El Plan Capitulo 3 Examen Oral

Sirango

Pajillero
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Capítulo III
Examen Oral

Un par de lágrimas se le escaparon, eso me intimidó un poco pero a la vez me excitó. Antes la vi llorar, ella salía furiosa corriendo de su casa azotando la puerta, detrás de ella los gritos de su madre reclamándole quien sabe que, se fue directo a la azotea a buscar algo de soledad, más tarde regresaba más calmada, esta vez era diferente, desubicada, como si hubiera perdido algo, no sabía que aún perdería más, pero también ganaría algo.

-¿Lista para continuar?

Se quedó callada como asintiendo con la cabeza, hasta el momento no intentó gritar, de todas maneras la casa principal estaba muy alejada de las casas vecinas que además estaban a esas horas del día deshabitadas o con algún empleado, que seguramente no se percataría de algún grito que para ellos llegaría muy tenue, como ya había comprobado con el sistema de alarma, días atrás.

-Es hora de continuar, ahora quiero que tú me beses a mí, demuéstrame como lo haces.

Yo no sé, nunca había besado a nadie.

-Pues lo estabas haciendo muy bien.

Tú me obligaste, no podía soltarme.

-Solo al principio, después te gustó, no puedes negarlo, vamos no seas tan tímida.

Al menos deja que me vista.

-Me gusta cómo estás, si deseas ponte la bata, pero nada más.

No lo pensó mucho para hacerlo, se incorporó, la tomé de la mano despacio y la acerqué a mi ella dudó mucho pero se acercó, y me dio un beso en los labios, la acababa de ver explotar en un gran orgasmo, y otra vez parecía una niña, de hecho lo era, eso debía cambiar.

-Continúa, para empezar está bien.

Sin decir nada se acercó, me propinó un beso más intenso, estuve jugando a lo mismo durante unos diez minutos, hasta que la sentí más suelta, poco a poco la abracé, empecé a acariciarle las nalgas, no llegó a protestar pero sentí su sobresalto, lentamente subí la bata, hasta dejar ese culito al descubierto, y continúe con el masaje.
No

-No te distraigas, déjame hacer.

Mis manos ahora se dirigieron a su entrepierna, ya estaba lubricando otra vez, acerqué una de sus manos a mi pene, la hice tocarlo por encima de mis calzoncillos no la deje retirar su mano como obviamente iba a pasar.
No, por favor.

-Es mejor que también participes, solo sujétalo y muévelo lentamente.

Lentamente nos recostamos sobre la cama, comencé a besar su cuello, yo estaba de espaldas sobre la cama y ella sobre mí, rodamos hacia un costado hasta quedar yo encima, fui bajando, me concentré un par de minutos en lamer y succionar sus pezones que ya estaban duros, bajé más y comencé otro cunnilingus, este más lento que el anterior, luego le pase la lengua por su anito, era de un color rosado, otra vez se sobresaltó, pero ella ya no protestaba, seguí alternando mi lengua entre sus dos hoyitos, luego me concentré en su vagina y con un dedo masajeaba su ano sin introducir más que la yema.

-Hagamos algo más divertido, párate con las piernas abiertas en la cabecera de la cama y apoya la espalda en la pared.

¿Para qué?

-Ya verás, estoy seguro de que te gustará.

Obedeció rápidamente después de acomodarla en la posición exacta, le desaté la bata, solo me miró a los ojos, yo me senté debajo de ella bastante inclinado para apoyar parte de mi espalda y mi cabeza bajo el triángulo que formaban sus piernas y la cama, incline hacia atrás lo más que pude mi cabeza y otra vez mi lengua se apoderó de su vagina, con una mano masajeaba sus senos y con la otra su culito pasando por su ano, cuando la escuché gemir le metí mi índice derecho en su anito, esto le produjo un pequeño grito más de sorpresa que de dolor, creo que estaba haciéndolo bien, sin embargo lo sentía muy apretado, un par de minutos más tarde la solté y me senté delante suyo.

¿Qué pasa ahora?


-Es tu turno de darme placer

Me quité lo poco de ropa que me quedaba, al mostrarle mi pene por completo ella se sonrojó y se tapó los ojos, reí un poco, me senté al borde de la cama y la atraje a mí la senté a mi derecha y la abracé.

-Calma, ¿nunca habías visto uno?

No, solo uno en una revista que Luciana sacó del cuarto de su hermano y nos mostró en su casa.

-Así y ¿de qué trataba la revista?

Una pareja teniendo sexo.

-Cuéntame los detalles.

Mientras tanto la hacía acariciarme el pene, ella estaba roja como un tomate, pero ya no quitaba la vista, más bien no retiraba la mirada de él.
Pues ya sabes, como es eso.

-Hay muchas cosas que se pueden hacer, ¿hicieron algo como lo que hemos hecho hoy?

Si, él le lamia su cosita a ella, y ella…

-Ella que ¿le lamia el pene a él?, ¿más bien se lo mamaba?

Sí, pero yo no te lo mamaré.

-¿Porque no? Yo le lamí a ti y te encantó

Tú me obligaste, y eso es asqueroso, por ahí orinas, no lo haré.

-No es asqueroso, tú también orinas por ahí, y yo te lamí, ¿no sabes que la vagina se ensucia más que un pene?, pero te bañaste y se solucionó todo, mira yo también me he bañado, estoy muy limpio.

Pero, yo no…

-Basta, quedamos en qué harías lo que yo te dijera

Bajé su cabeza hacia mi pene y se lo restregué por toda la cara, (era cierto que me había bañado mientras ella estaba dormida)

-Primero dale besos,

Tímidamente ella obedeció,

-Recórrelo desde la base hasta la punta, ahora poco a poco dale lametazos.

Unos diez segundos pasaron hasta que lo hizo, al sentir su lengua casi reviento, pero nada pasó, su timidez me ponía a mil.

-Ahora abre la boca saca un poco la lengua y ponla sobre tus dientes inferiores, pon tus labios superiores cubriendo todo lo que puedas tus dientes.

En cuanto lo hizo, le introduje la cabeza, y ella balbuceo algo que obviamente no entendí.

-Intenta mantener lo más que puedas, intenta que tus dientes no me toquen, ahora comienza a mover la cabeza hacia afuera y hacia adentro, cuando lo necesites toma un descanso.

Lo intentó y después de un minuto comencé a sentir un poco sus dientes, nada serio, entonces ella se apartó y dijo:
No puedo hacer esto, es muy grande,
Era cierto, apenas le cabía, pero estaba seguro que le podía entrar más.

-No te rindas, lo haces bien, puedes descansar si deseas, pero lo vas a hacer (lo dije con un tono serio), ahora probemos otra posición, arrodíllate frente a mí y reposa tus brazos en mis piernas.

La acerqué y la acomodé como le había indicado, luego acerqué su cabeza y le introduje mi pene nuevamente, la visión era increíble, ella arrodillada frente a mi haciéndome una algo torpe pero súper excitante felación, me concentraba para no terminar muy rápido., ahora si logramos coger un ritmo más continuo, cada dos minutos ella se tomaba un descanso, al cuarto descanso, me paré frente de ella y la acomodé a la altura adecuada.

-Continuemos, abre bien la boca.

Le introduje el pene y ella comenzó a moverse, tomé su cabeza, luego yo impuse el ritmo poco a poco introducía más, ya que ella no se tragaba ni la tercera parte de mi pene, en una de esas se me pasó la mano, sentí como el glande tocaba su campanilla, ella se retiró inmediatamente, tosiendo muy agitada.

-Lo siento, no volverá a pasar

Le di un poco de bebida y la deje tranquilizarse.

-Continuemos

¡No más!, ¡por favor!

-Falta poco y descansaremos un buen rato, ven arrodíllate como hace un rato.

Ella obedeció, y comencé a penetrar su boca, esta vez no tarde más de dos minutos en venirme es su boca, ella no estaba preparada ni consiente que esto iba a pasar, le llené toda la boca y se tragó una buena porción, fue más de lo normal, seguramente por la excitación y las interrupciones que tuve, algo de semen incluso salía de su nariz, pero solo estornudó un poco, cuando quiso escupir logré detenerla.

-¿No sabes que no debes escupirlo? Es la prueba de que me has hecho sentir bien, además no es nada sucio, mantenlo un momento en la boca.

Ella Hacia un gesto como si le hubiera puesto alguno de esos remedios para la tos que de niños nunca queremos tomar, pero se contuvo, un par de lágrimas se escurrían desde sus ojos, producto de la tos que le produjo mi corrida, le limpie la cara con un pañuelo.

-Ahora tranquila, abre la boca y muéstrame que aún lo tienes.

Otra vez una imagen impresionante, al ver su boca totalmente blanca, llena de mi semen sentí como mi erección que no se había ido del todo, retomaba fuerzas, orienté su cara en un ángulo donde una de tantas cámaras registrara para la posteridad tan excitante escena.
Ahora trágatelo, no te hará daño, lo prometo.
Ella otra vez puso su gesto de asco y negó con la cabeza.

-Ya te has tragado un poco, además es lo que quiero, no te dejare ir sin hacerlo, y ya sabes las demás consecuencias, no alargues todo esto, no es tan malo ya verás.

Parecía que tomaba valor, suspiró profundo y haciendo gestos trago todo,

¿Ya se terminó?


-Claro que no, mira aún queda acá (señale mi pene), no debes desperdiciar nada, quiero que uses tu lengua, y deja de quejarte.

Se había vuelto más obediente, limpió aceptablemente mi pene, y yo sentía como crecía de nuevo hasta estar a plenitud, pero debía dejarla tomar un tiempo, lo último había sido un poco traumático para ella y aún tenía planes para ese día, así que la levanté y le di un largo beso, sentía su respuesta, esta vez era muy clara, incluso su excitación, volví a echarme y a ponerla sobre mí, mi pene estaba siendo aplastado por su vientre, ella podía sentirlo pero no reaccionó, solo la abracé y comenzamos a conversar

Continuara...................................................................................................................................................................................
 
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Sirango

Pajillero
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Mucha gente me ha comentado que los relatos se estaban desenvolviendo muy lentamente asi que subi la IV y V parte del plan hoy espero sean de su agrado y comenten
 

shevishev

Virgen
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!Que bueno viejo¡, ha estado genial este relato, me puso cachondisimo, sigue asi que vas por buen camino, seguire leyendo la saga, pues he visto que has colgado dos de un tiron. Gracias por estos relatos. Un Saludo .........................Shevishev.................................................
 
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