa es otra historia que os narraré en otro momento
 
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